Unos días después, Hermione seguía procesando todo lo que había pasado.

No podía decir que las cosas fueran muy diferentes. La vida seguía su curso sin problemas. Los profesores caminaban por los pasillos tranquilamente mientras los estudiantes disfrutaban sus pequeñas vacaciones. Todo seguía exactamente igual.

Y aun así, todo se sentía diferente.

Era curioso como una pequeña cosa en su vida podía cambiar absolutamente todo a su alrededor. Después de todo, estar en una relación no era nada del otro mundo, ¿verdad?

Hermione, Hermione...

Muchos cambios habían llegado a su vida. Entre esos cambios, por ejemplo, estaba el hecho de que últimamente podía escuchar la voz de Fred en todas partes. Tal vez era su propia mente demostrando lo mucho que lo extrañaba o capaz simplemente estuviera loca. No lo sabía, pero a veces era inevitable pensar en él.

Hermione, Hermione…

Lo podía escuchar en todas partes, como si siempre estuviera soñando despierta y-

—Hermioneeeee —dijo Fred regresándola a la realidad —. Tierra llamando a Hermione. ¿Estás ahí, Hermione? Hermioneeeee.

Enseguida la joven sacudió la cabeza.

Esto- ¿dónde es que estaba?

Rápidamente miró a su alrededor. Se encontraba sentada en una de las mesas de la sala común mientras Fred estaba al otro lado de la mesa mirándola con curiosidad. Por lo que podía ver, el pelirrojo estaba a punto de sacudirla o echarle agua con tal de despertarla.

Hermione frunció el ceño.

—Ni siquiera se te ocurra, Fred Weasley.

—Hey, estabas toda paralizada ahí mirando el horizonte y no reaccionabas a nada —repuso él encogiéndose de hombros —. Empezabas a dejarme sin opciones.

—Sólo estaba pensando…

—Qué sorpresa —dijo él sarcásticamente —. ¿Y se podría saber en qué?

Hermione se sonrojó de tan sólo pensarlo.

Lo cierto es que estaba pensando en él, en ellos, en ambos. Apenas habían pasado unos días y todo se sentía tan nuevo y diferente que no podía dejar de sobre analizar cada detalle.

Sólo así podía asegurarse de que esto era real.

—Nada importante —fue lo único que pudo decir.

—Claaaaro —respondió Fred sin creérselo —. ¿Sabes? Para ser la bruja más brillante de tu edad eres bastante mala mintiendo. O al menos conmigo.

—Eso es porque tú precisamente sabes que botones apretar para sacarme de mis casillas.

—Es decir, que te conozco mejor que nadie —repuso él con una sonrisa, al mismo tiempo que se acercaba un poco más a ella —. ¿No es así?

Hermione soltó un suspiro.

—¿Me puedes recordar que era lo que estábamos haciendo?

—Hablar sobre lo mucho que me adoras.

Hermione rodó los ojos.

—¿Además de eso?

—Estábamos hablando sobre las nuevas ideas para Enero —respondió Fred recobrando un poco más la seriedad —. Hemos sido bastante descuidados en lo que se refiere a ventas este último mes por razones eeeeh, más que obvias.

Hermione asintió.

No tenía sentido mencionar que lo único que habían hecho este último mes era lidiar con sus sentimientos y prepararse para el baile, incluso George se había involucrado tanto ayudando a su hermano que se había olvidado del asunto.

—No tienes ni que decirlo.

—Exactamente —fue lo único que pudo responder Fred —. De todos modos, lo que tenemos que hacer es reponernos y compensar el tiempo perdido. Así que pensé que sería buena idea…

Y nuevamente, Hermione empezó a divagar en sus pensamientos mientras lo escuchaba hablar.

Por un instante se quedó viendo a Fred. El joven parecía especialmente entusiasmado, como siempre era cada vez que hablaba de lo que le gustaba. Su sonrisa era más amplia y sus manos no dejaban de moverse mientras explicaba con detalle todas sus ideas.

Nunca se había fijado, pero en cierta forma parecía un niño hablando sobre su juguete favorito. Era lindo, algo que fácilmente podría observar por siempre.

Lástima que no podía dejar de sentirse algo fuera de lugar al hacerlo, sólo un poco…

Últimamente no podía evitar sentirse así. Fred era tan encantador que a veces le intimidaba y no sabía como reaccionar. Lo mejor que podía hacer era quedársele viendo, justo como ahora; esperando que no se notara toda esta confusión que había en su cabeza.

Era una sensación tan extraña… Quería estar más cerca pero a la vez no sabía como hacerlo sin parecer una tonta. ¿Eso tenía sentido?

—Hey, ¿estás bien? —preguntó Fred de la nada.

Hermione parpadeó varias veces, ¿cuánto tiempo había estado divagando ahora?

—No. Digo- No sé, quiero decir- , claro, ¿por qué no lo estaría?

—Porque llevas más de cinco minutos perdida en tus pensamientos. Otra vez.

Hermione maldijo por lo bajo.

—Creo que juntarme con Luna me está afectando…

—Eso. O simplemente estás pensando en algo por tu propia cuenta. ¿Se puede saber qué es?

—Sólo… Siento que tengo muchas cosas que pensar últimamente —admitió ella sintiendo como el calor subía a sus mejillas —. Ya te podrás imaginar por qué...

Fred se le quedó viendo por un instante.

Lo cierto es que no tenía que escuchar una explicación para entender. Conocía a Hermione mejor que nadie y sabía que lo único que estaba haciendo ahora era procesar todo lo que pasaba. Hasta cierto punto él se sentía igual, aunque jamás lo mencionaría en voz alta.

Siendo honestos, Hermione probablemente necesitaría su tiempo para adaptarse y sentirse cómoda con todo esto, pero está bien. No había problema.

Él estaba dispuesto a esperar.

—Tranquila, lo entiendo. ¿Me podría sentar mejor al lado tuyo? —preguntó Fred amablemente.

Hermione levantó la mirada con curiosidad.

Todo este rato Fred había permanecido al otro lado de la mesa, no junto a ella como era usual. No se había fijado hasta ahora, aunque tampoco es que tuviera mucha importancia.

—Eso no tienes ni que preguntarlo… —respondió ella mientras se arrimaba para hacerle un espacio a él —. Por supuesto que puedes.

—Pero nunca está de más, ¿verdad? —dijo Fred sentándose ahora a su lado —. Especialmente ahora.

—Lo dices como si ahora fuéramos personas completamente diferentes.

—Tal vez no, pero nuestra relación que es diferente —respondió Fred recostando sus hombros junto a ella —. Se puede sentir en el aire, en nuestras auras. Tan sólo míranos ahora.

Hermione frunció el ceño, sin entender.

—¿Qué sucede ahora?

—A ver, trata de mirarme a los ojos sin apartar la mirada por al menos cinco segundos.

Dicho esto, Fred se le quedó viendo con una leve sonrisa. Sus rostros estaban apenas a unos pocos centímetros, y si se acercaba más, fácilmente podría darle un beso. Pero eso era lo de menos, lo más importante ahora eran sus miradas. Sólo eran ellos dos y…

Y Hermione no pudo hacer otra cosa que apartarse, ignorando el súbito calor que subía en sus mejillas.

Esto seguía siendo demasiado para ella.

—Eso… ¡Esto no es justo! Lo estás haciendo a propósito porque sabes que yo no… No…

No puedo ponerme a tu nivel...

Hermione se mordió el labio, sintiéndose avergonzada de sí misma.

