Hermione se preguntaba cuánto tiempo una persona podría quedarse quieta observando la misma cosa una y otra vez.

Porque así se encontraba ella: quieta, en absoluto silencio, observando una y otra vez como las estrellas se movían en lo que era su caja musical.

Su caja musical...

No sabía cuanto tiempo había pasado, pero sin duda llevaba ahí un buen rato. Lo podía sentir en sus músculos, los cuales estaban entumecidos por la falta de movimiento. Era como si su propio cuerpo le estuviera rogando que se levantara, que hiciera algo; pero no podía hacerlo.

Simplemente no quería hacerlo.

—¡Hermioneee! Mira sé que es un fastidio, ¿pero crees que podrías ayudarme con-? Oh Dios, ¿aún sigues ahí?

—Ah, hola Lavender.

Hermione apenas levantó la mirada para saludar a su compañera de cuarto.

Lavender le miraba alarmada; como si se hubiera encontrado con un vagabundo en su cuarto.

Aunque siendo honestos, seguramente sí se veía como un vagabundo, pero eso sería tema para otro día.

—¿Te encuentras bien? —preguntó Lavender.

Hermione se encogió de hombros.

—Claro, ¿por qué no lo estarías?

—Porque no te has movido de ahí desde que me fui.

—Como dije, he estado algo distraída.

—Sí pero eso fue hace tres horas.

Oh.

Hermione apartó la mirada con vergüenza, sintiendo como el calor subía a sus mejillas. Sabía muy bien que llevaba un buen rato sentada ahí, pero jamás se imaginó que hubiera sido tanto tiempo.

Demonios, todo era culpa de lo que había pasado la noche anterior.

¿De verdad piensas que soy una de las mejores personas que has conocido? —había preguntado Fred.

Por supuesto.

Aaaaahh, ¿por qué demonios había dicho eso? ¿Por qué diosito?

Hermione quería gritar.

Después de aquello ya no creía que sus posibilidades fueran nulas, pero tampoco estaba del todo segura aún. Capaz su mente estuviera jugando con ella y lo que estaba sintiendo eran ideas suyas; ya no lo sabía.

Y por eso se encontraba ahí: porque no sabía qué más hacer.

¿Era sano? Seguramente no.

¿Le importaba? Pues tampoco.

—Como te dije, supongo que he estado un poco… Distraída —respondió finalmente Hermione.

Lavender le miró de arriba a abajo, sin creerse en lo absoluto semejante excusa.

—¿Distraída? ¡Pero si el baile va a comenzar dentro de poco!

—Creo que por eso precisamente he estado distraída.

—Déjame adivinar, ¿tienes miedo no?

Hermione apartó la mirada. De nuevo.

Por supuesto que tenía miedo, ¡esa era la razón por la que estaba ahí! No importaba cuántas veces analizara la situación, no encontraba una respuesta 100% segura y eso le molestaba.

¿Y si se estaba haciendo ilusiones? ¿Y si se equivocaba y todo salía mal?

No quería ni pensarlo.

—No puede ser... ¿Acaso soy tan obvia?

Lavender negó con la cabeza.

—No, pero llevamos siendo compañeras de cuarto por cuatro años, Hermione. Se podría decir que he aprendido a conocerte —respondió Lavender suavizando un poco su mirada —. Cada vez que te sientes perdida te encierras en tu mundo pensando en infinitos escenarios hasta conseguir una solución… O desmayarte del estrés.

—¡Jamás me he desmayado del estrés!

Aun. ¿Pero me vas a decir que no es así?

Hermione soltó un amargo suspiro, ni siquiera tenía sentido discutirlo. Sabía que tenía todas las de perder.

—Bueno, estoy un poco confundida, y molesta… O ambas.

—¿Y es por eso que miras la caja? —preguntó Lavender.

Hermione posó su mirada en el objeto.

