Luego de que Nadia bebiera el jugo "especial" de Rafiki, sus fuerzas se renovaron, al menos ya no estaba tan débil y eso se lo agradece a Rafiki (quien la atendió) ya Scar (quien la llevó al mandril, para su sorpresa) . Ahora buscaba al león para agradecerle de forma correcta y, al mismo tiempo, molestarlo un poco. Bien pudo dejarla y ya, pero no lo hizo, por lo que hay dos opciones; o le agrada a Scar de cierta forma o simplemente lo hizo como una forma de saldar una deuda. Nadia no lo sabía.
Nadia sin darse cuenta se fue alejando un poco más de lo habitual, adentrándose sin querer a la zona en donde Kiara y Kopa caminaba en su dirección con sonrisitas cómplices por haber logrado burlar a Zazú, ¿quien diria que un número musical sería lo suficientemente bueno como para escapar de la atenta mirada del mayordomo real? pero lo que no sabían ambos cachorros es que Timón y Pumba los seguían de cerca, moviéndose como ninjas entre el ambiente.
Y entonces, chocaron con las piernas de Nadia. Ambos quedaron estáticos al verla, ambos habían oído los rumores sobre los humanos pero nunca esperaron encontrarse con uno. Las cejas de Nadia se juntaron, luego, una sonrisa amable se dibujó en su rostro. No quería asustarlos, aunque eso ya era tarde, están temblando.
–Hola –Nadia saludo lentamente, mostrando ambas palmas de sus manos a los cachorros para que vean que no va a lastimarlos.
Kiara abrió los ojos, asombrada.
¡No sabía que los humanos hablaban!
–¡Vaya! ¡Hablas! –exclamó, sorprendida.
El miedo se fue diluyendo de su cuerpo, dejando paso a la curiosidad, no le pareció mala como le había dicho su abuela Sarabi que en paz descanse.
–Kiara, ¿qué haces? ¡debemos irnos!
–No parece mala, Kopa.
–No a todos les gusta que hable mucho –hizo una mueca, recordando las veces que Scar le lanzaba miradas sucias solo porque hablaba por horas. Se agachó para estar a su altura –. De hecho, a mi amigo no le gusta que hable mucho, en realidad, casi no le gusta nada.
Kiara escuchó atentamente con una sonrisa, pero Kopa seguía estando alerta sin perderla de vista. Una idea se le ocurrió a Nadia, solo esperaba no asustarlo demasiado.
–Y Kopa tiene razón, Kiara –movió sus dedos a la altura de su rostro mientras sonreía malvadamente–. ¡Soy muy mala!
Exclamó Nadia, tomando a los cachorros y comenzó a darles cosquillas en sus suaves pancitas. Las risas de los cachorros se le antojaba adorables.
–Vale, vale, no eres mala. Para, para –pidió entre risas Kopa.
–Me alegra que hayas cambiado de opinión, príncipe.
–¿Cómo sabes que soy un príncipe? – preguntó Kopa.
–Todos saben quiénes son. Son los príncipes –respondió Nadia, acariciando su cabeza–. Kiara, la mayor y heredera al trono. Y tú, kopa, el menor y el príncipe de las praderas. Escuche de ustedes desde hace tiempo, pero no pude asistir a su ceremonia de presentación –añadió algo apenada por esto.
Quiso ir a presenciar la ceremonia pero Scar le dijo que no podía por la ley y bla bla bla. Lo bueno es que pudo apreciarlo desde lejos, pues Rafiki le dió unos auriculares.
–Los conseguí en uno de mis viajes de nómada –dijo esa vez a modo de explicación.
Obviamente no le pregunto el cómo los consiguió ni le preguntó por el viaje, solo los tomo completamente emocionada. Los auriculares eran viejos, pero funcionales, perfectos para ella.
–¡Pues no te preocupes! Mamá pronto nos dará un hermanito –le informo Kiara, emocionada–. Irás a verlo, te presentaremos a mamá y papá, y todos seremos amigos. Oh... ugh –se detuvo de golpe–. Sabes nuestros nombres pero no sabemos el tuyo.
–Muy intuitiva, Kiara –felicito Nadia.