¿Qué le estaba pasando? Se trataba de Fred, el chico que conocía mejor que nadie. El chico que más quería. ¿Por qué se ponía nerviosa? ¿Por qué no podía verlo a la cara? Se suponía que esto tenía que salir natural, como el día del baile de Navidad.

Lo peor es que Fred no parecía afectado en lo más mínimo. El joven lucía sereno y seguro, todo lo contrario a ella. Tal vez fuera porque él tenía más experiencia, pero no soportaba esta sensación de sentirse tan perdida en algo que se suponía debía conocer.

Después de tanto tiempo, había obtenido lo que más deseaba y no sabía cómo manejarlo. ¿Acaso podía ser más patético?

—Hey, hey, no pongas esa cara —dijo Fred al ver la mirada perdida de la joven —. Creo que me estás sobreestimando. Se supone que tú y yo estamos juntos en esto, ¿no? Lo que sea que estés sintiendo… No deberías cargarlo todo tú sola. Lo que menos quiero es que te sientas diferente.

—Creo que eso es fácil para ti decirlo…

Fred no quiso escuchar más. Con cuidado, entrelazó sus manos con delicadeza. De por sí ambos se encontraban bastante cerca del otro, sentados juntos hombro con hombro, así que esto era…

Era agradable.

Poco a poco Hermione olvidó que estaba nerviosa en primer lugar.

Hey, sólo porque yo no me muerda el labio cada vez que estoy nervioso no significa que sea fácil para mí —comentó Fred sonriendo —. Sabes eso, ¿verdad?

—¡Yo no hago eso!

—Claro que sí, incluso lo haces mientras estás escribiendo.

—¡Fred!

Nuevamente, Fred se rio.

Y esta vez la joven no pudo evitar seguirle la corriente y reír también.

De esta forma, poco a poco el ambiente tenso y tímido que se había formado desapareció para dejar algo mucho mejor: la sensación de tranquilidad. Por un instante, podía dejar de pensar tanto. No había nada de que preocuparse.

Hermione respiró profundamente, sintiéndose mucho más tranquila ahora.

—No puedo creer que notaras lo del labio —murmuró ella —... ¿Desde cuándo sabes tanto sobre mí, eh?

—No lo sé… Desde aquel fatídico día en que nuestros destinos se conectaron a través de un redescubrimiento de nuestros sueños y personas.

—Qué manera tan encantadora de decir que tropecé contigo en medio de la noche en las vacaciones de verano en tu casa…

—Y ahora míranos —respondió Fred apretando con mayor fuerza su mano —. En una mesa vieja en medio de la sala común hablando sobre el destino.

Hermione se quedó viendo la mano que sujetaba la suya.

—Supongo que no puedo quejarme —comentó ella sonriendo levemente —. No mientras sea contigo.

Tal vez no todo tenía que tener sentido ahora. Después de todo lo que habían vivido, era comprensible que algunas cosas estuvieran fuera de su alcance. Aun así, tenía fe en que poco a poco encontraría las respuestas. Sólo tenían que permanecer cerca.

De hecho, lo único que quería ahora era estar más cerca. Ya no se sentía tan nerviosa, tal vez por primera vez ella podría acercarse… Podría…

—¡Hermione, al fin te encontramos!

Enseguida tanto Hermione como Fred se apartaron de golpe. Al mismo tiempo que la joven maldecía su mala suerte.

Frente a ellos se encontraban Harry y Ron, quienes al parecer acababan de bajar de su habitación y no tenían idea de lo que estaba pasando.

Eeeehh, ¿todo bien? —preguntó Harry al ver que nadie hablaba.

Hermione forzó una sonrisa.

Había estado tan apartada en sus asuntos estos dos días que se había olvidado por completo de sus amigos... No los había visto desde el baile de Navidad, así que por supuesto no sabían nada de lo que había pasado.

Y tal vez fuese ella, pero no podía evitar sentir que este no era el momento adecuado para decirles tampoco.

—Por supuesto —respondió ella tratando de actuar lo más natural posible —, ¿por qué no lo estaría?

Ron se cruzó de brazos.

—Porque no te hemos visto desde el baile de Navidad —respondió él, no muy convencido de las palabras de su amiga —. Empezábamos a pensar que algo te había pasado. ¿Todo bien?

Hermione asintió.

—Sólo he estado ocupada —comentó ella como si nada —, justo ahora estoy ayudando a Fred a planear unas cosas. Tenemos-

—Tenemos varias ideas para este nuevo año —agregó Fred decidiendo seguirle la corriente —. Con un poco de suerte tendremos todo listo para vender dentro de unos días… ¿Les interesa ser los primeros en probarlo?

Fred dijo esto último con una sonrisa sospechosa, a lo que Harry y Ron se miraron entre sí.

De repente, ya no parecían muy interesados en saber lo que ellos estaban haciendo.

—Eeehh, no gracias —respondió Harry.

—No puedo creerlo —agregó Ron incrédulo —. Estamos de vacaciones y sigues ocupada. Sólo tú estarías metida en una situación así.

Hermione se encogió de hombros.

—No es nada del otro mundo, lo prometo. Miren, los veré ahorita más tarde en el almuerzo, ¿les parece?

Esto pareció ser suficiente para sus amigos, quienes simplemente se encogieron de hombros y se despidieron para seguir hablando en su habitación; cosa que Hermione agradeció con toda su alma.

No fue hasta que finalmente se fueron que Fred decidió mencionar el elefante en la habitación.

—¿No les has dicho nada aún?

Hermione negó con la cabeza, sin saber muy bien qué decir.

—Yo… Supongo que aún no he tenido la oportunidad. He pasado todo el fin de semana sola y-

—Y déjame adivinar —le interrumpió Fred —, ¿aún estabas procesando todo?

Hermione agachó la mirada, avergonzada.

—Perdón, no quise que-

—Hey, hey, no te estoy juzgando. Tampoco estoy molesto —le interrumpió Fred colocando su mano en su hombro, tratando de calmarla —. Simplemente lo supuse… Aunque no deberías darle muchas vueltas al asunto. Son tus amigos, ¿no? Tan sólo recuerda a George y a Lee, los dos por poco despiertan a media escuela con sus gritos cuando les dijimos que estábamos juntos.

Hermione sonrió de lado al recordar aquello.

Ambos chicos se habían enterado al final del baile de navidad y George había estado tan contento que por poco lanzaba fuegos artificiales en medio del Gran Comedor. Gracias a Merlin Hermione había sido más rápida y le quitó la pirotecnia antes de que causara una catástrofe.

¡Merlín escuchó mis súplicas después de mil años! ¡Mi pareja favorita está junta al fin! —había exclamado George al enterarse de la noticia —. ¡Hay que celebrarlo a como de lugar!

¡Ni siquiera se te ocurra! ¡Estamos en interiores, puede ser peligrosísimo!

¡Una aventura es más divertida si huele a peligro, Hermione!

¡Por supuesto que no!

Aun así, había sido lindo ver a alguien tan feliz por ellos. Lástima que no pensaba que sus amigos fueran a tener la misma reacción…

De ellos no esperaba absolutamente nada y aun así estaba segura de que terminaría decepcionada de todas formas.

—Ellos son… Diferentes —dijo Hermione con amargura.

Amaba a sus amigos, pero simplemente habían cosas en las que no congeniaban.

—Hey, quita esa cara —comentó Fred al ver el aura negra que se forman a su alrededor —. Creo que estás exagerando. Piénsalo, ¿qué es lo peor que puede pasar?


