RESCATA MI CORAZÓN
Capítulo 18: "Amores a Medias"
-Ciudad Aventura, 18 años antes-
-¡Huber! – Exclamó una mujer de cabello castaño oscuro, ojos azul grisáceo, tez clara y complexión delgada. Una sonrisa irradiaba en su rostro juvenil, su apariencia era la de una joven de 20 años, claramente universitaria por la vestimenta y los libros que cargaba en brazos. - ¡Hola, Huber! – Saludó emocionada, acercándose a toda prisa al joven de 22 años de cabello rubio, tez morena clara y ojos marrón. - ¿Cómo estás? –
-Buenos días, Less. – Respondió Huber, dándole un beso en los labios. – ¿Dónde estuviste? Llevo todo el fin de semana intentando verte. –
-Estudiando, ¡los exámenes me tienen muerta! - Dijo frustrada, soltando un suspiro. - ¡Pero me siento mejor ahora que te veo! - Agregó, recargándose en el pecho del mayor. - ¿Me das un abrazo? -
-Eres una caprichosa. - Reprochó Huber, abrazándola por la cintura y pegándole a él a pesar de los libros que los separaban. - ¿Mejor? -
-¡Sí, mejor! - Asintió Lesslie con una risita, parándose de puntillas para alcanzar a besar la mejilla del mayor. - Te quiero, Huber. -
-Pequeña gatita traviesa. - Dijo el rubio con una sonrisa pícara, robándole un beso en los labios a la castaña.
-¡E-Eso es trampa! - Exclamó nerviosa, separándose de él con el rostro sonrojado por la pena. La campana sonó en ese instante, interrumpiendo su momento. - ¡Ah! Tengo que irme o llegaré tarde. - Agregó, mirándolo con una sonrisa. - ¡Te veo a la salida! - Se despidió, corriendo hacia el edificio que estaba a la izquierda.
-¡Suerte en tus exámenes! - Gritó Huber despidiéndola, dando vuelta para ingresar al edificio al lado contrario del que había ido ella.
-¡Oye, Humdinger! - Le llamó un chico pelinegro, alcanzando a Huber. - Te vi con la de segundo año, ¿cómo vas con ella? -
-Todo va bien, mejor de lo que esperé. - Respondió el rubio sin dejar de caminar.
-Te ha vuelto loco la morenita, ¿eh? - Dijo con una sonrisa pícara el pelinegro, dando pequeños codazos a Humdinger.
-Alexis, quiero ser muy directo contigo. - Agregó con un tono duro, deteniéndose para mirar fijamente a la otra persona con molestia. - No te metas entre Lesslie y yo o dejaré de ser tu amigo. - Amenazó, continuando con su camino.
-¿Eh? Pero… - Murmuró Alexis al aire, viéndolo alejarse. - ¿Ahora qué hice…? -
[...]
-¡Lamento la espera! - Exclamó Lesslie con una sonrisa, llegando a la plaza principal de Ciudad Aventura. Usaba un sencillo vestido de tirantes color azul celeste y un bolero amarillo encima. - ¡Perdón! Se me hizo un poco tarde. -
-Como siempre. - Respondió Huber, levantándose de la banca donde estaba sentado. - Creo que tendré que empezar a cobrar el tiempo de espera. -
-¿Y cómo puedo pagar mis retrasos? - Preguntó curiosa, acercándose a él.
-Veamos… - Murmuró pensativo, después esbozó una sonrisa pícara y la tomó de la barbilla para verla fijamente a los ojos. - Dame un beso. -
-Mmm…de acuerdo. - Respondió sonrojada, parándose de puntillas para alcanzarlo. Rodeó el cuello del rubio con sus brazos y acercó sus labios, dándole un beso. Humdinger la abrazó de la cintura, intensificando el beso e introduciendo la lengua en su boca, algo que la tomó por sorpresa, era la primera vez que él hacía algo así.
-Deuda saldada. - Dijo con una sonrisa victoriosa Huber, separándose de ella.
Lesslie sonrió tímidamente, apenada por la situación.
-Me encantas, Huber… - Murmuró Weskfield, acurrucándose en el pecho del rubio.
-Y tú a mí, Less. - Afirmó Humdinger, abrazándola.
-Bueno, ¿vamos? - Preguntó la castaña, separándose mientras le tomaba la mano. - La función empezará pronto. -
-Sí, sí. - Respondió el mayor, siguiéndola hacia el cine.
