Tú, yo y nosotros
Disclaimer:
Todos los personajes pertenecen a S. Meyer; la historia es mía.
Capítulo 14: Sensación de falsa seguridad
BPOV
Suspiré contrariada cuando colgué la llamada. Edward había estado raro al teléfono, advirtiéndome cosas que ni siquiera podía entender. ¿Jasper Hale malo? No podía imaginarlo. Supuse inmediatamente que se trataba de otro feo chisme en el que la familia Cullen había participado activamente. Francamente, eso era cansado. El mismo Edward debería saberlo tomando en cuenta que todos en la familia lo habían vetado sin siquiera oír sus razones para estar con Irina.
Ugh. Irina. Me estremecí recordándome de nuevo que él no era un hombre libre. Y Jasper sí.
Pero aún si hubiera un millón de hombres libres en el mundo, por el momento no me interesaba ninguno. Y aunque el Hale mayor me parecía bastante guapo, estaba 100% segura de que no estaba emocionalmente disponible. Un solo vistazo en sus ojos me lo había dejado bien en claro.
—¿Pasó algo, Bella?— Rose me preguntó. Traía en su mano dos platos de comida y rodeó la mesa, acomodándolos en los lugares que ocuparíamos. Fresita estaba colgada de su vestido sin poner atención a sus alrededores—. ¿Qué quería Edward?
Por el rabillo del ojo vi que Jasper venía detrás de ellas, con más platos en la mano. Me acerqué y tomé uno, ayudándolo a acomodarlos.
—Oh, no mucho— mentí—. Sólo quería saber si Esme me invitó a la cena del domingo.
—Siempre estás invitada, Bella, lo sabes— Dijo distraídamente. Acomodó el florero de en medio de la mesa para que no estorbara—. Puff, ¿Edward piensa ir?
—Me parece que sí.— Asentí.
— Lo que me faltaba. De repente Edward se está volviendo muy familiar, cuando nunca antes le había importado— masculló—. Mientras no lleve al alacrán que tiene por novia todo bien.
—Es su familia también, Rose— la reprendí—. No le puedes negar eso.
—Bella tiene razón— Emmett entró por la puerta. Estaba vestido con una simple camisa de lino blanco y unos jeans rectos formales. Se puso detrás de Rosalie y, después de darle un ligero apretón de hombros y un beso en la mejilla, se sentó en la cabecera de la mesa—. Edward es parte de la familia y no lo vamos a desairar, sabes que nunca estuve de acuerdo con eso, Rosalie. Y Jasper, te agradecería que nos acompañaras el domingo también. Sé que Esme y Carlisle te extrañan mucho y les gustaría saludarte.
Rosalie le dio una mala mirada, pero no dijo nada. Se sentó en la mesa con Rebecca a un lado y comenzó a servir la bebida en los vasos con su ayuda. Me moví con ellas, jalando mi silla en el proceso. El ambiente comenzaba a ponerse tenso.
Jasper lucía como si lo hubieran acorralado. Su habitual máscara de tranquilidad no se había movido, pero su mano crispada al lado de su cuerpo me daba mucho a entrever. Sacudió la cabeza y se sentó en la otra esquina de la mesa.
—No lo sé, Emmett. —Contestó finalmente.
—Hazlo por tu hermana, Jasper— hizo una pausa—. Y no te preocupes, como ya sabes, ella no estará allí. Sigue en Europa y dudo que tenga intenciones de regresar.
Di una larga mirada entre las caras largas de todos en la mesa. Parecía que la única que no estaba enterada de qué pasaba era yo y supuse que tenía algo que ver con lo que Edward me había advertido, pero Emmett no parecía molesto con Jasper. Esta familia de verdad vivía entre muchos enredos.
No hice ningún comentario al respecto y los minutos pasaron. Revolví mi pasta con el tenedor, dándole algunos mordiscos, mientras ayudaba a Rebecca a comer también.
Jasper soltó un suspiro.
—Bien, iré. Sólo por esta vez.
Rosalie sonrió.
—¡Excelente! Mañana le diré a Esme, se pondrá muy feliz, Jas.
—Claro.— Jasper masculló por lo bajo. Se veía bastante incómodo.
