Apoyatura y asesoría

Esta mañana inicia de una forma bastante inusual. Si bien suelo desayunar junto a mis padres, lo normal es que lo hagamos sin teléfonos ni televisión ni nada que nos distraiga de nuestro momento familiar matutino. Es por eso que me extraña que, al entrar al comedor, encuentre a mi padre viendo con suma atención un reportaje que están transmitiendo en el noticiero.

—¿Algo interesante? —pregunto tras darle los buenos días.

—Un reportaje sobre la academia Ryuusei. Parece que también quieren destacar fuera del ámbito deportivo y le están dando apoyo a los clubes artísticos. Al parecer, uno de mis antiguos maestros fue contratado por ellos para que dirija su banda sinfónica. Será mejor que eches un vistazo. Podrían ser rivales de Kitauji si llegan a Kansai.

Mientras mi padre habla, tomo asiento a su lado y pongo atención a lo que se transmite. En ese instante habla un chico que, según el texto en la parte inferior de la pantalla, es el presidente de su banda sinfónica.

Este año tenemos a dos nuevos profesores, así que el sonido de Ryuusei ha cambiado mucho. Para retribuir a los padres, que nos han apoyado, y al profesor Gen-chan, que nos guía para que demos lo mejor de nosotros cada día, hemos querido cambiar la forma en que Ryuusei interpreta su música este año. ¡Por favor esperen a escucharnos!

Oigo que mi padre sonríe al escuchar el particular apodo de aquel profesor.

—Tantos años y aún le siguen llamando así.

—¿Él es tu antiguo maestro?

—Sí —responde manteniendo su sonrisa—. Genichirou Tsukinaga, como realmente se llama, fue el director de la banda en la escuela donde estudié. Bastante estricto en los ensayos generales, pero siempre abierto a escuchar y asesorar a sus alumnos. Thoru fue bastante influenciado por ese estilo. Imagino que algo de ello debió transmitirse a Noboru.

Asiento mirando a mi padre fijamente. En efecto, esas palabras también podrían describir a la perfección al profesor Taki. Aunque lo que más llama mi atención es el apellido de aquel hombre.

—Si mal no recuerdo, uno de los nuevos integrantes de la banda tiene ese apellido —murmuro.

—Puede que sea nieto suyo, o puede que sea coincidencia. Solo el tiempo lo dirá.

Mientras mi padre habla, mi madre pone nuestros desayunos sobre la mesa y apaga el televisor, diciendo que es suficiente de estímulos externos. Sayaka Takino está siendo un caso muy particular, al ser la primera persona en años que no tiene una trompeta propia, tan solo una boquilla con la que aprendió a emitir los sonidos básicos imitando a su hermano. Al enterarse de esta situación, Yuuko me pidió que la guiara para que elija su trompeta de entre las que tenemos en el salón de instrumentos de la escuela. Por suerte tenemos algunas para este tipo de casos, o para aquellos que no han podido costearse una propia. Si bien la trompeta no es el instrumento más costoso de adquirir (y hay algunas de gama baja que suenan realmente bien para su precio), no suele ser la primera opción entre los interesados en aprender música en general.


Sayaka se toma su tiempo observando cada una de las trompetas que la escuela posee. Al ser modelos similares de la misma marca, todas se ven iguales. Tras varios minutos, ella me mira indecisa sobre cuál elegir.

—Si me permites… —Tomo una de las trompetas y la sostengo a la altura de mi pecho. Sayaka me mira fijamente—. Te sugiero que uses esta. Sus pistones tienen una buena respuesta y afina bastante bien, lo que es conveniente para cualquier músico, en especial quienes recién empiezan.

Sayaka me agradece al recibir el instrumento y luego nos dirigimos al salón donde usualmente tenemos nuestro ensayo seccional. Al llegar, solo encontramos a los de primero y segundo. Yoshisawa me informa que los de tercero están en una reunión, así que nosotras dos estamos a cargo. Pido a todos que tomen asiento para explicar algunas cosas sobre el funcionamiento interno de la banda.

—Este es el salón que ocupamos cada vez que tengamos ensayos por secciones —inicio—. Para momentos de ensayos individuales tenemos el campus a nuestra disposición, siempre y cuando no molestemos a otros clubes, grupos de estudio o reuniones de profesores. Los ensayos entre semana tras las clases van hasta las seis de la tarde, extendiéndose hasta las seis y media entre junio y octubre. Los fines de semana tenemos ensayo en conjunto desde las nueve de la mañana, aunque es habitual que lleguemos antes de esa hora, algo que es completamente voluntario. Por cierto, Sayaka, eres libre de llevarte tu instrumento a casa cuando gustes. ¿Alguna duda?

—No, señorita —responden a coro los de primero.

