Hermione aprendía cosas nuevas cada día.

—Oye, ¿crees que los pedos suenen en el espacio?

—¿Disculpa?

—Pues eso —Comentó Fred Weasley con curiosidad —. ¿Crees que puedan sonar en el espacio?

Por ejemplo, había descubierto que no era particularmente paciente en lo que se refería a preguntas estúpidas.

Debes estar bromeando...

Hermione se encontraba en la sala común de Gryffindor, acompañada de Fred. Desde hacía horas había decidido adelantar todos sus deberes, los cuales había pospuesto por estar ayudando a los gemelos. Esto había hecho que se apartara en una esquina de la sala, mientras se disponía a hacer todo lo que tenía que hacer.

O al menos eso tenía planeado. Lo que menos esperaba era encontrarse con Fred, y que este decidiera sentarse a acompañarla por alguna extraña razón. De esta forma, ambos llevaban más de una hora sentados hablando de temas triviales.

Tal vez demasiado triviales.

—Tantas cosas que me podrías preguntar, tantas incógnitas dentro del universo —Dijo Hermione sin comprender —. ¿Y vienes a preguntarme eso? O sea, ¿por qué?

—Porque estoy aburrido —Respondió Fred encogiéndose de hombros —. Y cuando me aburro empiezo a cuestionarme un montón de cosas. Por ejemplo, ¿por qué llamamos "bebida" a la bebida, incluso antes de beberla?

Hermione frunció el ceño.

—Por el mismo motivo que llamamos "comida" a la comida, incluso antes de comerla.

—Eso me deja con más dudas que respuestas —Comentó Fred pensativo mientras se llevaba la mano al mentón.

—No soy una enciclopedia, Fred.

—Tristemente lo sé —Dijo él llevándose la mano al pecho, como si sintiera un gran pesar —. Supongo que no me queda de otra. Tendré que aprender a vivir con todas estas preguntas inquietantes que no me dejan dormir. Todo porque mi querida amiga Hermione no puede iluminarme con su inmensa sabiduría.

Hermione sonrió levemente, de forma casi imperceptible; todo mientras ignoraba por completo la extraña sensación que llenó su pecho al escuchar que Fred la llamaba su amiga.

Con que amigos...

Sabía que era cierto, pero en el fondo aún no terminaba de creérselo. Incluso después de semanas de estarse viendo casi todos los días, seguía acostumbrada a sólo pensar en Harry, Ron y Ginny; a fin de cuentas era lo que siempre había tenido. Aunque ese no era el punto ahora.

—No usaré mi cerebro para hablar de flatulencias —Repuso Hermione negando con la cabeza.

—¿Y qué tienen de malo?

—Oh, por favor Fred —Le pidió ella amablemente.

Al escuchar esto, Fred sonrió.

—Vale, vale. Pero sólo porque me lo estás pidiendo amablemente y con por favor.

—Oh, ¿así que en el fondo eres un caballero? —Preguntó Hermione con curiosidad.

—Por supuesto —Respondió Fred señalándose a sí mismo —. Tan sólo mírame ahora: estabas sola y apartada en tu mundo. Pensé que sería buena idea venir a animarte.

Ante este comentario, Hermione sintió como el calor subía lentamente a sus mejillas.

En el fondo no quería admitirlo, pero era agradable que Fred se preocupara por ella y que no estuviera sola. No muchos solían hacerlo.

—Pues... Pues para que sepas que estaba bien, Fred —fue lo único que pudo decir.

—Oh, créeme, eso lo sé —Dijo él sonriendo —. Pero que algo sea bueno no significa que no pueda mejorar. Justo como ahora, ¿no crees?

Fred decía esto por una buena razón.

Lo cierto es que ya estaba un poco cansado de ver como Hermione siempre estaba sola, preocupada, o sobrellevando problemas debido a que el idiota de su hermano y Harry no sabían cómo lidiar con sus asuntos.

Si algo le había enseñado todas estas semanas de convivencia, era que Hermione merecía algo mejor. Por eso había decidido sentarse junto a ella, aprovechando que estaba sola y que también disfrutaba de su compañía.

Y al parecer Hermione pudo notar esto, porque enseguida su semblante se relajó.

Después de aquello, ambos se perdieron en sus asuntos.

Hermione seguía avanzando con sus deberes mientras Fred le comentaba una que otra cosa en el proceso. Era sorprendente la habilidad que tenía la muchacha para hacer dos cosas diferentes a la vez.

