Interludio dudoso
No sé si sea bueno o malo el hecho de sentir que los días están yendo más rápido una vez que todo el proceso de las audiciones terminó. Supongo que eso es una buena señal, ya que no hay conflictos, al menos no visibles, que nos estén retrasando, pero conozco personas a las que la cada vez más cercana fecha de la competencia de Kioto les pone una fuerte presión. Kumiko, por ejemplo, tuvo un bloqueo el año pasado por estas fechas, ensayando más allá de sus límites físicos sin tener una mejora. Si bien este año la veo más segura de sí misma, temo que esa situación se repita, y no solo con ella. Yuuko tiende a poner más empeño del necesario en la banda y en más de una ocasión he visto a Natsuki ponerle un alto, bien sea diciéndoselo directamente o distrayéndola con alguna bobada que termina desencadenando una de sus usuales discusiones que, de forma irónica, terminan haciendo que la presidenta se relaje. La dinámica entre ellas dos es interesante.
Camino a mi usual sitio de ensayo a solas, oyendo de fondo a Kohinata ensayar. Esa chica es un completo enigma para mí. Después de conocer los resultados de la audición, ella misma fue a pedirle al profesor Taki que la pusiera como tercera trompeta. Él accedió y nos organizó siguiendo esa petición, siendo Yuuko y yo las primeras trompetas, Yoshisawa como segunda, y Junichi junto a Kohinata como terceras. Quise protestar, pero la presidenta logró persuadirme de no hacerlo. Suspiro frustrada al recordar eso, mientras que noto una figura familiar junto a la ventana, poniendo toda su atención en el sonido de la menor.
—Naturalmente ella es la mejor entre todos los de primero —comento ubicándome a su lado. Kumiko lanza un grito por la sorpresa de escuchar mi voz. Vaya que ella estaba hipnotizada por ese sonido—. Kohinata practica ahí a solas con frecuencia.
Mientras hablo, señalo al lugar donde la menor se halla.
—¿En serio? Espera, ¿hace cuánto que estás aquí, majestad?
—Acabo de llegar, iba de paso, pero te vi y me acerqué. ¿Qué hay de ti?
—Bajaba a ensayar a solas en el patio, pero escucharla me distrajo.
Sonrío al escucharla decir eso.
—Te entiendo.
Kohinata, quien aún no nota que la estamos viendo, toca un pequeño solo de trompeta que hay en las partes descartadas del arreglo que el profesor Taki le hizo a Liz. Desde que anunciaron que Nozomi y Yoroizuka serían las solistas, esa parte y otras donde la trompeta destaca se asocian en mi mente a Yuuko. Supongo que el rol sobreprotector que a veces tiene la presidenta hacia nuestra oboísta estrella hace que mi mente genere esa asociación.
—La pieza libre de este año parece hecha específicamente para el oboe, ¿no crees? —pregunto. Mi novia parece meditar la cuestión por un momento.
—Bueno, no hay duda de que el oboe es el instrumento principal. Sin ir más lejos, el tercer movimiento, aún con las intervenciones de la flauta, es prácticamente un solo de oboe.
—El año pasado también hubo un solo de oboe y este año ella destaca aún más. Creo que el profesor Taki cree que ella es quien tiene el mayor potencial en todo Kitauji.
—No creo que sea la que más tiene, pero no hay duda de que su oboe tiene potencial, al igual que la flauta de Nozomi.
—No voy a negar que ella tenga talento y ha mejorado bastante desde que se reincorporó a la banda, pero no creo que sus habilidades musicales sean tan altas. —Mi yo del año pasado podría golpearme de enterarse que no estoy del todo de acuerdo con las decisiones del profesor Taki, no solo en lo referente a las flautas—. Pero no tengo más opción que apegarme a lo que planee el profesor.
—¿Estás insatisfecha, majestad?
—Más que insatisfecha, diría que hay cosas que no entiendo. Por ejemplo… —Señalo al lugar donde Kohinata continúa tocando—. Si fuera por mí, habría dejado a Kohinata como primera trompeta.
—¿No son tú y la presidenta quienes ocuparán ese rol?
