Hola a todos, aquí SilentDrago. Primera actualización del año de este fic y las cosas cambiarán (más) para las chicas a partir de este capítulo. ¿Qué pasará? No más intriga. Que tengan una buena lectura y nos vemos abajo.
Un pasadizo a un nuevo encuentro
―¡Uno, dos! ¡Uno, dos! ¡Uno, dos!
Las chicas y sus Pokémon realizaban un entrenamiento de trote en la montaña, con Yukiho actuando casi como una profesora de educación física. La batalla contra el Equipo Génesis y el robo de los archivos del laboratorio todavía estaban frescos en la mente de todas; no querían volver a pasar por lo mismo.
Una cosa importante a hacer notar: el Shroomish que Hanayo les había encargado ya no estaba tan inquieto como antes, aunque seguía mostrando cierta desconfianza hacia las chicas. De todas formas, Yukiho también lo puso a correr: quería que tuviera cierta fuerza para cuando conociera a su nueva entrenadora.
―Yukiho…, deberíamos… descansar… un poco… ―decía Honoka con la respiración entrecortada.
―Ursa… Ursa…
―Shroom… mish…
―Por supuesto que no. Apenas llevamos un rato con esto… Y mira a Alisa-chan y a Iney: ellas apenas están cansadas.
La pelijengibre miró a su amiga rubia y a su Vulpix. Su cansancio era mínimo.
―Onee-chan, Teddiursa y tú tienen una pésima condición física. No me extraña que ya estén agotados. Y Shroomish no está mucho mejor que ustedes dos.
―No tienes que ser tan mala, Yukiho ―se quejaba Honoka mientras hacía un puchero.
―Ursa.
―Mish.
―¿Quieres ganar en ciudad Nyanya o no? ¡A seguir con el trote!
―Buu.
―Yo creo que esto es divertido, Honoka-san, y también útil. No solo ayuda a tu salud, sino también a tu resistencia y la de Teddiursa.
―Ursa…
―¡Vulpix!
―Parece que Iney opina lo mismo.
«A veces quisiera ser como Komala».
La comepan sentía celos de su Pokémon, quien descansaba a su lado. Aunque pareciera que no, Komala también estaba entrenando, solo que, como siempre estaba durmiendo, hacía la práctica de trote rodando.
―Buah.
―Suficiente descanso. Continuemos. ¡Uno, dos! ¡Uno, dos!
―¡Vamos, Honoka-san!
―Ya voy ―respondió la aludida con total desánimo.
El grupo retomó su actividad.
«Es irónico que yo sea la que tenga que estar a cargo de todo cuando soy la única sin Pokémon», pensó Yukiho con cierta molestia.
―¡Uno, dos! ¡Uno, dos! ¡Uno, dos!
Las chicas continuaban con su trote. No solo aprovechaban de entrenar, sino que también se acercaban a ciudad Nyanya con cada paso que daban.
―Yu… kiho…, por… favor…, quiero… des… can… sar…
―Ur… sa… Ur… sa…
―Sh… roo… mish…
―Creo que ahora sí podemos hacer una pausa. Quince minutos y después retomamos.
Las chicas se sentaron sobre unas rocas y se enfocaron en recuperar fuerzas. Sus Pokémon, por su parte, se ubicaron cerca.
―Sa…
―Shroom…
Teddiursa y Shroomish eran los más ansiosos por descansar.
―Lo estás haciendo muy bien, Alisa-chan. Tú también, Iney.
―Muchas gracias, Yukiho-chan.
La sonrisa que le dedicó la rubia fue tan sincera que la castaña la sintió como un disparo al corazón.
«Ojalá estos latidos sean por el ejercicio. El que sea tan linda debería ser un crimen», pensó mientras su cara se calentaba.
―¡Oye, Yukiho, ¿qué hay de mí?!
―Tú estás fuera de forma, onee-chan ―respondió de manera un tanto brusca. No le gustó que su hermana interrumpiera sus pensamientos sobre la chica que le gustaba.
―Buu.
En eso, un sonido se dejó sentir en el pedregoso suelo. Al principio empezó como un murmullo, pero de a poco empezó a aumentar la intensidad hasta convertirse en ruido atronador. Al levantar la vista, las chicas vieron cómo un montón de bolas de gran tamaño rodaba hacia ellas; si no se movían de donde estaban, terminarían planas como tortillas.
