Nota del autor: REEDITADO DE PRINCIPIO A FIN, nuevas escenas.

Espero que lo del chap 2 haya sido un problema de falta de acción :$, si lo dice uno vaya y pase, pero ¡TRES!... well, enjoy.

En serio, les juro, no sé como se llama G-man... si hay algo que es un misterio es su nombre. Es un villano q ni siquiera Salem podría apreciar.

Recuerden q pueden pedirme imágenes.(Excepto Salem, tu cuenta de jotmeil no funciona y no puedo contactar contigo X mail)


La zona era como una estepa, con muy pocos árboles. El otoño norteamericano de Racoon ya hacía sentir con fuerza su temperatura baja típica de los amaneceres. De cualquier forma ellos tres estaban muy agradecidos de haber vuelto a ver un amanecer fuera de ese infierno Neo-gótico. Además un poco de frío no los mataría, y quizás una lluvia que parecía cercana por los extensos nubarrones tampoco.

Leon caminaba a la cabeza del grupo, mirando callado para adelante. Parecía una actitud de desconsideración, pero para nada él era así. Todos estaban sucios de tierra y sangre (no propia en la mayoría de los casos) de arriba a abajo, y muy cansados. De seguro el agotamiento era tanto físico como psicológico.

No habían avanzado mucho cuando Claire se arrodilló a chequear la temperatura de Sherry. Luego de tocar su frente unos segundos...

-Bueno, pues tu fiebre ha bajado mucho.

-Tiene que ser una mejoría– se le ocurrió decir a Leon.– Claire... ¿Qué fue lo que le ocurrió a Sherry?

La cara de la joven mostraba que le costaba dar esa respuesta.

-¿Claire? Dime que tenía Sherry...

-Ella fue... infectada...

Los rostros del policía y de la niña reflejaron una preocupación inmediata. Con haber estado inconsciente y todo lo demás que le ocurrió después Sherry ni trató de conjeturar el porque su repentina afección. Y Leon simplemente trató de tranquilizarle poniendo una mano al hombro.

-Tranquila... debe haber algo que podamos hacer...– luego miro fijo a Claire e hizo una señal con su cabeza.

-Ya esta hecho... yo le di la cura que me recetó su madre...

-¡¿Mi mamá?!

Al oír a la niña preguntar nerviosa por su madre Claire volvió a arrodillarse, quedando hombro a hombro con la niña.

-Sherry... ella... te quería mucho...– le dijo la joven, mirándola a los ojos.

Ya todo estaba dicho con el verbo que utilizó Claire. Sherry buscó una vez más ese hombro para llorar. La niña aceptó la cruda realidad sin preámbulos, evidenciando ser madura para su edad. Leon sólo miraba hacia las sobrevivientes que le acompañaban, consolando la una a la otra. Mucho no podría decir, al parecer Claire y Sherry tenían un vínculo en cual se entendían bastante bien. Tal como el que el desarrollo con Elza.

-Ahora tu eres lo que me queda– decía Sherry en su sollozo.

Apoyando su mentón en el hombro de la pequeña, Claire se atrevió a elevar su mirada al policía entre los primeros rayos solares del día y notando algo. Se sintió muy ridícula al no haber divisado antes esos vendajes manchados que pendían pegados al uniforme RPD.

-¡¡Dios, Leon¡¿Qué fue lo que te pasó?! – dijo ella separándose de Sherry rápidamente.

-Es una herida de bala, pero no es mortal...

-Te juro que recién acabo de notarla – Claire trataba de excusarse.

Descreyendo de la modestia, la joven se apresuró para tocarle la frente.

-¿Te sientes bien?– preguntaron Claire y Sherry casi al mismo tiempo.

El policía se había convertido en el centro de atención de las dos señoritas, ya ambas cerca de él.

-Pues, ahora que lo dicen...

Las heridas más punzantes estaban en la mente de Leon, no en su cuerpo. Pero ahora con la mente más desocupada de momentos extremos recién pasados, la herida estaba volviendo a quemar con ese fuego distintivo que las balas solían provocar. No quería mostrar debilidad, pero terminó cediendo ante el dolor cuando al tocarse allí se encogió de hombros y dejó un quejido escapar.

-'Esta herida no me hace las cosas fáciles'.

-¡No te vayas a tocar!... Necesitas un medico rápido, la fiebre debe ser por la bala...– decía Claire quitando su mano descubierta.

-Pues no vamos a encontrarlo quietos. Debemos seguir.– Leon le dio la espalda y retomó el paso.

Claire le tomó del hombro para frenarlo... pero del hombro que no debía. Leon le sacó la mano bruscamente, como si estuviera resentido con ella o simplemente sin humor para nada ni nadie.

-¡Carajo!... ¡Ten cuidado!– se quejó sacando a Claire hacia atrás.

Leon la vio callada con su rostro atónito, tendiéndole una especie de hierba molida en un papelito.

-Por favor... discúlpame... – pidió él tomando el objeto de mala gana.

-No... perdóname a mí.

-¿Adonde iremos?– preguntó la chiquilla.

-¿Crees que seguir las vías lleven a algún lugar seguro?– indagó la joven.

-No lo sé Claire... soy nuevo en Racoon, tal como tú. ¿Sherry? Tu debes tener una idea.

-Mis padres no solían salir de la ciudad... y si lo hacían no era conmigo.

-Lo mejor que podemos hacer es buscar una ruta. Sé que estamos en las afueras. – mencionó Claire.

El policía le aceptó la teoría, y empezaron a caminar fuera de las vías. La joven se acercó a Sherry y empezó a palpar en el chaleco "Made in Heaven" que la pequeña aun lleva encima.

-¡Déjame buscar algo!– se excusaba.

Finalmente dio con el papel: un mapa de carreteras aledañas a Racoon, el cual había adquirido en su viaje. Al menos la visita que dio le sirvió para constatar (por medio del diario) que su hermano había abandonado la ciudad. Pero... ¿donde estaría?

-¡Claire¿Cómo vamos a leer el mapa si estamos en medio de la nada?– preguntó Leon

Ella le respondió dando unos pasos si quitar la vista del mapa. Cuando le devolvió la mirada le contestó:

-¡Por aquí!–señala con la palma.–Hay un carretera a muy pocos kilómetros de aquí

Los otros dos le siguieron el paso. Leon suponía que ella sabía lo que estaba haciendo. 'Y como no creerle a alguien tan determinada como ella'. Ya encaminados en una misma dirección caminando sobre pastizales:

-Seguirás buscando a tu hermano¿verdad?– le preguntó él.

-Sí... he estado muy preocupada desde que sus llamadas se hicieron infrecuentes...

-¿Y por donde empezarás?

-Según lo que Chris escribió, en Europa. Pero ahora debo cuidar a Sherry... no sé que voy a hacer, ni por donde empezar.

-Deberías buscar a tu hermano primero.

-¿Pero que hay de Sherry?

La pequeña miraba anonadada como los mayores discutían, sin dejar de seguirles el paso.

