Los personajes no son mios. U. A..
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¡UNA ADVERTENCIA!:
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Esta historia no es para menores, no es una historia de amor. Quien quiera leerlo adelante, pero ya lo he advertido.
Será una historia cruel, donde sacaré lo peor de las personas, alteraré las personalidad de los personajes. Como ya he dicho no es para menores. Si no os gusta dejad de leer.
No será una historia como '¿Un beso?, ¿ Qué beso?." Si no todo lo contrario.
3ª. Gosunkugi.
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Gosunkugi llegó a casa de su jefe. Entró al salón, y vio al personal de esa casa alterado. El señor Ryoga había tenido otro altercado con algún trabajador de esa casa.
No preguntaría nada, nadie le contestaría, el miedo de esa gente a su señor era patente. Ryoga influía miedo, terror. De cara para fuera era un alma generosa, pero para la gente que lo conocía era un diablo escapado del infierno. Él lo conocía lo bastante bien para saber que Ryoga no era una persona de fiar, un pequeño fallo y sería el fin. Tampoco le importaba lo que pasara en aquella casa.
Gosunkugi sabía que su jefe le haría esperar, siempre hacía eso. Aunque tenía una cita importante llegaría tarde a esa cita.
Ryoga era un importante hombre de negocios, pero era impuntual, no por descuido, si no por que él lo quería ser.
Era una forma de poner nervioso al cliente, y con eso conseguía que esa persona tuviera fallos y podía engañarlo con más facilidad.
Gosunkugi no se quejaría del comportamiento de su jefe, ¡ no muerdas la mano que te da de comer!, pero desconfía del dueño de esa mano, y en el caso de Ryoga, vigila su otra mano.
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El asistente de Ryoga cogió el periódico que había comprado, nunca cogía los de su jefe, sabía que a Ryoga no le gustaba leyeran sus periódicos antes que él. Por eso él compraba el suyo para leerlo mientras esperaba a su señor.
Se asombró del titular.
-Pareja de anciano atropellados mientras cruzaban un semáforo, no se tenía ninguna pista de quien atropelló mortalmente a esas dos personas- Gosunkugi no supo que el asesino de esas persona era su jefe.
Ese hecho le hizo recordar su pasado.
Años antes:
Gosunkugi trabajaba para la importante familia Saotome, también de asistente, era él quien iba a buscar a sus jefes a casa. La familia era muy puntual, menos Ranma quien siempre se quedaba dormido.
El joven Saotome sería el heredero de las empresas Saotome y el próximo campeón mundial de artes marciales.
El joven no se llevaba muy bien con su padre, Ranma tenia un carácter explosivo, pero era un buen hombre justo y honrado. En cambio, el padre Genma era un vividor, estaba deseando retirarse y vivir de su hijo.
La madre eta una dama orgullosa, siempre vestida de Kimono, mantenía a raya la discusiones entre su marido y su hijo. Ella era la que ponía paz entre los dos hombres y evitaba que esas peleas fueran más fuertes
Ranma tenía algo del carácter egoísta y mucho del carácter honorable de su madre
Ese chico no quería saber nada de mujeres, desde el día que su prometida Akane Tendo tuvo un accidente y murió. El joven se encerró en si mismo y sólo se centró en ser el sucesor de su padre y el campeón de artes marciales, pero….
Ese día Gosunkugi i fue a la mansión Saotome a recoger a los tres miembros de esa familia, iban a su casa de la montaña.
Los padres de Ranma iban en los asientos traseros. Y los dos jóvenes iban en los delanteros, Iban tranquilos por una carretera… y de repente se encontró en una cama de hospital.
Gosunkugi fue el único superviviente. Los tres miembros de la familia Saotome murió en el acto en ese accidente.
Él sufrió múltiples facturas, daños en los brazos y los pies. Nunca volvió a ser quien era. Tardó meses en recuperarse. Durante su estancia en el hospital apareció Ryoga.
Había comprado las empresas Saotome, y Gosunkugi estaba entre los efectos comprados. Ryoga le ofreció seguir en la empresa como su asistente, y él le pagaría el tratamiento hasta su cura.
Gosunkugi aceptó sin pensar, tuvo tratamiento, pero nunca volvió a ser el mismo. Adelgazó mucho, alrededor de sus ojos crecieron una ojeras negras, se volvió muy pálido. Nunca fue un hombre atractivo, pero ahora lo era menos.
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Gosunkugi volvió al presente.
Su nuevo señor era tan bravucón como Ranma, no tan bueno luchando, pero si un gran campeón. Pero mientras Ranma no atacaba a un contrario por hacerlo, ni hacía trampas, ni lo esperaba escondido , ni en medio de la calle. Ryoga emboscaba a sus contrarios.
Y eso lo hacía tanto en un combate como en los negocios.
Gosunkugi miró el reloj, su señor lo hacía esperar ya más de medía hora, ese hombre era impresentable. Llegaba tarde para poner nervioso a su cliente. A veces le había salido bien el truco y su cliente había caído en la trampa, pero otras veces la espera había colmado la paciencia del presunto cliente, y este se había logrado ha hacer negocios con la competencia.
Ryoga bajó dos horas tarde, y pidió el desayuno. Comió con tranquilidad, como si tuviera todo el día de fiesta. No invitó a comer a su asistente.
-¿Tienes hambre?, ¡ven comido de casa!- le dijo más de una vez, ya te pago, con eso comprarte comida. No invito a nadie, y menos a mis empleados. Con la media hora de comida tenéis bastante.
Los empleados eran obligados a comprar su comida en los restaurantes de las empresas de Ryoga, no podrían llevar comida de casa. De igual forma que estaban obligados a comprar en los supermercados de la cadena de Ryoga, tener que usar la compañía eléctrica, de agua , de gas o telefónica que pertenecían a Ryoga.