[...]
-¡Felicidades, Huber! ¡Oficialmente te has graduado! - Exclamó una Lesslie de 21 años emocionada, abrazando al recién graduado con alegría. - Mi novio es todo un profesionista ahora, ¡me siento tan orgullosa de ti! -
-Lástima que a ti todavía te faltan otros dos años para graduarte. - Respondió Humdinger, palmeando la cabeza de la castaña. - Mi madre hará una cena especial esta noche, ¿quieres venir? -
-¡Por supuesto que sí! ¡Siempre he querido conocer a tu familia! - Asintió emocionada Weskfield, dándole un beso en los labios. - ¿Sabes? Soy muy feliz, nunca esperé que alguien tan guapo e inteligente como tú se fijaría en una chica como yo. -
-Eres especial, siempre te lo he dicho. - Agregó Huber, cargándola en sus brazos estilo princesa, sorprendiendo a la menor. - Nunca había conocido a una chica que me volviera loco como lo haces tú, Less. -
-Basta, harás que me sonroje. - Murmuró la castaña apenada, su rostro había adquirido un tono rojizo profundo.
-Creo que ya lo estás. - Respondió con una risita Humdinger, caminando hacia la salida del salón sin soltarla.
[...]
-¿Estás seguro de esto? - Preguntó una Lesslie de 23 años con lágrimas en sus ojos, no podía creer lo que acababa de escuchar. - Quiero decir…hay mujeres más hermosas y mejores que yo… -
-Pero yo solamente te amo a ti. - Respondió un Huber de 25 años, levantándose para acercarse a ella con la cajita en sus manos al frente. - ¿Entonces? ¿Qué dices? ¿Quieres casarte conmigo? -
Lesslie sonrió a pesar de las lágrimas y asintió. - Sí... ¡Claro que sí! - Exclamó, saltando hacia él para abrazarlo con fuerza. - Gracias, Huber… ¡Muchas gracias! ¡Te amo, te amo, te amo…! -
Huber correspondió el abrazo. - Yo también te amo, Less. - Agregó con una sonrisa, separándose de ella para colocarle el anillo en su dedo índice izquierdo, las manos de ambos temblaban por los nervios, pero ninguno de ellos se arrepentía de lo que estaban haciendo.
Humdinger guardó la caja vacía en el bolsillo de su saco y secó las lágrimas de Lesslie con un pañuelo que cargaba consigo, conocía a la perfección a su prometida y sabía que lloraría durante ese momento. Sonrió con dulzura a la joven y la envolvió en un fuerte abrazo, ella estaba sola desde una temprana edad por la muerte de sus padres y no tenía hermanos. Su única compañía, además de él, era su mejor amigo, Lion Cowart.
En ese momento pasaban muchas cosas por su mente… ¿Cómo se habían conocido en primer lugar? Recordaba a la perfección el día que la vio por primera vez…en ese entonces Lesslie era una joven de primer año en su misma universidad, ambos estudiaban Licenciatura en Ciencias Políticas, aunque él iba dos grados más arriba que ella. Lo habían enviado junto a su amigo Alex y otros compañeros a dar una exposición a los de nuevo ingreso sobre algunos temas relacionados a su carrera como parte de su evaluación, él era la cabeza del equipo por sus altas notas, así que estuvo explicando todo a los presentes la mayor parte del tiempo. Lesslie estaba sentada en primera fila, cerca de la orilla, tomando notas de todo. Era la única que lo hacía. Su cabello castaño estaba recogido en una trenza al lado, recordaba perfectamente verla usar una blusa de cuello alto y manga larga de color blanco, un vestido en campana de color azul claro con flores blancas y tenis.
Weskfield no era una persona que resaltara, sobre todo por la belleza de una joven morena de cabello semi ondulado y corto, que solía vestir todo el tiempo con trajes de saco y falda lujosas, tenía un cuerpo escultural que todos sus compañeros no podían disimular ni un poco cómo se la comían con la mirada, todo lo contrario con Lesslie, de quien se burlaban por su forma tan humilde de vestir.