-Si te la llevaras talvez la pondrías en riesgo... recuerda que Umbrella quiere eliminar a los STARS. Y de seguro quisieran hacer lo mismo con un familiar. No sé a donde pueda llegar esto... pero me temo que tu parentesco la pondría en peligro– Leon señala a la niña con la cabeza.

-Puede que tengas razón, pero...

-Yo voy a cuidar a Sherry. Ten esto.

Leon le entrega una libreta azul de identificación pertinente del departamento, la cual tiene una insignia RPD.

-Ni siquiera vivía en Racoon– le decía él al otorgar el documento.– En cuanto encuentre un lugar para ella da por seguro que te ayudare.

Claire agradeció asintiendo con la cabeza. Pero sólo estaba de acuerdo con la ayuda que el policía le daba desinteresadamente.

-¿Por que me das esto ahora?

-Estoy tratando de insinuar... que te marches. De que tomemos senderos diferentes por ahora.

-¿Te vas a ir?– preguntó la niña, saliendo de su silencio incomodo.

La joven sólo la miraba callada, no sabía que decirle. Abrió la boca para hablar, pero las palabras no le salían. Tratando de esbozar una excusa, Leon la interrumpió:

-Ella debe marcharse.

-Pero... ¿a dónde¿no podemos ir contigo?– preguntó Sherry mirando a la joven.

Ella no sabía que contestarle. Sabía que Leon podría estar en lo cierto, pero no quería dejar a ambos aun. Ellos dos necesitaban atención medica, y se notaba.

-Despídete de ella.– le dijo Leon con un tono frío que no le sale bien.

-¡No voy a marcharme!

-¡Mira esto!

Leon sacó un papel que guardó por considerar importante, esa carta que decía:

&&&&&&&&

A: Brian Irons, Jefe del Dep. de Policía de Racoon City

Hemos perdido las instalaciones del laboratorio de la mansión, debido a las acciones del operativo renegado, Albert Wesker. Por supuesto, su interferencia no tendrá efectos duraderos en nuestras continuas investigaciones del virus. Nuestra única preocupación actual es la presencia de los miembros de S.T.A.R.S. que aún quedan: Redfield, Valentine, Burton, Chambers y Vickers.

Si descubriese que S.T.A.R.S. tiene pruebas de las actividades de nuestras investigaciones, deshágase de ellos de tal manera que parezca ser un simple accidente. Continúe controlando sus avances y asegúrese de que ciertos conocimientos no lleguen al público. Annette seguirá siendo su contacto.

William Birkin

&&&&&&&&

-¡¿Te das cuenta en la que esta metida tu hermano¡¿Y lo que pasaría si vas a buscar a la boca del lobo?!

-...

-¡¡Sólo déjanos en paz!! Viniste a buscar a tu hermano¡¿verdad¡Pues sigue!

Ella no podía creer lo que Leon le estaba pidiendo. Sin embargo, él tenía razón. A causa de eso y de no querer perder más tiempo tomó la decisión que le aconsejaban, expresándose:

-Yo volveré¡lo prometo!

Leon sólo asintió con su cabeza. Sherry no estaba tranquila con lo que oía, y lo hizo saber:

-¡¡CLAIRE!!– gritaba corriendo hacia su rescatadora.

Tal como en el momento que se encontraron en la galería de antigüedades cercana a la oficina del corrupto Brian Irons, la niña se lanzó abrazando a la cintura de ella. Claire le acarició la cabeza. La pequeña aferraba fuerte, tratando de conmover para que no se marchara. La joven logró desprendérsela y le dirigió la mirada directo a sus ojitos azules.

-Cuídate.. y cuida a Leon– guiñando un ojo luego de separarse de ella.

-Pero...

-Yo voy a volver.

La niña asintió sistemáticamente. Claire miró al frente cruzando a lo lejos sus ojos azules con incertidumbre que pocas veces sentía con otros ojos azules, llenos de ira y notable impotencia.

-¡¡Gracias¡¡Muchas Gracias!!– se le ocurrió como ultimas palabras para el hombre al que le debía la vida.

Luego de un beso en la frente de Sherry, la joven Redfield corrió hacia la maleza alta y desapareció en ella. Leon llamó a Sherry agitando su mano en cuanto notó en la aun débil luz solar que la niña ya lo miraba a la distancia. Ella se acercó, viéndolo con un enojo que se notaba en su mirada.

-¿Por que le pides que se vaya¡¿Por qué no puede acompañarnos?!– le preguntó yendo hacia él.

-Es por tu seguridad... ella esta buscando a su hermano, un STARS perseguido por Umbrella...

Leon se detuvo. No era fácil explicarle a la niña que la empresa para la cual su padre trabajaba era una entidad maligna, aplicadora del capitalismo salvaje que consumió un pueblo inocente. La pequeña frunció su ceño, anonadada en su desconocimiento de la situación.

-Mejor sigamos, te lo explicare en el camino con calma– dijo Leon viendo justo donde Claire había señalado antes.

El desprecio que la niña sentía por el policía se siguió notando cuando él avanzó y ella se quedó donde estaba.

-Sherry, talvez me odies por lo que le discutí a Claire... Pero por favor, ahora debes confiar en mí.

Sin muchas alternativas, empezaron a caminar en dirección entre la maleza no muy alta. Caminaban doblando los pastizales más altos, dejando marca de su paso.

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La caminata ya llevaba supuestamente cerca de un hora. El avanzado amanecer convertido en día lo hizo notar. Los pasos de Sherry se estaban volviendo más aletargados, pero por una simple razón.

-Leon, estoy muy cansada... ¿podríamos...

-Debe faltar poco... creo que estoy viendo una estación de servicio...

Llegaron a un claro donde la hierba era muy baja; un pequeño alivio. Sherry se dejó caer sobre sus rodillas con sus manos tocando la tierra. Su adolescente cuerpo ya no soportaba ni una caminata tranquila.

-¿Podemos descansar? Ya no aguanto más.– haciendo esfuerzo hasta para levantar la mirada.

El policía no quería detenerse, quería conseguir ayuda de una vez por todas; para él y ella. Entonces fue apurado y considerado al mismo tiempo. Se llevó el obsequio de Claire a la boca y se arrodilló de espaldas frente a la niña.

-Sube.

-... Lo siento.

-No lo sientas... sube ya.

La niña se pegó a su espalda, envolviendo con su brazos el cuello de Leon. Él dejó escapar una pequeña respiración de dolor cuando sintió la presión en su herida.

-¿No te va a doler¿Puedes conmigo?

-¡Seguro!

Leon se elevó con la niña pendiendo de su espalda y comenzó a caminar. Con sus brazos cruzados hacia atrás se daba apoyo para cargarla. Al sentir la cálida respiración pausada en su nuca viró un poco su vista y descubrió a la niña dormida.

-'En verdad esta muy cansada'

En su paso constante, luego de un tercio de hora notó mejor la pequeña edificación que llamaba su atención. Era una estación de servicio. Allí podrían pedir ayuda de cualquier tipo y de seguro una ruta para poder hacer dedo... si es que alguien se atrevía a pasar por esas carreteras.

