Capïtulo 4: Otra ves adiós
Hermione comenzó a vestirse a toda velocidad, mientras tanto Ron se apresuró hasta la pieza de sus padres. Abrió la puerta violentamente mientras gritaba.
-MAMÁ, HARR….DIOS!
-RON! –gritó la señora Weasley agitada
Ron salió inmediatamente de la pieza, pues había visto a sus padres en un acto "un tanto" comprometedor, mientras que desde adentro se podía escuchar al señor Weasley diciendo exaltado "Y este niño no aprendió a llamar antes de entrar, Dios…". Todavía un tanto perturbado por lo que había visto, se apoyó sobre la puerta cerrada y dijo:
-Ejemm…Mamá, Harry está en problemas, su tío lo echó de casa y ha pedido que lo vayamos a buscar….
-¿Harry? ¿Escuchaste eso Arthur?...¿Vamos enseguida hijo!
Ron, rojo hasta las orejas, estaba subiendo las escaleras cuando se topó con Hermione, que iba bajando, ya completamente vestida.
-Hermione….mis padres, digo…ya vamos todos en busca de Harry…-dijo Ron apresurado ante la mirada sorprendida de la muchacha –Ahora necesito lavarme los ojos con cloro, permiso…
Hermione se quedó parada en medio de las escaleras pensando en que habría querido decir el muchacho con aquello de lavarse los ojos con cloro, cuando rápidamente volvió a su recuerdo el día anterior, y las cosas que Ron le había dicho en el baño. Sintió una súbita punzada de amargura, pero su enojo fue interrumpido por la voz del señor Weasley en la cocina. Ella bajó con agilidad, y llego donde estaban los padres de Ron, quienes estaban conversando con expresión muy seria con la cabeza flotante de Remus Lupin entre las llamas del fuego.
-Por lo tanto, Grimmauld Place es la única opción, Harry estará a salvo …-decía con voz espectral el Lupin flotante –Ah, buenos días Hermione, chicos…-saludó la cabeza flotante.
Hermione miró hacia atrás, donde ya se encontraban Ron, mirándola fijamente, y también estaban ahí Ginny y los gemelos, los tres con cara de sueño.
-Ya vamos en camino –aseveró Molly; y Lupin desapareció en un pequeño torbellino de cenizas.
La familia Weasley y Hermione salieron apresurados de la Madriguera, y caminaron hasta donde se extendía un camino de tierra. El señor Weasley hizo un pequeño silbido, y a los pocos segundos, toda la tierra comenzó a temblar mientras que a lo lejos del camino se veía como el autobús mágico avanzaba a toda carrera en su dirección. El autobús se detuvo en frente al grupo de personas, y Stan los recibió con el mismo saludo que hace un par de horas antes le había dedicado a Harry. Los Weasley se subieron al autobús, y Arthur dijo "Al 4 de Privet Drive por favor", cuando Stan les preguntó a donde se dirigían.
-Lo que más me preocupa –dijo Molly tratando de acomodarse sobre la cama que no paraba de moverse –es que Harry se ha quedado solo, sin protección, y estos mortífagos no perderán un solo minuto en tratar de buscarlo…
Stan, que se había quedado cerca del grupo escuchando atentamente su conversación debido a sus hábitos de metiche, dijo sin pensar:
-¿Harry? ¿Harry Potter? Si lo están buscando, no lo van a encontrar en Privet Drive! –asintió con una sonrisita
-¿Qué? ¿Usted como…? ¿Qué Harry…? –tartamudeaba Arthur, mientras todos veían con asombro al joven.
-Oh, en la madrugada el chico Potter se ha subido al autobús, venia muy acelerado, y comenzó a hablar de ese tal Sirius Black, me parece que ya se le zafó un tornillo porque…
-¡¿Pero adonde fue! –preguntó Ron irritado, interrumpiendo las divagaciones de Stan. Este lo miró con desdén.
-Pues se bajo en el Caldero Chorreante, pero como yo decía…
-¡Entonces vamos al Caldero! –le gritó Arthur a Ernie el conductor. Este le dio una señal de aprobación.
