Lo único predecible de la vida, es que era impredecible.

O al menos eso pensaba Hermione en estos momentos.

Se encontraba en medio de la sala común, con un montón de libros y hojas a su alrededor, como ya era usual. Los últimos días habían sido una montaña rusa para ella, tanto a nivel académico como personal.

Pero estaba bien, tal vez mejor que nunca.

Una pequeña ráfaga de confianza había crecido en ella... Y si era honesta, no sabía aún qué hacer con ella, pero no había problema.

Si algo había aprendido estas últimas semanas es que los cambios eran oportunidades.

—¿Qué es lo que tienes ahí?

Hermione alzó la mirada de su texto.

Por supuesto, se trataba de Fred y George.

Sólo ellos dos se atreverían a interrumpirla cuando estaba tan ensimismada en sus asuntos, ni siquiera Harry y Ron se atrevían a hacerlo. Aunque tampoco le importaba mucho.

—Nada importante —respondió Hermione encogiéndose de hombros —. Textos, libros y anotaciones, algunas son para los próximos sortilegios y otros para las clases. Estoy muy atrasada con todos los deberes...

—Suena aburrido —comentó abruptamente George.

Enseguida Fred le dio un codazo que casi le sacó todo el aire a su gemelo, a lo que George le respondió con lo mismo.

Hermione tuvo que contenerse para no reír ante la escena. Usualmente se habría molestado ante el comentario, pero incluso ella estaba un poco cansada si era honesta.

—Está bien, tienes razón —admitió Hermione sonriendo levemente—. Si es un poco aburrido, pero alguien tiene que hacerlo, ¿no?

Ante este comentario, Fred le miró con curiosidad, como si con sus ojos le estuviera haciendo una pregunta.

Hermione sonrió.

Últimamente ambos habían adquirido la costumbre de comunicarse con simples miradas. Al inicio le había parecido raro, pero tenía que admitir que era más fácil y divertido que usar palabras; aunque sólo funcionaba para las cosas más básicas.

¿De verdad admites que es aburrido? —parecían decir Fred con sus ojos.

Tampoco exageres —parecía decir la mirada de ella. A lo que Fred sonrió.

George los miró a ambos con sospecha, aunque prefirió no decir nada. No era la primera vez que ambos se perdían en su mundo y lo dejaban de lado estando él presente, pero eso sería tema para después.

Ya luego cobraría su venganza.

De repente, antes de que alguno pudiera replicar, un sonido abrupto hizo que todos se voltearan hacia la entrada de la sala común.

A lo lejos pudieron distinguir a un niño y una niña respectivamente: Tim y Lucy. Ambos eran jóvenes de primer año que conocían perfectamente porque siempre estaban cerca de las chimeneas estudiando.

No había nada inusual respecto a ellos, excepto por el hecho de que Tim había entrado a la sala común llorando.

—Ay no, no otra vez... —murmuró George negando con la cabeza.

Fred soltó un suspiro, sabía muy bien de qué se trataba.

Aquí vamos...

Una simple mirada suya fue más que suficiente para que los tres se levantaran y se encaminaran hacia ellos.

—¿Tim? —preguntó Hermione al ver que el niño no paraba de llorar —. Tim tranquilo, ¿qué pasó?

El muchacho trató de responder, pero su garganta estaba demasiado irritada para siquiera pronunciar algo. Aún no lograba calmarse.

Al final, fue Lucy, su mejor amiga, quien dio un paso al frente.

—Fue Snape.

Fred y George se miraron entre sí.

No podían decir que estaban sorprendidos. Todos en Hogwarts, excepto por los de Slytherin, conocían muy bien este problema.

No importaba la edad o la casa. Lo cierto es que casi todos, especialmente los más pequeños, estaban aterrorizados de Snape y sus clases. Neville, Harry, Tim... Nadie estaba a salvo, todos eran víctimas de sus abusos constantes.

Abusos constantes que terminaban en niños llorando en medio de la sala común.

—Sería una sorpresa de no ser así... —respondió George amargamente —. Cuéntame, ¿te encuentras bien?

Tim asintió.

Al parecer la presencia de Fred, George y Hermione empezaba a calmarlo, ya podía respirar con mayor normalidad.

