Summary: Obito siempre quiso saber lo que era tener una familia, el calor y el amor de un hogar. Un pequeño "accidente" le dará lo que tanto quería, aunque de una manera un tanto... distinta.

Pareja: Kakashi x Obito
Advertencias: Boys Love, Yaoi, Mpreg (Embarazo Masculino)
Si no te gusta algo de esto... NO LEAS
Aclaraciones: La batalla en el Puente Kannabi nunca ocurrió

Este fanfic participa en el evento "Agosto de mpreg" creado por Ilitia Forever en Fb.


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Capítulo I:
Prueba de Embarazo

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Una habitación blanca y pulcra se encontraba presa de un tenso silencio. Ninguna de las dos personas ahí presentes decía palabra alguna.

Tsunade leía y releía los papeles entre sus manos, poniendo su mirada en el paciente de vez en cuando.

Obito esperaba sentado sobre la cama el diagnóstico de la mujer.

Hacía rato que Uchiha había perdido la paciencia, pero la pesadez en el ambiente era una buena motivación para mantenerse callado esperando.

—¡Ya es suficiente! —gritó agobiado— Pierdo el conocimiento a media misión, despierto aquí con enfermeras que me miran raro, me hacen muchos estudios de sangre, la llaman a usted y viene sólo a sentarse a leer. ¡¿Qué demonios tengo?!

—¡Deja de berrear!

El grito lo hizo sentir tan ofendido como dolido. ¿Desde cuándo le hacía sentir mal que le gritaran? Sin una respuesta se cruzó de brazos e infló las mejillas, mirando a otro lado con ojos acuosos. Era una infantil manera de hacer saber su ofensa y su malestar, mas no le dio importancia. Estaba preocupado y comenzaba a asustarse. No era un idiota como todos creían. Que la misma Tsunade hubiera sido llamada por lo que sus estudios de sangre decían le causaba escalofríos. ¿Algo malo le ocurría? ¿Era grave? Sólo quería respuestas e irse a casa.

Por segunda ocasión el silencio reinó en la habitación.

—Recuéstate. Voy a revisarte.

Esas palabras obtuvieron su atención y un suspiro. Se ahorró el gritar de nuevo, comprendiendo que no tenía caso; no llegaría a ningún sitio portándose como un niño. Era un ninja hecho y derecho. Un recién nombrado Jonin de 18 años y debía comportarse como tal. Dejando el escándalo se recostó en la cama.

—Descubre tu vientre.

La instrucción lo puso incluso más nervioso, pero no tardó en obedecer, alzando su camiseta negra y bajando sólo un poco su pantalón. Inmediatamente tuvo a la Sannin a su costado, emitiendo un chakra verde de sus manos, las cuales puso en su estómago, deslizándolas poco a poco sobre su vientre. Una expresión de asombro se adueñó del rostro de la mujer, inquietándolo bastante.

—¿Q-Qué? Por favor… Dígame qué tengo —casi imploró, temeroso por toda la situación—. ¿Es grave? ¿Voy a morir?

Ella se relajó lo suficiente y retiró sus manos. Negó con la cabeza. ¿No? ¡¿No qué?!

—No vas a morir —aseguró, apartándose para tomar uno de los papeles que había depositado anteriormente en una silla—. Fui llamada porque algo no concordaba en los primeros estudios que te hicieron cuando aún estabas inconsciente.

Ladeó el rostro tras sentarse de piernas cruzadas nuevamente. ¿Algo no concordaba? Antes de llenar con preguntas a la mujer esta le tendió una hoja, la cual tomó de inmediato realizándole un exhaustivo examen visual.

Todo parecía estar en orden, o por lo menos aquello que comprendía. Estaba a punto de preguntarle qué era lo que supuestamente no concordaba cuando lo vio.

Prueba de embarazo
Resultado:
POSITIVO

Abrió los ojos como platos, frunciendo el ceño al segundo siguiente y terminando por observar a la médico ninja con algo parecido a la incredulidad. Al cabo de unos segundos soltó una sonora carcajada.

—Es… es una broma muy buena, Tsunade.

Dijo entre risas. Una parte de él se aferraba con todas sus fuerzas a la idea de que era solamente una broma. La severidad en las femeninas facciones lo devolvió poco a poco a su estado anterior de nerviosismo.

—No es… no es gracioso —trató de que ella cambiara su expresión y le dijera qué tenía de verdad, pero claramente eso no sucedió, alterándole el pulso y haciéndolo palidecer gradualmente—. ¿Tsu-Tsunade? No es…

—Obito, voy a hacerte unas preguntas y necesito que respondas con sinceridad —interrumpió las boberías del muchacho—. ¿Tienes vida sexual activa?

