RESCATA MI CORAZÓN

Capítulo 10: "Culpabilidad"

Bahía Aventura (por primera vez en años) se encontraba sumida en un momento crítico. Todo el mundo solamente hablaba de una cosa: Ryder, líder de los Paw Patrol, había atropellado a Alex Porter.

Ryder, una vez que recuperó la razón gracias al chorro de agua que Marshall le había lanzado encima, se ofreció para ayudar en lo que fuera necesario, pero el señor Porter lo había echado del lugar a punta de gritos y empujones. Chase se interpuso rápidamente al notar que el mayor intentaba retener sus ganas de golpear al castaño, y permaneció listo para defender a su dueño de ser necesario, aun cuando Skye y Rocky habían alejado a Ryder a tirones de la escena.

Marshall hizo todo lo posible como médico para curar las heridas del niño, hasta que el pequeño finalmente recuperó el conocimiento pocos minutos después. Rinslet logró convencer al abuelo de Alex para que aceptara la ayuda de los Paw Patrol, quienes ofrecieron transportar al pequeño en el Paw Patroller hasta Ciudad Aventura (el lugar más cercano con un hospital capacitado) para una revisión completa, con el fin de asegurar que su nieto estaba bien.

El dálmata ayudó a subir a Alex en su camilla para no lastimarlo más, dejándolo al cuidado del señor Porter y Katie una vez arriba. Chase se ofreció a ir con ellos para ayudar en lo que fuera necesario y, dando la orden a Perro-Bot, salieron a toda prisa hacia la ciudad que estaba a varias horas de distancia. La gente se dispersó casi de inmediato, dejando solos al resto de los cachorros con Rinslet y Ryder, quienes habían permanecido en silencio.

-¡Rinslet, estás sangrando! - Exclamó preocupado Marshall, corriendo hacia la castaña al notar que un hilo de sangre comenzaba a escurrir de su frente.

-Oh, esto… - Murmuró la chica sentada en la banqueta, intentando aguantar el dolor mientras limpiaba la sangre con la manga de su chaqueta. - Estoy bien. -

-¡Woof, rayos X! - Ordenó el dálmata, comenzando a revisarla con su escáner. - Tu esguince empeoró, y tienes una herida en la frente. - Diagnosticó, ladrando para guardar su escáner. - Necesitas ir a casa a descansar. -

-Pero… - Murmuró, girándose a ver a Ryder, quien no había dicho ni una palabra.

-Sí, lo mejor será que te vayas. - Dijo el castaño con voz cortante, arrancando su todo terreno de manera brusca, conduciendo de regreso al cuartel con gran velocidad.

-Ryder… - Susurró Rinslet, preocupada.

-Yo llevaré a Rinslet a casa, ustedes vayan con Ryder. - Ordenó Marshall con voz seria, era la primera vez que todos lo veían liderar de esa manera.

-¡Sí! - Respondieron todos, subiendo a sus vehículos para regresar al cuartel.

-Sube a la ambulancia. - Dijo el cachorro, suavizando su voz mientras se acercaba a Rinslet. - ¿Necesitas ayuda? -

-Está bien, puedo llegar sola. - Respondió ella, poniéndose de pie con algo de dificultad y caminando a paso lento hacia la parte trasera de la ambulancia, acomodándose de la misma manera que la última vez para permitir que Marshall cerrara las puertas.

La sirena se encendió y comenzaron a moverse, Rinslet soltó un suspiro mientras acariciaba al comunicador en su cuello, preguntándose qué había sucedido para que Ryder cometiera aquél incidente. "¿Habrá sido mi culpa…?" pensó, cerrando los ojos. Poco tiempo pasó para que el vehículo se detuviera y el cachorro abriera nuevamente las puertas traseras, permitiendo que la castaña reconociera la fachada de su hogar.

-Baja con cuidado. - Agregó Marshall, mirándola desde afuera.