No quería admitirlo, pero en el fondo agradecía que Fred la estuviera acompañando. Casi siempre tenía que hacer los deberes sola y en silencio, pero hoy era diferente.

Hoy tenía a alguien a su lado que, gracias a Merlín, no se estaba quejando. Era... Agradable.

Sin darse cuenta, una sonrisa se dibujó en sus labios. Aunque no se atrevió a decir nada al respecto.

No fue hasta varios minutos después que Hermione terminó todo, y gracias a eso, pudo empezar a organizar y guardar sus cosas en su bolso.

Entre ellas, un pequeño objeto que enseguida llamó la atención de Fred.

—Tú... ¿Aún tienes la caja musical?

Hermione se maldijo por lo bajo.

La caja de música... Había olvidado por completo que la llevaba consigo, sobre todo que Fred era quien se la había entregado en primer lugar, hacía varias semanas atrás.

Todo parecía ser un recuerdo lejano ahora.

—Oh, amm, pues... —Admitió ella con algo de nerviosismo —. La llevo conmigo a casi todas partes.

Sin decir nada más, Hermione agarró el objeto y lo miró por un segundo.

No era fácil de explicar, pero la caja se había convertido en algo importante para ella. La llevaba guardada en su bolso siempre, y cuando estaba sola, aburrida o estresada le gustaba mirarla.

Su música y sus bellas imágenes le daban una tranquilidad que no sabía explicar.

Ni siquiera a Fred, quien ahora le miraba con curiosidad.

—Jamás lo hubiera pensado.

—Supongo que se ha vuelto una costumbre —Comentó Hermione encogiéndose de hombros —. No sé cómo explicarlo, pero el simple hecho de verla me da tranquilidad.

—¿De verdad? —Preguntó Fred sorprendido.

Hermione asintió.

—Creo que de todos los sortilegios que han creado este es mi favorito...

Al escuchar esto, Fred no pudo hacer otra cosa que guardar silencio, sorprendido.

¿Su sortilegio favorito?

No se esperaba eso, aunque la palabra le hacía extrañamente feliz. Como si hubiera logrado algo importante; una pequeña victoria.

—Y pensar que a George le pareció muy soso como para continuar haciéndolas... —Comentó Fred después de un rato.

—¿Cómo? Eso no tiene sentido, que algo sea lindo no lo hace tonto.

—No pensé que fueras fan de las cosas lindas, Granger —Dijo Fred sonriendo.

Hermione apartó la mirada con molestia.

—Pues no, quiero decir- Esto es algo hermoso lo mires por donde lo mires —Repuso ella con firmeza —. ¿Qué tiene de malo? Es la razón por la que decidí ayudarlos en primer lugar, así que no creo que deban tomarlo a la ligera.

Si Fred era honesto, jamás hubiera imaginado que Hermione hablaría tan apasionadamente de algo tan sencillo como una caja.

Había creado muchas cosas curiosas y graciosas a lo largo de los años, algunas más que otras. Pero sólo una cosa había logrado sorprender a Hermione y ese era el objeto que a primera vista parecía el más sencillo: una caja musical que proyectaba una pequeña galaxia en su interior.

Algo pequeño, y a la vez, demasiado grande para algunos.

—Bueno, aún estamos a tiempo. Con suerte podremos retomar la idea y hacer otras más —Respondió Fred para luego mirar a Hermione —. Mientras tanto cuídala, no hay otra como esa.

—¿No?

Fred negó con la cabeza.

—Esa caja es un modelo único. El hechizo de ilusión es bastante complicado y a George le pareció muy soso el resultado, así que sólo lo hicimos una vez.

Hermione se mordió el labio.

Nunca habría pensado que la caja que Fred le dio aquel día era algo completamente único. Por supuesto, le había parecido hermosa y encantadora, pero siempre había supuesto que habían muchas más.

¿Si era tan única porque Fred se la había dado con tanta facilidad?

Que fuera la única la hacía sentir diferente, y eso era extraño para ella. Muy extraño.

—De ser así, ¿entonces porque me lo diste?

—¿Y por qué no?

Fred dijo esto último con toda la confianza del mundo y Hermione... Hermione no supo qué decir.

Era la primera vez que veía a Fred hablar con tanta determinación en sus ojos; sin ninguna pizca de inseguridad. Algo que sin duda le faltaba a ella.

Parecía diferente al Fred que tanto conocía.

—No íbamos a hacer nada con ella, y parecía gustarte mucho... Jamás te había visto tan sorprendida con algo, ¿qué tiene eso de malo?

Dicho esto, Fred tomó con cuidado la caja musical de las manos de Hermione y la abrió lentamente.