—Lucy y yo estábamos en clases de pociones —dijo Tim tratando de secarse los ojos —. Y- y Snape destruyó nuestra poción porque dijo que se veía tan horrible que no valía la pena probarla, y- y confiscó mi cuaderno de dibujos, ¡ni siquiera lo estaba usando!

Lucy asintió con firmeza, se notaba que también estaba bastante enfurecida por el asunto.

—Sólo lo hizo para molestar —respondió ella cerrando los puños de la rabia —. ¡Tim sólo estaba acomodando las cosas de su mochila! No es justo, ni siquiera se lo quiere devolver.

Tim agachó la mirada, sus ojos parecían humedecerse otra vez.

—Siempre es lo mismo. Odio pociones...

Fred y George se miraron entre sí, sintiendo la frustración crecer dentro de ellos.

Ambos conocían a Tim y Lucy, eran buenos niños que no le harían daño a nadie. Aun así, Snape se aprovechaba de esto para hacerles la vida imposible, y así con otros tantos niños.

No era justo; lo que menos querían es que una sonrisa se borrara por algo como esto.

Alguien tenía que hacer algo.

—Hey, tranquilo —comentó Fred colocando su mano sobre su hombro —. No le prestes atención.

George asintió alegremente.

—Snape sólo es un viejo amargado, que no sabe hacer otra cosa que amargarle la vida a los demás.

—Especialmente a niños talentosos y buenos como ustedes —agregó Fred sonriendo amablemente —. Como Tim.

Tim alzó la mirada, sorprendido.

Las palabras de Fred y George eran simples, pero para un niño triste consigo mismo... Eran más que suficientes.

—No lo sé... —respondió él.

—Sí lo sabes —repuso Fred con firmeza —. Es por eso que no puedes dejar que él te gane.

—Pero mi cuaderno-

—Lo recuperaremos —le interrumpió George sonriendo.

Fred y George se miraron entre sí, ambos tenían la típica sonrisa pícara de los Weasley.

Lo cierto es que ambos estaban cansados. Si algo les había enseñado sus padres era que nunca debían perder de vista lo que era correcto. Y esto que hacía Snape... No era correcto.

Sin duda era momento de que alguien aprendiera una lección.

Ante esto, tanto Tim como Hermione los miraron sorprendidos.

—¿De verdad? —preguntó Tim sin creérselo.

Hermione, quien hasta ahora se había quedado callada, tampoco sabía qué decir.

Por un momento quiso comentar que no era correcto y que se meterían en serios problemas, pero incluso ella reconocía cuando algo era injusto.

¿Cuántas veces no tuvo que consolar a Neville durante las clases? ¿Cuántas veces Snape la llamó a ella una insufrible sabelotodo?

Hacía unos minutos Tim estaba inconsolable, y ahora estaba tranquilo como si nada hubiera pasado; no tenía derecho a destruir eso.

Tal vez lo mejor era hacerse la tonta, al menos por una vez.

—No te preocupes, volverás a verlo —comentó George con seguridad —. Es una promesa Weasley.

—Así que sonríe, ¿sí? —dijo Fred extendiendo su mano hacía él.

Y lentamente, como si fuera un acto de magia, una sonrisa se terminó dibujando en los labios de Tim.

Y tal vez estaba exagerando, pero Hermione juraba que jamás había visto a Tim sonreír tanto como en el momento en que estrechó su mano con Fred. Así de valiosa era su palabra para él.

Ayudar a un niño que no podía defenderse por sí mismo y hacerlo sonreír...

De esta forma pasaron los minutos, y cada uno decidió pasar la página respecto al tema.

Por un instante Hermione miró a Fred, George, Tim y Lucy. Ahora los gemelos estaban haciendo un espectáculo de fuegos artificiales con sus varitas para entretener a los niños. Nadie jamás hubiera pensado que hacía unos instantes Tim estaba al borde del llanto.

De hecho, la sonrisa de Tim parecía iluminar el lugar. Y Fred y George no estaban dispuestos a dejar que se apagara.

Sí... Sin duda ambos eran buenas personas.

Tal vez por eso Hermione sintió una sensación cálida crecer en su pecho al ver a Fred sonreír junto a Tim y los demás.

Yo también quiero que me sonrías así...

¿Yo podría hacerte sonreír así?

La joven sacudió la cabeza, apartando esos pensamientos.

Sí, seguro se trataba de simple admiración.


