Miradas Bajo el Cristal Más Allá de la Imaginación
Capitulo 1: Adiós, dulce hogar.
Uno de los últimos tibios rayos solares de la tarde entraba por la ventana, iluminando con una casi fantasmal palidez. Afuera soplaba una brisa intermitente y sofocante, y de vez en cuando entraba en la habitación, agitando ligeramente las cortinas. En medio del silencio, a lo lejos, se podía escuchar el débil golpeteo del cuchillo con el cual tía Petunia cortaba una lechuga, y los gruñidos de tío Vernon mientras leía el periódico. Afortunadamente, Dudley había salido con su pandilla, Harry prefería que no se encontrara en casa, así todo se mantenía mas silencioso.
El muchacho de ojos verdes y cabello azabache se encontraba acostado sobre su cama, leyendo por enésima vez la carta de Ron, en la cual le contaba que la Orden del Fénix continuaba trabajando día y noche en su labor anti-Voldemort, y le infundaba ánimos para que resistiera las vacaciones. Harry arrugo el pergamino hasta hacerlo una bola y la lanzo con fuerza contra la pared. Estaba harto. Claro que sabia que la Orden del Fénix estaba funcionando, si Voldemort andaba dando vueltas por ahí, tramando matar a centenares de magos y brujas. Que estupidez escribirle sobre algo así...
Harry volvía a estar atrapado en la misma situación de hace un año atrás, siendo ignorado por aquellos que consideraba sus amigos y protectores, según ellos, para su bien estar. Harry trataba de comprender...Sabia que sus amigos no podían hacer nada mas por el, y Dumbledore le había explicado al final del año escolar anterior que debía mantenerse en Privet Drive, porque en esa casa contaba con la protección que su madre le había dejado al morir. Pero aun así, no podría evitar sentirse desgraciado, y más aun, enfadado. Pero al adolescente le pesaba algo mas en su interior, un sentimiento que se le atoraba en la garganta, ahogándolo en dolor y lagrimas. Le quemaba el pecho, le destrozaba las entrañas, dejando solo un vacío infinito. El dolor...de una perdida.
Harry imaginaba con frecuencia que Sirius se escabullía de Grimmauld Place a plena luz del día, viajaba en una escoba hasta Privet Drive y se lo llevaba lejos de esa casa, a algún lugar desconocido, y prófugos, se dedicarían a combatir mortífagos. A Sirius le habría encantado ese tipo de riesgo...Pero estaba muerto.
Muerto. Nunca mas volvería a escuchar su voz, ni ver sus enormes y brillantes ojos azules. Nunca mas volvería a compartir sus alegrías y temores con el, todo se había ido detrás de aquel misterioso velo. Muerto. Parecía que nadie entendía la gravedad de aquella situación...claro, en un comienzo todos lloraron su muerte, pero ahora todos volvían a reír y parecía que su padrino hubiera desaparecido de sus recuerdos sin haber dejado un rastro. Harry se dio vuelta sobre si mismo y hundió la cara en su almohada, ahogando un sollozo.
En el primer piso, tía Petunia seguía cortando lechuga y tío Vernon comentaba con enfado las noticias del diario con su esposa. En el segundo piso, Harry lloraba, mientras que con sus dedos rajaba con fuerza el cubrecama. Faltaban todavía tres largas y tortuosas semanas antes de poder volver a Hogwarts, y a veces pensaba Harry, estando la situación como estaba, no estaba seguro de que su retorno a Hogwarts le fuera placentero.
Una mujer de estatura alta, pálida piel y largo cabello negro cruzó con rapidez a través de un pasillo solitario. En su rostro no había expresión alguna, solo se dedicaba a dirigir la mirada hacia delante. Cada vez se adentraba más en esa casa abandonada, de viejas tablas y de puertas y ventanas clausuradas, un aire frío y ventoso recorría aquel lugar. Una bandada de oscuros pájaros la sobrevolaban, vigilándola.
La mujer caminó con más rapidez hasta llegar a una puerta, que daba al subterráneo, golpeó seis veces, y luego la puerta se abrió. El contenido de aquel lugar era altamente tétrico, un hombre de rojos ojos y pelo azabache la miraba con detención, recorrió con la mirada el rostro de la mujer, y dijo:
-Bellatrix… -su voz era ronca y gutural.
