Obertura de los nuevos miembros
Tradicionalmente, la trompeta es el instrumento más popular, seguido por la flauta, los saxofones o el trombón. Por el contrario, el clarinete y los instrumentos graves, como la tuba o el bombardino, no parecen atraer a tanta gente. Este año no es la excepción de esa tendencia, por lo que Kabe, Takino, Akiko Yoshisawa y yo estamos algo atareados con la cantidad de chicos que quieren unírsenos. Incluso Yuuko y Natsuki se pasan por nuestro lugar para darnos una mano. Algunos de los aspirantes son buenos, otros no tanto, pero se les nota bastante el entusiasmo. Aun así, decidimos priorizar a quienes ya tenían experiencia sobre los novatos, quienes también podrían aprender otros instrumentos y así tener una banda más balanceada.
—¡¿Qué demonios estás haciendo aquí, Sayaka?! —exclama Takino de forma repentina. Frente a él está una chica con rasgos similares a los suyos y una expresión de sorpresa en su rostro.
—Te dije esta mañana que también me uniría a la banda, hermano. Quiero seguir tus pasos.
—¡Pero eso no significa que también debas tocar la trompeta! Hay un montón de instrumentos de dónde elegir, ¿por qué tiene que ser el mismo que yo?
Parece que la relación entre ese par de hermanos no es la mejor, y eso, si la chica llamada Sayaka logra ser parte de nuestra sección, significa problemas.
—Disculpe…
Una suave voz femenina me saca de mis pensamientos. Volteo a ver a la persona que me ha llamado, encontrando a una chica algo más pequeña que yo en estatura. Su cabello castaño está atado en una trenza, y tras los lentes que usa se hallan unos ojos violetas que me miraban llenos de nerviosismo. Sus rasgos se me hacen familiares, pero no recuerdo de dónde. Sonrío para mostrarle que tiene mi atención e intentar tranquilizarla.
—¿Estás interesada en unirte a la sección de trompetas?
—S-sí. Me llamo Yume Kohinata y vengo tocando la trompeta desde secundaria.
Con la sola mención de ese nombre llegan recuerdos de la secundaria Kita. Yume Kohinata tenía un enorme potencial en ese entonces, siendo casi tan talentosa como yo. De hecho, llegué a temer en algún momento que ella me sobrepasara, lo que hizo que mi método de ensayo se intensificara. Mi sonrisa se amplía con aquellos recuerdos.
—Te dejaste crecer el cabello, Kohinata. Me alegra ver que quieras continuar con la música aquí en Kitauji.
Noto un ligero rubor en las mejillas de la chica, quien aparta su mirada de la mía.
—Finalmente me reconociste, señorita Kousaka —murmura con timidez—. Admito que tenía algunas dudas, pero es gracias a la señorita Oumae que estoy aquí.
—¿Gracias a Kumiko?
—Sí. Me topé con ella en el salón donde guardan los instrumentos musicales. Verás, muchos en Kita las admiran a ustedes dos y vinieron a Kitauji siguiendo sus pasos en busca de llegar a las nacionales y ganar el oro, pero yo no soy tan ambiciosa. Por eso dudaba si unirme a la banda o no. Entonces, Oumae me dijo que no estaba mal tener dudas y que mis sentimientos cambiarían gradualmente. —Kohinata levanta la cara y me mira directo a los ojos. Esta vez noto algo de determinación en ellos—. Realmente quiero cambiar y esas palabras eran lo que necesitaba escuchar, así que por eso me decidí a continuar en la banda.
Algo surge en mi pecho al escuchar esa declaración. Por más que ella pueda rivalizar conmigo, no me molesta para nada la idea de que ella logre superarme. Incluso podría decir que quiero que lo haga. Eso no significa que vaya a dejar de ensayar tan duro como lo he venido haciendo. Por el contrario, tener a alguien que pueda seguir mis pasos es una motivación más para trabajar duro y lograr ser especial.
—Siendo así, no puedo hacer más que darte la bienvenida a la banda sinfónica y desear que logres ese cambio que quieres. Ve con la presidenta a informarle que estás dentro.
Kohinata asiente y se retira en busca de Yuuko. Aún mantengo la sonrisa en mi rostro mientras continúo evaluando a los posibles nuevos integrantes de la sección de trompetas.
Al finalizar la asignación de instrumentos, cuatro son los nuevos integrantes que logran obtener un puesto dentro de la sección de trompetas: Tamari Asakura, una alta chica rubia que, al igual que yo, sueña con entrar al conservatorio y ser trompetista profesional; Suguru Takami, un robusto chico proveniente de Minami y profeso admirador de Yuuko —espero que no tenga su nivel de fanatismo—; Sayaka, la hermana menor de Junichi Takino, a quien sigue sus pasos pese a las diferencias que hay entre ellos, y Yume Kohinata, quien quisiera que fuese mi sucesora en los solos.
