Capítulo 16

"William, querido, el señor Wickham se estaba despidiendo," dijo Elizabeth un poco nerviosa al ver a su esposo tan alterado.

"Elizabeth, no le mientas a tu esposo. Sabes que nuestra conversación estaba recién comenzando," dijo Wickham con una sonrisa maliciosa. A él le encantaba ver a Dalton tan fuera de control y a Elizabeth intentando calmar al estúpido de su esposo.

"Elizabeth, por favor ve al carruaje y espérame allá. Yo iré en cuanto haya aclarado unas cuantas cosas con este hombre," dijo William al borde de perder el control. Él sintió ganas de descuartizar a Wickham cuando escuchó que le hablaba a su esposa con tanta familiaridad, pero sabía que estaba en un lugar público y que Wickham quería provocarlo para generar un escándalo.

"Por favor no tardes, querido." Elizabeth al ver a William tan serio prefirió no contradecirlo y se fue al carruaje rogando que las cosas no pasaran a mayores, y que su marido fuera breve, no perdiera el control e hiciera algo de lo que después podría arrepentirse.

"Dalton, debo felicitarte por haber logrado que la deliciosa Elizabeth Bennet se casara contigo…" Wickham no pudo decir nada más porque William lo tomó por el cuello y lo amenazó.

"No vuelvas a referirte a mi esposa en esos términos o no te juro que me las pagarás," dijo William furioso. Pero cuando vio que algunos peatones los observaban, prefirió soltar a ese canalla para no llamar más la atención.

Wickham se arregló la corbanda y la chaqueta y le dijo con voz burlona a William. "Dalton, te voy a dar un consejo y espero lo recuerdes para que no vuelvas a tener este tipo de problemas. Cuando un hombre se casa con una mujer tan bonita y amistosa como Elizabeth, debe aprender a no ser tan celoso porque siempre ella siempre llamará la atención donde quiera que vaya, y te guste o no, muchos desearán e intentarán tenerla."

"Ni una palabra más…"

"Ya sé, me vas a golpear o matar. Pero no me importan tus palabras ¿o crees que eres el primer esposo celoso que me ha amenazado?"

"Escuché muy claro que mi esposa te decía que la dejarás ir y pude ver cómo la estabas importunando, así que no intentes insinuar que ella estaba conversando contigo como si fueran amigos porque ambos sabemos que es mentira."

"¿Y por qué tantos celos entonces, Dalton? Para tu información, ella y yo formamos una linda amistad en Hertfordshire, y aunque creo que nos sentimos atraídos él uno por el otro, ambos comprendimos que por nuestras respectivas situaciones económicas nada sería posible entre nosotros. Espero que no seas el tipo de hombres inseguros que piensan que cualquier hombre puede robarles el amor de su esposa. O tal vez eres de los que se casan vírgenes y no saben cómo complacer a su mujer. Entonces crees que ella puede buscar en otro lo que tú no le puedes o no le saber dar. Si ese es el caso, no te preocupes porque en cuanto ella se canse de ti, yo estaré dispuesto a mostrarle el verdadero placer, más que mal, yo fui su primer amor," dijo Wickham, y antes que William pudiera reaccionar corrió y se montó en un carruaje.

William respiró hondo para calmarse pero no lo pudo lograr. Luego se subió al carruaje, se sentó en el lado opuesto de Elizabeth y le ordenó al cochero que se pusieran en marcha. Él aún estaba alterado y furioso y prefirió no decir nada por varios minutos. Elizabeth sólo lo observaba sin saber qué hacer. Pero después de casi cinco minutos decidió romper el silencio.

"Estábamos con Georgiana y la señora Annesley terminando de tomar el té cuando ese hombre apareció. Ellas se tuvieron que ir, yo vine a esperar el carruaje y ese hombre se me acercó y no entendió cuando le dije que no deseaba conversar con él. William…"

"¿Es verdad que ustedes eran buenos amigos en Hertfordshire?"

"¿Qué?"

"Creo que mi pregunta fue bien sencilla y clara. Puedes responder por favor."