-Amo- dijo ella- gusto de verle- la mujer dejó ver una mueca desagradable¿necesita que mate a alguien amo- sonriendo aún más horrible, agregó¿necesita que mate a Potter, amo?
-No puedes- dijo él, cortante- no en la casa donde se encuentra, necesito que te hagas pasar por un cliente de la empresa de su tío- Voldemort miraba fijamente los ojos de Bellatrix- Malfoy averiguó donde queda, pídele a él la dirección- acercándose a ella dijo- amenázalo, dile que deje a Potter sólo en la casa, de lo contrario… mátalo a él y a su familia.
¿Y cuándo el chico esté sólo, puedo matarlo- la mujer sonreía de forma macabra ante esa situación.
-No, no puedes, él único que tendrá el placer de matarlo… seré yo- y dándose la vuelta agregó- ahora vete, Malfoy te espera en el salón… no quiero equivocaciones Bellatrix.
-No las tendr�, amo. Adiós- contestó.
La expresión de la mujer había cambiado notoriamente, una mueca entre fastidio y placer se dibujaba en su cara. Caminó por la casa hasta llegar a una habitación amplia y sin muebles… el salón.
-Malfoy- dijo en voz alta. Un hombre alto, delgado, de cabellos largos y platinados se volteó a ver.
-Bellatrix- agregó el hombre, recorriendo con su mirada el cuerpo de la mujer- un placer verte- dijo con falsa galantería.
-Basta Malfoy- dijo ella con fastidio- no vengo a escuchar su cursilería barata, dame la dirección.
¿No quieres pasar conmigo a alguna de las habitaciones- preguntó el rubio, con una sonrisa en los labios.
-Bellatrix se acercó a él, como si fuera a besarlo, más se acercó a su oído y le dijo:
-La dirección, Malfoy- Lucius no tuvo más remedio que dársela, cuando posó el papel con la información en sus manos la apretó.
Bellatrix giró sobre sus pies, sin ni siquiera mirar a Malfoy, y se dirigió rauda a cumplir la misión que se le había encomendado, dejando a Lucius bastante enfadado.
!Qué cantidad de papeles! Esto es un fastidio...
Era una oficina grande y espaciosa, y por la ventana se podía ver un día sin sol, cosa extraña para la época veraniega. Por el modo en que aquella oficina estaba amueblada, se podía denotar que quien fuera su usuario, era una persona de alto rango en la empresa. Un hombre rechoncho se encontraba sentado tras el lujoso escritorio.
Vernon Dursley maldecía mientras observaba con espanto el lote de papeles que debía timbrar antes de las tres de la tarde. El corpulento hombre se reacomodo sobre su sillón y encendió un cigarro. El humo formaba enredadas figuras y se esparcían con lentitud por la gran oficina. Vernon se disponía a timbrar el primer documento, cuando la puerta se abrió y en ella apareció la figura de una mujer no muy agraciada.
-Señor Dursley, hay una cliente aquí afuera, desea hablar con usted...
-Cliente? –pregunto Vernon molesto – No atiendo clientes a esta hora.
-Pide que la disculpe por no haber pedido una cita con usted –decía la secretaria con nerviosismo –Pero dice que es un asunto de suma urgencia.
-Esta bien, déjala pasar...
Por la puerta entro la misma mujer que el día anterior le había sido encargada una misión por el Señor de las Tinieblas y en su cara se gesticulaba la misma mueca horrible que la caracterizaba. Al contrario de lo que es en el mundo mágico, Bellatrix vestía a la perfección unos pantalones y una chaqueta muggles. Vernon la invito a sentarse junto a su escritorio. Bellatrix camino con rapidez y se sentó, sin dejar ver emoción alguna a través de sus ojos negros. La secretaria cerro la puerta tras ellos, e inexplicablemente, toda la habitación pareció oscurecerse, lo que provoco que a Vernon le recorriera un escalofrío por la espalda.
-Dígame¿cual es el motivo de su visita? –pregunto Vernon, escondiendo sin mucho éxito el enojo que le producía esta intromisión.
-Quiero que saque a Potter se su casa esta misma tarde –dijo Bellatrix con una voz helada y ronca, mientras que en la cara morada de Vernon aparecía con rapidez una expresión de perplejidad.