-'Tal vez yo les avise a los desprevenidos. Sería como un agente de transito... '

Apretando el paso por la ansiedad, ni siquiera pensó en soltar a Sherry para hacerla correr junto a él. Luego de doblar mucha maleza con su marcha finalmente estaban en el frente de una pequeña gasolinera llamada "Texaco 24". Pero un mal presagio hizo que se frenara antes de entrar, quitándole el entusiasmo.

Un ventanal estaba roto, como si alguien hubiera saltado a través de el. Y las manchitas de sangre y vidrios rotos posteriores al destrozo tampoco alentaban a pensar positivamente.

La estación era un típico negocio de mini mercado con variedad de artículos en pocas estanterías. Las bombas de combustible de enfrente estaban en orden. La edificación tenía paredes y suelo de madera ciertamente rustica y polvorienta, pero en un estado aceptable. Leon ya se esperaba cualquier cosa, así que obedeció el mensaje de su instinto: "Saca tu Desert Eagle". Pero primero, poniéndose frente a la puerta...

-Sherry... despierta.– dijo Leon tratando de enfocarle la cara.

Con su cara pegada a la nuca, la niña no respondía. Pero... ¿Para que alarmarse? Su respiración estaba normal, y su menudo cuerpecito lo demostraba. Aun así, Leon se vio obligado a pegar una suerte de par de saltos para sacar a la chiquilla de su letargo.

-Vamos Sherry... levantate.

-¿Qué?– pregunto ella, con una voz malhumorada y soñolienta.

Leon trataba de no poner nerviosa a una pequeña que al parecer ya vivió bastante infierno así que le dijo:

-Llegamos. Bájate.

-¿A donde llegamos?

Leon hizo un segundo de pausa antes de responder, aun tratando de encontrarle la mirada.

-... a un lugar seguro.

Sherry se deslizó sobre la espalda de Leon, tocando el suelo de madera de la entrada con sus maltratados zapatos escolares. El policía se dio vuelta para hablarle.

-Quiero que te quedes aquí. Yo veré algo adentro. Si ves algo extraño llámame o entra.

La niña asintió silenciosa, sin mucho entusiasmo. Estaba tan somnolienta que no pudo ver el desorden de la entrada, el mismo que alarmó a Leon. Este ultimo manotea la gran pistola de su cartuchera y la toma con las dos manos. La niña ya le había dado la espalda para sentarse en una escalerilla del pórtico, donde apoyó sus brazos cruzados sobre sus rodillas. Luego en esta posición apoyo su rostro preparándose para conciliar el sueño otra vez.

-¡¡SHERRY!! No te vayas a dormir aun.

Un soplo de la pequeña indico queja, pero no cambió de pose. Leon procedió a entrar de una buena vez. Con sus dos manos sosteniendo la pistola señalando hacia abajo empezó a empujar con sus antebrazos la puerta de vidrio. Las campanillas que pendían de esta en el lado interior se sacudieron suavemente como es lo usual. Leon veía frente de él un mercadillo un poco desordenado, con las luces innecesariamente encendidas y tenues signos de violencia representados por gotas de sangre. Los efectos del virus T había llegado ahí, definitivamente.

-¿Hola¿Hay alguien?– preguntaba él elevando su voz.

El silencio respondía, no muy alentador.

-¡¿Hay alguien aquí¡necesitamos ayuda!

Afuera, Sherry estaba sentada en el pórtico tratando de no conciliar un sueño que ansiaba disfrutar tranquila. Con su cabeza tanteando y demasiado cansada hasta para ponerse nerviosa, un sonido extraño le llamó la atención inmediatamente. El ruido era muy cercano, de resquebrajamiento de madera. La niña se puso de pie, despabilándose en un segundo y tratando de ver a donde su percepción le decía. Pero en ese momento se paralizó de miedo, sintiendo como si sus piernas se tornaran de plomo.

Erguida y tanteando con la vista a su lado derecho, empezó a temblar. Su miedo le impedía articular ese sencillo nombre: "Leon". De repente se oyeron ruidos de golpes que sentía temblar junto a sus pies. Al voltear vio como un vestigio de persona emergía de debajo de la escalerilla, dando manotazos hacia los pies de ella y tratando de alcanzarle un tobillo. Sherry salió de allí despavorida a los gritos que no articulaban palabra alguna, entrando al negocio y llevándose la puerta por delante. El zombi se deslizó torpemente por debajo de la escalerilla, emergiendo de su guarida para perseguirle. No paraba de soltar gemidos disonantes.

-¡¡LEON!!

Adentro de la tienda Leon volteó de inmediato, llevando la puntería de la pistola hacia el techo como movimiento correctamente entrenado. La pequeña corrió hacia él y se ocultó detrás de tal, aferrando con sus deditos al policía mientras veía la puerta.

-¿¡Que pasa?!

-Un... un monstruo.–la pequeña señalaba la entrada hablando temblorosa.

Las campanillas de la puerta se sacudieron violentamente con el empujón desmañado que el zombi dio para entrar. En la iluminación del negocio podía verse su aspecto: sus típicos ojos carentes de alma, blanquecinos como su piel gangrenada. Era la miseria casi muerta de un joven de cabello castaño parecido a Leon, tal vez más joven que él. Podía verse con el reflejo de la luz eléctrica los brillos de los cristales incrustados en su cuerpo. De seguro ese era el zombi que había "saltado por la ventana o arrojado por ella".

Leon estaba dispuesto a sacarlo de su miseria, por el bien de "los tres". Apuntó sin duda a la cabeza del zombi y jaló del gatillo.

¡BLAM!

El balazo .50 AE dio en el cuello del muerto viviente, arrojándolo muy para atrás y dificultando su paso, pero no lo arrojó al suelo. Sin frustración, Leon efectuó más disparos

¡BLAM¡BLAM!

Un disparó más ni siquiera lo rozó. El otro perforó el pecho, con ningún resultado más nulo que una explosión escarlata.

Leon reposicionó sus brazos y apuntó tratando de concentrarse. La fiebre por su herida estaba comprometiendo su lucidez y puntería.

¡¡¡BLAM!!!

El cuarto disparó atravesó la frente del zombi y sacó pedazos de materia gris despedida por el orificio de salida, empujándolo hacia atrás. La bala destruyó su carcomido cerebro y con tal fuerza también parecía haber desnucado al zombi además. Este cayó despedido hacia atrás impactando su espalda contra el suelo. Un empujón así sólo se logra con mágnum o un escopetazo bien puesto.

Leon sostenía humeante la Deagle, que ya tenía su sector trasero posicionado hacia atrás. Esta posición es la que demuestra que el clip del arma ya no tiene balas. Manoteándose de arriba abajo, el policía dio por hallado que esas habían sido sus ultimas balas.

-'Mierda'

Ya no tenía sentido sostener el arma, así que la dejó caer al suelo, haciendo esta un particular ruido.