Era difícil de explicar…

La caja le daba una especie de retorcida tranquilidad. Amaba su música y el detalle de las estrellas brillantes; la hacían sentir como si nada más existiera en el mundo. Se la había regalado Fred hacía meses, así que en cierta forma le recordaba a él y a todos los momentos que habían vivido juntos.

Antes había sido su amuleto, ahora simplemente lo utilizaba para recordar.

Era como una especie de consuelo, por muy triste que sonase.

—Pues no lo sé, es lo único que parece… Real.

—Y tal vez ese sea el problema.

—¿Perdón?

Lavender se encogió de hombros.

—Pues eso. De nada sirve quedarse mirando las estrellas, por muy lindas que sean —respondió ella mientras le quitaba la caja musical de las manos y la cerraba con fuerza —. Quieras o no, no son el mundo real.

—¡Hey!

—Hermione, sé que no somos precisamente cercanas, pero llevo días viéndote. ¡Ni siquiera pareces tú misma! El tiempo no espera por nadie, ni siquiera por ti. ¿Qué es tan terrible que está deteniendo tu vida de esta forma? Porque déjame decírtelo: no vale la pena.

Hermione se detuvo por un segundo.

¿Qué está deteniendo tu vida de esta forma?

¿Qué te tiene en ese estado?

Finalmente soltó un suspiro.

Sabía muy bien la respuesta: el miedo. Le tenía miedo al rechazo.

Llevaba semanas siendo una espectadora en su vida, dejando que los eventos ocurrieran sin apenas intervenir. Porque era más sencillo mirar una caja musical que le recordaba a Fred, que confrontar al verdadero Fred y decirle la verdad.

Decirle que lo quería, decirle que lo apreciaba, decirle que quería que la viera como algo más.

Así había vivido las últimas dos semanas, ¿pero realmente valía la pena?

El tiempo no espera por nadie, ni siquiera por ti

Semanas paralizando su vida mientras pensaba en todos los escenarios catastróficos que podían ocurrir. Todo porque existía una mínima posibilidad de un 1% de ser rechazada y por eso ya no valía la pena arriesgarse.

¿O ?

Antes había creído que querer a Fred desde la distancia sería suficiente. Ser buenos amigos ya era un logro y amaba tanto su presencia que la idea de arriesgarlo le daba pánico.

Pero ahora comprendía que ninguna cosa merecía que ella paralizara su vida de esa forma, ni siquiera el amor.

Después de todo, mientras no preguntara la respuesta siempre sería no.

—Creo… Creo que tienes razón —respondió finalmente Hermione.

Lavender le miró sorprendida.

—No puedo creerlo… ¡Es la primera vez en cuatro años que me das la razón!

—Y eso, ¿es algo bueno?

—¡Es algo sorprendentemente bueno! Al menos para mí —respondió Lavender sonriendo —. Dime, ¿te dolió mucho?

Hermione se encogió de hombros. De repente, se sentía mucho mejor.

—Supongo que podría ser peor —respondió ella sonriendo levemente —. Como dijiste, el tiempo no espera por nadie, ¿no?

Absolutamente nadie.

Hermione posó su mirada en la ventana.

El cielo estaba más oscuro y las estrellas empezaban a verse. Eso significaba que el baile estaba cerca de comenzar. Tenía que darse prisa.

Quién sabe, tal vez pudiera ver las estrellas otra vez.

Y no en su caja musical; sino en la vida real.


Una hora después, Hermione podía decir que estaba lista.

Al menos físicamente lista.

Gracias a Lavender su cabello estaba completamente arreglado en un elegante moño mientras que el maquillaje de Parvati había hecho magia con su rostro. Todo esto sin contar el hermoso vestido rosa que llevaba puesto.

Le daba un poco de pena admitirlo, pero Hermione jamás se había sentido tan linda en su vida.

Justo ahora se encontraba caminando de un lado a otro sin saber exactamente qué hacer.

Bueno no, ella sabía qué hacer. Por algo se encontraba justo al frente de las chimeneas de la Sala Común. Se suponía que Fred y ella se reunirían allí para luego irse juntos al Gran Comedor, pero habían pasado cinco minutos y aún no llegaba.

