El híbrido y el chico de cabello liso iban a la casa del último para así explicar a la madre de este el porqué de su estado, ambos estaban sumidos en un silencio incomodo al no saber qué decir, Paúl deseaba poder decir algo para así deshacerse de aquel silencio que comenzaba a fastidiarlo.
-A-Así que tú eres el chico que pelea contra monstruos- dijo el chico dudoso, preguntándose si decir eso fue buena idea y al ver como el pelirizado tocaba sus manos con nerviosismo supo que fue una pésima idea hacerlo, el ojibicolor solo pudo sonrojarse por la vergüenza y seguir el camino en silencio.
En el trayecto el híbrido solo podía jugar con sus manos por el nerviosismo, lo que dijo Paúl lo había incomodado mucho pero no podía culparlo le parecía curioso el cómo lo conocía la gente en ciudad playa, suspirando solo pudo resignarse a eso ya que sería algo tonto enfadarse por algo como eso.
-Aquí es- dijo el pelo liso con algo de timidez y el híbrido levanto su mirada y vio una panadería, por fuera era blanco con una apariencia elegante.
Cuando entraron lo primero que vio Steven fueron paredes de color crema suave dándole un aspecto cálido al lugar, su mirada quedo fija en una vidriera con estantes de tres niveles llenos y divididos donde pudo ver diversos postres y panes; pan salado, deliciosos dulces y pan crocante. El lugar tenia diversas mesas incluso afuera, algo que el pelirizado no noto al ir cabizbajo, todo el lugar daba aire hogareño.
El olor a pan recién hecho lleno al chico de una calidez que en la actualidad era escasa, incluso podía saborear los postres que se veían sin ni siquiera probarlos, incluso pudo ver dos soportes para cupcakes donde estos se exhibían en todo su esplendor.
-Paúl, que bueno que llegas necesito que saques el baguette del horno y me ayudes a preparar la selva negra para... - dijo una mujer de cabello castaño y ojos como los de Paúl, la mujer se encontraba viendo a su hijo quien al sentir la mirada conmocionada de su madre solo pudo decir...
-A...antes de que digas algo, tienes que escucharme...- El pelo liso no pudo continuar ya que de inmediato sintió que su madre lo revisaba en busca de heridas, mientras que Steven solo podía ver eso con un poco de culpa y una pizca de envidia al presenciar una escena de la que nunca podría formar parte.
-¡¿Qué te paso?!, ¡¿Quién te hizo esto?!, cuando encuentre al responsable lo haré pedazos!!!!- bramaba furiosa la madre del ojigris mientras que este intentaba calmarla lo mejor que podía ya que, su madre estaba muy molesta ahora.
-Mamá.-
- ¡Dime quien fue que ahorita voy y lo busco!- La de cabello castaño estaba furiosa al ver a su hijo de esa forma, su ropa estaba algo desgarrada y con algo de sangre seca además de que en su cuerpo quedaron algunas cicatrices de donde estuvieron varias heridas hechas por la gema corrupta.
-Mamá.-
- Van a saber que con mi niño no se meten.-
-¡Mamá!-
Paúl levanto la voz sabiendo que si no lo hacia su madre saldría y buscaría a quien ella pensaba le había hecho daño, la mirada enojada en aquellos ojos tan iguales a los suyos solo le hizo ver eso.
-Te diré lo que paso pero tienes que calmarte.-
-Bien, pero más te vale que me digas la verdad, Paúl Oliver Thomas.- La mujer veía muy seria a su hijo quien trago saliva al escuchar su nombre completo, suspirando empezó a contarlo lo que paso entre tanto Steven se removía algo nervioso los recuerdos de la reacción de los padres de Lars aún estaban frescos en su memoria en especial los de su madre.
La sensación caliente y dolorosa de la bofetada aún estaba fresca en su mente.
-…y eso fue lo que paso básicamente.-
El pelinegro volvió su atención hacia donde el mayor estaba explicándole a su madre lo que paso, la mujer se veía significativamente más calmada y ahora veía al híbrido quien incomodo trataba de no parecer tan nervioso, no quería una repetición con lo de los padres de Lars. La mujer de ojos bicolores se acercó hacia el más joven quien empezó a ver el piso nervioso, estaba seguro que si ella lo golpeara no haría nada para defenderse ya que en cierta manera se lo merecía o eso era lo que pensaba él.