—Y Jasper, ¿qué era lo que hacías en Texas?— pregunté, intentando dar por finalizado el momento de tensión que reinaba en el comedor. Jasper me sonrió aliviado, comprendiendo lo que trataba de hacer.
—Soy maestro de secundaria. Trabajaba en algunas escuelas de Corpus Christi y el instituto privado en el que tenía mi mayor contrato tiene sede también aquí en Seattle. Llevaba meses esperando a que se abriera una plaza aquí y en cuanto se hizo, decidí regresar.
—¡Oh, como eres modesto!— Rosalie bufó—. Bella, él también tiene una especialización en pedagogía y trabajaba en el sistema con niños. Porque adoras a los niños, ¿cierto, Jasper?
—Oh, ¿en serio?— Pregunté con interés. Por debajo de la mesa, pateé débilmente a Rose y cuando jadeó le di una breve mirada—. ¿Qué estás haciendo?— susurré por lo bajo.
—Nada, Bells.— Sonrió culpable.
—Eh, sí— contestó Jasper, completamente ajeno a nuestro intercambio—. Trabajé dos años en dos orfanatos de Corpus Christi durante mis tardes libres. A pesar de que el estado los apoya bastante, algunos de esos centros no cuentan con buenos sistemas de enseñanza de calidad, así que ofrecía mi ayuda.
—Eso es algo muy dulce.— Asentí en su dirección.
—Sí, bueno, es lo menos que puedo hacer. Pienso volver a empezar aquí en Seattle y brindar mi apoyo, una vez que me acomode de nuevo en el trabajo. Como ya es final del año escolar, comenzaré hasta agosto.
—¡No puedo esperar!— dijo Rose—. Recuerdo que antes de que Jasper se fuera siempre teníamos visitas con los niños. Ahora las sigo haciendo yo, pero por el trabajo, no las hago tan periódicamente como debería.— Se quejó.
—Créeme que conmigo aquí eso dejará de suceder.— su hermano sonrió en su dirección—. ¿Y tú, Bella? No me terminaste de contar hace rato.
—Oh, no hay mucho que contar. Por el momento trabajo en una pastelería cerca del centro y vivo en uno de los edificios de Rose con Rebecca.— Señalé a mi hija, que parecía más entretenida en el contenido que había en su vasito entrenador que en la cena. Sabía que estaba aburrida, pero ella era lo suficientemente tranquila como para no decir nada al respecto.
—¿Cuántos años tiene tu hija?— Preguntó.
—Casi tes. —Rebecca contestó por mí, alzando su mirada hacia Jasper y entrecerrando los ojos en su dirección. Alzo su manita, mostrándole tres dedos. Emmett, que estaba distraído con su pasta, casi se atraganta con su risa al ver la expresión de mi hija.
Sonreí en disculpa.
—Sí, cumple tres el mes que viene.— Expliqué.
—Ide a la escuela de niños gandes.— Fresita sonrió.
—Así es, amor.
—Jasper estará viviendo conmigo y con Emmett ahora que su antiguo departamento está en remodelación— dijo Rose después de un rato—. Lo extrañábamos tanto, ¿verdad, cielo?
—Así es. Me alegra que la familia esté completa de nuevo.— la sonrisa sincera de Emmett desencadenó la mía. Él era completamente devoto a Rosalie y su amor por ella y su felicidad era palpable en el ambiente. No me había dado cuenta, pero la falta de su hermano la había tenido un poco más que lúgubre, a pesar de que lo ocultaba muy bien. Ahora que no había ese problema, se permitía tener su normal buen humor, pero con una chispa más ahí.
Jasper alzó su copa hacia Rosalie.
—A mí también me alegra haber regresado con mi familia por fin.
Pegué un fuerte suspiro cuando oí el familiar sonido del interfón. Era domingo y Rebecca y yo estábamos invitadas a casa de la familia Cullen, como siempre. Esme se había encargado de llamarme y ofrecer la invitación personalmente, lo que supuse sería a causa de Edward que, hablando de él, se había comportado demasiado raro. Estaba en un punto muerto entre ignorarme y no hacerlo. Seguíamos hablando un poco por mensajes pero no habíamos tenido la oportunidad de reunirnos y no me dejaba de preguntar por qué me importaba tanto. A veces parecía que nuestra "amistad" avanzaba a pasos agigantados y luego, de repente, todo se detenía. Era confuso y cansado.