―¡CORRAN!
El grupo salió disparado en dirección contraria. Olvidando el cansancio, tanto las chicas como sus Pokémon corrieron como nunca antes lo habían hecho.
―¡No dejen que esas cosas los alcancen! ―exclamó Yukiho.
―¡Soy muy joven para morir aplastada! ―se lamentó Honoka.
―¡Teddiursa!
―¡Corre, Iney!
―¡Vulpix!
―¡Shroomish!
A pesar de que prácticamente volaban a ras de tierra, parecía que las alcanzarían en cualquier momento.
―¡No quiero irme sin volver a ver a Kotori-chan y Umi-chan!
Presas del pánico, no les quedó otra alternativa que entrar a unas cuevas que había a un costado de un peñasco y por las que ya habían pasado antes. El gran problema: cada una entró a una cueva diferente.
De a poco el sonido de rodada dejó de escucharse.
―Uf, eso… estuvo cerca. ¿No crees, Teddiursa?
―Ursa…
―¿Cómo estás tú, Komala?
―Buah.
―¿Y tú, Shroomish?
―Shroomish…
―¿Qué opinan, chicas?... ¿Eh? ¿Chicas? ¡Ey, chicas, ¿dónde están?! ¡Yukiho! ¡Alisa-chan!
―¡Ursa!
―¡Estoy aquí afuera, onee-chan!
―¿Eh?
Honoka se dio cuenta de que su hermana menor se asomaba por la entrada de la cueva en la que estaba.
―Onee-chan, hiciste escándalo por nada ―le reclamó mientras esta salía de la cueva.
―Je, je, lo siento ―dijo la aludida rascándose la nuca y sacando la lengua―. Por cierto, ¿qué eran esas cosas rodantes? ¿Acaso Pokémon?
―Al parecer, sí.
―Veamos qué dice mi Pokédex.
«Graveler, el Pokémon Roca. Tipos roca y tierra. Suele moverse rodando y sin preocuparse por los obstáculos que pueda toparse en el camino. Se alimenta de piedras».
«Golem, el Pokémon Megatón. Tipos roca y tierra. Es la forma evolucionada de Graveler. Muda su coraza una vez al año y es capaz de resistir explosiones de dinamita».
―Menos mal esas cosas no nos aplastaron ―señaló Honoka con algo de miedo.
―Teddiursa.
―Buah.
―Shroomish.
―Oye, onee-chan…
―¿Sí?
―¿Alisa-chan no estaba contigo?
―No.
Recién ahí se dio cuenta de que faltaban dos integrantes del grupo.
―¡Alisa-chan! ¡Iney!
―¡¿Se habrán metido en la cueva que falta?!
―¡Tal vez! ¡Rápido, hay que encontrarlas! ¡Teddiursa, Komala, Shroomish, vengan también!
―¡Teddiursa!
―Buah.
―Mish…
Ambas hermanas se dispusieron a entrar.
―¡Vul, Vulpix!
Alisa se había internado bastante en la caverna sin darse cuenta. En medio de su carrera, se tropezó y se dio fuerte golpe. Ahora yacía desmayada, con una preocupada Iney dando vueltas a su alrededor e intentando despertarla.
―¡Vulpix! ¡Vulpix!
―Mmm…
―Vul…
El Pokémon de hielo estaba empezando a preocuparse, pero no sabía qué hacer para ayudar a su entrenadora.
―¡Zubat!
―¡¿Vulpix?!
De un momento a otro, ambas se vieron cercadas por una bandada de Pokémon con aspecto de murciélago, quienes no parecían felices por la presencia de las intrusas.
―¡Zubat!
―Vul… ¡pix!
Iney lanzó su Polvo de nieve contra sus enemigos, alcanzando a varios. Por desgracia, eran más de los que podía enfrentar sola.
―¡Vul!
Pasó entonces a usar su Rayo de confusión: misma cosa.
―¡Vulpix!
―I… ney…
―¡Cleffa!
Un montón de hojas de color verde brillante salieron disparadas en dirección a los Zubat. Aun cuando estos trataban de evitar el impacto, las hojas daban en el blanco siempre. No cabía duda: era el movimiento Hoja mágica.