Una semana había pasado desde el asunto con Tim, y lo más interesante que había ocurrido era que la tonta pelea entre Harry y Ron había llegado a su fin; finalmente los tres eran un grupo otra vez.

Mientras tanto, Hermione seguía con su vida como si nada.

Cada día iba a clases, ayudaba a los gemelos, hacía sus deberes, pasaba tiempo con sus amigos y se dedicaba a escribir. Todo en ese mismo orden.

De hecho, justo en esos momentos se encontraba en el salón de Encantamientos. Las clases acababan de terminar y finalmente podrían ir al Gran Comedor a comer algo y descansar.

—No puedo creer que McGonagall nos mandara tanta tarea —se quejó Ron mientras acomodaba sus cosas.

—No es nada del otro mundo, Ron —comentó Hermione.

—Eso dices por qué tienes un esquema super organizado y cronometrado para hacer los deberes —repuso Ron rodando los ojos.

Hermione soltó un suspiro.

Sabía muy bien que no tenía sentido explicarlo, Ron jamás lo entendería. Tampoco es que se quejara de su nueva rutina. Estas últimas semanas habían sido las más felices que había tenido en Hogwarts; como un cambio de aire que no sabía que necesitaba.

Lo cierto es que no lo cambiaría por nada del mundo.

Y por eso, empezó a acomodar las cosas de su bolso con el fin de irse. No había tiempo que perder, ya luego podrían conversar.

—¿Qué es esto? —preguntó Ron notando un objeto peculiar entre sus cosas.

A Hermione casi se le cae el alma a los pies cuando vio lo que Ron tenía en sus manos:

Su caja musical.

Al parecer la había sacado de su bolso mientras acomodaba todas sus demás cosas. Y como siempre la llevaba consigo...

—Nunca había visto algo como esto —comentó Harry acercándose con curiosidad.

—¡Tengan cuidado! —exclamó Hermione arrebatándoles la caja de las manos.

Harry y Ron se apartaron enseguida, aunque sus miradas revelaban lo obvio: pensaban que estaba loca.

Tampoco es que pudiera culparlos, tenía que admitir que su reacción había sido algo exagerada, ¿pero qué podía hacer? Así se comportaba cuando algo le importaba.

Y esa caja... Era valiosa para ella. La hacía sentir especial, aunque aún no terminaba de comprender por qué.

—...¿Lo siento? —respondió Ron extrañado.

—No, no, yo lo siento —admitió Hermione negando con la cabeza —. Creo que exageré. Es que... Es frágil. Y tú no tienes la mayor delicadeza que se diga, podrías romperlo Ron.

—Gracias por el voto de confianza. De todos modos, ¿qué tiene de especial?

Hermione agachó la mirada hacia la caja musical.

¿Qué tenía de especial?

Pues había sido su primer regalo en mucho tiempo, además de que se lo había dado alguien importante para ella. Pero sobre todo; amaba como la hacía sentir cada vez que la miraba.

Feliz, libre y tranquila. Como una luz en medio de la oscuridad...

Pero eso era demasiado complejo para explicárselo a Ron.

—¿La verdad? Pues no lo sé... Me gusta llevarla conmigo. Es como un amuleto de la suerte.

Ron le miró extrañado, a lo que ella rodó los ojos. Lo apreciaba mucho, pero a veces se le olvidaba que tenía la inteligencia emocional de una roca.

Que diferente es de Fred...

Hermione sacudió la cabeza, apartando ese pensamiento absurdo de su cabeza.

¿Qué demonios le estaba pasando?

—No preguntes, no lo entenderías.

Tanto Ron como Harry se encogieron de hombros. Si ella decía que no lo entenderían, pues no lo entenderían; así de sencillo.

—Nunca había visto algo como esto —dijo Harry cambiando el tema —, ¿dónde lo conseguiste?

Hermione sonrió con nerviosismo.

—Eso... Eso es algo que les diré otro día. Ahora vamos, tengo que cenar rápido para luego ir a la biblioteca.

—Otra vez con eso, ¿cuál es el apuro? —preguntó Ron con exasperación —, ¡las clases terminaron por el día de hoy!

Hermione no le prestó la más mínima atención.

Lo que más quería era ir a cenar para luego ver a Fred y George, tenía unas ideas para productos que quería probar. Además de que Fred le había prometido ayudarla a buscar nuevas ideas para escribir.

