|||-Una Familia-|||

Summary: Porque Obito nunca tuvo familia, y siempre quiso saber lo que era tener una. El calor y el amor de un hogar. Un pequeño `accidente´ le dará una familia; tal vez no como él lo maginaba, pero a fin de cuentas: Tendría su familia.

Pareja: ~Kakashi x Obito~
Advertencias: Yaoi, Lemon, Mpreg –Embarazo Masculino–
Si no te gusta algo de esto, no leas, no quiero reclamos.
Aclaraciones: Kakashi, Obito y Rin tienen 15 años. Y nunca pasó la batalla en el puente, por lo que ambos chicos tienen sus ojos normales.

***||***
Capítulo IV:

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Con paso algo fuerte y rápido, el Hatake se alejó de aquella escena, volviendo por donde había llegado. Estaba furioso, pero se contenía. Le dolía, pero trataba de que no le afectara más de la cuenta. Él siempre había sido frío y distante, y ahora que veía lo que sucedía por abrir su corazón, consideraba seriamente el volver a ser el mismo de antes. Total… ¿Para qué quería demostrar sentimientos si no le servía para nada más que para ser lastimado?

Asintiendo débilmente, continuó su camino hacia su habitación, no deseando ver a nadie, ignorando incluso a su compañera de equipo que se había acercado a hablarle.

La joven castaña se quedó bastante sorprendida al ver la forma en que había sido ignorada, pero más allá de eso, le preocupó la mirada que tenía el chico pues pudo ver dentro de ella muchos sentimientos y todos negativos. Con prisa, salió corriendo hacia la piscina para buscar a Obito, teniendo en mente algo que no le gustaba demasiado, y esto era que la única persona que podía provocar sentimientos en el peliplata era el Uchiha, y si ahora el Hatake estaba mal, sería seguramente por culpa de ese Uchiha bobo.

Apenas llegó a la piscina, Rin pudo comprender el motivo por el cual Kakashi se encontraba mal, y no era para menos…

Obito seguía besando y tocando a aquella chica como si estuvieran en lugar privado, como si ella de verdad le atrajera, o peor aún… Como si él no tuviera novio.

La Nohara se acercó con el ceño fruncido, quedando al lado de aquella silla donde estaba esa escena nada decente.

-¡Obito!- gritó a todo pulmón la joven, con un notorio tono de molestia en su voz.

Aquel grito hizo que el chico diera un ligero salto en su lugar y que automáticamente se separara de la joven pelirroja.

-R-Rin… y-yo…esto no… no…- trataba inútilmente de defenderse el azabache, pasando saliva nerviosamente, quitando inmediatamente sus manos del cuerpo de la jovencita sobre de él, quien a propósito, miró mal a la castaña, sin moverse un solo milímetro de su posición.

-Si no te molesta… Estábamos ocupados- dijo Junko con cinismo, mostrando que estaba dispuesta a quedarse allí sobre del chico, y sobre todo que estaba dispuesta a llegar con él hasta el final.

-Sí me molesta- acortó Rin, tomando del brazo a la joven y jalándola.

Aunque la pelirroja forcejeó un tanto, no pudo hacer más al final, sino levantarse de la silla, pues de hacer lo contrario hubiera terminado en el suelo por los jalones de la kunoichi.

-R-Rin…- balbuceó Obito, levantándose de la silla lentamente, mirando casi con miedo a su compañera quien soltó a la otra chica para en seguida tomarle del brazo a él, jalándolo y llevándoselo consigo, escuchando gritos, reclamos y demás por parte de Junko, los cuales Rin ignoró olímpicamente

El Uchiha no tuvo valor de decir nada, ni a Junko ni a Rin, solo guardó silencio, agachando la cabeza y manteniendo su mirada fija en el suelo hasta que estuvo en la recepción de la casa, fue ahí cuando su compañera le soltó, parándose frente a él y cruzándose de brazos.

-¿¡En que estabas pensando, Obito?!- cuestionó molesta; no era usual en ella hablar de esa manera, pero aquella indecente escena provocada por su compañero le había molestado.

-Yo…- aquella simple palabra fue lo único que salió de los labios del Uchiha, pero no hubo más, solo eso, pues él sabía que su comportamiento no tenía excusa. Ninguna.

La castaña tomó aire, calmándose para no armar otra escena en la recepción de aquel lugar, y ya una vez más tranquila, miró con preocupación a su amigo.

-Obito… —llamó nerviosamente, sabiendo que tenía la atención del chico— Kakashi lo vio todo- susurró la Nohara.

Ante aquella sencilla frase de la chica, el mundo del chico se derrumbó.

-¿Q-q-que?- balbuceó el azabache, levantando su mirada con el rostro pálido y temor puro en su mirada.

-Cuando salí, Kakashi venía de afuera de la casa, estaba… mal, y me ignoró sin decir nada- explicó Rin, haciéndole recordar al muchacho que su novio —si es que aún podía llamarle así— había dicho que le haría compañía en la piscina.

"N-no, no, no, no" repitió mentalmente el moreno, antes de salir corriendo rumbo a la habitación que compartía con su pareja.

