Capítulo 5: Estadía en Grimmauld Place
Arthur y Molly llamaron a los demás miembros de la Orden del Fénix inmediatamente después del ataque, todos se asombraron al saber la noticia, un ataque de los mortífagos en un lugar tan concurrido como el Caldero era casi inimaginable, sobre todo porque el público del bar, comúnmente eran afuerinos que pasaban por la ciudad, no precisamente gente que pudiese estar de parte del bando de Voldemort.
- ¿Cómo?- exclamó Moody extasiado, cuando se dio por enterado - ¿él? ¿Lovegood, ¿pero qué tenía que ver él en la pelea?
- No lo sé Moody – contestaba el señor Weasley, cuando estuvieron todos reunidos – tan sólo llegaron de pronto, y no supimos cuando sentimos un bombazo y todo terminó cuando él cayó muerto al suelo, por un Avada Kedabra.
- ¿Pero porqué ese tipo? – decía Tonks afligida, mientras ayudaba a reponer lo que se había roto durante el enfrentamiento – que yo sepa él no tiene nada que ver en esto, no entiendo porqué lo atacaron.
- A mi tampoco me entra – agregó Ojoloco Moody – huele extraño – dijo haciendo ruiditos como si estuviese esforzándose en captar algún aroma en especial.
- Yo no percibo nada – Tonks empezó a imitar a Moddy, moviendo la cabeza de un lado a otro para captar el aroma que aquejaba al hombre.
- Yo sí – dijo él – aquí hay gato encerrado.
Por otra parte, en la habitación que había arrendado en el Caldero, acompañado por sus demás amigos, los gemelos y Bill, Harry empacaba sus cosas, estaba como en trance, no hablaba, sólo miraba sus manos y lo que ellas recogían.
- Harry – murmuró Ron, a sus espaldas – lo puedes hacer mas tarde, baja con nosotros, te hace mal estar aquí.
El pelirrojo estaba en lo cierto, pues en la habitación de al lado, acompañada por otros miembros de la Orden, estaba Luna, descansando.
Harry no quería marcharse de allí, en esa habitación estaba su aroma, algo así como a flores maduras, como cuando están a punto de marchitarse y echarse a perder, antes de morir. Era un aroma tristemente seductor, sobre todo, nostálgico, frío.
- No, Ron – contestó Harry de pronto – quiero dejar esto listo para luego acompañar a Luna, no quiero dejarla sola.
- Ella estará bien - lo consoló Hermione, con un tono sumamente maternal.
- ¿Bien, ¿Que estará bien? – el ojiverde comenzaba a exaltarse –¡¡Hermione, nadie que haya perdido a su familia estaría bien! – agregando con una fría y dura mirada - yo lo sé bien, sabes, soy huérfano.
Ninguno de los presentes de acordaba de haber escuchado alguna vez esa palabra salida de los labios de Harry, por ello fue especialmente chocante.
Harry, tranquilízate – dijo de pronto Bill, poniendo una mano sobre su hombro – se recuperará del shock pronto.
El muchacho estaba dispuesto a seguir el debate, pero el gesto de cariño del Bill lo hizo detenerse. Bajó los brazos, dejando su ropa donde estaba, y los siguió al primer piso, donde estaban los demás miembros de la orden.
Antes de bajar la escalera, pudo sentir el dulce aroma de Luna nuevamente, le hizo pensar que ella estaba viva, que no le gustaría que él se pusiera mal por ella, fue por eso que decidió no sentirse triste. O por lo menos, dibujar una sonrisa en su boca.
Cuando terminaron de ordenar todo en el caldero se dirigieron a Grimmauld Place mediante un traslador que los dejó cerca, luego caminaron. Luna caminaba al final del grupo, con la cabeza baja y los ojos pegados al suelo. Cuando llegaron a destino, frente a los ojos de aquel grupo apareció una casa que empujaba a las del lado con violencia sin que nadie se diera por enterado, una casa con el número 12. Todos entraron, haciendo caso omiso de los gritos histéricos del retrato de la señora Black. Nadie estaba de humor como para darle importancia a sus alegatos.
- Sería mejor que ustedes vayan a sus habitaciones – dijo Lupin mirando a los chicos – nosotros tenemos problemas que atender.
Los chicos captaron que era mejor obedecer. Fred y George, que no se inmutaban mucho por las desgracias ajenas se fueron juntos a una de las habitaciones. Los demás se fueron a otra.
