6X03 RECUERDO DE LAS COSAS PASADAS

"Se supone que los padres deben proteger a sus hijos"

"A veces no se enteran"

(Morgan y Emily)

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— Feliz cumpleaños— Dijo Morgan al tiempo que dejaba sobre la mesa una pequeña caja de color azul— Ya sé que no querías que te comprara nada, pero te prometo que no he gastado ni un centavo en esto.

Emily contempló la cajita, y miró a Morgan sin saber qué decir. No había esperado ningún obsequio. La invitación de Morgan para ir a cenar a un restaurante italiano, era más que suficiente para ella.

— No tenías que…

— Ábrelo— La instó él.

Emily estuvo a punto de insistir en su negativa, pero lo cierto era que Morgan no estaba pasando por su mejor momento. Emily y él habían tenido una especie de desencuentro ese mismo día en la Comisaría de Briston, justo antes de regresar, por cómo Morgan estaba llevando el asunto de Ellie Spicer. Emily comprendía a Morgan. Se sentía responsable de la niña, pero se equivocaba si creía que su preocupación por ella sería suficiente para que Ellie superara el trastorno de estrés postraumático que sufría a raíz de la muerte de su padre, de su tía y de su propio secuestro.

Necesitaba ayuda profesional, pero al parecer, Morgan se negaba a reconocerlo.

Emily, ¿qué quieres que haga? No tiene a nadie— Le había dicho Morgan— Está en una casa de acogida con extraños, y ahora mismo soy su único vínculo con su padre.

Lo sé— había reconocido Emily. La situación era compleja. Ojalá la niña hubiera tenido algún familiar que se hubiera hecho cargo de ella, pero lo cierto era que finalmente había entrado en el sistema tutelar del Estado— Pero no creo que a la larga sea bueno para ella que fomentes esa dependencia emocional. Necesita ayuda externa, lo sabes muy bien.

Tú haces lo mismo— Le había recordado él. Sabía que Emily se interesaba por la situación de algunos de los niños que habían conocido durante los casos— Incluso hace un tiempo te planteaste acoger a Carrie…

Eso había sido hacía unos tres años, y en su momento, Hotch le había hecho una advertencia sobre su profesionalidad no muy distinta a la que ahora le hacía Emily a Morgan.

Y habría sido un error, porque no lo habría hecho por las razones correctas— Había replicado Emily, incrédula— Ellie necesita una familia. No puedes hacerte cargo de ella sólo porque te sientas culpable.

Y en verdad, aquella era la clave del asunto. En opinión de Emily, ni siquiera los casos eran comparables. Ella nunca se había sentido responsable de lo que le había ocurrido a Carrie, al contrario de Morgan que claramente aún estaba afectado.

Yo no he dicho eso, Emily— Argumentó Morgan en ese momento— Simplemente me aseguro de que está bien. ¿Qué tiene de malo?

Emily había notado la angustia en su rostro y se había dado cuenta de que daba igual lo que pudiera decirle, jamás lo convencería de que Ellie necesitaba aprender a seguir adelante sin él.

No tiene nada de malo… Derek, que quieras protegerla dice mucho de ti… Tienes un corazón inmenso y no soportas que Ellie sufra… Pero a veces tenemos que aceptar que no siempre podemos ayudar, que en ocasiones hay que dar un paso atrás por el bien de la otra persona… Quizás deberías cerciorarte de que en ese lugar le están dando la ayuda psicológica que ella necesita, porque tengo la impresión de que si recurre a ti tan a menudo, quizás no la esté recibiendo.

Era algo que Morgan realmente no se había planteado. Había asumido que le habrían facilitado ayuda psicológica, pero lo cierto era que Ellie nunca lo había mencionado. Podría ser porque no estuviera acudiendo al psicólogo, o porque quizás esa ayuda no estuviera funcionando.

Está bien— había aceptado él finalmente— Me pondré en contacto con la trabajadora social para comprobarlo.

Volviendo al presente, Emily tomó con cuidado la caja entre sus manos y la abrió.

En su interior había una pulsera estilo art déco, de oro blanco compuesta por varias secciones en cuadrícula, enlazadas entre sí, y talladas de forma que en cada una de ellas habían diamantes y zafiros incrustados.

Emily no sabía demasiado de joyería pero no cabía duda de que era una pieza antigua, y muy valiosa.

— Morgan, no puedo aceptar esto… — Dijo casi sin aliento— Debe valer una fortuna.

— Claro que puedes— Insistió Morgan. Sacó entonces la pulsera de la caja, y tomó su mano, colocándosela— La encontré hace unos días en el desván durante una restauración… La casa era de una sociedad de inversiones, y la compré con todo su contenido. Por lo que he podido averiguar, es de los años veinte.

Emily alzó un poco la mano, hipnotizada por la belleza de la pulsera.

— Realmente no sabría qué hacer con ella.

Morgan se encogió de hombros. Sabía que Emily no solía usar joyas, pero al verla por primera vez supo que era perfecta para ella. Una pieza elegante, con carácter y probablemente con una gran historia detrás.

— Ya encontrarás la ocasión…—Tomó su mano entre las suyas— Acéptala, por favor.

Emily jadeó despacio. Jamás le habían regalado algo tan hermoso.

— Está bien…Gracias…— Accedió finalmente— Aunque darte las gracias me parece insuficiente…

Aún quedaban un par de meses para el cumpleaños de Morgan, pero Emily también había planeado preparar algo especial, algo que le demostrara lo mucho que le importaba. Morgan le acababa de poner el listón muy alto.

— Es suficiente, te lo aseguro…— Continuó Morgan— Estás ahí siempre que lo he necesitado, incluso cuando no estás de acuerdo con lo que hago— Añadió refiriéndose a Ellie— Lo siento por la discusión de hoy. Tenías razón.

Ella le dirigió una mirada comprensiva.

— No soy tu enemiga, Derek. Créeme que también quiero lo mejor para Ellie… Es sólo una niña… Lo que estás haciendo por ella sólo demuestra la clase de hombre que eres. Me siento orgullosa de ti, de veras… Y no puedo dejar de pensar en la suerte que he tenido al encontrar a una persona como tú en mi camino…

Lo había dicho con honestidad, dejando que su corazón hablara por ella. Morgan no se merecía menos, y aunque seguían esquivando hablar expresamente de lo que sentían el uno por el otro, en el fondo, ninguno de los dos lo necesitaba. Disfrutaban con lo que tenían.

Morgan rió en voz baja.

— Y luego dices que no eres romántica— Bromeó.

— Es tu culpa— Replicó ella con una sonrisa— Sacas lo peor de mí.

En esta ocasión, Morgan no pudo contener la risa. En cuanto pudo, volvió a tomar su mano.

— Oye, ¿qué te parece si después de cenar te llevo a mi casa y terminamos la velada con algo más de romanticismo?— Le propuso— Un baño de espuma, pétalos de rosas, velas… un masaje relajante con aceite de violetas…

Emily estaba atónita. Morgan había preparado todo a conciencia para que ella pudiera disfrutar de un cumpleaños especial. Definitivamente no había dejado nada al azar.

— Suena bien... Pero sólo si lo compartes conmigo…

Por supuesto, Morgan estaba más que dispuesto a compartir el baño de espuma con ella y todo lo que surgiera después.

— Hecho— Dijo simplemente.

Y exactamente eso fue lo que sucedió.

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