-Ya esta bien– decía Leon tratando de dar con la cara de Sherry, que seguía usándolo como muralla.

La pequeña le tomó la palabra y sacó sus dedos de encima de Leon, dejando de pellizcarle y arrugar su maltratado uniforme sin querer.

Leon se despegó de la pequeña para buscar algo que pudiera servirle en el pequeño almacén, como una gaveta de primeros auxilios. La niña dejo de mirar la mágnum descartada en el suelo y empezó a curiosear buscando cualquier otra cosa que pudiera ayudar a su defensor. El policía consiguió un rollo de gasas y se sentó en una silla detrás de un mesón que daba a la caja registradora, dispuesto a empezar a tratarse. Sherry aun le pisaba los talones. Leon la vio fijo, notando su atención.

-Necesito cambiarme esto– señalando con la mirada su hombro maltrecho.

Sherry lo escuchó perfectamente, y dio con unas tijeras entre los artículos en venta. Las sacó de su envoltorio y se dirigió hacia su nuevo protector. Leon extendió la mano para recibir la pequeña herramienta, pero la niña empezó a cortar las vendas ella misma, cosa que no esperaba.

-Pensé que me odiabas.– se le ocurrió decir a Leon

Sherry lo miró un segundo y siguió con sus cuidadosos cortes, sin contestar. En eso, él prendió un pequeño aparato de radio de forma rectangular delgado que ya estaba enchufado. Sólo aparecía estática, al parecer la Sintonía de Emergencia de Racoon había caído también.

Finalmente ella removió la tira ensangrentada delicadamente, descubriendo el orificio de bala. Estaba un poco pegada por la coagulación. Leon intentó disimular, pero le tembló por la súbitas dolencias el brazo respectivo, haciendo que la niña se detuviera.

-Lo siento.– se excusó la pequeña para luego continuar.

La niña trató como pudo la herida, pasando unos algodones. Ya estaba aplicando unos vendajes nuevos, girando el rollo alrededor del hombro de él. El policía no pudo evitar recordar a Elza al ver esa tira de vendaje usada en el suelo, pegando un suspiro de lamento.

La niña trataba de ser lo más cuidadosa posible con cada giro alrededor de él. Sentía que era lo menos que podía hacer después de todo lo que hacían por ella. Aunque a Leon ya no lo apreciaba tanto por como este trató a su salvadora anterior. '¿Por qué no podemos venir todos juntos?'

-¿A donde iremos?– preguntó ella.

Leon dejó de buscar alguna sintonía en el aparato y lo dejó en la mesa. ¿Qué iba a decirle a Sherry¿Qué no lo sabía?

-Lo primero sera ponernos completamente a salvo.

La niña se detuvo de enrollar, pareciendo dispuesta a cerrar el vendaje. Sin embargo ella simplemente se detuvo, sin tratar de aplicar presión o de cortar de una buena vez la hilacha blanca.

-¿No me puedes poner un poco más?– preguntó Leon.

La niña no respondió. Estaba quieta frente a él como si le hubieran dicho algo que hiela la sangre. Pero... su vista. Los ojitos de la pequeña se centraban en ver algo desde arriba del hombro de Leon.

-Sherry...¿Qué te pasa?

La niña dio pasos hacia atrás, señalando hacia atrás del policía y sin poder articular palabra alguna. Ella estaba viendo a un muerto viviente atravesar el pasadizo cercano a la caja. Leon leyó las facciones de susto en Sherry de inmediato.

-Oh... ¡mierda!– gritó parándose de inmediato y sacando la silla despedida con la parte trasera de sus piernas.

El zombi de un gordo calvo ya esta detrás de él, dejando salir de su boca descolocada un gemido ronco corto. Sin más se abalanzó hacia Leon rápidamente, sorprendiendo a la victima, que esperaba un movimiento de manos torpes y lentas. El casi-fenecido estaba hecho un harapo de cadáver, con el pecho abierto mostrando trozos sanguinolentos de carne pendiendo de astillas peladas de costillas. Al parecer lo intentaron matar de un escopetazo cercano, aunque errado, debiendo ser este en su maldita cabeza.

Parecía que el caníbal enfermizo estaba furioso por los movimientos rápidos, fuertes y agresivos que sólo un hombre en pura adrenalina podía dar. Era un zombi, pero no era común. Leon trataba de frenarlo por el cuello, pero el asesino sin conciencia tanteaba a tarascones que tarde o temprano vencerían al policía por su tenacidad. Estando atrapada en el mostrador en medio de esa riña, Sherry se trepó en el mesón y gateó sobre el para intentar apuñalar al zombi con la tijerita. La niña pegó con mucho coraje dos estocadas casi inútiles. El furibundo caníbal agitó su brazo y la sacó despedida, tirandola del mesón y alejándola. Eso dio tiempo a Leon, pero aun precio alto. El policía tomó el aparatito de radio aun funcionando inútilmente y lo ensartó a la boca amenazante del zombi, haciéndole tragar unos dientes.

El zombi daba manotazos torpes hacia sus lados, con el radio sonando en su boca. Como siempre, no parecía tener la inteligencia para sacárselo. Leon aprovecha la confusión y le aplica un gancho derecho a la quijada, haciéndole masticar el plástico del aparatito. Inmediatamente luego la radio empezó a sintonizar una señal: "Equipos Delta, Alfa, Eco..." (parecía un chiste de mal gusto) para envolverse en un chispas eléctricas de cortocircuito que freían la quijada del monstruo. Este pegó un par de zancadas hacia atrás, hasta que el improvisado instrumento defensivo dejo de quemar en explosiones.

¿Cómo seguía en pie después de semejante barbarie? En una pequeña humareda el torpe asesino se volvió a abalanzar hacia Leon

¡TAKA TAKA TAKA TAKA!

Antes de que lo realcanzara el monstruo salió despedido hacia un lado al tiempo que una balacera sonaba del otro lado del local. La ráfaga sacó polvo de sangre del zombi, perforando costados de la cabeza, brazos derecho, torso y derribándolo de una buena vez. Leon no pudo ver bien al salvador en su rifle, ya que inmediatamente le dispararon también. Huye de los balazos que lo seguían, corriendo y cubriéndose la cabeza. Finalmente se mandó cuerpo a tierra hacia el lugar del que el zombi salió. Ya estaba adentro de una bodega con cajas varias. Vio en el fondo de esta a Sherry sentada en el suelo acurrucada y llorando del susto. Tranquilo de que ella encontrara el mismo escondite, empezó a serpentear hacia ella, pegado al suelo para que las balas atravesadas no le alcanzaran. Se arrastraba sobre el aserrín fabricado con los balazos que atravesaron las paredes de madera. Sin saber si le resultaría, gritó:

-¡No soy un maldito zombi!

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Del otro lado, las campanillas de la puerta no dejaban de sacudirse por la entrada violenta de dos soldados en máscara de gas acentuadas con un casco Kevlar. Estos seguían a un impulsivo colega que ya estaba adentro disparando su arma automática. Sus uniforme de camuflaje blanco estaban intactos. Llevaban rifles de asalto M4A1 que apuntaban a todos los ángulos posibles para cuidar los flancos.