Los Pokémon voladores huyeron rápidamente, e Iney quedó perpleja. No entendía qué acababa de pasar.
―¿Vulpix?
―Cleffa.
De detrás de una gran roca, salió un pequeño Pokémon de color rosado y de apariencia más bien tranquila. A pesar de eso, Iney se puso en guardia; no permitiría que dañaran a Alisa.
―¡Vulpix!
―Cleffa.
No hubo ademanes agresivos de parte del Pokémon de menor tamaño.
―Iney…
―¿Pix?
La Vulpix se volteó y vio que su entrenadora de a poco recuperaba la consciencia. Debido al ataque de los Zubat, eso sí, no había reparado en que la habían llamado hacía unos minutos, justo antes de que las Hojas mágicas fueran lanzadas y obligaran a la bandada a huir.
―¡Vulpix!
―Iney… ¿estás… bien?
―Vul… Vulpix ―respondió afirmativamente.
―Qué bueno.
Alisa procedió a incorporarse. Seguía algo mareada por el golpe, pero ya se encontraba mejor.
―¿Vul, Vulpix?
―Tranquila, estoy bien.
―Cleffa.
Fue entonces que la rubia reparó en el otro Pokémon que se encontraba en ese lugar.
―Vaya, un Cleffa. Mi onee-chan me habló de tu especie alguna vez: eres un Pokémon tipo hada, ¿cierto?
―Cleffa.
Hubo otra cosa de la que se dio cuenta: solo Iney estaba con ella.
―Ahora que me percato, ¿dónde están Honoka-san y Yukiho-chan?
La Vulpix movió su cabeza de un lado a otro.
―Tendremos que buscarlas, ¿pero por dónde empezamos?
―Pix.
―Dime, Cleffa, ¿sabes cuál es el camino para salir de aquí?
―Cleffa…
El Pokémon hada no estaba muy seguro.
―Bueno, gracias de todas formas. Vamos, Iney, hay que buscar a las chicas.
―Vulpix.
Ambas comenzaron a caminar.
―Cleffa.
Cleffa se quedó mirando cómo se retiraban. No obstante, algo en su interior le impidió permanecer en su sitio.
―¡Cleffa!
―¿Qué pasa?
―¡Cleffa, Cleffa!
―¿Qué tratas de decirme? ¿Acaso quieres ayudarnos?
―¡Cleffa!
―¿Qué opinas, Iney?
―Vulpix.
―Supongo que no tiene nada de malo que nos guíes. Tú conoces esta cueva mejor que nosotras.
―¡Cleffa!
El grupo se puso en marcha.
―¡Alisa-chan! ¡Iney! ¡¿Dónde están?!
―¡Alisa-chan, si nos oyes di algo!
―¡Ursa, Sa!
Honoka y Yukiho buscaban con ahínco a su compañera perdida, hasta ese momento sin éxito.
«Por favor, por favor, por favor, que no le haya pasado nada», pensó la menor con desesperación.
―Alisa-chan no puede estar tan lejos, Yukiho. Hay que seguir con esto hasta que la encontremos.
En ese momento, una parvada de Zubat pasó volando sobre sus cabezas en dirección opuesta a la suya. Parecían inquietos.
―¿Qué les habrá pasado a esos Zubat, onee-chan?
―No lo sé, pero espero que no le hayan hecho nada a Alisa-chan.
«Zubat, el Pokémon Murciélago. Tipos veneno y volador. Como no tiene ojos, se guía emitiendo ondas supersónicas con su boca. No le gusta la luz del sol».
―Tal vez haya que ir al lugar de donde ellos vinieron.
―Tal vez. Teddiursa, Komala, Shroomish, manténganse atentos en caso de peligro.
―¡Teddiursa!
―Buah.
―Mish…
Sin perder más tiempo, se internaron más profundamente en la cueva. Daba igual el cansancio; Alisa era la prioridad.
«Alisa-chan, vamos a encontrarte», pensó Yukiho.
―Cleffa, Cleffa.
Alisa e Iney seguían al Pokémon hada a través de los oscuros y pétreos pasadizos de la caverna. Aunque su particular guía no sabía dónde se encontraba la salida, ya que nunca se había visto en la necesidad de dejar su hogar, ambas confiaban en su criterio puesto que conocía el sitio mejor que ellas dos.
