Caminar por horas en una tierra con olor a muerte sería suficiente para Nadia a despertarse de la pesadilla, pero no lo hizo, en vez de eso siguió caminando y caminando. Hasta que sus pies pararon cerca de una formación de roca extrañamente familiar. Frunció el ceño. ¿Porque estaba soñando con la roca del rey del rey león? Su película favorita de la infancia y cuyo villano Scar, hermano menor de Mufasa, es su personaje favorito.

El destello del relámpago hizo que pegara un respingo.

Está por llover.

¿Eso quiere decir que el enfrentamiento entre Simba y Scar empezará pronto?

Una parte de Nadia se emocionó por ello, es una escena épica.

Camino hacia la roca del rey para presenciar tal escena, si su sueño es lo suficientemente detallado con el ambiente, no se perdería la oportunidad de ver tal escena en full HD. Luego, quizás despertaría una vez que haya terminado la pelea o incluso antes, pues siempre que sus sueños se ponían interesantes a alguien la despertaba. Y esta no sería diferente.

Rodeó la roca cuidando de que las hienas, las leonas e incluso Timon, Pumba, Zazu y Rafiki la vieran. Primero, porque no quería incluso ser atacada por las hienas ni mucho menos por las leonas, hasta quería evitar que Rafiki le metiera un palazo en la cabeza y segundo; no quería asustarse hasta la muerte y despertarse antes de presenciar la pelea entre tío y sobrino. Otro relámpago. Seguido de una sombra persiguiendo a otra, alzo la mirada, reconoció de inmediato a Simba por su cabellera roja como el fuego. Y hablando de fuego; evitarlo se convierta en otra cosa por la cual cuidarse y había olvidado casi por completo.

–¿Por dónde me meto? Huh... –vio como una leona arrojó a una hiena a las flamas, hizo una mueca –. Obviamente por ahí no.

Escalo con cuidado una pared de roca con deformaciones lo suficientemente buenas como para apoyar sus pies y sostenerse de ellas con sus manos. Tosió un poco ante el humo, felicitándose a sí mismo por tan elaborado sueño, ¡hasta las rocas se sintieron reales! Ojala esa imaginación fuera así de buena a la hora de escribir sus ensayos.

El sonido de las piedras resquebrajándose llamó su atención, había unas enormes grietas formándose bajo las patas de un grupo de hienas lideradas por Shenzi, sonrió. Esto debe formar parte de la versión de Timón y Pumba, la película desde su punto de vista. Y, una vez llegó a la cima, salto antes de que las llamas le impidieran el paso; soltando un suspiro de alivio y orgullo por haber logrado tal hazaña. Sacudió sus manos con su chaqueta negra luego, acomodó su cabellera negra en un moño porque se le había soltado debido al salto.

–¡Asesino! –la voz seria y molesta de Simba hizo que ocultara en una roca cercana, pero lo suficientemente lejos del fuego, no quería comprobar qué tan real sería si este tocara su piel.

–Simba, por favor. Ten piedad, te lo suplico.

–No mereces vivir –dijo Simba acercándose más y más a él.

–Pero, Simba, soy parte de la familia –para este punto Scar estaba desesperado –. Las hienas son las verdaderas enemigas. La culpa es de ellas. Fue su idea.

Sin que Scar lo supiera, las hienas Shenzi, Banzai y Ed lo escucharon todo. Los tres retrocedieron con los dientes expuestos mientras retrocedía gruñendo, perdiéndose entre el fuego.

Nadia hizo una mueca.

–Mamaste, Scar –susurró bajito –. Ya te van a matar por traidor.

–¿Por qué he de creerte? –Cuestiono Simba acercándose más. Scar se encogió un poco, cerca del borde –. Todo lo que me has dicho ha sido mentira.

–Bueno, ¿qué piensas hacer? –Preguntó Scar –. No matarías a tu propio tío.

–No, Scar. No soy como tú –siseó con desprecio.

–Menos charla y más pelea –murmuró Nadia por lo bajo, mientras agitaba su camiseta, tenía calor.

–Oh Simba, gracias. Eres tan noble. Te lo voy a compensar...

Para este punto Nadia ya se estaba aburriendo pese a que adoraba la forma rastrera de Scar por salvar su pellejo. Pero esto estaba tomando demasiado tiempo, no lo entendía, sus sueños siempre son rápidos y poco detallados, pero, porque precisamente estaba soñando algo tan elaborado como una escena del rey león; ¿acaso eso tiene algo de sentido? además, no solo es detallado, no, sino que también al tacto se siente real.

–Huye –la voz de Simba, de nuevo, la sacó de sus cavilaciones –. Huye lejos, Scar y ¡nunca regreses!

Los ojos verdes esmeraldas de Scar se abrieron con sorpresa. Esas fueron las mismas palabras que usó cuando le dijo a Simba que se fuera, solo para luego ordenar a la Hienas a matarlo.

–Ah, sí. Entiendo –se movió con cautela ante la mirada furiosa de su sobrino –. ¡Como tu quieras, majestad!

Con su pata arrojó unas cenizas al rostro de Simba. Simba grito y gruño de dolor mientras restregaba su rostro con la pata, Scar aprovechó esto rápidamente para atacar; mordiendo su espalda y cuello con fiereza. Pronto, ambos leones se enfrascaron en un forcejeo que terminó en pelea. Nadia pudo contemplar cómo peleaban incluso con la ilusión de que lo hacían en cámara lenta, peleando de forma brutal. Scar logra derribar a Simba y salta sobre él para terminar de una vez por todas la pelea, pero no contaba con que Simba usará sus patas para arrojarlo del precipicio; Simba se amoso para comprobar el estado de Scar.

