RESCATA MI CORAZÓN
Capítulo 11: "Alguien Como Tú"
No supieron exactamente cuánto tiempo había pasado, pero los sollozos del joven cesaron poco a poco junto a su llanto hasta calmarse por completo, producto de haber liberado todo lo que sentía finalmente. Se separó de la castaña para verla al rostro, a pesar de su vista ligeramente borrosa por la hinchazón en sus ojos.
-Lo siento, es la primera vez que tengo una crisis así. – Murmuró limpiando con la manga de su playera el resto de lágrimas en su rostro, soltando una risita suave.
-Descuida, no soy quién para criticarte, siempre hago lo mismo contigo. – Respondió Rinslet, sonriéndole con dulzura. – Me alegro de ver que estás mejor. –
-Sí, gracias a ti. – Asintió, recargando la espalda en la pared. - ¿Sabes? Creo que acabo de darme cuenta de algo. –
-¿De qué? – Preguntó curiosa, recargándose en la pared, justo al lado de él.
-De que es agradable tener a una persona con la que puedas ser tú mismo, sin preocuparte de ser juzgado. – Respondió, con su vista al frente. – Todos esperan que sea perfecto siempre y que no cometa errores, me consideran un genio, un prodigio… no pueden ver que incluso los prodigios somos imperfectos. – Continuó hablando, soltando un suspiro ligero. – Tengo doce años apenas, y a veces me gustaría vivir una vida normal…ya sabes, jugar con los demás niños, divertirme con los cachorros, salir de vacaciones con mis padres a algún lugar. – Agregó, girándose a verla. - Es una lástima que mi trabajo me lo impida. -
-¡Entonces deberíamos hacer un viaje! - Exclamó emocionada, tomándolo de la mano. - ¡No importa el lugar, sólo vayamos! ¡Será divertido! -
Ryder sonrió ante su entusiasmo y asintió. - Sí, quizá pronto lo hagamos, primero debo hablarlo con los cachorros. -
-Y tienes que disculparte con ellos, sobre todo con Chase. - Agregó ella, fingiendo estar molesta. - Es el que más merece una disculpa. - Dijo suavizando su expresión.
-Sí, lo sé. - Asintió, avergonzado de lo que había hecho. Miró al frente, notando el pup-pad estrellado en el suelo, con la pantalla destruida por la fuerza con la que lo había lanzado. - Tendré que repararlo… - Murmuró, soltando un suspiro largo. - Perdóname por haberte empujado, estuvo mal…prometo que no volveré a agredirte de esa forma. - Agregó, girándose a verla, apenado de lo que había hecho. Rinslet lo golpeó en el hombro con fuerza, haciéndolo soltar un gemido de dolor mientras se sobaba la zona afectada. - ¿Por qué…? -
-Perdonado. - Respondió con una sonrisa victoriosa, haciendo que él soltara una risita. - Te lo merecías. -
-No lo niego, pero sigue doliendo. - Apoyó, poniéndose de pie mientras le extendía la mano para ayudarla. - Es divertido estar contigo, no me juzgas y puedo ser yo mismo sin temor a decepcionarte por no ser perfecto. - Dijo, sonriéndole con dulzura mientras la veía. - ¿Sabes? Creo que mi chica ideal sería alguien como tú. -
-¡¿E-Eh…?! - Tartamudeó avergonzada, sonrojándose con intensidad. - ¡¿A qué viene eso ahora?! -
Ryder se encogió de hombros. - Sólo quería decirlo. - Respondió, caminando hacia el elevador después de recoger el pup-pad del suelo. - Vamos, tengo mucha hambre. -
-S-Sí… - Asintió, siguiéndolo mientras intentaba regular los latidos de su corazón. - "¿Es tan idiota que no se da cuenta que lo que dijo podría malinterpretarse por un 'me gustas'? Menos mal no había nadie más…o tendría a Katie asesinándome ya mismo…" - Pensó, soltando un suspiro, el color de su rostro se había normalizado.