¿Que! Como es...
Vernon no alcanzo a articular palabra alguna cuando la mortifaga se levanto de su asiento, botando la silla, y levantando su varita hacia el pecho del robusto hombre, conjurando la maldición Cruciatus.
Vernon cayo al suelo, retorciéndose y doblándose sobre si mismo de una forma grotesca, mientras que su cara se tensaba, semejándose a un globo, y comenzaba a tornarse azul. Bellatrix mantenía la varita dirigida hacia el, y observaba con gozo el dolor de Vernon. Pasado un minuto, la mujer bajo la varita, guardándosela en la chaqueta, mientras Vernon quedaba tendido sobre el suelo, con una mueca de ahogo y miedo, intentado mover sus adoloridos y sudorosos miembros. La falta de aire y el enorme terror impedían que gritara.
-Ahora escúchame muggle asqueroso –susurró Bellatrix con voz de amenaza -Hoy, cuando llegues a tu casa, lo primero que harás será botar a Potter a la calle. El niño, y tu familia seguramente harán preguntas, pero tu no dirás nada. Tu esposa te pedirá explicaciones, pero tu no se las darás. Y no dejaras que Potter vuelva a pisar tu casa. De lo contrario a todo esto, yo misma vendré hasta tu indigna casa muggle, y matare a tu esposa y a tu hijo de forma lenta y aun mas dolorosa de lo que he hecho contigo, y a ti, te dejare agonizante para que puedas ver los rostros de los tuyos al momento de morir. Entendiste, gusano?
Los ojos de Vernon daban vueltas mientras escuchaba horrorizado las palabras de aquella mujer. Se sentía enfermo y débil, y aun no podía moverse. La amenaza provocó en el un miedo que dejo un vacío en su estomago, por lo que vomitó sobre la alfombra.
-Me alegra que entendieras...Ahora ya sabes que debes hacer, larva.
Antes de que Vernon hiciera algo, Bellatrix volvió a hacerle un Cruciatus a Vernon, dejándolo inconsciente. La mortifaga se arregló la chaqueta con cuidado y salió de la oficina.
La secretaria del hombre, asustada por los sonidos de golpes y feas palabras dichas por Bellatrix, se quedo paralizada de la impresión cuando esta salía rumbo al ascensor, apenas la perdió de vista se adentró en la oficina de su jefe, para después llamar a la policía… y a una ambulancia. Avisó también al conserje del edificio, que detuviera la mujer cuando llegara al primer piso, pero esta no se apareció.
Horas más tarde, en el número 4 de Privet Drive, cerca de las 2 de la madrugada, un chico de negros cabellos y ojos de esmeralda, sobresaltado por los gritos, abría los ojos…
¡Vernon- gritaba Petunia¡Vernon, qué te hicieron!
El hombre apenas podía caminar, de echo los paramédicos que venían dentro de la ambulancia con él, lo ayudaban a sentarse en un sofá. Apenas estos se fueron, luego de que Petunia con chillidos llorosos les agradeciera el hecho de traerlo vivo, la discusión empezó.
Vernon se puso de pie, con ayuda de su esposa, y se dispuso a subir las escaleras rumbo a la habitación de Harry. Estando afuera de ella, pateó y golpeó la puerta hasta que la abrió. Ya en la pieza agarró a Harry del brazo con habilidad insospechable y lo lanzó por las escaleras. Menos mal el chico era joven y tenía buenos reflejos, así que se agarró con fuerza de la baranda de la escalera, dañándose levemente los tendones del antebrazo por la fuerza.
Harry ni siquiera tuvo tiempo de preguntar que era lo que pasaba, ya que veía en los ojos de su tío una furia que jamás en su vida había visto, y el hecho de que Vernon, cada vez que Petunia se acercaba a él a tratar de tenerlo, éste la empujaba también haciéndole daño, lo preocupaba aún más. Vernon estaba fuera de control.
A continuación el hombre agarró la jaula de Hedwig y se la lanzó a Harry, junto con su baúl y todo lo que pudo agarrar del chico en su habitación.
¡PAPÁ- se escuchó de pronto, Dudley acababa de despertarse¿QUÉ HA…- el chico se detuvo al observar el rostro de su padre, supo que debía quedarse callado.