—¿¡Qué tú y Fred qué!?

Hermione se cubrió el rostro con sus manos, haciendo todo lo posible por no gritar.

'Qué es lo peor que podría pasar?'' ''Estás exagerando'' ''De seguro no dirán nada'' y blablabla. ¡Pues ahora se encontraba en el Gran Comedor viendo como sus compañeros la miraban con la boca abierta!

Se suponía que solo iba a decirles a Harry y Ron, pero justamente en ese momento llegó Ginny con Neville, y después Lavender se acercó a saludarlos también y antes de darse cuenta casi toda su promoción se había sentado junto a ellos.

Y Ron siendo Ron, no tardó en gritar lo que había dicho para medio mundo.

¡Lo peor es que el desgraciado de Fred ni siquiera estaba con ella ahora porque le había dicho que tenía que hacer algo con George!

Traidor de porquería. Hermione se recordó a sí misma cobrar venganza después.

—¡Lo sabía! —exclamó Lavender feliz —. ¡Sabía que funcionaría! ¡Te dije que sólo tenías que confiar en tu misma!

—¿Ustedes lo sabían? —preguntó Ron.

—¿Ustedes no lo sabían? —refutó Ginny.

—Creo que estoy confundido —comentó Harry.

—No. Eres un ciego, eso es lo que eres —dijo Lavender como si nada.

—¡Tú sólo lo sabes porque comparten cuarto! —exclamó Ron.

—Ya para de llorar Ron. Sólo tú no lo sabías —le regañó Ginny.

—¡Ya era hora de que estuvieran juntos! —exclamó Lavender —. ¡El amor siempre gana!

—¿Entonces de verdad están juntos? —preguntó Neville sin creérselo.

—¿¡Ven que no soy el único sorprendido!? —exclamó Ron a las chicas.

—Eso es porque tienes la inteligencia emocional de una papa —respondió Ginny.

—O una roca —agregó Lavender.

—¡Ya déjenme en paz! —respondió Ron, molesto.

Eeeehh, yo también estoy algo perdido —comentó Neville, aun confundido —. ¿Cuándo empezó todo esto en primer lugar?

Hermione miró a su alrededor sin saber muy bien qué decir.

Por lo que podía ver, sus amigos tenían más curiosidad que otra cosa; lo cual era bueno, ¿no?

Aunque siendo honestos, ni siquiera ella sabía por dónde comenzar.

Eeehh, es una larga historia —fue lo único que pudo decir.

Ante esto, Ron frunció levemente el ceño.

—¿Es por eso que has estado ayudando a mis hermanos con sus productos?

Hermione se encogió de hombros.

Suponía que era fácil para los demás asumir que ella (ya enamorada) había decidido acercarse a Fred bajo una ''excusa'' para trabajar juntos, pero no había nada más lejos de la realidad.

—Hump, más bien diría que fue al revés —respondió ella con honestidad —. Todo empezó por casualidad. Ayudarlos y pasar tiempo juntos fue lo que hizo que las cosas… Cambiaran.

—Pues vaya cambio… —le comentó Ron.

Hermione sonrió levemente.

—Y que lo digas, ¿no?

Esto pareció ser suficiente para sus compañeros, quienes hicieron uno que otro comentario más y luego decidieron centrarse en lo suyo; cosa que Hermione agradeció con toda su alma.

Al final no había sido taaaan malo como había pensado…

Después de un rato, Harry, Ron y Hermione decidieron que lo mejor sería regresar a la sala común. Así que rápidamente terminaron de comer y recogieron sus cosas, encaminándose hacía su destino.

El trayecto hacia la sala común fue extrañamente tranquilo. Hermione aprovechó la oportunidad para ponerse al día con sus amigos, parecía que había pasado una eternidad desde la última vez que habían estado los tres juntos.

—Aún no lo puedo creer… Tú y Fred —comentó Harry mientras caminaban por el pasillo—. ¿Cómo no nos enteramos antes?

Hermione se encogió de hombros.

—Bueno, nunca has sido la persona más perspicaz…

—Ni siquiera voy a tratar de negarlo —respondió Harry. Hasta él sabía reconocer que era un ciego —. Pero… ¿Todo está bien, verdad? Eso es lo único que me importa.

Hermione asintió.

—Lo mejor que podría estar —dijo ella con una sonrisa.

Finalmente, todo parecía estar en orden. Después de tantos altibajos Hermione podía dedicarse a disfrutar sus últimos días del año en tranquilidad.

O al menos eso pensó al inicio. Hasta que varios minutos después tanto ella como Harry se fijaron que Ron apenas y había dicho una palabra desde que salieron del Gran Comedor.

Eso jamás era normal.

—Ron, ¿estás bien? —preguntó Harry preocupado —. Estás muy callado, eso no es normal.

—Por supuesto —respondió Ron con voz monótona.

El tono de voz del pelirrojo fue más que suficiente para darles a entender que algo estaba mal y Hermione no tenía que ser genio para saber que ella era la responsable.

—Ajá, dime —dijo Hermione volteándose a verlo —. ¿Qué es lo que piensas?

—No es nada.

Ron —volvió a insistir la joven —. Habla. Ahora.

Finalmente, el pelirrojo soltó un largo suspiro.

—No lo sé, todo esto de Fred y tú… Se me hace raro.

—¿Raro?

—No por ti —aclaró enseguida Ron —. Es que… No sé. Conozco a mis hermanos, especialmente a Fred. Qué ustedes dos estén juntos me da mala espina. Piénsalo, ¿no crees que es algo raro que alguien como él esté interesado en ti?

Ron —le interrumpió enseguida Harry, pero Ron no le prestó la más mínima atención.

Mientras tanto, Hermione no podía hacer otra cosa que mirarle ofendida.

—¿Disculpa?

—Estamos hablando de Fred, Hermione —dijo Ron como si tan sólo eso explicara todos sus pensamientos —. Has visto las locuras que él y George pueden hacer. Ustedes dos son personas totalmente diferentes. Algunos incluso podrán decir que están en niveles totalmente diferentes.

¿Niveles diferentes? ¿De qué demonios estaba hablando?

—¿Y? ¿Qué tiene eso de malo?

—Pues nada, supongo —admitió Ron de mala gana —. Pero de por sí tú nunca has salido con nadie y él sí… Sólo piénsalo, Fred es Fred. ¿Qué cosa buena podría salir de ahí? Son demasiado diferentes. Sé que es fácil ilusionarse…. Sólo quiero saber que estarás bien.

Hermione se quedó mirando a su amigo, cerrando los puños de la rabia.

Niveles diferentes…

De repente, recordó lo que había pasado esta mañana. Reviviendo nuevamente sus inseguridades y sus dudas… Todo la abrumaba. Todo le era extraño y todo parecía estar fuera de su control.

Era el mismo maldito problema. Otra vez.

Odiaba esta sensación, odiaba no tener el control. Y sobre todo, odiaba que sus amigos la hicieran sentir así. Se suponía que tenían que apoyarla, ¡no hacerla sentir peor!

Rápidamente Hermione sacudió la cabeza, apartando esos pensamientos.

—Para que sepas que estoy bien —respondió finalmente ella —. Gracias por tu preocupación.

—No lo dije con la intención de-

—Te dije que estoy bien, Ron —dijo ella, destruyendo cualquier posibilidad de continuar la conversación —. Ahora, vámonos.

Dicho esto, los tres siguieron caminando en un incómodo silencio. Ni siquiera el pobre de Harry se atrevió a decir algo para tratar de aligerar la tensión.