-Ejem…si, como yo iba diciendo –reiteró Stan un tanto enojado, ante la vista molesta de los Weasley -Harry no debería vincularse con ese tal Black, porque…
-¡Stan! ¡Acaba ya de molestar a los pasajeros y ven acá ya! –le gritó Ernie, y el joven irritado se fue a sentar junto al conductor.
- ¡Si, si, ya voy!- gritó antes de que los Weasley lo perdieran de vista.
Les tomó un par de cuartos de horas llegar al Caldero, Ron le gritaba a Ernie que apurara la marcha cada cuantos minutos cuando sentía que perdían velocidad, a lo que le respondían con un inaudible insulto, que de haberse oído habría ocasionado una escena de boxeo dentro del bus.
- Ya está – dijo con desgana Ernie- llegamos.
- Ya era hora – murmuró Ron, que había enseñado su rabia de Hermione con el pobre Ernie y Stan.
Una vez estuvieron adentro, se dirigieron a la barra, para preguntarle a Tom sobre Harry.
- ¡Ah! ¡Hola Arthur!- lo saludó alegremente- ¿otro encargo del ministerio?- preguntó arqueando una ceja en señal de misterio.
- Mmm… – respondió un poco nervioso el señor Weasley – algo así.
- ¿Has visto a Harry, Tom? – preguntó Molly de repente, haciéndose espacio entre sus hijos.
- ¡Harry, ¡si, está en su habitación ahora – contestó el tabernero – primera habitación a la izquierda. – agregó con una sonrisa.
- Gracias – contestaron todos al unísono.
- Muy bien – dijo Arthur – hay que ir a buscar a Harry arriba, ¡pero no deberíamos ir todos! – gritó cuando 4 pelirrojos se hacían camino empujándose para subir primero por la escalera- sería mejor que sólo fuesen Ron y Hermione, los demás esperamos abajo.
- Pero, cariño – empezó Molly – Harry desea vernos… a todos.
- Lo sé, amor – le contestó con dulzura – pero será mejor que esperemos abajo… créeme- el señor Weasley dijo esa última palabra con un dejo de angustia que la hizo quedarse con él.
- Bueno, vamos – Hermione miró a Ron para que subieran a buscar a su amigo
El pseudo hotel del Caldero era diminuto, pero tenía un desorden de pequeños pasillos que hacían difícil el entrar a una determinada habitación.
- Debimos haber entrado al primer pasillo, Ron- dijo Hermione, entre molesta e indiferente.
- No, es por aquí- contestó de forma testaruda- he alojado aquí antes.
- Ron, deja de comportarte como un idiota y hazme caso, era por allá – dijo apuntando al fondo.
- No me llames idiota…- respondió el pelirrojo, mientras miraba hacia el suelo, visiblemente dolido.
¡Basta, quieres! – le gritó, aunque no tan fuerte- ¿podrías olvidarlo todo y ya?- agregó no menos calmada.
¡¿Olvidarlo!- terció él – ¡OLVIDAR QUE TÚ Y VIKTOR… - se detuvo completamente.
Detrás de él se escucharon risas estridentes.
Se volteó lentamente, al momento que se volvían a escuchar las carcajadas.
Hermione lo
observaba desde el mismo lugar que había ocupado durante la
discusión.
Ron se acercó sigilosamente…
- Conozco era risa – dijo Ron, pensativo.
Al instante se escuchó otra risa más acompañada de otra, pero la de un hombre.
- Y yo conozco esa… - agregó Hermione, tajante.
Sin mas Ron abrió la puerta violentamente, curioso.
- ¡Ron! – gritaron desde adentro - ¡Hermione!
- Harry… - dijeron los chicos al unísono - y… ¿Luna? – agregaron sin creer que esos dos estuviesen arriba de la cama, riendo felizmente de algo que debía ser muy divertido porque a Harry le salían lagrimas y respiraba con dificultad, igual que la chica.
- Entren – dijo Luna, mientras Harry se ponía de pie para saludarlos.
Ron le dio la mano a su amigo, seguido de una palmada en la espalda en señal de afecto, lo que Harry contestó de igual forma.