Recién en ese momento Vernon habló, forzando la voz para no gritarle al chico, no quería seguir despertando gente.
-Vas a agarrar tus cosas- dijo entre jadeos- y te marcharás de esta casa, no quiero volver a ver tu cara por aquí, ni cerca de mi hijo, ni de mi esposa, ni de mí!.
-Pero tío- trató de decir Harry¿qué sucede- el chico estaba asustado, nunca había visto a ese hombre gordo comportarse de forma tan animal, tan salvaje, faltaba poco para que lo golpeara.
-Vernon, cálmate- pronunció Petunia, la que también estaba asustada.
¡NO ME CALMO- gritó¡HOY CASI MUERO POR CULPA DE LA ESCORIA A LA QUE ESTE CHICO PERTENECE- Vernon comenzaba a ponerse rojo de furia… mirando a Harry agregó¡TE IRÁS EN ESTE MOMENTO, NO QUIERO VOLVER A VERTE EN MI CASA NUNCAS MÁS!.
Diciendo eso, tomó nuevamente a Harry del brazo y lo sacó fuera de la casa, así, tal cual el chico había despertado. Pateó el baúl hasta que lo llevó a la calle, mientras q el ojiverde trataba de que Hedwig no hiciera tanto alboroto.
Petunia y Dudley observaban desde lejos, no querían entrometerse en esa incómoda situación, sobre todo Petunia, que mostraba varios moretones en la piel, producto de los empujones de su esposo.
Vernon empujó a Harry por más de 6 cuadras, pateando el baúl, sin importarle, extrañamente, si los vecinos salían a mirar. Cuando ya estaban lo suficientemente lejos de la casa, se detuvo y observó a Harry por última vez, no dijo nada, la mirada que lanzaba bastaba, era algo como "Si te apareces, te mato".
Después de unos dos minutos, el hombre salió caminando apuradamente rumbo a su casa, dejando al Gryffindor más que sorprendido y asustado.
La noche no tenía estrellas, el cielo estaba nublado y amenazaba con llover. La blanca lechuza, todavía alborotada, observaba a su dueño con grandes ojos amarillos, que pedían una explicación de aquel escándalo, pero ni siquiera Harry tenía esa explicación.
Se sentó encima del baúl, con la jaula de Hedwig a su lado, no sabía que podía hacer, volver a casa de sus tíos estaba descartado, no quería morir a manos de Vernon. Así que sacó a Hedwig de su jaula, y agarrando un pergamino y una pluma se dispuso a escribirle a Ron:
Ron:
Mi tío se ha vuelto loco, me ha echado de su casa a empujones, estoy sólo en una calle desierta, por favor ven a buscarme, estoy como a 5 o 6 cuadras de la casa de mis tíos.
Harry.
Después puso la nota en la pata de la lechuza y ésta se fue. Dejándolo aún más sólo que antes.
"¿Qué habrá pasado?" se preguntaba, recordaba con precisión que Vernon había dicho algo como que la escoria a la que pertenecía él lo iba a matar… eso significaba que mortífagos habían amenazado a su tío… Algo sacó a Harry de sus pensamientos, unos matorrales cercanos comenzaban a moverse como si alguien estuviera dentro.
Los observó con detención, mientras con rapidez buscaba su varita, "Dónde la dejé, dónde la deje" pronunciaba en voz baja… cuando de pronto se escuchó.
¡CRUCIATUS- a Harry se le heló el corazón, su cara adquirió un tono pálido.
La maldición no le había alcanzado, pero estuvo a punto. Harry, con la varita en la mano, miraba el matorral con alto, extremadamente nerviosismo, hasta que pudo ver salir la figura de una mujer…
-Bellatrix- dijo el chico, nada más pronunciar ese nombre y una tristeza e ira lo invadían, estaba pronunciando el nombre de la asesina de Sirius.
-Tanto tiempo, Potter- contestó ella, con una mueca desagradable en sus labios- vengo a terminar lo que empecé con tu padrino.
La mujer volvió a pronunciar "Cruciatus", y le dio a Harry en el brazo. El ojiverde se retorcía en el suelo por el dolor que le causaba la maldición, la vista se le comenzaba a nublar, pero alcanzaba a ver que Bellatrix se dirigía nuevamente a él, pero cuando vio una extraña figura aparecer detrás de una casa, era un perro negro y grande…
Nada más ver eso y a Harry se le iluminó el rostro, se dijo para sí mismo "¡Es Sirius!".