Mientras tanto, Hermione no podía dejar de pensar en lo que acababa de escuchar.

Sólo piénsalo.

De por sí tú no tienes experiencia y él sí…

Están en niveles totalmente diferentes.

Es fácil ilusionarse. Sólo quiero saber que estarás bien…

No quería admitirlo, pero las palabras de Ron le habían afectado. Podía entender que su amigo estuviera preocupado, pero precisamente por eso le dolía tanto. Se suponía que eran amigos. Entonces, ¿no podía tener un poco de fe en ellos? ¿Siquiera por ella?

Hermione frunció sus labios con pesar.

¿Así era como pensaría todo el mundo? ¿Qué ellos no encajaban? ¿Qué no deberían estar juntos? Si así pensaban los demás, tal vez era porque ella no estaba viendo algo. Tal vez tuvieran razón y-

Un momento, ¿qué demonios estaba pensando?

Nonononono

Hermione sacudió la cabeza. No, no podía dejarse llevar por esos pensamientos. ¡Ni siquiera tenían sentido! Después todo lo que habían vivido, Fred le había recalcado mil veces que siempre podrían confiar en el otro, que poco a poco descubrirían cómo funcionaba todo.

Desconfiar sería una ofensa, jamás podría hacerlo. No.

Hermione apretó los puños, sintiéndose mucho más confiada consigo misma.

No importaba lo que dijeran los demás. Pasase lo que pasase, se iba a probar a sí misma. ¿Qué no estaban al mismo nivel? Ya verían que no era así.

Hermione se llevó las manos a su cuello. El collar que Fred le había regalado en el baile de Navidad reposaba tranquilamente sobre su pecho, recordándole todo lo que había pasado esa noche.

Fred le había regalado tantas cosas buenas a su vida que lo menos que podía hacer era devolverle el gesto. ¿No? De por sí, él había dicho que necesitaba ayuda para el próximo mes. Y Hermione sabía lo importante que era su sueño para él.

Muy bien, estaba decidido.

Haría algo por sí misma. Y además, le callaría la boca a Ron.


Una semana después, las cosas seguían su curso como siempre.

Ambos se veían todos los días, hablaban, reían y disfrutaban de su compañía. Nada revolucionario, aunque no dejaba de ser encantador.

Aun así, Fred podía notar que algo no cuadraba.

Tal vez estuviera loco, tal vez estuviera pensando más de la cuenta. No sabía explicarlo, pero podía notar que algo había cambiado entre ambos, especialmente en Hermione. Lo notaba en los pequeños detalles, las miradas perdidas, la falta de concentración y la incomodidad.

Era como si, de repente, existiera una pequeña barrera invisible que ni siquiera sabía de donde demonios salió.

—Entonces piénsalo, libros que a medida que los lees, la letra se vuelve más y más pequeña… —explicaba Fred.

—Ajá…

—Que no te queda de otra que acercarte más y más…

—Por supuesto.

—¡Hasta que finalmente el libro se cierra y te muerde la nariz!

Pero Hermione apenas y reaccionó.

De hecho, la joven parecía más concentrada en sus propios pensamientos que lo que sea que Fred le hubiera dicho.

—Hey, ¿me estás escuchando? —preguntó él frunciendo el ceño.

Esto pareció ser suficiente para hacer regresar a la realidad a Hermione, quien no pudo hacer otra cosa que mirarle apenada.

—Oh, perdona. ¿Qué decías?

Fred soltó un suspiro.

¿Era idea suya o Hermione parecía estar siempre perdida en sus pensamientos últimamente?

—Te hablaba sobre los libros trampa. Me dijiste que querías ayudarnos a crear algo con libros, ¿recuerdas?

Oh.

La joven dijo eso último como si aquella simple vocal pudiera explicar todo lo que estuviera pasando en su cabeza, cosa que no era verdad.

—Pues… Pues podría funcionar —empezó a decir Hermione, tomando el hilo de la conversación —, pero no sé, no me convence esto de que la letra se haga más pequeña. Creo que lo mejor sería hacer que las letras cambien.

—¿Algo interactivo, tal vez? Pues no suena tan mal.

Hermione asintió.

—De todos modos, ya debo irme —agregó ella colocando una mano en su hombro —. Tengo varios ensayos pendientes para el club de literatura y ni hablar de las tareas para el próximo año, ¡estoy atrasadísima con todo! Te veré a la hora del almuerzo, ¿te parece?

Y sin decir más, Hermione se despidió con un suave beso en la mejilla, dejándolo visiblemente confundido.

Fred parpadeó varias veces, procesando lo que acababa de pasar.

¿Qué demonios había sido eso?

Sin decir nada, Fred soltó un amargo suspiro y rápidamente se sentó en un sofá en medio de la sala común. Esto no pasó desapercibido por su gemelo, quien hasta ahora se encontraba hablando tranquilo junto a Katie Bell.

—¿Problemas en el paraíso? —comentó George dándole una palmadita en el hombro.

—Y que lo digas… ¿Es idea mía o algo aquí huele raro?

—Tal vez seas tú. ¿Cuándo fue la última vez que te bañaste?

—Jaja, me muero de la risa…

—Hey, tranquilo. Probablemente sólo son ideas tuyas —dijo George como si nada —. Estoy seguro que simplemente tiene muchas cosas en su cabeza ahora.

Fred seguía sin sentirse muy convencido.

—Sí, últimamente Hermione siempre tiene algo que hacer…

Katie Bell no pudo evitar mirar la escena con curiosidad, no era usual ver a uno de los gemelos Weasley tan consternado.

Woao, miren esto. Creo que nunca te había visto tan preocupado, Fred —comentó ella con una sonrisa.

—¿Gracias, supongo?

—Hey, no lo digo de mala forma —aclaró Katie enseguida —. Hay que reconocer que es algo lindo. ''Fred Weasley preocupado por su chica'' Hasta parece titular de noticia. Aún no puedo creer que ustedes dos estén juntos.

—¿Por qué lo dices? ¿Pensabas que no me gustaría?

—¿Qué? Claro que no.

Fred no parecía entender.

—¿Entonces…?

Ella simplemente se encogió de hombros.

—No lo sé, sólo jamás pensé que ella bajaría sus estándares —comentó Katie como si nada —. Ya sabes, Hermione es Hermione. La favorita de todos los profesores y la mejor en todo. Se podría decir que están en niveles totalmente diferentes.

Fred enseguida frunció el ceño al escuchar aquello.

De repente recordó estos últimos días. La joven siempre parecía estar ocupada; club de literatura, ensayos, exámenes y el torneo de los Tres Magos. A pesar de sus propias metas personales, Hermione seguía sin descuidar sus deberes y ahora lo podía notar más que nunca.

Ella seguía siendo la bruja más brillante de su edad, ¿no? Aunque no le gustase.

Mientras tanto… Fred sólo era Fred. No tenía taaaanto que demostrar en comparación a ella. Así que se sentía algo fuera de lugar, como si se hubiera quedado algo atrás. Lo cual no tenía mucho sentido. De por si sabía muy bien lo mucho que Hermione odiaba que las personas la pusieran en un pedestal por tener simple disciplina.

Y aun así, no podía evitar sentirse algo desplazado. Su única meta era crear su propio negocio junto a George. Mientras que Hermione tenía mil cosas por hacer últimamente, ni siquiera quería imaginar como sería en quinto año.