—De una vez quiero advertirles algo —interviene Yoshisawa—. Ya que apuntamos a ganar el oro en las nacionales, no esperen que el profesor Taki sea la persona más paciente y amable del mundo, porque se llevarán una gran decepción. Él es, sin lugar a dudas, uno de los profesores más estrictos que he conocido y puede ser un verdadero dolor de cabeza para quien no esté de acuerdo con su método. Sin embargo, esa forma suya de ser fue uno de los factores que nos hicieron llegar a las nacionales el año pasado. Espero que, tal como hicimos nosotros, no se dejen intimidar por su forma de ser, sino que lo tomen como un reto para su propia superación.

Mientras que Sayaka, Asakura y Takami responden con un fuerte sí, Kohinata baja la mirada. Puedo ver cierta expresión de terror en su rostro, lo que me da un mal presentimiento. Quiero buscar una forma de darle valor, pero mi mente queda en blanco.

—¿Pasa algo, señorita Kousaka? —pregunta Asakura, sacándome de mis pensamientos. Niego con la cabeza y aclaro mi garganta.

—Antes de enfocarnos de lleno en las competencias de bandas, nuestro primer reto juntos será el Festival Sunrise, o Sunfest para abreviar. Este evento anual es un desfile que reúne a todas las preparatorias de la prefectura en el parque Sun. Imagino que Kumiko y Kabe les darán más información al respecto cuando se encuentren con ellas, pero les adelanto que todos participaremos en el Sunfest, aunque es habitual que los que recién inician a tocar desfilen en la guardia de banderas junto a los músicos cuyos instrumentos no son aptos para bandas marciales.

Los de primer asienten y entre todos hacemos algunos ejercicios básicos antes de dirigirnos a nuestro ensayo general.


Luego de meses en que el salón de música se sentía vacío tras el retiro de los entonces alumnos de tercero, es difícil acostumbrarse a que el espacio se sienta limitado. Aunque el aula es grande, es un reto acomodar a más de ochenta personas sin que ninguna de ellas llegue a sentir que su espacio personal es invadido.

Este año hay un cambio en la forma de dirigir del profesor Taki. Mientras que el año pasado estábamos por nuestra cuenta en los primeros ensayos generales, donde usábamos escalas y otros ejercicios básicos para entrar en sincronía; esta vez es él quien nos lidera en este proceso de empalme. Según su explicación, esto tiene el doble propósito de poner en sintonía a los novatos con el ambiente de una banda sinfónica, así como de darle espacio a los de primero más experimentados de acostumbrarse a la forma en que Kitauji opera. Noto expresiones aburridas en los rostros de algunos de primero, y empatizo con ellos. Para quienes somos talentosos, estas etapas en el inicio del año escolar son importantes, pero tediosas y aburridas. Las percusiones nos marcan el ritmo mientras los instrumentos melódicos tocamos una a una las notas de una escala mayor ascendente, siguiendo las indicaciones que el propio profesor Taki nos da con sus manos, ya que él no usa una batuta.

—Si soplan de forma aleatoria, no podrán dominar los fundamentos —explicó el profesor en una pausa—. Sientan la forma en que respiran, el tipo de nota que tocan y el aire circundante. Tengan en cuenta cada uno de estos aspectos a la hora de tocar.

—Sí, señor —respondemos al unísono.

Tras esto, el profesor procede a darnos algunas lecciones sobre teoría musical mientras los más experimentados tocamos ejemplos de sus explicaciones. Durante dichos ejemplos puedo notar algunos detalles de la forma de tocar de los demás integrantes de la banda, siendo dos detalles los que llaman mi atención en las notas altas de dos trompetistas en particular. Por un lado, Kohinata tiende a bajar su volumen a medida que sube en la escala, como si temiera destacar. Y por el otro, Kabe parece tener problemas en alcanzar ciertas notas, problemas que no tenía el año pasado. Además, creo que la vi llevándose una de sus manos a su mejilla en más de una ocasión.

Finalizado el ensayo, me dispongo a lavar la boquilla de mi trompeta para retirar restos de saliva y otras impurezas que puedan acortar su vida útil sin un correcto mantenimiento. Kumiko ya se halla en uno de los fregaderos que la escuela tiene para ese fin, así que me ubico en el que está justo a su lado. Mi novia sonríe al verme, pero sus ojos lucen cansados. Al mirar por la ventana, noto a un grupo de chicos con un inusual uniforme violeta. Al parecer, los clubes deportivos ya iniciaron las actividades intercolegiales.

—Ah, conque es Ryuusei —comento al recordar ver el color de sus uniformes en el reportaje sobre esa escuela en el noticiero de esta mañana.

—¿Interesada en el futbol de preparatoria, Reina?

—Ni un poco. Solo los vi en televisión.

—¿Hablas del reportaje de esta mañana? —pregunta Kumiko con cierto grado de emoción. Asiento en respuesta—. ¡También lo vi!

—¿Y qué piensas? —Cierro el grifo y envuelvo mi boquilla en un pañuelo rosa para secarla con delicadeza—. ¿Los ves como posibles rivales?