"No, nunca fuimos amigos, sólo conocidos que se llevaban bien," explicó Elizabeth. Pero recordó que en algún momento encontró al señor Wickham guapo y simpático pero nada más. "Aunque reconozco que me parecía un hombre agradable pero supongo que era porque no lo conocía bien."

"Entiendo," dijo William, respiró hondo y se mantuvo en silencio por el resto del camino. El hecho de que Elizabeth haya sido amable y gentil, o que haya albergado algún tipo de sentimiento romántico hacia ese canalla, le hacía sentir unos celos que no era capaz de controlar.

Elizabeth para calmar a su esposo le contó todo lo que hizo con Georgiana. "Finalmente Georgiana compró unos guantes muy hermosos, aunque debo decir que demasiado caros. Pero ella es hija de un hombre muy rico y se puede dar todos esos gustos."

"Y tú, ¿qué te compraste?" preguntó William aún molesto.

"Nada."

"¿Por qué?"

"Porque no necesito nada."

"Entiendo. Había venido a buscarte porque quiero regalarte un set de joyas, pero supongo que tendremos volver otro día."

"¿Un set de joyas? William, en serio, no necesito nada. Tu madre me regaló muchas cosas cuando compré mi ajuar de novia. Por favor, querido, no quiero que gastes…"

"¿Por qué te molesta tanto que te quiera hacerte un regalo? ¿Es por qué mi dinero viene del comercio o por qué preferirías que otro hombre te hiciera todos estos regalos?" dijo William pero inmediatamente se arrepintió. "Lo siento, no quise…"

"William, la razón por la que no deseo nada es porque no NECESITO nada. ¿Es tan difícil de entender?" preguntó Elizabeth y no pudo decir nada más porque la voz se le entrecortó y no pudo evitar derramar algunas lágrimas.

Afortunadamente, ellos ya habían llegado a casa y Elizabeth se bajó del carruaje inmediatamente, entró a la casa y se fue corriendo hacia su habitación. Por su parte, William se encerró en su estudio y pidió que no lo molestaran porque tenía mucho trabajo que hacer.

Violet aún estaba en casa de los Gardiner por lo que no se enteró de lo que estaba ocurriendo en su casa con su hijo y nuera. William, esa noche bebió varias copas de brandy para calmar su frustración. Él estaba enojado y furioso sin tener muy claro por qué. Primero intentó dormir en su habitación pero no pudo.

Más tarde, arrepentido fue al cuarto de su esposa pero ella lo recibió de manera muy fría, y aunque durmieron juntos esa noche no se besaron, no se abrazaron ni tampoco hicieron el amor. Elizabeth estaba muy herida por la actitud de William y se quedó dormida muy triste.

Por su parte, William tuvo varias pesadillas en las que nuevamente vio a personas que no conocía y que le decían cosas que no comprendía.

P&P

Jane estaba un poco cansada porque en los últimos días ella y su esposo habían asistido a distintos eventos sociales y se habían acostado muy tarde. A ella le encantaba que el señor Bingley fuera un hombre muy sociable, pero a veces quería estar en casa a solas con él y disfrutar sólo de su compañía. Pero en casa las cosas no eran tan diferentes, porque sus cuñadas tampoco les daban el espacio que ella sentía que necesitaban para estar solos. Sólo en sus habitaciones, ellos podían conversar y compartir como deseaban y necesitaban.

Pero el señor Bingley también estaba cansado y ese día hubiera preferido quedarse en cama con su esposa y desayunar allí. Pero él le había prometido a Jane mostrarle todos los encantos de la ciudad y lo divertida que sería la vida junto a él. Pero en estas últimas semanas participando activamente en la vida social londinense, al señor Bingley no le había pasado por alto como su hermoso ángel había acaparado miradas de envidia de algunas mujeres, y de admiración de muchos hombres. Pese a que sus hermanas siempre intentaban convencerlo de lo inferior que Jane era, él estaba consciente de que su bella esposa era la hija de un caballero terrateniente y socialmente era superior a él y tenía miedo de perder su amor y respeto.