―Mira cuántos Pokémon hay, Iney. Onee-chan me ha hablado de todos ellos en el pasado.
La rubia tenía razón: varias de aquellas criaturas se dejaban ver ya fuera detrás de las rocas o cerca de las duras paredes.
―Ese es un Geodude; el de ahí es un Roggenrola; allá hay un Diglett… ¡Mira! Incluso hay un Klink.
―¡Vulpix!
Mientras más caminaban por los túneles, más se maravillaba Alisa. Eso sí, su mayor deseo en ese momento era encontrar a sus amigas.
«Me pregunto dónde estarán. Ojalá las encuentre pronto».
Unos chillidos en el aire interrumpieron sus pensamientos. Cuando alzó la cabeza, se dio cuenta del origen de aquellos agudos sonidos: una bandada de Zubat revoloteaba sobre ella. Era más grande que la que había sido ahuyentada por Cleffa, y no solo eso: también había un Pokémon que antes no estaba y que se notaba que era el líder.
―Un Golbat… Iney, prepárate.
―¡Vulpix!
La parvada se veía con malas intenciones. Bien podrían ser los mismos Zubat de antes, solo que esta vez con refuerzos. Alisa veía aquellos agudos y amenazantes colmillos capaces de drenar la energía y temía por la seguridad de Iney y Cleffa, pero si quería reencontrarse con Honoka y Yukiho, tendría que superar aquel obstáculo.
―¡Golbat!
―¡Zubat!
Los Pokémon voladores se lanzaron contra la rubia, su Vulpix y el Cleffa que las acompañaba. Al parecer, pretendían usar Chupavidas.
―¡Iney, usa Polvo de nieve!
―¡Vul… pix!
Iney lanzó su gélido viento contra los Zubat que estaban más cerca. Unos cuantos quedaron congelados por el movimiento, pero eso no les impidió a los demás seguir lanzándose contra el grupo.
―¡Cleffa!
Como había acontecido hacía un rato, Cleffa lanzó sus Hojas mágicas para intentar alejar a los Zubat, pero parecía que estos eran más fuertes que los anteriores: resistieron mejor el ataque y no parecieron sufrir un gran daño. Alisa lo notó.
―Hoja mágica es un ataque tipo planta. No tiene mucho efecto en un Pokémon como Zubat, que es tipo veneno y volador.
―¡Golbat!
Toda la bandada comenzó a lanzar una especie de líquido morado por sus bocas.
―¡Cuidado, es Carga tóxica!
Iney y Cleffa alcanzaron a esquivar los ataques.
―¡Cleffa, ten cuidado! ¡Los ataques venenosos son muy efectivos contra Pokémon hada como tú!
―¡Cleffa!
Una segunda Carga tóxica fue disparada, pero Cleffa logró bloquearla con Hoja mágica.
―¡Cleffa! Cleffa, Cleffa, Cleffa…
El Pokémon hada comenzó a mover sus brazos de un lado a otro, cosa que Alisa reconoció rápidamente como un movimiento.
«Está usando Metrónomo. Podría pasar cualquier cosa».
Para mala suerte de todos, resultó en un ataque Salpicadura, algo totalmente inútil.
―¡Cle-ffa! ¡Cle-ffa! ¡Cle-ffa! ―decía mientras saltaba.
―¡Golbat!
Los Zubat se lanzaron contra el Pokémon hada, quien lucía más indefenso que los demás.
―¡Iney, Polvo de nieve!
―¡Vul-pix!
Pasó lo de antes: un ataque súper efectivo, pero aún sin suficiente fuerza como para terminar el trabajo.
―¡Rápido, usa Rayo de confusión!
Unos cuantos Zubat quedaron confundidos, pero otros todavía estaban en condiciones para seguir con su ataque.
«Parece que no tengo otra opción para alejarlos de ti. Perdóname, Cleffa».
Alisa se llevó una mano al bolsillo y sacó una Pokébola de él.
―¡Pokébola, ve!
El artefacto hizo lo suyo, rebotando en Cleffa y metiéndolo en su interior. Tras agitarse un poco, la Pokébola dejó de moverse.
Sin el Pokémon hada a la vista, los Zubat comenzaron a revolotear en todas direcciones. Alisa intentó acercarse a su recién capturado Cleffa, pero debido a la alta presencia de enemigos, no pudo hacerlo.