—Sólo lo digo como broma —dijo Katie al ver que Fred no se había tomado muy bien su comentario —, ¿lo sabes, verdad?

Fred asintió, aunque no se sentía muy convencido.

—Tranquila, estoy bien.


Pero las cosas no estaban del todo bien.

Te veo más tarde.

Dame un segundo, estoy algo ocupada.

Perdón, ¿qué dijiste?

Cada día parecía ser lo mismo, y no le gustaba.

Los días pasaban y las clases comenzaban otra vez. Adiós a las fiestas, adiós al buen ambiente, y sobre todo; adiós a su tiempo libre. Era una lástima, sobre todo porque esto significaba que ahora estaría atado a un horario otra vez.

Esto lo ponía algo nervioso. De por sí, últimamente no estaba viendo mucho a Hermione y ahora…

—¡Hermione, al fin te encuentro! —exclamó Fred —. Hey, ¿qué es eso que tienes ahí?

Enseguida Hermione se volteó a verlo.

Ambos se encontraban en medio de la sala común, como ya era usual. Fred apenas acababa de entrar junto a George cuando pudo notar que la joven se encontraba haciendo algo sentada en una mesa, aunque no pudo distinguir qué.

Eeehh, no es nada —dijo Hermione al mismo tiempo que guardaba rápidamente lo que tenía en su bolso.

—Titubeaste —respondió Fred.

—¡Claro que no-! —exclamó ella enseguida, aunque luego agregó con una voz mucho más calmada —: Quiero decir, sólo… Sólo estoy trabajando en algo, no es nada.

—Ya —fue lo único que él pudo decir —. ¿Y me puedes decir qué es?

Hermione sonrió nerviosamente, al mismo tiempo que negaba con la cabeza.

—¿Y qué haces aquí? —preguntó ella cambiando el tema.

—Me dijiste que nos viéramos aquí antes de la hora de la cena…

Oh, cierto —respondió Hermione sin saber que más decir —. Creo que se me pasó.

Fred frunció levemente el ceño.

—¿Se te pasó?

Eeeehh. De todos modos creo que no se va a poder —dijo ella cambiando el tema —. Tengo algunas cosas que hacer ahora. ¿Qué tal si mejor te veo en el Gran Comedor para cenar juntos, te parece?

Hermione se lo preguntó de forma tan amable que Fred no tuvo de otra que forzar una sonrisa.

—Por supuesto.

—Ufff, muchas gracias. Eres el mejor. ¡Nos vemos entonces, byee!

Dicho esto, la joven lo abrazó rápidamente y se fue. Otra vez.

Fred parpadeó varias veces, procesando lo que acababa de pasar.

Muy bien, esto ya era absurdo. ¿Era idea suya o Hermione lo estaba evitando?

—¿Lo viste, no es así? —preguntó Fred mirando a su gemelo, quien se encontraba sentado en un sofá al otro lado de la sala común —. No me lo estoy inventando, ¿qué demonios fue eso?

George se encogió de hombros.

—A mí ni me mires. Ni siquiera yo puedo entender la compleja mente de una mujer…

—Nada de esto tiene sentido. ¿Por qué está tan ocupada últimamente? ¿Y por qué demonios no me puede decir lo que está haciendo?

Antes de que George pudiera responder algo, se escuchó algo a lo lejos. Algo parecido a una…

¿Una risa?

Enseguida Fred se volteó y lo primero que se encontró fue a Ron. El joven parecía estar comiendo algo mientras esperaba que Harry bajara del dormitorio para ir a quién-sabe-donde. Sobra decir que se veía sumamente entretenido escuchándolos.

—¿Tú que miras? —preguntó Fred con sospecha.

—Nada —respondió inmediatamente Ron.

Fred y George se miraron entre sí, el nerviosismo de Ron se notaba a metros de distancia.

En menos de un segundo ambos agarraron a su hermano menor por el cuello de su camisa y lo arrinconaron contra una pared.

—Muy bien, escúpelo —exigió Fred con molestia —. Escúpelo de una vez.

—¿Qué sabes, eh?—preguntó George —. ¿Hiciste algo?

—¡Yo no he hecho nada! —exclamó Ron horrorizado.

Fred arrinconó aún más a su hermano menor.

—Habla, ahora.

—O usaremos esta poción crece-pelo en ti —dijo George mientras sacaba un pequeño frasco de su bolsillo —. Los efectos tardan al menos una semana en desaparecer.

—¡Aahh! —exclamó Ron con horror —. ¡Está bien, está bien!

De esta forma, Ron empezó a contarle todo.

La discusión que Hermione y él habían tenido hacía una semana. Las palabras que él le había dicho…

¿No crees que es algo raro que esté interesado en ti?

Están en niveles totalmente diferentes

Tú nunca has salido con nadie. Es fácil ilusionarse…

De repente, Fred comprendió todo.

Ahora todo tenía sentido. Maldita sea. Su hermano al final lo único que había hecho era generarle ideas e inseguridades Hermione. ¡Con razón últimamente no tenía tiempo de nada! ¿Qué mejor manera de no pensar en esas palabras que haciendo mil cosas al mismo tiempo y distanciarse?

Fred quería gritar.

No, mejor aún, quería ir a la torre de Astronomía, lanzarse y gritar.

—¡Por supuesto que le metiste ideas en la cabeza! —exclamó Fred furioso.

—Si lo piensas bien, ahora todo tiene más sentido, ¿no? —comentó George —. Por eso te ha estado evitando tanto…

—¡Yo sólo estaba preocupado por ella! —trató de defenderse Ron.

Fred rodó los ojos, lo que menos quería ahora era escuchar las patéticas excusas de su hermano.

—¿Preocupado de qué?

—De lo que seas que estés tramando —respondió Ron mirándolo de reojo —. Digo, ¿por qué más estarías con ella? Es sospechoso.

—¿Pues por qué crees? ¡Porque la quiero idiota! ¡Ese es el maldito punto de estar en una relación! ¿¡Cómo fallaste en ver algo tan obvio como eso!?

Todo este tiempo, se había esforzado tanto en hacer que todo funcionara, que siguiera su curso, que poco a poco descubrieran como sería todo. Porque le importaba, porque creía en ellos y porque quería ver que cosas increíbles podrían crear juntos.

Todo esto lo había hecho a pesar de los nervios y lo intimidante que se sentía constantemente. Porque Fred siempre había sido un tipo muy seguro, pero nada lo hacía sentir más insignificante que Hermione Granger. Nada.

Y ahora por el estúpido de su hermano…

Lo mejor era no pensar en eso.

Siendo honestos, Fred quería agarrar toda la poción crece-pelo y echarla sobre Ron, a ver si se convertía en una bestia y se iba a vivir el Bosque Prohibido para siempre o algo así. Pero simplemente no valdría la pena.

Justo ahora, tenía algo mucho más importante que hacer.

—¿Sabes, Ron? —dijo Fred molesto —. Las próximas navidades te regalaré una vida.

—¿Una vida? —preguntó Ron sin entender.

Fred asintió.

—A ver si dejas de meterte en lo que no te incumbe.

Y sin decir más, el pelirrojo se fue de ahí, no sin antes mirar con ojos de muerte a su hermano.


Gracias al cielo, no le tomó mucho tiempo encontrar a Hermione.

De por sí, la joven no era muy compleja. Con el tiempo Fred había descubierto que Hermione tenía tres lugares favoritos en todo Hogwarts: la biblioteca, los salones abandonados del ala oeste, y los terrenos cerca del lago.