Enseguida una hermosa melodía empezó a sonar; una melodía que Hermione conocía a la perfección. Todo esto mientras se mostraba la imagen de un cielo nocturno que giraba sobre sí mismo; estrellas, planetas, nebulosas y demás, todo podía apreciarse ahí dentro.

Nuevamente Hermione quedó encantada mientras admiraba con cuidado cada detalle.

¿Cómo era posible?

—Tienes razón. No tiene nada de malo —Admitió Hermione mordiéndose el labio —. Es que... Así como lo dices lo haces sonar como algo especial.

Este objeto había sido el desencadenante de todo. Había llegado en el momento más oportuno, no sólo para que ella le diera a Fred el apoyo que necesitaba aquella noche, sino para acompañarla a ella y darle la confianza que tanto necesitaba durante el día.

Era su amuleto de la suerte, un recuerdo de algo que la hacía feliz.

Fred pareció notar su debate mental, y sin darse cuenta, sonrió.

—Puede serlo si quieres —Dijo Fred amablemente —. Eso es algo que sólo tú puedes decidir.

Decidir...

A Hermione le gustaba esa palabra.

La joven miró al pelirrojo, y por un instante sus preocupaciones también parecieron desaparecer; todo parecía mucho más tranquilo ahora.

Era sorprendente, ¿cómo alguien podía tener semejante habilidad?

Tal vez era mejor no pensarlo. Era uno de esos tantos misterios de la vida.


Finalmente el fin de semana había llegado.

Era el momento perfecto para relajarse, distraerse y divertirse un rato. O al menos, eso era lo que se suponía, ¿no?

Pues no. Mientras la mayoría de los estudiantes se encontraban durmiendo o desayunando, Hermione se encontraba sola, en el salón de inventos de Fred y George, aunque estos dos brillaban por su ausencia ahora.

Hermione había venido a este lugar temprano, demasiado temprano, cuando ni siquiera había salido el sol. Quería distraer su mente de sus pensamientos y dedicar sus esfuerzos a lo que más le apasionaba ahora: ayudar.

¿Por qué? No tenía idea, pero algo había despertado en ella hacía días gracias a su conversación con Fred en la sala común. Una sensación que la motivaba, que le daba el incentivo que le hacía falta. No sabía cómo explicarlo, pero quería demostrar que podía hacer algo.

De esta forma pasaron los minutos, y finalmente Hermione logró adelantar todo lo que había pendiente. Incluso había logrado mejorar la amplitud sonora de las orejas extensibles.

Fue entonces que Hermione miró nuevamente la caja musical a su lado.

La había traído consigo, como ya era costumbre. Así que con cuidado la joven abrió la tapadera, y con ella, una dulce melodía empezó a sonar. La música tenía su letra, la cual se encontraba tallada en la parte inferior de la caja. Aunque no era necesario leerla, Hermione la conocía a la perfección, y sin darse cuenta empezó a tararearla.

Las estrellas al brillar

A tu amor habrán llegar

Y para siempre con su luz

Tus sueños verás hacer realidad

Tus sueños...

Hermione soltó un suspiro.

Esta caja había sido el primer sortilegio que vio, y probablemente la razón por la que aceptó la oferta de Fred Weasley en primer lugar. En aquel entonces estaba tan cansada de estar atascada que la simple idea de crear algo nuevo, algo como esta caja de música; la impulsó a tomar dicha decisión.

Tus sueños...

A veces parecía que el destino le estuviera diciendo algo.

La joven se quedó viendo la imagen del cielo estrellado en la cajita musical. En ella podía distinguir estrellas, nebulosas y otros astros, como el sol y la luna.

El sol y la luna...

Fred y George eran gemelos, y aun así eran algo diferentes. Por eso ella siempre había sabido diferenciarlos. Era algo que siempre había notado, mucho más ahora que se habían vuelto amigos. Aunque tampoco se atrevía a decir que eran opuestos, para nada.

¿Cómo sería un mundo con unos gemelos totalmente diferentes?

Gemelos... Diferentes... Opuestos... Magia...

De repente una idea vino a su mente. La primera idea en más de dos años de bloqueo mental: imágenes de gemelas, idénticas pero opuestas. Una casa torcida en un pueblo en medio de la nada. Y muchos juegos de palabras tontos como le gustaban a Ron.

Hermione se quedó quieta por un buen rato, dejando que las ideas surgieran. Luego miró la hoja de papel que estaba a su lado, recordando las palabras de Fred.