Luego de aquella pregunta el color regresó a su cara en forma de un notorio bochorno. Estuvo a punto de armar escandalo por aquella pregunta, absteniéndose al final porque las pupilas marrones le enviaron una advertencia de que su dueña no toleraría más gritos. Pasó saliva.

—S-sí.

—¿Con una mujer o un hombre?

—U-usted ya lo… —suspiró ante la dura mirada de la doctora— Un hombre.

—¿Desempeñas el papel del chico pasivo? ¿Usan protección?

—S-sí… y… —titubeó, regañándose a sí mismo. No tenía motivos para estar avergonzado de lo que hacía en su vida íntima— A veces.

Si tenía o no motivos para avergonzarse fue lo último que importó, llevó su oscura mirada a las sábanas de la cama, tirando de estas para cubrirse las piernas y para juguetear nerviosamente con ellas. Escuchó un suspiro pesado de la rubia.

—¿Recuerdas si hace siete semanas tuviste relaciones sexuales?

Guardó silencio al reflexionar en la nueva interrogante. ¿Siete semanas? Siete semanas. Repitió las dos palabras varias veces, procurando ubicar el día. Lo hizo bastante rápido al caer en cuenta de que se trataba del día de su tercer aniversario de noviazgo con Kakashi. Así que la respuesta era…

—Sí. Sí las tuve.

Dijo bajito, comenzando a sentirse mareado y sin aire cuando la situación comenzó a envolverlo de forma asfixiante. ¿Eso quería decir que el examen de sangre… tenía razón? El estómago se le revolvió, obligándolo a salir corriendo de la cama rumbo al pequeño cuarto que asumía era un baño. Suerte que no se equivocó en sus suposiciones. Terminó vaciando el contenido de su estómago en el retrete.

Los siguientes minutos realizó acciones de manera automática.

Enjuagó su boca en el lavamanos, regresó a la cama, tomó unas vitaminas que la mujer le dio, recibió una bolsa plástica con receta y vitaminas adentro, escuchó difusamente un "sentí a tu bebé" y volvió en sí cuando escuchó el nombre de Kakashi.

—¡¿Él sabe?!

Cuestionó alarmado, apretando la bolsa plástica contra su estómago.

—No. Él ni siquiera está aquí. Fue muy difícil conseguir que se despegara de ti, pero Minato logró llevárselo para que le entregara el reporte de la misión. De todas formas, no debe tardar en llegar.

¿Qué iba a hacer? ¿Cómo iba a decirle? ¿Y si Kakashi rechazaba al bebé? ¿Él mismo siquiera quería a esa criatura? De nuevo terminó ensimismado.

Un bebé. Su bebé. ¿Cómo había sido posible? Sacudió la cabeza para ahuyentar la pregunta. Por el momento la respuesta no era necesaria. Lo necesario era aclararse. ¿Quería al bebé que crecía en su interior? Lentamente apartó la bolsa, dejándole espacio a su mano derecha para tocar su vientre. Ahí crecía su hijo, suyo y de su novio. ¿Qué importaba el cómo? Estaba ahí, existiendo y preparándose para salir al mundo. ¿Quería eso? Comenzó a imaginar. ¿Cómo sería? ¿Se parecería a él o se parecería a Kakashi? Fuera como fuera seguro sería hermoso. Entonces comenzó a pensar en cómo sería el tenerlo entre sus brazos, cuidarlo, jugar con él, llevarlo a la escuela cuando fuera un poco más grande. Sus ojos se llenaron de lágrimas.

Sí, sí quería a ese bebé. No importaba lo que Hatake dijera. Más le valía querer a su hijo, pero si no lo hacía… Él podría cuidarlo solo.

—Lady-Tsunade… —Shizune entró corriendo a la habitación, por lo cual se talló los ojos para limpiarse— Kakashi está de vuelta.

—Gracias, Shizune. Retírate —tras un asentimiento y una pequeña mirada curiosa a ambos la chica se fue—. ¿Quieres decírselo tú o prefieres que lo haga yo?

Tal vez sería más sencillo dejar que la Sannin diera la noticia, sobre todo por la posibilidad de que su novio no le creyera y pensara que bromeaba. Aun así…

—Se lo diré yo —ella asintió, levantándose y dirigiéndose a la puerta—. Tsunade… Gracias, por todo.