—Así es, Kumiko. Tanto en Sky como el Liz. Sé que las terceras trompetas son importantes ya que enriquecen bastante la armonía de las piezas, pero se me hace un desperdicio de talento poner como tercera a una chica que sobresale en las notas altas.
— Estoy segura de que los profesores saben lo buena que es —medita mi novia. Entonces, ¿por qué la pusieron como tercera?
—Por… —Justo cuando estaba por contestar, la trompeta de Kohinata se desafina de forma horrible. Kumiko tiene una mezcla de sorpresa y tristeza en su mirada. Suspiro—… eso.
Kohinata mira de un lado a otro con nerviosismo. De seguro recién notó que alguien —nosotras— la observaba mientras tocaba.
—¡Lo hiciste bien! ¡Buen trabajo! —anima Kumiko a la menor, quien asiente. Puedo notar que mueve su boca, como si dijera algo, pero debido a la distancia, el sonido de su voz no nos alcanza.
—No entiendo por qué su nivel decae cuando nota que alguien la observa. Creo que fue un milagro que pudiera presentar una buena audición.
—Supongo que lo mejor es dejarla a solas, al menos de momento. Además, nosotras también tenemos que ensayar.
—Tienes razón, amada mía.
Sonrío al notar el leve rumor en sus mejillas. Me encanta tomar a Kumiko por sorpresa de vez en cuando. Se ve aún más hermosa cuando se sonroja.
Por el pasillo se empiezan a escuchar unos pasos y un par de voces conversando, una a un volumen mayor que la otra. Kumiko y yo miramos hacia donde se encuentran esas voces, descubriendo que se trata de Nozomi y Yoroizuka. La oboísta lleva lo que parece ser una hoja de papel en su mano.
—¿Qué es eso? —pregunta la flautista, adelantándose un par de pasos a la oboísta para luego girarse a verla.
—¿Esto? Es un folleto.
Como siempre, el volumen de la voz de Yoroizuka es tan bajo que a duras penas puedo entender lo que dice.
—Eso noto. ¿Puedo verlo?
La oboísta responde con un sutil "hmm". Nozomi gira y retoma su camino mientras ojea el folleto que ahora lleva en sus manos.
—¡Conque es de un conservatorio! Vaya… —La flautista detiene su marcha una vez más. En principio tenía una sonrisa, pero esta se ha ido—. ¿Acaso piensas estudiar música, Mizore?
—La profesora Niiyama me lo entregó y me preguntó si estaba interesada.
Satomi Niiyama es una consagrada docente de música y una excepcional flautista. Gracias a su amistad con el profesor Taki, ella asesoró a nuestra banda el año pasado durante el campamento de verano, y no me sorprendería que lo haga de nuevo esta vez. La había visto más temprano caminando por los pasillos de Kitauji, pero no le tomé importancia, ya que supuse que estaría ultimando detalles con el profesor Taki para el mencionado campamento. Ahora veo que también está reclutando talentos para el conservatorio.
Nozomi da un par de pasos más, con la mirada fija en el folleto, en completo silencio y con una expresión inusualmente seria en su rostro, algo que Yoroizuka, a su espalda, no puede ver.
—¿Nozomi? —La oboísta parece preocupada por el extraño comportamiento de su amiga.
—Quizás también debería ir ahí.
¿Acaso percibo celos en la voz de Nozomi? No sé si soy la única que lo hace. Veo de reojo que Kumiko mantiene una expresión seria. Por otra parte, los ojos de Yoroizuka se abren a su máxima amplitud, mostrando ilusión en ellos.
—En ese caso, también iré —declara, tomando por sorpresa a Nozomi. Mi novia suelta un bufido y veo que ha fruncido el ceño—. Si tú vas, yo también iré.
"El vínculo entre ellas dos es bastante fuerte, quizás demasiado para el bienestar de Mizore. A veces me preocupa lo dependiente que ella puede llegar a ser cuando Nozomi está involucrada, como si todo su mundo girase en torno a ella".