Ambos bajaron hacia la cocina, donde se encontraban los cachorros desayunando mientras Lion esperaba sentado tranquilamente en la mesa con un vaso de agua en la mano. Todos miraron fijamente a Ryder sin decir nada, la preocupación era notoria en sus expresiones, algo que hizo sentir mal al castaño. Nunca le había gustado preocuparlos, por eso solía ocultar su miedo durante las misiones, sabía que, si él no era fuerte, ellos tampoco podrían serlo.
-Lamento haberme encerrado sin decirles nada, y por haberlos preocupado. - Dijo arrepentido, caminando hacia ellos. - Y también quiero disculparme contigo, Chase…perdóname por lo que hice… -
El pastor alemán lo miró fijamente unos segundos, después corrió hacia él para saltarle encima, tumbándolo de sentón en el suelo mientras se acurrucaba en su pecho.
-Te perdono, Ryder…pero no nos vuelvas a preocupar así. - Respondió Chase, sin moverse de donde estaba.
Los demás cachorros ladraron y corrieron hacia ellos, rodeando a Ryder en una especie de abrazo familiar. Rinslet sonrió enternecida ante esto, observando que el chico intentaba rodearlos a todos con sus brazos para corresponder su acción. "Realmente son como padre e hijos…" pensó, dirigiendo su vista hacia Cowart, quien le sonrió de forma aprobatoria. "Supongo que incluso yo tengo un 'padre' también." se dijo a sí misma, corriendo hacia el mayor para abrazarlo, sorprendiéndolo.
-¿Y eso? - Preguntó curioso Lion.
-Gracias por cuidarme. - Respondió ella con una sonrisa, apretando su agarre. Cowart correspondió el abrazo con gusto, era la primera vez que ella hacía algo así. - "Aún si no compartimos sangre, ha sido lo más cercano a un padre para mí…supongo que esta es mi respuesta." -
[...]
Los días transcurrieron, y después de una semana de lo acontecido todo se había calmado en la ciudad. Ryder se había disculpado con Alex y su abuelo, quienes finalmente hicieron las paces con él, liberando al joven de esa culpabilidad que sentía. No quiso decirle a nadie por qué había estado distraído ese día debido a su promesa de mantener silencio respecto a la "relación" de Rinslet y el alcalde Humdinger, por lo que respondía un simple "estaba perdido en mis pensamientos" cuando alguien le preguntaba.
Entre él y la castaña las cosas también habían mejorado, después de aquella crisis emocional que había sufrido (y de la que había salido con ayuda de ella) se volvieron aún más cercanos de lo que ya eran. Ryder solía invitarla a la torre para jugar videojuegos o divertirse junto a los cachorros y, aprovechando la hora de la siesta de los canes para no ser visto por ellos debido a su timidez, solía retarla en el Pup-Pup-Boogie. También se había ofrecido a ayudarla en su negocio como ayudante de panadería, al comienzo había sido un poco difícil aprender, pero se acopló rápido gracias a su buena memoria.
Rinslet se encontraba sentada detrás de la vitrina de panes jugando en su celular, el día había sido tranquilo en cuestión de ventas, pero no le preocupaba. Cowart se mantenía en contacto con ella desde que había regresado a su hogar en Los Ángeles, teniendo una relación más cercana a la familiar. Su juego se vio interrumpido por una llamada entrante de Katie, quien se había ido 3 días atrás de visita con su abuela.
-Hola Katie, ¿cómo va todo? - Preguntó con una sonrisa después de contestar la llamada, sin duda extrañaba a su amiga a pesar de tener poco tiempo de no verla.
-¡Hola, Rin! Todo va de maravilla, la abuela no ha parado de hacer comida deliciosa, a este paso la pobre Callie tendrá que hacer dieta cuando volvamos. - Respondió la rubia, soltando una risita. - Perdona que sea repentino, pero necesito pedirte un gran favor. -
-Claro, ¿de qué se trata? - Dijo, mirando fijamente a la chica del otro lado de la pantalla.