"Menos mal que por fin se levantaron, nosotros íbamos a comenzar a desayunar sin ustedes," dijo Louisa un poco enojada. El señor Hurst tenía mucha hambre y se ponía insoportable cuando lo hacían esperar.

"Lo sentimos mucho, pero ayer llegamos un poco tarde y nos quedamos dormidos," se excusó el señor Bingley.

Todos se sentaron a la mesa y comenzaron a comer mientras conversaban. Louisa les contó al resto de la familia que la noche anterior se habían encontrado con varias familias amigas en casa de los Shaw y habían jugado a las cartas hasta muy tarde. Charles les contó que en casa de los Morgan después de cenar, la señora Morgan tocó el piano y todos los asistentes bailaron hasta muy tarde.

Pero cuando llegó el turno de Caroline de contar lo que ella había hecho el día anterior, fue que la conversación se puso realmente interesante. "Charles, ayer tuve la posibilidad de hablar con el señor Spencer, tu antiguo compañero en Cambridge y me contó que el señor Randall ya no era tu procurador. Él me dijo que te lo había recomendado especialmente y que no lograba entender por qué lo habías despedido. ¿Me puedes explicar qué pasó?"

Charles se puso nervioso al ver que todos lo miraban ansiosos por escuchar su respuesta e hizo lo más fácil, delegar la responsabilidad en otro. "Lo despedí porque Dalton me lo recomendó."

"¿Y por qué le hiciste caso a ese hombre? No puedo creer que siga interviniendo en nuestras vidas. Además, Charles, ¿cómo puedes valorar más la opinión de un comerciante por sobre la del nieto de un Barón."

"Caroline, tiene razón, Charles. Tú no le puedes permitir a ese hombre que se entrometa en tus asuntos de esta manera y menos hacerle caso en todo lo que te dice."

"Dalton es un buen comerciante, pero además es un hombre inteligente que estoy seguro sabe más de negocios que el vago de Peter Spencer," agregó el señor Hurst mientras se servía un trozo de jamón. Parte de su seguridad económica dependía de Charles y por eso él no deseaba que Caroline y Louisa interfirieran en eso. Sin duda alguna, ellas sólo sabían cómo gastar dinero pero no como preservarlo.

"Henry, ¿cómo te atreves a hablar así de un hombre como el señor Spencer?" dijo Caroline indignada.

"Querido, creo que te has extralimitado al llamar al señor Spencer vago," agregó Louisa tratando de calmar la situación.

Charles prefirió no decir nada y seguir comiendo porque a él no le gustaba estar en medio de conflictos y peleas. Pero Caroline no paró de hablar por varios minutos en contra del irresponsable de su hermano y su cuñado por apoyarlo en las pésimas decisiones que tomaba.

"Charles, espero que soluciones el problema con el señor Randall lo antes posible," concluyó Caroline indignada.

"Veré que puedo hacer," dijo Charles. Pero la verdad era que no tenía intención de volver a contratar a la firma de Randall & Son porque se había dado cuenta de lo ineficiente y poco honesto que eran. Por el contrario, con el antiguo procurador de su padre todos los asuntos que antes demoraban semanas en solucionar, hoy sólo tardaban días.

Por su parte, Jane no dijo nada y apenas comió. Ella no entendía por qué el esposo de su hermana insistía en interferir en los asuntos de su marido y generar problemas al interior de la familia Bingley. A ella nunca le había gustado ese hombre porque estimaba que era controlador y manipulador, y aunque ella sabía que Caroline solía exagerar, en este punto ella estaba cien por ciento de acuerdo con ella.

Jane deseaba apoyar a su esposo y por esa razón pensaba hablar con Elizabeth para pedirle que le hiciera ver al señor Dalton que no debía aprovecharse de la buena voluntad de Charles para manipularlo y obligarlo a hacer todo lo que él quisiera.

P&P

William llevaba dos días distanciado de Elizabeth y se sentía miserable. Su madre le había aconsejado que se disculpara, pero él no tenía claro por qué debía hacerlo. Él sólo había hecho preguntas sinceras y abiertas y su esposa no había respondido directamente. En el fondo, no quería admitir que no había sabido controlar sus celos y que se había dejado llevar por los comentarios mal intencionados de Wickham.

