Primera Palabra

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Los nombres de los personajes no me pertenecen, están basados en la serie de Ranma 1/2 de la maravillosa Rumiko Takahashi.

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Me acomodo dentro de las cobijas y siento los cálidos brazos de mi marido sobre mí. Girándome con cuidado, apoyo mi cabeza sobre su pecho y entrelazo nuestras piernas desnudas.

—Mmm... Estas helada —gruñe con suavidad sobre mi cuello.

—Fui a darle su mamila a Hiroki —susurro en respuesta.

Ranma gruñe y me pega más a su cuerpo.

—¿Qué hay de mi?, ¿Me trajiste algo de comer? —pregunta juguetón.

Pellizco con suavidad su espalda y los dos reímos, Ranma respira hondo y comienza a rozar mi mejilla con su nariz.

—Detente Ranma —pido dudosa.

Él abre sus ojos y me mira fijamente.

—¿Eso quieres? —pregunta levantando las cejas, claramente retándome.

Sus ojos brillan con intensidad mientras asiento con la cabeza y me muerdo el labio inferior con nerviosismo. Ranma entrecierra sus ojos y forma una sonrisa coqueta.

—Señora Saotome, ¿Acaso está intentando confundirme?

Acaricio su mejilla con suavidad y me acerco solo un poco más a él.

—Pronto despertarán, no quiero que el ambiente del desayuno se ponga incómodo.

Ranma amplia su sonrisa y me acaricia la espalda con lentitud.

—¿Y si somos cuidadosos... muy, muy cuidadosos? —pregunta con complicidad.

Sonrío de lado y lo abrazo por la cintura.

—¿Qué tanto? —susurro dejandole un beso en el cuello.

Ranma gruñe y une sus labios con los míos.

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Los dos bajamos las escaleras y nos encontramos a toda la familia sentados en el comedor, ellos nos miran con las mejillas sonrojadas y parece que quieren decirnos algo.

Me acerco hasta la sillita de bebé y acaricio la pequeña cabeza de Hiroki y dandole un pequeño beso en la frente le sonrió con ternura.

—¡Hola mi amor! —exclamo con alegría provocándole una risita.

—¡Buenos días familia! —saluda Ranma caminando con inocencia hasta su asiento.

Todos carraspéan y dejan de mirarnos, Kasumi me mira directamente y señala hacia la cocina con discreción, siguiendola en silencio, ella se recarga en la tarja y se cubre las mejillas con ambas manos, evitando mi mirada.

—No sé por donde iniciar...

—¿Qué sucede?

—Akane, sé que lo que probablemente te diga no es de mi incumbencia pero...

—¿A qué te refieres Kasumi? —pregunto nerviosa.

—En la mañana... Nosotros escuchamos... E-es decir...

—Por favor, dime que el ambiente del comedor no es por lo que...

—¿Eh? No Akane, no es por la intimidad que tienen en su habitación.

—¿Entonces? —inquiero preocupada.

—Es que, Hiroki...

—¡Akane! —gritó Ranma entrando entudiasmado a la cocina mientras sostenia a nuestro hijo en brazos.

—¿Qué pasa? —pregunto asustada acercandome a ellos.

—¡Lo hizo! —expresó Ranma sonriente.

—¿Hacer qué? —murmuro confundida.

—¡Dijo su primera palabra! —respondió Kasumi volviendo a cubrirse sus sonrojadas mejillas y evitando mi mirada.

—¿De verdad, qué dijo? —le pregunto emocionada a Ranma, quién evita mi mirada.

—Pues... Él...

—¡Bayibayo! —grita Hiroki sonriente.

Mi sonrisa se borra en un instante y mirando sería hacia Ranma, él comienza a reír con nerviosismo.

—Dime que no es la palabra que creo que es —murmuro seria.

Ranma me mira asustado y niega con la cabeza.

—¡Te juro que yo no se la enseñé!

—¿Entonces quién?, ¡Aquí nadie me dice así más que tú! —señalo acusadora.

Kasumi, se atraviesa con calma entre nosotros y toma a Hiroki entre sus brazos.

—Dejemos que papi y mami hablen tranquilos, vamos a comer bebé —murmura cariñosa mientras salen de la cocina.

Miro con un leve enfado hacia Ranma, quien extiende sus manos a mi cintura y levantandome con agilidad del suelo, corre por las escaleras hasta que llegamos a nuestra habitación. Una vez encerrados, me libera y me da un poco de espacio.

—Te lo juro Akane, yo no se lo enseñé.

Sentándome en la cama, cubro mi boca con mis manos y trato de contener la carcajada que intenta escapar de mi boca.

Ranma se acerca y se acuclilla frente a mi.

—T-te, te prometo que no fuí yo... tambien... tambien dejaré de llamarte así y...

—¡Basta! —pedí riéndome.

—¿Eh? —respondió confundido.

—Esta bien Ranma, ahora solo... debemos ser más cuidadosos con lo que decimos frente a él.

—¿Entonces, estamos bien? —preguntó curioso.

—Lo estamos.

—Bien —susurró aliviado.

—No te preocupes, ¿Sí?

Ranma asintió sonriendo y acarició mis rodillas.

—No puedo creer que esa haya sido su primera palabra —murmuró incrédulo.

—Aprenderá mejores palabras, en el futuro —murmuró contenta.

—¿Vamos a desayunar? —pregunta mientras acaricia su abdomen haciendo un puchero.

—Vamos —murmuré al tomar su mano y levantarme de la cama.

Antes de abrir la puerta, Ranma me detuvo y dijo:

—Te amo Akane.

—Y yo a tí —respondí antes de darle un pequeño beso en la mejilla.

Los dos salimos de la habitación y desayunamos junto a la familia, pasando el resto del día de la manera "normal" a la que estamos acostumbrados.

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