-¿Que mierda pasa?

-Zombis...¡hay zombis!– respondía el soldado adelantado, con su rifle humeante en alto.

-¡No soy un maldito zombi!– oyeron una voz joven del fondo del local.

Un llanto infantil desde el fondo agregaba exasperación al escenario.

-Carajo, casi...– se volvía a quejar el soldado.

-¿Que mierda esta diciendo, Vázquez¿Acaso casi lo mata?

El soldado Vásquez abandonó su puntería. Disculparse sería delatarse, así que se quedo callado.

-Mire... no ya no importa. – empieza a hablar en voz alta– Muy bien¡si puede escucharme alguien, quédense donde estan y no hagan movimientos bruscos¡Somos del Ejercito¡Aguarden a que hagamos un chequeo y aseguramiento de zona! ¡Repito, quédense donde estan!

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-...¡Repito, quédense donde estan!

Leon lo escuchó perfectamente. Bueno, al menos no eran enemigos. Pero esa confusión casi le cuesta la vida. Al parecer la arma vírica "virus T" tenía el efecto terrorista de intranquilizar soldados.

Leon siguió agazapándose hacia Sherry, repitiendo:

-Todo va a salir bien.

Finalmente ya pudo acercarse a ella. Leon se despegó del suelo y se puso de rodillas en frente de la pequeña, que no paraba de llorar a pesar de estar a salvo. Pero... algo no estaba bien. Sherry no parecía oír esas palabras, sólo lloraba y lloraba con su cara mirando hacia sus rodillas y sus brazos estrujándose el abdomen. Leon le acariciaba la cabeza mientras repetía su condenada frase, pero no parecía estar calmando a nadie. Definitivamente algo no estaba bien.

-¡¡Sherry¡Con un demonio¡¿Qué te pasa?!

La niña se quitó sus brazos del abdomen, dejando ver el motivo de su llanto. Leon veía su rostro lagrimoso con sus labios temblar de tanto sollozar. La camisa de ella estaba rasgada, mostrando su vientre delgado y delicado con unos rasguños paralelos. El zombi anterior con su manotazo había hecho eso. Las heridas no eran grandes ni profundas, pero eran heridas al fin. Eso implicaba para la pequeña que "fue infectada, y en un tiempo se convertirá en un caníbal inconsciente".

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Los soldados estaban rastrillándola zona. Para ellos no estaría de más un balazo fácil a la cabeza de el zombi que estaba tirado tan cerca de la puerta, así que lo ajusticiaron por segunda vez. Aun con las miras de sus armas en alto uno de ellos empezó a reportar la situación, llevándose un transmisor a la boca.

-Inspeccionando gasolinera "Texaco 24".. hay actividad hostil del virus... posible contacto con supervivientes... cambio.

-"Al equipo alfa, los civiles encontrados serán puestos en cuarentena, asegúrelos. Elimine a los heridos, no podemos arriesgarnos con el brote... cambio y fuera."

El militar al mando descendió su brazo y retomó control de su rifle. Él no se distinguía de los otros dos, todos llevaban mascaras anti gas y vestían igual.

En donde estaba la caja, se sintió un ruido a lo cual todos llevaron sus tensas punterías. La silla que estaba detrás del mesón empezó a sacudirse. Casi de inmediato una figura obesa con un aspecto inconfundible de zombi surgió parándose rápidamente, rugiendo roncamente.

-¡¡Mierda¡Se volvió a parar!– gritó la voz jovenzuela de Vázquez.

-¡¡HOSTILES!!

¡¡¡TAKA TAKA TAKA TAKATAKA TAKA TAKA TAKA!!!

Los soldados apretaron cargador contra el adefesio humano. Los impactos de balas dibujaban hoyos rojos en su cuerpo y convertían su sangre en la pintura para la pared de atrás. Las ráfagas lo acribillaron morbosamente hasta que por fin cayó deslizando su espalda, siendo esta ya una especie de "brocha de sangre".

-¡Que hijo de puta!– retrucó Vázquez.

El mandante hizo señal de flanco, señalando al pasadizo cercano a la caja. Dos soldados proceden...

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-¡¡HOSTILES!!

Todo en la bodega se llenó de polvo y pedacitos de madera conforme sonaban los ensordecedores rifles de asalto. Los disparos atravesaban las paredes del viejo local. Leon abrazó a Sherry para protegerla de cualquier bala perdida. Los dos estaban muy asustados, pero Sherry parecía estar gritando por los dos. Ya había tantos disparos y violencia que un tenue humo se volvió parte del ambiente junto al olor de la pólvora. Luego de segundos interminables, los disparos cesaron.

Leon no dejo de acurrucarse con Sherry hasta que...

-¡Digan algo¡Demuestren que no son monstruos o los mato!– se oyó repentinamente.

-¡NO DISPARE!– gritó Leon por los dos.

Hasta el soldado se dio el lujo de exhalar tranquilo cuando respondieron.

-¿Estan todos bien?– preguntó este.

Leon no sabía que responder. Estaba tan asustado por Sherry que parecía en estado de Shock. Los dos soldados se les acercaron y uno lo tomó del hombro, tironeándolo de su uniforme para llevarlo afuera. Sherry no tenía voluntad de colaborar ; con su poca paciencia, el otro soldado tironeo de su brazo para llevarla hasta afuera de la bodega. Allí ella pudo ver como apuntaban a Leon.

-Ya le dije ¡ES UN BALAZO!– justificaba este su herida en el hombro.

-Si, claro... ¿esa niña como esta?

El milico que arrastraba Sherry vio esa herida notable en la pequeña.

-Mierda... Esta herida también– respondió el soldado que la traía a la fuerza desde la bodega.

El líder miro para un costado, sin disimular la pena que lo invadió de repente. A su entender los dos heridos rescatados no tenían salvación y tenía el deber de eliminarlos. Y que uno de ellos fuera una jovencita ya era demasiado. Sin embargo debía proceder...

-Créanme que lo sentimos mucho.– dijo este.

Los soldados entendieron perfectamente, aunque les costara tener que matar a alguien como Sherry. Martillaron sus armas, dando por enterado a los rescatados del paso siguiente. Los rostros de Leon y Sherry reflejaban un miedo atroz.

-¡ESPERE¡ESPERE POR FAVOR!– interrumpió Leon– háganme lo que quieran pero déjenla ir.

-Tío... en serio lo siento mucho, pero no se puede.

Un titilar extraño a los oídos de Leon interrumpió la dramática situación. El soldado que se estaba disculpando se llevó un comunicador al oído y ejerció presión con el.

-Aquí equipo alfa... Sí, dos civiles¿pero cómo sab... ¡¿Qué?!... ¡¿Quien mierda ordena eso?!

Repentinamente pego una mirada a Leon y Sherry, mientras los otros dos seguían apuntando. Siguió con su radio:

-"Sí, son estos dos... esta bien, esta bien... yo los haré llegar... cambio y fuera". ¡Mierda!