Bellatrix observaba el animal con cara de estupefacción "No puede ser…" susurró.
El perro mostraba sus colmillos, embravecido, saltó y de un mordisco le arrebató la varita a la mujer, así que ésta huyó, escapando entre los matorrales por los que se había aparecido.
Harry trató de levantarse, quería correr y abrazar a su padrino, decirle cuanto lo extrañaba, cuanto lamentó su ida, decirle que ahora estaba felíz de que estuviera vivo… pero el perro ya no seguía allí.
De la nada, sacándolo bruscamente de sus pensamientos, se escuchó un ruido ensordecedor, pero era un ruido conocido, sí, lo recordaba. Cuando Harry se volteó a ver…
-Bienvenido al autobús noctámbulo, transporte de emergencia para el brujo abandonado a su suerte. Alargue la varita, suba a bordo y lo llevaremos donde quiera. Me llamo…
-Stan- dijo Harry, algo pasmado.
El cobrador abrió los ojos como platos y posó directamente la mirada en la cicatriz de Harry.
¡ERNIE- gritó Stan¡Ernie, mira¡ES HARRY POTTER!
Esa era la tercera vez que Harry viajaba en el autobús noctámbulo, la primera vez fue cuando huía de la casa de sus tíos porque había inflado a la tía Marge como un pez globo, la segunda había sido el año pasado, cuando viajo acompañado con sus amigos y esta hacía la tercera vez.
¡Sube Harry- Stan y Ernie le sonreían al muchacho con una amplia sonrisa, eran buenas personas.
-Ho-hola- atinó a decir el ojiverde, esos recibimientos lo ponían un tanto nervioso.
-A ver, yo te ayudo con esa jaula y el baúl- Stan agarró las cosas de Harry y las subió al autobús, mientras no dejaba de sonreírle.
-Y, qué te trae por estos lados, muchacho- dijo Ernie, empezando a apretar el acelerador. Harry se cayó al suelo.
-Si, Harry- agregó Stan¿Qué hacías sólo a estas horas de la noche?
Harry volvió a sentirse triste, por unos segundos había olvidado la presencia de su padrino en ese callejón. Como un niño pequeño, abrumado y melancólico empezó a murmurar:
-Mi padrino, Sirius, estaba allí cuando Bellatrix Black me atacó, él me salvó, sí él me salvó- Harry trataba de convencerse de que su padrino estaba vivo.
¿Tu padrino dices- preguntó asustado Stan¿Sirius… Black?
¡SÍ- contestó Harry, con una sonrisa esperanzadora¡Yo sé que era él¡Lo sé¡Era SIRIUS!
-Eeeeh, calma muchacho- agregó Ernie, empezando a preocuparse por el chico, y es que Harry estaba muy excitado, alborotado- vas a despertar a los demás pasajeros- Harry pareció calmarse un poco.
-Toma- dijo de repente Stan, señalando una cama- aquí puedes quedarte esta noche- el tipo lo miraba como si Harry fuese un paciente psiquiátrico, y el ojiverde sintió eso.
-Hey¿porqué me miras como si estuviera loco- la sonrisa de esperanza empezaba a borrarse… y en lugar de ella aparecía una expresión de enfado.
-No te enojes muchacho! –exclamó Stan acongojado –Es que tu padrino...- Stan cerró la boca al ver la mirada de fuego que Harry le dedicaba –Discúlpame, estoy hablando estupideces...es que me pongo nervioso cuando llevamos a bordo a una celebridad, eso no sucede casi nunca –dijo el joven con una sonrisa tonta.
Harry se calmó y sonrió ante el comentario de Stan, le causó gracia el nerviosismo del joven. El ojiverde se acomodó sobre la cama, lanzando un suspiro prolongado. Stan lo observaba con la boca entreabierta, ensimismado.
-A propósito muchacho –consultó Ernie sin ni siquiera volver la cabeza –¿A dónde quieres que te llevemos?