-¿Cómo te llamas, cariño?- Su voz lo hizo levantar la vista, viendo como ella se secaba unas cuantas lagrimas que habían salido de sus ojos, algo más calmado el híbrido respondió.
-Steven. Steven Universe, señora.-
-Bueno, Steven, desde ahora eres cliente especial de mi panadería. Cada vez que vengas, te daremos lo que quieras de nuestra selección gratis, es lo menos que puedo hacer por quien le salvo la vida a mi hijo.- Dijo ella con una sonrisa en el rostro, una que hizo que el chico se sonrojara un poco.
-No es necesario…-
-Insisto, salvaste a mi hijo y lo sanaste, no puedo dejarte ir sin agradecerte de alguna forma.- La mujer lo veía con agradecimiento sincero y en aquellos ojos bicolores vio una mirada maternal, que hizo que el interior del híbrido se calentara ante aquella amabilidad tan sincera, casi se sentía en casa.
-Eh, de acuerdo…- Steven desvió la mirada algo avergonzado, para él era casi imposible decirle que no a aquella mirada. La castaña lo hizo quedarse por un momento dejando a ambos pelinegros solos, el de cabello liso veía a todos lados y cuando su mirada se encontró con la del pelirizado la desvió, el ambiente entre ambos era algo incómodo ya que ninguno sabía que decir o como iniciar una conversación decente.
-Así que… ehh… ¿Te gusta el pan?- Pregunto Paúl queriendo golpear su frente contra una pared ante semejante estupidez de su parte, y el que su rostro pálido adquiriera un tono rojo por la vergüenza que sentía en esos momentos, sus pensamientos fueron interrumpidos por las pequeñas risas que venían del cristal gem quien al verlo reírse hizo que el tono rojo de su cara disminuyera a un tono rosa.
El humano se rio un poco también sintiendo aquella risa algo contagiosa, el ambiente pesado que había antes se empezó a ir y quedo uno más cómodo para ambos.
-Bueno si, si me gusta el pan.-
-Oh cielos, lamento eso, no sabía que decirte siendo honesto. Y el silencio ya estaba siendo asfixiante.-
-Está bien también me estaba sintiendo incomodo.-
Ambos fueron a una mesa cercana para sentarse y allí ambos empezaron a hablar, Steven se había relajado lo suficiente para no pensar en lo que paso en sus sueños, estaba lo suficientemente relajado para no recordar los gritos y el cuerpo convulsionante de Kiki, y eso era un alivio ya que estaba seguro que no soportaría volver a recordarlo o saber que fue culpable de que ella pudo haber muerto.
La plática casual era para Steven en el mejor de los casos un pequeño descanso de todo lo que ocurría, ambos muchachos conversaban de forma bastante amena. Cuando la mujer volvió trajo consigo una canasta llena de productos de la panadería, entre ellos había una botella de Vodka que la mujer puso allí para los padres del chico como agradecimiento.
Cuando vio a su hijo y a Steven hablando sonrió un poco, pero su sonrisa desapareció al ver como en los ojos negros del más joven se volvían vacíos ya que su hijo había preguntado algo, fue tan repentino que cuando menos lo pensó vio a Steven de nuevo sonreírle a su hijo con sus ojos brillantes, por el momento decidió dejarlo pasar acercándose volvió a sonreír escuchando algunas risas por parte del rizado.
-Steven,- El hijo de Rose volteo a verla con una pequeña sonrisa, aun riéndose por algo dicho por su hijo. – esto es para tus padres y diles de mi parte que les agradezco en criar a un chico tan educado.-Le dijo entregándole la canasta, esas palabras provocaron algo de dolor en el mitad gema al escuchar la palabra "padres" pero lo ignoro con una sonrisa.
-Lo hare, señora…-
-Paulina. Llámame Paulina.-
-Lo hare, señora Paulina. Gracias.- Dijo el pelinegro, sonriendo levemente y tomando en sus manos la canasta.
Despidiéndose ambos pelinegros salieron de la panadería, el mayor buscaba pasar el mayor tiempo posible con el menor queriendo hablar con él mientras Steven respondía al de ojos bicolor, el mayor veía algo curioso al más joven mientras seguía haciendo platica para conocerlo mejor.
-Así que dime, ¿Qué piensa tu papá de que pelees con monstruos?- La pregunta hizo que el híbrido abriera los ojos por un breve instante antes de recomponerse, las palabras de su padre aun resonaban en su mente torturándolo.