-Mi hermano mayor, William, me llamó para informarme que llegará en el tren de esta noche a Bahía Aventura, quería darme la sorpresa y por eso apenas me avisó de su llegada. - Explicó ligeramente apenada mientras rascaba su nuca. - Volveré hasta pasado mañana que salga el tren de regreso, así que esperaba que tú pudieras ir a recibirlo a la estación y hacerle compañía mientras no estoy, ¿crees que podrías hacerlo? -
-Por supuesto, no tienes qué preocuparte, mientras a él no le moleste mi compañía no tengo ningún problema. - Respondió Rinslet con una sonrisa.
-¡Perfecto! Descuida, Will es muy amable, te doy mi palabra de que no tendrás ningún problema con él. - Explicó Katie, soltando un suspiro de alivio. - Le llamaré para decirle que tú irás a buscarlo, ¡Muchas gracias, Rin! ¡Te compensaré cuando vuelva! -
-No tienes que hacerlo, descuida, saluda a tu abuela y a Callie de mi parte, ¡nos vemos después! - Se despidió Rin, cortando la llamada. - No sabía que tenía un hermano mayor… - Murmuró pensativa, recargando la barbilla en la vitrina. - Me pregunto cómo será… - Dijo para sí misma, esbozando una sonrisa divertida. - Creo que debería llevarle algo. - Agregó, poniéndose de pie para buscar entre los postres que tenía preparados algo que pudiera darle a William como bienvenida a la ciudad.
[...]
-Hola otra vez. - Preguntó una voz masculina, contestando la llamada de su celular con una sonrisa. - ¿Tienes noticias para mí? -
-Sí, por suerte mi amiga Rinslet tiene tiempo libre, así que ella irá a recibirte en la estación. - Respondió la voz de Katie, su expresión reflejaba cierta tranquilidad. - Es un poco tímida, pero sé que se llevarán muy bien. -
-Últimamente me has hablado mucho de ella que ahora siento curiosidad de conocerla. - Dijo el chico mientras esbozaba una sonrisa pícara. - Y ahora esa chica será la primera persona que vea al bajar del tren, debe ser mi día de suerte. -
-Estoy segura de que serán buenos amigos. - Asintió Katie, soltando un suspiro. - Solo una cosa, Will…Rin perdió a su madre hace unos meses y no tiene papá, así que trata de no tocar esos temas con ella, le afectan demasiado. -
-No te preocupes, tendré cuidado con lo que salga de mi boca. - Apoyó William, suavizando su rostro. - Me conoces, Katie, sabes que jamás haría algo indebido. -
-Lo sé, por eso eres mi hermano mayor y mi mejor amigo al mismo tiempo. - Respondió su hermana, quien volteó a un lado cuando un maullido sonó. - Tengo que irme, es hora del baño de Callie, llámame si sucede algo, ¡buen viaje hermanito! ¡Nos vemos pronto! - Se despidió, cortando la llamada.
William dirigió su vista hacia el otro lado de la ventana, entusiasmado con la idea de conocer a Rinslet, la nueva amiga de su hermana. Sabía que Katie, a pesar de ser muy sociable, no llegaba a considerar como "amigo" a cualquier persona, y que si aquella chica se había ganado la confianza de la menor debía ser alguien interesante.
El tiempo corrió rápido, y pocos minutos antes de la hora de llegada del tren ella ya estaba ahí sentada esperando al hermano de su amiga. Vestía su ropa usual y su cabello estaba suelto con una diadema lila, en sus manos había una bolsa de papel con el logotipo de su negocio: "Rosette Sucre". Escuchó en la lejanía el sonido del tren acercándose, por lo que los nervios comenzaron a atacarla.