Ahora veo a qué se refería Yuuko cuando me dijo eso meses atrás. La determinación con la que Yoroizuka dijo que irá al conservatorio si su amiga también va da cuenta de esa dependencia. Esto, que a primera vista parece un acto de lealtad y compromiso con la amistad mutua, realmente no es algo sano. Elegir la carrera a seguir solo porque alguien cercano también lo hará es un error, al menos en mi criterio, y puedo deducir por la expresión de Kumiko que ella piensa de una forma similar.
Yuuko exhala con bastante fuerza al entrar al salón de la sección de trompetas. Puedo ver en su rostro lo fatigada que está, algo inusual tomando en cuenta que ella siempre ha mantenido sus ánimos altos y muestra una cantidad desorbitante de energía, incluso al final del día. Parece que nuestra presidenta tiene un límite y que hoy está cerca de alcanzarlo.
—¿Todo bien? —pregunto. Ella parece sorprendida de verme.
—Sí, solo un día pesado. —Yuuko estira sus brazos y su espalda, al parecer en busca de quitarse tensiones en su cuerpo—. Creí que ensayarías un poco más antes de irte a casa.
Niego con la cabeza mientras continúo guardando mis cosas.
—Hoy tengo clase de trompeta, así que debo irme más temprano.
—Olvidaba que tomas clases particulares. Realmente vas en serio con eso de ser la mejor.
—No creo que sea adecuado bromear con tus metas de vida.
—Dile eso a Nozomi —murmura Yuuko a gran velocidad antes de aclarar su garganta—. ¿Ya tienes en mente algún conservatorio en el que quieras estudiar?
—Unos cuantos, tanto aquí en Japón como en el extranjero.
—Vaya que aspiras alto. ¿Pero qué pasará con tu relación con Oumae?
He ahí la pregunta del millón. Trato de no pensar mucho en ello para disfrutar cada pequeño instante que paso a su lado, pero cada vez me hago más a la idea de que llegará el día en que nos separaremos, al menos físicamente.
—¿Crees que funcione una relación a distancia, Yuuko? —cuestiono mirándola a los ojos.
—No lo sé. Ese tipo de relaciones tiene muy mala fama al estar más propenso a que haya infidelidades de por medio, pero hay parejas a las que les ha funcionado. ¿Acaso ella no va a continuar con la música?
—Ella aún no sabe qué hacer en el futuro. Y aún si lo supiera, sus aspiraciones no son tan altas y no creo que su familia pueda permitirse costearle un viaje de estudios al extranjero, y menos en una carrera que, a los ojos más conservadores, no es rentable económicamente.
—Ya veo. De corazón espero que puedan llegar a un acuerdo sobre el siguiente paso en su relación cuando ese momento llegue. Si me preguntan, ustedes dos parecen estar destinadas a estar juntas y, de ser así, incluso si se separan por sus estudios universitarios, tarde o temprano volverán a estar juntas.
Sonrío ante las palabras de la presidenta y, de corazón, espero que tenga razón. Su teléfono vibra en su bolsillo y ella se apresura a sacarlo. Al mirar a la pantalla, rueda los ojos, pero se apresura a contestar.
—¿Qué quieres? —Oigo lo que parece ser la voz de Natsuki a través del aparato, pero no entiendo lo que dice—. Ya voy de salida. Deja que termine de organizar mis cosas y salgo. No estoy haciendo nada relacionado con la banda, solo me entretuve hablando con Kousaka. ¡Eso quedó en el pasado! Bien, te veo allá. —Yuuko suspira mientras cuelga el teléfono y lo guarda de nuevo en su bolsillo.
—¿Así que también vas de salida?
—Sí. Natsuki insistió en que salgamos a divertirnos un rato. Qué molesta. Y justo cuando creí que solo faltaban unos meses para librarme de ella, me entero que se postulará a la misma universidad que yo.
—Hablando de personas que parecen destinadas a estar juntas —comento risueña.
—¡Cállate!
A pesar de la rudeza de su orden, la comisura de sus labios tiende a elevarse y un leve rumor adorna sus mejillas. Parece ser que no le molesta en verdad pasar tiempo con Natsuki. Aun así, prefiero obedecer su orden y permanecer en silencio.
Continuará…