La chica solo le observó, quedándose allí sin saber muy bien que hacer. Ellos debían hablar solos, pero presentía que no venía nada bueno. Sin pensarlo mucho más, la castaña salió corriendo de la casa, yendo a buscar a su maestro, pues le preocupaba que sus compañeros fueran a terminar en pelea de golpes por lo sucedido.

···

Obito llegó con respiración agitada hacia la habitación, entrando sin esperar ni un segundo, encontrando a su novio sentado en el amplio marco de la ventana, mirando hacia afuera con los brazos cruzados.

-K-Kakashi- llamó tímido y temeroso, cerrando la puerta tras él, acercándose a paso lento hacia el mayor.

El peliplata contuvo las ganas de gritarle al azabache, guardando con esfuerzo todas las emociones negativas que sentía, poniéndose de pie lentamente, encarando al otro muchacho quien le miraba sin saber que hacer o decir.

La mirada que en aquel momento tenía el Hatake, hizo temblar al poseedor del sharingan, pues era una mirada tan gélida como decepcionada, entre otras cosas que el azabache no pudo descifrar.

-Se acabó- concluyó Kakashi, dejando helado a su compañero.

-¿Q-que?- preguntó torpemente, acercándose un par de pasos más al otro.

-¡¿Estás sordo?! —preguntó con molestia y fastidio, sorprendiendo al menor por aquella forma de hablarle— Esto se terminó, tú y yo, se acabó. Ahora sal de mi habitación- repitió con más fuerza, dejando sin palabras a su ahora ex novio.

Las palabras se quedaban ahogadas en la garganta del Uchiha, quien solo atinaba a negar lentamente con la cabeza, no queriendo aceptar esas palabras.

-N-no puedes, no puedes solo… terminar- Obito intentó razonar débilmente con su compañero, este le fulminó con la mirada, causándole un temblor.

-No lo estoy haciendo por nada. Y no finjas que te importa. Ahora largo, seguramente tú amiga está esperándote- finalizaba el Hatake, usando demasiados celos y odio en su frase, más de los que quiso demostrar.

El poseedor del sharingan pasó saliva con fuerza, intentando aclararse.

-S-sí me importa. Tú me importas, lo nuestro me importa- se defendía el azabache, siguiendo bajo aquella mirada que le hacía temblar de nervios.

-No lo parecía. Ahora entiendo porque no querías estar conmigo- murmuró, conteniendo el dolor que le causaba el recordar aquella… nada decente escena de la cual Obito fue protagonista con esa joven resbalosa.

Obito frunció el ceño al escuchar esas palabras.

-¡Nada tiene que ver una cosa con la otra!- gritó a su defensa.

Grave error.

-¡No me importan tus palabras ni tus excusas! —Gritó más fuerte— Lo que quiero es que te vayas, no quiero verte, no quiero oírte, no quiero hablar contigo- finalizó con molestia, tomando del brazo al Uchiha y jalándole hacia la puerta, abriendo esta para sacar de la habitación al menor, este solo le miró como cachorro asustado, antes de abrazarle con fuerza, intentando evitar que le echara de la habitación.

-Por favor, por favor, perdóname, yo te quiero, te quiero a ti- comenzó el azabache, y sin poder contenerse ya más, comenzó a llorar ante el temor de que la persona que más importante era para él le odiara.

Un temblor recorrió el cuerpo del Hatake, aunque aquel temblor no fue de sensaciones agradables, no. Por la mente del peliplata rondaba la escena que vio. La escena no se iba, se repetía mil y un veces en su cabeza, torturándole.

-No me toques, me das asco- Kakashi murmuró con desdén, sorprendiendo a su ex novio, quien abrió los ojos con sorpresa, sintiendo miles de cuchillos afilados clavarse en su corazón ante tales palabras tan frías, y de la persona que más amaba.

Con lentitud, el Uchiha fue soltando el cuerpo del mayor, quien apenas se vio libre retrocedió un paso para entrar a la habitación, cerrando la puerta con un fuerte azotón, poniéndole seguro para que su compañero no entrara de nuevo.

Pasaron un par de segundos en los que Obito permaneció llorando en silencio, mirando la puerta cerrada, intentando asimilar lo que había ocurrido pero mientras más lo pensaba, más le dolía y más maldecía el ser tan idiota.

-K-Kakashi… —llamó, tocando la puerta— Abre, por favor- pidió con voz ahogada, sin obtener respuesta alguna por lo que repitió el nombre de su amigo y ahora ex pareja, siendo ignorado de nuevo.

Lágrimas más gruesas comenzaron a resbalar por las mejillas del moreno, quien se apegó a la puerta comenzando a repetir sin cesar el nombre de su amado, pidiéndole una y mil veces perdón, repitiéndole que era importante para él, que lo quería a él, pero aparentemente ninguna palabra hacía efecto en el peliplata.

Por su lado, Kakashi subió a la cama, sentándose en esta, abrazando sus rodillas y escondiendo su rostro, escuchando las palabras del otro chico con pesar, doliéndole escuchar sus gimoteos pidiéndole que abriera, que no lo dejara, que lo quería.