Tal vez fuera tonto, pero una parte de ella empezaba a preocuparse.

Se supone que nos reuniríamos frente a la chimenea, ¿dónde está? ¿Por qué no logro verlo? ¿Y si…?

—¡Al fin te encuentro!

—¡Aaaahh!

Por el amor a Merlín, ¿por qué siempre tenían que encontrarse de esta forma?

Vaya forma de empezar la noche…

—¿Estás bien? —preguntó Fred acercándose preocupado.

—¡Claro que no! ¡Casi me das un infarto, Fred!

—¡Lo siento, fue un accidente!

—¡Pues no pareciera!

Hermione parpadeó varias veces, calmando poco a poco su respiración.

Frente a ella estaba Fred Weasley, mirándole con una mezcla de entusiasmo, alegría y preocupación; las mismas emociones que ella estaba sintiendo ahora. Aunque multiplicadas por mil.

La joven se detuvo un segundo a mirar a Fred. Lo cierto es que estaba anonadada.

Ella siempre había pensado que el muchacho era muy guapo, pero hoy lucía… Diferente. No sólo era su vestimenta, (que de por sí la túnica de gala le quedaba increíble) sino su aura. Tal vez eran ideas suyas pero jamás lo había visto tan feliz y confiado; le quedaba bien.

Sí… No había duda de que se trataba de Fred. Sólo él sería capaz de generarle tantas emociones y pensamientos a la vez.

—¿Sabes? —preguntó él regresándola a la realidad —. Para este punto de nuestra relación cualquiera pensaría que ya no caerías en eso, es gracioso.

—Es tu culpa. Siempre me sorprendes cuando estoy concentrada pensando.

Ante esto, Fred levantó la ceja con curiosidad.

—¿Y en qué tanto piensas, eh?

En ti…

Lo único que pienso es en ti.

Hermione sacudió la cabeza, claro que no podía decir eso.

Al menos no aún.

—Nada importante.

—¿''Nada importante''? —repitió Fred sin creérselo —. Claaaaro, lo que tú digas princesa.

Ante esto, Hermione abrió la boca sorprendida, luego la cerró y finalmente la volvió a abrir.

¿Qué acababa de escuchar?

—¿Acaso tú…? No puedes- ¿qué haces llamándome así?

—¿No es obvio? —respondió él mirándole de arriba a abajo —. Justo ahora te ves como una princesa.

Fred dijo esto con sinceridad, incluso una sonrisa se dibujó en sus labios.

A su parecer Hermione lucía… Increíble. El vestido rosado y su cabello delicadamente peinado la hacían ver como una auténtica princesa. Aunque siendo justos, ella siempre lucía como una princesa para él; ya sea que usara un vestido o una bolsa de basura. La joven tenía algo especial que siempre hacía que la mirase siempre.

Siempre.

Aún así, tanta había sido su sorpresa al verla esta noche que Fred decidió ocultarse unos minutos para admirarla desde lejos. Es decir, que había llegado a tiempo pero simplemente decidió tomarse unos minutos para verla un poco más.

Gracias al cielo Hermione jamás sabría eso.

—¿Y? ¿Algún comentario para mí? —preguntó Fred al ver que Hermione seguía sin reaccionar.

—Pues te ves… Bien.

Ante esto, Fred soltó una carcajada.

Auch. ¿Tan mal estoy?

—¡Pero si dije que estabas bien!

Fred río un poco más para luego cambiar su expresión a una totalmente seria y fúnebre.

Te. Ves. Bien —repitió Fred con suma seriedad —. ¡Pareciera que hubieras visto un muerto!

—¡Yo no hablé así!

—¡Claro que sí!

Hermione rodó los ojos, aunque se le podía ver una pequeña sonrisa.

De repente se sentía mucho mejor. Cómo si se hubiera quitado un peso de sus hombros.