Él pensaba quedarse hasta tarde trabajando en la oficina y llegar justo a la hora de la cena para evitar tener que conversar con su madre o discutir con Elizabeth. Después de cenar, tal como lo había hecho en los últimos días, se acostaría al lado de su esposa, leería algo y luego dormiría. Al menos, ella no le había pedido que no durmiera su habitación con ella porque eso le hubiera destrozado el corazón. Aunque estuvieran peleados, William necesitaba al menos dormir cerca de Elizabeth.

Cuando William estaba concentrado leyendo unos documentos bastante complejos sobre el movimiento de mercaderías en el puerto, su secretario le avisó que tenía visitas. Afortunadamente era el coronel Fitzwilliam con quien siempre pasaba un rato agradable conversando.

Después de saludarse afectuosamente, Richard le comentó que en dos semanas más debía viajar al norte y permanecer por lo menos un mes allí. Por su parte, William le contó cómo iba el negocio y los excelentes resultados que habían tenido las primeras inversiones. En ese momento, ellos tenían una cartera de clientes sólida y habían ganado un contrato muy importante para abastecer a varias reparticiones del ejército.

"Dalton, no sabes cuanto te agradezco que me hayas permitido invertir contigo. Últimamente he pensado mucho sobre el retiro y tener una fuente de ingresos permanente me ayudará cuando tenga que tomar una resolución definitiva, probablemente en dos o tres años más."

"Recuerdo que mencionaste que deseabas poder acompañar a tu prima cuando haga su estreno en sociedad," dijo William.

"Así es, como sabes, ella es la única heredera de mi tío George y cuando él no esté en este mundo será una de las mujeres más ricas de toda Inglaterra," explicó Richard.

"Me imagino que eso la hará el blanco de muchos hombres inescrupulosos."

"Tú ya conoces a uno que quiere aprovecharse de ella. Lo bueno es que hablé con tío George y él no le permite a ese maldito ir a casa, a menos de que reciba invitación, y no puede estar cerca de Georgiana si no hay otra persona presente. Aunque mi tío siempre ha defendido a ese canalla, yo sé que en el fondo sabe que es peligroso para su hija, por eso lo mantiene a raya."

"Me alegro que haya comprendido la clase de hombre que es ese desgraciado de Wickham. Yo tuve la mala fortuna de encontrarlo unos días atrás y por poco vuelvo a golpearlo en plena calle." William le explicó todo lo que había pasado en aquel encuentro a su amigo porque necesitaba desahogarse.

"Espero que no le hayas hecho caso a sus intrigas, Dalton. Ese hombre es muy venenoso y estoy seguro que está enojado contigo porque le arruinaste los planes de importunar a Georgiana. Él sabe que tu punto débil es tu esposa y sacará provecho de eso."

"Es que…"

"¿Qué pasó? ¿Te peleaste con tu esposa por culpa de ese canalla?"

"Sí… Tienes razón, él se dio cuenta que mi punto débil es el amor que siento por Elizabeth y me dijo todo lo necesario para hacerme enfurecer."

"Yo conozco a Wickham desde que era niño y siempre fue envidioso y mal intencionado. Cuida a tu esposa y no permitas que interfiera entre ustedes." Richard habló por varios minutos más con su amigo y le contó muchas historias de su infancia y la forma ladina en la que siempre Wickham se comportaba.

"Gracias, Fitzwilliam, por tus consejos. Creo que he actuado como un tonto," dijo William muy avergonzado consigo mismo.

Los amigos conversaron por unos minutos más y luego el coronel se despidió y quedaron en verse antes de que él viajara. William también salió de su oficina porque tenía algunas cosas que hacer antes de irse a casa.

P&P

Elizabeth estaba sentada cerca de la ventana de la pequeña sala de estar contigua a la oficina de William. Ella estaba muy triste porque hacía dos días que ella y su esposo estaban distanciados y lo extrañaba mucho. Ella no se había casado para tener un marido distante y deseaba que William dejara de comportarse como un tonto. Pero tampoco estaba dispuesta a dar el primer paso porque no había hecho nada malo.

