Contrabajo perspicaz
Mirei había tenido su punto de inflexión justo antes de nuestro desfile en el Sunfest. Esa es la conclusión a la que llego al escuchar a Kumiko y Kawashima hablando de lo que sucedió hoy mientras caminamos rumbo a la estación del metro para dirigirnos a nuestras casas. Según sus palabras, Mirei reaccionó de forma violenta cuando Katou intentó enderezar su boina. Luego, se descolgó su sousafón y, diciendo que se iba a su casa al no pertenecer al grupo, se alejó.
—Mirei pensaba que nosotros preferíamos a Sacchan solo porque ella es más sociable y conversa con nosotros todo el tiempo— se queja Kumiko. No la había escuchado tan enojada en mucho tiempo—. Lo peor es que Kanade aprovechó esto para separarla aún más de nosotros. Si yo no hubiera intervenido y aclarado las cosas, probablemente Mirei habría renunciado.
—Midori también tenía esa sensación —agrega Kawashima—. Me alegró ver que Micchan volviera al grupo, así como verla más dócil ante Hazuki y Sacchan.
—Las palabras de Kumiko tienen esa magia de llegar a los corazones de las personas —intervengo. Kumiko rueda sus ojos, aunque también sonríe.
—No sé qué tan mágico sea ser la primera persona a la que Mirei le pide que la llame "Micchan". Me va a costar acostumbrarme a eso.
—Es significativo. Ella te respeta y te ve como a alguien superior, además de que le molestaba que la llamaran así. Midori cree que esa es la señal más notoria de su cambio.
—Creo que a Kanade le molestó perder la exclusividad que parecía tener con Mirei. Después del desfile, me dijo que cree que ella no necesitaba ser más cercana con los demás. Admito que estoy en algo de acuerdo con eso, pero si Mirei quiere ser alguien cercano a sus compañeros, lo mejor es incentivarla, no impedírselo. De hecho, Sacchan organizó a último momento una reunión de tubas y Mirei accedió a ir sin hacerse de rogar.
—¿Las tubas fueron a una reunión hoy? —pregunto. Eso explica por qué Katou no nos acompaña.
—Así es —responde Kawashima algo molesta—. Esas tubas nos robaron a Hazuki.
—Aunque ellos nunca habían hecho eso —interviene Kumiko—. Supongo que, tras pasar un año juntos, han alcanzado el nivel necesario de confianza para hacerlo. Además, ahora son cinco, por lo que Hazuki no se sentiría como violinista entre Gotou y Riko.
—Tienes razón —Kawashima ríe ante la idea de lo incómoda que se sentiría su amiga cuando los dos tubistas de tercero entren en modo romántico—. Por cierto, ¿las trompetas tienen reuniones o algo por el estilo?
Justo en el hecho de no tener idea de cómo hacer que Kohinata se integre… O cómo subir su confianza en sí misma.
—Algo así. Kabe es quien se encarga de esas cosas.
—¿Pasó algo? —pregunta Kumiko mirándome fijamente. Me sigue sorprendiendo la facilidad con la que puede leer mis emociones—. Pensé que no había ningún problema en la sección de trompetas, ya que no he oído ningún rumor al respecto.
Preferiría hablar de esto a solas con Kumiko, ya que no me considero tan cercana a Kawashima como para exponer mis dudas sobre cómo ser un modelo a seguir para Kohinata, así que decido evadir el tema.
—No hay ningún problema en la sección de trompetas. Es solo que aún no me acostumbro a estar pendiente de los problemas de los menores y cosas por el estilo.
Kumiko tiene una expresión de "no me digas" en su rostro que me saca una leve sonrisa. Kawashima da una palmada, como si se le hubiera ocurrido alguna idea.
—¿Quizás las cosas podrían ser diferentes con Yume? —Justo en el clavo. Esta chica también tiene una habilidad para leerme—. Ya saben, la misma Yume Kohinata que estudió en la misma secundaria que ustedes, estuvo en la misma banda y de la que te olvidaste, Kumiko.
—¡Deja de abrir mis heridas! —exclama Kumiko algo dolida—. Aún no me disculpo con ella.
—¿No te has disculpado? En tu lugar, Midori lo habría hecho tan pronto le fuera posible.
Kumiko asiente viéndose derrotada, aunque entiendo que no haya podido disculparse por su olvido. Kohinata suele irse del salón tan pronto como terminan los ensayos, por lo que es difícil entablar conversación con ella. Por otra parte, ya que Kawashima tocó el tema, creo que no sería lo correcto evadirlo por más tiempo.
