|||-Una Familia-|||
Summary: Porque Obito nunca tuvo familia, y siempre quiso saber lo que era tener una. El calor y el amor de un hogar. Un pequeño `accidente´ le dará una familia; tal vez no como él lo maginaba, pero a fin de cuentas: Tendría su familia.
Pareja: ~Kakashi x Obito~
Advertencias: Yaoi, Lemon, Mpreg –Embarazo Masculino–
Si no te gusta algo de esto, no leas, no quiero reclamos.
En este capítulo hay ligero contenido sexual —Lime—, aun no llegamos al Lemon pero ya para el próximo capítulo habrá.
Aviso que este capítulo es un poco más largo para compensar la tardanza.
Aclaraciones: Kakashi, Obito y Rin tienen 15 años. Y nunca pasó la batalla en el puente, por lo que ambos chicos tienen sus ojos normales.
***||***
Capítulo VI: Primer Contacto Íntimo
**
La película había terminado pasado algún tiempo, durante el cual Kakashi no había dejado de molestar a Obito, ya fuera dándole besos en el cuello, acariciándole la cintura e incluso juntándolo a él para toquetearle más.
Todas esas acciones causaban vergüenza en él azabache, pero no porque no le gustaran, sino por todo lo contrario. Cada caricia le hacía sentir más calor, y aunque no quisiera admitirlo… Se había excitado demasiado con todo aquello.
-¿Piensas quedarte a dormir aquí?- preguntó el peliplata tras levantarse de su asiento y alejarse un par de escalones, notando que su pareja se quedaba en el asiento.
El Uchiha yacía con las mejillas sonrojadas, mordiéndose el labio inferior y mirando hacia la nada. Ignoró el comentario de su novio hasta que el resto de personas abandonó la sala.
Al no recibir respuesta del menor, terminó por solo encogerse de hombros.
-Bien, si es lo que quieres… Aquí te quedas- dijo sin más, dando vuelta.
Antes de siquiera dar un paso, Kakashi fue golpeado por un bote de palomitas que Obito le lanzó justo a la cabeza, terminando así con algunas palomitas sobre sus plateados cabellos.
-¡¿De verdad piensas dejarme aquí, idiota?!- gritó a todo pulmón el Uchiha, fulminando con la mirada a su novio, o al menos intentándolo, pues la vergüenza no le permitía mucho.
Lentamente el Hatake dio vuelta, mirando al otro chico con serenidad, ocultando una sonrisa satisfecha, ladeando la cabeza para que las palomitas cayeran de sus cabellos.
-Pues no respondiste nada cuando te pregunté —se encogió de hombros— Además ¿Por qué no te mueves?- preguntó como si nada, volviendo los escasos dos escalones que le separaban del menor.
Los labios de Obito se abrieron, más no dijo palabra alguna, solo volvió a cerrar su boca, formando una fina línea mientras sus mejillas se coloreaban aún más y se agazapaba un poco en su lugar, subiendo sus pies al asiento de enfrente y girándose un poco hacia el lado contrario.
-¿Qué tienes?- preguntó Kakashi con fingida inocencia, sentándose en su lugar, poniendo una mano en la cintura del azabache, quien se tensó ante el contacto.
-Deja de manosearme- se quejó bajito, mirando de reojo al otro, queriendo lanzársele y golpearlo, o besarlo, o matarlo, o manosearlo. No sabía, solo sabía que quería abalanzarse sobre de su compañero y pareja.
El rostro de Obito era todo un poema; ante eso, Kakashi no pudo seguir conteniéndose y terminó por soltar una risa, divertida, alegre, sincera. Obito se extrañó un poco, pero de nuevo vinieron a su mente ideas contrariadas pues quiso golpear al Hatake por reírse de él, y a la vez quiso sonreír pues nunca le había visto reír.
-Eres un idiota- concluyó el moreno, dando vuelta y abrazando a su novio con rapidez, escondiendo su rostro en su pecho.
-No, tú eres el idiota- respondió, acariciando los cabellos ajenos, sonriendo al verle así y todo por simplemente tener un problema en sus pantalones.
-Vayamos a mi casa y allí arreglaremos eso- susurró Kakashi, bajando una de sus manos a la espalda, acariciándola lentamente, provocando un escalofrío en el menor.
-¿Y cómo esperas que salgamos de aquí?- preguntó sonrojado y en cierta forma malhumorado, aunque aquellas palabras le habían provocado un excitante cosquilleo en el vientre.
-Solo quédate detrás de mí- respondió el peliplata de forma tranquila y despreocupada, levantándose y dándole la mano a su novio.
Obito titubeó un momento, pero terminó por suspirar resignado, después de todo… No podía quedarse allí hasta que aquel problemita se le pasara ¿verdad?
Sin más opciones, tomó la mano que le era ofrecida, poniéndose de pie y comenzando a caminar al lado de su pareja, esto hasta que salieron a donde estaban las demás personas, siendo allí donde se colocó rápidamente tras él, sintiéndose ridículo por ello, pero no tenía más alternativa.
Con paso tranquilo, ambos jóvenes salieron de allí, no teniendo más que una mirada extraña por parte de una mujer que hacía la limpieza afuera, pero aparte de eso el resto fue fácil.
-¿Y ahora qué?- preguntó avergonzado el poseedor del sharingan, estando justo afuera del cine.
Kakashi suspiró, negando un poco, tomando la mano de su compañero y jalándole mientras saltaba a un tejado, siguiendo aunque el moreno le pedía que no fuera tan rápido.
-Eres tú quien tiene prisa- recordó el peliplata, mirando al chico que era prácticamente arrastrado por él.
El sonrojo en el rostro del Uchiha aumentó al oír aquello, y desviando su mirada fue que alcanzó la velocidad de su novio, yendo lo más rápido que podía.
No tardaron más de un par de minutos en llegar al pequeño departamento del Hatake.
-Ya estamos aquí, ¿estás más tranquilo ahora?- su oscura mirada pasó de la puerta que cerraba al muchacho tras él, este solo miraba el piso sonrojado.
-Tomare tú silencio como un sí- sonrió con deje juguetón, acercándose al azabache para abrazarle por la cintura, acariciándole esta.
Sin embargo, lo que pasó no era lo que Kakashi esperaba.
Un no tan fuerte golpe cayó sobre la mejilla del peliplata, quien abrió los ojos sorprendido, mirando fijamente al 'agresor'.
-¡Todavía de que me manoseas en un lugar público y me haces pasar vergüenzas…! ¡¿Esperabas que te recompensara dejando que me toques?!- Obito preguntó con evidente molestia, aunque más que estar enojado estaba muy avergonzado.