No me tomé sus amenazas sobre cómo Jasper era con seriedad. De hecho, esperaba que su explicación de esta noche fuera lo suficientemente buena como para que se tomara el atrevimiento de querer mantenerlo lejos de mí, pero algo muy en el fondo me decía que no lo sería.
El hermano de Rose resultó ser de lo más dulce y, contrario a todo lo que pensé, resultó ser un buen amigo también. Esta noche se ofreció a llevarnos a mí y a Rebecca, aunque tenía la sensación de que aparte de hacerme un favor a mí, se estaba haciendo un favor personal. No quería estar solo ahí, incluso si también iría su hermana y su cuñado.
—Tenemos que irnos amor— cargué a fresita, que estaba sentada en el sillón de la sala viendo la tele distraídamente—. Hoy veremos a Osito Jad.
Desde hacía días que no nos veíamos con Jared. Las idas al parque y las comidas se habían pausado para que pudiera tener tiempo completo con su papá y, aunque era un poco triste, sabía que era lo mejor. Incluso Edward había comenzado a ir a terapia familiar con él. La recomendación era tomar pequeños pasos hasta consolidar su relación.
Rebecca chilló en apreciación a lo que dije y me reí mientras nos dirigíamos al ascensor. En el estacionamiento del edificio nos esperaba Jasper y, después de hacer malabares por más de diez minutos para cambiar la silla de niños de mi coche al suyo, pudimos irnos. Fresita aún no estaba muy cómoda a su alrededor y no entendía por qué, pero al menos no era arisca. No me había tomado la oportunidad de preguntarle, pero lo anoté mentalmente en hacerlo al final de la noche.
Después de ver a Jasper tamborilear nervioso sus dedos en el volante por más de diez minutos, me atreví a preguntar.
—¿No te sientes cómodo yendo con los Cullen, verdad?— vi cómo me dio una mirada por el rabillo del ojo, pero no supe identificar su expresión—. No tienes que contarme si no quieres. No quiero sonar entrometida.
—No es eso, Bella— tomó un largo suspiro antes de detenerse a explicarme—. Hace muchos años fui novio de la hermana de Emmett. Bueno, fui muchísimo más que eso. Nos íbamos a casar.
—Oh.— murmuré sorprendida.
Él asintió.
—Sí y como ves, no estoy casado. Lo que significa que no funcionó.
Fruncí el ceño.
—Pero ella no estará allí. He estado varias veces en la casa Cullen y nunca he visto a la hermana de Emmett.
—Es porque, hasta donde tengo entendido, ya no vive en Estados Unidos.— me dijo. Detrás de la aparente tranquilidad, podía ver el semblante de obvio dolor en su rostro. Tragué pesado antes de preguntar.
—La sigues queriendo, ¿cierto?
Su cuerpo se tensó y sus manos se volvieron a crispar sobre el volante.
»Lo siento, no es algo que sea de mi incumbencia. No debí preguntar.
—No, Bella, no te preocupes— sacudió la cabeza, relajándose un poco—. En realidad es algo refrescante que no me trates como si estuvieras caminando sobre cáscaras de huevo. Me fui de aquí en primer lugar porque estaba deprimido y nadie me podía tratar con normalidad. Que sientan lástima de mí no es mi cosa favorita en el mundo.
—Lo siento.
—Como dije, no te preocupes— sonrió, pero no llegó a sus ojos. Ni siquiera fue una sonrisa completa, pues sólo se levantó un poco la comisura de su labio—. Sí, aún la quiero— contestó finalmente—. Creo que nunca dejaré de quererla, pero eso no significa nada ya.
—No creo que no signifique nada— declaré—. Si la quieres después de tantos años separados, deberías luchar por ella.
—Ojalá fuera tan fácil— suspiró—, pero no lo es y creo que jamás lo será. Por lo pronto, mi meta a corto plazo es sobrevivir a una incómoda cena familiar y no herir a Rose en el proceso.
Me mordí el labio, pero no insistí. En cambio, me tomé el atrevimiento de apretar con cariño su antebrazo en un gesto de apoyo.