Sabía muy bien que la Senju no ejercía medicina desde la muerte de su novio algunos años atrás, y a pesar de ello estaba ahí manejando esa inusual situación con destreza y discreción, o eso sospechó por la mirada de Shizune, como si su antigua compañera de escuela no supiera lo que estaba ocurriendo.

—No es nada. Estaré cerca, así que si me necesitas sólo grita como habitualmente haces —se sonrojó un poco por ello, rascándose la mejilla un tanto apenado—. Oh, y procura no alterarte demasiado. No te hace bien en tu estado.

Asintió, sorprendiéndose ligeramente por la sonrisa que ella le dedicó antes de salir de la habitación.

Aquel sencillo gesto le brindó cierta tranquilidad, la suficiente para pensar en la forma correcta de darle la noticia a su amado. Aunque dudaba de que hubiera una "forma correcta". Cualquier cosa que dijera sonaría como una locura, y no tuvo tanto tiempo para escoger sus palabras pues en los segundos siguientes tuvo a su pareja entrando a la habitación.

Kakashi pareció aliviado al verlo y eso le hizo sentirse bastante bien.

—¿Cómo estás, bobito? ¿Te dijeron lo que tienes?

—Estoy bien, bakakashi —le dedicó una mirada radiante—. ¿Estabas preocupado por mí?

—Mm… —fingió pensar mirando hacia el techo— No tanto.

—¿En serio? —sonrió malicioso, sabiendo que esas palabras eran una mentira— Porque me dijeron que no querías apartarte de mí.

La incomodidad de su novio le causó una divertida risa. Necesitaba eso para relajarse más.

—¿No has pensado que podían haberte mentido?

—Me lo dijo la misma Tsunade, así que si quieres podemos preguntarle si mintió —sonrió de oreja a oreja con maldad—. ¡Tsu…!

Su grito se vio interrumpido por la mano de Kakashi. Este le tapó la boca con una expresión de advertencia, nerviosismo disimulado y resignación.

—No es necesario preguntarle nada —dio un suspiro—. Sí estaba preocupado. Te desmayaste a medio enfrentamiento con unos ladrones. ¿Creíste que no me importaría?

No respondió de inmediato, aprovechó que ahora su amigo estaba sentado a su lado en la cama para abrazarlo luego de que retiró su mano de su boca.

—Quería que me dijeras si estabas preocupado, si yo te importo.

—Por supuesto que estaba preocupado por ti y es obvio que me importas, Obito.

Sonrió contra el pecho de su novio, acurrucándose ahí cuando el abrazo fue correspondido. Se tomó su tiempo, disfrutando la calidez que lo llenaba. Aún no sabía cómo decirle, pero ahora estaba más tranquilo.

—Kakashi… Tú… ¿Tú me amarías sin importar nada?

—Creí que ya tenías claro eso.

—Sí, sí, pero… pero… ¿y si por una desconocida razón tuviera una extraña habilidad?

En ese momento fue donde Kakashi lo apartó suavemente para mirarlo a la cara. No evitó el movimiento, como tampoco evitó sentirse avergonzado por tener los ojos cristalizados de nuevo. Hacía tiempo que no se mostraba… llorón. ¿Serían las hormonas del embarazo? Quizás Tsunade mencionó algo sobre eso cuando no le prestaba atención.

—Me perdí, Obito —Kakashi admitió—. ¿Qué es lo que ocurre? Aún no has respondido si te dijeron lo que tienes. Asumo que sí, y… No quiero pensar que sea algo terriblemente malo, pero…

Tsunade. Era fácil inquietarse por la presencia de la mejor médico ninja que existía.

—No es algo terriblemente malo —negó, mirando la bolsa de vitaminas a su otro costado en la cama—. Sólo es… complicado de asimilar.

Ambos guardaron silencio durante unos instantes.

Obito agradeció la paciencia de Kakashi. Muchas veces pensó que su sosiego era molesto, pero ahora no lo veía así. Sus personalidades… En verdad se complementaban muy bien. Eran una buena pareja, seguro serían buenos padres. El pensamiento le provocó mariposas en el estómago.

—Llamaron a Tsunade porque algo no estaba… hum… algo no concordaba en los estudios que me hicieron —comenzó por el mismo punto por donde la mujer comenzó—. Querían su opinión y que ella me revisara.

Retiró la bolsa de plástico. Abajo estaba el examen con la prueba de embarazo. Dio un último suspiro y le entregó la hoja a su novio.

