Hace tiempo no escribía nada acerca del triángulo amarillo, así que ahora les comparto un pequeño drabble que pensé no hace mucho.
Espero lo disfrute.
—¡Por la libertad!
Ese fue el grito unísono de los miembros de la «hermandad», en una de sus reducidas reuniones, en un salón secreto dentro de un recinto. Fueron decenas de hombres, hombres que lucharon por libertad, una libertad sometida por invasores de otras fronteras. Gracias a su perseverancia y, principalmente, su fe en un ente superior, estaban logrando lo que buscaron por años. Estaban repeliendo exitosamente a los invasores y, en la reunión, estaban celebrando dichosos su victoria, luego de firmar definitivamente un documento, que les daba legítimo derecho de ser libres y gobernar sin depender de otras jerarquías.
Para formalizar esta inminente victoria, los miembros más destacados estaban formando un círculo, con un particular dibujo de un triángulo con sombrero y 10 símbolos inentendibles para algunos de los miembros, los cuales rodeaban la figura. Sobre aquel dibujo, en medio del círculo formado, había un extraño objeto muy similar al dibujo cobre una mesa de madera: se trataba de una pirámide de color negro, dónde en su base habían formas similares a ladrillos y en su parte superior, un ojo representando la Providencia, según culturas antiguas. El objeto en particular parecía gozar de un antigüedad que ni los mismos miembros estaban seguros de responder, sin embargo, eso no era algo que les preocupase, porque la razón de su importancia radicaba en su función: Los asistentes a la reunión secreta lo utilizaban para convocar al ser divino que los ayudo en la guerra contra los opresores, el objeto antiguo era un artefacto que les permitía un contacto hacia otra dimensión, con el único propósito de ver al ente que los iluminó.
Una criatura muy similar a la del artefacto, de un color dorado con brazos y piernas negras y delgadas, un sombrero alargado y un ojo de mirada penetrante, muy similar a un fantasma. El ser divino apareció en el medio.
—¿Lo lograron? —preguntó el ser divino.
—Sí, señor Bill… —dijo uno de los miembros de la hermandad.
—¡Me alegra, Benja! ¡No saben lo orgulloso que estoy de ustedes, chicos!
—Usted fue la luz que iluminó nuestro oscuro camino —dijo otro de los miembros—. Nos llevó a la senda del conocimiento y la espiritualidad. Si no nos hubiera apoyado, Señor, no habríamos logrado lo que parecía imposible.
—No me den un crédito que no merezco, Jorgito. Fue gracias a sus capacidades y su determinación por querer la libertad, la libertad de hacer lo que desean. Pero ahora es tiempo del siguiente paso.
Los mortales en el salón miraron con mucha atención al demiurgo.
»¿Creen que es justo que solo ustedes gocen de esa libertad? Necesitan lograr que todos en el mundo tengan la libertad que ustedes han ganado. Deben incentivar a los demás oprimidos a que deseen esa libertad renegada, pongan todo para obtenerla y firmen esos papelitos que digan «yo soy libre», como lo están haciendo ahora, por lo que veo... ¿Quién hizo el papel?
—¡Yo, Señor! —dijo otro miembro de la hermandad.
—Excelente, Tomasito. No esperaba menos de ti.
El aludido elevo su pecho como gesto de orgullo, por tener el honor de ser mencionado por el sagrado triángulo.
»Cada pueblo merece su propia autonomía y necesitan de su ayuda para obtenerla. Esa es la solución para logar el tan ansiado orden mundial.
Luego de un momento, todos los miembros fueron a otra mesa y sostuvieron una copa con vino y las levantaron para recitar su discurso secreto, bebieron el brebaje para después devolver las copas a su lugar de inicio, se tomaron las manos para formar varios círculos humanos que rodeasen el artefacto negro y sintieron como sus cuerpos se rodeaban de una brillante luz azulada que rodeó toda la habitación. El demiurgo, flotando sobre el artefacto, levantó sus brazos a sus lados y los hizo flotar a todos, haciéndolos impresionar por los poderes que tenía. Los miembro se sintieron seres escogidos por un ser superior y estaban encima de todo juicio terrenal.
El triángulo sagrado, independiente de lo que decía a esos héroes de su tierra, tenía un propósito más allá de hacer guerra por límites imaginarios de tierra. Bill Cipher, como era llamado el triángulo, deseaba reunir todos los poderes existentes en el planeta y mantenerlos bajos el control de los artefactos negros, creados exclusivamente para contactar con el triángulo. Si reunía los suficientes artefactos repartidos en el planeta, podría tener el suficiente poder para crear un portal —incluso más si traía otras clases de poderes— y así tendría su tan anhelado traspaso a la dimensión de los seres humanos. Lo único que deseaba era entrar para conquistar y modificar toda la vida asistente. Sabía que, por las limitaciones tecnológicas y espirituales de las criaturas del planeta, su plan iría a paso lento. Pero manteniendo a criaturas inferiores a su mando, lograría estar en el alcance de todos los poderes del mundo tarde o temprano, los cuales controlaría secretamente, hasta lograr su objetivo final.
Después de todo, contaba con todo el tiempo del mundo para lograrlo.