- Harry – llamó Hermione.
Harry levantó la cara y la miró. Tenía los ojos enrojecidos, expresión cansina y angustiada.
Nadie supo qué decirle.
Madame Pomfrey llegó unos instantes después a Grimmauld Place, luego de que Tonks la ubicara y le pidiera su ayuda. La enfermera de Hogwarts acudió rauda a la habitación de Luna y se encerró sola con la chica rubia para curarle algunas heridas del enfrentamiento, pero por sobre todo, quizás ella podría darle algún alivio a su dolor emocional.
Harry estaba en otra habitación, junto con Ron y Hermione. Harry suspiraba de vez en cuando, sin poder esconder su aflicción. Ron y Hermione se encontraban casa uno en un extremo de la habitación mientras acompañaban su amigo, pero echándose miradas furtivas cuando pensaban que el otro no lo estaba mirando. Harry, saliendo de su ensimismamiento, notó esta tensión.
- ¿Qué ocurre entre ustedes dos? –preguntó en voz baja.
Hermione se limitó a fruncir el ceño y clavó sus ojos penetrantes en la cara sonrojada de Ron.
- Nada Harry, que crees….son ideas tuyas…-tartamudeó Ron, sin poder evitar que una sensación de ardor se le subiera por las entrañas y fijara a su vez la mirada en la chica.
Hermione sostuvo la mirada de Ron durante unos momentos y luego la apartó, bajando la cabeza.
Harry no necesitaba más pruebas que ese silencio incomodo para saber que entre sus amigos algo extraño pasaba. No era una de esas peleas comunes que siempre tenían, no, en ese caso estarían arrojándose cosas por la cabeza y gritándose sin parar. Pero este silencio contenía algo más que un simple enojo.
El silencio reinaba en aquella habitación, y Harry no podía evitar seguir pensando en Luna. En esos momentos, Madame Pomfrey irrumpió en el cuarto, trayendo consigo un maletín con pociones curadoras.
Los tres muchachos se dejaron curar por la enfermera aun en silencio.
- Luna está tranquila –comentó Madame Pomfrey, y Harry la miró con sorpresa. –Creo que deberían acompañarla luego, intenten que coma algo….pobrecilla –murmuró la enfermera mientras pasaba un algodón con una cortadura en el antebrazo de Ron, mientras este intentaba aguantar el ardor que la poción le provocaba.
Madame Pomfrey salió de la habitación hacia la cocina, donde curaría de sus heridas a los señores Weasley.
Harry no esperó a que sus amigos dijeran nada, cuando ya salió raudo por la puerta en dirección a la pieza de Luna. Hermione ya iba detrás de Harry cuando Ron la agarró sorpresivamente por detrás de la túnica.
- ¿Qué haces? –preguntó Hermione asustada por aquel gesto. Ron la observaba con una ceja arqueada.
- No creo que sea prudente que todos vayamos a ver a Luna al mismo tiempo, deja que Harry hable con ella…Parecen tener más en común ahora que ambos perdieron a…-Ron calló.
Volvió a haber silencio entre los dos. Hermione quiso alejarse del pelirrojo cuando se dio cuenta que este la seguía aferrando con fuerza de la túnica.
- Suéltame Ron, quiero ir a mi pieza – dijo la muchacha en voz baja, pero con un tono ponzoñoso en sus palabras. Nada más estar cerca de Ron la hacia hervir de rabia.
Ron la miraba fijo, y no la soltaba.
- Dime por qué –susurró el pelirrojo, atrayéndola inconscientemente hacía sí.
- Porque tú no entiendes nada –susurró a su vez Hermione, cerca de su oído.
El aliento tibio de la muchacha en el oído de Ron provocó una especie de electricidad que le corría por la columna. No podía olvidar la imagen de Hermione abrazada a Krum, así como tampoco podía olvidar la cercanía de su boca junto a su cuello.
Hermione intentaba mantener la cordura. Intentó zafarse de Ron, pero solo consiguió que éste le agarrara con una fuerza casi violenta una de sus manos.
- ¿Por qué te empeñas en hacerme daño? –dijo Hermione en una especie de gemido.
- Tú eres la que me está torturando –Ron apretaba la mano de Hermione cada ves más fuerte –No puedo dejar de pensar en tu diario…en esas asquerosas palabras…
- Ron… no sabes lo que dices… Estas confundiendo todo –murmuraba Hermione con los ojos fuertemente cerrados, intentando no desvanecerse.