-"¿Cómo será el hermano de Katie?" - Se preguntó a sí misma en su mente, apretando su agarre en la bolsa. - "¿Podré llevarme bien con él como le prometí a Katie? Sería muy incómodo estar cerca de él si no le agrado…" - Las dudas internas llegaban una tras otra, haciéndola perderse en sus pensamientos.
El tren llegó a la estación y se detuvo, permitiendo que los pocos pasajeros bajaran. Un chico de 15 años descendió de él con una sonrisa, recorriendo el lugar con la vista. Su cabello era rubio, su tez ligeramente bronceada y sus ojos azul brillante, su vestimenta era una camisa de manga larga abierta color azul marino, una playera de manga corta cian, pantalón negro ligeramente holgado y tenis a juego, del lado izquierdo de su pantalón colgaba una cinta de triángulos de distintos tonos cian, compenetrando con el resto de su ropa. En su espalda había una mochila negra y en su mano derecha sostenía una maleta mediana de color azul oscuro.
Pasaron unos minutos para que el tren saliera de nuevo y la gente se disipara, dejándolo solo en el lugar. Dirigió su mirada hacia la chica castaña que llevaba sentada en la banca desde antes de que llegara y caminó hacia ella.
-Disculpa, ¿de casualidad eres Rinslet? - Preguntó con amabilidad, inclinándose un poco hacia ella.
-¡¿Eh?! - Exclamó asustada, levantándose de golpe mientras lo veía. - Ah…sí, ¿eres William? - Preguntó nerviosa, el chico asintió con una sonrisa, haciéndola sonrojar mientras bajaba la mirada apenada. - Lo siento…estaba distraída y no escuché llegar al tren. - Se disculpó, girándose a ver las vías vacías. - Ni cuando se fue… - Agregó soltando una risita nerviosa.
William soltó una carcajada ante su reacción. - Sin duda eres una chica única. -
-No sé cómo tomar eso… - Murmuró, mirándolo de reojo. - Como sea, empecemos de nuevo. - Agregó, extendiendo su mano hacia él. - Rinslet Weskfield, mucho gusto. -
-William Baker, el placer es mío. - Respondió con una sonrisa, inclinándose para tomar con suavidad la mano de Rinslet y besarla sutilmente, haciendo que la castaña se sonrojara. El rubio se enderezó a los pocos segundos para verla nuevamente sin soltar su agarre. - Perdona, olvidé que aquí no saludan de esta manera. -
-No, descuida… - Murmuró nerviosa, desviando la mirada para que no notara su claro sonrojo. - Toma, traje esto para ti. - Agregó, extendiendo la bolsa de papel hacia el chico. - Un pequeño presente de bienvenida. -
-Vaya, gracias, no necesitabas molestarte. - Agradeció, tomando la bolsa para abrirla, observando una charola transparente con un pequeño pastel individual de chocolate y fresas. - Se ve delicioso, ¿tú lo hiciste? -
Rinslet asintió. - Rosette Sucre es mi pequeño negocio. -
-Sí, Katie me contó que habías iniciado una panadería desde cero en tu casa, es impresionante. - Dijo el mayor, guardando la bolsa en su mochila con cuidado.