"Elizabeth," dijo William al ver a su esposa mirando por la ventana casi ausente.

Elizabeth se puso de pie, se arregló el vestido y dijo con tono muy solemne. "Lo siento, William, no te sentí llegar. Tu madre está en casa de los Gardiner, iré a pedir que sirvan la cena."

"Aún es temprano para cenar, cariño. Me gustaría que me dieras unos minutos de tu tiempo para decirte algunas cosas. En realidad, para pedirte perdón por la forma tan inmadura en la que actué. Elizabeth, yo te amo, y desgraciadamente a veces mi amor por ti me ciega y me siento muy inseguro."

"¿A qué te refieres con que te sientes inseguro? ¿Crees que yo sería capaz de mirar a otro hombre?"

"No, sé que eres una mujer honorable y que jamás me engañarías. A lo que tengo miedo es a perder tu amor…"

Elizabeth le pidió a su esposo que se sentara junto a ella y le explicara todo lo que Wickham le había dicho. Para él no fue fácil, pero sabía que debía ser sincero con ella. Elizabeth se ruborizó pero no de vergüenza sino de rabia al saber lo que ese hombre había insinuado de ella.

"William, yo no voy a negarte que cuando conocí al señor Wickham me pareció atractivo. Pero ahora me parece un hombre repulsivo al que deseo tener lo más lejos posible de mí."

"Lo sé, y por eso te pido disculpas por dejarme llevar por mis celos. Fui injusto contigo y con nuestra hermosa relación."

"William, yo también siento celos cuando veo como otras mujeres te miran, pero no me dejo llevar por esos sentimientos negativos porque confío en ti."

"Y yo en ti, cariño… Oh mi hermosa Elizabeth, no sabes cuánto he extrañado tenerte en mis brazos," dijo William y besó a su esposa apasionadamente por varios minutos.

"Mi querido William, no sabes cuánto he extrañado tus besos…" dijo Elizabeth con la voz entrecortada por la emoción.

"Mi amor, hay una cosa más que me gustaría aclarar contigo," dijo William. Él tomó la mano de su esposa y le dijo sin pausa. "Elizabeth, sé que no has gastado casi nada del dinero para tus gastos personales, y no entiendo muy bien por qué. Además, te he comprado este regalo y quiero que lo aceptes." William sacó un estuche del bolsillo de su abrigo y se lo dio a su esposa.

Elizabeth lo abrió y quedó muy impresionada y preocupada al mismo tiempo. En el estuche había un juego de aretes, collar y anillo de brillantes. Eso debía costar una fortuna y ella no se sentía cómoda aceptándolo. "William, te lo agradezco mucho pero por favor, no quiero que gastes dinero en cosas tan caras."

"¿Por qué no? Por favor sé sincera en tu respuesta."

"William tú estás comenzando un nuevo negocio y yo…"

"Elizabeth, yo soy un hombre rico y sé manejar muy bien el dinero. Por favor, no rechaces mis regalos porque eso me hiere mucho. Mañana estamos invitados a una cena de un amigo banquero y no quiero que mi esposa tenga nada que envidiarle a las esposas de otros comerciantes exitosos como yo. Es cierto que estoy comenzando un nuevo negocio, pero eso no altera en nada la fortuna que me heredó mi padre ni mi negocio en Manchester."

"Entiendo, y te pido disculpas si te ofendí. Es que mi madre siempre gastó más de lo que debía y yo no quiero ser así."

"Bueno, creo que por fin hemos aclarado todo," dijo William. Luego tomó a su esposa en sus brazos y la besó por varios minutos.

"William, mi amor… Tengo que avisar para que sirvan la cena."

"Pide que nos sirvan en tu cuarto, mi amor," dijo William mientras seguía besando a su mujer.

"¿Qué van a pensar los sirvientes de nosotros?"

"Van a pensar que estamos recién casados y muy enamorados," dijo William riendo.