Ese día ella se había acercado a él a la hora de salida, preguntando si podía responder algunas preguntas que le habían surgido durante la exposición pero que por pena no se había animado a hacer en ese momento. Huber volvía a casa con Alex todo el tiempo, pero ese día le pidió que se fuera sin él. Acompañó a Lesslie a un parque cercano a la escuela y ahí respondió cada pregunta que ella le hacía, aun cuando no fueran del tema expuesto ese día. Caída la noche la acompañó a un modesto complejo de departamentos, en donde ella residía sola, agradeció su compañía y se disculpó por las molestias, él como pago simplemente le pidió su nombre y su número de teléfono. No la buscó hasta dos semanas después, no porque no quisiera verla, sino porque no sabía de qué hablar con ella.
Con el tiempo, comenzaron a frecuentar cada vez más. Lesslie era muy animada, pero muy solitaria, no solía hablar con nadie a excepción de Lion y de él. Todos creían que simplemente buscaba meterla a su cama, reconocía de cierto modo que nunca había tomado en serio a ninguna de sus exnovias, pero aquella chica era especial para él por alguna razón que desconocía. Disfrutaba de su compañía, y aunque detestaba a Cowart por la cercanía que tenía con Less (y por sus obvios sentimientos hacia ella), había aprendido a convivir con él por ella. Al final ganó la batalla, porque Lesslie había aceptado ser su novia después de unos meses de salir.
Lesslie se graduaría pronto, todo estaba listo para su examen profesional, él personalmente la había orientado durante la elaboración de su tesis, así que dentro de unos meses sería una profesionista como él.
-Solamente quiero que sepas una cosa. - Interrumpió Huber, mirándola fijamente. - Sabes que en este momento mi situación económica no es muy buena, así que tendremos que esperar para poder casarnos, al menos uno o dos años. -
Lesslie guardó silencio unos momentos antes de asentir con la cabeza.
-Lo entiendo, no te preocupes. - Respondió, abrazándose nuevamente a él. - Yo también quisiera esperar, me gustaría que todo fuera perfecto ese día y que podamos viajar en nuestra luna de miel. -
-Entonces tendremos que ahorrar mucho dinero. - Apoyó Humdinger, acariciando la mejilla de su prometida. - Te haré feliz el resto de tu vida. -
-Lo sé. - Asintió ella, mirando el anillo en su dedo. - Ya lo soy. -
[...]
-¡Lesslie! - Exclamó un Huber de 26 años preocupado, llegando a toda prisa hacia la cama de la habitación donde estaba recostada. - Me llamó el doctor, ¿qué sucedió? -
-No te asustes, no es nada grave. - Respondió Lesslie con una sonrisa, tomándolo de la mano. - Solamente tuve un desmayo, pero ya estoy mejor. -
-¿Qué te dijeron? ¿Qué tienes? - Preguntó angustiado, tomándola de la mano.
Lesslie sonrió con emoción, y las lágrimas comenzaron a caer por su mejilla. - Estoy embarazada. -
Huber soltó un pequeño jadeo, su rostro mostraba confusión. Tardó unos minutos en asimilar lo que había escuchado, pero ella guardó silencio en espera de su reacción. Su sonrisa se desvaneció al ver que la expresión del mayor se tornaba frustrada, como si le hubieran dado la peor noticia de su vida.
-No, Less, eso no puede ser. - Negó, dando unos pasos hacia atrás. - No, tú no puedes estar embarazada. -
-¿Qué sucede? Creí que te alegraría la noticia… - Preguntó angustiada, no le gustaba lo que estaba pasando.
-Acaban de llamarme de Fondo Brumoso, al parecer fui electo como candidato a la alcaldía de la ciudad. - Explicó el hombre, frotando la palma de su mano contra su frente. - Tengo que mudarme para allá si quiero ganar. -
-Es una buena noticia. - Respondió Lesslie con una sonrisa, colocando una mano en su vientre. - Felicidades. -
-No lo entiendes… - Negó Humdinger con la cabeza, soltando un suspiro pesado. - Allá no hay hospitales, apenas y un centro médico pequeño, no habrá nadie que pueda estar pendiente de ti, ¿entiendes? - Agregó, dando media vuelta. - No puedes estar embarazada. -
Lesslie guardó silencio, su corazón se agitó. Esperaba estar equivocada, pero tenía una idea de a dónde quería llegar, y no le gustaba para nada.
-Tengo vida, Huber. Una vida que no tiene la culpa de nada. - Dijo con voz temblorosa, tratando de mantenerse calmada. - No me pidas que…no, no lo haré. -
–Entiendo. - Respondió, caminando hacia la puerta de la habitación.