―¡Zubat! ¡Zubat!
―¡Un momento! ―exclamó Alisa―. ¡Exijo una batalla Pokémon para que me permitan salir de aquí! Si yo gano, dejarán que Iney, Cleffa y yo nos vayamos, y si pierdo, les entregaré a Cleffa y podrán drenar mi energía hasta saciarse.
―¿Golbat?
El tono que usó la chica se asemejaba mucho al que usaba su hermana antes de una batalla de gimnasio.
―¡Golbat, te reto a ti!
―¡Golbat!
El aludido se irritó. Dispuesto a hacer pagar a la rubia por su osadía, ordenó a todos los Zubat que no interfirieran y tomó una actitud combativa.
―Iney, ¿estás lista?
―¡Vulpix!
―¡Golbat!
La batalla dio inicio.
―¡Iney, usa Rayo de confusión!
El orbe de energía dorada salió disparado contra el Pokémon Murciélago, quien intentó confundir a su oponente con Supersónico.
―¡Esquívalo, Iney, y luego usa Polvo de nieve!
―¡Vulpix!
La ráfaga de aire frío golpeó una de las alas de Golbat, dejándola ligeramente congelada y causándole problemas para volar.
―Bien hecho, Iney.
Por supuesto, Golbat no estaba dispuesto a rendirse. Comenzó a disparar su Carga tóxica contra el Pokémon de hielo, quien se defendía expeliendo aire helado por su hocico.
―¡Golbat!
El murciélago se lanzó contra la Vulpix dispuesto a morderla y succionar su energía con sus amenazantes colmillos. Alisa lo notó.
―¡Iney, salta!
―¡Vul!
Golbat quedó justo debajo de Iney, quien rápidamente lo aplastó y lo dejó tirado en el piso antes de volver a saltar.
―¡Hora de terminar, Fragmento de hielo!
La Pokémon de la rubia extendió sus seis colas y creó pequeños pedazos de hielo con ellas, los cuales salieron disparados contra Golbat, dejándolo fuera de combate.
―¡Lo hicimos, Iney, ganamos!
―¡Vulpix!
Ambas se dieron un afectuoso abrazo.
―Eres la mejor.
―¡Vul!
Aturdido y derrotado, Golbat se levantó, extendió un poco sus alas y emprendió el vuelo, no sin antes ordenarles a sus subordinados que se retiraran también.
―¡Gol-bat!
Lo último que hizo fue dedicarle una mirada de odio a quien lo venció.
―Con eso se acabó el problema de los Zubat. Ahora a ver a Cleffa.
Alisa se acercó a la Pokébola tirada en el suelo y la recogió.
―Sal, Cleffa.
―Cleffa.
Poniéndose a la altura del Pokémon, la de ciudad Harasho comenzó a hablarle:
―Cleffa, perdón por atraparte, pero no quería que esos Zubat te lastimaran.
―Cleffa. ―El Pokémon le hizo gestos de que no se preocupara.
―Si quieres, te liberaré en cuanto salgamos de aquí.
―Cleffa, Cleffa.
Los gestos que hizo sorprendieron a Alisa: se estaba negando.
―¿Eh? ¿En serio no quieres? ¿Eso significa… que me aceptas como entrenadora?
―Cleffa ―respondió feliz.
―Mira, Iney, tenemos a alguien nuevo en el equipo. ¿No estás feliz?
―¡Vul!
―Prometo que cuidaré muy bien de ti a partir de ahora.
―¡Cleffa!
―Me pregunto cómo te llamaré. A mí me gusta ponerles nombres a mis Pokémon… A ver, a ver… ¡Ya sé! ¿Qué te parece Rozy?
―¡Cleffa, Cleffa!
―Veo que te gusta. Entonces te llamaré Rozy.
―Cleffa.
―¡Vul!
―Ahora hay que buscar a las chicas.
―¡Alisa-chan!
―¿Eh?
La rubia volteó la cabeza y se dio cuenta de que las chicas estaban allí.
―¡Honoka-san, Yukiho-chan! ¡Vinieron por mí!
―¡Alisa-chan!
La castaña no pudo contenerse y fue a abrazar a su amiga, aunque se soltó nada más darse cuenta de su acción.
―L-Lo siento, me dejé llevar ―dijo con un pequeño sonrojo en su cara.