-¿Cual es tu nombre? – preguntó Kopa esta vez.
–Soy Nadia.
A lo lejos, oculto entre la grama, se encontraba Scar mirando la escena atentamente. Frunció el ceño al ver al pequeño Kopa, idéntico a Simba salvo por su mechón castaño; otra cara igual a la de Mufasa como si este hubiera reencarnado. Solo esperaba que Nadia diera por terminada la charla y no terminará revelando que seguía con vida; eso sería el colmo.
–¡Aléjate de los príncipes! –exclamó Zazú junto a Timón y Pumba–. ¡El rey ya viene en camino!
"Ay, no. Zazú, no", pensó Scar, "Solo espero que no hagas nada estúpido como quedarte ahí, Nadia. Corre".
Nadia no pudo tomarse la situación con seriedad que requería por el simple hecho de ver a los famosos Timon y Pumba, al verlos, quiso cantar "Hakuna Matata" a todo pulmón junto a ellos. Se levantó emocionada, dejando olvidados a los adorables cachorros, se acercó a ellos quienes la miraban confundidos.
–Desearía tener su autógrafo, chicos
Todos los presentes ladearon la cabeza, confundidos. Excepto Timón, él sonrió como una estrella de rock ante su primera fan.
–Oh, pero qué encantadora. ¿No es encantadora, Pumba? ¡quiere mi autógrafo!
–Ah, me parece que quiere el de ambos, Timón –corrigió el jabalí mirando a su amigo.
–Sí, sí –movió la mano quitándole importancia–. ¿Que te trae por las tierras del reino, humana?
–¡¿Pero que hacen?! –exclamó Zazú apunto de perder las alas–. ¡Es una humana! ¡los humanos están prohibidos en las tierras del reino! ¡seguramente nos está distrayendo para luego atraparnos, comernos o ser sus mascotas!
–Timón sería una mascota muy pretenciosa. Pumba un buen asado, no lo puedo negar. Y tú, seguramente, serías muy irritante. Y, por último, los bellos principes unos peluches abrazables –señaló Nadia abrazando a los pequeños pese a la mirada horrorizada del mayordomo.
–Ouh... –Zazú cayó desmayado en uno de los cuernos de Pumba.
–Ya sueltanos –Kiara reía divertida ante los mimos de Nadia, y, una vez en el suelo junto a Kopa dijo:–. Ella no es mala, es una amiga.
–Es muy buena –añadió Kopa.
Antes de que alguien más dijera algo, el rugido furioso de Simba hizo acto de presencia, Nadia cayó al suelo debido a la impresión. Junto a Simba se encontraba Nala y dos leonas más, mirándola con advertencia. Nadia tragó grueso ante la mirada que Simba le dirigía, poco después, el rugido de Scar hizo acto presencia postrándose entre ella y Simba. Todos los presentes (excepto Kiara y Kopa, ocultos entre las patas de su madre) miraban impresionados y/o asustados a Scar; ya que, según ellos debería estar muerto.
–Imposible –murmuró Simba –. Tú estás muerto.
–También es un gusto volver a verte, Simba. Ahora si nos disculpas, me iré junto a la humana y olvidaremos este desafortunado encuentro, ¿no te parece? –Los ojos de Scar se posaron en Nala y, en consecuencia, en Kiara y Kopa escondidos entre sus patas –. Nala, te volviste una madre muy hermosa.
–Scar –gruñó la reina.
–¡Es un zombie! –grito Timón, ocultándose en el mechón de cabello de Pumba.
–¿Tu trajiste a la humana? ¿Acaso querías hacerles daño a mis hijos? –increpó Simba mirando con odio a su tío.
–Disculpa, ¿acaso tengo cara de ayudante? –Nadia se levantó del suelo e intentó acercarse a Simba, pero Scar se lo impidió. Lo miro, frunciendo el ceño –. Oh, quítate, no necesito que me cuides. Puedo hacerlo yo sola –apartó la mirada de Scarface y miró a Simba con un poco menos de hostilidad, este la miró con precaución –. Mira, no me importa la relación familiar complicada de ustedes dos, así que no me metas, ¿si? Segundo, no lastimaría a tus hijos ¡hasta ellos mismo pueden decírtelo! lo único que les hice fueron cosquillas en la panza y tercero, no vine con malas intenciones. De verdad que no, lo prometo.
