4. El Banquete y el Sombrero seleccionador

Por fin había llegado el día de la inauguración de un nuevo curso en Hogwarts. Todos los alumnos excepto los de primero ya se encontraban sentados en las cuatro mesas del Gran Comedor.

-Buenas noches queridos alumnos, bienvenidos a un nuevo curso en Hogwarts la gran escuela de magia y hechicería. Comencemos de inmediato con la ceremonia de selección- dijo la directora Mcgonadal.

En ese preciso momento las puertas del Gran Comedor se abrieron de par en par, dejando ver de ese modo a los alumnos de primer curso, nerviosos por su primer día. Al final del gran rebaño de alumnos de primero, se divisaban dos muchachos con rostros serios y despreocupados que levantaron el murmullo de todas las mesas.

Estos chicos estaban tranquilos y por su aspecto parecían de sexto curso por lo menos.

-Bienvenidos nuevos alumnos, cuando pronuncie vuestros nombres, quiero que vengáis a donde estoy y os pongáis el sombrero seleccionador- dijo Mcgonadal al lado del taburete donde se encontraba el sombrero.

En ese momento el sombrero comenzó a cantar:

"Seré feo y arrugado,

viejo y deshilachado,

pero no hay otro como yo,

inteligente y hablador,

pues no soy otro que,

el Sombrero Seleccionador.

A los valientes mando a Gryffindor,

A los inteligentes a Ravenclaw,

A los puros y arrogantes con Slytherin,

Y todos los demás,

A Hafflepaff van.

Nunca me gustó,

Esta separación,

Pero a los fundadores de hogwarts,

Una pelea los distanció,

Y desde entonces separa las Casas,

EL SOMBRERO SELECCIONADOR."

Cuando terminó de cantar, todo el colegio aplaudió efusivamente.

-Bien, comencemos- dijo la directora.

¡Brian Adams! – Un chico se acercó tímidamente y se puso el sombrero y éste dijo: ¡¡Ravenclaw!.

La mesa de dicha casa estalló en aplausos.

¡Stella Mcfain! – Una muchacha de gran melena rubia se puso el sombrero, el cual tardó un segundo en decir: ¡¡Slytherin!

¡Sam Farrell! – Un joven regordete se acercó al sombrero y antes de que le tocara el pelo, este gritó: ¡¡Gryffindor!

Así prosiguió la ceremonia hasta que sólo quedaron los dos chicos mayores que no habían levantado la mirada del suelo.

-¡Sivious Anderson!- llamó la directora Mcgonadal.

El chico se levantó y se fue acercando a paso parsimonioso. Mirando al frente, pero con la vista perdida. Era un chico de estatura media-alta, pelo oscuro y largo que le tocaba los hombros en un lizo brillante, sus ojos negros como el fondo de un pozo, que marcaban su frialdad. Su rostro era serio, muy seguro de sí mismo. Se acomodó el Sombrero, y comenzó a hablarle.

Mmm, es una decisión complicada, no me había ocurrido en años.- dijo el Sombrero a Sivious.

¿Qué dices? – se extrañó el joven.

Veamos…tienes dos opciones; Slytherin o Gryffindor, tú eliges muchacho. –dijo.

Me da lo mismo- dijo secamente al sombrero.

Sea así, ¡¡Gryffindor! – exclamó tras varios segundos.

Jack Riddick – siguió nombrando Minerva.

Un chico alto con unos profundos ojos azules y un pelo corto de punta adornado con finas mechas rubias se levantó y fue caminando con una pose de seguridad hacia el Sombrero, durante el trayecto se oyeron unos suspiros que hicieron al chico enrojecer.

Al llegar al taburete se puso el Sombrero parlanchín.

¡¡Vaya, por mis fibras! ¡lo que no me había sucedido en años, me pasa hoy y por dos veces – exclamó sorprendido el Sombrero.

¿Qué pasa? – quedó perplejo Jack.

¡Gryffindor!- contestó rápido sin dar tiempo para que el chico hablara más.

Así concluía la ceremonia.

Finalizada la ceremonia de selección, comenzaremos a cenar. – apuntó la directora.

Durante este tiempo los ruidos de los cubiertos contra los platos eran incesables.

Los nuevos alumnos de sexto fueron acribillados a miradas, y muchas murmuraciones.

Éstos se sentaron juntos en la gran mesa de su casa.

-¿De dónde vienes?- preguntó Jack a Sivious.

-Soy de Suecia – contestó muy serio y sin cruzar su mirada con él.

-Yo vengo de EEUU-contestó.

-¿Cómo es?- preguntó un viejo alumno de Hogwarts de sexto curso también.

-Pues se vive muy bien, y el colegio…bueno…no es tan prestigioso como este, para mi fue algo cómodo pasar los cursos con muy buenas notas. –contestó Jack

-Y de donde tú vienes, ¿cómo es? – siguió con las consultas otro alumno, esta vez de último curso.

-Es mejor que esto- contestó Sivious casi quejándose.

-¿Entonces porqué has venido?- se interesó Jack.

-Me obligaron a hacerlo- rebatió

-¿Familiares?- siguió atosigándolo a preguntas Jack.