-Bueno, cuando dependes de ti mismo debes salir adelante como sea. - Agregó la castaña, sonriendo levemente. - Preparé algo de cenar, ¿te gustaría comer en tu casa o en la mía? -
-¿De verdad? Eres muy amable. - Dijo, tomándola nuevamente de la mano. - Cenemos en tu casa, sería un abuso de mi parte pedirte que lleves todo a la mía. -
-Entonces vamos, debes estar cansado y hambriento. - Agregó Rin sonriendo, dirigiendo su mirada hacia sus manos tomadas. - ¿Iremos así? -
-Oh, perdón, en Los Ángeles suelo llevarme así con mis amigas. - Se disculpó, soltando su mano. - Te sigo. -
Rinslet asintió, comenzando a caminar. - Entonces… ¿Vienes de Los Ángeles? -
-Sí, estoy estudiando allá, sabrás que aquí en Bahía Aventura no hay muchas opciones, inicié mis estudios en Ciudad Aventura y obtuve una beca que me permitió viajar a Estados Unidos, me va muy bien allá, incluso tengo un trabajo de medio tiempo que me permite venir de vacaciones aquí cada cierto tiempo. - Explicó, caminando a la par de la chica. - ¿Y tú cómo terminaste en una ciudad portuaria? No pareces haber vivido en una. -
-Soy originaria de Windsor, crecí ahí con mi mamá hasta que murió hace unos meses por una enfermedad incurable. - Explicó, bajando ligeramente la mirada. - Entre las cosas que me dejó estaban las escrituras de una casa en Bahía Aventura que al parecer había comprado para tener una vida más tranquila, y bueno, ahora estoy aquí. - Agregó, mirándolo de reojo con una sonrisa suave. - No suelo hablar de esto, pero las palabras parecen fluir solas mientras hablo contigo. -
-Me alegro de que te sientas cómoda a mi lado. - Respondió William, correspondiendo la sonrisa. - Nunca había conocido a una chica que viviera lo que tú y aun así saliera adelante por sí misma, ¡hasta tu negocio propio tienes! - Continuó, colocando una mano en su hombro. - Siendo sincero, creo que eres increíble. -
-¡Gracias, William! - Agradeció, deteniéndose frente a la puerta de su casa para abrirla. - Pasa, bienvenido a mi humilde hogar. -
-¡Vaya, somos vecinos! - Exclamó emocionado, viendo que la casa estaba construida frente a la suya.
-Sí, el supermercado me queda un poco lejos, pero al menos tengo a Katie cruzando la calle y estoy relativamente cerca del cuartel de los Paw Patrol, ya sabes, vivimos justo en la salida. - Explicó, encendiendo la luz mientras se dirigía a la cocina.
-Hablando de los Paw Patrol, veo que tienes un collar con su insignia, ¿tiene algún significado especial? - Preguntó curioso, tomando asiento en una silla frente a la mesa.
-Ah, esto… - Murmuró, tocando el collar con la yema de sus dedos. - Fue un obsequio de Ryder, me permite comunicarme con él o los cachorros en cualquier momento. -
-¿Tienes algo con Ryder? - Cuestionó, recargando sus codos en la mesa para apoyar la barbilla en sus manos entrelazadas, su mirada yacía fija en la castaña.
-¡No, para nada! - Negó frenéticamente, ligeramente apenada. - Solo somos buenos amigos. - Agregó, calentando la cena en la estufa. - El collar fue un obsequio de cumpleaños, solemos vernos seguido pero simplemente nos llevamos bien, eso es todo. -
-Sí, Ryder es demasiado amable con todo el mundo. - Agregó, soltando una risita. - Katie ha estado enamorada de él desde que eran prácticamente unos niños de 5 años, aunque él nunca parece darse cuenta de eso. -
-Puedo confirmar esa parte. - Apoyó Rinslet, soltando una ligera carcajada. - Le prometí a Katie que la ayudaría en lo que pudiera para conquistarlo, hemos intentado algunas cosas, aunque no parecen funcionar del todo. - Explicó tranquilamente, continuando con lo que hacía. - Aunque espero de todo corazón que algún día sea correspondida, lo merece. -
-Sí, opino lo mismo. - Dijo William, esbozando una sonrisa. - No me gustaría tener qué competir contra Ryder. -
-¿Qué quieres decir? - Cuestionó confundida, sirviendo la cena en dos platos.
-Bueno, Ryder lleva una clara ventaja contigo por conocerte más tiempo y ser tan cercano a ti, no quisiera tener que pelear contra él. - Explicó, encogiéndose de hombros.
Rinslet sintió su rostro arder por el sonrojo que se marcó en ella, soltó un Exclamó ahogado mientras se giraba a ver al rubio, quien permanecía en su lugar mirándola fijamente con una sonrisa.