-Él se preocupa por mí.- Dijo simplemente, lo cual sentía que era una burda mentira.
"-Oh claro que si.-" Dijo una voz burlona, asustado Steven volteo a ver a todos lados viendo que no había nadie cerca y que Paúl estaba saludando a un chico de cabello castaño a lo lejos, por lo que era imposible que el haya dicho eso. Nervioso trago saliva y trato de calmarse, su corazón latía con fuerza y empezaba a tener un pequeño dolor de cabeza en la parte de atrás de esta.
Cuando ambos pasaban todos los puestos de la playa el pelo rizado volvió a sentir aquella sensación pesada que las miradas de los ciudadanos de ciudad playa, provocaban lo que parecía que el menor ya se estaba acostumbrando pero era algo que el mayor sentía y veía a todos lados tratando de entender eso.
Llegando a la playa Paúl vio asombrado la estatua del templo, sus ojos bicolores miraban y trataba de plasmar en su memoria los detalles de aquella mujer tallada en la piedra, su atención volvió al híbrido quien suspiraba un poco y se veía algo incómodo. Rememorando la sensación de las miradas quiso preguntar pero Steven ya estaba tomando camino a casa.
-Bueno, fue un placer conocerte. ¡Adiós Paúl!- Steven se metió a la casa rápidamente no dejando que el mayor pudiera hablar.
-Espera! También sentís…- No pudo continuar, ya que él hijo de Rose se había ido rápidamente dejándolo solo. El aire salado de la playa entraba por su nariz, el viento alborotaba su cabello pero al chico no parecía importarle, las olas chocaban contra las rocas dejando espuma a su paso y escuchaba el graznar de las gaviotas; la luz naranja del atardecer empezaba aparecer y estaba golpeando contra la piel del más alto entibiándola en el proceso.
"-¿Por qué no dijiste nada? Sé que también sentiste esas miradas… pero porque no dijiste nada?-" La vista de Paúl quedo fija en la casa de playa, sus pensamientos solo avivaron más la llama de su curiosidad al mismo tiempo que una sonrisa nacía.
"-Averiguare lo que ocurre, es una promesa.-"
Paúl ahora tenía una misión importante y era conocer a Steven, y él no iba a rendirse en su misión.
Lo que ninguno de los dos sabia era que ahora su presencia de ahora en adelante iba a ser indispensable para el hijo de la líder de la rebelión.
Steven al ver no había nadie en casa solo pudo quitarse la máscara y dejar de fingir, suspirando caminó cansado hacía la cocina y allí dejo la canasta que la madre de Paúl le dio. Suspirando con fuerza fue al baño donde de inmediato notó que sus nudillos estaban tomando una tonalidad algo verdosa, sus brazos tenían un par de rasguños que aunque no muy grandes, se veían mal. Al ver eso el híbrido solo pudo cerrar los ojos con resignación, entonces recordó que probablemente tenía más de esos hematomas en el cuerpo.
Al quitarse la camisa pudo vislumbrar cómo en parte de su pecho tenía otros de aquellos golpes de color morado, y en uno de sus costados estaba un gran raspón que sangraba un poco, con solo ver como lo dejó esa gema corrupta solo pudo palmearse el rostro. De verdad que aquella pelea lo dejo muy mal, esperaba que las chicas no se dieran cuenta de eso.
-Si las chicas me ven así, no me dejaran volver a salir.- Dijo el pelinegro sabiendo los sobreprotectoras que podían llegar a ser, haciendo una mueca empezó a sanarse. Lamió sus heridas como un animal herido la sola comparación hizo que Steven sintiera su corazón encogerse por eso, era como si solo fuera eso, un animal; Cuando estaba por terminar el sonido del portal activándose rompió el silencio en el que toda la casa estaba sumida.
-¡Steven, estamos en casa!- El grito de amatista hizo que empezara a darse prisa.
-Ya voy.- Dijo en voz alta y rápido sano sus nudillos, para de inmediato volver a ponerse su camisa, viéndose en el espejo volvió a sonreír y mostrar en el brillo de sus ojos, una rutina que poco a poco comienza a pegarse a él.
-¿Cómo les fue en la misión, chicas?- Pregunto animado Steven, cerrando así la puerta del baño.