Y esta vez, daba la casualidad de que Hermione se encontraba sentada al borde del lago. El mejor lugar para estar sola y divagar en sus pensamientos.

Fred se quedó viéndola por un segundo. La joven ni se había dado cuenta de su presencia. Estaba bastante concentrada en lo que sea que estuviera haciendo, ocupando sus manos con numerosos papeles y objetos a su alrededor como prueba. A primera vista parecía una zona de desastre, pero eso era lo de menos.

Fred decidió que lo mejor era no perder más tiempo.

—¡Al fin te encontré!

—¡Aaaahhh! —exclamó Hermione dejando caer lo que tenía en manos —. ¡Por un demonio Fred!

—¡Jajá, caiste! ¡Aún puedo hacerlo!

Fred rio alegremente, olvidándose por un segundo la razón por la que estaba ahí en primer lugar.

Justo ahora lo que más le alegraba era haber encontrado a Hermione.

—¿Se puede saber qué estás haciendo aquí? —preguntó ella ya más calmada.

—Te estaba buscando.

—¿A mí?

Fred asintió.

—Mira, lo que sea que te haya dicho Ron, ten por seguro que es una completa tontería-

—¿Uh?

—Y no deberías prestarle atención porque de por sí él es un envidioso que no sabe de lo que está hablando.

—Fred-

—Y mucho menos apartarte de mí porque sí de algo estoy seguro es de que me importas y-

—¡Fred!

—¿¡Qué!?

Hermione se le quedó viendo por un buen rato en silencio, con una expresión que no supo descifrar del todo.

Lo cierto es que la joven parecía confundida, ofendida y tranquila al mismo tiempo; si es que eso tenía sentido.

—Estoy bien —respondió ella finalmente.

Fred parpadeó varias veces, procesando lo que acababa de escuchar.

—¿Uh? ¿Cómo que estás bien?

—Quiero decir… Que no me importa lo que haya dicho Ron.

—¿No?

Hermione se encogió de hombros.

—Pues… No.

Fred abrió la boca para decir algo, luego la volvió a abrir y finalmente la volvió a cerrar. Por primera vez en su vida no encontraba las palabras.

Esto- Esto no tenía sentido, según lo que Ron le había dicho lo que había pasado y lo distante que estaba Hermione había pensado que…

—Pero- Un momento, no entiendo. ¿Entonces por qué has estado tan distante últimamente?

—¿Distante?

Fred asintió.

—Siempre estás ocupada, o perdida en tus pensamientos. ¡O ambas! Cuando escuché lo que Ron te había dicho pensé… Pensé que tenía algo que ver. Así que me preocupé.

Oh.

Hermione apartó la mirada.

De repente, ya no lucía tan segura como hacía unos segundos atrás.

No podía creerlo, ¿acaso acababa de escuchar bien? ¿De verdad había hecho que Fred pensara todo aquello? No tenía ningún sentido. Lo menos que quería era generar un malentendido. Ellos estaban juntos y se querían. Por eso había hecho todo esto en primer lugar y… Y se suponía que lo que quería era sorprenderlo, hacer algo bueno para él. No hacerlo sentir mal.

De repente, una fuerte sensación de culpa inundó su pecho.

—Bueno, bueno… —empezó a explicar Hermione. Tal vez lo mejor es que fuera honesta de una vez —. Supongo que sería mentira decir que las palabras de Ron no me afectaron nada en lo absoluto. No lo sé, sé que es tonto pero me sentí molesta, y un poco ofendida la verdad. Así que me puse a trabajar, a hacer… Algo.

Dicho esto, la muchacha se apartó, dejando ver lo que tenía detrás suyo. Hasta ahora Fred había estado tan concentrado hablando con la joven que no se había fijado en ello.

A su alrededor, habían numerosos papeles con fórmulas, datos y anotaciones. También habían polvos, pociones, y objetos extraños que brillaban, se movían y hacían cosas que Fred no sabía descifrar. Todos eran diferentes a su manera, aunque tenían algo en común. Fred podía reconocerlo en las formas y en los papeles, antes había hablado con Hermione al respecto.

Todas estas cosas… Eran futuros proyectos y mercancía para su tienda.

—Tú… ¿Tú hiciste todo esto?

Ella asintió.

—Algunas ideas están terminadas. Otras no tanto —dijo Hermione mientras le mostraba todas las distintas cosas, se podía notar a primera vista que la mayoría eran interesantes —. Pero… Simplemente quería ayudarles. Pasé horas y horas pensando en posibles ideas. Sé lo mucho que lo necesitan. Recuerdo lo que me dijiste el otro día, sobre como se habían descuidado el último mes…

Fred parpadeó varias veces, procesando lo que acababa de escuchar.

De todas las cosas, jamás se habría imaginado esto.

—Esto es increíble. Mucho más de lo que hubiera pensado, pero- Pero no tenías que hacerlo.

Pero quería hacerlo —repuso ella —. Antes de darme cuenta mis manos empezaron a moverse por su cuenta y… No sé. Quería demostrarles- Demostrarme a mí misma que lo que sea que pensara… No era verdad.

Sí soy lo suficientemente buena…

Sí soy suficiente…

—Tú… ¿Tú sabes que no le tienes nada que demostrar, verdad?

Ella asintió.

—Igual no pude evitarlo… Ya sabes como soy cuando una idea se me mete en mi cabeza. Tengo que hacer esto, haré aquello, será lo mejor, blablabla. Cuando me di cuenta tenía todo esto a mi alrededor… Y simplemente no podía echarme para atrás. Sé que suena un poco tonto, pero simplemente no podía quitarme esta sensación de que tenía que hacer algo.

—Déjame adivinar… ¿Querías demostrar que sí estamos al mismo nivel?

Hermione le miró sorprendida.

—¿Cómo supiste…?

—Katie me dijo exactamente lo mismo hace unos días —comentó Fred con algo de amargura —. Al parecer todo este tiempo ambos hemos pasado por lo mismo sin saberlo. Curioso, ¿no?

Hermione frunció el ceño.

—Parece un mal chiste.

—Creo que estás molesta.

—¡Es que estoy molesta! —exclamó Hermione perdiendo la paciencia —. ¡Me molesta que mis amigos digan esas palabras! ¡Y me molesta aún más que esas palabras me afecten así sea en lo más mínimo! No es justo, no debería, no tengo ninguna razón para estar nerviosa.

—¿Ninguna?

Ninguna. Quiero decir, yo... Creo en ti. A pesar de que sienta que voy a explotar y que mi cuerpo me traicione y que me intimide que tú sepas de estas cosas más que yo. Sigo creyendo en ti más que nadie. ¿Por qué nadie puede ver eso? Es absurdo, es tonto, es… Es…

—Es normal —terminó diciendo Fred, sujetando su mano; haciéndola regresar a la realidad —. Nadie sabe lo que tú y yo hemos vivido, así que es fácil juzgar.

—Igual me molesta —recalcó ella frunciendo el ceño —. Creo que por eso mismo quería probarme tanto a mí misma. No me gustaba sentirme nerviosa sin una buena razón. Eso… ¿Eso tiene sentido?

Fred asintió, al mismo tiempo que apretaba el agarre su mano contra la suya.

Sólo él podría entender el montón de pensamientos que pasaban por la cabeza de Hermione.

Entiendo perfectamente como te sientes…

—Mucho más de lo que piensas —reconoció él soltando un suspiro —. Y si sirve de algo, yo también estoy nervioso. Al igual que tú.