Mientras Hatake leía se dedicó a jugar nerviosamente ahora con su propia camiseta, manteniendo baja la mirada y tocándose de vez en cuando el vientre. El miedo lo invadió de nuevo. ¿Y si Kakashi no los quería? ¿Y si los despreciaba? Se mordió el labio inferior, dando un pequeño salto cuando su novio bajó la hoja tan rápido que el papel hizo un leve sonido.

—Obito…

El tono en que dijo su nombre le pareció demasiado áspero. Los ojos se le llenaron de lágrimas otra vez. ¡Tenía que dejar de llorar! Pero no pudo evitarlo.

—N-no, no es una broma —negó sin mirarlo—. T-tú… no nos quieres, ¿cierto? No me quieres. Piensas que soy un bicho raro por poder embarazarme, ¿verdad?

—Esa no es la razón de que crea que lo eres.

Arrugó el ceño. Sólo ante esas palabras tomó el valor necesario para observar a su novio. Pudo verlo un tanto desconcertado con la noticia. Sin embargo, detrás de eso había… ¿cariño? ¿Era eso lo que veía en esos oscuros ojos parecidos a los suyos?

—Eres un idiota.

—Y tú un llorón.

—Espero que… —sorbió por la nariz— Nuestro hijo no saque tu idiotez.

—Yo espero que nuestro hijo no herede lo llorón que eres.

—¡No es mi culpa! ¡Son las hormonas!

Soltó a llorar mientras Kakashi lo envolvía una vez más entre sus brazos. No estaba muy seguro del motivo de su llanto. Posiblemente era de alivio, porque sin más palabras de por medio, su amado le hizo saber su apoyo brindándole caricias en el cabello y la espalda. Además, lo dicho había dejado en claro que no estaba molesto ni incómodo con la idea. «Nuestro hijo». Kakashi también lo había llamado así, entonces… entonces todo estaba bien.

—Ya, ya —habló suavemente, enredando sus dedos en las hebras azabaches—. Trata de calmarte. Podría hacerte daño o… hacerle daño al bebé.

—Tienes… tienes razón —susurró, limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano—. Kakashi… ¿Tú nos amas?

Lentamente se apartó para encarar a su pareja, necesitando una respuesta más que nunca. Obtuvo lo que quería incluso antes de que Kakashi abriera la boca. Ya no tenía dudas de que su mirada brillaba con amor.

—Los amo, Obito —sostuvo su rostro con ambas manos, quitándole algunos rastros de lágrimas de las mejillas—. Los amo más de lo que podría decir. Lo son todo para mí.

Se sinceró sin dificultad. Si bien le costaba un poco expresar sus sentimientos, se esforzó por hacerle saber a Obito cuán feliz estaba con la noticia. Cuando se cruzó con Tsunade en el pasillo y esta le dijo que creyera al Uchiha todo lo que dijera porque recibiría una maravillosa sorpresa, jamás se esperó que fuera algo tan… asombroso y… perfecto.

—Y nosotros te amamos a ti.

Selló aquella declaración bajando la máscara de su novio y dándole un beso rebosante de cariño, sintiéndose como si estuviera dentro de un sueño del cual no quería despertar.

Esta no era la manera en que lo había imaginado, pero siempre había querido una familia, y ahora por fin la tendría junto al hombre que amaba.


||Continuara…||


Uff... ¿Qué puedo decir? Después de tantos años vine a intentar continuar la otra historia, pero con mejor redacción y de la mano del mes especial de Ilitia. Ya saben a quién agradecer por el regreso/continuación de esta historia. Hablando del primer fanfic, no les recomiendo leerlo hasta que lo re-edite. Para quienes hayan llegado primero aquí y no sepan de qué les hablo: Hace muchos ayeres hice una historia KakaObi que relataba el cómo comenzó la relación de este par. La historia sería larga e incluiría el mpreg, pero jamás pude seguirla. Eventualmente me dieron ganas de reescribirla, pero por diversos motivos he estado aplazando eso, y cuando vi este mes especial recordé la historia y tomé la decisión de seguirla aquí. Ya con el tiempo arreglaré la anterior, esta es para aquellos que querían ver la temática de mpreg. ¡Espero haya sido de su agrado el primer capítulo!

Ahora, respecto al Agosto de mpreg: Cada día hay una palabra para escribir al respecto. Lamentablemente... No podré actualizar diariamente. Crucen los dedos para que actualice mañana y a partir de ahí... Quizás actualice antes de que termine el año. Quizás(?)

Gracias a quienes hayan llegado hasta aquí. ¡Saludos y nos leemos pronto!