El joven Jounnin se quedó callado ante aquella pregunta, no sabiendo exactamente qué decir.
-Tsk, idiota- masculló el Uchiha mientras se giraba e iba a donde suponía era el baño. Al ver que no se equivocaba de cuarto, azotó la puerta y le puso seguro, todo bajo la confundida y sorprendida mirada de su novio.
Le tomó unos segundos procesar lo sucedido; al hacerlo, suspiró por lo bajo y se acercó al baño, tocando lento la puerta.
-Obito…- llamó suave.
-¡Ni se te ocurra entrar!- gritó el azabache adentro, desnudándose con vergüenza y acto seguido, se metió bajo la regadera con agua prácticamente helada.
Volvió a suspirar al escuchar el ruido de la regadera, pensando por un momento que su novio arreglaría el problema por sí mismo, mas negó con la cabeza, sabiendo que Obito no sería capaz de hacer algo como eso, seguramente solo se bañaría con agua fría para calmarse.
-No entrare, te espero afuera- avisó, alejándose de la puerta para ir a preparar algo de té, necesitaba beber algo y relajarse un poco. Vaya que ese chico le ponía de los nervios, y lo peor es que ahora no sabía si disculparse o acusarlo de exagerar.
"Con Obito es imposible" pensó.
Tras algunos minutos que le parecieron eternos al peliplata, su novio salió del baño con el cabello completamente mojado e incluso hasta su ropa lucía mojada.
"Será tonto" pensó el Hatake, dejando su taza de té en la mesita, levantándose para ir a donde el azabache, quien le miraba con el ceño fruncido.
-Deja de mirarme así, y vuelve adentro, en el mueble hay una toalla limpia, usa esa y rápido, antes de que te enfermes- ordenó, o quiso que sonara como a una orden, pero simplemente le salió como una petición que denotaba preocupación.
El ceño del moreno poco a poco dejó de estar fruncido, esto al escuchar y notar aquella preocupación. Finalmente, Obito suspiró resignado.
-Bien, bien- cedió, caminando de vuelta al baño, cerrando con seguro de nueva cuenta, ante lo cual el otro chico no supo si ofenderse, o sonreír.
-Obito, si tu ropa está muy mojada te puedo prestar algo- ofreció con cierta amabilidad, escuchando un suspiro adentro del cuarto.
-S-sí… necesito una playera, la mía está muy mojada- respondió apenado, sin salir de donde estaba, continuando con su secado.
Sin demora alguna, Kakashi fue a su habitación por una playera, volviendo a la puerta del baño, tocando esta.
-Ya tengo la playera- avisó, no pasando más que algunos segundos, en los cuales el azabache abrió la puerta solo un poco, asomando sus negros ojos para ver a su novio y la prenda, sacando un brazo y arrebatando velozmente la playera fue que volvió a encerrarse en el baño, acción que hizo que el Jounnin parpadeara un poco, extrañado.
Y solo después de algunos segundos salió del baño, un poco más seco, pero aun ligeramente molesto, siendo esto notado en su ceño ligeramente fruncido.
Kakashi solo observó al azabache, quedándose callado unos momentos.
Por algunos minutos solo hubo un silencio incomodo, ninguno sabía que decir o hacer. Al final… ambos suspiraron, prefiriendo bajar la guardia.
-Preparé algo de té, te hará bien para que no enfermes- habló el peliplata, haciéndole una pequeña señal con la cabeza a su novio para que le siguiera a la mesa.
Obito suspiró, asintiendo con un leve movimiento de cabeza, siguiendo al otro chico, sentándose tranquilamente, esperando a que le sirvieran la taza de té, la cual tomó de manos de su novio con cuidado, endulzando lo más que le era posible aquel líquido, antes de acercar la taza a sus labios, cerrando sus ojos y soplando antes de darle un pequeño sorbo.
Todas las acciones del Uchiha fueron cuidadosamente observadas por el Hatake, quien momentos después bajó su máscara y comenzó a beber de su té.
Un ojito del moreno fue abierto, observando así el rostro de su novio, el cual desde luego que no se cansaría de mirar nunca.
"Es tan guapo el idiota" pensó el menor, cerrando su ojo antes de que el otro se diera cuenta de que le observaba.
-Obito, yo… L-lo siento- murmuró Kakashi, notándose pesadez en su voz y una cierta dificultad al disculparse, puesto que aquello era algo que jamás hacía, o por lo menos ya había olvidado cuando fue la última vez que se disculpó.
La disculpa provocó que el poseedor del sharingan se atragantara un poco con el té, tosiendo leve antes de mirar con los ojos completamente abiertos a su novio. Rápidamente se acercó a su pareja, quitándole la banda y poniéndole una mano en la frente, comprobando su temperatura, creyéndole enfermo.
-Pues… no tienes fiebre- concluyó el azabachito, haciendo que el Hatake rodara los ojos.
"Eso me saco por ser amable" pensó fastidiado el peliplata.
···
Habían pasado un par de horas desde todo aquel incidente. Obito había aceptado las disculpas de su novio, pidiéndole de paso que dejaran el tema de lado para ahorrarse discusiones —y sobre todo vergüenzas—.
Los dos chicos se encontraban ahora mirando una película, sentados en el sofá de la sala de estar. El moreno tenía su cabeza recargada en el hombro de su novio, sintiéndose extraño pero feliz a la vez. Aquel tranquilo momento podría fácilmente hacerle estar relajado, pero había algo, una sola cosa que le causaba conflictos, y esta era el hecho de que su novio le estaba abrazando, dejando su mano reposar en su cintura. No entendía porque aquel pequeño contacto le tenía inquieto, pues el mayor ni siquiera le estaba acariciando ni tocando de más, solo tenía su mano allí, sin ningún motivo pervertido de por medio. ¿Entonces porque no podía relajarse? Esa pregunta no se iba de su mente, así como tampoco la inquietud de esa cálida mano en su cintura.
-Bobito- un llamado en voz un tanto alta sacó de sus pensamientos al azabache.
-¡Que no me digas así!- se quejó, haciendo un pequeño puchero.
Una sonrisa apareció bajo su máscara; a veces su novio era muy tierno, aunque debía admitirse que la mayor parte del tiempo lo era.
-Te lo ganaste —aseguró— Llevo una hora llamándote y no me escuchas- respondió como si nada, notando como el Uchiha se sorprendía un poco y se ruborizaba por igual.
-L-lo lamento, es que… estaba distraído- susurró apenado, desviando un poco su mirada.
-Lo noté. ¿En qué pensabas que estabas tan distraído?- preguntó interesado, manteniendo sus oscuras pupilas fijas en el rostro del menor.