Sin decir nada, los tres terminaron de recoger sus cosas y se encaminaron hacía el Gran Comedor mientras hablaban de temas triviales.

Todo parecía normal. Tal vez demasiado normal...

De repente, Hermione escuchó el sonido de pasos acercándose. Rápidamente se volteó, y para su sorpresa, pudo ver como Fred y George corrían hacía ella como si su vida dependiera de ello.

¿Qué demonios?

—¡Hola Hermione! —le saludó Fred pasando a su lado.

—¡Nosotros no estuvimos por aquí! —exclamó George pasando justo detrás de su hermano.

Y así de rápido como aparecieron, también se fueron sin dejar rastro.

Antes de que Hermione pudiera siquiera reaccionar, una voz estruendosa la hizo regresar a la realidad.

—¡Fred y George Weasley!

Enseguida comprendió de qué se trataba.

Ay no, ¿ahora que hicieron?

—¡Señorita Granger! —exclamó el profesor Flitwick acercándose a ella —. ¿Vio hacia dónde se fueron los gemelos Weasley?

La joven miró al profesor sin saber qué decir.

Jamás había visto al profesor Flitwick tan alterado, lo que sea que habían hecho Fred y George debía ser algo más grave de lo usual; si no no habría tanto alboroto. Lo correcto sería decirle la verdad al profesor, ¿no?

Pero Fred y George eran sus amigos, fuese lo que fuese no podía delatarlos.

De repente, Hermione sintió una ráfaga de seguridad inundar su cuerpo.

Vamos Hermione, ¿qué haría Fred en esta situación?

—Creo que se fueron por allá —respondió Hermione señalando el pasillo contrario por el que se fueron los gemelos.

El profesor Flitwick le miró confundido.

No tenía sentido que los gemelos se hubieran ido por esa dirección. Pero se trataba de Hermione, y Hermione era la alumna estrella de Hogwarts.

Ella jamás le mentiría, ¿no es así?

—¿Lo hicieron? —preguntó el profesor aun sin creérselo.

—¿Hicieron qué? —respondió Hermione haciéndose la confundida.

—Irse por esa dirección.

—¿Quiénes?

—¡Los gemelos Weasley, por supuesto!

—¿De verdad?

—¡Señorita Granger! —exclamó el profesor perdiendo la paciencia.

Okey, hasta aquí había llegado su jugada de hacerse la confundida.

Hermione tragó saliva. Ahora el profesor Flitwick estaba verdaderamente molesto; sólo esperaba haberles ganado suficiente tiempo para escapar.

¿Estarían bien?

¿Fred estaría bien?

—Quiero decir, creo que sí —dijo Hermione sonriendo nerviosamente —. No lo sé, capaz los confundí con otros pelirrojos. Lo siento, profesor.

Por supuesto, esa excusa era sumamente ridícula, sobre si todo se tenía en cuenta que no había muchos pelirrojos en Hogwarts; pero no había nada que se pudiera hacer. Los gemelos se habían ido hacía rato.

Sin decir nada, el profesor soltó un suspiro de exasperación y se fue de ahí; no sin antes mirarla con reproche.

Hermione parpadeó varias veces, aun procesando lo que acababa de pasar.

—¿Acaso acabas de mentirle a un profesor? —preguntó Harry sorprendido.

—No puedo creerlo —comentó Ron mirando a Harry con la boca abierta.

—¡Pues yo tampoco! —repuso Hermione exasperada —. Sólo sé una cosa: tengo que hablar con Fred y George cuanto antes.

Nada bueno podía salir de esto.

¿Qué demonios había pasado?


Hermione caminaba por los pasillos de Hogwarts como loca. Su cabeza daba vueltas, aún no lograba procesar lo que acababa de oír.

Gas tóxico

Una explosión de gas tóxico en el salón de pociones

Aproximadamente quince estudiantes estaban en la enfermería debido a los síntomas

Incluyendo al profesor Snape

Fred y George Weasley habían sido los responsables

Al final los profesores lograron atraparlos y ambos estarían castigados hasta Dios sabe cuando

Hermione trataba de organizar sus pensamientos, pero la verdad es que no estaba teniendo mucho éxito.