-¡¿Rinslet?! - Exclamó Cowart preocupado, saliendo de la casa y corriendo hacia ella. - ¿Qué pasó? ¿Por qué vienes así? -

-Tranquilo, no es nada grave, tuve un pequeño accidente ayer y me lastimé, pero Marshall me curó. - Explicó con voz suave, intentando ocultar el dolor interno que la estaba matando. - Marshall, él es Lion Cowart, mi abogado y tutor legal. - Agregó, presentando al hombre con una sonrisa. - Cowart, él es Marshall, el cachorro bombero y paramédico de los Paw Patrol. -

-Ah, ya veo, así que al fin tengo el gusto de conocer a un miembro de los Paw Patrol. - Respondió el mayor con una sonrisa, acuclillándose a la altura de Marshall. - He escuchado sobre ustedes en Ciudad Aventura. -

-¿De verdad? - Preguntó emocionado el cachorro, moviendo su cola frenéticamente de un lado al otro. - ¡Super! -

-Bueno, gracias por traerme Marshall, pero creo que deberías volver cuánto antes al cuartel. - Sugirió Rinslet, apoyada en el cuerpo de Cowart para mantenerse en pie. - Ryder los necesitará más que nunca. -

El dálmata asintió. - Tienes razón. - Apoyó, cerrando las puertas traseras para subir nuevamente a su ambulancia. - Cuídate mucho por favor, llámame si necesitas que te atienda. - Dijo con una sonrisa, comenzando a conducir de regreso a la torre.

-¿Te duele? - Preguntó Cowart mirándola de reojo, sin borrar su sonrisa.

-No tienes idea de cuánto. - Respondió la castaña, intentando mantener la calma.

El mayor soltó una risita, divertido por la situación. La cargó en sus brazos como a una princesa y la llevó al interior de la casa, recostándola con cuidado en su cama. A pesar de su dolor, Rinslet no paraba de repetirse una pregunta en su mente: "¿Cómo estará Ryder?"

[...]

La noche había caído, y era tan húmeda como el día transcurrido. La brisa nocturna parecía contrarrestar un poco el bochorno, pero poco parecía importarles a los cinco cachorros que estaban recostados dentro de sus casitas, totalmente despiertos.

-Nunca había visto así a Ryder… - Murmuró Skye preocupada, soltando un suspiro.

-Tampoco yo. - Apoyó Marshall, girando dentro de su casa para quedar boca arriba. - Espero que Chase no tarde mucho en volver, siempre sabe qué hacer. -

-¿Por qué no vamos por los papás de Ryder? - Sugirió Rubble, mirando al resto desde su lugar. - Ellos podrían ayudar. -

Rocky negó con la cabeza. - ¿Olvidas que se fueron de vacaciones hace unas semanas? Regresan para navidad. - Explicó, rascando su oreja con su pata trasera antes de dejar caer su barbilla en el suelo nuevamente.

-¿Y qué hacemos entonces? - Preguntó Zuma, mirando al resto de los cachorros.

-Esperar a Chase. - Respondió Skye, acurrucándose consigo misma.

Todos soltaron un suspiro en conjunto, claro indicio de que pensaban lo mismo. El tiempo parecía correr demasiado lento, al menos para los cachorros que no sabían qué hacer. El Paw Patroller entró al cuartel hacia su lugar de guardado, indicando que finalmente Chase había vuelto. Todos fueron rápidamente al elevador para bajar a la cochera, donde Perro-Bot y el pastor alemán bajaban del cuartel móvil.

-¡Chase! - Lo llamó Skye, tomando la delantera. - ¿Cómo está Alex? -

-Está bien, por suerte solo son heridas superficiales, sanará pronto. - Respondió el can mayor, acercándose a ellos. - ¿Y Ryder? - Preguntó, mirándolos fijamente. Todos bajaron la mirada en silencio, negando con la cabeza.

-Se encerró en la sala de control desde que llegamos y no ha salido para nada. - Explicó Rocky, mirando de reojo al cachorro policía.

-Pensamos que quizá tú podrías hablar con él. - Agregó Marshall, acercándose a Chase. - Después de todo, eres el más cercano a Ryder de todos nosotros. -

-¿Yo? - Murmuró sorprendido el pastor alemán, mirándolos indeciso. Las miradas suplicantes del resto pudieron doblegar su lado de "hermano mayor", así que solamente asintió mientras soltaba un suspiro. - De acuerdo. -

Sin otra opción, Chase se dirigió hacia el elevador y lo miró con duda por unos segundos antes de entrar y activarlo, viendo de reojo al resto mientras ascendía hacia la sala de control, perdiendo el contacto visual a los pocos segundos. Una vez que se detuvo y las puertas se abrieron se sorprendió de ver a Ryder sentado en el suelo, abrazando sus rodillas. Era la primera vez que lo veía tan frágil, y no supo cómo reaccionar.

-Ryder…ya estoy de regreso. - Dijo Chase con voz temblorosa, dando unos pasos hacia él. - Alex está bien, no hay nada de qué preocuparse. -

-Vete, no quiero hablar con nadie. - Respondió Ryder sin moverse de cómo estaba. Su voz quebrada era suficiente para saber que había estado llorando, aún si ahora parecía "calmado".