—No lo sé. Cambiaron de profesor recientemente, pero desconozco si su progreso llegará a ser el mismo que el nuestro el año pasado.

—Puede que así sea. Según mi padre, su nuevo profesor tiene un estilo similar al del profesor Taki. Cuanto menos habría que ver si llegan a las regionales.

—Tienes razón, pero… —Kumiko levanta la mirada hacia el techo, pensativa—. Quizás primero deberíamos preocuparnos por nosotros mismos. ¿Realmente los de primero encajarán con nuestra forma de hacer las cosas?

—Tengo algunas dudas al respecto. Creo que incluso ganar en Kioto será complicado.

—Cierto…

—El problema es que a los de primero parece no importarles nada.

—Debemos esforzarnos más.

—Buen trabajo hoy —dice una voz a nuestras espaldas. Al girar para ver de quien se trata, encontramos a una de las chicas de primero. Es alta, incluso podría decir que lo es más que Asuka. Esto junto a su cabello corto y expresión seria le dan cierto aire intimidante.

—¿Ya te vas a casa, Mirei? —pregunta Kumiko.

—Sí. Como ya terminó el ensayo, no tengo nada más que hacer aquí. —Su expresión se suaviza un poco, luciendo algo apenada mientras nos señala sutilmente—. ¿Ustedes no están muy juntas?

En efecto, Kumiko y yo estamos bastante cerca la una de la otra, en lo que para otras personas podría parecer invasión del espacio personal. Aún no hemos hecho público que estamos saliendo, así que podría decirse que su pregunta no fue hecha con intención de importunarnos.

—¿Eso crees? —me pregunta Kumiko sin perder la compostura en su voz.

—¿No es lo normal? —"Entre parejas" agrego mentalmente. Mi novia y yo nos sonreímos con complicidad.

—Disculpen si las incomodé. Con permiso. —Mirei, visiblemente apenada por la situación, hace una venia al hablar y emprende su camino.

—No nos incomodaste. Nos vemos —despide Kumiko, ondeando su mano pese a que Mirei ya no nos observa, luego suspira—. Mirei siempre se va temprano.

—¿En serio?

—Sí. Aunque muchos lo hacían el año pasado, así que no sé qué hacer con ella.

Entiendo su punto. Si bien no es obligatorio, sí es habitual que nosotros estemos tiempo extra en la escuela para nuestras prácticas individuales, bien sea temprano en la mañana antes de clases o en las tardes.

—Te molesta, ¿verdad? —pregunto al notar tristeza en su rostro.

—Sacchan, en contraste, es de las que se queda tras los ensayos, ¿sabes? Ella es muy sociable y se lleva muy bien con Hazuki desde la primera vez que se vieron. Y luego se fue llevando bien con los demás miembros al quedarse luego de los ensayos. Supongo que eso es bueno, pero…

—Hacer eso hizo que la otra chica se sintiera sola, ¿verdad? —concluyo. Kumiko asiente con tristeza.

—Sé que ni Hazuki, ni Sacchan, ni mucho menos Riko ni Gotou quisieron hacerlo, y creo que a Mirei le gusta estar sola. Sin embargo, me preocupa que ella se ponga a la defensiva cuando alguno de los mayores intentamos hablarle.

Algo me dice que esa chica puede sentirse intimidada pos los mayores, quizás por alguna mala experiencia en el pasado. Quizás a alguien de su misma edad le sea más fácil acercarse a ella.

—¿Y qué tal si le pides a alguien de primero que se acerque a ella? Podría resultarte más fácil de esa manera.

Los ojos de Kumiko adquieren un brillo especial mientras una gran sonrisa alumbra su rostro. Me alegra que mi sugerencia haya causado eso.

—¡Gracias, majestad! —exclama besando mi mejilla—. Creo que ya sé cómo manejar la situación de Mirei.

—De nada. —Sonrío, aunque el breve encuentro con aquella chica me hace caer en cuenta de que tenemos algo pendiente en cuanto a nuestra relación—. Por cierto, aún tenemos que hablar sobre cómo actuar ante preguntas como la que Mirei nos hizo hace un rato.

—Tienes razón —concuerda mi novia, volviendo a su expresión pensativa—. No quisiera que fuese algo secreto, pero no sé cómo tomen los demás que estemos saliendo. Tomoe lo tomó bien cuando se lo dije, pero no todos son como ella.

—¿Así que se lo dijiste a Kabe? —Kumiko asiente con timidez mientras le dedico una sonrisa—. Me alegra saberlo. Ella me parece alguien confiable, pese a que no somos muy cercanas. A parte, no creo que a los demás les deba importar si salimos o no. Es nuestra vida, no la de ellos.

—Siendo así, creo que lo correcto es decir la verdad si llegan a preguntarnos por la naturaleza de nuestra relación. Cuando pase, admitiré con orgullo que soy la novia de Reina Kousaka.

—También yo diré orgullosa que soy la novia de Kumiko Oumae —declaro con una sonrisa.

Continuará…