—¿Sabes algo, Midori? —intervengo, llamándola por primera vez por su apodo—, pensaba precisamente en Kohinata cuando dije que no estoy acostumbrada a estar pendiente de los problemas de los menores.
Las miradas de asombro de ambas no se hacen esperar, aunque la de Midori parece ser más de orgullo en sí misma.
—¿Por qué? — pregunta mi novia—. Creí que Yume no era tu tipo.
—¿A qué te refieres? —Mi tono de voz suena más fuerte de lo que pensaba.
—Ya, no te enojes. —De forma discreta y cariñosa a partes iguales, Kumiko acaricia la parte trasera de mi cabeza, algo a lo que sonrío en respuesta.
—Tienes un punto al decir que Yume no es de mi tipo —retomo el tema—. Nuestras personalidades son opuestas. Además, ella casi nunca habla con los mayores.
—Tú tampoco lo hacías, ¿verdad, Reina? —interviene Kawashima—. Solo mostrabas un montón de emociones en tu rostro.
Sonrío. De alguna forma, se siente agradable que ella me hable con la suficiente confianza como para usar ese nivel de sarcasmo. Kawashima se adelanta y comienza a caminar balanceándose en el borde de la acera.
—En estas semanas he comprobado que, tal como dije hace un tiempo, Kohinata es de lejos la más talentosa de los de primero. Puede hacer bellas notas altas y su forma de tocar es bastante estable, lo que denota que tiene fundamentos sólidos.
—Al escucharte hablar así de ella, no parece que tuviera algún problema —interviene Kumiko.
Suspiro. Realmente no habría ningún problema si Kohinata solo fuera una chica talentosa a quien le cuesta socializar, pero ella va más allá de todo eso.
—El problema es que ella prácticamente no tiene confianza en sí misma. Se rehúsa a tocar partes donde destaque y parece temer destacar. Sin ir más lejos, tuvo un ataque de pánico minutos antes de nuestra participación en el Sunfest.
Tanto Kumiko como Midori dan gritos ahogados al escuchar lo que pasó horas antes. Cuento al detalle los hechos, desde la forma en que se aferró a mí hasta su extraño cambio de actitud cuando el profesor Taki sugirió llamar a sus padres para que volviera a casa.
—Quizás sea su mecanismo de defensa para no llamar más la atención —sugiere Kawashima—. Creo que el hecho de que tus padres vengan a recogerte causa más curiosidad de la que el propio ataque de pánico causó.
—Puede ser… —murmura Kumiko pensativa—. Pero sigue siendo algo raro.
—De todas formas, parece que piensas bastante en Yume, ¿verdad? —Midori me da una sonrisa cálida—. Parece que te estás volviendo una buena superiora.
—No lo creo —respondo apartando la mirada y sintiendo que mis mejillas se calientan un poco.
Las tres continuamos nuestro camino a la estación en silencio. Aprovechando que Kawashima va unos pasos delante de nosotras, Kumiko toma mi mano y entrelazamos nuestros dedos sonriéndonos mutuamente.
—¿Cómo sería si Midori pudiera tener una reunión como la de las tubas? —pregunta Kawashima estirando sus brazos.
—¿Una con solo los contrabajos? —cuestiona Kumiko—. ¿No sería algo solitario con solo dos personas?
—Entonces invitamos a los bombardinos y así seremos cinco.
—Ugh, de solo imaginarlo me da dolor de estómago. Con lo mal que se llevan Kanade y Motomu…
A mi mente llega la conversación que Kabe y Yoshisawa tuvieron hace unos días sobre lo fragmentada que está la sección de bajos este año.
—¿En serio se llevan mal? —pregunto.
—Muy en serio —responde Kumiko con un suspiro—. Rara vez hablan entre ellos, pero han tenido discusiones muy fuertes, al punto de que Midori y yo hemos intervenido justo antes de que pasara algo que lamentemos.
—Quizás, si se dieran la oportunidad de conocerse mejor, podrían llevarse bien —interviene Kawashima con un tono triste—. Motomu es un buen chico y es realmente agradable con Midori.
—Si tan solo fuera así con los demás. Él realmente parece una persona distinta cuando está contigo que cuando está con el resto de los bajos.