- Tu me confundes…
Harry tocó la puerta de la habitación de Luna, aunque inseguro de estar haciendo lo correcto. Dio vuelta la cabeza y notó que ninguno de sus amigos estaba ahí. "Mejor" pensó Harry "mucha gente podría alterar a Luna". Nadie contestaba al llamado de la puerta. Harry se debatía entre las ganas de ver a Luna y la idea de entristecerla. Finalmente la curiosidad fue más poderosa.
Abrió la puerta y encontró a Luna acostada en su cama, rígida como un cadáver, mirando con los ojos abiertos y saltones enmarcados por anillos negros la nada en medio de la oscuridad absoluta.
- Luna… -murmuró Harry, cerrando la puerta tras de si, e iluminando un poco la habitación con el encantamiento Lumos. La muchacha rubia no se inmutaba por la presencia del joven, y permanecía tiesa, poseída por la catatonia.
Harry se sentó con suavidad a su lado y posó una se sus manos sobre la de ella. Era suave y helada. Harry sentía que se atragantaba, y el corazón le latía rapidísimo, para luego frenar y funcionar a la mínima velocidad.
- Luna, yo….yo… lamento…-Harry intentaba articular alguna frase coherente, pero le estaba costando trabajo –Yo se que duele…. –Harry comenzaba a sentir que algo se estaba quebrando dentro de su pecho. Luna no reaccionaba.
- Luna, yo….-decía el ojiverde conteniendo el grito de rabia y dolor.
En ese momento, Luna salió de su trance, y con un solo suspiro largo y desesperanzado, sacó su cuerpo de la rigidez y desvió sus ojos del negro de las sombras, para yacer placidamente sobre la cama, como una flor mustia que ya casi muere. La habitación se llenó de un delicado olor dulce. Harry observaba con maravillada tristeza el rostro de su amiga.
Luna crispó entonces la cara en un gesto de dolor, y brillantes lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos azules. Por fin.
- Estoy sola…-musitó la muchacha ahogadamente.
Harry no pudo evitarlo, alguna energía misteriosa en dentro de su cuerpo se hizo más fuerte que su voluntad, y sin siquiera saberlo, se encontró levantando a la chica y abrazándola, haciéndola reposar suavemente sobre su pecho. No quería decir nada, no debía decir nada. Luna simplemente de abandonó entre sus brazos, y su único deber era protegerla en silencio, reconfortarla durante un momento.
El cuerpo de Luna ya no esta frío, ahora emanaba una tibieza agradable, y Harry no pudo evitar un escalofrío.
- Yo estoy contigo –dijo Harry con tono firme.
Luna sacó el rostro de su pecho y abrió la boca para contestar.
- Tú me confundes…
- Harry…
Ambas conversaciones se vieron interrumpidas por los gritos histéricos de la señora Black desde la entrada.
- Profesor Dumbledore! Por fin nos acompaña, que tragedia… -se escuchó la llorosa voz de Molly, luego de acallados los gritos de la madre de Sirius.
Luna se quedó viendo a Harry con sus inmensos ojos azules bañados en cristal, Harry casi no respiraba.
- Debes ir a hablar con el profesor Dumbledore, Harry…-musitó Luna con voz rasposa.
Al otro lado del pasillo, Ron y Hermione se observaban fijamente a los ojos, intentando perforarse mentalmente. Ron, con las orejas aun enrojecidas de rabia, soltó a Hermione.
- Vamos –le espetó secamente a la muchacha y salió apuradamente tras la puerta.
Hermione se estiró la túnica con las manos temblorosas mientras repetía para sí misma en voz baja "tranquilizate". Suspiró y salió en dirección a la cocina.
- Hola Harry – saludó con una tranquila sonrisa el director - ¿cómo te encuentras?
El chico recordaba la última vez que había visto al profesor, y todo atisbo de caballerosidad quedó rezagado al recordar cómo le había gritado que mentía.
- No más bien de cómo me encontraba la última vez que lo vi, señor- intentó con toda su fuerza sonar duro y frío, pero por sobre todo quería sonar indiferente.
- Lamento que todavía te encuentres mal, Harry – se disculpó el hombre – tenía la esperanza de que te encontraras mejor de cómo te vi por última vez en Hogwarts.