Finalmente se quitó el radio del costado de su casco. Se dirigió a sus hombres señalando a Sherry y Leon:

-Sólo espósenlos y llévenlos al vehículo. ¡Vázquez!, desparrame gasolina de afuera para quemar este antro.

Los soldados bajaron sus rifles y miraban extrañado al soldado de rango mayor, simbolizando así su duda. Este se molesto y dijo:

-Háganlo sin rechistar ¡Carajo!

-Sí señor.

Ya afuera y al lado de la camioneta militar Humvee, Leon veía como el ultimo soldado se iba corriendo de ese ultimo vestigio de Racoon luego de haber arrojado el inflamable y encenderlo. Viendo adentró a una Sherry intranquila pero cansada de llorar, sintió una mano en la cabeza.

-Entra de una vez... cuidado con tu peinado, poli.

Quedó al lado de la pequeña, con las esposas que lo aprisionaban llevando sus brazos a la espalda, al igual que ella. Ahora Dios sabe que seguía en un escape sin fin.

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Unos cuarenta minutos después:

Un hombre que vestía un traje formal azul tipeaba en su notebook un informe que le interesaba más que la grave situación para la cual ni siquiera fue llamado. Simplemente seguía las ordenes de sus "empleadores", como él los llamaba. Estas consistían en "Monitorear a los STARS sobrevivientes del incidente en la Mansión Spencer y contactar con ellos en lo posible". Ya estaba terminando con su informe, con unos "interesantes agregados":

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SUJETO: BURTON ,BARRY

ESTADO: FUERA DE ALCANCE

ABANDONÓ LA CIUDAD CON SU FAMILIA, OBSERVACIÓN EN PROGRESO

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SUJETO: CHAMBERS, REBBECCA

ESTADO: FUERA DE ALCANCE

SUPUESTA PERMANENCIA EN RACOON

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SUJETO: REDFIELD, CHRIS

ESTADO: FUERA DE ALCANCE

NO HAY MÁS COMENTARIOS

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SUJETO: VALENTINE , JILL

ESTADO: AUN ATRAPADA EN DESASTRE CAUSADO POR EL VIRUS T EN RACOON (Umbrella)

SE CONTINÚA LA OBSERVACIÓN

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SUJETO: VICKERS, BRAD

ESTADO: OBSERVACIÓN TERMINADA

POST MORTEM: SUJETO ELIMINADO POR B.O.W. AUN NO IDENTIFICADO.

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SUJETO: WESKER, ALBERT

ESTADO: FUERA DE ALCANCE

NO HAY MÁS COMENTARIOS

OBSERVACIÓN GENERAL: sumisión inmediata de los sujetos necesaria para poder efectuar pruebas de mayor rango.

Sujetos de mayor importancia: Chambers R., Wesker A. -

SUJETO: BIRKIN, SHERRY

ESTADO: DETENIDA.

SIN ASIGNACIÓN PROBABLE, SUJETO PRESCINDIBLE.
CHEQUEANDO LA PRESENCIA DE VIRUS G EN SU ORGANISMO.

PROCEDIMIENTO ANTE INFECCIÓN INCONTROLABLE: EXTERMINIO

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SUJETO: KENNEDY, LEON S.

ESTADO: DETENIDO

OBSERVACIONES PENDIENTES

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SUJETO: REDFIELD, CLAIRE

ESTADO: FUERA DE ALCANCE

OBSERVACIONES PENDIENTES

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SUJETO: WALKER, ELZA

ESTADO: OBSERVACIÓN TERMINADA

POST MORTEM: SE ASUME QUE FALLECIÓ EN EL INTENTO DE ESCAPE DE RACOON

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Una timbrada electrónica discreta empezó a sonar en su saco. El señor busca en un bolsillo interno y saca el teléfono móvil. Lo atiende con su voz muy peculiar: calma y altanera al mismo tiempo.

-¿Si?... No, aun no he dado con ellos, pero he encontrado un par de sujetos prometedores que han logrado tal hazaña... Sólo tengo a uno... Por supuesto que esta bajo mi custodia, lo removí de la cuarentena de inmediato... Ahora esta bajo intervención quirúrgica a cargo de la agente Aran... No es un civil común, es un policía... Muy bien, procederé de inmediato.

Luego de colgar el móvil empezó a reeditar el archivo conforme a sus nuevas ordenes:

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SUJETO: KENNEDY, LEON S.

ESTADO: ANALIZANDO OFERTA DE EMPLEO

OBSERVACIONES PEDIENTES

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El señor cerró su notebook al escribir lo último. Abrió un maletín con un logo amarillo rodeado de pequeñas letras "BLACK MESA RESEARCH FACILITY"; metió el ordenador portátil allí. Se levantó de su silla y con el portafolio en mano se dirigió hacia un quirófano improvisado donde Leon era quien estaba bajo el bisturí.

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-¿Tienes algún pariente?

La pequeña Sherry, acurrucada cerca de una ventana se mordió el labio inferior. Sus padres fueron consumidos por el virus G y por la locura y avaricia que devino de esta creación. Y cualquier otro vestigio de su vida fue consumido por la pesadilla y dentro de veinte horas por Fuego Nuclear, tal como se tenía planeado en la estrategia de Contención.

-Responde pequeña... Por favor.

-'Yo sé que ella no se va a olvidar de mí. Ella va a volver'– mirando hacia fuera.

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El policía de Racoon estaba tendido en una camilla, con su torso descubierto para la operación. No quitaba sus mirada de unos ojos grises fríos, que sólo se fijaban en el hombro intervenido. Esos correspondían a una mujer esbelta de cabello rubio largo con un uniforme militar. Incluso a un lado de su cadera podía verse una cartuchera con una pistola. Leon no podía mirar otra cosa que esa mirada, sin importar el atractivo de esta; en verdad no quería ver como los instrumentos quirúrgicos de precisión escarbaban en su lesión. Repentinamente levantó un poco el hombro, acompañando con una mueca silenciosa de dolor.

-¡Quieto!

Leon trató de obedecer. Después de todo... el se había negado a que lo anestesiaran.

-¿Por qué no querías anestesia?– preguntó ella, sin quitar su mirada de los instrumentos.

Él se concentraba tanto en 'no me duele, NO ME DUELE' que no pudo responder.

-¿Acaso no te fías de mí?

-No quiero pegar un ojo hasta que sepa como esta la pequeña que venía conmigo.– respondío finalmente.

Pudo notar que el ceño serio de esa mujer se relajó luego de decir eso. Una pausa...

-Tienen que revisarla primero.

-Quiero verla ahora.

-No se puede, aun.– decía ella manoteando unos rollos.– Muerde.

Leon obedeció de inmediato, dejando que ella pusiera las telas en su boca. Sintió un estrepitoso dolor que pudo disimular gracias al método. Al parecer la medica llegó a la parte más comprometida de la operación.

