Intenté procesar lo que estaba pasando y también a quien tenía en frente. Lo miré de los pies a la cabeza. Muy bien, es alto, gran espalda y fuertes brazos pero esa cabellera...
De un momento a otro todo lo que no quería que pasara se volvió realidad: Terry estaba en frente de mí y yo estaba... bueno pensé que me vería mejor cuando lo viera en Hamlet. Aparte no tenía idea de qué decir, juré que sería indiferente pero ¿cómo eres indiferente cuando estás tan borracha que le gritas a edificios? Aún con todo esto, me armé de valor y miré su cara y sus ojos y su cabello, era el mismo de siempre pero más... maduro. Como un hombre completamente hecho y derecho.
No tengo idea de cuanto tiempo me pasé analizando e intentando descifrar que decirle hasta que Terry habló primero:
-¿Candy? ¿Te sientes bien? -no pude descifrar si su voz sonaba preocupada, asustada o avergonzada por lo que él estaba viendo.
-Ehmmm -dije aclarándome la garganta- claro que sí, sólo estaba turisteando. -okay eso sonó peor de lo que pensé.
-Candy, no estás bien -dijo creo que enojado, o tal vez no -¿quién viene contigo?
Okay, no había servido de nada el hacerme pasar por una persona sobria, así que tal vez sea mejor ser sincera y contarle que había pasado, excepto la parte de hablar con el teatro ese.
-Bueno, estaba con Archie, Annie, Paty y -ugh, ¿cómo se llamaba?- un chico rubio y alto en un bar por allá -dije señalando al lugar de dónde había venido- No sé hace cuanto fue...
-Candy, ¿me estás diciendo que has estado sola por quién sabe cuánto tiempo y borracha en una ciudad que no conoces?
-Ehh jaja ¿sí?
-Realmente no cambias -dijo exasperado pero estoy casi segura que vi una pequeña sonrisa asomándose- Muy bien, ya que no hay nadie que te escolte ¿en dónde está tu hotel?
-¡Terry! -dije un poco más alto de lo que debía- ¿por qué haces como si no me conocieras? Si soy capaz de trepar árboles, ¿por qué sería incapaz de caminar a un hotel sola?
Terry me miro de arriba a abajo, no como una mirada morbosa sino más bien diciendo "mírate y luego dime porqué no te puedo dejar ir sola". Soltó una risa y me miró como cuando estábamos en los días del colegio.
-Jamás dudaría que puedas hacerlo, solo que- hizo una pausa para pensar qué decir- les debo dejar los boletos de la función de mañana/hoy. Archie dijo que se estaban hospedando en el Meadow East, ¿cierto?
Me quedé analizando. ¿Los boletos? Hamlet, obra, mañana, Terry, las Baker. Mañana lo voy a volver a ver después de haber pasado esta vergüenza. Se me había olvidado por completo en estas horas.
-Ah, cierto, Hamlet... -dije cabizbaja, no quería traer nada más a colación pero- ¿Irá Susana?
-¿Qué?
-Por cierto, felicidades por su compromiso. Se ve que son y serán muy felices. -dije de la manera más feliz que pude pero me arrepentí al instante. Qué tontería decir algo que no siento cuando se supone que estando ebria es cuando más eres sincerx.
Terry me miró extrañado y sin saber qué decir. Teníamos tantas pero tan pocas cosas que decir a la vez. Estaba la verdad de lo que yo sentía y lo que era correcto decir, y aún fuera de mis 5 sentidos sabía por cuál opción irme. Hubo un silencio en el que cada uno se sumergió en sus pensamiento; esta vez yo lo rompí.
-Bueno, caminemos al hotel.
-¿Caminar? No, iremos en mi coche.
...
Íbamos de camino a mi hotel, no quedaba lejos pero aún así sentí como que el tiempo pasaba en cámara lenta. No sé si fueron los efectos del alcohol o tan solo mi mente que a veces viaja a varios momentos, pero juro que sentí casi como la primera vez que estuve en su auto. Casi podía ver a las mujeres con grandes escotes y los teatros de Broadway por primera vez y casi tenía a Terry al lado de mí, sonriendo y contándome el como le había ido. Casi...
El frío viento de Nueva York movía mis largos y sueltos rizos mientras yo me asomaba por la ventana. La borrachera se me había bajado bastante, ya no me sentía tan mareada y empezaba a procesar todo lo que estaba pasando.
-¿Ya no usas las coletas? -preguntó Terry aún mirando hacia el camino.
-No no, de un tiempo acá dejé de usarlas. Me siento más -¿madura? ¿bonita?- me siento más yo cuándo lo uso suelto. Me da seguridad.
-Debo de admitir que, aunque estaba acostumbrado a verte con coletas -frenó el coche ante la señal de alto- me gusta como se te ve el pelo así.
Volteé ante su afirmación. Es decir, me imaginaba que me haría burla. "Ahora eres un chango pecoso y peludo" o algo por el estilo, pero había sido tan directo que me quedé sin palabras. Nuestros ojos se encontraron al momento en el que yo volteé, por primera vez después de años sus ojos azules me veían y yo los veía a ellos.
Ahora que lo pienso, hasta cierto punto este es el tipo de reencuentro que yo quería con él excepto por la parte de la borrachera claro. El punto es que cada uno nos sentíamos más maduros y con nuestras metas y vidas hechas. Él con su carrera en Broadway y yo amando mi profesión de enfermera y, aunque debo de admitir que no lo había llegado a olvidar, el sentimiento de ver al hombre en el que se había convertido me daba paz. Ahora solo esperaba que la mujer en la que me había convertido al menos le enorgulleciera tanto como a mí.
-Y viéndole otro lado bueno- respondí- solo me lo tengo que cepillar y ya me olvidé de los listones.
Terry siguió manejando ahora inmerso en sus pensamientos. Tenía la mandíbula apretada y solo miraba hacia en frente. Siguió manejando hasta llegar al Meadow East.
-Gracias por traerme.
-Espera un segundo -dijo Terry- primero déjame darte los boletos-busco en los asientos traseros y sacó un sobre gris con la frase "boletos Andrew" escrita en frente. -Y también Candy -me dijo viéndome directamente a los ojos- me gustaría hablar contigo en un momento más... oportuno. Solo tú y yo. Me gustaría saber qué está pasando en la vida de mi... amiga.
"Amiga", ya sabía que solo éramos eso desde hace años. "Amiga", me tiene el mismo aprecio que a Archie. "Amiga". Se sintió como una puñalada al corazón.
-Sí, claro Terry -dije mientras me bajaba del auto apretando los boletos a mi pecho- Ahora iré a entregarle estos boletos a mis demás amigos. Descansa, te veré mañana.
-Tú también, Candy.
Me volteé y empecé a dirigirme a la entrada del hotel, una vez adentro pude ver cómo el auto de Terry avanzaba hasta salir de mi vista. Qué intensas habían sido esas últimas horas de mi noche. Me dirigí hacia el lobby y cuando pasé alguien me llamó:
-¿Señorita White? ¿Habitación 201? -dijo la recepcionista.
-Esa soy yo -respondí.
-Dejaron esta carta en la tarde, dijeron que era urgente que la leyera tan pronto como pudiera.
¿Urgente? Son vacaciones, no quiero nada de urgencias. Tomé la carta y al ver de quién venía fue lo que más me sorprendió. El remitente era Eleonor Baker, madre de Terry Grandchester y futura suegra de Susana Marlowe.