-¡En nada!- respondió rápidamente, mordiéndose el labio inferior, mirando con negación a su compañero, antes de sonrojarse más y volver a desviar su mirada.
El Hatake parpadeó un par de veces, sorprendido de aquella contestación de su novio, y sobre todo de lo nervioso que aparentemente se había puesto. Todo aquello le hizo tener la certeza de que algún pensamiento interesante rondaba esa cabecita azabache hueca.
-¿En qué pensabas?- insistió, afilando sus pupilas sobre su pareja, poniéndolo más nervioso, a grado de ser completamente notable ahora.
-¡Y-ya te dije que en nada! ¡No seas metiche!- se quejó Obito, separándose del mayor y estando dispuesto a levantarse del sillón, sin embargo fue detenido por su novio quien afianzó el agarre que tenía en su cintura, impidiéndole moverse y provocándole un extraño cosquilleo en el vientre.
"N-no puede ser" pensó avergonzado el moreno, obteniendo la respuesta a la pregunta mental que no se quitaba de encima.
-Y-ya… y-ya es tarde, será mejor que me… vaya- murmuró apenas, removiéndose para soltarse de aquel fuerte agarre, cosa que no sucedió.
En un veloz movimiento, ambas manos del joven Jounnin se encontraron en ambos lados de la cintura de su novio, tomándole con la suficiente fuerza para evitar que se fuera, pero midiéndose para no hacerle daño.
-¿Qué te pasa ahora?- preguntó Kakashi con ligera extrañez, enarcando una ceja, analizando con la mirada a su compañero, notándole sonrojado, nervioso y tenso. No le tomó más de algunos segundos el sentir una especie de Deja vu, recordando la escena del cine.
Negó para sí mismo. No, no podía ser eso; ahora no había hecho absolutamente nada que provocara la excitación del menor. ¿O sí?
Por otro lado…
Obito se había quedado completamente quieto al sentir esas fuertes manos aferradas a su cintura. Pasó saliva con fuerza, mordiéndose el labio inferior. No podía creer que no había conseguido calmarse cuando se duchó con agua helada. Pero lo sabía, muy en el fondo sabía que le había gustado la propuesta que su novio le hizo en el cine, y que desde que se negó a ser tocado por él, no había dejado de pensar en cómo hubiera sido si se hubiera dejado llevar y no se hubiera puesto orgulloso y ofendido.
-Eres un pequeño pervertido- murmuró el Hatake, acariciando la cintura de su novio, viendo como este estaba a punto de protestar —o gritar—, por lo cual se apresuró a bajarse la máscara, para a continuación darle un apasionado beso al chico.
Obito ahogó un suspiro, sonrojándose y respondiendo al beso, poniendo lentamente sus manos en los hombros del Jounnin, disfrutando el contacto de sus labios, sintiendo un cosquilleo por todo su cuerpo ante el intenso pero cariñosos beso.
Durante el beso, las manos del peliplata se movieron por toda la cintura del menor, acariciándola sobre la playera negra que le había dado, paseando allí solo unos momentos, pues en seguida pasaron hacia la espalda, iniciando suaves caricias circulares en su espalda baja, subiendo de poco en poco hacia el resto de su espalda, provocando varios suspiros ahogados en el azabache, aunque sus suspiros pronto fueron audibles, acompañados de suaves jadeos, esto fue porque el beso se terminó a falta de oxígeno.
Mientras Obito jadeaba y suspiraba por lo bajo, Kakashi solo tomaba un respiro, antes de dirigir sus labios al cuello de su compañero, repartiendo besos por toda la zona, escuchando con gusto como los suspiros aumentaban de volumen y como empezaban a escapar un par de pequeños gemiditos de labios de su novio.
-K-Kakashi…es-espera…mh- pidió avergonzado, sintiendo un abrumador calor en su cuerpo.
Con pesar —demasiado a decir verdad—, el peliplata se separó solo unos centímetros del cuerpo de su novio, mirándole en espera de que continuara.
-Yo… aún no estoy listo para hacer el amor —aclaró con vergüenza y su rostro ardiendo por esta— P-pero quiero… quiero…- titubeó, sin saber cómo pedir lo que deseaba, atinando solo a desviar su mirada cuando vio una sonrisa traviesa en los labios de su pareja.
-Solo quieres caricias- concluyó el Jounnin, levantando la playera del cuerpo ajeno, acariciándole su estómago, bajando lentamente su mano.
-S-sí. ¡Pero solo eso! —Se apresuró a aclarar— No… no llegaremos al final ¿E-está bien?- tartamudeó nervioso y agitado, quedándose sin aliento al sentir aquella mano detenerse a punto de llegar a su intimidad.
-Está bien- Kakashi asintió lento, aceptando aquello, sintiéndose completamente capaz de solo complacer a su novio.
Tras aclarar todo aquello, la traviesa mano del Hatake terminó por llegar a su destino, dedicándose a masajear suavemente la entrepierna del menor, quien por su parte se removió en su lugar, entrecerrando sus ojos, soltando pequeños gemidos que eran más audibles.
Satisfecho al oír aquellos sonidos, pero deseoso de más, el Jounnin empujó suave a su novio, recostándolo en el sillón, subiéndose sobre él a horcajadas, sonriendo con gusto mientras su mano subía solo un poco, desabrochando el pantalón del chico, sintiéndolo tensarse un poco en ese momento, por lo que se inclinó, dándole un beso corto.
-Tranquilo, no tienes porqué ponerte nervioso- susurró sobre sus labios, dando algunas mordidas a estos, notando el sonrojo que cubría las mejillas ajenas, y su mirada deseosa pero apenada.
-Lo sé —murmuró— Sigue- pidió sonrojado, escuchando su voz algo ronca, lo que le hizo sonrojarse más y desviar su mirada.
Una tenue risa de satisfacción escapó de labios del Hatake, entretanto bajaba el cierre del pantalón azul de su novio, colando su mano dentro de la prenda, tocando por sobre el bóxer el duro miembro, viendo al moreno arquearse un poco.
-N-no te burles de mí- se quejó en un quedo murmuro, fijando sus ojos apenas abiertos en el rostro de su novio.
-No me burlaba, solo estoy feliz de verte así- respondió tranquilamente, dando pequeños apretones a la erección en su mano, causando jadeos en el menor.
Obito solo atinó a balbucear un par de cosas incoherentes, antes de apretar sus labios, formando una fina línea, la cual rompió al sentir que la mano de su pareja se colaba rápidamente en su ropa interior, tocando su miembro sin ningún otro tipo de cosa que se interpusiera. Su piel se erizó, mientras sus mejillas tomaban más color.
