Pidamos un deseo

Capítulo especial por el cumpleaños de Ranma y de Akane

(Un muy atrasado cumpleaños, je, je, je)

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Los nombres no me pertenecen, están basados en los personajes de la serie animada Ranma de la grandiosa mangaka Rumiko Takahashi.

¡Disfruten la lectura!

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Estrecho con suavidad la mano de mi esposa mientras nos dirijo por el pasillo hasta nuestros asientos del tren. Observamos por la ventana y nos despedimos brevemente de nuestra familia cuando el transporte comienza a avanzar sobre las vías a las 8:00 am.

Aun no entiendo por qué nuestra familia insistió en que celebráramos nuestros cumpleaños lejos de casa. Hoy tenía que dar clases en el Dojo, Hiroki tenía que ir a la escuela y Akane tenía que asistir a su clase de cocina, frunzo el ceño al recordar los otros pendientes que tenemos para éstos días, y dejo de hacerlo cuando siento una mano recorrer mi brazo hasta que finalmente se entrelaza con la mía.

Giro mi rostro hacia mi lado izquierdo y veo la cara ilusionada de mi esposa.

-Deja de darle tanta importancia a lo que estamos dejando de hacer y disfrutemos de nuestro día, ¿de acuerdo? – murmura con alegría.

Sonrió de lado y paso mi brazo derecho sobre sus hombros para acercarla a mi cuerpo. Adoro que Akane me conozca tan bien.

-Está bien, lo voy a intentar –le respondo en voz baja, un poco sugerente.

Ella estira su mano hasta mi frente y aparta un poco de mi flequillo para que pueda observarme mejor. Su par de ojos avellanas brillan traviesos cuando comienza a acercarse a mi rostro.

Ojeo los asientos que nos rodean y al ver que se encuentran vacíos, acorto el pequeño espacio que nos separa y estrecho mis labios con los suyos. "¿Desde hace cuánto tiempo no besaba a Akane de esta manera?" pienso con nostalgia mientras mi mano se detiene en su cuello para profundizar el beso.

Ella chilla sorprendida cuando la levanto de su asiento y la pongo sobre mis piernas para contemplar su rostro sonrojado, acaricio sus mejillas y le doy un corto beso en los labios antes de sonreírle.

-¿Qué te gustaría hacer hoy? –inquiero animado mientras mi mano se pasea en su espalda y la derecha se detiene en su muslo.

Akane posa su mano en mi cuello y la otra la coloca sobre la mano que tengo en su pierna.

-Me gustaría ir al acuario en Kioto.

-¿El acuario al que fuimos durante la escuela?

-Sí, ese mismo… Escuché que la semana pasada la primaria de Hiroki se estaba organizando para la excursión previa a las vacaciones de verano, dijeron que el acuario de Kioto tenía nuevas exhibiciones y que planeaban llevarlos allá, ¿no crees que sería lindo volver a ir?

Sonrío y recargo mi espalda en el asiento. Recuerdo perfectamente aquella excursión escolar… fue en nuestro último año en el Furinkan, no es de extrañar que mi esposa desee ir, ya que en ese lugar fue la primera vez que Akane y yo nos dimos un beso.

"¿Cómo podría negarme a repetir ese momento?" pienso emocionado mientras me enderezo y observo su rostro.

-De acuerdo, Akane… vayamos a Kioto.

Su sonrisa se hace presente y besa mis labios con rapidez antes de volver a acomodarse en su asiento.

Las puertas del tren se abren y más gente ingresa a nuestro vagón. Maldita sociedad y su tonta regla de evitar las demostraciones de afecto en el transporte público. Suspiro y observo enfurruñado por la ventana mientras el tren comienza a avanzar a la siguiente estación, nuestro afecto tendrá que esperar hasta que lleguemos a nuestro destino.

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Nuestras manos se entrelazan cuando finalmente salimos de la estación de trenes y caminamos por las calles de Kioto. Akane camina con alegría mientras me arrastra con ella por cada puesto ambulante que había y, aunque no compramos nada de lo que nos ofrecen, pareciera que vinimos a despilfarrar todos nuestros ahorros en chácharas.

Antes de cansarnos demasiado, le sugiero a Akane que vayamos al acuario y después busquemos un lugar tranquilo en dónde comer. Ella acepta y los dos nos dirigimos al acuario.

Había un poco de gente en el interior pero eso no nos impidió el comprar las entradas y entrar a las nuevas áreas. El rostro de Akane resplandecía con felicidad mientras se acercaba a las peceras y me señalaba los diferentes peces que se exhibían.

Media hora después, los dos nos encontramos en el mismo lugar donde sucedió aquel hito entre nosotros, nuestro primer beso. Ahora que habían pasado 11 años, no sé en qué momento comencé a sentirme como ese adolescente inseguro que utilizaba un lenguaje hosco y grosero para evitar expresar su cariño hacia la mujer que quería. Mi nerviosismo comenzó a expandirse por mi cuerpo y éste aumentó cuando contemplé el rostro sonrojado de Akane.