Hermione mientras tanto, se dirigía hacia Luna, la que torpemente le estiró la mano en señal de saludo.
- Hola, Hermione – le dijo con una sonrisa - ¿Cómo te la has pasado?
- Bastante mal- pensó, pero le pareció demasiado fuera de escena el comentario- muy bien, gracias- dijo intenta emular una risita.
- Recibimos tu carta, anoche- le dijo Ron a Harry, mientras echaba una mirada por la habitación – Tom dijo que estarías en la primera habitación a la izquierda, porqué estás aquí si …
- Ah, si – respondió el chico, todavía alegre- cuando llegué aquí me topé con Luna, y me invitó a pasar, y …
- Aaaaaaah- dijo Ron lentamente, tratando de parecer que estaba procesando de buena forma aquellas palabras.
- … hemos conversado bastante- agregó Harry mirando a Luna, con una sonrisa.
- Es cierto – contestó ella – eres bastante divertido Harry, sobre todo cuando te ríes y las aletas de la nariz se te abren al compás de tus risas – agregó riéndose – eres bastante gracioso, en verdad.
Ron disimuló una risa, lo que avergonzó a Harry, y decidió salir de esa habitación.
-Harry, estaremos en la taberna esperándote –Ron salió de la habitación ante la vista del ojiverde -Bueno – le dijo Ron a Hermione, dirigiendo sus ojos al piso – parece que Harry está bien…
-Volvamos con tus padres y los esperamos ahí –dijo Hermione con voz baja pasando al lado de Ron. Ron caminó atrás de ella, de esa manera no debían mirarse.
Los muchachos llegaron donde se encontraban el resto de los Weasley sin decirse una palabra. No tuvieron que esperar ni más de 3 minutos cuando Harry apareció junto a ellos, y así también Luna. La señora Weasley se abrazó a Harry mientras contenía las lágrimas, sin darse cuenta de que Harry estaba adquiriendo un ligero tono azul en la cara. Cuando Arthur logró q su esposa soltara a Harry, este les contó sobre todo lo sucedido durante la noche, incluyendo el episodio del ataque de Bellatrix, sin embargo, no dijo nada sobre el perro que lo rescató de la mortífaga. Pensó que sería más conveniente contárselo a Hermione y Ron cuando estuvieran solos. Mientras tanto, Hermione y Ron escuchaban atentamente a lo que Harry decía, pero no podían evitar lanzarse miradas cuando pensaban que el otro no lo estaba mirando. Luna, quien se sentó junto al grupo, estaba más concentrada observando a una mosca que recorría el borde de un vaso vacío de cerveza de manteca.
-Llamaré a Remus inmediatamente –dijo Arthur con tono enérgico –creo que lo mejor para todos ahora será pasar el resto de las vacaciones en Grimmauld Place. Partiremos mañana a primera hora –Todos estuvieron de acuerdo con el señor Weasley.
Durante la tarde, los Weasley arrendaron un par de piezas para pasar la noche, mientras que Luna invitó a Hermione a pasar la noche en su cuarto.
Mientras los Weasley se dedicaban a ordenar, Luna fue nuevamente hasta el cuarto de Harry, y lo encontró ordenando sus cosas y metiéndolas en su baúl.
-Te iras mañana –dijo Luna en el marco de la puerta, y Harry se sobresaltó.
-Si...-contestó Harry levemente triste al pensar que Luna no iría con él a Grimmauld Place. –¿Te quedarás con tu padre aquí, no?
-Si, pero ya sabes que la mayor parte del tiempo me quedo sola…-Harry se quedó callado, meditando, olvidando por un segundo que la chica estaba todavía ahí. Algo se esta apoderando lentamente de su garganta.
-¿Te causa dolor? –preguntó Luna con voz suave, y Harry la observó sorprendido –Digo, volver a la casa de tu padrino…por la cara que tienes, parece que no estás bien…-dijo casi susurrando, con esos momentos de seriedad absoluta que se apoderaban de ella ocasionalmente.