Así como lo dices... Lo haces sonar como algo especial

Eso es algo que sólo tú puedes decidir.

Hermione decidió ignorar el temor que sentía ahora. Era su primera oportunidad en meses, por no decir años.

Muy bien. Ella podía decidir.


Fred caminaba por los pasillos de Hogwarts.

Como siempre, se había despertado temprano el fin de semana. Porque al parecer el destino encontraba muy divertido que él no pudiera disfrutar de los días sin clases y dormir un poco más como su gemelo George.

Pero bueeeno. A veces se gana, a veces se pierde.

Fred siguió caminando hasta llegar al salón que habían estado usando esta semana para sus inventos. Con suerte podría hacer algo por sí mismo mientras esperaba que George o alguien despertara.

Lo que no esperaba era encontrarse a una joven de cabello alborotado sentada en una mesa con unas grandes ojeras en el rostro.

—¿Hermione?

Al parecer la joven ni siquiera se había percatado de su presencia, porque por poco se le cae el lápiz de la mano. Al parecer estaba escribiendo.

—Oh, ¡Fred! —Exclamó ella sorprendida —. Ni siquiera te escuché llegar. Ammm... Buenos días.

Fred parpadeó varias veces.

¿Era idea suya o algo parecía sospechoso aquí?

—Buenos días —Respondió él amablemente —. Hump, disculpa estoy un poco confundido. ¿Estoy soñando, no? Es sábado por la mañana, ¿qué haces tú aquí?

Él decía esto más que todo porque ellos no trabajaban los sábados. Hasta ahora sólo se habían reunido de lunes a viernes, dejando los fines de semana para ellos mismos.

Por su parte, Hermione simplemente se encogió de hombros.

—Bueno. Ayer terminé de adelantar todos mis deberes, Harry y Ron siguen dormidos, y no sé... No tenía nada mejor que hacer.

—¿Así que decidiste venir aquí a las siete de la mañana?

—Técnicamente estoy aquí desde las cinco, pero sí.

—¿¡Desde las qué!?

Ahora Hermione estaba sonriendo forzosamente.

—Nada del otro mundo —Dijo ella sin dejar de forzar su sonrisa nerviosa —. ¡Hey, mira! ¿Te acuerdas de las orejas extensibles? Logré aumentar su capacidad auditiva a más del doble.

Fred le miró indignado.

—No creas que vas a distraerme con algo tan simple como eso- Un momento, ¿de verdad? No te creo, ¿hasta dónde llega su rango?

—Los probé hace una hora y llegan como a unos 100 metros de distancia—Explicó Hermione mostrándole el nuevo modelo —. Logré escuchar el entrenamiento del equipo de Hufflepuff desde acá.

Fred sonrió, olvidando por un instante su preocupación.

—¡Eso es increíble!

Durante los siguientes minutos, Hermione y Fred se sumergieron en su propio mundo. Gracias al cielo Fred no mencionó nada sobre la presencia tan temprana de Hermione en el lugar, cosa que la joven agradeció.

La verdad es que pasados los días esto era cada vez más fácil... Lo que en un inicio empezó como una incómoda relación se había convertido con el paso de las semanas en una amistad bastante peculiar.

Nadie lo hubiera pensado, pero ambos trabajan bien juntos. Como un equipo, estaban más que acostumbrados a la presencia del otro.

De esta forma, Hermione le siguió comentando sobre lo que había hecho en la mañana, dejando a Fred aún más sorprendido.

—Aun no puedo creer que estés aquí desde tan temprano... —Dijo Fred negando con la cabeza.

—Bueno, tú también estás aquí y son las siete y media de la mañana. Ni siquiera te imaginaba despierto a esta hora.

Eso es para que veas que el mundo está lleno de sorpresas —Respondió Fred sonriendo —. Goerge y yo somos gemelos, pero yo siempre he sido capaz de levantarme más temprano que él.

Hermione le miró sorprendida.

—¿De verdad?

Fred asintió.

—Ahora mismo debe seguir durmiendo —Dijo él mirando el sol desde la ventana —. Que envidia, ¿no?

Hermione meditó un segundo sobre el asunto.

Si Fred fuera como George, probablemente estaría dormido y ella tendría que pasar el resto de la mañana sola. Asimismo, Fred era el que le había regalado la caja musical, quién le había pedido su ayuda y quien la había acompañado durante todos estos días.

Fred Weasley era su amigo.

Sin él, ella no estaría aquí, y lo cierto es que ahora más que nunca apreciaba la compañía de Fred.

