Nota.- Referencia al 4x25 y al 5x12 de "Momentos furtivos"

Clasificación M.

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6X06 LA NOCHE DEL DIABLO

"Lo bueno de Halloween es que es una fiesta sólo norteamericana. Es decir, obviamente tiene sus orígenes en el festival celta de Samahain y el día cristiano de Todos los Santos. Es una mezcla de varias creencias y tradiciones de los inmigrantes. Se volvió más comercial en 1950 con el "truco o trato" y hoy compite sólo con la Navidad en términos de popularidad…"

"Todo lo que pregunté es qué hacía el fin de semana"

(Reid y Emily)

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— Creo que estoy en condiciones de afirmar que tenemos un serio problema con esta ciudad…

Emily se giró en la cama, hasta quedar boca abajo, apoyada en los codos y las piernas flexionadas. Acababan de hacer el amor durante un caso. Eso que ambos habían prometido que no volverían a hacer después de su reconciliación.

Derek, acostado boca arriba junto a ella, la miró intrigado.

— ¿Con Detroit?

Ella volvió la cabeza hacia él, con expresión de asombro en su rostro.

— ¿No lo ves? Es nuestro punto débil… Cada vez que venimos acabamos en la cama… Es como una maldición…

Morgan tenía un recuerdo agridulce de la última vez que habían estado en Detroit. Efectivamente habían tenido sexo en aquella ocasión, pero además había sido la última vez que habían estado juntos antes de que rompieran. Prefirió obviar esa segunda parte, y centrarse en la primera.

— Oh… Sí…— Bromeó Morgan— Cenizas, terror y muerte… lo recuerdo.

— No tiene gracia, Derek… Dijimos que nada de sexo durante los casos— Lo regañó Emily— Cualquiera podría descubrirnos… ¿Qué dirías si Hotch llamara ahora mismo a la puerta?

Derek se echó a reír. Cuando Emily se volvía paranoica, resultaba francamente divertida.

— Bueno… Estrictamente ya hemos terminado el caso— Comenzó Derek, y era cierto. En circunstancias normales habrían estado volando de regreso a Virginia, pero la revisión rutinaria del jet antes del despegue se había retrasado y Hotch había preferido que descansaran unas horas y volver a primera hora de la mañana— Y además, si Hotch llamara a la puerta, entendería que estuviera en tu habitación.

Ella jadeó estupefacta.

— ¿Hotch entendería que estuviéramos desnudos en la cama? Realmente es una apreciación optimista.

Morgan se movió entonces un poco hacia ella y, atrayéndola hacia él, se acercó a su rostro.

— Entendería que estuviera vigilando a una pequeña pirómana en potencia en una ciudad recientemente afectada por un asesino en serie adicto al fuego…

Emily se quedó boquiabierta. Simplemente no podía creer que Morgan estuviera bromeando con algo así después de todo lo que habían visto.

— ¡Oh, señor!— Exclamó horrorizada al tiempo que se apartaba de él— Eso ha sido de un gusto pésimo, Morgan.

Sólo porque en realidad se sentía un poco avergonzado, Morgan contuvo su diversión.

— Bueno… Está bien… No ha sido muy afortunado…— Se lamentó con gesto compungido— Pero sólo me retracto de la última parte…. Me reitero en que te gusta provocar incendios…

Ella entornó los ojos, resignada a ese lado infantil que tantas veces la exasperada. Dejó sin embargo que Morgan la rodeara con su brazo y la abrazara.

— No debí contarte la historia de mis muñecas…— Se lamentó Emily.

— No pensaba en tus muñecas— Bromeó Morgan, que se giró un poco hacia ella y se enterró en sus labios — Hablaba de otra clase de incendios… — Le susurró entre beso y beso.

Emily quiso apartarlo, pero su intención no era lo suficientemente fuerte como para lograrlo. Cada uno de sus toques irradiaba en su cuerpo un torrente de electricidad al que era incapaz de resistirse.

— La culpa es de Detroit…— Insistió ella asumiendo su propia debilidad.

Morgan apartó un poco el rostro para mirarla a los ojos.