Era curioso como de un segundo a otro su humor podría cambiar tan drásticamente. Hacía un rato estaba completamente nerviosa y ahora… Ahora sólo podía pensar en lo feliz que se sentía de sólo verlo.

Tal vez fuese una tontería, pero en el fondo lo único que le importaba es que estaba riendo junto a Fred otra vez.

Todo se sentía mucho mejor cuando Fred le hacía reír.

—¿Y qué esperabas que dijera? —preguntó Hermione con curiosidad.

—No lo sé, algo tipo ''me pierdo en tu mirada''

—Eso es algo que dirías.

—Exactamente —comentó Fred como si fuera algo obvio —, y por eso el mundo debería ser un poco más como yo, ¿no crees?

—Sería un mundo lleno de caos.

—Pero un mundo más feliz, y lleno de estilo también.

Ante esto, a ambos se les escapó una risa.

Era como si el mundo se hubiera detenido por unos segundos… De repente la idea del baile y las preocupaciones que tenían parecieron desaparecer.

Sólo estaban ellos dos otra vez, justo como aquellas tardes que compartieron planeando nuevas ideas y productos para Sortilegios Weasley.

Era como siempre había sido y como siempre debía ser.

—Realmente te ves muy bien… —comentó ella sin pensarlo —. Tanto que me intimida un poco.

—¿De verdad? —dijo él ignorando la felicidad que le daba saber que Hermione pensaba que se veía bien —. ¡Pero si sigo siendo el mismo Fred de siempre!

—¿Un tonto?

Una sonrisa se dibujó en los labios de Fred.

—El mayor de los tontos, querida Hermione.

La joven rodó los ojos con risa.

Tal vez este era el momento. Ya no se sentía nerviosa, sólo tenía que sacar el tema casualmente y… y…

—¡Oigan chicos! ¿¡Van a quedarse parados ahí por siempre o qué!?

Ay, mejor olvídenlo...

Tanto Fred como Hermione se voltearon. A lo lejos se encontraban George con Angelina y Lee con una chica que Hermione no conocía. En sus manos llevaban una cámara mágica y al parecer llevaban un rato viéndolos, porque la sonrisa de George no disimulaba en lo absoluto.

De repente, Hermione sintió ganas de matar gente. Especialmente a George.

—¡Hey, Fred! ¡No olvides lo que dijo mamá! —exclamó George mostrando la cámara —. ¡Quiere fotos!

Hermione echó un paso atrás, asustada.

—¿Fotos?

—Tranquila, sólo es mamá siendo mamá, —respondió Fred al ver su nerviosismo —. Quiere que toooodos le enviemos unas fotos del baile, incluso George y yo. Fue bastante insistente con eso en las cartas.

—Oh —fue lo único que ella pudo decir al inicio —. Bueno, supongo que será divertido. Yo también quisiera unas fotos de recuerdo.

—¿De verdad? —preguntó Fred.

Ella asintió.

—Ajá, ¡muy lindo todo! ¿¡Van a venir sí o no!? —exclamó George con impaciencia.

Tanto Fred como Hermione rodaron los ojos.

—¡Ya vamos! ¡Ya vamos! —exclamó Fred.

Y sin decir más, ambos se fueron corriendo hacia el grupo.

Después de todo, la noche apenas estaba comenzando.


Minutos después, Fred podía decir que estaba sorprendido.

A ver, no era su culpa. ¡Era culpa de Hogwarts por primera vez en su historia decorar el Gran Comedor y hacerlo parecer un lugar completamente diferente! El lugar había sido decorado de arriba a abajo con tonos plateados y celestes y diferentes tipos de adornos brillantes en cada esquina.

Por supuesto que estaba impresionado y Hermione también, ambos se encontraban mirando todo de reojo.

—Woao —dijo él sin dejar de mirar las decoraciones.

Hermione asintió, incluso ella tenía que admitir que todo se veía increíble.

—Podrías decirlo otra vez —murmuró ella.

Woao.

Enseguida ella le dio un codazo.