Scar entornó los ojos, no podía creer que ahora se encontraba en esta situación por Nadia.
–¿Es cierto lo que dice? –le preguntó Simba, ignorando a Nadia para molestia de ella.
Ladeó una sonrisa, ver a Nadia molesta es sumamente divertido.
–¿Me creerías si te lo dijera? –dijo a cambio, Simba gruño en advertencia –. Lo que dice es cierto. Vamonos, Nadia.
Nadia intentó replicar.
–Ahora –sentenció –. No hay nada más que hacer aquí.
–¡Espera, Scar! Aún no hemos terminado –Simba estaba confundido, se suponía que Scar había muerto y quería saber cómo es que había sobrevivido.
–Preguntaselo a Rafiki... ¡Hey! –Nadia casi vuelve a caer al suelo debido al jalón que hizo Scar a su chaqueta amarrada a su cintura. Apretó los dientes y fulminó al león con la mirada –. ¡Deja de ser tan odioso! Sabes que tambien tengo...
No pudo escuchar más a la extraña humana, Scar se la llevaba casi a rastras. Simba los vio alejarse con algo de indecisión ¿debería perseguirlos? Si Rafiki estaba involucrado debe ser por alguna razón, hablaría con él ahora mismo para aclarar estas dudas y tomar una decisión sobre el asunto. Por un lado; debe cumplir con la ley respecto a la humana, exiliarla o matarla, hasta se atrevió a hablarle sin miedo a su presencia una vez recuperada de la emoción inicial. Pero por el otro, no le apetecía tomar la vida de la humana. No parecía una amenaza.
–¿Simba? –preguntó Nala.
–Ve con las demás, yo hablaré con ellos –Kiara y Kopa agacharon la cabeza junto con sus orejitas ante la mirada de su padre y madre –. Necesitan una lección.
–¿Qué haremos con ellos? Al parecer Rafiki está involucrado ¿por qué será?
–Hablaré con él sobre esto, pero primero, hablaré con Kiara y Kopa. Tu debes descansar, luego tomaremos una decisión sobre esto –Simba acarició a Nala antes de que se fuera junto a las leonas.
Simba suspiró pesadamente, esto no se lo esperaba en lo absoluto.
–¿Saben acaso del peligro al que se expusieron? –les preguntó seriamente, ninguno contestó –. Kiara, Kopa, pudieron morir...
–Pero ella no nos hizo nada –interrumpió Kiara.
–Si, ni siquiera quería hacernos daño –agregó Kopa.
–No lo digo solo por ella –Simba aclaró.
–Lo dices por el león, ¿no? –Kiara levantó la mirada, curiosa.
–¿Quién es él, papá? ¿acaso lo conoces? –cuestionó Kopa.
Simba apretó los labios.
La verdad, si recorría sus recuerdos de la infancia, nunca conoció realmente a Scar como creyó. Su tío era tan misterioso que muy pocas veces compartía momentos con él, a menos que lo cuidara o él mismo buscara a su tío para pasar el rato con él. Siempre era sarcástico, raro y poco sociable; hasta podría decir que prefería estar solo que acompañado, pero verlo defender a la humana de cierta forma le dio algo de curiosidad ¿como alguien tan malvado tenga interés en alguien más que no sea él?
–No como creí –respondió al cabo de un rato –. Miren, no soportaría que algo malo les pase. Deben ser cuidadosos, ¿lo entienden?
–Sí –asintieron al unísono.
–Timón, Pumba, llevenlos a casa. Zazú, vigila hacia donde van con mucha cautela, no quiero que te vean bajo ninguna circunstancia –ordenó Simba.
Timón y Pumba no estaban muy lejos, ambos asistieron y se llevaron a los cachorros.
Zazú, por otro lado, antes de cumplir con la orden preguntó:
–¿Qué hará con respecto con la humana, majestad?
–Lo decidiré más tarde. Por ahora, iré a hablar con Rafiki.