--Al día siguiente--
El pelinegro se encontraba frente al cuarto donde Kiki estaba, el nerviosismo que el chico sentía era nada comparado con el tamaño del nudo que tenía en el estómago y la verdad prefería volver al homeworld y ver a las diamantes que estar allí. Lo único que deseaba ahora era ir a casa y encerrarse hasta que todo vuelva a ser como antes.
"-Eso jamás pasara.-" Dijo con fuerza una burlona voz.
El pelinegro sintió como una uña afilada acariciaba sus vertebras lentamente, esa voz había vuelto y esta vez casi aseguraba que estaba a unos centímetros de él pero viendo a su alrededor se aseguró que no había nadie.
"-No es nada, solo fue mi imaginación.-" Pensó el pequeño con claro nerviosismo, en un intento por calmarse. Un golpe se escuchó logrando sobresaltar al chico que estaba por invocar su escudo, al mirar a la izquierda vio que unas cajas llenas de suplementos médicos que estaban desparramados por el suelo fue lo que originó el sonido.
Desde hace días que eso ocurría, cada vez que había un ruido fuerte se asustaba había veces en la que estuvo por golpear algo de lo asustado que estaba.
"-Genial ahora no solo mi vida es un desastre, si no que tengo los nervios tan destrozados que me asusto con cualquier cosa.-" Pensó con mucha molestia el chico, otra cosa que ha notado es que sus emociones cambiaban constantemente, algo que solo pasaba cuando estaba solo o si pasaba terminaba rompiendo algo con los puños lo que finalizaba con lágrimas preguntándose que estaba mal con él, respirando profundo calmó el ritmo de sus pensamientos, ahora no era el momento para pensar en su "vida", si es que podía llamarse así a su realidad.
Lo importante ahora mismo era sanar a la amiga que lastimó y saber si ella podría perdonarlo. Se sentía un monstruo por provocar eso y lo que merecía era que las diamantes lo destruyeran como deseaban hacer en el juicio.
Calmándose entró a la habitación arrepintiéndose de inmediato. Al estar allí pudo ver que todo el cuarto estaba pintado de blanco, había una pequeña mesita de noche donde tenía una lámpara encima y al lado estaba la cama donde Kiki estaba, ella se encontraba con la mirada hacía una pared, su cuerpo se notaba extremadamente tensó al parecer no había notado su presencia. Steven estaba nervioso no sabía qué hacer, no sabía que decir tal vez aun tenga tiempo para huir a otro continente y no volver jamás.
"-Marica.-" Muy bien, esa voz empezaba a ser irritante.
Respirando profundo se calmó, ahora no era el momento ni el lugar para enloquecer. Tratando de sentir algo de valor, se acercó con lentitud a la cama, la tensión era palpable en el lugar para el chico era como volver a estar en el armario en el que quedó atrapado cuando era un niño, estando en un espacio cerrado por horas donde lo único que podía hacer era llorar por ayuda. Ese incidente le provocó una claustrofobia severa, las gems sabían que el estar en un espacio reducido le causaba mucho terror, ni siquiera Amatista bromeaba con eso.
Pero en estos momentos no estaba en un armario, ni en un cuarto donde las paredes se cierran y el aire comenzaba a escasear, si no que estaba en una habitación más grande y que el solo estar allí le daban ganas de vomitar. Su amiga estaba aquí por su culpa y era ahora de enfrentar las consecuencias de eso, el sudor perlaba la frente del chico y el corazón le latía de forma desenfrenada a tal punto que casi dolía. La mirada del pelinegro estaba clavada en el piso de mármol, aunque de forma casi imposible podía sentirlo de piedra como en aquella ocasión, parecía tonto pero estaba seguro de oler los implementos de limpieza y estaba seguro que escuchaba la música por la que su padre no pudo escuchar sus gritos.
El cuarto parecía volver a ser ese horrendo espacio cerrado donde un Steven de 5 años lloraba e imploraba que lo sacaran de allí, la cabeza del pelinegro empezó a latir de forma dolorosa, el sudor ahora era más abundante y las pupilas del gem estaban perdidas en un punto en el piso. Era curioso pero aquel día donde descubrió su claustrofobia no lo había pensado hasta ahora, como si alguien en el exterior le resultara de alguna forma enfermizamente satisfactorio que recordara aquel momento donde se orinó encima de forma patética, donde lloró porque su papá lo sacara de allí, casi podía ver la sonrisa torcida llena de maldad de una persona al verlo sufrir, por hacerlo pasar por este oscuro camino.