Oh, no me digas- ¿Por las preocupaciones que te causé estos días?

Fred negó con la cabeza.

—Por todo en general —dijo él con honestidad —. Desde que todo esto empezó… Incluso antes de que todo esto comenzara, no he dejado de sentirme así.

Hermione le miró sin creérselo.

—Estás bromeando.

—Claro que no. Por supuesto que estoy nervioso —respondió él frunciendo el ceño —. Tal vez lo más nervioso que he estado en mi vida.

Hermione seguía sin creérselo.

—Por favor, ¿por qué lo estarías?

Fred se volteó a verla con seriedad, y Hermione enseguida se arrepintió de haber dicho aquello.

Esto… Nunca antes había visto una expresión como esa en su rostro. Ni siquiera cuando pelearon por el accidente que le habían causado hacía meses a Snape. Ver a Fred de esta forma era… No era normal.

Enseguida la joven tragó saliva.

—Hump, no lo sé. ¿Por qué me importas? ¿Por qué no quiero que algo malo pase? —respondió Fred como si fuera algo obvio —. Todo esto también es nuevo para mí, Hermione. Nunca he estado con alguien de esta forma y lo que menos quiero es arruinarlo. Así que cuando vi que estabas distante y supe lo que pasó pensé…

Pensé que te estabas alejando de mí…

Hermione sintió su respiración cortarse por un segundo, comprendiendo finalmente lo que Fred quería decir.

—Tú… ¿Pensabas que me estaba alejando de ti?

Fred no pudo hacer otra cosa que sonreír, como si eso bastara como respuesta. En el fondo había estado preocupado. Mucho más de lo que le gustaría admitir.

Le había preocupado la distancia que se podía sentir entre ambos y lo diferentes que eran sus vidas. De repente, Hermione se había vuelto una figura distante y las palabras de los demás no hicieron más que reafirmarlo en su peor momento.

No te dejes engañar, Fred es más sensible de lo que parece. No soporta ver una cara triste…

George le había dicho eso a Hermione hacía meses. ¿Cómo había podido olvidarlo?

Finalmente la joven comenzaba a entender que no todo se trataba de ella y de lo que pensara. Sus acciones tenían consecuencias, y todo este tiempo se había centrado tanto en sí misma que había descuidado a la persona que más le importaba.

De nada servía preparar un regalo o sorpresas si no entregaba lo más básico: tiempo y atención.

Todo esto es mi culpa…

Y Hermione simplemente no pudo más. Sin decir nada, se abalanzó a sus brazos con todas sus fuerzas. Quería abrazarlo hasta sentir que nada más existía. Hasta que desapareciera la culpa y los problemas.

Lo mínimo que podía dar era un abrazo como disculpa.

—Eeehh, ¿todo bien? —preguntó Fred, preocupado.

Hermione asintió.

—Es que… Jamás pensé verte preocupado. Quiero decir yo soy yo. Siempre estoy sobre pensando las cosas y abrumándome por absolutamente todo. Pero tú…

Tú eres Fred Weasley

Siempre pensé que eras mucho mejor que yo…

Pero no, ahora entendía que no. No había ninguna persona mejor que la otra. Y en las relaciones, sobre todo, el trabajo era de los dos. Ambos estaban juntos en esto y ella había fallado en comprenderlo.

No lo volvería a hacer nunca más.

—Pero tú… Tú también tienes derecho a preocuparte —admitió Hermione al mismo tiempo que su mirada se suavizaba —. Y yo no hice más que reafirmar eso. Lo… Lo lamento.

—Tranquila —respondió Fred sonriendo como si nada —. Sólo no le digas a nadie, arruinarías mi reputación.

Hermione sonrió levemente. A pesar de todo, Fred no parecía molesto con ella.

—Oh, jamás querría destruir tu reputación…

—Ah no, ¿entonces por qué estás sonriendo?

—No estoy sonriendo —repuso Hermione.

—¡Sí lo estás haciendo! ¡Justo ahora lo estás haciendo!

Hermione rió.

En aquel momento se encontraba en los brazos de Fred, con su mano sujetando suavemente su mejilla mientras no dejaba de sonreír. Días atrás esto habría sido más que suficiente para darle un ataque, pero ahora se sentía más natural. Como si llevara haciendo esto toda su vida.

Tal vez esto era lo que más amaba de Fred, todo se sentía tan normal con él. Como si no tuviera que pensar, como si no tuviera que esforzarse.

Hacía mucho tiempo, cuando era pequeña y leía cuentos de hadas, había pensado que estaría feliz con tener a cualquier persona que la quisiera en su vida. Pero ahora comprendía que estaba agradecida de que esa persona fuera Fred.

Solamente Fred.

—Sólo… Me alegra ver qué no eres tan inalcanzable como pensaba.

—Ah, ¿así que antes era inalcanzable?

Hermione rodó los ojos.

—No lo arruines —dijo ella apartándose un poco —. Sé que no eres inalcanzable, lo sé muy bien. Aun así, creo que mi mente me traicionaba. Siempre te he admirado tanto que a veces si sentía que estabas…

—¿En otro nivel?

—Ay cállate —dijo Hermione al mismo tiempo que se echaba a un lado y se hacía bolita —. Mejor que me trague la tierra y ya.

Pero Fred no le prestó la más mínima atención. De hecho, aprovechó el momento para darle un rápido beso en la frente a la joven.

—¡Hey! —exclamó Hermione enseguida, poniéndose roja como un tomate.

—A mí me agrada —comentó él ignorando su réplica —. Piénsalo, todo este tiempo ambos estuvimos preocupados por lo mismo sin saberlo. ¡Es como si estuviéramos conectados!

Hermione no pudo evitar reír un poco.

Ciertamente parecía descabellado, ella jamás había creído en ninguna de esas cosas en primer lugar. Aun así, parecía que algo especial los unía a veces. No sabía como explicarlo…

—Conectados.… —murmuró Hermione tras pensar más y más en la idea —. Suena interesante. A ver, dime, ¿qué estoy pensando ahora?

—¿Justo ahora?

Ella asintió.

—Pues… Nada —respondió Fred finalmente.

—¿Nada?

—Precisamente eso: nada.

Hermione frunció el ceño.

—Eso no tiene sentido.

—Claro que sí —respondió Fred con un aire de orgullo —. Justo ahora no estás pensando nada porque estás tranquila. Te tranquiliza saber que tú y yo seguimos aquí juntos… Estás feliz. Así que puedes aprovechar el momento para relajarte y no pensar en nada en particular. ¿O me equivoco?

Hermione abrió la boca para decir algo, pero descubrió que simplemente no tenía palabras. Su corazón le había cortado la respiración, y sus manos no dejaban de temblar.

Cuando creía que no podía enamorarse más de Fred Weasley este le decía cosas que ni siquiera ella sabía de sí misma. Cosas que jamás habría admitido en primer lugar.

—No, tienes razón. No te equivocas.

Una sonrisa se dibujó en los labios de Fred.

—¡, lo sabía! ¿Entonces ya puedo reclamar mi premio?

—¿Premio? ¿De qué hablas-?

Pero Hermione no tuvo oportunidad de responder, mucho menos de reaccionar. Rápidamente el muchacho se acercó y con delicadeza le dio un beso en la mejilla.

No fue nada del otro mundo, pero sí lo suficiente para que el corazón de Hermione se detuviera por un instante.

—¿Q-Qué es lo que acabas de hacer? —preguntó ella sin creérselo.

Fred sólo pudo encogerse de hombros, aunque se le veía una pequeña sonrisa.

