Attacca al festival
El día del Sunfest se acerca cada vez más. Hemos avanzado bastante puliendo nuestra presentación, corrigiendo errores al tocar y marchar, pero ensayar bajo el sol es extremadamente agotador, lo que nos pasa factura al final de cada día, no solo por el hecho de que terminemos bañados en sudor, sino que nuestra energía baja al punto de que los errores que creemos ya corregidos vuelven a aparecer, algo particularmente notorio entre los menos experimentados en sus instrumentos. Yuuko cada vez es más asertiva al momento de dar indicaciones en los ensayos grupales, lo que ha llegado a intimidar un poco a algunos de primero. Sin embargo, ella continúa mostrándose amable y accesible a la hora de ser consultada.
Tras un par de vueltas al patio todos juntos, nos dividimos por secciones dispersados por toda el área, teniendo así suficiente espacio para que cada sección pueda moverse con relativa libertad. Junichi se encarga de dirigir a la sección de trompetas mientras Yuuko practica su rutina de tambor mayor, aunque a veces suelo hacer alguna acotación sobre ciertos aspectos. Kohinata continúa mostrándose cabizbaja mientras conversamos, pero a la hora de tocar mantiene correcta su postura. Algo me dice que lo hace solo porque no quiere un llamado de atención de nuestra parte.
—Bien, esta será nuestra formación en el Sunfest —indica Junichi, señalando una hoja con la letra del profesor Taki en ella—. Kousaka, Kabe y Takami en la primera línea tras los saxofones; Asakura y yo en la segunda, y Yoshisawa y Kohinata en la tercera. ¿De acuerdo?
Todos respondemos al unísono de forma afirmativa. Asakura tiene una gran sonrisa, lo que me hace pensar que estar al lado del mayor de los Takino le es muy agradable. Por otra parte, Kohinata suspira aliviada. Esa es una posición poco llamativa para quienes nos vayan a ver, algo que representa una buena noticia para alguien tan tímida como ella. De repente, el grito de una voz femenina irrumpe en el ambiente.
—¡¿Cuántas veces tengo que decirte que me llames Mirei?!
Todos giramos hacia donde proviene esa voz. Mirei se ve bastante alterada, Satsuki y Katou parecen asustadas, mientras que los demás de la sección de bajos parecen algo tristes por esa escena. Gotou toma el control de la situación evitando que pase a mayores.
—Pensé que la sección de bajos seguiría siendo de las más unidas y sólidas este año, pero parece no ser el caso —comenta Yoshisawa con algo de tristeza en su voz.
—Tienes razón —responde Kabe suspirando—. Mirei Suzuki es talentosa, pero es difícil abordarla para conversar con ella y tiende a ponerse a la defensiva con suma facilidad. Además, parece no llevarse del todo con Satsuki Suzuki. Por si fuera poco, Motomu Tsukinaga parece que solo se lleva bien con Kawashima, con los demás actúa bastante distante, y parece tener serios roces con Kanade Hisaishi por el tema de su apellido.
Ya he escuchado eso de Kumiko. Por alguna razón, Motomu Tsukinaga detesta que se refieran a él por su apellido, algo que Kanade suele hacer para fastidiarlo. Aún me pregunto si Motomu tendrá relación con Genichirou Tsukinaga o si es solo coincidencia que compartan el apellido.
—¡Kanade está siendo un verdadero dolor de cabeza! —se queja Kumiko tras dar un gran suspiro mientras vamos en el metro de camino a casa.
—¿Pasó algo aparte de la escena de Mirei de esta tarde?
—No directamente con Mirei, pero sí. Cuando concluyó el ensayo, Kanade me acorraló preguntándome a quién prefería más entre Sacchan y Mirei, cuando lo cierto es que no tengo ninguna preferencia entre ellas. Valoro el esfuerzo y las habilidades sociales de Sacchan tanto como el innegable talento de Mirei. Quisiera que ella supiera eso, pero es tan difícil de tratar… —Un nuevo suspiro escapa de sus labios—. Siento que Kanade podría usar el muro de Mirei para fragmentar a la sección de bajos.
Discretamente tomo su mano y la acaricio, trasmitiéndole así mi apoyo.
—Estoy segura de que, tarde o temprano, podrás hacerle llegar tus sentimientos.
Kumiko recuesta su cabeza sobre mi hombro y cierra sus ojos. Verla lidiar con tanto me hace sentir algo impotente, en especial cuando lo único que puedo hacer por ella es darle palabras de aliento.
—Espero que no sea muy tarde —murmura mientras aprieta mi mano.