—Lo harás bien.
Veinte minutos después estábamos en la entrada de la casa Cullen. Esme nos recibió como siempre con una gran sonrisa y estaba encantada de ver a Jasper. Se tomó bastante tiempo dándole varios elogios acerca de su aparente bronceado, el cual yo no había podido entrever. Rebecca salió volando de mis brazos en cuanto oyó a Jared gritar en la sala y no la pude detener. Y yo, bueno, estaba nerviosa.
No sabía si Edward sí había venido o si solo había sido Jared. O peor aún, ¿estaba ahí Irina? Jamás me atrevería a preguntar. Sabía que eso le daría muchas cosas que pensar a Esme si lo hacía.
Jasper me sacó de mis divagaciones cuando suavemente tocó mi hombro con la mano. Me dio una sonrisa conciliadora antes de acercarse a susurrar en mi oído, teniendo cuidado de que nadie nos viera. Esme ya se había adelantado detrás de Rebecca.
—¿Qué se traen tú y Edward?— susurró. Me puse tensa inmediatamente.
—Nada— repliqué seca—. Sólo somos amigos.
Sonrió.
—Yo lo oí bastante celoso por el teléfono el otro día.
—Te estás haciendo ideas— rodé los ojos y añadí, no sin algo de dolor, un comentario extra—: Además, él tiene novia.
Se encogió de hombros.
—Como digas, pero quita esa postura tensa o sino todo el mundo lo notará— me aconsejó. Inhalé y exhalé fuertemente, presa del pánico y él me miró con paciencia. Me veía exactamente como él en el coche. Me ofreció su mano—. ¿Me acompaña, señorita?
Jodido acento texano. Era una belleza.
Sonreí nerviosa y tomé su mano, sintiéndome instantáneamente mejor. No sabía que tenía Jasper, pero era una cualidad muy buena. Podía vernos siendo grandes amigos.
—Sí, gracias.
Entramos juntos al salón y me permití dar una pequeña mirada a quiénes estaban. Carlisle y Esme no se veían por ninguna parte. Los Vulturi estaban ahí, reunidos en un sillón hablando con Rosalie y Emmett. Jared y Rebecca parloteaban y jugaban cerca de la mesita de centro de la sala. Y Edward estaba sentado en uno de los sofás individuales, echándole una mirada toda rara a la mano de Jasper que aún seguía pegada con la mía.
Me sobresalté y la quité de inmediato, causando una risita de mi acompañante. Eso fue suficiente para llamar la atención de todos.
—¡Bella! ¡Jasper!— Rose se levantó enseguida—. Justo le estaba contando a mi tío Marcus que nos acompañarían esta noche, parece que los llamé.— se rio.
—Hola, querido— la mujer de cabello caramelo, hermana de Esme, Dídime, se levantó y le dio un cariñoso abrazo a Jasper antes de voltearse a mí y ofrecerme una sonrisa—. Hola, Bella. Es bueno verte de nuevo.
—Hola, señora Vulturi. Es bueno verla.— asentí.
Gracias al Dios de las distracciones, Jasper parecía ser el centro de atención esta noche, lo que provocó que me desperdigara y me sentara junto a Jared y a Rebecca, viéndolos jugar. Ni siquiera noté cuando Edward se puso a mi lado.
—Buenas noches, Bella.— el tono duro de su voz me sobresaltó y no pude evitar saltar un poco en mi asiento. No se veía feliz, pero hice caso omiso.
—Hola, Edward. ¿Todo bien?
Frunció el ceño confundido. No entendí las expresiones en su cara. ¿Parecía molesto? ¿Jasper tenía razón cuando dijo que Edward estaba celoso de él? Mi corazón latió errático ante esa idea, pero la descarté rápidamente. Por supuesto que no había sido de esa forma.
—Eso creo. No lo sé— me dio una pequeña mirada—. ¿Podemos hablar?
Asentí.
—Claro, dime.
—Aquí no— negó y con un gesto casi imperceptible señaló a Rosalie, que nos miraba con los ojos entrecerrados. No era novedad para mí la obvia enemistad que había entre ellos dos. Tendría que hablar con ella después—. ¿Me acompañas?
—Sí.