Contrario a lo que Obito creía, Kakashi estuvo un par de veces por abrir la puerta, pero aquella dichosa escena se lo impedía. El dolor y la decepción hacían que el Hatake evitara abrir la puerta.

Había confiado en Obito, le había dado su amor, había sido comprensivo con él cuando se negó a tener intimidad con él. Esto último ahora se explicaba el por qué se había negado.

Él no era una chica. Lo que su compañero buscaba era una chica. ¿La culpa era de él por ser hombre? Un rotundo ¡NO! Era lo que gritaba su orgullo, el cual le impedía culparse de algo. La culpa era completa y absolutamente de su idiota compañero de equipo. Eso se repitió mentalmente, aun cuando la culpa por haberlo tratado tan mal comenzó a atacarle, aun cuando al reflexionar en lo que le dijo para que dejara de abrazarlo se dio cuenta de que había sido muy cruel, pero nuevamente su orgullo le cubría, puesto que le decía que era verdad, que era asqueroso que le tocara con las manos con las que había tocado a aquella chica.

Los pensamientos y sentimientos del Hatake estaban más revueltos que nunca; ya solo rogaba que Obito parara, que se fuera y lo dejará a solas, quería… no, necesitaba estar solo y no seguir escuchándolo.

···

Las horas pasaron, unas dos o tres, quizás más, quizás menos; ninguno lo sabía, solo sabían que ya era algo tarde.

-Obito- la voz de un hombre llamó al joven azabache, quien yacía sentado de rodillas frente a la puerta de la habitación, llorando quedamente, manteniendo recargada su frente en la puerta, cuestión que cambió pues al oír esa voz levantó la cabeza.

-Minato-sensei- murmuró con voz ronca, intentando no deshacerse en fuerte llanto de nuevo.

El rubio miró con demasiada preocupación a su alumno, inclinándose a su lado, ayudándole a levantarse, notando que el azabache temblaba, quizás por el llanto o quizás por el frío, pues según lo que le había dicho su alumna, el chico había estado nadando y a juzgar por lo pasado, ni siquiera se había secado, estaba allí casi desnudo, solo con traje de baño y sentado en el suelo.

-Obito… ve a la habitación de Rin, te llevare ropa para que te vistas- dijo con la mayor calma posible el Namikaze, viendo de inmediato lo que ya se esperaba, que su alumno negara con la cabeza, queriendo volver a pegarse a la puerta.

El Jounnin suspiró negando, jalando al azabachito, llevándoselo más por la fuerza a la habitación de la castaña, quien ya los esperaba con una toalla en brazos, la cual le puso a su amigo apenas cruzó el umbral de la puerta, apartándose en seguida para que su maestro llevara a Obito hasta la cama y le sentara allí, sentándose a su lado.

-Obito, escucha… —pidió amable, obteniendo la cristalizada mirada del menor— Hablaré con Kakashi, ¿de acuerdo? Pero necesito que te tranquilices y te quedes aquí. Él… necesita tiempo, ¿está bien?- habló con suavidad, sonriéndole a su alumno.

El dueño del sharingan titubeó, dudando de eso, pero terminando por aceptarlo, asintiendo lentamente.

-Todo va a estar bien- prometió Minato, acariciando los azabaches cabellos con cariño, evitando el regañar al menor, puesto que el daño estaba hecho y ya nada ganaba con regañarle, lo mejor era intentar arreglar la situación y cuando todo se solucionara, allí hablaría con Obito sobre lo sucedido con la chica aquella.

Sin decir otra cosa más, el rubio dejó al Uchiha en manos de Rin, para acto seguido salir de la habitación, volviendo a la otra, tocando la puerta con tranquilidad.

-Kakashi, abre la puerta, soy yo; Obito ya no está- habló con serenidad, escuchando pasos lentos que se acercaban a la puerta, y seguido de estos, el sonido del seguro ser retirado, por lo cual abrió la puerta, adentrándose a la habitación, mirando como el Hatake caminaba a la cama y subía a esta, abrazando sus rodillas mientras miraba hacia la ventana.

El mayor soltó un ligero suspiro, antes de acercarse a la cama, sentándose en la orilla sin perder de vista al Hatake.

-Kakashi, no… no me puedo imaginar cómo debes sentirte, pero…- el rubio fue interrumpido por una mirada de parte del chico, mirada que en silencio le pedía que callara.

-No quiero hablar de eso. No ahora- concluyó en un susurró el peliplata, volviendo a poner su vista en la ventana, haciendo suspirar nuevamente a su acompañante.

-Entiendo que no quieres hablar del tema y que necesitarás algo de tiempo para aclarar tus ideas y tomar una decisión- dijo lo más suave posible, obteniendo nuevamente la mirada ajena.

-Yo ya tomé una decisión, y usted sabe bien cual es- respondió, incluso un tanto cortante pues sentía que su maestro estaba diciéndole que perdonara al Uchiha, y eso no lo haría nunca.

Minato observó al jovencito unos momentos en silencio, pensando con cuidado en que palabras usaría para no molestarle o lastimarle.