-Ah, si…es eso… Sirius –dijo Harry con voz apagada –Lo extraño.
Luna se acercó a él lentamente, mientras lo observaba con sus grandes ojos celestes.
-No creo que debas extrañarlo –dijo ella y el ojiverde la miró extrañado –En algún momento se encontrarán nuevamente…-susurró ella con un tono casi místico –No estés triste…
Luna se había acercado mucho a Harry, casi sin pensarlo. Harry sólo podía respirar, y pensar que sucedía. Mientras tanto, Luna se había quedado con la vista perdida, divagando en sus ensoñaciones.
Harry estaba luchando contra su sentido común y la sensación en su piel, cuando el silencio del momento fue interrumpido cuando en la puerta apareció Remun Lupin.
-Buenas tardes chicos –dijo el licántropo, sonriendo amablemente.
Harry sintió que se le soltaba la garganta, y sintió una breve ráfaga de rencor contra Lupin por haber interrumpido así. Luna también salió de su estado de trance, saludándolo con alegría.
-¿Podrían bajar un momento a la taberna? Decidiremos cual será el plan de acción –dijo Remus sonriendo, y luego desapareció por el pasillo.
Harry no tuvo tiempo de decir ni una palabra, cuando por la puerta entraron Ron y Hermione.
-Vamos Harry –dijo Hermione –Luna, puedes venir tú también –dijo la muchacha, y salió de la habitación sin ni siquiera mirar a Ron.
Luna salió de la pieza detrás de Hermione, y Harry se acercó a Ron.
-¿Ya han vuelto a discutir, no? –pregunto Harry a su amigo, y a este se le pusieron las orejas coloradas.
-Algo así….pero no estamos en buenos términos…
-Ya me contarás luego.
Los muchachos bajaron, y se encontraron nuevamente con todo el grupo reunido. Luna estaba más atrás junto a su padre, quien recién había vuelto de su trabajo en la revista. Ron y Harry se sentaron junto a los demás. Harry notó que Ron tomó el asiento más alejado que encontró de Hermione, mientras esta lo observaba con los ojos entrecerrados. Mientras tanto, Lupin y Arthur discutían sobre las medidas que tomarían al llegar a la casa de Sirius.
Harry se desconectó por unos segundos de la charla de los magos, quedándose con la vista fija en la chica rubia en la esquina. Luna leía con el ceño fruncido el nuevo ejemplar de El Quisquilloso que su padre le había traído de la dirección.
Estaba perdido en aquella vista, cuando un sonido como una explosión ensordecedora reventó en sus oídos, y todo se volvió gris y confuso.
Harry abrió los ojos asustado, mientras buscaba apresurado la varita. El aire se llenó de polvo intoxicante para aquel que lo respirara, y solo escuchaba gritos de terror a su alrededor, mientras que rayos luminosos atravesaban las nubes de humo. En el terror del momento, una voz fría como el hielo resonó sobre las plañideras asustadas del lugar.
-¡¡Harry Potter, ven a mi! –gritó Bellatrix saliendo de entre el polvo, con la varita en alto, y un fulgor asesino en sus ojos vacíos.
Harry sintió un escalofrío de terror que recorría su espina dorsal. En esos momentos el polvo comenzaba a disiparse, y Harry pudo ver con más claridad. El mobiliario de la taberna estaba completamente destruido. Molly y Arthur lanzaban conjuros contra un mortífago encapuchado, mientras que Hermione, Ron, Fred, George y Ginny combatían juntos a un solo mortífago desconocido.