—¡No lo decía en serio! —exclamó Hermione.

—Pero es impresionante, ¿no? —respondió Fred aún sorprendido—. ¡Mira, incluso limpiaron las manchas de comida que hicimos George y yo en la pared!

Hermione miró a su alrededor. Efectivamente, cualquier rastro de suciedad o imperfección había sido removido del piso y las paredes.

Ni siquiera ella terminaba de creérselo.

—Les tomó cuatro años y un evento internacional para hacerlo, pero supongo que se agradece... —murmuró Hermione más para ella misma qué otra cosa —. Realmente se ve increíble.

Fred asintió con entusiasmo.

—Ahora veamos cuánto tiempo nos toma a George y a mí ensuciarlo otra vez.

—¡Fred no!

—¡Fred sí!

Ante esto, Hermione soltó una risotada involuntaria. A veces odiaba la facilidad que tenía Fred de hacerla reír por cosas tan tontas como esta, pero simplemente no podía evitarlo.

Rápidamente la joven recobró la compostura y se forzó a mostrar una cara seria.

—No es gracioso.

—Pues no pareciera —comentó Fred sonriendo más y más —. Por lo que vi te dio bastante risa, ¿no?

—Eso fue involuntario, no es justo. Odio cuando me haces reír por esas cosas.

—A mí me gusta —respondió él enseguida —. No lo haces muy seguido… Así que me tomo el hacerte reír como todo un logro.

Hermione sintió como el calor subía a su rostro. Al mismo tiempo que Fred sonrió para sí.

Te quiero, y por eso mismo, siempre quiero verte sonriendo.

Siempre.

Eso había dicho hacía tiempo y ahora más que nunca planeaba mantenerlo en pie. Era una pequeña promesa que se había hecho a sí mismo.

Y ya era momento de que empezara a trabajar.

Fred posó su mirada en la pista de baile. A lo lejos podía ver a varios de sus amigos bailando y bromeando. Ambos habían estado tan concentrados hablando (como siempre) que se habían olvidado de lo más importante: esto era un baile. Así que tenían que bailar juntos, ¿no?

El joven tragó saliva por un momento.

Qué curioso... Por primera vez en sus dieciséis años de vida se sentía un poco nervioso, algo casi imposible de creer. Fred siempre había sido un joven bastante seguro de sí mismo, pero al parecer Hermione tenía ese poder en él.

De todos modos, eso ya no importaba más. Tenía que hacer todo bien, esta era su única oportunidad.

—¿Y bien? —preguntó Fred posando su mirada en la joven —. ¿Te gustaría ir a la pista de baile?

—Pues de querer querer. Realmente… No.

—¿Es en serio? ¿Después de todo el esfuerzo que hice enseñándote?

—Dudo que una media hora de clase sea suficiente —repuso Hermione mirando la pista del baile —. Y eso era… Diferente.

—¿Diferente cómo?

La joven se detuvo un segundo, como si estuviera pensando qué decir.

—Era más sencillo. Sólo estábamos tú y yo.

—¿Y ahora soy otra persona?

—Tú sabes a lo que me refiero —respondió Hermione soltando un suspiro —. Ahora hay tantas personas, es… Intimidante.

En el fondo Fred lo entendía perfectamente. Después de todo, por primera vez en su vida él también estaba algo nervioso.

Aun así, esa emoción era insignificante y él lo sabía muy bien. Después de todo lo que habían vivido juntos estaba seguro que podrían superar un pequeño baile.

Sólo era un baile, ¿no?

—Entonces olvídate de los demás. Sólo somos tú y yo —respondió él amablemente —. Y si sirve de algo… A mí también me da un poco de miedo.

—¿De verdad? —dijo Hermione sorprendida —. No parece.

—¡Eso es porque soy muy buen actor! Pero realmente estoy aterrado. Tal vez lo más aterrado que he estado en mi vida.

—¿Y se supone que eso debería consolarme?