El muy desgraciado estaba actuando como si nada.

—Hey, solo estoy reclamando lo justo. Además, ¿de qué otra forma se te quitarán los nervios si no es practicando?

—No me parece-

Pero nuevamente no pudo terminar. Porque Fred se acercó con cuidado y le dio otro beso. Esta vez en la frente.

—¡Hey! ¡Así no es como funciona! —repuso Hermione.

—¿Ah no? ¿Entonces cómo, señorita Granger?

Y esta vez, Hermione fue la que se acercó a darle un beso. En los labios.

Ni siquiera lo pensó. Antes de darse cuenta, su cuerpo reaccionó por impulso y sus labios conectaron con los suyos. El simple contacto se sentía como una mezcla de aire y electricidad. Una inyección de energía que no sabía que necesitaba.

Dios, ¿cuándo había sido la última vez que habían hecho esto?

Fred no tardó en corresponderle el beso, dejándose llevar por la calidez de su tacto. Lo quería todo; calidez, seguridad, cercanía. Todo aquello que les hacía falta ahora lo podían sentir multiplicado por mil.

No fue hasta unos segundos después que ambos se apartaron el uno del otro.

Y Hermione… Hermione tuvo que parpadear varias veces para procesar lo que acababa de pasar.

—¿Te dejé sin aliento, no? —preguntó Fred con una sonrisa.

Hermione rodó los ojos.

—Por favor, no lo arruines. Creo que olvidé como respirar…

—¿Quieres que te dé respiración boca a boca para ayudarte?

—Gracias, pero no gracias —respondió ella dándole un leve codazo —. Lo que menos necesito es quedarme sin aire otra vez.

Fred rio un poco, contagiando algo de su tranquilidad a Hermione.

Aún no podía creer que realmente había pasado tantos días apartada en su mundo sin hablar con Fred. Sobre todo cuando su presencia le hacía sentir tan bien. Pensar era más sencillo, hablar era más sencillo; incluso respirar se sentía como algo más sencillo.

Fred tenía razón. Justo ahora no pensaba en nada, porque no tenía necesidad de pensar en nada. Sólo quería estar ahí, disfrutar el momento. Eso era algo que sólo podía hacer con él.

—Y pensar que todo este tiempo estuve preocupado por algo que era para mí… —comentó Fred después de un rato —. Ahora me siento como un tonto.

—Bueno, en tu defensa, dediqué buena parte de mi tiempo planeando todo esto. No estoy dispuesta a crear cosas caóticas, así que buscar alternativas no fue fácil. Y hacer todo esto por mi cuenta sólo me hizo admirar lo mucho mejor que trabajamos cuando estamos juntos.

—Así que… ¿Si estaba celoso de mí mismo pero tenía una buena razón?

—Bueno, sí lo pones así suena como algo tonto pero…

Fred le dio un beso en la mejilla, haciéndole entender que no tenía que decir nada más.

—Muchas gracias. De verdad —dijo él con una sonrisa —. Siempre estás ayudándome sin pedir nada a cambio. Creo que nunca me ha dejado de sorprender lo mucho que siempre has creído en mí.

Cree en ti…

Nunca dejes de creer en ti…

De repente, Hermione no pudo hacer otra que quedársele viendo, procesando aun como aquellas palabras podían encajar tan bien con una simple sonrisa. Una sonrisa tan brillante, tan amable y tan sincera. No tenía sentido, no parecía ser real.

¿Eran ideas suyas o el mundo parecía ir mucho más lento?

—Huuh, ¿tengo algo en la cara? —preguntó Fred al ver que la joven no reaccionaba.

Oh. No, para nada —respondió ella amablemente —. Sólo… Siento que podría quedarme mirando tu sonrisa todo el día.

—¿Tantas partes de mi cuerpo y escoges mi sonrisa? Qué básica.

—¿Y qué tiene de malo? Antes siempre había querido estar cerca de ella, pero no me atrevía a hacerlo. Me sentía demasiado intimidada.

—¿Y ahora?

Hermione se acercó nuevamente a él.

Esta vez colocó sus manos sobre sus mejillas, dejándose llevar por la sensación cálida que transmitía el tacto de su mano sobre su piel. Por primera vez en su vida su mano no temblaba ni titubeaba. Al contrario, la sensación sólo reafirmaba que ahí es donde debería estar. Junto a Fred.

Este… Este era el único lugar al que siempre querría estar.

—Ahora… Ahora te miro y todo parece ser demasiado. A veces me siento demasiado feliz, demasiado asustada, demasiado nerviosa. No hay punto miedo. Aun así… Se siente natural, como si toda mi vida hubiera esperado esto. ¿Eso tiene sentido?

Fred le miró atentamente por un segundo.

No tenía que decir nada. Su simple mirada le hacía saber que la entendía. Siempre la entendería.

—Mucho más de lo que piensas —respondió él —. ¿O acaso olvidas que estamos conectados?

Hermione soltó una pequeña risa al escuchar esto último.

—Por supuesto, como podría olvidarlo. Yo… No sé como funciona todo esto de las relaciones, pero… Sé que quiero hablar contigo por siempre, como un libro que no tiene fin.

Pasase lo que pasase, quería seguir sintiendo esto. Quería seguir amando.

Aunque fuera confuso, extraño, terrorífico e inexplicable. Todo eso era parte del recorrido, pero estaba dispuesta a explorarlo. Después de todo, ya no estaba sola. Nunca más lo estaría.

Yo… Creo que nunca me di cuenta de lo sola que estaba hasta que llegaste tú y cambiaste todo…

Toda su vida había crecido sola, con unas expectativas demasiado grandes para sí misma. Escondiéndose en los deberes y en los libros, con la esperanza de poder crear algo que la hiciera sentir libre.

Pero ya no era necesario escapar, había encontrado su libertad.

—Yo tampoco soy un experto en estas cosas —le respondió Fred —. Pero, me haces feliz y adoro verte feliz. Eso debería ser suficiente, ¿no? Lo demás lo descubriremos en el camino.

Lo demás lo 'escribiremos' en el camino…

Y eso fue más que suficiente para saber que todo estaría bien.

—Sí, juntos.


Y meses después, la escritora renació de las cenizas con el capitulo más largo jamás escrito...

No tengo excusa para semejante tardanza. Odio trabajar, odio tener una vida tan ocupada, y mi falta de creatividad no me ayudó tampoco. La última y primera escena las reescribí facilmente cuatro veces o más, pero nada de eso me quita mi propia responsabilidad. Sólo puedo pedir perdón y esperar que este capitulo sea suficiente. Es el más largo que he escrito (9000 palabras), así que ojalá eso sirva de algo. No es perfecto, pero si esperaba a que fuera perfecto probablemente seguiría sin publicar nada :'DD

Este capitulo es basicamente el inicio 'timido' de esta pareja. Apenas llevan unos días y como toda pareja primeriza, hay problemas de comunicación y algo de nerviosismo, especialmente por parte de Hermione, quien es bastante ansiosa. Pero poco a poco todo eso pasa y con el dialogo todo mejora. Todo es muy cursi y soft, como todo lo que escribo. También disfruté mucho de escribir la reacción de todos los personajes y su sorpresa jaja

Si estás aquí a pesar de semejante demora, ¡muchas gracias por leer! ¡te mereces el cielo y la tierra!

Nos vemos en el siguiente episodio, que será mucho menos dramatico, más ligero, y por supuesto, el ultimo.

¡Besoos!