El día del Sunfest ha llegado. Es un día soleado y cálido, refrescado por una suave corriente de aire. Poco a poco las diferentes escuelas van haciendo acto de presencia en el parque Sun, llenando el ambiente de murmullos y sonidos de instrumentos siendo afinados. El color naranja predomina este año entre nosotros, los de Kitauji. Las chicas usamos una blusa con escote y cuello cerrado de dicho color, con el pecho blanco y los costados rojos, junto a una falda corta anaranjada, guantes rojos y blancas botas altas hasta la rodilla. Los varones usan una camiseta con los mismos colores y un diseño similar, un pantalón café oscuro adornado con un cinturón de tela azul y mocasines blancos. Además, todos usamos una especie de boina amarilla adornada con una gran pluma azul sujetada por una gema roja que en los varones apunta hacia el frente, mientras que las chicas la usamos hacia nuestra izquierda.
Es habitual que haya algunas interacciones con los miembros de otras bandas previo al inicio del evento, en especial cuando de viejos conocidos se trata, como es el caso de Kumiko con Azusa Sasaki, una talentosa trombonista de la preparatoria Rikka que estudió en la misma secundaria que nosotras. Verlas conversar tan animadamente me hace pensar en un futuro que aún veo lejano, pero sé que llegará en algún momento. ¿Kumiko y yo mantendremos el contacto cuando nuestros caminos se separen?
—¿Celosa, Kousaka?
La voz de Yuuko me saca de mis pensamientos, y saca un pequeño grito de sorpresa de mi interior. Ella ríe de verme asustada por un leve instante.
—No. Confío en Kumiko y sé que entre ella y Sasaki solo hay una buena amistad.
Yuuko sonríe y palmea mi hombro con suavidad. Su actitud hacia mí se ha suavizado bastante en las últimas semanas, lo que me hace confirmar que realmente me considera su amiga. Quizás podría corresponderle de alguna forma.
Minutos después, Yuuko ordena que nos pongamos en posición de espera, ya que los profesores Taki y Matsumoto quieren decirnos algunas palabras. Alcanzo a oír algunos murmullos por parte de alumnas de otras escuelas acerca de nuestro profesor.
—Este día finalmente ha llegado —inicia el profesor Taki—. Hay un total de dieciséis escuelas en esta edición del festival Sunrise. Muchas de ellas tienen fuertes bandas marciales actuando el día de hoy, incluida la preparatoria Rikka. Esta es una oportunidad inusual de experimentar el desempeño y ambiente de otras escuelas, así que les pido que no se queden absortos en su propio sonido, sino que también aprendan de lo que las demás bandas hacen bien.
—¡Sí, señor! —respondemos al unísono.
—Muchas personas vinieron a disfrutar la presentación de Kitauji el día de hoy —interviene la profesora Matsumoto con su habitual actitud seria, remarcada en sus brazos cruzados—. Tengan eso en mente.
Un nuevo sí colectivo es nuestra respuesta. A través de las bocinas del parque se escucha el anuncio de que el evento ha dado inicio, e inmediatamente la primera banda del programa empieza a marchar. Siento que alguien sujeta mi ropa por mi lado izquierdo y oigo que alguien respira de forma demasiado agitada. No necesito girar para saber que se trata de Kohinata y que parece estar sufriendo un ataque de pánico. Mi mente colapsa y mi cuerpo se paraliza. No tengo ni la más remota idea de qué hacer en un caso como este y la impotencia hace que toda mi racionalidad me abandone. Los demás miembros de nuestra sección, otros alumnos de Kitauji e incluso de otras escuelas empiezan a rodearnos, algunos por mera curiosidad y otros con auténtica preocupación. Esto, para alguien como ella que no le gusta ser el centro de atención, es malo. Siento como su agarre se intensifica y mi piel empieza a doler.
—¡Aléjense! —exclamo instintivamente al ver reducido el espacio a nuestro alrededor— ¡Denle espacio para respirar! ¡Yoshisawa, busca al profesor Taki o a la profesora Matsumoto! ¡Asakura, ve por algo de agua! ¡Los demás regresen a sus posiciones!
Todos parecen seguir mis indicaciones, lo que me alivia un poco. Tener tantas miradas encima puede ser aún más malo para la chica que se aferra a mí con todas sus fuerzas.
—¿Puedes caminar, Kohinata? —Pregunto con voz suave viéndola. Ella asiente, manteniendo sus ojos cerrados—. Bien, vamos a un lugar apartado.
Caminamos a paso lento alejándonos del grupo. Alcanzo a ver de fondo que Mirei corre hacia un callejón cercano, seguida por Kumiko y Kanade. Quisiera saber qué sucedió con ellas, pero tendré que esperar a que Kumiko me cuente. Confío en ella y sé que, sea lo que sea, podrá resolverlo. Además, no puedo ni quiero abandonar a Kohinata justo ahora.
El profesor Taki nos alcanza junto a la presidenta. Al ver que Kohinata aún tiene la respiración agitada, el profesor, con voz suave, le pide que sincronice su ritmo de inspiración y expiración con el de él. Poco a poco, Kohinata se relaja, liberándome de su agarre. Yuuko le alcanza una botella de agua que, por recomendación del profesor, bebe de a poco.
—Creo que es mejor que llame a tus padres para que te recojan… —inicia el profesor, pero Kohinata niega con la cabeza.