-Kakashi…- llamó nervioso, removiéndose y temblando un poco.
-Relájate, no te haré nada malo, o nada que no te vaya a gustar- dijo con un ligero tono juguetón, recibiendo una mirada mezcla de molestia con vergüenza.
Incapaz de decir algo más, el Uchiha se quedó quieto, sintiendo los movimientos de la mano del mayor.
El Jounnin comenzó a recorrer todo ese duro miembro con habilidad, haciendo algunos movimientos ascendentes y descendentes, antes de que dos de sus dedos subieran a la roja e hinchada punta, frotando con delicadeza las yemas de sus dedos en aquella zona.
-¡Kakashi!- gimió el azabache, retorciéndose ante cada toque, ante cada caricia a su zona más íntima y sensible.
Sus mejillas no perdían el color, y probablemente no lo harían de seguir así, pues su cuerpo ardía acalorado y aún había cierta vergüenza presente al ser la primera vez que alguien le tocaba de esa manera, y encima, un hombre.
"E-es raro, pero… se siente… tan bien" pensó Obito, fijando sus entrecerrados ojos en su novio, notando la mirada cariñosa y complacida que este le daba.
Por un momento, el joven Uchiha pensó que no era justo que él fuera el único que estuviera disfrutando; y llevado por aquel pensamiento, sus temblorosas manos se dirigieron a la cintura del Hatake, acariciándola lentamente, apretando de vez en vez la tela de su playera ante oleadas de placer que le recorrían cuando su pareja aumentaba la velocidad en los movimientos de su mano.
-K-Kakashi… y-yo… yo quiero…- murmuró con dificultad, entrecortado por jadeos y gemidos, los cuales intentaba ahogar para poder tan siquiera decir algo coherente, pero sinceramente le estaba costando el no enloquecer de placer por la manera en que era masturbado.
Por su lado, el peliplata miraba con gusto como el moreno se retorcía en el sillón bajo sus caricias, aunque se admitía a si mismo que le estaba costando un poco el no desnudarlo por completo y hacerlo suyo allí mismo, sobre todo porque con aquellos gemidos tan sensuales —desde su punto de vista— y las caricias a su cintura, terminaba por excitarse aún más de lo que ya estaba. Sí, su excitación era algo que no podía negar, sobre todo porque un bulto entre sus piernas era muy visible.
Tomó aire, intentando no perder el control y respetar la petición de su novio; sin embargo, sus pensamientos fueron interrumpidos por las apenas coherentes palabras que salieron de boca del Uchiha.
Con curiosidad de saber que era aquello que quería el menor, terminó por reducir el ritmo que su mano llevaba, masajeando suave aquella erección ajena, mirando intrigado a su pareja, esperando a que continuara.
Aún con respiración agitada y pulso muy acelerado, Obito consiguió ordenar sus pensamientos, mientras intentaba no volver a perderse en el placer, por lo menos no de momento.
-Yo quiero que… tú también disfrutes- consiguió murmurar el azabache, mirando avergonzado pero decidido a su novio, quien no pudo ocultar la expresión de sorpresa en su rostro.
-¿Estás seguro?- interrogó el Hatake, escudriñando con su oscura mirada la ajena que era tan similar a la suya.
El Uchiha solo asintió, sosteniendo aquella mirada, mientras sus manos iban al pantalón ajeno, desabrochándolo lento e inclusive con algo de torpeza, lo que le hizo maldecir en sus adentros. Lo que menos quería era quedar como un torpe, pero no podía hacer mucho cuando sus manos temblaban producto del placer que había estado sintiendo, y del que aún sentía.
Hubo unos momentos de silencio por parte de los muchachos, durante el cual, Obito seguía decidido a complacer a su novio, y durante los cuales había desabrochado el pantalón del otro y colado con lentitud una de sus manos, poniéndola sobre el bulto aún apresado por el bóxer.
-Mh…- un ligero bufido fue dado por el peliplata, aunque dicho sonido no fue por molestia, y el azabache pudo distinguir esto, por lo cual sonrió levemente, antes de morderse el labio inferior unos segundos, para en seguida colar con una notable timidez su mano dentro de la ropa interior de su pareja, palpando con vergüenza aquel trozo de carne caliente y duro.
Kakashi emitió un ligero suspiro, y aunque intentó contenerse, no pudo evitar poner su mano sobre la del Uchiha, empujándola con suavidad, haciendo que se pusiera de lleno contra su miembro que terminó por endurecerse aún más.
Cerró sus ojos, conteniendo un suspiro con esfuerzo, dándose cuenta de lo que había hecho unos segundos después, por lo que abrió sus ojos rápidamente y fijó su vista en su novio, quien le miraba con pena y sus mejillas completamente coloradas.
-Obito, lo siento- se disculpó, quitando su mano de encima de la ajena, pero esta continuó sobre su intimidad.
-N-no te preocupes- sonrió un poco el moreno, tomando la erección de su pareja, dándole un pequeño apretón, escuchando otro bufido, lo que le hizo sonreír otro poco más.
El Hatake solo atinó a sonreír levemente al ver que Obito no se había molestado y/o asustado. Y ya más relajado, volvió a meter su mano en la ropa de su novio, retomando la labor de masturbarle.
Un escalofrío de excitación y deseo recorrió la espina dorsal del moreno, quien con lentitud comenzó a mover su mano sobre aquel duro miembro, sonrojándose por completo por las nuevas acciones que llevaba a cabo con su pareja.
"R-relájate, todo está bien" se dijo a sí mismo el Uchiha, tomando aire lo mejor que podía, pues las caricias que recibía le estaban volviendo a acelerar el pulso, sin contar con el placer que sentía al devolver las caricias.
-Mh…Obito- gimió con voz ronca el nombre del menor, sintiéndolo temblar debajo de él a la par que escuchaba un gemido más alto, lo que le hizo sonreír levemente, mientras su mirada ligeramente entrecerrada se fijaba en el otro chico, disfrutando la vista que le daba:
Mejillas completamente rojas, boca entreabierta, pequeños temblores de placer que recorrían su cuerpo y ojos cerrados fuertemente.
Aquella era la vista que daba el Uchiha. Vista que desde luego agradaba a quien estaba provocando todo eso.
En un momento de inspiración y deseo, el Hatake retrocedió un poco, sentándose en el sillón, y tomando por las caderas a su pareja fue que le llevó con él; aunque al principio los movimientos fueron algo torpes, Kakashi consiguió hacer que Obito se sentara a horcajadas en sus piernas.