-Huber… - Murmuró Lesslie, su voz estaba quebrada.
-Lo siento… - Dijo antes de salir del lugar, comenzando a llorar.
Las lágrimas cayeron por los ojos de la castaña, quien finalmente sucumbió al dolor y rompió en llanto. Presionó con sus manos su vientre, incapaz de procesar lo que estaba sucediendo. Huber escuchaba todo del otro lado de la puerta, estaba arrodillado en el suelo, llorando en silencio, repitiendo en susurros "lo siento" una y otra vez.
[...]
Lesslie había durado unos días en el hospital. Cuando volvió al departamento donde vivía con Huber, descubrió que él se había ido. No estaba ninguna de sus cosas, solamente una carta de despedida en la mesa pidiendo perdón por terminar así con ella, agradeciendo el tiempo que le había dedicado y dejando las escrituras del departamento recién pagado a su nombre junto a un sobre con todos sus ahorros, una forma de pagarle el tiempo y las atenciones que había tenido con él durante esos años juntos.
Lloró. Lloró por días, semanas…hasta que se cansó. Tenía tres meses de embarazo cuando finalmente decidió llamar a Lion y pedirle que fuera a verla, se habían distanciado después de que le contara sobre su compromiso con Humdinger, Cowart nunca la había apoyado en esa decisión, y finalmente se había alejado de ella.
A pesar de la forma en que Huber la había dejado, ella todavía lo amaba y mintió para protegerlo. Modificó su historia, diciendo que habían terminado su compromiso para que él se mudara a Fondo Brumoso, y que su bebé era producto de una relación fugaz que había tenido con un desconocido que no quería tomar responsabilidad, y que ella prefería mantener el anonimato. Lion no le reprochó nada, pero tampoco estaba conforme con su respuesta.
-No estás sola, yo siempre estaré contigo. - Dijo con una sonrisa, envolviéndola en sus brazos.
-Gracias, Lion… - Murmuró en sollozos, aunque se sentía destrozada todavía, ya no tenía más lágrimas que llorar. - Me hará tanta falta tu compañía ahora más que nunca… -
-Yo veré por ti y por tu bebé siempre, es una promesa. - Afirmó con seguridad, dándole un beso en la mejilla.
-Hay algo más que debo decirte… - Dijo la castaña, separándose de él. - No fui al hospital porque hubiera tenido un desmayo…sufrí un ataque del corazón. -
-¡¿Qué?! - Exclamó Cowart preocupado. - No me digas que tu enfermedad… -
Lesslie asintió. - Mi corazón está delicado, Lion…tú sabes lo impredecible de mi enfermedad, podría morir en cualquier momento. - Explicó, tomando las manos del chico frente a ella. - Por eso te llamé…quiero que me prometas algo. -
-¿Qué cosa? - Preguntó, sabía qué rumbo estaba tomando la conversación.
-Por favor…sí algo me pasa, prométeme que siempre verás por mi bebé. - Suplicó, bajando la mirada. - No contaré con esa persona, este bebé será mío siempre…pero, si mi enfermedad me separa de él algún día, quiero estar segura de que jamás estará solo. - Agregó, mirándolo a los ojos. - Por favor…por favor, promételo. -
Cowart guardó silencio unos momentos antes de responder. - Lo haré. - Asintió, sonriéndole suavemente. - Sin importar qué, siempre estaré con ustedes. -
-Gracias…muchas gracias… - Murmuró con una sonrisa, abrazándolo con fuerza. - Cuento contigo Lion…mi querido amigo. -
Lion asintió. - Te quiero tanto, Less…jamás dejaré que te vuelvan a lastimar, ni a ti ni a este bebé que esperas… - Respondió con firmeza, correspondiendo el abrazo. - Es una promesa. -
[...]
Tras un parto doloroso de varias horas, Lesslie finalmente estaba fuera de peligro, dormida en su habitación del hospital. Lion estaba junto a ella, velando su sueño. Una bella princesa había nacido, y él había sido el primero en cargarla en brazos cuando la enfermera se la entregó por unos minutos antes de llevarla a los cuneros para asegurarse de que todo marchara bien con ella.