Por no decir donde debían comprar la ropa y donde debían llevar a sus hijos a la escuela.
En pocas palabras la mayor parte del sueldo de los trabajadores de Ryoga volvía a las manos de Ryoga.
Ese hombre tenía a sus empleados en más absoluta esclavitud. Ni siquiera podrían despedirse del trabajo. Cuando una persona entraba a trabajar en una empresa de ese hombre lo hacía para toda la vida.
Al acabar de desayunar Ryoga cogió un periódico lo ojeó y lo lanzó al fuego.
-¡Cuantas mentiras pone!- soltó Ryoga, hizo lo mismo con el siguiente. No le gustaba que lo atacasen, y esos periódicos lo hacían- a esos periodistas les queda de trabajar allí, que yo llegué a mi oficina y haga unas llamadas.
Gosunkugi intentó no mostrad nerviosismo, su jefe era despreciable, abusón y una mala bestia, pero si notaba que no estaba de acuerdo con lo que estaba haciendo, Ryoga tardaría más. Ryoga era un ser que disfrutaba con hacer lo contrario a lo que la gente quería.
-¡Vamos!, ¡ya es hora de atender al idiota de Mousse!- ordenó Ryoga- pero coge dl camino del puente.
- Si, señor- contestó Gosunkugi. No llevaría la contraria a su señor.
El camino del puente era el más largo y siempre había atascos, en pocas palabras quería llegar a un más tarde de lo debido.
Gosunkugi conducía como decía su jefe, a veces lento para enfadar a los que iban detrás suyo y otras rápido, aunque lo detuviesen no lo multarían, Ryoga sabía que teclas pulsar para no pagar esas multas.
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Llegaron muy tarde al edificio donde Ryoga tenía su oficina. Ese hombre tenía una sonrisa maléfica en su rostro había disfrutado haciendo esperar a su cliente.
Mousse era un acaudalado empresario chino, rico o más que Ryoga. Estaba despaldado por el pueblo de las amazonas, cualquier insulto a Mousse era un insulto a ese pueblo. Ryoga estaba jugando con fuego al enfurecer a Mousse.
Los dos hombres subieron al piso donde tenían las oficinas. Al salir del ascensor los esperaba Kodachi.
Gosunkugi miró a esa mujer, era trepa. Utilizaba todo lo posible para subir su estatus en la empres, era tan desalmada y despiadada como Ryoga.
El asistente sabia que eso dos eran amantes, que casé todas las noches. Ella se quedaba con él para "ultimar detalles', es decir tener sexo. A veces en la oficina, otras en algún en algún motel alejado. Todos los empleados lo sabían, nadie decía nada y menos las antiguas amantes de Ryoga.
Kodachi había conseguido lo que nadie hasta ahora, coger a Ryoga por lo testículos.
La joven se acercó a los dos hombres, miró levemente a Gosunkugi con desprecio. Esa mujer no aguantaba al ayudante del jefe, no era guapo, aunque trabajador y eficiente no era nadie. Otro muerto de hambre, aunque ganaba lo bastante para conseguir cualquier mujer, ese hombre sólo vivía para el trabajo. Nadie conocía la inclinación sexual de Gosunkugi, ella pensaba que ese hombre extravagante sólo sentía amor por el trabajo. Era un hombre gris y sin aspiraciones.
Gosunkugi ni se digno a mirar a la mujer, en esa empresa había conocido a muchas como ella. Mujeres que para subir pasaban por la cama de su jefe, aunque está estaba más cercana a conseguir sus propósitos. A pesar que los dos tenían la misma edad, ella había subido de categoría más rápido, gracias a pasar por la cama de su jefe.
-Nuestro cliente está esperando desde hace horas, está rabioso- informó Kodachi- tal como planeamos.
Ryoga sonrió.
-Es lo que queríamos- contestó Ryoga sonriendo de forma siniestra- Ahora querrá acabar las negociaciones repisa,- sonrió- no verá que lo engañamos.- Se giró a su dos empleados- No quiero que os equivoquéis ni un poco. Como haya fallos por vuestra culpa os arrepentiréis.
-Por mi parte no habrá fallos-dijo Kodachi. Miró a Gosunkugi – los fallos los tienen otros.
-No suelo tener fallos- se defendió Gosunkugi furioso.- Desde que estoy en la empresa no he tenido ni un fallo.
Kodachi lo miró furiosa, iba a contestar, cuando habló Ryoga.
-¡Dejad está pelea absurda!, ¡ No quiero que ese palurdo nos vea débiles!, un solo fallo, una pelea delante de nuestro cliente y os despellejo, dejad vuestras pullas para después de la reunión.-Los otros dos callaron. Ryoga los miró- entremos a la sala de juntas y timemos a ese panolis y a sus gente.
Y los tres entraron preparados para timar a Mousse.
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La persona que había seguido a Kodachi y vigilaba a Ryoga. También tenía informes de Gosunkugi, miró sus fotos y rió.
Esa empleado había trabajado para la familia Saotome hasta que murieron en ese accidente, y ahora para Ryoga Hibiki.
O Gosunkugi era idiota o era un traidor. ¡Trabajar para quien juró acabar con Saotome!. Gosunkugi no era un problema, no tenía nada contra él.
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Continuará…
Notas del autor:
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Este capitulo nos presenta a Gosunkugi, un directivo de Ryoga, pero sin vida social. Él y Kodachi no están de buenos términos, se odian, ella lo ve como alguien sin importancia, y él la ve como su molestia personal.
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Como Ryoga y Kodachi, Gosunkugi está también vigilado, pero ese personaje en las sombras no actuará contra él, o tal vez si.
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Ranma y Akane en este universo están ¡muertos!