-Acá esta – decía ella sosteniendo una bala en su pinza– nueve milímetros con teflón ¡que sádicos¿Acaso te confundieron con un zombi?

-A veces quisiera que hubiera sido así.

Sorprendida ante una respuesta que parecía venir de alguien que no tenía ganas de vivir, la especialista Aran siguió con un intento para ganar confianza:

-Yo confundiría a mi jefe con un zombi todo el tiempo... es más pálido que la luna. Bueno... tampoco me faltan ganas de dispararle...

Leon hizo silencio de nuevo. Quizas no fue graciosa, quizas no dijo lo indicado... quizas ambas.

La puerta del salón se abrió y una persona entró. Leon trató de no moverse demasiado para poder ver el umbral sin entorpecer la operación.

-Quieto.– pero igual lo regañaron.

El joven se inmovilizó mientras empezaban la sutura o lo que sea. El otro sujeto se dejo ver conforme se acercó. Vestía un traje azul que no disimulaba su delgadez, notable en su cara palida. En ella estaban esos ojos que miraban a los de Leon de una forma altiva.

-'Este debe ser el jefe de ella'– pensó Leon

La descripción que le dio ella de tal hombre fue corta y un poco denigrante, pero muy acertada. Realmente parecía "de ultratumba".

-¿Y bien señorita Aran¿Cómo esta el señor Kennedy?– preguntó este hombre.

-Puede preguntarle usted mismo –dijo ella terminando el ultimo punto.

Leon habló apresuradamente, de seguro ese hombre lo sabría todo.

-La pequeña, se llama Sherry... ¡¿Dónde esta?!

-Aquí mismo– justo cuando el señor decía eso posaba una mano sobre el hombro de ella.

Leon no supo que ella estaba hasta que se lo dijeron: estaba callada hasta en sus pasos. Él apenas se podía mover de la camilla como para poder ver su cara de asustada.

-¿Esta todo bien, Sherry?

El silencio de ella desconcertaba a dos de los tres adultos: Leon tenía una mirada preocupada, y la mujer una intrigada.

-Ella no quiere hablar, y no queremos obligarla sabiendo el momento difícil que...– decía el señor con su peculiar voz.

-¿Que quiere que le digamos nosotros?– interrumpió Leon.

-Pues ya que no hubo anestesia, estas lucido como para poder hablar– bromeó la mujer mientras le ponía unas gasas.– Ten, ropa limpia.– dejó camisa oscura sobre su pecho, una no muy especial.

-Lo esperaré en la primera puerta a la izquierda. Sé lo cansado que puede estar, ...

-'No te das una maldita idea...'–respondía Leon en sus adentros.

-... pero la reunión será corta dependiendo de su colaboración.

El joven sólo quería estar en compañía de Sherry para cerciorarse de su bienestar. Quería descansar de todo de una buena vez. Pensó en pedir que hicieran todo en otro momento, pero cuando iba a hacerlo justamente el señor cerró la puerta tras de sí. Tenía que ser comprensivo: los procedimientos oficiales siempre hacen la vista gorda con la disposición de las personas, por decirlo desde el punto de vista del servidor publico que él es.

Parecía que justamente lo que fueran a hablar era algo que Sherry no debía oír: se intranquilizó más.

Leon despegó su espalda de la camilla y tomó asiento en ella. Se empezó a poner la camisa negra que le otorgó su medica.

-¿Quien eres tú?... ¿Quienes son ellos?– le preguntó él a ella.

-Sa... Sarena Aran, especialista– decía desechando sus guantes.– Somos del gobierno.

-Llegan más tarde de lo que creen...

-A mi no me vengas con eso. Ten– le arrojó una cajita– las vas a necesitar para el dolor.

Leon cogió el medicamento en el aire con una mano.

-¿Ese tipo de azul es tu jefe?– preguntó él, poniendo los pies en el suelo.

Ya de pie notó que la señorita Sarena era una mujer muy alta, casi tanto como él.

-¿Don Zombi? Sip, es mi jefe.

-¿Como se llama?

-No hace falta que lo sepas... pero si te quieres referir él yo le apodo "G-Man".

"G-Man" (Government-Man): un mote que se le suele poner a los estereotipos de personas que trabajan para el gobierno por su inconfundible y al mismo tiempo sutil aspecto formal. A este hombre le quedaba muy bien el susodicho alias.

-Gracias por su tiempo, doctora– dijo Leon, tratando de ocultar el mal presentimiento que le estaba picando desde que fueron encontrados.

-No soy doctora.

Y con eso, no se sintió realmente mejor. 'Con razón ella no usó ni el barbijo'. Otro segundo de pausa, y Leon siguió:

-¿Puedes...

-Sí, la cuidare, tranquilo.

Esa mujer y Sherry cruzaron miradas; la segunda esquivó.

Leon agradeció de nuevo antes de azotar la puerta. Se dirigió tal y como le habían dicho a la sala, donde el apodado "G-man" estaba parado atrás de un señor que vestía con la misma formalidad, pero en gris. La sala era bastante insulsa: mesa rectangular, sillas, y una ventana que dejaba entrar la luz solar débil por los nubarrones.

-Siéntese por favor.– pidió el interrogador.

Leon se sentó en la cabeza de la mesa no muy larga, con la ventana detrás de él. Quedando a un metro nada más de los otros dos él comenzó primero:

-Perdonen lo directo, pero vayamos al grano.– dejo Leon apoyando sus codos en la mesa.

-Si quiere que así sea: queremos que trabaje con nosotros.

-¿Perdón?

-Lo que ha oído, oficial Kennedy– reafirmaba "G-man", tomando control de la entrevista.

-No... no entiendo... Es decir... pensé que iban a tomarme declaración para frenar a esos Hijos de Puta de Umbrella y...

El hombre de azul dio un suspiro para interrumpir a Leon. Para su punto de vista era asqueante la inocencia con la que los civiles veían un asunto que él concebía como "delicado en extremo"... sin embargo... Umbrella nunca es ni sera su preocupación mayor. Dispuesto a seguir:

-Dígame, señor Kennedy. ¿De verdad cree que con una declaración o testimonio de tipo judicial podrá frenar a Umbrella? No sólo lo taparían con tierra con su insignificante testimonio junto a la pequeña, literalmente o no. Por más que llegara lejos, Umbrella ya tiene contratos con el gobierno, lo cual la hace "intocable".

Ante tan cruda y sencilla declaración, Leon no sabía que decir. Sólo preguntar:
-¡¿Cómo pudieron permitir algo así?!– refiriéndose a nada más que a la catástrofe.

-Esa no es mi área. Sin embargo le estoy diciendo todo esto porque quiero que trabaje con nosotros... y créame que su negativa no sera nada favorable para las partes.

-¿Partes?– preguntó el policía, desconcertado.

G-Man hizo las cosas más graficas, mostrando su palma señalando a un lado.

-"Usted y la niña"– luego señala a otro lado– "Nosotros". En especial para "ustedes dos".