Frente a la gran ventana que dejaba ver los cuneros desde el pasillo, había un hombre de cabello rubio parado, observando fijamente a la bebé castaña que dormía en una cunita con un letrero rosado que tenía escrito su apellido: Weskfield. Pequeñas lágrimas resbalan por sus mejillas, pero no hacía ningún ruido, a pesar de que sabía que el ruido no llegaba al otro lado, tenía miedo de despertar a la bebé dormida. Una sonrisa se dibujó en sus labios, orgulloso de ver a una niña sana. Una llamada entró en su celular, sacándolo de sus pensamientos.
-¿Bueno? - Preguntó, escuchando la voz de la vecina de Lesslie. - Sí, aquí estoy, muchas gracias por avisarme. Sí, adiós. - Dijo antes de colgar, regresando nuevamente la vista a la bebé. - Lo siento, no estoy hecho para ser padre, estarás mejor sin mí…crece sana y fuerte, por favor…y haz muy feliz a Less. - Murmuró, limpiando las lágrimas de sus ojos, caminando hacia la salida.
-Actualidad-
-No, eso no puede ser posible… - Murmuró el alcalde, retrocediendo algunos pasos mientras dejaba caer el costal de croquetas al suelo, asustando a los gatitos. - Esa mocosa no puede ser ese bebé, no, no… -
-Espera… ¿Dijiste "bebé"? - Preguntó Harold caminando hacia él. - ¿Entonces si tuviste un bebé con esa mujer? -
Humdinger no respondió, parecía estar perdido en un recuerdo que creía olvidado pero que, en el fondo, le seguía atormentando de la misma forma que la primera vez. Harold lo miró sorprendido, esperando a que su tío saliera de su trance.
-Tú lo sabías…lo sabías, ¿verdad? - Cuestionó Harold, parándose frente al alcalde. - Sabías que habías tenido un hijo con esa mujer, ¿no es así? -
Huber no respondió. Pasaron unos minutos de silencio antes de que saliera sin más del lugar, dejando a su sobrino con la palabra en la boca.
[...]
-¿Estás lista? - Preguntó Ryder con una sonrisa, viendo a Rinslet, quien estaba montada en su todo terreno. El joven estaba parado a unos pasos de ella, viéndola fijamente.
-Creo que sí. - Respondió Rinslet tragando saliva, claramente nerviosa.
-Bien, toma los manubrios y enciende el cuatrimoto. Con cuidado. - Explicó, señalando las cosas conforme explicaba. Rinslet obedeció y logró encender el todo terreno. - Muy bien, ahora suelta el freno y acelera muy lentamente. -
Rin obedeció nuevamente, pero fue brusca en sus movimientos, causando que el todo terreno saliera disparado a toda velocidad, presionó el freno con fuerza, provocando un paro brusco que causó que su estómago se golpeara contra el tablero frontal.
-¡Rinslet! ¿Estás bien? - Preguntó preocupado Ryder, corriendo hacia ella.
-S-Sí… - Respondió mareada, levantando su mano para indicarle que se detuviera mientras se agachaba al lado contrario, vomitando por la fuerza del impacto que había recibido. - Soy un desastre… - Murmuró, limpiando su boca con la manga de su blusa.
-Dejemos las clases de manejo aquí por ahora. - Dijo con una risita nerviosa el castaño, ayudándola a bajar. - Vamos adentro para que te enjuagues o el mal sabor te hará vomitar de nuevo. -
-Lamento haber ensuciado tu vehículo…lo lavaré. - Se disculpó, avergonzada de lo que había sucedido.
-Descuida, lo haré más tarde. - Respondió con una sonrisa, acompañándola al interior del cuartel.
Rinslet sintió un escalofrío recorriendo su espalda, se giró rápidamente hacia atrás, buscando algo con la mirada. Ryder se detuvo junto a ella, intentando localizar algo fuera de lo normal sin éxito.
-¿Qué sucede? - Preguntó confundido, girándose a verla.
-Sentí como si alguien me estuviera observando… - Respondió, revisando los alrededores con la vista nuevamente. - Pero no hay nadie aquí… ¿Habrá sido mi imaginación? -
-Puede ser. - Apoyó Ryder, tomándola del hombro. - Vamos, o vas a vomitar de nuevo. -
-Sí. - Asintió, siguiéndolo nuevamente hacia el cuartel.
Detrás de los arbustos se encontraba escondido Humdinger, observando a los jóvenes a la distancia. No sabía qué hacía exactamente ahí, pero no podía dejar atrás la idea de que Rin fuera la hija ilegítima que Lesslie le había dado años atrás.
[...]