Como si de un deja vú se tratara, comienzo a hacer exactamente las mismas cosas que hice en aquel año. Mi mano se dirige a su antebrazo para girarla en mi dirección y, finalmente la encaro.

Akane contiene la respiración y me observa expectante.

Por un micro segundo logro observar aquel rostro juvenil que tuvo mi esposa cuando sucedió el evento. Sin contemplarlo un segundo más, tomo un poco de impulso hasta que nuestros rostros se quedan a breves milímetros de separación y le abrazo la cintura.

-Akane… -susurré sobre sus labios.

Ella sonrió y mantuvo su mirada en mis ojos.

-¿Qué pasa, Ranma? ¿No te vas a atrever a hacerlo? –murmuró exactamente las mismas palabras que dijo en aquel momento.

Una pequeña risa emocionada se escapó de mis labios justo antes de que cerrara la brecha que nos separaba y la besara de la misma manera inocente que en aquella excursión.

Sus manos se sujetaron a mis hombros y su respiración se volvió irregular.

Un latido después del beso, ambos nos separamos y nos contemplamos con cariño.

"¿Y ahora que pasará entre nosotros?" el recuerdo de su voz juvenil expresando su angustia de aquel entonces resonó en mi cabeza.

Acaricio su espalda con suavidad y me relamo los labios.

-Pidamos un deseo, Akane –susurro con confianza.

Ella sonríe de lado y sus ojos comienzan a llenarse de lágrimas. Sé que recuerda la respuesta que me dio hace 11 años, así que espero con cariño y tranquilidad a que ella hable.

-Deseo… deseo que algún día podamos regresar a este acuario para repetir este beso.

Mi mano sube hasta su mejilla y le limpio la pequeña lágrima que se le escapó.

-Y yo deseo poder cumplirlo –susurro segundos antes de volver a besarla.

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La tarde pasó con gran velocidad, que cuando comenzó a anochecer al final nos decidimos por rentar una habitación con la idea de que regresaríamos a casa la mañana del día siguiente. Tras una corta llamada para avisarles en dónde nos alojábamos, los dos por fin nos fuimos a acostar.

Akane suspiró con alivio mientras la rodeaba protector con mis brazos y besaba su frente con ternura.

La habitación se encontraba tan silenciosa que pude escuchar su palpitar errante, mis manos recorrieron parte de su cuerpo y mis ojos contemplaron el brillo de los suyos. El ambiente del dormitorio comenzó a cambiar, su aliento cálido comenzó a mezclarse con el mío y sus manos comenzaron a pasearse por mi espalda, las pequeñas caricias comenzaron a hacerse cada vez más largas y los espacios entre nosotros comenzaron a desaparecer.

Esta noche consumamos nuevamente nuestro deseo por el otro. Atrás quedaron esos jóvenes inexpertos llenos de inseguridades, ahora somos un par de adultos que saben lo que quieren y, lo que yo más quiero en este momento es permanecer al lado de Akane.

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Antes de entrar a la estación de trenes, detengo a mi esposa y la miro con buen humor.

-¿Qué pasa, Ranma?, ya tenemos que irnos –exclama confundida.

Entrelazo nuestras manos y deposito un pequeño beso en su dorso.

-Antes de irnos… pidamos un deseo –indico divertido al notar su reacción sorprendida.

Akane sonríe y mira hacia nuestros pies mientras piensa qué responder.

-La verdad, ya no sé qué pedir… creo que ya cumplí todo lo que pudiera desear –me explica con suavidad mientras me contempla con cariño.

Doy un paso más en su dirección y acerco mi boca a su oreja.

-¿Quieres saber cuál es mi deseo? –pregunto coqueto.

Akane se mantiene en su lugar mientras asiente con lentitud.

-Deseo tener más cumpleaños como este… -susurro antes de darle un corto beso y continuar hablando-. Pero sobre todo, deseo poder pasarlos contigo.

Akane sonríe y me da un beso en la mejilla antes de decir:

-¿Sabes? Ya sé que es lo que pediré.

-¿Qué cosa? –inquiero curioso.

Akane me abraza y murmura sobre mi pecho:

-Mi deseo es que tu deseo se cumpla.

Beso su frente y ambos nos separamos cuando el tren comienza a pitar, avisando su salida.

-Es hora de volver a casa –le susurro con alegría.

Akane me sonríe y sus ojos comienzan a destellar con travesura mientras comienza a correr hacia el andén.

-¡El último que suba al tren le toca limpiar el cuarto de Hiroki todo el mes! -me grita a lo lejos.

Sonrió divertido y mis piernas se mueven en automático en su dirección.

-¡Eres una tramposa! ¡Ya verás, te ganaré! –le grito mientras acorto la distancia entre nosotros.

Un chillido lleno de diversión sale de su boca una vez que la alcanzo y la levanto del suelo para dirigirnos a nuestro vagón.

Bueno… ahora que lo pienso, creo que nunca dejamos de ser esos jóvenes que alguna vez conocieron, pero eso, ustedes ya lo sabían.

FIN.