Es increíble el contraste entre Natsuki, que se ve exhausta tras todo el trabajo durante la etapa de asignación, y Yuuko, que pese a pasar por lo mismo, se ve tan fresca y enérgica como si el día recién estuviera comenzando.
—Los instrumentos han sido determinados de forma ordenada. Felicidades a quienes consiguieron su primera opción —declara la presidenta una vez que todos estamos organizados para los actos finales de este día—. Para aquellos que no, creo que les agradará su instrumento mientras practiquen todos los días. Independientemente de si tienen experiencia o no, todos los miembros de la banda manejarán la práctica juntos como uno solo.
—¡Entendido! —responden los nuevos miembros en coro.
—A continuación, decidiremos cuál será la meta para este año.
Justo cuando Yuuko termina de hablar, la puerta de la sala de música se abre y una muy familiar voz masculina habla desde ella.
—Perdón por llegar tarde. La reunión del personal duró más tiempo del que pensaba.
Exclamaciones de sorpresa y emoción por parte de los nuevos miembros se escuchan mientras que el profesor Taki ingresa al aula con una sonrisa incómoda. La misma reacción sucedió el año pasado cuando aquel hombre entró por primera vez al salón.
—Soy el asesor de la banda sinfónica, Noboru Taki. Trabajo en esta escuela desde el año pasado. También tenemos una persona más, la asesora asistente Michie Matsumoto, aquí presente —comenta el profesor, señalando a la mujer que lo acompaña—. Proporcionaré orientación a todos, así que trátenme amablemente.
Otro contraste se muestra en el salón. Mientras que los nuevos miembros están emocionados ante la aparente amabilidad del profesor —algunos llegando a soltar agradecimientos por haber venido a Kitauji—, los veteranos, que ya conocemos lo estricto que él es, no se ven tan contentos de verle una vez más. Solo imaginar las expresiones que tendrán los de primer año cuando descubran al demonio que se oculta tras ese bello rostro me hace sonreír.
Siento la mirada de Kumiko sobre mí, quizás celosa de verme sonriendo ante el profesor. Él fue mi amor platónico desde que era niña. Fantaseaba con ser más que su alumna, incluso llegué a soñar que me casaba con él, pero todo cambió cuando entré en Kitauji y comencé a desarrollar sentimientos por la chica que tengo al lado. Gradualmente mis sentimientos por él fueron apagándose mientras que por ella crecieron al punto de doler cuando ella me dijo que me apoyaba si intentaba declararme al profesor. Mi mente y mi corazón fueron un desastre durante esos días. Por suerte logré poner todo en orden. Ahora admiro profundamente al profesor y lo tengo como un modelo a seguir, pero a quien amo es a Kumiko.
—No saben lo que les espera —comento girando a verla, manteniendo mi sonrisa. Kumiko se relaja al verme, al parecer notando que no sonrío como boba enamorada, sino que mi expresión es de burla.
—Dejando de lado mi tardanza —retoma el profesor—, parece que tenemos mucha gente aquí. ¿Cuántos se unieron este año?
—Fueron cuarenta y tres adiciones, lo que nos deja un total de ochenta y nueve miembros —responde Yuuko detrás de él.
—¿En serio? —El profesor acaricia su quijada, pensativo.
Es en verdad impresionante la cantidad de nuevos miembros que tenemos, que casi iguala a la sumatoria de los de segundo y tercer año en la banda. Las cosas estarán interesantes este año, aunque temo que pueda haber un conflicto que fragmente la banda. Estoy segura de que Yuuko no quiere que haya otra renuncia masiva como la de hace dos años. Yo tampoco quisiera algo así. El año pasado una de las saxofonistas renunció para centrarse en sus exámenes de admisión a la universidad, y la entonces vicepresidenta estuvo cerca de hacerlo presionada por su madre. Si solo eso desestabilizó emocionalmente a la banda, una renuncia masiva sería catastrófica.
—Como tenemos tanta gente, nuestras actuaciones pueden sonar mucho más plenas. Espero con ansias nuestros ensambles en el futuro. —El profesor gira su cuerpo mientras habla y, tomando un trozo de tiza de la caja, lo golpea contra la pizarra—. Entonces, ¿nos ponemos a trabajar? Hablé de esto el año pasado, pero es mi lema respetar la independencia de los estudiantes. Todos ustedes eligen cuál será su meta. Esto no significa que los mimaré, pero tampoco los abandonaré. Simplemente creo que este es el proceso más lógico para todos los involucrados.
—Lógico — comenta Kumiko, a sabiendas de las reales intenciones del profesor tras estas palabras.