Un montón de estudiantes estaban en la enfermería ahora por su culpa. Una cosa era buscar venganza contra Snape, ¿pero dejarlo en la enfermería?

Y lo peor no era eso, sino que Tim estaba en el salón en el momento de la explosión. ¡Tim de todas las personas! Ahora el pobre estaba en la enfermería porque le costaba respirar; el muchacho que se supone querían ayudar.

¿En qué demonios estaban pensando?

Ella sabía que los gemelos tramaban algo, pero jamás pensó que sería algo de este estilo. Mucho menos que se llevarían a un montón de estudiantes consigo. Ellos no tenían nada que ver con esto.

Lo peor es que no podía evitar sentirse culpable. Ella sabía que los gemelos tramaban algo pero no les dijo nada, y ahora... ahora...

Hermione sacudió la cabeza. No tenía sentido pensarlo.

Sin decir nada, la joven caminó hasta llegar a donde quería llegar: uno de los salones abandonados donde trabajan Fred y George.

—¡Vamos, salgan! —exclamó Hermione apenas puso un pie en el lugar —. ¡Sé que están ahí!

Su simple grito fue más que suficiente para que Fred y George salieran de sus escondites. Ambos tenían una sonrisa cansada en el rostro.

—Hola Hermione, ¿cómo estás? —comentó Fred como si nada.

—Escuché las noticias, ¿es cierto que causaron una explosión de gas tóxico en el aula de pociones?

Fred y George se miraron entre sí, y luego, asintieron.

Hermione soltó un suspiro de exasperación. Tenía la esperanza de que todo fuera un malentendido, pero ahora...

—¿Están dementes? —preguntó ella.

—No es para tanto —repuso George.

—¿Qué no es para tanto? ¡Snape está en la enfermería!

—Bueno, sí se nos pasó un poco la mano ahí —admitió Fred soltando un suspiro —. Nuestro plan era causar una explosión secuencial metamórfica que alterara los calderos.

—Pero parece que se creó una reacción adversa con los gases de los calderos y más que obtener una metamorfosis, el aire se volvió tóxico —agregó George negando con la cabeza.

Hermione los miró detenidamente.

Así que al final sí había sido un accidente. Eso era un alivio, ellos no habían querido lastimar a los demás alumnos.

Aun así, un montón de personas estaban en la enfermería por su culpa. No podía dejarlo pasar así como así.

—Eso fue peligrosísimo —les recriminó Hermione —. Incluso tuve que mentirle a Flitwick para que no los atrapara.

Fred le miró sorprendido.

—¿Lo hiciste?

—¡No me cambien el tema! —exclamó ella perdiendo la paciencia —. Igual ya los descubrieron y están castigados, ¿no? No lo entiendo, ¿por qué?

Fred y George se miraron entre sí, como si estuvieran procesando lo que iban a decir.

Finalmente, fue George quien tomó el primer paso.

—Fácil: Snape se lo merecía —comentó George como si fuera obvio.

—Eso es muy fácil decirlo, ¡sólo miren lo que pasó! ¿Acaso creen que son mejores ahora?

—Snape hace que los niños lloren por el simple hecho de existir —dijo Fred rodando los ojos —, ¿de verdad crees que él es mejor que nosotros?

Hermione titubeó por un segundo, pero al final decidió seguir con su argumento.

—¡Eso siempre ha pasado, no es algo nuevo!

—Y por eso mismo ya era hora de que alguien le diera su merecido —repuso Fred.

—Tú sabes lo que pasó el otro día, Hermione —comentó George negando con la cabeza —. Tim llegó llorando a la sala común porque Snape destruyó su caldero y confiscó su cuaderno.

—Y no es el primero —agregó Fred —. Lo mismo ocurre día tras día, ¿o acaso te olvidas de Neville?

Fred tomó una pausa al decir esto último. Ella no lo había notado, pero su rostro parecía... Triste.

Era la primera vez que Hermione veía esa expresión en su rostro. No era normal, y lo cierto es que no sabía cómo reaccionar a eso.

—¿O acaso te olvidas de ti? —soltó finalmente Fred, se le notaba la frustración en los ojos.

Hermione titubeó por un instante.

¿Cómo podría olvidar esa vez que Snape la hizo llorar en medio del salón tras llamarla insufrible sabelotodo?