―Tranquila, no pasa nada ―respondió Alisa con una sonrisa.
―¿Cleffa?
―Calma, son amigas.
―¿Y ese Pokémon, Alisa-chan? ―preguntó Honoka.
―Es Rozy, mi Cleffa.
―¡¿Tu Cleffa?! ―exclamó la pelijengibre―. ¡¿Cómo?! ¡¿Cuándo?!
―Lo atrapé hace unos minutos. ¿Verdad, Iney?
―¡Vulpix!
―Mejor investigo.
«Cleffa, el Pokémon Forma de estrella. Tipo hada. Cuando hay lluvia de estrellas, suele vérsele bailando en círculos. Se dice que es capaz de montar estrellas fugaces».
―Genial.
―Después celebras, onee-chan. Vamos, hay que salir de aquí.
―Sí.
Ya habiéndose reunido todo el equipo, emprendieron el camino de vuelta.
―¡Ah, es genial volver al exterior! ―exclamó Honoka.
―¡Ursa!
―¿Qué te parece esto, Rozy?
―Cleffa.
Rozy se veía feliz.
―Esto de la cueva nos quitó mucho tiempo.
―¿Eh?
Yukiho se paró frente a todos con un semblante un tanto siniestro.
―Yukiho…, no me mires con esos ojos.
―¿Yukiho-chan?
―Hora de retomar su entrenamiento. ¡Vamos! ¡Uno, dos! ¡Uno, dos! ¡Uno, dos!
―¡Yukiho!
―¡Teddiursa!
―¡Shroomish!
―¿Cleffa?
―Sí, así somos, Rozy. No somos un grupo convencional, pero sí muy divertido.
―¡Vulpix!
―Cleffa… ¡Cleffa!
Alisa soltó una risita.
―Ya lo verás, serás muy feliz con todos.
―¡¿Qué esperan?! ¡Uno, dos! ¡Uno, dos!
―¡Yukiho, eres una mala persona!
La vida de Rozy ya no sería la misma, pero se veía que le esperaba un futuro brillante.
Hasta aquí el nuevo capítulo. Comentarios, opiniones, sugerencias, quejas, todos pueden expresármelos en un review.
Al igual que Iney, Rozy es un nombre que deriva del ruso. Es una contracción de la palabra rozovy, que significa 'rosado'.
Ahora a responder a los reviews del capítulo anterior:
Biso47: Efectivamente puse dos científicos expertos en la evolución porque pensé que se ajustarían bien al universo de Pokémon. Con respecto a lo del Vulpix, lo tendré en consideración. Saludos.
Waldemar16: Ya veremos qué más captura Honoka. Adelanto que tengo en mente a su tercer Pokémon. Saludos.
LenaSkaylan: Tal vez si Yukiho nombra a Tsubasa más seguido consiga que Honoka se ponga a entrenar como se debe XD. Eventualmente, las intenciones del Equipo Génesis serán reveladas. Saludos.
bellotasarutobi: Parece que de verdad quieres ganarte el derecho a extra adivinando qué tipo le asigné a cada chica XD. Ya lo sabrás pronto. Saludos.
jaydisita.8709: Ya te había visto dejando reviews en otras de mis historias. Espero que continúes por aquí. Saludos.
Respecto a los extras, tenía pensado en hacer uno después del siguiente capítulo, pero tras considerarlo muy cuidadosamente, decidí que escribir un extra en este punto no sería tan bueno..., POR LO QUE SERÁN DOS SEGUIDOS. ¿Quiénes elegirán a las protagonistas? La primera persona fue aquella que adivinó dos de los Pokémon de Eli antes de que yo los revelara: Biso47, en tus manos queda la primera decisión. En cuanto a la segunda persona, una sugerencia suya me hizo escribir este capítulo: me sugirió que Alisa capturara un Pokémon hada. Por eso, Waldemar16 se ha ganado el derecho. Elijan sabiamente.
Debo decir que muchos han tratando de adivinar quién es la especialista en Pokémon hada. Les informo que alguien respondió correctamente. Cuando llegue el momento, será esa persona la que elija a la protagonista del siguiente extra.
Recuerden seguirme en Facebook para mantenerse al tanto.
Sin nada más que decir, SilentDrago se despide de momento.