- ¿En Hogwarts? – pronunció el chico, con un tono burlesco - ¿acaso no recuerda la vez que lo vi en el caldero, cuando me gritó que mentía…- su tono se había quebrado un poco en esa última palabra.
El semblante pasivo del director cambió bruscamente al oír lo que decía Harry, se quedó pensativo por una fracción de segundo, mientras se rascaba sutilmente la barba, como si quisiese recordar algo, luego de lo que pareció ser una hora pero en realidad fue menos de un minuto, levantó la vista y dijo:
- Ha de haber sido otro Albus, porque yo he estado fuera del país hace dos semanas.
- ¿Q… Que? – dijo Harry con voz apagada.
- Quieres decir que ha sido un… - comenzó a decir Moody, un poco perplejo.
- Un mortífago… si, ha de haber sido uno de ellos – Albus sonaba igual de tranquilo que antes, como si eso de que te suplantara otra persona fuese la última moda.
- ¡Pero no pueden! – gritó asustado el señor Weasley.
- Me temo, Arthur, que estás equivocado- terció Lupin.
- Para eso tendrían que haberle quitado un cabello o …
- La poción multijugos no es la única opción, señorita Granger – contestó amablemente el director, a lo que la chica contestó con un agraciado color rojo tomate en la cara.
- ¿Quieres decir, que han practicado el hechizo…? – Tonks no se atrevía a conjurar la palabra.
- 5 puntos para ti, Nymphadora- agregó Albus, mientras sonreía abiertamente.
Ya era de noche, todo en Grimmauld Place era silencio, incluso el retrato de la señora Black, que había aullado "despeinada sangre sucia" cuando Hermione la miró de mala forma.
Harry trataba de quedarse dormido en la habitación que compartía con Ron, se entretenía contando las telas de araña que desplegaban desde las viejas lámparas colgantes hacia los rincones del techo.
- Harry – se escuchó de pronto - ¿estás despierto?
Ron al parecer tampoco lograba conciliar el sueño, un tono triste y acongojado se podía apreciar en la voz del pelirrojo.
- Si, Ron, ¿te pasa algo? – Harry se sentó en la cama, para poder conversar mejor con su amigo, que también yacía sentado en la cama, apoyado en el respaldo de madera.
Se notaba que Ron trataba de encontrar las mejores palabras para poder expresar lo que sentía, se quedaba callado largo rato con expresión pensante, mientras se rascaba la nuca al ritmo de las sinapsis.
- Harry… - comenzó- ¿qué harías si la chica que te atrae… o te gusta un poco… - Ron estaba luchando contra si mismo para poder pronunciar las últimas palabras -… ya lo hizo con otro tipo? – de pronto el cutis blanquecino del pelirrojo se había vuelto tan rojo como las explosiones solares.
- ¿A qué te refieres con que ya lo hizo con otro tipo? – Harry parecía no conectar con el significado intrínseco de aquella frase.
- Bueno… me refiero a que… - no podía decirlo de la forma literal, no podía, era demasiado para él – ya, Harry – agregó disgustado – sabes a lo que me refiero.
De pronto el ojiverde cayó en la cuenta. Si hubiese estado junto a una ballena le habría ganado todos los krill de lo grande que había abierto al boca.
- ¿Te refieres a que si tuvo… - ¿porqué le costaba tanto decir esta clase de cosas?.
- Si – contestó Ron, bajando la mirada hacia las sábanas.
Harry no supo cómo seguir la conversación, lo que había confesado Ron era demasiado chocante para él, sabía a quien se refería con "la chica que te atrae", estaba claro que era Hermione… pero… ¿Hermione había tenido algo íntimo con otro tipo, esa información era demasiado para él, no podía imaginar a su amiga, la chica con mejores calificaciones de todo Hogwarts envuelta en esa clase de aventuras, eran historias para Lavender, incluso para Pansy, pero para su amiga no.
- No puede ser – pronunció en voz baja. Cuando se dio vuelta para mirar a su amigo lo invadió la culpa, Ron ya estaba acostado y dándole la espalda, "tardé mucho" pensó.
Holaaaaaaas ), mil disculpas queridos lectores u.u, pero el colegio nos exprime (.
Muchísimas gracias por los review (especialmente a Mariale, amsp14, Lia Du Black y chidori15, no duden en dejar más ) )
No sean tímidos P no les cuesta nada apretar el botoncito morado abajo XD
Hasta la próxima ˆˆ.
Amma & Vika