—Ya me siento mejor. Puedo tocar y marchar. —La voz de Kohinata suena inusualmente segura para alguien que acaba de salir de una crisis de pánico.
—¿Estás segura? —Insiste el profesor. Kohinata asiente con convicción—. Bien, si así lo quieres, puedes participar. Pero si vuelves a sentirte mal, avísanos.
—Muchas gracias, profesor. —Kohinata hace una venia y se retira con dirección a nuestro grupo.
—Hiciste bien en tomar el control y alejarla de los demás, señorita Kousaka. —El profesor me da una sonrisa paternal al decirme eso, una que el año pasado habría hecho que me derritiera, pero ahora solo suspiro con alivio.
—Solo hice lo primero que se me vino a la mente, realmente no sabía qué hacer.
—Bien, ustedes también regresen, que ya casi es nuestro turno.
Yuuko y yo asentimos y regresamos junto a los demás. En el camino, veo que tanto Kumiko como Kanade y Mirei también regresan y se reintegran al grupo. Una vez todos en nuestras posiciones, estamos listos para iniciar.
A través de las bocinas anuncian nuestro turno. Yuuko levanta su bastón y lo mueve de arriba abajo marcando el ritmo mientras que las flautas, los saxofones y clarinetes inician con la introducción, que es suave y a un tempo algo más lento que el resto de la pieza. Luego, los vientos metales hacemos un crescendo dando la entrada a la percusión que, a ritmo de samba, como indica el título de la pieza, establece el tempo y un par de compases después empezamos a marchar. Los trombones y bombardinos hacen la melodía principal del tema, seguido de una parte donde las trompetas tocamos al unísono una contramelodía que sirve de antesala a la parte b, donde los instrumentos agudos destacan y que concluye cuando Yuuko lanza su bastón al aire y lo atrapa con maestría, ganándose el aplauso de quienes nos observan. Los instrumentos agudos nos adueñamos de la melodía principal como antesala del solo de trompeta, que ejecuto con mi habitual maestría pese a que los ritmos latinos no son mi fuerte. Luego, los trombones encabezan la parte b del tema, conduciendo de vuelta a la melodía principal. Las percusiones quedan tocando solas un par de compases en los que van disminuyendo la intensidad de los golpes sin dejar de marchar, momento en que los sousafones —instrumentos análogos a las tubas diseñados para llevarse colgados alrededor del torso apoyándose en uno de los hombros de su intérprete en las bandas marciales— tocan una pequeña melodía. Las flautas adornan la melodía de los sousafones antes de que el resto de la banda vuelva a entonar sus instrumentos con la melodía principal para, tras casi cuatro minutos, finalizarla en medio de un nuevo aplauso.
Suspiro con alegría al ver lo bien recibidos que fuimos durante nuestro desfile. Todo salió bien a pesar de las dificultades presentadas. Algunos comentarios positivos sobre nuestra presentación y de alegría de habernos visto se oyen en el ambiente previo a que la siguiente banda inicie su participación.
—Disculpe, señorita Kousaka. —Giro para atender el llamado de Kohinata, pero antes de que pueda decir algo, la veo inclinada ante mí—. Quiero pedirle perdón por los problemas que le causé y espero no haberla lastimado.
Dirijo mi mirada a donde ella me sujetó hace un rato. Ya no hay dolor en esa zona y solo quedan algunas arrugas en la tela. Vuelvo a centrar mi atención en la chica que tengo al frente.
—No tengo nada qué perdonarte —digo sinceramente—. De hecho, soy yo quien debe disculparse por no haber sido de mayor ayuda.
Kohinata niega con la cabeza de forma enérgica.
—El solo hecho de no rechazarme es suficiente ayuda para mí. De verdad, muchas gracias por no apartarme de su lado.
Pongo mi mano en su hombro con suavidad, lo que causa que levante su mirada hacia mí. Noto que sus ojos están llorosos y me siento mal de verla así. ¿Pero qué puedo hacer? Tratar con las personas no es algo en lo que destaque. Hay tantas cosas que quisiera decir, pero no sé cómo se las vaya a tomar, en especial con lo fría y directa que puedo llegar a ser al decirlas. Aun así, hay algo que debo decirle y espero que lo reciba bien.
—Me alegra haber sido de ayuda —afirmo con una sonrisa—. Por cierto, buen trabajo en el desfile. Estuviste asombrosa con la trompeta. —Kohinata aparta la mirada y parece querer negar lo que digo, como si no me creyera—. Créeme que es difícil que halague a alguien, en especial si no lo merece. Tú lo mereces.
Kohinata asiente, pero sigue sin verse muy convencida por mis palabras. Eso me pone en alerta con ella. Si quiero que sea mi sucesora, tendré que hallar una forma de elevar su confianza en sí misma.
Continuará…
Thestral212: muchas gracias a ti por ller y por el comentario. Me alegra ver que te interesa el curso que está llevando la historia y cómo los demás personajes desempeñan sus roles.
Yamianna: Me alegra que te siga gustando.
Gracias por leer