—Creo que debería alegrarte. No hay nada que fortalezca más el alma que pasar un momento horripilante acompañado de alguien que te importe.

Hermione sonrió levemente, sintiéndose de repente mucho mejor.

Fred siempre era así… Siempre le hacía creer en sí misma incluso cuando ella no lo hacía. Era una de las cosas que más amaba de él.

Después de todo, ¿qué es lo peor que podría pasar? Lo que sea que fuese, lo vivirían juntos. Aunque fuese un completo desastre y una vergüenza para ambos. Ese era un silencioso acuerdo que tenían.

—Vale vale, me rindo.

—Todo va a estar bien. ¡Será divertido!

—¿Y si no?

Una sonrisa se dibujó en los labios de Fred.

—Entonces pagaré el precio, querida Hermione.

Y sin decir más, el joven extendió su mano hacia ella.

Un segundo…

Dos segundos…

Tres segundos…

Hermione finalmente tomó su mano, y Fred la sujetó con fuerza; como si fuese lo más importante para él.

Eso era lo único que necesitaba.

Con cuidado, Fred guió a Hermione a la pista de baile. A pesar del nerviosismo de la joven, Hermione en ningún momento soltó su mano, cosa que le reconfortó. Significaba que estaba haciendo un buen trabajo.

La canción que estaba sonando era una mezcla interesante entre música lenta y algo más movido. Algo perfecto a su parecer, sólo tenían que moverse al sentido del ritmo y…

Y Hermione parecía estar a punto de vomitar.

—¿Estás bien? —preguntó Fred alarmado.

—Creo que me voy a desmayar.

Fred colocó su mano sobre la frente de Hermione.

Tal como pensaba: la joven estaba nerviosa y su cuerpo lo estaba demostrando en contra de su voluntad. Ella siempre había sido tan obvia.

—Tranquila, estás conmigo —respondió él con una sonrisa —. Además, no tiene ninguna ciencia.

—¿Y tú cómo sabes que es ciencia?

—Detalles, insignificantes detalles. Pero hey, ambos estamos aquí. Cree en mí y cree en ti.

Hermione se detuvo un segundo al escuchar esto último.

Cree en ti, cree en lo que haces.

Y cree en lo que vales.

Por supuesto… ¿Cómo no lo había pensado antes?

—Muy bien, lo haré —respondió ella con seguridad —. Yo te sigo.

—¡Así se habla!

Esta fue la única respuesta que él necesitaba.

Con cuidado, Fred colocó la mano de Hermione en su hombro y luego su propia mano en la cintura de la joven. Sólo bastó con una mirada para que ambos empezaran a moverse al ritmo de la música.

Al inicio la joven se movía de forma tensa. Un paso, luego otro… Todo muy mecánico. Pero sólo fue cuestión de segundos para que finalmente se dejara llevar y antes de darse cuenta, cualquier preocupación que tenía parecía haber desaparecido de su mente.

Esto… Esto era mucho más fácil y divertido de lo que Fred había pensado.

Un paso, luego otro. Y antes de darse cuenta ambos estaban completamente perdidos en su mundo bailando al son de la música.

Cabe destacar que la música ahora era mucho más animada y movida, ya no tenía que pensar tanto lo que tenían que hacer. De un momento a otro, ambos estaban agarrándose de las manos, girando sobre sí y haciendo todo tipo de pasos locos.

Amaba esto. Fred nunca se había sentido tan feliz en su vida.

De hecho, ambos estaban tan perdidos en su mundo que Fred aprovechó el momento para elevar a Hermione unos segundos en el aire y luego bajarla; cosa que la joven amó con toda su alma.

—¡Eso fue increíble! —exclamó Hermione sonriendo —. ¿Puedes hacerlo otra vez?

—¿Otra vez?

—¡Sí! —exclamó ella sin pensarlo. Aunque luego recobró la compostura —. Quiero decir- No estaría mal hacerlo otra vez.

Fred no pudo evitarlo, una carcajada salió de sus labios.