— ¿Detroit? ¿San Francisco no cuenta?— Le recordó con expresión maliciosa— ¿O es que ya no te acuerdas?

Ella suspiró suavemente, y aprovechó para rodar a un lado hasta quedar boca arriba. La mano de Morgan en su estómago seguía haciéndole cosquillas, pero esperaba que fuera algo fácilmente controlable. Emily habría querido argumentar que no, que San Francisco no contaba porque había sido su reconciliación, y a partir de ahí no habían vuelto a recaer durante el trabajo, pero no habría sido justo desmerecer aquella noche en la que finalmente habían cedido a lo inevitable.

— San Francisco fue diferente…

Morgan alzó una ceja, interesado por aquella apreciación.

— Tendrás que desarrollar esa teoría— Le pidió mientras que con su pulgar acariciaba la luna tatuada en su cadera, un gesto casi inconsciente que Morgan solía hacer cuando compartían cama.

— Fui a buscarte yo— Señaló Emily.

— ¿Y eso lo hace diferente?— Preguntó Morgan confuso, y acto seguido se inclinó sobre su oído— Entonces, ¿saltarse las normas sólo está bien si eres tú quien lo hace?

Bueno, no era eso exactamente lo que Emily quería decir, pero en cualquier caso, el aliento en su oído la estaba distrayendo un poco.

— ¿Te parece que aquí el único que se ha saltado las normas has sido tú?— Le reprochó sutilmente, y esta vez fue ella quien tomó la iniciativa y lo besó en el cuello.

Morgan contraatacó, y enterrando sus manos en su cabello echó su cabeza hacia atrás, sólo lo suficiente como para deleitarse en su expresión desafiante.

— Así que es una cuestión de control— Continuó él, modificando su conclusión inicial— Quieres ser tú la que decide.

Emily le dirigió una mirada inocente.

— ¿Tienes algún problema con eso? Creí que te gustaba…

Morgan sonrió, totalmente dispuesto a participar en su juego.

— ¿Quién ha dicho lo contrario?

Sin previo aviso, con un movimiento rápido, Emily se quedó sentada sobre él. Por lo que pudo apreciar, Morgan estaba perfectamente preparado para el siguiente asalto. Emily se tomó su tiempo para deleitarse en la erección que ella misma había provocado, lo que sólo acrecentó el deseo en ambos.

— Mmmm… — Masculló ella— Diría que nadie… ¿A esto te referías con provocar incendios, Morgan?

Sí, exactamente a eso, pensó Morgan.

— Si quieres algo, Emily, sólo tienes que pedirlo… Ya lo sabes...— La retó él, sabiendo exactamente cómo iba a terminar aquello.

Ella se recostó sobre él, hasta llegar a su oído.

— ¿Pedirlo? ¿Dónde queda entonces la diversión de tomar el control?— Dijo con voz sensual, al tiempo que su mano se deslizaba sobre su erección.

Derek no tenía ninguna intención de discutir sobre ello, básicamente porque tampoco tenía ningún inconveniente en que Emily fuera quien tomara el control. No es que a él no le gustara hacerlo, al contrario, era parte de sus juegos sexuales habituales. A veces dominaba uno, a veces el otro. Morgan disfrutaba ambas cosas por igual. Sabía que Emily al principio había tenido algunas inhibiciones al respecto, pero su grado de confianza mutuo había ido creciendo poco a poco, y Morgan sospechaba que aún les quedaba mucho por experimentar.

Su relación se basaba en el respeto mutuo, y esa era la base de que el sexo entre ellos fuera tan condenadamente increíble.

— Así que la culpa la tiene Detroit…— Se burló él cuando ella se hundió en su cuello y presionó su cuerpo a propósito.

— Por supuesto…— Susurró Emily.

A partir de ahí, la conversación terminó y sólo se comunicaron a través de sus cuerpos. Emily tomó el control, como había prometido, y Morgan simplemente, decidió disfrutar de lo que fuera que ella tuviera en mente.

Si Hotch efectivamente hubiera llamado a la puerta en ese momento, lo más probable habría sido que ninguno de los dos lo hubiera oído.

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