Un nuevo suspiro abandona los labios de mi novia, haciendo reaparecer el sentimiento de impotencia dentro de mí. Quiero ayudarla, pero no tengo ni la menor idea de cómo hacerlo. Las palabras de aliento se me hacen insuficientes y poco efectivas. Aprieto un poco el agarre de nuestras manos en un intento por reconfortarla y ella hace lo mismo. Al verla, noto que me sonríe con dulzura.
—¡No puede ser! ¡¿Cómo no me di cuenta antes?! —exclama Midori de repente con bastante emoción, acercándose rápido a nosotras—. ¡Ustedes dos están saliendo!
Pese a ser la de menor estatura de nosotras, la repentina cercanía de Midori nos parece algo intimidatoria. Aun así, su rostro alberga una gran sonrisa y sus ojos muestran un brillo particular, como si la sola idea de que Kumiko y yo estemos saliendo le produjera una enorme alegría.
—Supongo que no hemos sido muy discretas —digo con una sonrisa.
—Sí —admite Kumiko—. Hemos estado saliendo desde marzo.
—¡No saben lo mucho que me alegro por ustedes dos! ¡Espero que su relación sea duradera!
—Gracias, Midori —decimos al tiempo con una sonrisa. Kumiko ha de estar muy feliz al saber que una de sus mejores amigas apoya que esté saliendo conmigo.
Pese a que el Sunfest ya finalizó, con la inminente llegada de los exámenes de mitad de semestre hay cierta tensión en el aire, en especial por parte de aquellos que sienten que deben estudiar un poco más con el fin de sacar buenas calificaciones, algo en lo que la profesora Matsumoto insiste que todos debemos tener. Para aumentar más dicha tensión, esta también es la época en la que comenzamos a preparar las piezas que tocaremos en las competencias de bandas sinfónicas.
—Para este año, la pieza obligatoria que tocaremos será March sky blue dream, mientras que la de libre elección será Liz and the blue bird —Anuncia el profesor Taki mientras Natsuki y Yuuko reparten las partituras de ambas piezas—. Aunque la dificultad de ambas es alta, confío en que todos puedan tocarlas.
Una elección de piezas bastante curiosa a mi parecer. March sky blue dream es una pieza bastante corta, de tempo rápido como su nombre indica y con un gran protagonismo de los clarinetes, algo que llama la atención al saber que su compositor, Manabu Yato, es también un trompetista. En contraparte, Liz and the blue bird es larga, llegando a durar veinte minutos, y se divide en cuatro movimientos, adaptando la historia de un cuento infantil alemán homónimo, el cual narra cómo Liz, una chica solitaria, se hace amiga de una pajarita azul que puede adquirir la apariencia humana. Yuriko Uda, su compositora, asignó los roles principales a la flauta y el oboe. Si Nozomi y Yoroizuka son designadas en esos roles, sería interesante de ver cómo se desenvuelven en este tipo de historia.
El mayor reto de Liz es que, dada su duración, es imposible de tocar completa en una competencia, donde tenemos un máximo de doce minutos para tocar tanto la pieza obligatoria como la libre, así que las diferentes bandas que se han animado a interpretarla han recortado algunas partes para lograr entrar en el tiempo estipulado. Y de las versiones que he escuchado, creo que ninguna le hace justicia a la versión completa. Espero que el profesor Taki logre hacer un buen arreglo con una pieza tan demandante.
—Al igual que el año pasado —retoma el profesor cuando nota que ya todos recibimos nuestras partituras—, las audiciones se realizarán en los dos días previos al inicio de la semana de exámenes. Estas serán de modo individual, así que prepárense bien. —Algunos gritos ahogados se oyen mientras el profesor habla, el de Kohinata entre ellos, lo que me pone nerviosa—. Las audiciones determinarán tanto a quienes integrarán el grupo competitivo como a los solistas. Hay un máximo de cincuenta y cinco lugares para el grupo competitivo, pero si no cumplen con el nivel requerido para la competencia, iremos menos de esa cantidad. No se confíen y ensayen lo mejor que puedan.
Con un «sí» colectivo se da por terminada la reunión general. El profesor nos indica que vayamos a nuestros ensayos por secciones y todos le agradecemos por sus indicaciones dadas el día de hoy. Kabe se acerca a Kohinata y le da algunas indicaciones sobre cómo manejar los nervios durante esta etapa, pero noto cierta incomodidad en su rostro cuando abre mucho la boca o intenta sonreír. Espero que no se trate de nada grave.
Continuará…
Yamianna: me alegra que sigas leyendo.
Gracias por leer