-Los demás están preocupados, y yo también. - Dijo el cachorro, dando otros dos pasos al frente.

-¡Dije que te fueras, Chase! - Exclamó molesto, sin duda algo estaba mal con él, Ryder jamás le había gritado así.

-Nunca es bueno guardarse las cosas, siempre nos lo has dicho. - Murmuró Chase, bajando la mirada. - Déjame ayudarte. -

Ryder apretó sus puños y bajó la mirada, frustrado consigo mismo. Sentía que ese día estaba lleno de ironías en su vida, haciendo todo lo que alguna vez le había aconsejado que no hicieran a las personas que ayudaba.

-¡Lárgate! - Gritó exaltado, lanzando su pup-pad con fuerza hacia el cachorro, quien apenas y pudo esquivarlo por lo inesperada que había sido aquella acción.

Chase chilló asustado mientras se encogía en sí mismo, miraba a Ryder fijamente con temor y, sin más qué decir, corrió hacia el elevador, yéndose de ahí tan rápido como podía. Escuchaba los fuertes latidos de su corazón contra su pecho y apretó los dientes al sentirse impotente ante la situación. Algo en el fondo le decía que debía hacer algo por Ryder para ayudarlo, pero no sabía qué.

-¿Chase? - La voz de Marshall lo hizo volver a la realidad, percatándose de que había llegado a la planta baja. El dálmata lo miraba preocupado, al igual que el resto de cachorros detrás de él.

Chase negó con la cabeza. - Lo siento… - Se disculpó con voz quebrada, les había fallado.

Skye se acercó al cachorro y se acurrucó en su cuello. - Hiciste lo que pudiste. - Murmuró, sin alejarse de él.

Mientras tanto, en un lugar de Bahía Aventura, una chica marcaba un número en su celular, pero nadie respondía. El historial marcaba ya 9 llamadas fallidas, algo que sin duda comenzaba a preocuparle.

-¿Por qué no respondes, Ryder…? - Murmuró Rinslet preocupada, dejando el celular en la cama mientras acariciaba con la yema de sus dedos la placa en su cuello. - ¿Cómo estarás…? -

La puerta sonó dos veces desde el otro lado, y la voz de Cowart la llamó suavemente por su nombre. La castaña se sentó en la cama después de responder con un simple "pasa", y su tutor no dudó en sentarse a su lado una vez que entró.

-¿Qué sucede? -Preguntó amablemente Lion con una sonrisa. - Creí que te sentirías mejor al saber que el niño está bien. -

-Estoy feliz de que Alex esté bien, pero no es él quien me preocupa ahora. - Respondió afligida, soltando un suspiro. - No he sabido nada de Ryder desde que nos separamos, ni siquiera responde las llamadas, y eso ya es bastante preocupante. -

-Entiendo. - Murmuró, colocando una mano en el hombro de la chica. - ¿Te parece bien si mañana te llevo a verlo? Así podrás ver cómo se encuentra. -

-Es una buena idea. - Asintió Rinslet con una ligera sonrisa. - Gracias Cowart, me alegro de tenerte aquí. -

-Es una ciudad agradable, estoy considerado el mudarme aquí contigo. - Agregó con una risita de diversión.

-Claro, pero te cobraré renta. - Respondió la castaña, cruzando los brazos mientras esbozaba una sonrisa pícara. Siempre había encontrado en la personalidad de Cowart un poco de la de su madre, por lo que estar cerca de él le daba una sensación de tenerla ahí también.

-¡Qué mala! - Exclamó el mayor, restregando su puño en la cabeza de Rinslet con cuidado de no lastimarla. - ¡Deberías respetar a tu tutor! -

-Que te respete no implica que te deje vivir conmigo gratis. - Replicó la castaña, golpeándolo en el rostro con su almohada, soltando una carcajada.

[...]

Otro día caluroso había llegado para la ciudad, pero el clima no impidió que Rinslet se levantara temprano para ir al cuartel de los Paw Patrol en compañía de Cowart. Su esguince había mejorado con el reposo, por lo que podía caminar sin problema, aunque sintiera un poco de molestia todavía en cada paso.

Un mal presentimiento llegó a ella desde el momento en que no escuchó ninguna risa o ruido conforme se acercaban a la entrada de la torre, por lo que apresuró su paso. Los cachorros parecían estar recostados dentro de sus casitas, con una expresión amarga.