-¡Avada Kedabra! –se escuchó la voz de Bellatrix. El rayo verde pasó a un centímetro de la mejilla de Harry, quien ágilmente esquivó la maldición de Bellatrix, pero ella increíblemente rápida, antes de que Harry pudiera reaccionar nuevamente, un Cruciatas le dio en el hombro, y todo se volvió dolor, un dolor terrible por todo su cuerpo, expandiéndose hasta sus huesos, y Harry no podía más que gritar y desear estar muerto. Sentía que su cabeza iba a reventar, cuando le dolor desapareció tan repentinamente como había aparecido. Se incorporó lo mas rápido que pudo, y vio a Lupin combatiendo a Bellatrix, quien tenía una expresión en su cara de puro odio. Cerca de ahí, el mortífago que estaba atacando a Ron y Hermione estaba ahora lanzándole hechizos al señor Lovegood, mientras Luna y Ron intentaban ayudar a Hermione, quien estaba en el suelo con una pierna torcida en un ángulo dolorosamente anormal. Molly y Arhur, aunque algo heridos, habían logrado dejar inconsciente al mortífago encapuchado. Harry corrió donde sus amigos, ayudando a llevar a Hermione detrás de una mesa tumbada. En esos momentos, un grito terrible rompió a todos los otros gritos y jadeos, mientras un rayo verde y mortal cruzaba por el pecho del padre de Luna. El señor Lovegood cayó al suelo, con su cabello rubio cubriéndole la cara que aun sostenía su expresión de horror. El corazón de Harry se paralizo por completo, mientras que a su lado, Luna, con los ojos muy abiertos, parecía petrificada.
-Papá – susurró inaudiblemente. Sin importarle nada más, se dirigió hacia el cuerpo de su padre, que yacía tendido en el suelo de forma torcida, con expresión de intranquilo dolor. – Papá – dijo zarandeándolo – despiértate – lo último sonó casi como un ruego. Detrás de ella estaba de pie el mortífago que lo había asesinado, pero éste en vez de matar también a Luna dejó su varita en el suelo y huyó, después de él todos desaparecieron, inclusive Bellatrix.
Harry miraba petrificado la escena, al igual que Hermione, que olvidando su dolor observaba como Luna, vuelta una lunática de verdad, movía a su padre como si eso le devolviera la vida.
-Papá – gemía despacio – Papá, despiértate por favor- repetía una y otra vez… - Por favor Harry, ayúdame a levantarlo, tengo que despertarlo, estoy segura que sólo está dormido…
Harry sabía muy bien que no era así, pero le sonaba muy cruel llevarle la contra en esas circunstancias.
Molly y Arthur se acercaron a ella, a vista y paciencia de todos los demás.
-Luna, querida -dijo Molly, tratando de sonar lo más suave y tierna posible- ven conmigo, ven – agregó tratando de levantarla del suelo.
-No señora, tengo que despertarlo – repitió por enésima vez dándole leves cachetadas a su padre en las mejillas.
Molly miró a su esposo confundida y angustiada, le dolía ver a una muchacha así, de cierta forma le recordaba a Harry, e inconscientemente se imaginaba a sus hijos en esa posición.
Arthur se acercó a Luna, con cautela, sin hacer mucho ruido, trató de hablarle pero la chica repetía lo mismo una y otra vez.
Apuntó con su varita el cuerpo de ésta, susurró con lástima y compasión lo más imperceptible que pudo –Desmaius.
Luna cayó suavemente al lado de su padre, con un brazo sobre él, como si aún inconciente no quisiera abandonarlo.
Harry estaba quieto, como a 6 metros de ella. No lograba quitar de su mente las últimas palabras que escuchó salir de la boca de la chica, tan sólo hace unos segundos:
- Papá… - gimió en un sollozo- no me dejes sola…
Le dolía profundamente haberla visto así. Fue allí cuando se dijo a sí mismo que haría lo posible por no abandonarla.
Nota: este fic esta escrito sin fines de lucro, los personajes pertenecen a JK Rowling etc etc etc…
Nota de las autoras:
En nombre de mio (Vika) y de Amma, queremos dar una gran disculpa a cualquier lector que se haya interesado por esta historia, y que lo hayamos dejado esperando de esta manera, por eso…
¡¡¡¡¡¡MIL CUATROCIENTOS TRILLONES DE DISCULPAS! TT sentimos profundamente este horrible atraso, pero han surgido una serie de complicaciones que nos han evitado el poder seguir escribiendo.
Esta ves esperamos poder entregarles un nuevo capitulo en muchoooo menos tiempo.
Otra ves, discúlpenos.
Disfruten la historia.
Vika & Amma