Después de cenar y conversar de lo que habían hecho en el día, William y Elizabeth hicieron el amor. Después conversaron por varios minutos más y se prometieron que no volverían a permitir que nada ni nadie intentara crear discordia entre ellos.

"Gracias, William por ser tan buen esposo y por hacerme tan feliz."

"Gracias a ti cariño por perdonar mis dudas y tonterías. Pero te prometo que será la última vez que me deje llevar por las palabras de ese canalla o cualquier otra persona que quiera crear discordia entre nosotros."

"Yo también haré lo mismo. No me gustó estar distanciada de ti, mi amor."

"A mí tampoco porque extrañé mucho poder dormir abrazados."

"Aunque estábamos disgustados, William, ayer igual me abrazaste mientras dormías," dijo Elizabeth riendo.

"Pero no es lo mismo abrazarte cuando llevas tu camisa de dormir que cuando estás así… mi amor. Adoro sentir tu piel, es tan suave."

Elizabeth abrazó a su esposo y se besaron hasta quedarse dormidos. Ambos habían perdido la vergüenza y compartían sus cuerpos y su amor libremente.

"Ese juguete es mío"

"No es verdad, Wickham, mi papá me lo regaló a mí"

"Mi madre me dijo que todo esto, la casa, tus juguetes, tu pony y todo sería mío si tú no hubieras nacido. Mi padrino me quiere más a mí porque yo soy inteligente y no tartamudeo al hablar como tú."

"Cállate Wickham, tú eres un niño muy malo…"

"No llore, master Fitzwilliam, no le haga caso a ese niño malcriado."

"Gracias señora Rey…"

William despertó abruptamente de aquel sueño un poco asustado por no poder explicar qué le estaba pasando. Luego abrazó a Elizabeth y le costó mucho quedarse dormido pensando por qué su mente insistía en jugarle una mala pasada trayendo imágenes que no podía y no deseaba explicar.

P&P

Elizabeth estaba feliz después de haber pasado una noche maravillosa con su esposo. Incluso aquella mañana desayunaron juntos en la habitación y él se fue rumbo a su oficina mucho más tarde de lo que usualmente lo hacía.

Ella estaba en la salita de estar junto al estudio de William escribiendo a su padre cuando la sirvienta le dijo que la señora Bingley había venido a visitarla. Inmediatamente ella fue a recibirla y la invitó a su cuarto favorito de la casa. Era un lugar soleado en donde no se sentía tanto el frío del invierno.

Elizabeth estaba emocionada de que Jane hubiera venido a verla porque deseaba poder contarle las cosas maravillosas que le habían pasado en los últimos días pero cuando vio a Jane tan seria no pudo evitar preocuparse.

"Jane, querida, disculpa que sea tan directa al preguntarte pero, ¿tienes algún problema? No sé, pero te veo preocupada."

"Sí, Lizzy, tengo un problema."

Elizabeth se sentó al lado de Jane, le tomó la mano y le dijo afectuosamente. "Por favor, querida hermana, dime cómo puedo ayudarte."

Jane respiró hondo, miró muy seria a Elizabeth y le dijo en tono tajante. "Quiero que le digas a tu esposo que no se inmiscuya más en los asuntos de Charles y que deje de manipularlo para que haga todo lo que él quiere."

Elizabeth quedó perpleja porque jamás pensó que su querida hermana podría decir algo como eso.

P&P

Gracias a todos los que dejan comentarios y siguen la historia con entusiasmo.

La historia está llegando a un momento importante de esta segunda etapa. En este capítulo la idea era hacer que Elizabeth y William consolidaran su relación porque enfrentarán varias dificultades y necesitarán estar unidos. Es como esos capítulos bisagras, que no son importantes por sí mismo pero determinantes para el desarrollo de la historia.

Para los que me han preguntado por mi preferencia en el mundial de fútbol, en general le deseo éxito a todos los países latinoamericanos pero mi apoyo es para Brasil.

En el próximo capítulo, Elizabeth se distanciará de su querida hermana al darse cuenta de muchas cosas que antes no vio.

¡Nos vemos pronto!

Saludos,

Yo