Nadia aprovecho esto para bajar antes de que Simba se percatara de ella por su olor. Bajó siendo lo más cuidadosa y rápida posible, cuidando que sus pies no resbalen y también evitar quemarse.

Scar se incorporó poco a poco.

Esa caída debió dolerle mucho.

"Debió haberse desmayado", se lamentó Nadia, "Se lo comeran vivo"

–¿Amigos? ¿Que no dijo que éramos el enemigo? –Preguntó Shenzi maliciosamente.

–Sí –asintió Banzai –, eso dijo.

–¿Ed? –ambos dijeron al unísono.

La hiena solo atino a reír de forma retorcida mientras otras hienas se iban acercando.

Nadia apretó los labios, incomoda. Se le antojaba una muerte cruel, aunque Mufasa también murió de forma horrible, pero esto lo supera. Por un segundo, por un instante, quiso ir a salvarlo pero eso sería en vano ¿con que se defendería siquiera?

Un árbol seco se encendió de repente, más específicamente, una rama como si fuera una gran antorcha junto con un relámpago al fondo. Quiso tomarlo, impulsada por el deseo de salvarlo, pero se detuvo.

"No", negó, "Esto es una locura".

Escuchó las súplicas de Scar.

"Al diablo. Ya estoy loca", se dijo ella confiando en que despertara ante esta parte buena.

Tomó la rama y la blandió como arma, mientras se dirigía hacia las hienas quienes ya saltaron sobre Scar. Algunas salieron huyendo debido a que las llamas estaban cubriendo peligrosamente el sector, otras se quedaron porque en verdad querían cobrárselas, la traición de su supuesto amigo les dolió mucho.

–Hey, ¡aléjense de él! –gritó Nadia, moviendo la rama encendida manteniendo a raya a las hienas. Algunas huyeron al percatarse que era una humana, otras intentaron atacar, pero Nadia las amenazaba con el fuego. El trío principal la miraban con confusión y un atisbo de miedo. Cosa que Nadia aprovechó para acercarse más a Scar y sacarlo de ahí antes de que las llamas los mataran, ya sea quemados o asfixiados –. ¡Alejense, dije! No querrán meterse conmigo. Es más, ¡trabajo en una veterinaria y aprendí muchas cosas!

Esa es la amenaza más ridícula que había dicho.

Pero bueno, esto es un sueño, puede decir las tonterías que se le vinieran en gana. Nadie lo sabría. Nadie se reiría de ella excepto ella misma.

La mayoría de las hienas se habían alejado lo suficiente como para que ella quedara en medio de ellas y Scar.

Giro por un segundo para comprobar su estado.

–Uf, eso debió doler –comentó.

Scar estaba mal herido. Lleno de mordidas, zarpazos y pequeñas quemaduras; tendrá nuevas cicatrices, eso es seguro.

Shenzi hizo ademán de atacar, pero Nadia reaccionó a tiempo, aunque consiguió un rasguño nada bonito.

Siseó de dolor.

Nadia jadeó ante el fuego que se acercaba peligrosamente hacia ellos.

–No vale la pena. No lo vale –le dijo, esperando hacer que cambiara de opinión –. Deben irse. El fuego, el fuego.

–Debe pagar –siseó Shenzi.

–¿A consta de tu manada? –algunas hienas dejaron de mostrar los dientes e intentar atacarla –. El ya pago. Fue humillado, destronado, mandado a volar. Y sabes lo orgulloso que es. Y eso fue lo que perdió, su orgullo. No hay nada peor que eso. Además, miralo –señaló el maltrecho cuerpo de Scar –. Le dejaron cicatrices nuevas. ¡Nunca las olvidará! nunca olvidará lo que ustedes le hicieron y pudieron hacer.

El fuego seguia acercandose peligrosamente. Si no se movían, todos perecerán.

–Tiene razón –concedió Shenzi en una risilla –. Pero ten en cuenta esto, humana. Si lo volvemos a ver, y eso te incluye también, ¡los devoramos!

–Hecho.

Poco a poco las hienas se fueron corriendo. No sin antes el trío principal compartir una mirada con ella, una mirada cargada de promesas dolorosas, tragó saliva. De la que se salvó.

Nadia tiró la rama a un lado, agachándose para comprobar el estado de Scar. Estaba vivo, inconsciente y con pulso débil, pero vivo. Golpeo su rostro suavemente para despertarlo, pero no lo hizo. Bufo. Pero antes de cargarlo, apagó su cola que estaba en llamas. Con todas sus fuerzas cargo a Scar por su espalda, y es pesado, más pesado de lo que ella imaginó. ¡Su apariencia delgada es muy engañosa!

Nadia se balanceo un poco y casi cae, pero logró recuperar el equilibrio; con pasos torpes se fue alejando de las llamas que amenazaban con devorarlos vivos.

Por suerte, la lluvia no tardó en caer junto con el rugido de Simba que no tardó en escucharse; reclamando por fin su trono.

–De lo que me perdí por salvar tu cola –masculló al inconsciente león, mientras la sangre se deslizaba por su brazo, su propia sangre.

Se empezó a marear un poco.

–Que raro. Ya debí haber despertado –comentó antes de sucumbir al cansancio y a la pérdida de sangre.

Lo que Nadia no sabía, es que no estaban ellos dos solos ahí, siendo vigilados por un particular babuino.