-Obito está realmente arrepentido; le duele no estar contigo, y a ti te duele no estar con él. Tal vez podrías…- fue interrumpido bruscamente.

-Si tan arrepentido está… No debió haber hecho eso- atajó con molestia y dolor contenido, desviando la mirada, considerando que quizás lo mejor hubiera sido no abrir la puerta.

Un suspiró más se escuchó en la habitación. El rubio no tenía ni idea de cómo haría para que Kakashi reflexionara y le diera una segunda oportunidad a Obito.

-Una relación siempre pasa por problemas, pero sí de verdad dos personas se aman… Van a superarlos y seguir adelante- comenzó a razonar el Namikaze.

-Ese es el problema… Obito no me ama, es un idiota- murmuró entre dientes el Hatake, agachando la cabeza por algunos momentos.

-Kakashi, ¿de verdad crees que él no te ama? Se quedó llorando frente a la puerta por horas, solo porque quería hablar contigo- señaló con amabilidad.

-¡Se besó y toqueteó con esa chica!- dijo con cierta exaltación, mirando fulminante a su maestro, aunque en sus oscuras pupilas se notaba el dolor, la tristeza y decepción que sentía en aquel momento, pero sobre todo, al recordar aquella escena.

A pesar de que le fue algo difícil el responder a aquello, Minato hizo su esfuerzo.

-Todos cometemos errores —recordó— Obito te ama, lo que pasó con aquella chica no ha significado nada- intentó razonar con el mayor tacto que le fue posible.

El muchacho apretó los puños sobre sus rodillas, temblando ligeramente ante todos los sentimientos negativos que tenía, en especial al pensar en lo pasado la noche anterior.

-Tanto me ama que se negó a acostarse conmigo pero sí estaba dispuesto a hacerlo con esa… cualquiera- murmuró con rencor e impotencia.

Las palabras del joven peliplata dejaron por demás descolocado al ojiazul.

-¿Qué? ¿De… que estás hablando?- preguntó Minato confundido.

Con molestia, Kakashi le contó lo que había pasado entre Obito y él la noche anterior, aquel delicado tema de que el Uchiha "no estaba listo" para estar con él y de que era "complicado". Conforme avanzaba el relato, Minato se ponía un tanto nervioso, puesto que visto desde el ángulo de Kakashi, él había sido comprensivo y amable con el Uchiha, y este sin duda se había portado de una manera un tanto… Egoísta. Pero visto desde el punto de vista del azabache…

-Intenta ponerte en el lugar de Obito —invitó amable— Descubrir que te gusta un chico justo en el momento en que una chica atractiva te coquetea descaradamente. Él solo estuvo algo confundido, es normal, sobre todo por su edad, por ser adolescente. No deberías ser tan duro con él- dijo con la mayor suavidad posible, obteniendo de inmediato la asesina mirada del menor, lo cual le hizo saber que solamente por el respeto que el muchacho le tenía, era que no le había echado de la habitación.

-No voy a perdonarlo, no voy a volver con él. Punto final a la discusión- el ojinegro dio por terminada la plática, bajando de esa cama y yendo a la cama en la que su maestro había dormido, acostándose allí, arropándose con relativa calma, estando dispuesto a dormir, aunque al mayor le extrañó un poco que se fuera a esa cama, aunque terminó por suponer que era porque en la otra le vendrían recuerdos al menor, además de —seguramente— tener el aroma de Obito.

-¿No piensas ir a cenar?- preguntó levemente preocupado, sentándose en la cama en la que ahora estaba su alumno, poniendo una mano en su cabeza.

-No tengo hambre- respondió en voz baja, quedándose quieto, cerrando sus ojos para dormirse ya.

-Está bien —suspiró— Intenta descansar un poco. Aún estás muy… dolido por lo pasado, es mejor que hablemos mañana, una vez que te hayas tranquilizado- finalizó en voz baja, quitando su mano de la cabeza ajena mientras se levantaba de la cama.

-Minato-sensei… N-no… se vaya- habló quedamente, sorprendiendo apenas a su maestro por aquella petición.

El Namikaze sonrió y sin dudarlo volvió a sentarse en la cama, poniendo nuevamente su mano en la cabeza ajena, acariciando paternalmente los platas cabellos del chico.

-Me quedaré contigo —cedió con una ligera sonrisa— Kakashi, si quieres desahogarte puedes hacerlo- comentó sin dejar sus cariñosas caricias.

-Estoy bien- se apresuró a contestar, pues no quería y no iba a llorar; aguantaría ese dolor sin llorar, porque sentía que de hacerlo… probablemente no pararía de llorar en toda la tarde y toda la noche, y él no quería hacer eso, él era fuerte y lo resistiría.

Aunque el hecho de que el Hatake se guardara su dolor preocupó a Minato, este terminó por resignarse a que así era su joven alumno y que era mejor no insistirle, solo apoyarlo.

Un rato pasó, antes de que el peliplata se durmiera, momento en el que el rubio se preguntó cómo estaría Obito.