Definitivamente eso no se oía nada bien para Leon. Sonaba a una sutileza de coacción para que acepte trabajar para "esas personas". Sin querer quedar callado a la sutil amenaza el policía retoma la palabra:

-Mire... no sé donde estoy metido ahora. Pero le juro que si nos deja en paz mantendremos nuestra boca cerrad...

-Me temo que eso no va a ser posible– interrumpía G-Man con su detestable voz

-¡¡ACASO NO PUEDEN DEJARNOS EN PAZ!!– gritó él, muy exaltado.

El hombre de traje azulado formal negó con su cabeza un par de giros. Ante tal respuesta Leon estaba a punto de salirse de sus cabales, golpeando sus manos contra la mesa y empezando a erguirse.

-Tranquilo por favor.– pidió el otro que llevaba un tiempo callado, ahí sentado.

El policía se vio obligado a calmarse, pensando en no querer saber como ellos lo "tranquilizarían". Contando hasta diez en su mente para calmarse trató de seguir la corriente.

-¿Qué es lo que debo hacer para ustedes?

-Todo lo sabrá a su debido tiempo.– decía el hombre de azul acomodándose su corbata negra.

-¡Pero dejen a Sherry en paz!

-Ella sabe demasiado– interrumpió el otro, que seguía sentado al igual que Leon– Pero este es un trato justo. Además, usted tiene el valor y la capacidad.

-Le otorgare la custodia de la pequeña si acepta. Adelante señor Kennedy... es tiempo de tomar una decisión.

El otro hombre intentó lanzar una mirada reprobatoria a esa clausulita de la custodia de Sherry, pero inmediatamente se tragó el gesto. Leon juntó las manos frente a su cara, sin gustarle nada lo que veía u oía; el desastre del cual salió vivo no dejaba de provocar cambios fugaces en su vida. Finalmente desarma su cruce de manos, descubriendo su vista. Olvidando forzosamente de retomar una vida normal miró fijo para responder:

-Acepto.

-Sabia decisión señor Kennedy... Puede retirarse, ya tendremos tiempo para lo siguiente después.

Sin agradecer y con un lenguaje corporal que denotaba rechazo, Leon salió azotando la puerta.

El hombre de gris se dio vuelta sobre su silla y le preguntó al superior:

-¿Que MIERDA fue eso de...

-Cualquiera que sobrevive al ghetto de Racoon debe tener mucho potencial, no importa lo que tenga que arreglar.– respondió "G-man".–¿Ya han dado con algún STARS?

-No, sólo sabemos que Umbrella aun no pago la recompensa por sus cabezas, pero estamos en blanco después de eso.

Sin hacer una mueca de decepción, el hombre de azul abre su maletín y saca un libro celeste delgado que no se ve muy especial. No se ve nada particular excepto por sus etiquetas: "Diario", "Chris Redfield"; lo arroja a la mesa dejándolo frente a su lacayo.

-Aquí tiene un indicio.

Sentado en la mesa, el sujeto miro las ultimas hojas extrañado. No por el letrado, sino por el simple hecho de que ese diario estuviera allí.

-¿Europa? – volteó rápidamente sobre su silla mirando a su superior – Fuera de que sea algo tan "oficial y confirmado" como un diario... ¿Como diablos consiguió esto?

-Tengo recursos. Y respecto de este correo...

Ahora sacaba un par de hojas. Las letras con esa caligrafía y ese tono de tinta era reconocibles de un sólo elemento: la impresora matriz de punto de un Fax, uno con encabezado pre impreso: "Oficina de STARS".

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Dep. de Policía Federal
Informe de Investigación Interna

Chris Redfield
Dep. de Policía de Raccoon City.
División S.T.A.R.S.

En contestación a su solicitud, hemos realizado nuestra investigación interna y hemos descubierto la siguiente información:

1) Con respecto al G-Virus actualmente desarrollado por Umbrella Inc.

Hasta el momento no está confirmado ni siquiera que exista el Virus G. Seguimos Investigando.

2) Con respecto a Brian Irons, Jefe del Dep. de Policía de Raccoon City.

Al parecer el Sr. Irons ha recibido una gran suma de dinero en sobornos de Umbrella Inc. durante los últimos cinco años. Aparentemente estaba involucrado en el encubrimiento del caso del laboratorio de la mansión además de otros incidentes en los que Umbrella parece tener una implicación directa. El Sr. Irons ha sido arrestado durante sus años de estudiante universitario, acusado de violación. Se sometió a un examen psiquiátrico a causa de las acusaciones, pero fue puesto en libertad debido a la sola existencia de pruebas circunstanciales, así como por su excelente expediente académico. Ante esto, se recomienda extremar las precauciones al tratar con él.

Jack Hamilton,
Jefe de Sección
Asuntos Internos
Departamento de Policía Federal de los Estados Unidos.

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-Quiero a los federales fuera de esto antes del mediodía.– pidió G-man sacando a su asistente de la lectura.

-¿Y Umbrella?

-Esa empresa no representa el problema principal. Ni para mí, ni para mis empleadores.

Sin definirse con una frase tajante, el hombre de azul dio por hallado que no hacia falta más data para su lacayo. Así que salió por la puerta sin despedirse.

Le parecía fascinante ver como ciertas personas sobreviven a todos los males que se les interponen.

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Ya se sentía un estúpido por simplemente "Aceptar". Mas estaba tan inseguro de lo que ocurriera con Sherry en ese momento, que simplemente se "tiró de cabeza" a la propuesta. De cualquier forma, después pagaría las consecuencias de su apresurada decisión. O al menos así pensaba.

El ahora agente del gobierno dio un portazo para abrir la puerta donde le indicaron. Ansioso de irse de una buena vez, olvido tocar. Al otro lado estaba Sherry, sin la parte de arriba de su uniforme. Se podía ver esa herida que tenía en su vientre y... Su infantil grito no se hizo esperar. Sonrojado, Leon se cubrió la vista con las manos conforme la niña tapaba con sus brazos su busto juvenil.

-¡Perdón¡Perdón!– pedía retrocediendo a paso torpe.

-¡¡Toca la puerta!!– le gritaba Sherry sentada en la misma camilla donde él estuvo.

Sarena lo regañó de la misma forma mientras traía una maquina de rayos X en rueditas de un rincón. Luego de cerrar la puerta avergonzado dejó pasar unos momentos para tocar como correspondía.

-¿Como esta ella?– preguntaba detrás de la puerta

Una voz reconocible al instante respondió detrás de él:

-En minutos lo sabremos.

Leon volteó: era el hombre de azul. '¿Por qué le harían exámenes medicos a Sherry?'

-¿Acaso usted...

-Sí, señor Kennedy. Sé que la niña fue infectada, antes del zombi.

-Pero... ¡¿Cómo lo sabe?!

-Sé más de lo que cree.

Después de decir eso miro hacía la ansiada puerta e hizo una pausa intrigante de unos segundos. Habló de nuevo:

-Ahora sólo podemos esperar los resultados.


Dejen sus reviews. Y recuerden... G-man tiene planes para todos... quizas para ustedes tambien MUAJAJAJAJA