Las oscuras pupilas del azabache se fijaron en su compañero, mirándole curiosas, indagando con ellas a él porqué de aquel cambio, pues no se creía con la capacidad de preguntarlo con una frase coherente.
-Espero que… esto no te moleste- murmuró el joven Jounnin, tomando su miembro y el de su novio, juntando ambos y frotándolos uno contra otro mientras los apretaba con suavidad con una mano.
Los gemidos por parte del moreno no se hicieron esperar; gemidos tanto de sorpresa como de placer y gusto, y aunque por un momento hubo algunas dudas en Obito, este prefirió solo dejarse llevar por el placer que le otorgaba su pareja. Haciendo más caso a su deseo y a su cuerpo, comenzó a mover sus caderas contra las otras, haciendo un roce mayor entre ambos penes duros, sintiendo más descargas placenteras que le provocaban que temblara y que se aferrara a los hombros del mayor, apretándolos y jalando su playera mientras sus gemidos iban aumentando en volumen.
Un amago de sonrisa complacida apareció en los labios de Kakashi, aunque fue interrumpido por los movimientos de caderas de su novio. Por un lado le sorprendió que no hubiera queja, pero por otro lado lo agradeció, pues aquello quería decir que no le molestaba hacer eso y que podía tranquilamente continuar, y así lo hizo. Con habilidad, su mano comenzó a subir y bajar con más rapidez por ambas erecciones, masajeando todo el tronco de sus penes, hasta subir a la punta hinchada y roja, la cual frotaba con la yema de sus dedos unos momentos antes de hacer que ambos glandes se frotaran entre ellos.
El calor aumentaba en ambos cuerpos. Sin quererlo, los dos jóvenes estaban gimiendo bastante alto, presos de un intenso placer, después de todo, era el primer contacto íntimo que tenían con otra persona, y eso les estaba enloqueciendo.
Ambos sentían no solo el calor de la intimidad ajena sino también las palpitaciones de las erecciones. Cada roce de sus miembros duros frotándose provocaba que sus penes se sensibilizaran más, dándoles mayor placer, el cual se veía reflejado en espasmos por sus cuerpos y en cierta humedad que aparecía en sus hinchados y rojos glandes.
Algo de pre-semen comenzó a escurrir, mojando las dos erecciones, siendo de ayuda para que la hábil mano del peliplata pudiera moverse más rápido, masajeando y frotando mejor los erectos miembros.
-K-Kakashi…aah…mmh…y-yo…y-yo…- titubeó entre gemidos, sintiendo un calor abrasador recorrer todo su cuerpo, pero terminando por concentrarse en su bajo vientre ante tan placenteras caricias y excitante acto.
Aun con el estupor del momento, el Hatake pudo escuchar y entender lo que novio le decía, ya que él estaba sintiendo lo mismo. Demasiado placer contenido; sentía que ya no podría aguantar más.
-Obito… mm… adelante…- murmuró con algo de esfuerzo, sintiendo su cuerpo tener pequeños espasmos.
Apenas escuchó las palabras de su novio, el moreno terminó por clavar con fuerza sus uñas en los hombros ajenos —aún cubiertos por la playera— mientras una fuerte explosión recorría su cuerpo y terminaba en su miembro, provocándole expulsar algunos chorros de semen que mancharon tanto el miembro del mayor como ambos vientres.
Por su lado, Kakashi no pudo evitar el venirse también luego de unos momentos, terminando por manchar aún más sus vientres y ropas, cosa que poco le importó pues el intenso placer que hizo su cuerpo temblar, sin duda valió la pena.
Pero lejos de concentrarse solo en el placer del momento, ambos tuvieron un sentimiento de cercanía. Ambos sentían que habían quitado una barrera entre ellos, sobre todo Obito, quien desde siempre se había imaginado con una mujer, teniendo una vida normal con una chica. Por algunos momentos llegó a creer que sería demasiado complicado tener una buena relación con el Hatake, pero momentos como este le recordaban el motivo del porque estaba en una relación con él.
Porque lo amaba.
Así de sencillo. Y ahora entendía eso de que el amor rompe barreras.
-Obito, ¿Cómo estás?- preguntó en voz baja, recargando con suavidad su mentón en la cabeza del otro chico, quien se había acurrucado un poco contra él.
-Estoy bien- susurró, recuperando el aire, tomándose unos momentos antes de moverse para levantar su rostro y encarar a su novio.
Naturalmente un sonrojo cubría las mejillas del Uchiha, y aunque se sentía algo apenado por lo pasado, no se arrepentía de nada; con este pensamiento, le sonrió ampliamente a su pareja, sacándole una pequeña sonrisa de felicidad y relajación, pues el Hatake temía que su acompañante se hubiera arrepentido de lo sucedido.
-¿Quieres ir a descansar un rato?- propuso el Jounnin, mientras acomodaba las ropas de ambos, notando que el otro chico se ponía más rojo al darse cuenta de que sus playeras estaban algo sucias de las esencias de ambos.
-S-sí…- asintió Obito, levantándose con cuidado de donde estaba, siendo seguido de su pareja.
-Descuida, nos cambiaremos antes de dormir- dijo con parsimonia, tomando la mano ajena para ambos ir primero hacia el baño, donde se lavaron las manos y limpiaron sus vientres, dejando allí ambas playeras sucias, continuando el camino hacia la habitación.
Kakashi sacó dos playeras, le pasó una a su novio y él se puso la otra, manteniendo una ligera sonrisa en todo momento, debido a que la expresión de su amante apenas había variado, ya que continuaba sonrojado y apenado.
-Descansemos…- murmuró el peliplata.
Un asentimiento fue lo que obtuvo como respuesta, luego de esto, los dos subieron a la cama.
-Kakashi, gracias por no… por… respetar mi decisión- agradeció Obito con voz queda, dándole la espalda al mayor, no tardando en sentir que le abrazaba y daba un pequeño beso en el cuello, antes de acomodarse bien tras él.
-No fue nada. Yo tengo que agradecerte que dejaras de estar tan a la defensiva en cosas de intimidad- murmuró, reforzando el abrazo que tenía sobre del otro chico, dándole un tinte de posesividad.
Curiosamente aquella posesividad hizo sentir bien al receptor del abrazo.
-No estuvo tan mal como pensaba- susurró en respuesta el menor, dando un suspiro, sin darse cuenta de que el chico tras él arqueó una ceja.
-¿Pensabas que iba a estar 'mal'?- interrogó Kakashi, viendo como su novio se giraba un poco a verle extrañado.
-¡No! ¡La experiencia iba a estar mal!- se agitó un poco, dándose cuenta de que de nuevo se equivocaba en sus palabras pues la ceja de su novio se arqueó más.
