Mi hermana y yo

Disclaimer: Los personajes son propiedad de J.K. Rowling.

Mi hermana y yo

Tengo seis hermanos, cinco mayores, todos chicos, y una hermana pequeña, Ginny. Cuando éramos críos, pese a llevarnos apenas un año, rara vez jugábamos juntos, aunque siempre nos llevamos bien. Yo prefería estar con los mayores, sobretodo con Charlie, que era el que mejor sabía jugar al quidditch.

Pasamos muchas cosas juntos en Hogwarts... Hermione, Harry y yo éramos los mejores amigos, y ella pasó de ser mi hermana pequeña, a hacerse amiga nuestra y a enamorar a Harry. Cuando logramos ayudar a Harry con su destino, y tras regresar de la búsqueda –y destrucción- de los horcrux, empecé a salir con Hermione y justo a los dos meses me casé con ella, Hermione Granger, mi mejor amiga.

También mi hermana contrajo matrimonio con Harry unos seis meses más tarde. A todos nos hizo mucha ilusión y fue la boda del siglo, según la prensa, que convirtió el enlace en una fuente de información continua. Poco después de la boda, vino el embarazo de mi hermana que tuvo una preciosa niña. Todo era normal. Ella hacía su vida, atendía su trabajo, sanadora en San Mungo, su precioso hogar de Godric Hollow, a su marido y a mi sobrina. Yo por mi parte al igual que ella tenía mi vida.

Nos veíamos realmente poco a pesar de la proximidad, pues Hermione y yo vivíamos a diez minutos de su casa. Los cumpleaños de nuestras respectivas hijas y del resto de la familia Weasley (ampliada en extremo con esposas, nietos y -demasiada- familia política); en Navidades, algún fin de semana puntual en casa de nuestros padres que debíamos compaginar con el trabajo de Hermione, siempre, y cada vez más ocupada, y el de Harry, Jefe de la Oficina de Aurores del Mundo Mágico, y con gran responsabilidad.

Pero la falta de tiempo es algo que es bastante común en nuestros días.

A los pocos años, mi matrimonio se rompió. Ya no me entendía con Hermione –si es que alguna vez lo había hecho-, y las discusiones fueron deteriorando nuestra relación, tanto, que dejamos de hablarnos tras el divorcio. Y las pocas veces que coincidíamos–siempre debido a nuestra niña para que pasara unos días con el otro- aunque apenas fueran unos pocos minutos, acabábamos a voces. Hermione se distanció de todos nosotros, menos de Harry y mi padre –más por respeto mutuo que por otra cosa- y mi madre, cada vez que alguien la mencionaba, ponía la misma cara que cuando pensó erróneamente en nuestro cuarto año, que Harry y ella estaban juntos.

Quedé viviendo solo con mi única hija (de 6 años de edad) en el hogar que había sido mío en mi matrimonio, pues Hermione volvió a casarse un año después, y nos cedió la casa gustosa. Pocos meses después, le sucedió lo mismo a Ginny, se querían pero ya no era igual, decían. Mi madre se pasó una semana llorando. Harry y mi hermana, acordaron que Ginny se haría cargo de su hija -que entonces tenía cuatro años recién cumplidos-, por tener más tiempo libre que mi amigo Harry. Les envidiaba, pese a todo. Ellos sí mantuvieron una relación más que cordial, tanto amor que antes tenían quedó ahora como una relación de respeto mutuo, camaradería y buena amistad, y no era raro que se vieran de vez en cuando y no sólo debido a su hija. Mi madre y la prensa-Harry y Ginny eran muy queridos y respetados (ella debido sobretodo a que le hacía feliz a él, como es lógico)-, soñaban con una reconciliación que finalmente, no llegó a producirse.

Mi hermana, se sentía triste estando sin él y exceptuando las visitas de Harry en las que los tres salían y pasaban un buen rato, apenas salía de su casa ni veía a nadie. A los pocos meses, me pidió que la dejara trasladarse a mi domicilio con su hija y yo acepté. La casa era más que suficiente pues contábamos con un dormitorio para cada uno -y aún sobraban dos-, a pesar de esto, las pequeñas que se querían mucho, optaron por compartir una habitación.

Las niñas iban al mismo colegio, pues decidimos que la educación sería muggle hasta que fueran a Hogwarts. Mi hermana y yo, estábamos tranquilos, con las visitas periódicas de Hermione y Harry (recién casado con una guapísima estrella de la moda 'estilo Cho' como decía Ginny, pero –debo admitir- que encantadora), y nosotros, trabajando, compartiendo gastos y tratando de educar a nuestras hijas como si fuésemos un matrimonio normal, yo ejerciendo de padre y ella de madre, ayudando en los deberes, compartiendo juegos y salidas con las pequeñas, pero aquí terminaba todo parecido con un matrimonio convencional.

Nuestra vida privada no existía, algo que me extrañó por parte de Ginny, especialmente. No teníamos ligues ni escarceos amorosos ni nada por el estilo, teniendo una vida sexual totalmente nula tanto ella como yo. Por la noche, cuando las pequeñas se marchaban a dormir nos quedábamos solos, charlando, contándonos nuestro problemas... Y así pasó un año, dentro de la monotonía de la vida cotidiana.

Uno de los días que Harry vino a visitar a su hija, nos dijo que Isabelle, su esposa, estaba embarazada y que el bebé nacería en verano.

(...continuará)