—No —Dijo Hermione sonriendo levemente, ignorando la sensación cálida en su pecho —. Me gusta que estés aquí

Tras aquello, ninguno volvió a decir mucho. Era demasiado temprano para hacer algo de todas formas. Así que Fred se recostó en la mesa mientras Hermione organizaba algunas cosas.

Fue en ese instante que el joven notó un papel sobre la mesa, el mismo papel que Hermione tenía en la mano cuando él llegó.

—¿Uh? ¿Qué tenemos aquí? —Dijo él agarrando la hoja y empezando a leerla con curiosidad.

Enseguida la mirada de Hermione se llenó de horror.

Sabía muy bien cuál era ese papel.

—¡Dámelo! —Exclamó ella tratando de quitárselo, pero Fred se apartó rápidamente.

—Esto es...

—¡Te dije que me lo des, Fred Weasley!

Sin prestarle atención a las quejas de Hermione, el pelirrojo decidió leer el contenido del papel:

Desde hace más de mil años,

a medianoche en punto, en un pueblo

oculto y apartado, ocurre un hecho mágico:

minúsculas hadas luminosas cuentan

historias de niños a brujas de ojos buenos,

que escuchan emocionadas y atentas.

Insólito, ¿verdad?

¿Esto era... El primer párrafo de una novela?

¿Acaso Hermione estaba...?

Oh

De repente todo pareció encajar.

Los papeles que Hermione arrugaba constantemente, el conflicto por no ser suficiente para sus padres, la negación de Hermione por leer ficción. Todo esto mezclado con su molestia por ser ''la bruja más brillante de su edad'' y su inseguridad al momento de realizar cosas nuevas.

¿Cómo no se había dado cuenta antes?

—Tú... ¿Tú quieres ser escritora? —Dijo Fred frunciendo el ceño—. ¿Eso es lo que tanto ocultas?

De repente, el mundo de Hermione pareció detenerse por un instante.

Las palabras de sus padres empezaron a resonar fuertemente en su cabeza, una y otra vez.

¿Qué acababa de hacer? ¿Por qué estaba ahí en primer lugar? ¿Por qué Fred le estaba mirando de esta forma?

¿Él también se burlaría de ella al igual que todos los demás?

Tiene que ser mentira...

Eso que había escrito era una tontería, un insignificante intento de cambiar un destino ya planificado. Lo podía notar ahora al ver el rostro de Fred.

Por su parte, enseguida el pelirrojo se dio cuenta de que había cometido un grave error. Sólo bastaba con ver la mirada de Hermione para notarlo.

—Espera Hermione. Escúchame. No debes-

—Lo siento, debo irme —Dijo Hermione apartándose de él.

—¡Hermione!

Fred extendió su mano, tratando de detenerla, pero ya era tarde. La joven se dio la vuelta y rápidamente salió por la puerta, dejándolo solo otra vez.

Demonios, no puede ser

¿Por qué siempre le pasaba esto a él?


Y bueeeeeeno... ¿Ahora qué?

Nuevamente el pobre de Fred vuelve a quedarse solo tras la huida de Hermione, y la verdad es que me da cosita jajaja al pobre no le pagan lo suficiente, pero bueno. Al menos ya ambos pueden considerarse buenos amigos.

Asimismo, finalmente se sabe la verdad. Hermione quiere ser escritora, aunque estoy segura que muchas ya lo habían adivinado. ¿Qué opinan?

Hermione actúa de esta forma porque sus padres le inculcaron que su talento sólo podía dedicarse a algo en especifico: lo académico, al punto de volverse el personaje de mente cerrada que todos conocemos. Aun así, ella poco a poco ha tratado de cambiar esto junto a la ayuda de Fred.

Originalmente el conflicto y su resolución iban a suceder en el mismo capitulo, pero cuando terminé de escribir me di cuenta que si hacía eso el capitulo tendría casi 7000 palabras y preferí cortarlo. Lo bueno es que proximo capitulo está listo y pienso publicarlo la siguiente semana, así que estén atentas.

No sé si alguien se habrá dado cuenta, pero la canción de la caja musical es ''Las estrellas al brillar'' de Barbie Rapunzel, en version music box por supuesto. Asimismo, el texto que Hermione estaba escribiendo es el prologo de unos libros llamados Fairy Oak (lo siento, no tengo la creatividad suficiente para crear una historia dentro de otra historia hehehe)

De resto, tengo un revoltijo de emociones porque al fin siento que la cosa avanza asjaskajsa así que no olviden decirme lo que piensan, así sea con un emoticón. Muchas gracias a todos por leer, besos!