···

Extraña o normalmente, ambos jóvenes se durmieron por el resto de esa tarde y durante toda la noche, aunque por momentos ambos despertaban en la oscuridad, buscando a su lado al otro, encontrándose solos, o bueno, con Rin y Minato respectivamente, pero eso no les hacía sentir mejor, querían estar con el otro, aunque Kakashi aún tenía cierto dolor y molestia contra su compañero, admitía que se sentía mejor luego de dormir, por lo que sin darle más vueltas al asunto, volvió a dormirse. Obito por su lado volvía a dormir porque al menos así olvidaba su situación y dejaba de sentirse tan miserable.

Un nuevo amanecer llegó luego de algunas horas.

-¿Kakashi?- preguntó Minato, despertándose al escuchar un suave ruido en la habitación, este era provocado por el jovencito que se arreglaba.

-Saldré a caminar- explicó tranquilamente, terminando por ponerse su banda de Konoha, quedándose frente a la puerta cuando su maestro le llamó.

-Espera, ¿y que harás con…?- dejó la pregunta al aire, manteniendo su celeste mirada fija en el muchacho frente a la puerta.

-Mi decisión sigue siendo la misma- respondió con estoicismo, terminando por salir de la habitación, provocando que su maestro negara con la cabeza.

Acto seguido, el rubio se levantó rápido de la cama, vistiéndose lo más rápido posible —puesto que se había puesto ropa para dormir cuando llegó la noche— pues quería alcanzar al peliplata para hablar de nuevo con él.

Por su parte…

Kakashi caminó tranquilamente hacia afuera de la mansión, encontrándose en su camino a la pelirroja, lo cual le provocó un agudo dolor al recordar aquella escena que incluso en sueños le perseguía.

-¿Qué tal te va?- preguntó cínica aquella chica, siendo olímpicamente ignorada por el Hatake, quien continuó su camino en silencio.

-Oye, no es mi culpa que Obito me prefiriera a mí en lugar de a alguien tan odioso como tú- se burló la joven, obteniendo como resultado una mirada asesina por parte del peliplata.

Sin decir nada más, Kakashi siguió caminando, escuchando una que otra cosa que la chica le decía, intentando ignorarla, cosa que se le hizo difícil cuando esta mencionó que se despidiera del Uchiha, pues ella haría que él se quedara a vivir con ella en ese lugar.

"Tú no puedes hacer eso, él no haría eso" pensó el chico mientras caminaba sin rumbo alguno por esa aldea, pensando en su compañero y ahora ex novio.

"Él no se quedaría aquí por ella… ¿O sí?" Kakashi meditaba en ello, negando una y otra vez con la cabeza.

Entre sus cavilaciones, el ojinegro terminó por llegar a un pequeño parque, el cual aprovechó para intentar distraerse.

·*·

Rin despertó al escuchar gimoteos en la habitación, encontrándose a su azabache compañero en la cama, llorando y murmurando una y otra vez "Kakashi" y "Perdóname".

-¿Obito?- preguntó preocupada la castaña, levantándose del sillón donde se quedó a dormir, acercándose a la cama donde estaba su amigo.

-Él no me perdonará, Rin. Lo sé, lo conozco, le hice mucho daño- murmuraba entre quejidos lastimeros, haciendo que su amiga se sintiera tan mal al verlo así, pero…

-¡Basta! ¡Ese no es el Obito que conozco! ¡El Obito que conozco no se daría por vencido!- reclamó la joven, obteniendo la mirada cristalina del muchacho.

"Ese es el punto: No soy quien ella no conoce. Me convertí en un monstruo" pensó el azabache, encogiéndose en su lugar, aunque una voz en su interior le gritaba que parara, que sí de verdad amaba al Hatake debía ir a buscarlo.

-Obito… ¿de verdad piensas solo darte por vencido?- preguntó la Nohara con un tinte de decepción en su voz.

Un clic sonó de nuevo en la mente del Uchiha, solo que este, comparado con el clic que había escuchado hacía ya dos noches, sí le animaba a hacer algo bueno y no una tontería.

"¡Por supuesto que no!" gritó una voz en el interior del moreno.

Esa voz le decía que saliera volando de la cama si era posible, y que corriera a hacer todo un circo, un show, lo que fuera, todo para demostrarle al peliplata que sí lo amaba.

"No puedo, no puedo dejarlo ir" pensó Obito, limpiándose las lágrimas al levantarse de la cama, dispuesto a ir a buscar a su compañero, mostrando una mirada llena de decisión, cuestión que alivió a la joven castaña, quien de inmediato se levantó para tomar la ropa de su amigo, llevándosela.

-Toma, Minato-sensei trajo esto para ti ayer por la noche- explicó Rin, sintiendo como de inmediato el joven ojinegro le quitaba la ropa de las manos, por lo que ella salió rápido de la habitación para dejarlo vestirse.

No pasaron ni cinco minutos cuando Obito salió de la habitación ya listo.

-¿Y bien…? ¿Qué harás?- preguntó la castaña.

-Aun no lo sé, solo sé que tengo que ir a la aldea- respondió el joven moreno, poniendo rumbo a su andar, siendo seguido por la chica.