Un escalofrío paso por su espalda de forma dolorosa, tragó saliva intentando tener valor pero parecía que este no existía.
-H-Hola Kiki.- Tartamudeo Steven, sentía como su estómago se revolvía como en las tazas giratorias, las palmas de sus manos le sudaban y su cuerpo temblaba sin que pudiera pararlo pronto un sabor amargo se puso en su lengua trayéndole nauseas. Sin embargo Kiki no le prestaba atención, su mirada seguía clavada en la pared. Con mucha curiosidad el pelirizado se movió para ver qué era lo que llamaba la atención de la morena para solo encontrar una pared pintada de ese horrendo color blanco.
-Y-Y-Yo solo quería decirte que...- Steven trago saliva y respiro profundo para tomar valor. -que lamento todo lo que pasó en el sueño, yo de verdad lo lamento y sé que lamentarlo no hará que te sientas mejor pero quiero que sepas que, yo j-jamás permitiría que te hicieran daño, nunca lo permitiría y e-entenderé si me odias...- La disculpa fue interrumpida ya que la gemela menor de Kofi pronto comenzó a sollozar, sus sollozos eran silenciosos y llenos de dolor, un gran pedazo de vidrio se incrusto en el corazón del híbrido o así lo sentía él al ser quien escuchara aquello.
-Steven, ¿Qué fue eso? Me duele.- Las palabras salían de forma lastimera, pronto la morena se volteó y fue cuando al fin Steven pudo verla estuvo, a punto de soltar un grito, ella se miraba de un pálido enfermizo, tenía ojeras profundas, sus ojos estaban totalmente apagados y en sus mejillas se miraba un rastro de lágrimas secas, y sus labios estaban agrietados, secos. Se veía muy mal, una oleada de culpa golpeó al pelinegro con la fuerza de un camión, unos pequeños choques eléctricos pasaban por su cuerpo lastimándolo.
El cuerpo del chico temblaba de sus ojos salían finas lagrimas que acariciaban sus mejillas, un gran peso pronto cayó en la consciencia del hijo de Greg. Una horrenda realidad lo golpeó, él era el causante de tanto dolor en su familia, de que todos en Ciudad Playa estén asustados y de toda la guerra que las diamantes estaban tan determinadas en terminar.
-Y-Yo no sé lo que paso, yo estaba dormido y de pronto estabas tú y ella... lo lamento mucho.- Ya no pudo soportarlo más, ahora lloraba libremente, las lágrimas salían de sus ojos como Blue Diamond a la hora de recordar a la ya rota Pink Diamond, el líquido salino caía en el suelo y la morena tampoco estaba en mejor estado ya que esta se encontraba llegando a una conclusión al escuchar al híbrido, una muy oscura.
E-eso... eso- Las palabras salían con dificultad, casi parecían que le quemaban la garganta a la morena, el pelinegro levantó su rostro y vio como ella temblaba ligeramente, sus labios quebradizos estaban entreabiertos y con lentitud ella lo miró, el chico pudo ver el terror en sus ojos pudo notar el horror en aquella mirada que en el pasado le transmitían mucha amabilidad.
-E-eso...e-eso quiere decir, que puede volver a ocurrir.- Dijo ella al mismo tiempo que su cuerpo temblaba de forma leve, pronto ella comenzó a llorar. Su llanto era pequeño las lágrimas resbalaban por sus mejillas, pronto sus manos fueron a su boca provocando que su lamento se escuchara ahogado.
Steven miraba la escena sin saber qué hacer, no pensó tener que ver como uno de sus amigos se quebraba justo frente a sus ojos, el dolor iba en aumento, en su pecho un golpe agudo le hizo soltar un pequeño gemido, una de sus manos tocaban esa área y parecía que volvería a llorar.
"-¡Maldición!, ¡Deja de llorar! ¡Carajo!-" Pensó el híbrido con mucha furia y dolor en partes iguales.
"-No es tú culpa-" Susurro una voz femenina de manera dulce y maternal, una voz que de alguna forma él conocía a la perfección, esa que solo una persona tenía, esa que había conocido en un VHS dedicado exclusivamente a él. Pero eso sería imposible pensó, su madre ya no estaba, ella dejo su forma física para que en primer lugar estuviera aquí. El sudor pronto se volvía cada vez más abundante, la camiseta con la estrella estampada en frente pronto se apegó al cuerpo del chico donde un pequeño brillo rosa iba y venía donde estaba la gema del gem hasta que se detuvo.