Lion Cowart observaba una fotografía. En ella estaba sentado junto a Lesslie en el pasto de un parque, con una Rinslet bebé sentada entre ambos, cada uno la abrazaba con una de sus manos. Le gustaba esa fotografía, porque era la única en donde estaba con las dos mujeres más importantes para él, como si fueran esa familia que él siempre había querido formar con Lesslie, pero ella jamás le había correspondido. Volvió a colocar el retrato en su lugar, soltando un suspiro.
Tenía en su mano una prueba de ADN a nombre de Rinslet, marcada claramente con 0 coincidencias. Se sentía culpable por haberle mentido a la que consideraba como una hija, pero no había tenido otra opción. Las pruebas que había realizado no le habían dado ningún resultado, pero jamás se había tragado el cuento de que Lesslie se había embarazado de un desconocido, la conocía perfectamente para saber que ella no era ese tipo de mujer.
Después de su muerte había buscado la manera de acercarse Humdinger, con una excusa convincente para solicitarle una prueba de paternidad sin que pudiera negarse. Y para eso había mentido, diciendo que Rinslet había coincidido parcialmente con el ADN del hermano presidiario del alcalde, porque sabía que ella era la única que podría obligar a Huber para hacerse la prueba de paternidad y finalmente aclarar sus sospechas…pero no había contado con que Rin no quería saber nada del alcalde, y no era capaz de obligarla solo por complacer su capricho.
-Ya no estás aquí, ya no tiene caso… - Murmuró para sí mismo, mirando la fotografía. - No dejaré que ese hombre arruine la vida de Rinslet, te lo prometo. -
[...]
-Pasajeros del vuelo A-180 con destino a Los Ángeles, favor de abordar por la puerta 4. Pasajeros del vuelo A-180 con destino a Los Ángeles, favor de abordar por la puerta 4. - Repitió la voz femenina en el altavoz.
William se levantó de su asiento, tomó su maleta y caminó hacia la puerta, donde una amable azafata checó su boleto para dejarlo ingresar al puente. La fila para subir al avión era extensa, pero por suerte había conseguido asiento en las primeras filas, por lo que no tenía que esperar mucho para abordar. Acomodó la maleta en el compartimento y se sentó junto a la ventana, dejando su mochila en el piso, abrazándola con los pies.
Sacó su celular para revisar sus mensajes, no había ninguno nuevo. Buscó el contacto de Katie y comenzó a escribir, informando que ya estaba en el avión que lo llevaría de regreso a Los Ángeles y que la extrañaría. Nunca esperó que la respuesta de Katie fuera casi al instante, y menos que fuera una foto de su hermana junto a Rinslet, ambas sonriendo felices. No era reciente, estaba consciente de eso, pero sin duda él también había sonreído al ver a la castaña, aunque fuese solamente en una fotografía.
"La próxima vez que sea una de Rin sola, por favor." Respondió, soltando una risita al imaginar la expresión que pondría su hermana. Una llamada entrante de Katie lo sorprendió, por lo que contestó la videollamada rápidamente.
-¿Qué pasó? - Preguntó, mirando a su hermana del otro lado de la pantalla.
-Idiota. - Respondió, sacándole la lengua. - Ten un buen viaje. - Dijo con una sonrisa, y después colgó.
William soltó una carcajada, sin duda su hermanita sabía cómo sacarle una sonrisa de formas impredecibles. El anuncio del despegue lo sacó de sus pensamientos, por lo que miró la fotografía de Rinslet una última vez antes de colocar el modo avión y cerrar los ojos, dejando fluir la música que escuchaba en los auriculares conectados a su celular.
¡YAHALLO! xHimemikoYukix aquí~
Bueno, llegó un capítulo nuevo de esta historia! Ahora la mayor parte del capítulo fue una especie de flashback para mostrar por qué la mamá de Rinslet se enamoró de Humdinger y cómo fue concebida la pequeña...aquí aprovecho para preguntarles a ustedes, lectores, ¿qué habrían hecho en el lugar de Huber? ¿Seguir su sueño de toda la vida aunque tuvieran que renunciar a la mujer que aman y su hijo o quedarse con su familia y dejar su sueño atrás? ¿Creen que se atreverá a hablar con ella al respecto o dejará que todo siga igual? ¡Espero sus teorías!
¡Dudas, opiniones y comentarios son bien recibidos!
¡NOS LEEMOS!