El azabache balbuceó un par de cosas, intentando explicarse mejor.
-Ya, ya, déjalo, creo que te entendí- acortaba Kakashi un monologo extraño e incoherente que su pareja estaba dando.
-No… —infló sus sonrojadas mejillas— Pensé que sería un momento muy raro, pero… fue algo muy… natural, y… y eso- intentaba seguir explicando, aunque aquella sencilla frase estuvo bien explicada.
Para poder callar a su revoltosa pareja, el Hatake se vio en la obligación de darle un beso, el cual de paso aprovechó, pues lo hizo algo profundo, disfrutando no solo de esos suaves labios, sino del sabor de sus salivas mezcladas.
-Entendí bien, silencio ya, un día te quedarás afónico y no quiero que eso pase- habló tranquilo el peliplata luego de que el beso terminara, y sin nada más que decir, volvió a acomodarse bien tras su novio, sin dejar de abrazarle.
Una sonrisa boba apareció en los labios del Uchiha, quien se acomodaba en los brazos ajenos para descansar un rato; sin embargo, las siguientes palabras de su novio le hicieron borrar esa sonrisa.
-Al menos no quiero que te quedes afónico por alguna razón que no sea gemir por mi causa- concluyó Kakashi, cerrando sus ojos con una sonrisa triunfante de solo imaginar la cara que debía de haber puesto su amante.
-¡Eres un pervertido!- el grito del moreno hizo temblar todo al menos en unos cien metros a la redonda.
El cielo se pintaba de colores anaranjados y morados, dándole una vista bastante encantadora a la aldea por la cual caminaban ambos jóvenes.
Después de haber dormido un rato, decidieron ir a comer algo a la calle; o más bien, Obito insistió con cara de cachorro bajo una tormenta, que fueran a comer algo como un Ramen o Costillitas de puerco; y aunque al principio Kakashi se negó, al final no pudo resistirse a aquella carita y cedió a invitarle a comer alguna de esos platillos.
Durante el camino, el joven Jounnin iba considerando que no debía dejar que el Uchiha se diera cuenta del poder que comenzaba a tener sobre él, o estaría en problemas.
-Quiero un Ramen con doble ración de puerco- pidió el azabache apenas llegaron al puesto de Ramen.
-Un Ramen normal, por favor- pidió con más tranquilidad el peliplata, dando un suspiro mientras tomaba asiento al lado del otro chico.
Sin darse cuenta, ambos jóvenes comenzaron a hablar de todo un poco, comenzando con el clima, siguiendo con sus comidas favoritas —momento en el cual hubo una ligera discordia pues al Uchiha le gustaban solo comidas chatarras—, y terminaron hablando de cuando volverían a salir como pareja.
En aquel aspecto determinaron que saldrían juntos tanto como quisieran, después de todo, nadie podría imaginarse que tuvieran una relación; quizás vieran raro que ahora pasaran más tiempo juntos, pero nadie sabría sobre su noviazgo mientras no los atraparan dándose muestras de afecto.
"Al final no fue tan dramático" pensó el poseedor del sharingan, recordando el intimo momento que había compartido con su novio horas antes.
Sus mejillas se colorearon tenuemente, pero sin duda alguna había disfrutado aquel encuentro.
"No estaría mal que se repitiera de nuevo" después de pensar aquello, miró de reojo a su novio, quien suspiraba mirando un momento el techo del lugar, pues ya había terminado de comer.
"Tal vez así me podría ir acostumbrando a esas momentos, para que en un futuro ya esté listo para hacer… eso, con Kakashi" seguía sumido en sus pensamientos, sonrojándose un tanto más al pensar en aquello, aunque al haberse imaginado gimiendo bajo su novio, tuvo un ligero escalofrío.
"¿Y porque yo tengo que ser el de abajo?" frunció ligeramente el ceño.
Kakashi ladeó levemente la cabeza, curioso al ver como su pareja cambiaba de expresiones por sabrá su conciencia que cosas extrañas pensaba.
-Obito, ¿en qué piensas?- preguntó intrigado, teniendo de inmediato la mirada del menor sobre él, aunque seguía con el ceño fruncido.
-¿Por qué yo…?- el azabache hubiera preguntado aquello sin discreción ni pudor por la pequeña molestia que sentía, mas fue interrumpido antes de terminar de hablar.
-Kakashi y Obito ¿Qué hacen por aquí solos?- preguntó una voz familiar, obteniendo la atención y miradas de los nombrados.
Al voltear, la pareja se encontró con casi todos sus compañeros de la academia, lo que llevó al Hatake a suspirar, y al Uchiha a ponerse un poco nervioso.
-Nada en especial —se encogió de hombros— Encontré al bobito por aquí y terminamos comiendo juntos- explicó con sencillez el peliplata, respondiendo así a la pregunta de Kurenai.
El azabache ladeó su cabeza, mirando con algo de sorpresa a su pareja por ver lo bien que mentía. Aunque… ¿eso era bueno?
Negó leve con la cabeza, prefiriendo no hacerse un lío con tonterías.
-Tsk, idiota; debí de haberte dejado comiendo solo- siguió con la mentira el poseedor del sharingan, terminando su tazón de Ramen.
Tanto chicas como chicos suspiraron. Era ya habitual ver a ese par peleando.
-Oigan, ¿y no han visto a Rin? Hace días que no la veo- comentó la ojiroja algo preocupada, acercándose más al par de chicos.
La joven pareja se dio una mirada corta pero significativa. Ninguno de ellos sabía nada de Rin desde hace dos semanas, cuando volvieron de la misión en la aldea del trueno. Aún no se sentían listos para volver a hablar con ella luego de lo que hizo.
Kakashi solo se encogió de hombros a modo de respuesta, causando que todos dirigieran ahora sus miradas curiosas sobre Obito, este solo jugaba con sus palillos y el tazón vacío, volteando al sentirse tan observado.
-¿Qué? Yo tampoco sé nada de ella- respondió como si nada.
Esa respuesta sí que extrañó y confundió a todos, pues supuestamente el Uchiha estaba perdidamente enamorado de la Nohara, así que… ¿Cómo era posible que no supiera nada de ella? Todos se imaginaban que él andaría atrás de ella, acosándola, o cuidándola supuestamente.
-¿Te encuentras bien, Obito?- preguntó Asuma con notoria extrañez.
-Sí, ¿Por qué lo preguntas?- el azabache miró confundido e inocente al pequeño grupo de compañeros que seguían mirándole raro.