El latir de su corazón lo escuchaba tan fuerte que resonaba en sus oídos, estaba seguro de que estaba enloqueciendo y eso le hacía dudar si había verdaderamente algo malo con él. Las palabras de la morena interrumpieron sus pensamientos.
-No-No-No... No quiero, no de nuevo... me-me duele mucho, quema...quema desde adentro...-Los sollozos interrumpieron sus propias palabras a la vez que empezaban a volverse más fuertes, las palabras que Kiki decía le romperían el corazón a cualquiera.
-¡No volverá a ocurrir! ¡Te prometo que no volverá a pasar!- Dijo desesperado intentando calmar a la morena, la verdad es que solo deseaba irse de ese horrendo cuarto para ir a casa y descansar el pelinegro no quería ver como su amiga sufría, solo deseaba ir a casa y que todo volviera a ser como antes, cuando lo más grave era no poder invocar su arma.
(Oh, Steven eso jamás ocurrirá, tú eres el único capaz de parar todo este desastre te guste o no.)
-Lo siento, lo siento de verdad, lo lamento.- Se lamentaba el híbrido, lleno de angustia pronto vio como la morena se hacía un ovillo, el chico ya no podía soportar estar un minuto más allí, estaba por irse cuando metió su mano en su bolsillo y puso un objeto en la mesita de noche, para así irse dejando a la morena sola. Se sentía peor que escoria.
--Horas más tarde--
El sol se ocultaba para así dar lugar a la noche, en ciudad playa todo estaba calmado pero en un acantilado donde había un faro, un pequeño pelinegro se encontraba dentro de este hecho un ovillo, él se encontraba llorando a gritos, su cuerpo temblaba ante cada hipido que hacía, calmándose el chico levanto la mirada y se empezó a secar el rostro al mismo tiempo que daba respiraciones rápidas.
Cuando por fin se calmó, el hijo de Greg decidió que ya era hora de ir a casa. Cuando por fin pudo verse presentable salió del faro y fue directo al templo, curiosamente parecía que era el único lugar donde se sentía tranquilo, al estar en la playa vio su teléfono para ver que no había ningún mensaje de Connie, eso lo decepcionó, llevaba varios días en los que le mandaba miles de mensajes. Eso fue doloroso, el en verdad quería hablar con ella estaba seguro que su voz le ayudaría, sus palabras ayudaban a calmarlo siempre que todo era demasiado para él.
Cerrando los ojos mientras guardaba su teléfono suspiro, decidió dejar eso para otro día, suficiente con el horrendo día que tuvo hoy. Al acercarse a la casa pudo ver que estaban las luces encendidas, eso significaba que las chicas volvieron de su misión. Cerrando los ojos por un momento se preparó y al abrirlos puso aquel brillo que empezaba a odiar y a aquella sonrisa que le provocaba tanto dolor: La de la felicidad fingida.
Al entrar pudo ver confuso que ninguna de las gems estaban allí, encogiéndose de hombros fue directo al baño para así quitarse la peste que tenía, de verdad que había sudado; Al sentir el agua fría en su piel pudo suspirar con alivio al sentir como el agua se llevaba todo el estrés del día.
Solo esperaba descansar esta noche, no quería tener ninguna pesadilla el día de hoy. Ese pensamiento le recordó lo que escucho cuando estuvo en el faro, llevaba unos minutos allí y escucho como un grupo de chicos hablaban sobre beber alcohol. Los había ignorado y podía seguir así si no fuera porque uno de ellos dijo.
"-Cuando bebo y termino dormido, no tengo sueños. Es raro sabes pero no hay pesadillas ni dulces sueños, es como si nada pudiera interrumpirme el descansó, por eso lo hago más seguido.-"
Eso ahora le hacía pensar que tal vez podía evitar las pesadillas solo por esta noche, sacudiendo su cabezo alejo ese pensamiento, no podía asegurar que eso fuera verdad y por el momento no iba a ahondar más en el asunto, terminando de bañarse se vistió y salió donde pudo ver a Perla cocinando.