-¡¿Rinslet?! - Exclamó emocionado Zuma, corriendo hacia ella. - ¡Qué alegría verte! -

-Pero si apenas me fui ayer. - Respondió con una sonrisa, acuclillándose a la altura del cachorro para acariciarla.

-¡Rinslet vino! - Anunció Marshall al resto, corriendo hacia la castaña con emoción, pero tropezando con una roca y, como consecuencia, rodando hasta chocar con las piernas de Lion, tumbándolo de espaldas. - Lo siento, Lion. -

-Te perdono. - Respondió el mayor, soltando una risita.

-Chicos, él es Lion Cowart, mi tutor. - Dijo Rinslet, presentando al hombre a su lado. - Ellos son el resto de los Paw Patrol: Zuma, Skye, Rubble, Rocky y el mayor, Chase. -

-Woof, es un gusto conocerte, Lion. - Dijo Skye con una sonrisa, moviendo la cola con gusto.

-Díganme algo, ¿Ryder está bien? - Preguntó mientras los miraba fijamente, preocupándose al notar cómo todos bajaban la mira afligidos. - ¿Pasa algo? -

-Se encerró en la sala de control desde el accidente y no ha salido desde entonces… - Respondió Chase, mirándola de reojo.

-Incluso le gritó a Chase. - Agregó Rubble, soltando un pequeño chillido.

-Entiendo… - Murmuró Rinslet, pensativa.

-¿Te darás por vencida? - Preguntó Cowart mirándola fijamente con una sonrisa.

-Claro que no. - Respondió ella, poniéndose de pie con una mirada decidida. - Descuiden, yo iré a hablar con él. -

-Ten cuidado, Rinslet, realmente está muy mal. - Dijo Skye, preocupada.

-Por favor, sal de ahí si se altera, no quiero que te lastime. - Insistió Chase, mirándola con angustia.

-Ryder nunca lo haría. - Respondió la castaña con una sonrisa, caminando hacia el elevador.

El grupo de cachorros la miró desde donde estaban, preocupados de que su dueño tuviera otro arranque emocional y se terminara desquitando con ella. Por su parte, Cowart sonrió con satisfacción, orgulloso de ver que Rinslet era más parecida a su madre de lo que creía, siendo firme en sus decisiones incluso en momentos delicados, una cualidad heredada de Lesslie Weskfield sin duda alguna.

El corazón de Rinslet comenzó a acelerarse conforme el elevador subía, pero no era el momento de dudar. La puerta se abrió, revelando la sala de control casi a oscuras, producto de la luz apagada y las cortinas bajas, impidiendo que la luz del sol penetrara en el interior.

Buscó con la mirada al castaño, encontrándolo dormido en el suelo frente a la pantalla. Caminó hacia él lentamente, teniendo cuidado de no hacer ruido para no despertarlo, notando la hinchazón en sus ojos y la palidez de su piel, producto de haber estado encerrado en ese lugar llorando, sin comer o beber algo.

-"Incluso Ryder puede ser frágil…" - Pensó, sentándose a su lado con cuidado, sin dejar de verlo. - "Siempre he recurrido a ti desde que te conocí para aliviar mis penas, y nunca me puse a pensar que no tenías nadie en quién confiar para que aliviara las tuyas." -

El chico abrió los ojos y la miró por unos segundos antes de soltar un grito de susto, sentándose de golpe en el suelo. Su respiración era agitada y jadeaba continuamente, intentando recuperar el aliento.

-Hola, Ryder. - Dijo con voz suave, sonriéndole. - ¿Cómo te sientes? -

-Vete. - Ordenó con voz dura, poniéndose de pie y dando media vuelta, evitando verla. - No quiero ver a nadie. -

-Alex está bien, no debes culparte más por lo que sucedió, fue un accidente. - Agregó la castaña, intentando mantenerse firme pero tranquila. - Ven. - Dijo, tocando su hombro con suavidad.

-¡No me toques! - Replicó agitado, empujándola de manera inconsciente. La chica soltó un gemido en el momento que cayó de sentón en el suelo, consecuencia de la acción de Ryder. Al darse cuenta de lo que había hecho, retrocedió unos pasos y se dejó caer en el suelo, abrazando sus rodillas para hundir el rostro entre sus brazos. - Lo siento… - Murmuró con la voz quebrada, comenzando a llorar. - Lo siento…lo siento… -

-Ryder… - Murmuró Rinslet con tristeza, mirándolo fijamente.