-¡¿Qu-Qu-Qué dices?! ¡S-Sí apenas m-me conoces…! - Tartamudeó nerviosa, desviando la mirada hacia diferentes lados.
Will soltó una carcajada, divertido. - ¿Sabes? Mi tipo de chica es sin duda alguien como tú. - Dijo con una sonrisa, sin dejar de verla. - Dedicada, trabajadora y tierna, ¡mira que linda reacción por un comentario! -
-¡Y-Ya basta…! - Exclamó avergonzada, cubriendo su rostro con sus manos. - "¡¿Qué pasa con este chico?! ¡Es totalmente lo opuesto a Ryder!" -
No se percató en qué momento el chico se puso de pie para colocar los platos en la mesa y servir un poco de jugo en dos vasos, ya que al descubrir su rostro pudo ver todo acomodado en su lugar mientras Will le ofrecía una silla.
-¿Cenamos? - Preguntó sonriente, mirándola a los ojos.
-S-Sí… - Asintió apenada, aceptando la acción del chico mientras se sentaba, dejando que él la acercara a la mesa. - E-Espero que te guste... -
-Estoy seguro de que así será. - Respondió Will sentándose frente a ella, tomando un bocado de su comida. - Definitivamente eres increíble. - Agregó, continuando con su cena.
William no volvió a hacer ningún tipo de comentario como aquellos, solamente mantuvo conversaciones tranquilas sobre su vida en el extranjero o su infancia en Bahía Aventura, lo cual involucraba algunas veces a Ryder, Katie, Danny y Jake. El tiempo pareció volar, no se dieron cuenta de que pasaba de medianoche hasta que observaron el reloj por casualidad. El mayor se despidió de Rinslet y se fue a su casa, prometiendo una cita al día siguiente como agradecimiento de su amabilidad. La chica se puso ropa cómoda para dormir y se acostó en su cama, mirando una foto en su celular: Ryder la tenía abrazada con una mano sobre sus hombros, mientras ella lucía una sonrisa y un ligero sonrojo, uniendo sus manos en el frente. Solamente eran ellos dos, con la decoración de fondo de la fiesta de Marshall, el día que ambos cumplieron años.
Aquella frase dicha por los dos chicos no dejaba de resonar en su mente: "alguien como tú", las voces de ambos parecían mezclarse dentro de ella, haciéndola reflexionar…
-A pesar de que me puse nerviosa con lo que dijo Will…no sentí lo mismo que cuando Ryder lo mencionó… - Murmuró en voz baja, sin dejar de ver aquella foto. - ¿Será que yo de verdad…? No…no podría, o, mejor dicho, no debería… - Dijo para sí misma, dejando el celular de lado. - No sería justo para ella…así que…yo… - Se quedó en silencio, intentando organizar los pensamientos en su mente.
Soltó un suspiro pesado y abrazó a su peluche mientras dirigía su vista hacia la luna que brillaba del otro lado de la ventana. "Mamá… ¿He perdido la cabeza…?" Pensó cerrando sus ojos, siendo vencida por el sueño.
[...]
El día había llegado y con él una brisa refrescante, sin duda muy esperado por todos después del clima bochornoso que había golpeado a Bahía Aventura por días. Era mediodía cuando William tocó a la puerta de Rinslet, tal y como se lo había prometido la noche anterior.
-¿Lista? - Preguntó William con una sonrisa, mirando a Rin del otro lado de la puerta.
-Sí. - Asintió ella, cerrando la puerta con llave. - ¿A dónde iremos? -
-Al lujoso restaurante del señor Porter. - Respondió Will, provocando una carcajada en su acompañante. - ¿Qué? Tengo años sin probar su comida. -
-Vamos entonces. - Apoyó la castaña, comenzando a caminar al lado del chico.