-Debo encontrar algo, algo para darle, o algo para hacer algo especial —intentaba explicarse— Tengo que demostrarle que sí lo amo- murmuró Obito, caminando más rápido, haciendo sonreír a su amiga.

Aunque los pasos del chico se detuvieron cuando salió de la mansión, obteniendo así la mirada extrañada de la joven.

-¿Qué pasa, Obito?- preguntó preocupada Rin, notando que el chico se debatía mentalmente.

-Espera aquí, Rin. Iré a hacer algo que debí haber hecho antes- respondió, dándole una sonrisa a su compañera, antes de salir corriendo hacia adentro de la mansión, dejando algo sorprendida y confundida a su amiga.

-Pero… pero… ¿Qué harás?- cuestionó en un grito la chica de ojos marrón.

-¡Hablare con Junko!- respondió mientras se alejaba, y sin mirar atrás entró a la mansión, dejando a una preocupada castaña afuera de ese lugar.

Obito corrió por los pasillos, encontrando en uno de esos a la joven, quien se paseaba por su casa con una sonrisa satisfecha luego de haber hecho sentir mal al Hatake.

-Junko, necesito hablar contigo- pidió el Uchiha apenas vio a la chica.

Los grises orbes de la jovencita brillaron al ver al chico, imaginando que quizás iba a terminar lo que habían comenzado el día anterior.

-Claro, vamos a mi habitación- invitó la pelirroja, caminando hacia dicho lugar, siendo seguida por el moreno, aunque este no pudo evitar ponerse en alerta cuando la joven mencionó que fueran a ese lugar.

·*·

-Ella ni siquiera se lo merece. Obito es idiota, pero merece a alguien mejor que a esa…- bufó fastidiado.

Kakashi se encontraba sobre la rama de un árbol, admirando desde allí un lago que se encontraba en aquel parque, aunque por más que intentaba concentrarse en lo bonito de la naturaleza, no podía, pues terminaba por pensar en las palabras de esa joven, y temía que fueran verdad, que ella convenciera al Uchiha para que se quedara con ella.

No importaba cuan ridícula era aquella idea, la imaginación del Hatake la volvía realidad pues sus celos y su temor de perder al azabache lo provocaban.

¿Perderlo? Aguarda, ¿no lo había perdido ya al dejarlo?

Muchas dudas se agolpaban en la mente del peliplata, quien solo meneaba la cabeza de un lado a otro, intentando parar aquel caos que eran sus pensamientos.

-¿De verdad vas a dejarlo quedarse con ella?- una conocida voz sacó de sus tortuosos pensamientos al chico, este dirigió sus oscuras pupilas hacia la rama de un árbol frente al que él estaba, encontrándose con su maestro sentado en una rama, mirándole con una pequeña sonrisa.

-Minato-sensei, yo no…- iba a decirle que no sabía qué hacer, que necesitaba ayuda, pues la máscara de indiferencia y frialdad que había construido se había roto, mucho antes de lo que él esperaba.

-Tú lo amas, aún lo amas —concretó, causando que el menor desviara la mirada— Entonces… Ve por él, no dejes que se les escapé la oportunidad de ser felices- aconsejó con una sonrisa el Namikaze.

Kakashi estaba por objetar que Obito le había herido, y en muchas formas, no solo sus sentimientos sino su orgullo también, pero este mismo le obligaba a decir que Obito era suyo y de nadie más, mientras que su corazón le decía que podía perdonarlo, por qué lo necesitaba a su lado.

Sin decir algo más, el chico se levantó de aquella rama, dándole una mirada de agradecimiento a su maestro antes de volver por donde vino, volviendo a velocidad luz a la mansión, dejando a un sonriente Minato contemplando el lago.

"Son tan jóvenes aún" pensó el Namikaze.

···

El Hatake no demoró mucho en llegar a la mansión, encontrando a Rin afuera de esta, caminando de un lado a otro, aparentemente nerviosa.

-¿Rin? —Negó leve, de momento su compañera le tenía sin cuidado— ¿Dónde está Obito?- ante su pregunta notó que la jovencita se tensaba un poco.

-Eh… Él… él… fue a hablar con Junko, ¡pero no malinterpretes! —Se apresuró a decir— Obito dijo que haría algo especial para demostrarte que te ama, pero de repente dijo que haría algo que debió hacer hace tiempo, y se fue a buscarla para hablar con ella- explicó lo más rápido que pudo, pues no quería que las cosas se malinterpretaran y de nuevo todo saliera mal.

Kakashi se quedó entre sorprendido y confundido. Pero no dudó en lo que haría, sin alguna palabra más entró a aquella casa, preguntando a uno de los empleados por la habitación de la joven aquella, corriendo hacia haya en cuanto supo donde era.

"Espero que todo salga bien" pensó Rin, bastante preocupada y nerviosa.

···

-¿Y bien? ¿Quieres terminar lo que empezamos ayer?- preguntó coquetamente la joven ojigris, acercándose al chico, pasando sus brazos por su cuello, mas fue detenida por el mismo chico, quien le tomó los brazos y negó lento, quitando esos brazos de su cuello.