—Como la presidenta Yoshikawa mencionó, hay ahora ochenta y nueve miembros reunidos aquí. Lo que cada uno piense sobre los clubes y la energía que cada quién desee invertir en ellos son diferentes de los demás. Sin embargo, la banda sinfónica se lleva a cabo como un grupo. Se necesita a cada uno de ustedes para producir algo. Si sus mentes están dispersas mientras actúan, seguramente habrá discordias en la interpretación. Con sus propias intenciones y pensamientos, les pido que por favor consideren cómo quieren pasar juntos este año. Actuaré de acuerdo a cómo todos ustedes elijan. Si eligen una meta difícil, entonces los ensayos se volverán muy estrictos. Por el contrario, si optan por relajarse y disfrutar de sí mismos, entonces no hay necesidad de prácticas difíciles. Para mí, creo que ambas son formas válidas de pasar su tiempo en este club.
Tras decir esto, el profesor comienza a escribir en la pizarra. He de admitir que su caligrafía no es la mejor, pero se entiende lo que dice: «llegar a las nacionales». Los de segundo y tercero aspiramos a ese logro, igualar e incluso superar lo que hicimos el año pasado.
—Esta fue la meta de la banda sinfónica de Kitauji el año pasado. Les dejo a ustedes decidir cuál será la meta este año.
Me sorprende gratamente la seriedad con la que los nuevos miembros escuchan las palabras del profesor Taki. Ahora que lo pienso, tiene sentido. Nuestra banda no es la misma a la que me uní hace un año, tras bastante tiempo sin siquiera pasar de la competencia de Kioto. Ahora somos una banda más fuerte, capaz de llegar a las nacionales.
—Profesor, ¿me permite un momento su tiza? —pregunta Yuuko apuntando al tablero. El profesor accede.
Miro extrañada la escena. ¿En qué está pensando la presidenta? Siento de nuevo la mirada de Kumiko, pero no volteo esta vez. No es el momento. Yuuko borra «llegar a» del tablero. Murmullos de confusión por parte de los de primer año se oyen en el aula cuando Yuuko voltea de nuevo hacia nosotros.
—Quizás los de primero no tengan la correcta impresión de lo que pasó en Kitauji el último año. El profesor Taki llegó y nos transformamos de una escuela débil a una fuerte. Puede haberse visto así desde afuera y, por supuesto, la gente podría tener esa impresión, pero para nosotros, que estábamos dentro de esa acción frenética, déjenme decir que no fue algo que sucedió de repente. Tuvimos una montaña de fallas y enfrentamos muchos problemas. Pensar que solo fue por él es algo que pensaría un idiota. No fue solo uno o dos arrepentimientos o desacuerdos siquiera.
La voz de Yuuko resuena dentro del aula silenciosa. Sus palabras son poderosas, tienen el poder de encantar a la gente.
—Hace dos años —prosigue—, la meta de Kitauji también fue llegar a las nacionales, pero no éramos lo suficientemente buenos como para lograrla. Nos quedamos satisfechos diciendo ese eslogan insincero. Pero decidir un objetivo que no tomas en serio no tiene sentido. Tenemos que tomarnos en serio lo que decidimos. Debemos luchar por el objetivo que decidimos hasta el final. Es por eso que decidimos por mayoría. Tenemos dos opciones: un objetivo hacia el cual trabajaremos seriamente o uno que no tengamos en cuenta. Entonces, si creen que este debería ser nuestro objetivo, levanten la mano.
Diciendo esto, Yuuko vuelve al tablero y comienza a escribir algo junto a «las nacionales». Me permito sonreír cuando leo la nueva oración escrita en el tablero. Ella es más ambiciosa de lo que pensé.
—Ganar el oro en las nacionales. ¿Quién quiere esto como meta de este año?
Absolutamente todos levantamos la mano al mismo tiempo, ni bien la presidenta había terminado de formular su pregunta. El poder de convencimiento de Yuuko no deja de impresionarme. Ver a Yume, que minutos antes me había dicho que no tiene ambiciones tan altas, con su mano en alto me hace sonreír.
—Ahora es real —comenta la presidenta, mostrando una sonrisa de alivio. Seguro estaba temerosa de no poder convencernos de ir por el gran premio este año, especialmente a los de primero—. Sus sentimientos son entendidos. Por favor, bajen la mano. —Yuuko respira profundamente mientras obedecemos su instrucción—. El objetivo de este año es ganar el oro en las nacionales. Habrá muchos problemas, pero debido a que somos ochenta y nueve personas aquí, sé que superaremos a todos. Sí, no tengo dudas de que lo haremos. ¡Demos todo lo que tenemos en nuestros futuros ensayos!
Un poderoso «sí» colectivo da por terminado el encuentro del día. El entusiasmo de todos los miembros de la banda es más que notable. Incluso los profesores Taki y Matsumoto sonríen al vernos tan comprometidos con la ambiciosa meta. Espero que ese entusiasmo se mantenga a lo largo del año.
Continuará…
Fernando Asakusa: Vaya, no esperaba que tú volvieras por aquí, dado lo desconectado que andas de la franquicia. No me resta sino darte la bienvenida a esta aventura.
yami-anna: Muchas gracias por seguirlo, espero que te guste.
Chobits3: Yo estoy bien, gracias por preguntar. Me alegra que te haya gustado.
Gracias por leer.