Harry no contestó. No había pensado a que lugar ir, pues entre el ataque de Bellatrix, la breve aparición del perro negro y la llegada repentina del autobús, no había tenido ni un segundo para meditarlo. Le había enviado una nota a Ron, pero a Hedwig seguramente le tomaría por lo menos un día para llegar a su destino. Por el momento, estaba abandonado, sin mas techo que el de aquel autobús en el que viajaba a toda velocidad. Harry todavía meditaba, cuando por su mente cruzó un recuerdo, de hace tres años atrás. Se encontraba viajando en el mismo autobús, luego de haber inflado a la tía Marge, y esa vez su paradero final resultó ser el Caldero Chorreante. El adolescente decidió con seguridad que volver ahí era la mejor opción por el momento.
-Ernie, llévame al Caldero Chorreante –dijo Harry con seguridad. Ernie hizo un ademán con la mano.
Harry volvió a recostarse sobe la cama y miró por la ventanilla sucia. Afuera los postes y las casas saltaban para hacer lado al vehículo que iba a toda velocidad. Harry cerró los ojos, pensando en lo ocurrido durante la última hora, mientras sentía en todo su cuerpo el traqueteo de la cama que vibraba bajo el autobús.
-Adiós, dulce hogar –murmuró Harry con ironía
Stan y Ernie, extrañamente, estaban en silencio, eso dejó que Harry pudiese meditar más sobre lo que le había pasado hace tan sólo unos minutos atrás. "¿Habrá sido en verdad Sirius?" Se preguntaba cada dos segundos.
Mientras tanto, Stan, un poco shockeado, conversaba en voz extremadamente baja con Ernie sobre lo que había dicho el chico. El hecho de que un prófugo de Azkaban, el único que había logrado escaparse de esa cárcel, el hombre que había matado a 13 personas hace unos años atrás, anduviera tan cerca de ellos no le causaba ni la más mínima pizca de gracia, por supuesto que no.
¿Crees que deberíamos avisar sobre lo que dijo Harry, Ernie- preguntó a su compañero de trabajo.
-No lo sé, nunca he sido un bocón- agregó el hombre- pero esto es serio, se trata sobre un asesino.
-Si Ernie, yo podría avisarle a un primo que trabaja en el Profeta- dijo Stan- la noticia podría salir mañana.
-Pero el chico sabrá que fuimos nosotros- dijo Ernie un tanto acongojado.
-Pues- Stan estaba pensando…- qué más da, esto se tendrá que saber algún día, todo el mundo mágico sabe la vida de este chico.
Faltaba poco para llegar al Caldero y Harry pensaba en Petunia, Vernon y en Dudley, no lograba asimilar que ya no tendría que volver a pisar esa casa, en donde nadie lo quería, en dónde estaba únicamente porque ahí Voldemort no podría hacerle daño.
-Ya, Harry, llegamos- avisó de pronto Stan.
El ojiverde se levantó de su cama y se dirigió a la puerta del autobús, sosteniendo en una mano la jaula de Hedwig, cuando Stan ya tenía el baúl del chico en la acera, Harry lo abrió y saco unas monedas para pagarle.
-Quédate con el cambio- eso fue lo último que oyeron pronunciar al Gryffindor, ya que éste rápidamente se había adentrado en el Caldero Chorreante.
Harry recorrió con la mirada el lugar, cuando sintió que alguien le tocaba el hombro con la mano, en señal de que se diera la vuelta.
¡Harry- una muchacha alta, con cabellos rubios y ojos saltones lo miraba con alegría.
Nota: Este fanfiction ha sido escrito sin fines de lucro, solo lo hacemos por entretención. Todos los personajes pertenecen a J.K. Rowling, si fueran nuestros seriamos millonarias y no estaríamos publicando fanfictions en la Internet o.o. (Éste fanfic está publicado en dos webs.)
Hola! Somos Vika Riddle y Amma , de vuelta con un nuevo fic que hemos escrito juntas durante nuestras ociosas tardes de verano. Planeamos publicar un nuevo capítulo cada 20 días, pero considerando que ya pronto empiezan las clases ( por lo menos en nuestro país ��), esto va requerir un gran esfuerzo de nuestra parte... de todos modos vamos a intentar continuar con este plan.
Eso sería todo por el momento, ojalá disfruten con la historia, y si tienen algo que comentar o criticar, no duden en dejar un review .
Amma y Vika