El recorrido fue más rápido de lo que esperaron, ya que en poco tiempo llegaron al restaurante y tomaron una mesa para esperar que los atendieran. Pasaron unos minutos para que el señor Porter se acercara a ellos con dos vasos y una jarra de limonada como cortesía, tomó su orden en el cuadernillo que llevaba y regresó a la cocina, dejándolos en espera nuevamente.
-¿Y tienes novia esperándote en Los Ángeles? - Preguntó curiosa la castaña, mirándolo con una sonrisa pícara.
William dio un sorbo a su limonada antes de responder. - No, no tengo novia. - Respondió, mirándola fijamente. - He salido con algunas chicas en plan "más que amigos", pero siendo sincero no he conectado con ninguna de ellas. -
-¿Tienes un gusto muy específico? - Cuestionó, más interesada que antes en el tema.
-Puede ser. - Agregó el rubio, desviando su mirada hacia el mar del otro lado de la calle. - Tampoco diré que soy un santo que no ha hecho nada, porque claramente esas citas no han sido del todo tiempo perdido. - Explicó con una sonrisa pícara, como si recordara algo en específico. - Pero en cuestión sentimental ninguna me ha hecho sentir algo en realidad. -
-Entiendo. - Murmuró Rinslet, tomando un sorbo de su bebida mientras lo veía fijamente.
-¡Oye, tampoco me mires como si fuera un degenerado! ¡No es como que haya hecho algo indecente! - Se justificó rápidamente, aclarando su garganta. - Como sea, yo… ¡Cuidado! - Exclamó repentinamente, poniéndose de pie.
-¡¿Eh?! - Gritó Rinslet, girándose a ver hacia atrás.
Una mano tomó en un rápido movimiento la placa de su collar y se la arrancó de un tirón, haciendo que la chica cayera sobre la mesa, tumbándola en el suelo mientras los vasos y la jarra se estrellaban, derramando la bebida y dejando un desastre por todos lados.
-¡Si es brillante, lo tomo al instante! - Dijo una voz femenina con una risa burlesca, una mujer vestida de ave voló por el aire con el comunicador en su mano y se perdió en el cielo rápidamente.
-¡Rinslet! - La llamó William preocupado corriendo hacia ella, viendo unos pequeños cortes ensangrentados en su brazo que había golpeado la mesa y que estaba rodeado de vidrios. - ¿Estás bien? -
-El comunicador que me dio Ryder…su obsequio… - Murmuró agitada con una mano tocando frenéticamente su cuello, intentando encontrar en vano la insignia. - No…no… - Dijo repetidamente con lágrimas en los ojos, sintiendo como si le hubieran arrebatado una parte de ella.
El señor Porter corrió al exterior al escuchar ruidos extraños, mirando la escena de ambos chicos. Rápidamente sacó su celular y llamó a Ryder para informarle del accidente, escuchando la típica frase del joven antes de encaminarse a una misión: ningún accidente es demasiado grande para un Paw Patrol. Y, cortando la llamada después de eso, el equipo de rescate canino se puso en marcha para cumplir su deber.
¡YAHALLO! xHimemikoYukix aquí~
¡Llegó el nuevo capítulo! Perdón que tardara tanto :'v hubo una tormenta y al día siguiente me quedé sin luz, así que apenas pude terminar este capítulo T-T ¡pero aquí está! ¿Qué les ha parecido? ¿Qué papel llegará a tener William en esta historia? ¡Espero sus teorías!
Me gustaría aclarar es que la serie es originalmente canadiense, Ciudad Aventura viene siendo Vancouver en la vida real, así que ubiqué el hogar de Rinslet en la ciudad real de Windsor (canadiense) y bueno, a William le di otro lugar en dónde vivir fuera de Canadá, de ahí que elegí Los Ángeles (? por si llegaban a tener curiosidad por ese aspecto xD
¡Dudas, opiniones y comentarios son bien recibidos!
¡NOS LEEMOS!