-Vamos estoy comiendo- dijo Sivious reacio a contestar.

-Anda dínoslo- dijo casi rogando el primero que preguntó a Jack.

-Fue mi director, Sgoran Svenssön, por medio de un tal Albus Dumbledore. – contestó de mala gana el sueco.

Todo el comedor quedó en silencio, en cuanto el nombre del viejo director volvió a sonar.

Sivious se puso blanco por como habían reaccionado todos a sus palabras.

-¿A ti también te trajeron por Dumbledore?- se extrañó Jack.

-Sí- contestó mientras su mirada volvía a caer sobre su plato.

La nueva directora se acercó a los nuevos alumnos de sexto y dijo.

-Lo siento chicos, el nombre de Albus aun pesa en nuestras conciencias tras su reciente pérdida, os pido que no lo volváis a nombrar por el momento.

-de acuerdo- no se opuso Jack.

-si- asintió Sivious con gesto serio y confundido, volviendo a bajar la mirada.

La cena terminaba un cuarto de hora más tarde, aunque esta vez la sala parecía un entierro.

Una vez terminada la cena, todos los alumnos se quedaron mirando hacia la mesa de los profesores esperando el discurso de la directora.

-Bien, una vez que tenemos los estómagos contentos, he de comunicarles algunos cambios, en primer lugar la presentación de los nuevos profesores y jefes de las casas Slytherin y Gryffindor.- informó Mcgonadal.

Un murmullo comenzó a crecer entre los alumnos ante la incertidumbre de conocer a los nuevos profesores.

-Quiero presentaros al nuevo profesor de transformaciones y jefe de la casa Gryffindor, ¡Dereck Hudson!.

Numerosos aplausos sonaron en el Gran Comedor mientras que un hombre de estatura normal, algo encorvado, con aspecto rechoncho y unos grandes ojos grisáceos entraba en la sala y se dirigía hacia la directora, al llegar a ella pronunció unas palabras hacia los alumnos.

-Buenas noches queridos alumnos, soy el señor Hudson, como bien ha dicho la señora Mcgonadal, soy profesor de transformaciones y quiero advertirles que el que no supere las expectativas va a suspender conmigo, bueno me alegro de haber venido, buenas noches.- dicho esto se fue a su asiento de la mesa de profesores.

-Prosigamos con las presentaciones, que todos den un gran aplauso al nuevo profesor de defensas contra las artes oscuras y jefe de la casa Slytherin, el señor ¡Iulus Tílmimor!. Exclamó con voz potente la directora.

Todos los alumnos empezaron a aplaudir mirando hacia la puerta esperando ver a un hombre, pero cual fue su sorpresa que apareció un gran cuervo negro, levantando algunos gritos y "ooohh" de los alumnos. El cuervo se dirigía amenazadamente hacia la señora Minerva, pero en una especie de secuencia espectacular se fue transformando en un hombre.

Este señor de estatura media con un pelo hasta los hombros con un color totalmente canoso, unas ropas elegantes de un color rojo oscuro con remaches negros que resaltaban su piel blanquecina y unos ojos enloquecidos verdes que infundaron terror en más de uno.

El individuo comenzó a dialogar.

-Buenas noches a todos, es un placer estar ante ustedes, soy el nuevo profesor de defensas contra las artes oscuras, espero que en mi clase no muera ningún alumno este año y perdón si he asustado a alguien- dijo divertido.

Todo en ese hombre era imponente, pero lo que más miedo daba era su voz que era fría como un témpano de hielo y provocaba escalofríos.

Continuemos – se apresuró la directora Minerva a seguir – como todos ya sabemos, el año pasado el castillo de hogwarts fue atacado por un grupo de mortífagos, por lo tanto hemos decidido aumentar las medidas de seguridad y aparte un destacamento de los mejores aurores estarán permanentemente custodiando el castillo. Bueno a dormir todo el mundo que mañana empieza lo duro. – concluyó.

Todos los alumnos se levantaron y fueron hacia sus habitaciones. Los nuevos alumnos de Gryffindor siguieron a los de su Casa sin saber muy bien a donde iban. Al llegar a las escaleras se encontraron con una chica muy guapa de pelo castaño muy rizado que dijo:

-¡eh, ustedes, los nuevos!- dijo esta.

Los nuevos chicos de sexto se fijaron en ella.

-¿Nos…nosotros?- preguntó Jack con cara de tonto ante la belleza de la chica.

-¿Qué quieres? – preguntó Sivious con cierta hosquedad.

-Soy Hermione Granger, prefecta de vuestra casa, ¿cómo os llamáis?- dijo.

-Yo soy Jack Riddick, pero puedes llamarme Jack preciosa. – contestó

-Soy Sivious- dijo este.

-Bueno como sois nuevos no sabréis como entrar en la torre de Gryffindor, es muy fácil, al llegar al retrato de la Dama Gorda tenéis que decir la contraseña y ella es "tonterías".- explicó la joven.

-Pss, patético- expresó Sivious.

-No es por parecer idiota pero, ¿dónde está el cuadro?- dijo Jack.

-Yo os llevo- se prestó la prefecta.

Los tres se fueron caminando hacia el retrato de la Dama Gorda.