La chica se puso de pie y caminó hacia Ryder, quien seguía llorando en la misma posición. Había dejado de repetir las palabras "lo siento", dejando en su lugar sollozos ahogados.

-Por favor…sólo vete. - Dijo con el rostro hundido y la voz titubeante. - Soy un desastre ahora mismo. -

-No lo eres. - Respondió con voz cálida, arrodillándose frente a él mientras lo miraba con una sonrisa pese a que no la veía. - Simplemente eres humano. -

Ryder negó con la cabeza. - No se supone que yo sea así… -

-Ese es el problema. - Interrumpió Rinslet, colocando su mano sobre las del castaño. - Siempre estás ahí para ayudar a quien lo necesite, sin importar lo peligroso que pueda hacer, todos en Bahía Aventura cuentan contigo y los cachorros para resolver sus problemas. - Dijo, bajando la mirada, pero sin borrar su sonrisa. - Todos aquí han puesto sus esperanzas en ti. -

-¡Y es por eso que no debo fallar como sucedió! ¡Pude haber matado a Alex por mi irresponsabilidad! - Exclamó con frustración, apretando sus puños sin perder la posición que tenía. - Todos confían en mí, necesitan que sea perfecto… -

-Pero no lo eres. - Insistió Rinslet, soltando un suspiro suave. - Eso es a lo que quiero llegar, Ryder. - Continuó, separando su mano para tocar el collar en su cuello. - Eres muy inteligente, todo un prodigio en la tecnología y en la crianza de perros, también eres un gran rescatista…pero hay algo que todos en Bahía Aventura, incluido tú, han olvidado. - Agregó, recargando sutilmente su mejilla en las manos del chico. - Eres solo un niño. -

Ryder levantó la vista hacia ella, sus ojos cafés seguían hinchados y llenos de gruesas lágrimas. Las miradas de ambos se cruzaron por unos segundos, después el chico simplemente la desvió hacia el suelo y apretó sus puños con más fuerza sin decir una palabra.

-No voy a justificar lo que hiciste, pero tampoco voy a recriminarte como los demás hicieron, porque sé que Alex está bien y que tú has aprendido una lección muy dura con esto. - Continuó hablando con voz suave y firme, levantó el rostro del castaño con su mano para verlo nuevamente, sin dejar de sonreír. - Todos te apuntaron como si fueras de lo peor, y la verdad es que no tienen siquiera el derecho de juzgarte. – Agregó, desviando la mirada. - ¡Por Dios! Todos ellos siempre dependen de ti para resolver sus problemas, has puesto tu vida y la de los cachorros en peligro muchas veces por ayudarlos y jamás les has echado en cara todo eso, los adultos jamás se han preocupado por tu seguridad en las misiones, solo esperan a que las lleves a cabo con éxito y no es justo que cuando tú cometes un error te juzguen como si fueras la peor persona del mundo. - Dijo, con clara molestia en su voz. - Vamos, que ni siquiera al alcalde Humdinger le gritan así y eso que ha hecho cosas horribles. – Soltó un suspiro para recuperar la compostura, sentándose frente a él, tomando una ligera distancia para no "asfixiarlo". – Dejan una responsabilidad tan grande en manos de un niño, y sabemos que eres capaz de hacerlo, pero eso no significa que puedan tratarte así cuando tú también puedes equivocarte, eres humano después de todo. –

-Rinslet… - Murmuró Ryder, mirándola fijamente. Sin poder decir algo más, saltó hacía ella y la abrazó del cuello con fuerza, aferrándose al cuerpo de la chica mientras lloraba.

La chica se sorprendió de esta acción, pero correspondió el abrazo con una sonrisa, sintiendo por una extraña razón una felicidad interior. "Sí…él también tiene un lado frágil, aunque nunca lo muestre" pensó, acariciando con sutileza la espalda de Ryder. Ella no lo dejaría solo jamás, así como él nunca la había abandonado a pesar de todo lo que habían pasado hasta ese momento. "Me quedaré siempre a tu lado…es una promesa."


¡YAHALLO! xHimemikoYukix aquí~

¡Actualización! Tranquilos, nadie murió (? Alex está bien jadsadkasada quise mostrar el lado frágil de Ryder que nunca se ha visto, incluso él necesita que alguien lo "rescate" a veces :c ¿Qué les ha parecido este capítulo? ¿Qué creen que suceda a partir de aquí? ¡Espero sus teorías!

¡Dudas, opiniones y comentarios son bien recibidos!

¡NOS LEEMOS!