Por otro lado, el Hatake rodó los ojos y bufó discretamente. Él comprendía porque todos miraron raro a su novio, y por lo mismo intentaba no ponerse celoso al recordar la atracción que el moreno había sentido por la castaña.
Bueno, ahora estaba seguro de una cosa: No había vuelta de hoja, todos sus compañeros solo servían para ponerlo de mal humor y no más.
Con cuidado, pateó por debajo de la mesa al Uchiha, causándole un ligero sobresalto y que le mirara interrogante, respondiendo con una mirada demasiado intensa y quizás algo fastidiada.
-Ah, sí, eh… Y-ya me voy, tengo que ir a entrenar- Obito mintió como pudo, levantándose de su lugar con rapidez.
-Eh… ah… Idiota, ¿me acompañas a entrenar? Necesito un oponente- preguntó con falso desinterés, mirando al peliplata.
"No está mal, pero podría mentir mejor" pensó el aludido, antes de suspirar con verdadero fastidio, mas este no era por su novio, sino por sus compañeros.
-Ya que- cedió, sacando el dinero de los platos de ambos y dejándolo en la mesa, poniéndose de pie y siguiendo a su pareja, quien ya se había despedido rápidamente de todos y salía prácticamente huyendo de ellos.
Se despidió con un movimiento de mano, caminando tras el azabache, diciéndole que se callara pues solo escuchaba como le presionaba para que fuera más rápido.
Genma, Hayate, Kurenai, Asuma y Anko observaban como la pareja se alejaba, todos con extrañes, menos la más joven de todos.
La pequeña pelimorada intercambió su mirada de los chicos que se iban, hacia el dinero que dejó el Hatake en la mesa, notando que había pagado por dos, lo que quería decir que había pagado el plato de Ramen del Uchiha, cosa que le extrañó por demás, y por si fuera poco, al volver su vista al lugar por el cual se alejaban, pudo notar dos detalles curiosos. El primero era que los chicos no iban a ningún campo de entrenamiento, y el segundo, era que si no le fallaba la memoria —que sabía de sobra que no era así—, esa playera que traía Obito se la había visto puesta a Kakashi en algunas ocasiones.
"Si no mal recuerdo… Por aquel lugar queda la casa del amargado de Kakashi" pensó la joven Mitarashi, sonriendo de medio lado cuando una idea cruzó por su mente.
"Bueno, no tengo nada mejor que hacer hoy" se dijo a sí misma la pelimorada, antes de subir al techo del local.
-Me voy, los veré luego- se despidió de todos y se alejó rápidamente del lugar.
Todos observaron con sorpresa como se iba la Mitarashi.
-¿Y ahora? ¿Qué le picó a ella?- preguntó aún más confundido Asuma.
-No lo sé. Todos actúan muy raro hoy- dijo Kurenai, extrañada del comportamiento de su amiga.
-No soporto a esa bolita —comentó, llevándose dos dedos al puente de la nariz—, al menos Gai no se encontraba con ellos o ahora estaría en alguno de sus tontos retos- bufó, continuando su camino lado a lado con su novio, este solo le miró con una pequeña expresión de desacuerdo.
-No digas eso. ¡Son nuestros amigos!- dijo con ánimos, escuchando un chasquido de lengua como respuesta, lo que le hizo rodar los ojos.
-Son molestos- concluía el Hatake, sabiendo que quizás se excedía un poco, pero aún estaba molesto por los celos que sentía cuando todos miraron a su novio buscando información sobre Rin. ¿Qué acaso Obito estaba pegado a ella o qué?
Y lo peor era que la respuesta a esa pregunta era un rotundo sí. Antes el moreno siempre estaba tras de la Nohara, no la dejaba sola ni a sol ni a sombra, y eso le molestaba demasiado.
-Kakashi, no te expreses así de nuestros compañeros, todos ellos te consideran un amigo, a pesar de lo odioso que llegas a ser a veces- regañó con seriedad el Uchiha, atrayendo así la atención de su novio, quien se había quedado ensimismado.
El Hatake abrió sus ojos con sorpresa, fijando su mirada en la otra, dándose cuenta de que además de la seriedad que tenía, el azabache también estaba algo molesto.
"Genial, lo que faltaba" suspiró largamente al ver que había hecho enojar a su novio.
Ahora solo tenía dos caminos. Podía disculparse, o podía sostener lo dicho.
Su orgullo le dictaba que sostuviera lo dicho, pues aquel día ya se había disculpado una vez y no quería que disculparse se convirtiera en algo rutinario. Pero por otro lado, su paciencia y suavidad le pedían que cediera, que no valía la pena arruinar aquel lindo día que ya había tenido con su pareja solo por celos.
Suspiró de nueva cuenta, cerrando sus ojos un momento, tranquilizándose antes de volver a poner su mirada sobre su amante.
-Ya, me excedí ¿está bien?- preguntó más relajado, viendo que el poseedor del sharingan negaba con la cabeza, aunque ya más relajado luego de oírle.
Obito sabía que aquello era lo más cercano a una disculpa que podía obtener de su pareja, por ello decidió aceptarlo y dejar de lado su molestia.
-No entiendo que te pasa. A veces te pones así de la nada con ellos. Ellos no te hicieron nada- comentó más suave, metiendo sus manos a sus bolsillos, subiendo su mirada al cielo ya oscuro.
Un pequeño debate mental apareció en la mente del Hatake, ya que comenzó a cuestionarse si debía decirle a su novio el motivo por el cual se molestó o guardárselo para sí mismo.
Al final optó por callarlo; después de todo, aquel día ya había dado demasiadas muestras de celos y no quería parecer una chiquilla celosa, no señor, eso sí que no.
-No sé, supongo que solo me molestó que nos interrumpieran- respondió, encogiéndose de hombros, dándose cuenta solo hasta ese momento que eso también fue un factor que le hizo molestarse.
-Tampoco era para que te pusieras así. En el futuro se más amable- pidió Obito, sintiendo sus mejillas calentarse un poco al escuchar que a su novio le gustaba pasar tiempo a solas con él, y aunque era algo lógico, no pudo evitar el ruborizarse.
Un suspiró salió de labios del mayor. Su novio era… lo opuesto a él. Era curioso pero era así. Y tampoco le importaba porque le amaba así; solo se cuestionaba como sería él en un futuro teniendo la influencia del azabache.
-Lo intentaré —murmuró no muy seguro de aquello— No sé sí te das cuenta de que vamos rumbo a mi casa- comentó para cambiar el tema, haciendo que su novio se detuviera de golpe.
-E-es cierto —se ruborizó otro poco, sacando una mano de su bolsillo y llevándola a su mejilla, rascándola nervioso— Bueno, nos vemos mañana- se despidió, estando por irse, y de preferencia volando pues era tarde y los terrenos del Clan Uchiha estaban muy lejos de allí.