-No vamos a terminar nada, porque lo que pasó ayer fue un completo error- dijo Obito con seriedad, una rara y extraña seriedad en él, aunque sus palabras causaron sorpresa y ligera molestia en la chica.

-¡¿Cómo que un error?!- alzó la voz, sintiéndose un tanto ofendida.

Justo en aquel momento, Kakashi llegó a la habitación, pero al escuchar a la chica, se quedó parado afuera, mirando un poco por la puerta entre abierta de esta, siendo discreto para que ninguno de los otros dos notara su presencia.

"Si así se puso ahora… No sé cómo se pondrá cuando escuche todo" pensó el Uchiha, sonriendo ligeramente nervioso.

-No te alteres —pidió con su usual amabilidad— No quiero que te enojes, es solo que… Vine a decirte la verdad. Yo... amo a mi idiota compañero de equipo- comenzó el azabache, provocando —sin darse cuenta— que el Hatake afuera frunciera el ceño.

"¿Luego de que me engaña el idiota soy yo?" pensó molesto el peliplata, aunque su molestia se vio minimizada por las primeras palabras del chico.

-Y… ayer le hice mucho daño —susurró agachando la cabeza, demostrando en su voz el arrepentimiento— Lo que pasó entre tú y yo jamás debió pasar. Lo amo, no quiero que este mal, no me gusta verlo mal, ni tampoco me gusta que me… odie —pasó saliva con dolor al decir esto, haciendo sentir culpable a su compañero— Así que… perdóname, pero lo mejor será que te alejes de mí- concluyó el azabachito, levantando su mirada y fijándola en la joven frente a él.

La pelirroja yacía con el ceño fruncido, mirando ofendida al Uchiha.

-¡No me alejare de ti! Por favor, tú no… no puedes amarlo, además… Lo sentí, claramente sentí que me deseabas- su expresión cambió a una seductora, a la par que se acercaba al muchacho, tomándole las manos, estando dispuesta a repetir la acción del día anterior para seducir al jovencito, pero en esta ocasión no le funcionó tan bien.

Obito retrocedió y zafó sus manos del agarre de la chica, negando levemente, algo preocupado de ver que la joven no le escuchaba.

-Entiéndelo por favor, yo no… no te deseo- dijo con la mayor delicadeza posible, pues a pesar de todo no quería lastimar a la pelirroja.

-¡Sé que me deseas!- gritó Junko, abrazando sin más al chico, juntando su joven y bien dotada anatomía femenina contra el cuerpo del azabache, quien pegó un saltito de nerviosismo y le tomó por los hombros, intentando separarla de él, sintiéndose por demás incomodo ante la situación.

-Yo no te deseo, entiéndelo- repitió, consiguiendo separar a la joven de él, retrocediendo otros pasos más.

-Pero… yo… ¡Ayer lo sentí! Mientras me tocabas… lo sentí- replicaba la ojigris, mirando con una mezcla de molestia y desesperación al jovencito frente a ella.

Las mejillas del poseedor del sharingan se colorearon casi del mismo rojo que su dojutsu, mientras titubeaba en si decirle o no a la chica el porqué de aquel deseo.

-Y-yo… s-sí estaba deseoso —confesó en un susurro, sin saber que el peliplata estaba por entrar a clavarle un kunai en la cabeza— P-pero no era deseo por ti- dijo aun en voz baja, sorprendiendo y descolocando a Junko y a Kakashi.

-¡¿Pero de que hablas?!- gritó con molestia la pelirroja.

-E-estaba deseoso porque… porque… —se arrepintió de haber dicho aquello pues ahora no sabía cómo explicarse— Por algo que pasó entre Kakashi y yo la noche anterior a ayer —se mordió el labio inferior unos momentos antes de continuar— Yo estaba recordando lo que había pasado cuando tú llegaste, por eso me costó alejarte de mí, porque… por eso y… y…- el pobre azabachito no sabía cómo continuar, aunque lo que había explicado había sido suficiente para que el Hatake quedara sorprendido y sintiera un algo extraño pero agradable en su interior, mientras que por otro lado, a Junko solo le quedó abrir los ojos con sorpresa, al escuchar que —básicamente— lo pasado con el Uchiha había sido producto de una "confusión" o peor aún, de una frustración —o tensión— sexual que Obito tenía por culpa de algún asunto con Kakashi.

La joven negó varias veces con la cabeza, antes de lanzarse sobre el moreno a besarlo, pero en está ocasión, el chico rompió el beso de inmediato, queriendo retroceder, aunque la joven intentó evitarlo al abrazarlo por la cintura, empezando así un extraño forcejeo.

-Más te vale que le quites las manos de encima, ahora- la voz del Hatake causó sorpresa en Obito y Junko.

El Uchiha no sabía si lo que su compañero había dicho quería decir que estaban juntos de nuevo, pero lo que sí sabía a ciencia cierta, era que el rojo en sus mejillas no podía brillar más de lo que brillaba ya. La vergüenza que sentía ahora no creía haberla sentido nunca; por una vez en su vida, envidió a los avestruces que podían esconder sus cabezas de todos al meterlas bajo la tierra, pues eso era lo que él quería hacer ahora mismo.