—¿No que te asustaba la idea de bailar?

—¡Aún me asusta! Pero… Es divertido. O al menos así lo haces sentir.

—Tomaré eso como un cumplido. ¿Ves? Te dije que todo iba a estar bien.

Te dije que todo estaría bien.

Todo estará bien.

Todo…

De repente, algo pareció detenerse en el mundo de Hermione.

Por supuesto, por eso es que siempre había estado tan maravillada con Fred y todo lo que hacía. Mirar a Fred era como admirar una estrella; le reconfortaba, le daba seguridad. Le hacía sentir que pasara lo que pasara todo iba a estar bien.

Sus padres la habían llenado de inseguridades y estándares. Así qué durante años se había esforzado para ser perfecta, sólo así podía ganarse su aprobación y sentirse tranquila y confiada; pero todo eso cambió en el momento qué empezó a convivir con él.

Fred le había enseñado a creer.

Cree en ti, cree en lo que haces…

Y cree en lo que vales.

—Lo único que siempre he querido…

—¿Hermione?

—Lo único que siempre he querido... —repitió ella posando su mirada en él —. Es que alguien me diga que todo va a estar bien.

Esto era… era…

Ya no podía aguantarlo más.

Hermione quería gritar. ¿Hasta cuándo iba a vivir con esa jodida pregunta en su cabeza? ¿Hasta cuándo iba a vivir sin estar segura de lo que sentía? Era tan molesto, tan frustrante.

Esto tenía que terminar ahora.

—¡Ya no lo aguanto más! Esto- esto no tiene sentido. ¿Qué demonios me está pasando?

—Un momento, ¿qué-?

—Tal vez sea yo y tal vez me esté armando un escenario en mi cabeza, ¡o tal vez no! ¡Ya no lo sé!

—Hermione espera-

—¡Ningún espera! Necesito entender. ¿Qué somos Fred? Ya no te entiendo, ¡ya no lo puedo hacer!

Oh no…

De todas las cosas que Fred había pensado podrían pasar, jamás en su vida se le ocurrió que Hermione tendría un colapso mental en medio del Gran Comedor.

¿Y ahora qué se suponía que debía hacer? Hermione ni siquiera parecía estarle prestando atención a lo que decía, estaba dentro de un trance hablando sin parar y pensar, incluso algunas personas empezaban a mirarlos.

Tal vez seguir ahí no era de las mejores ideas.

—¡Estoy harta de no entender! ¿Sólo somos amigos? ¿O somos algo más? ¡Ya nada tiene sentido y-

Enseguida Fred cubrió la boca de Hermione con su mano.

—¡Huump! —trató de exclamar ella.

¿¡Qué demonios!?

Shhhhh. Te explicaré luego.

Hermione apartó la mano de Fred con brusquedad.

—¿¡Cómo que luego!?

—Te prometo que no es lo que piensas, pero primero tenemos que irnos.

—¿¡De qué estás hablando!? ¡Suéltame Fred!

Pero todo lo contrario, Fred aprovechó el momento para cubrir la boca de Hermione otra vez y empezar a jalarla fuera de la pista de baile y del Gran Comedor.

Tenían que salir de ahí.

—Te lo explicaré luego —le murmuró él al oído mientras la seguía jalando.

—¿Humpff? ¡Hump! ¡HUUMP!


AL FIN llegamos al momento que todos queriamos llegar. Hermione salió de su negación y fue la primera en revelar lo que sentia, aunque el resultado no fue el esperado. Mientras tanto, espero que haya sido entretenido ver una visión diferente del baile de navidad. El capitulo es basicamente escenas de Hermione y Fred pasando tiempo juntos, bailando y divirtiendose; cosa que a mí me encanta. Ambos están conscientes de sus sentimientos por el otro pero a la vez no; es algo que me da risa y lastima al mismo tiempo.

No olviden decirme que les pareció, sea bueno o malo (aunque ojalá sea bueno) Y Como siempre, muchas gracias por leer!