-Hey —se le acercó demasiado— No lo decía para que te fueras. Me gustaría que esta noche la pasaras conmigo- susurró a su oído, alejándose con una sonrisa bajo su máscara, viendo con gusto como el rostro del Uchiha ardía por la cercanía que hubo y por lo dicho.
-Pero no te estoy proponiendo nada ¿eh? Solo dormir juntos, no más- aclaró divertido, notando que de nueva cuenta su novio estaba por gritar.
Rápidamente, le tapó la boca con una mano.
-Basta de hacer eso, vas a dejarme sordo a este paso- comentó, aunque aún seguía divertido de la reacción ajena, era cierto que esos gritos iban a dejarlo sordo.
Obito entrecerró sus ojos, murmurando cosas contra la mano de su amante, bufando cuando fue retirada de su boca.
-Es que te mereces eso por pervertido- murmuró, retomando su camino a casa ajena.
-¿Yo? Pero si fuiste tú el que mal pensó- argumentó entretenido el Hatake, siguiendo al menor con tranquilidad, ignorando la mirada fulminante que este le dio, sobre todo porque no daba miedo con el inmenso rojo que brillaba en sus mejillas.
-¡T-tú me hiciste mal pensar a propósito!- acusó avergonzado, bufando de nuevo y desviando su mirada.
-Claro que no- negó con fingida inocencia, siendo más que obvio que sí era culpable de la acusación de su revoltoso azabache.
Él se había acercado demasiado a su novio, su tono de voz había sido sugerente y sus palabras habían sonado insinuantes. Sin duda fue una trampa, en la cual el inocente Obito Uchiha había caído.
-Que sí- debatió Obito, mirando mal —o al menos intentándolo— al otro chico.
-Que no- negó parsimoniosamente, sonriendo bajó su máscara.
La pareja comenzó una infantil discusión que duró todo el trayecto de ida a casa de Kakashi, dándose por finalizada cuando el Hatake comenzó a comerse a besos a su pareja justo tras cerrar la puerta de su casa.
-Eres muy malo, Kakashi- dijo en un puchero, respirando agitado luego de aquel beso que le robó el aliento.
-Sí, lo soy- asintió con orgullo, tomándole la mano y yendo directo a la habitación para recostarse.
No era muy tarde, pero había sido un día largo aunque agradable para ambos, y preferían descansar luego de tantas emociones en aquel día.
-Descansa, bobito- susurró, acomodándose en la cama, mirando el techo.
-Tú también, bakakashi- susurró, poniendo su cabeza en el pecho de su novio.
Ambos sonrieron mientras cerraban sus ojos para descansar.
Por lo sucedido con sus compañeros, Obito olvidó por completo lo que estaba por decirle a su novio en el puesto de Ramen, pero ahora era muy tarde para recordarlo; ya estaba profundamente dormido.
-¿Y que se supone que hagamos hoy?- preguntó el Uchiha mientras terminaba su desayuno, mirando a su pareja, quien leía un libro de cosas aburridas e inútiles, según el mismo Uchiha.
-Pues… no tenemos nada planeado, así que podemos hacer lo que quieras- respondió, quitando su vista del libro que estudiaba, poniendo su atención en el menor.
El azabache adoptó una pose pensativa, intentando encontrar algo que hacer, y aunque muchas ideas pasaban por su mente, la que más atractiva se le hizo fue la de ir a pasear por un lago que conocía.
-¡Vamos a caminar al lago!- decidió con una sonrisa de oreja a oreja, provocando una ligera risa en el joven Jounnin.
-De acuerdo, vamos- aceptó sin más, dejando el libro que leía en la mesa, levantándose para ir a prepararse.
Al cabo de unos minutos, los dos muchachos limpiaron lo usado en el desayuno y se arreglaron, el Uchiha llevando otra playera de su novio, cuestión que le hacía pensar en que quizás debería ayudarle a lavar ropa en alguna otra ocasión, o tal vez en cuanto terminaran su paseo podría volver allí y ayudarle a lavar, porque si lo dejaba para otra ocasión estaba seguro de que terminaría por olvidarlo.
"¿Mm? ¿Olvidar? Hablando de olvidar, creo que olvidé algo. ¿Pero qué es?" el ojinegro pensaba y pensaba, tomándose su tiempo mientras se ponía su chamarra en la habitación.
-Obito, estoy listo, vámonos ya- llamó Kakashi desde la sala, encontrándose ya frente a la puerta de su departamento.
Un pequeño foquito se encendió sobre la cabeza del azabache.
"¡Ya recordé! Iba a hablar con bakakashi sobre porque tengo que ser yo quien vaya abajo cuando… —se sonrojó y negó— Tiene que aclararme eso" frunció el ceño sin perder el rojo en las mejillas; y aún con esa expresión, salió de la habitación.
-Te demoraste demasiado- comentó el peliplata, abriendo la puerta y saliendo sin percatarse de la expresión de su amante.
-¡Espera! Tenemos algo importante de lo que hablar- dijo, saliendo tras de su novio quien se detuvo y volteó su rostro para mirarle, notando ahora sí la cara que traía el menor, algo que le hizo sonreír divertido aunque intrigado.
-¿De qué…?- Kakashi se vio interrumpido por una femenina y molesta voz conocida.
-Vaya, no me equivoqué. Ustedes dos se traen algo- su voz sonó orgullosa de sí misma, aunque no sorprendida como cualquiera pensaría.
"Oh no, ella no" pensó el Hatake, mientras que Obito a un costado tras él, miraba con sonrojo a la joven que se encontraba frente a ellos.
Anko sonrió de medio lado de nuevo, mirando con un brillo de diversión a ambos chicos.
**||Continuara…||**
Notas Finales:
Pues nada, solo que me disculpen por mi usual tardanza, por mis usuales faltas de ortografía y… creo que es todo. Ah no, aún no. Sobre Anko, nadie convulsione, ni explote, ni nada de esas cosas ¿ok? Anko no se meterá entre ellos ni hará nada malo; ya en el siguiente capítulo entenderán porque apareció en este punto de la historia. Aunque creo que es más que obvio el por qué. Pueden especular, y si no les quedó claro, pues lo verán —como ya dije— en el siguiente capítulo.
Ahora sí, es todo.
Saludos, y gracias por leer, aunque no dejen Review se les agradece y bueno… ¡Dejen Review que es gratis y no necesitan estar registrados!
Gracias también a quienes siempre me dejan Review ^^ esas personas son un amors~
Ahora sí, es todo. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!