-Tú… ¡largo de mi habitación!- ordenó mucho más que molesta la joven.

-Créeme, no estoy aquí por gusto, y me voy, pero no solo- concluyó el peliplata, tomando la mano de su compañero, jalándole y sacándolo de allí, pero apenas dieron un par de pasos afuera de la habitación, Junko tomó la otra mano del azabache, jalándolo hacia ella, provocando que Kakashi le mirara fulminante y que Obito le mirara nervioso, preocupado y aun avergonzado.

-¡Suéltalo!- gritó la chica.

-¡Suéltalo tú! ¿Qué más quieres para que te quede claro que él es MÍO?- Kakashi recalcó la última palabra, dándole una arrogante mirada a la joven, quien frunció el ceño y jaló más al poseedor del sharingan.

Antes de que la pelea continuara…

-¿Qué está pasando aquí?- preguntó la señora Naomi, mirando confundida a los tres muchachos, sobre todo miraba con extrañes y sorpresa la manera en que Junko y Kakashi jalaban al pobre azabachito, este solo lucía nervioso y sonrojado.

-M-Mamá…- la pelirroja dudó un momento en que diría, momento que el Hatake aprovechó para jalar fuerte a Obito, zafándolo del agarre de ella, provocando que volteara a verle con el ceño fruncido.

-¡Devuélvemelo!- gritó la joven, acercándose a los chicos, recibiendo una mirada amenazante de parte del peliplata.

-Junko- la madre de la joven la llamó, tomándole del brazo, evitando que se acercara de nuevo a los jóvenes ninja.

-Pero… pero mamá- se quejó la chica.

-Haber, no sé qué hiciste ahora, pero será mejor que los dejes en paz. Tú siempre metiéndote en problemas. Ahora mismo vamos a mi habitación y me dices que lío provocaste ahora- regañaba la mujer, jalando del brazo a su hija, llevándosela con ella, ignorando las réplicas y suplicas de su joven hija.

Kakashi suspiró con cierta relajación al notar que al menos la madre de la chiquilla era cuerda y no estaba demente igual que la pelirroja.

Sin nada más que decir —al menos de momento— el peliplata jaló a su compañero, llevándolo hacia la habitación que habían compartido hace dos noches, extrañándose de sentir como el moreno se dejaba llevar de forma sumisa, manteniendo la cabeza agachada.

No les tomó mucho a los dos chicos el llegar a la habitación. Sin demoras, Kakashi cerró la puerta una vez que él y su amigo estuvieron dentro del lugar; pero antes de girarse, dio un suspiro y busco calma, dando vuelta unos segundos después, encontrándose con la mirada preocupada, triste y dolida del otro chico, aunque también se podía apreciar esperanza en esas oscuras pupilas tan similares a las suya.

-K-Kakashi, yo… cometí un… un grave error, p-perdóname por favor. Sí te amo, y… y mucho, tanto que… me asusta- murmuró bajo el azabache, mordiéndose el labio inferior.

Una pequeña sonrisa apareció en los labios del mayor, quedando un tanto oculta por la máscara que siempre usaba.

-Ya lo sé, ahora lo sé- respondió el Hatake, acercándose lentamente a su compañero.

-Por cierto, el idiota en este equipo… Eres tú- concluyó Kakashi, bajando su máscara, dejándole ver al Uchiha la sonrisa que tenía, para acto seguido besarlo con cariño.

En otras circunstancias, Obito hubiera peleado por aquella forma en que su compañero le llamó, pero en esta ocasión fue distinto, porque la relación de ambos era distinta. Aquel 'insulto' no pudo sentirlo como tal, después de todo él mismo había dicho eso de su compañero, pero quizás ahora era una… Extraña y cariñosa forma de llamarse.

Sin perder ni un segundo, los labios del menor respondieron el beso, mientras sus brazos pasaban alrededor del cuello ajeno, aferrándose a él, disfrutando el amoroso beso que le supo a perdón y a gloria, pues en verdad llegó a creer que ya jamás volvería a ser besado por esos labios.

Aún quedaba mucho por hablar, pero al menos por el momento, ambos jóvenes querían dejar las palabras de lado para dedicarse a besarse y a disfrutar de nuevo la calidez y el afecto del otro.

**||Continuara…||**

Notas Finales:

Bueno… Demoré mucho, demasiado, por lo que solo me queda pedir perdón :'( y pues ya no espero reviews (?)

Solo espero que les gustara. Y prometo que aquí se acaba el drama y pasamos a las cosas serias ewe puede que ya en el capítulo siguiente haya Lemon o al menos Lime.

Prometo no tardar tanto —y está vez lo cumpliré porque ya estoy escribiendo el siguiente capítulo— así que esperen en un máximo de 15 días la continuación.

Nos leemos pronto. Gracias por leer y perdonen las siempre presentes faltas de ortografía.

Matta Nee~

¿Me dejarían un lindo Review para saber que mi historia aún les interesa? QuQ