-Hola Perla.-
-Oh, ¡Hola Steven! La cena estará lista pronto, así que te recomendaría sentarte.- Dijo la de cabello color durazno sonriéndole al menor, la sonrisa que Perla le dio hizo que el híbrido sonriera de forma más honesta. Era bueno saber que al menos las chicas aun lo amaban.
Cuando Perla servía su cena Garnet y Amatista salieron del templo como hacían desde hace un tiempo para acompañar a Steven a la hora de la cena, todo iba normal aun cuando el pelo rizado comía sin ganas la comida que le había preparado la gema pálida y solo se enfocara en ingerir ese alimento, ya que no quería preocupar a las chicas si dejaba de comer.
Steven y Amatista estaban viendo la televisión mientras Garnet y Perla estaban abajo, los más bajos del equipo veían una película y bromeaban sobre ella.
-De verdad viejo, si lo que querían era hacer que el protagonista ganara solo porque si, solo debieron decirle que hacer.- Dijo la morada viendo burlona a cierto panda contra cierto felino de pelaje gris.
-Vamos Amatista, el entreno mucho para poder enfrentarlo dale algo de crédito.-
-Mmm.-
-¡El royo le está dando poderes!-
Amatista no dijo nada, solo vio a Steven arqueando la ceja por un momento antes de que ambos estallaran en carcajadas mientras el pelinegro tomaba su estómago y la morada golpeaba el piso con el puño.
-Jajajaja oh viejo, no se esforzaron mucho en eso.-
-Jejeje, lo sé, lo sé. Creo que fue el poder del guion lo que agarro sabes.-
Ambos siguieron viendo la película mientras se burlaban de los argumentos de esta y se reían, a la vez que se burlaban de lo claramente el poder del guion en el protagonista para la pelea contra el villano, mientras que en la cocina la líder del equipo y la antigua sirvienta de Diamante Rosa discutían algo en el máximo silencio para que el mitad humano no las escuchara.
-¿Estas segura de eso, Garnet?- Perla estaba lavando los platos, sus ojos color cielo veía preocupada a la fusión.
-Lo estoy, Steven no ha estado bien pero discutiremos eso en el templo. Dile a Amatista, tenemos mucho de qué hablar.- Garnet estaba tensa, saber que algo le pasaba al más joven y no poder ayudar era algo horrible, pero saber que no podía saber que pasaba ya que ahora su propia visión futura fallaba lo que le impedía al menos darse una idea de lo que pasaba con Steven.
Bien, me asegurare de que allí este.-
La hora de dormir había llegado y las gems le deseaban buenas noches al hijo de su antigua líder, quien correspondía con una sonrisa pero antes de que entraran a sus habitaciones en el templo.
-Perla, espera.-
-Sí, Steven?- Perla esperaba pacientemente lo que fuera a decirle, queriendo al menos que eso fuera decirle lo que ocurría y así poder ayudarlo de una vez por todas.
-Es solo que… quería saber si me podrías preparar más postres, es que me gustó mucho.- Un pequeño sonrojo estaba en las mejillas del mitad gema, quien se veía algo avergonzado por su pedido.
-Por supuesto, Steven. Te preparare los que quieras.- Perla le sonrió de aquella forma maternal, lo que calentó el corazón del pequeño y sonriera de forma honesta a las gems.
Despidiéndose dejaron solo a Steven quien se preparó para dormir, con la colcha cubriéndolo se colocó de la forma más cómoda posible y cerró los ojos. El estrés del día logro que por fin se dejara llevar por los brazos de Morfeo.
Las horas pasaron y bien entrada la noche se podía ver como Steven se removía en su cama llegando a tirar sus sabanas, y descubrir su gema de forma inconsciente. Frunciendo el ceño y quejándose a la vez que se movía su gema brillo, y una luz salió de ella mostrando al híbrido y a Bismuto en su forja.
El pelo rizado esquivaba los ataques de la gema herrera pero en un desafortunado giro del destino cuando la apuñalo, en vez de hacerla volver a su gema había golpeado dicha gema logrando romperla y por consecuente hacerla desaparecer dejando sus fragmentos en el suelo de la forja, Steven veía atónito lo que hizo las palabras de Bismuto resonando una y otra vez en un bucle infinito.
"-Al final si eres igual a ella soldado…-"
(N/A:- Lamento la tardanza pero al fin salí de vacaciones, espero actualizar mis otros trabajos. Solo pido paciencia. Espero hayan disfrutado el cap, y gracias por leer esta historia!)