—Hijo— Jared levantó la cabeza de su iPad cuando oyó que Edward lo llamaba. Él y Rebecca estaban muy entretenidos jugando Hay Day—, voy a salir con Bella un rato. ¿Me esperas?
—Sí, papá. Yo cuido a fresita.— sonrió. Rebecca ni siquiera nos dio una mirada, pues seguía concentrada en el juego. Rodé los ojos divertida.
—Gracias, osito Jad.
—Vamos.— Me jaló del brazo al jardín.
Recordé que la última vez que habíamos estado aquí yo había estado confundida y un poco enojada con él y sus comentarios, pero al final había terminado superándolo. Esta vez no nos sentamos en la bonita banca pegada a la pared, si no que nos quedamos más cerca de uno de los faroles que adornaban el patio. La luz blanca nos caía encima como si fuera un halo y estábamos un poco más lejos de la entrada de la casa, por lo que nadie nos escucharía hablar.
—¿Me puedes explicar?— pedí. Él no lucía nada contento.
—Bella, de todos, en serio de todos los hombres que conozco, Jasper por mucho es el peor. ¡Y tú te ves muy cómoda con él a pesar de que te lo dije!
Fruncí el ceño.
—Somos amigos y lo conozco desde hace años, Edward— eso era técnicamente la verdad—. No puedes esperar a que haga lo que me pides así porque sí.
—Tú no sabes cómo rompió el corazón de mi hermana. No quiero que termines de esa manera por su culpa.
—Esa sería mi decisión.— repliqué.
Woop. Ni siquiera estaba interesada en Jasper de esa forma, pero Edward no tenía por qué saberlo. Se estaba tomando muchas libertades como si yo fuera de él y, aunque me gustaría serlo, las cosas no eran así. Eso debía parar antes de que alguno de nosotros saliera lastimado. Y tenía la sensación de que ese alguien sería yo.
Al parecer no se tomó nada bien mi comentario. Lo miré directamente a los ojos y, aunque había mucha molestia en ellos, el dolor también era evidente, junto con una mezcla de confusión. Él me tomó del codo y me miró directamente, no permitiéndome escapar. Ni siquiera sabía si quería hacerlo.
—¿Es así? ¿Quieres estar con él?— preguntó en un tono bajo.
¿Por qué estaba actuando así? ¿Por qué yo lo estaba haciendo?
Me di cuenta tarde de que en realidad no era mi intención haberle dado a entender que me gustaba Jasper, pero ya lo había hecho.
—N-no.— Alcancé a decir en un tono muy bajo. No hubo cambio en su expresión, como si no me hubiera escuchado.
Estaba tan cerca de mí que podía sentir su cálida respiración en mi rostro. Me perdí completamente en sus ojos verdes que ya no se veían tan claros como de costumbre. Examiné la insipiente barba que se había empezado a formar en su mandíbula producto de que seguramente llevaba días sin afeitarse.
Ni siquiera pude notar en el momento en el que comenzó a acercarse muchísimo más a mí, pero no quise separarme. Era como un magneto. No podía quitar mi vista de él. Sus labios estaban a unos centímetros de los míos y su intención era obvia: iba a besarme. Y yo no me iba a negar.
—¿Papá?— el pequeño grito de Jared nos sacó de nuestro ensoñamiento. Edward me soltó rápidamente y yo parpadeé, viéndolo completamente confundida. Su respiración era tan errática como la mía.
—Lo siento. Eso no debió pasar.— se dio la vuelta y se fue, dejándome atónita y con el corazón desbocado.
Me costó muchísimo terminar este capítulo (y pasé un puñado de tiempo intentando nombrarlo), incluso escribí el quince antes de este. Creo que odié/amé a Edward mucho aquí. También siento que estoy yendo muy lento con estos dos, así que decidí apresurar un poquito las cosas, no demasiado jeje.
Y bueno ya sabemos que Jasper no tiene ninguna intención de otro tipo con Bella, al menos de momento u.u Lo cual está muy bien porque sino sería mucho enredo, ¿no creen?
Y Edward necesita poner en orden sus prioridades; a mí también me desespera, no se crean jaja
¿Opiniones? Saben que valoro MUCHO sus comentarios.
Katia «3