—No... Pero-

—No es justo Hermione, y lo sabes —le interrumpió George —. Tim es sólo un muchacho, todos aquí lo somos. Mientras tanto, Snape tiene más de treinta años, como si fuera algo bueno aterrorizar niños inocentes.

—Confiscar tus cosas, llamarte incompetente, bajarte puntos sin razón... —agregó Fred agachando la mirada —. Sabes que no es justo, ya viste como estaba Tim el otro día, ¿sabes lo que es escuchar esas palabras para un niño?

Oh, por supuesto que lo sabía.

Tanto Fred como Hermione lo sabían muy bien. Tal vez demasiado bien, por eso ahora ambos se estaban mirando fijamente.

¿Sabes lo que es escuchar esas palabras para un niño?

Los gemelos jamás habían querido lastimar a nadie en el proceso. La explosión había sido un accidente, su meta había sido buscar venganza por un niño que no podía defenderse por sí mismo.

Por un instante Hermione recordó a Tim, y como el pobre muchacho había llegado llorando a la sala común aquel día. Sólo Fred y George habían sido capaces de animarlo y hacerle olvidar.

La joven miró sus manos con horror.

¿Qué estaba haciendo? ¿De verdad tenía derecho a decirles algo?

—Sí, lo sé... —admitió ella agachando la cabeza —. Pero ahora todo se salió de control.

—No sería la primera vez —admitió Fred soltando un suspiro.

—Ya te dijimos que fue un accidente —dijo George con honestidad —. De verdad lo sentimos mucho.

—Lo sé, lo sé, pero tienen que ser más cuidadosos —comentó Hermione con preocupación —. ¿Y si los expulsan?

—Nunca hemos querido estar aquí de todas formas —agregó Fred apartando la mirada.

Oh, eso también lo sabía muy bien.

Por algo estaban trabajando en todo esto de Sortilegios Weasley, ¿no? Abrir su tienda era su mayor sueño, y ella los estaba ayudando a lograrlo. Sin duda estaba orgullosa de todo lo que habían logrado.

Pero alcanzar su sueño significaría que Fred y George no regresarían para un nuevo año escolar.

Significaría que no volvería a verlos.

Significaría que no volvería a hablar Fred, y eso... eso...

—¡Eso también lo sé! —respondió Hermione ignorando el pesar en su corazón al pensar sobre el asunto —. Pero piensen en las demás personas que sí los quieren aquí, Lee, Angelina, Ginny, Ron y... y...

Y yo...

Yo los quiero aquí más que a nadie

Sobre todo a ti, Fred

Por favor, no me dejen sola en este lugar

No lo entiendo, ¿qué demonios me está pasando?

De repente, antes de que pudiera seguir dándole vuelta a sus pensamientos, el sonido de una lechuza golpeando la ventana le hizo regresar a la realidad.

La joven enseguida reconoció a Errol, la lechuza de la familia Weasley. El animal en su pico llevaba nada más y nada menos que:

¿Una vociferadora?

Ay no, esto no podía ser nada bueno.


Ufff, ¿que intenso no?

Aunque bueno, al menos ya se medio pueden apreciar los sentimientos asakjsaja creo que es la primera vez que tenemos un conflicto serio en este fanfic, así que espero que haya quedado bien. Quise crear este capitulo para profundizar más en los gemelos, especialmente en Fred, lo que piensa y sus motivaciones; y como estos pueden llegar a chocar con los de Hermione, la cual también ha ido evolucionado poco a poco también, incluso se las ingenió para distraer a un profesor, quien lo diría!

Btw, tal vez algunas sientan que el capitulo terminó en un mal momento y la razón es sencilla: lo tuve que cortar porque estaba muy largo jaja Traté de acomodar la división en el mejor punto posible (justo cuando llega la vociferadora pues) así que espero que haya quedado bien.

El siguiente capitulo tendrá la resolución, y será el momento de brillar de Fred, con eso les digo todo :') igual muchas gracias a todas las que se han molestado en leer y darle fav a este fanfic, lo valoro demasiado. Especialmente doy gracias a LiaRoseDya quien comentó el capitulo anterior, me alegra que te haya gustado babe!

¿Qué les pareció? ¿Les gusto Fred y George consolando a los de primero? ¿O Hermione ingeniandoselas para distraer al profesor? ¿Quién piensan que tiene la razón en todo este problema?

¡Nos vemos!