Tocata competitiva

Tras varias semanas de constantes y agotadores ensayos, finalmente ha llegado el día de la primera competición del año, la de Kioto. La mañana inicia agitada con los varones de la banda y el grupo logístico —los que no pasaron la audición— yendo de un lado a otro cargando instrumentos, atriles y todo lo necesario para dar una presentación fuera de la escuela. Para este año, decidieron dividirnos por secciones al momento de asignar las sillas en los dos autobuses que nos llevarán al Kyoto Concert Hall, lugar donde, como ya es costumbre, se llevará a cabo la competencia. En uno de ellos irá el grupo logístico junto a los profesores y los percusionistas, mientras que los demás del grupo competitivo iremos en el otro. Hubiera preferido ir al lado de Kumiko, pero no se puede tener todo en la vida.

—Bien, todo parece estar en orden —asegura Yuuko tras constatar junto a Natsuki que todo estuviera listo para partir. La vicepresidenta da un gran bostezo.

—Estoy somnolienta. Iré a descansar en el bus.

—¿Acaso no pudiste dormir anoche? Pareces una niña de preescolar justo antes de un campamento. ¡Esa es tu edad mental!

Yuuko ríe maliciosamente, aunque su amiga no parece muy molesta ante esos comentarios. Después de todo, esta es su primera vez tocando en una competencia. Creo que es normal para ella estar tan nerviosa que se le dificulte conciliar el sueño. Kumiko y yo tuvimos una larga llamada anoche por motivos similares.

—Por Dios, dime quién fue la que me pidió ayer que la despertara esta mañana —contraataca Natsuki.

—Eso se llama profesionalismo. Cuando eres la presidenta, tienes que tomar un montón de medidas extra para asegurarte de que no haya errores. Y para que lo sepas, ya estaba despierta desde antes de que llamaras.

—Vaya, y aun así no me escribiste para que no te llamara.

—Deberías estar agradecida de que pudieras escuchar mi hermosa voz temprano en la mañana.

—¿Yo? Tú eres la que debería estar agradecida…

Niego con la cabeza mientras me alejo de ellas rumbo al autobús. Noto que Kumiko y Kanade también se dirigen al vehículo, así que acelero mi paso para alcanzarlas. Mi novia al parecer logró escuchar mis pasos, ya que giró mostrando una sonrisa mientras ondeaba su mano.

—¿Te sientes más relajada, Kumiko? —pregunto tras saludar a ambas chicas al llegar junto a ellas.

—Un poco, aunque es inevitable sentirse nerviosa antes de una presentación importante. No todos somos una reina de hielo como lo eres tú.

Kumiko ríe ante su pequeña broma, lo que me hace sonreír.

—Yo también me pongo nerviosa de vez en cuando —declaro fingiendo indignación, lo que aumenta la risa de mi novia—. Aunque debo admitir que estoy confiada en que superaremos esta etapa sin problemas. Tenemos bastantes músicos talentosos este año.

Mientras hablo, Kawashima y Tsukinaga llegan junto a nosotros. El contraste entre ambos contrabajistas es bastante notorio, ya que ella nos saluda con su habitual energía elevada, mientras él solo dice un "buenos días" bastante frío.

—Yo no estaría tan confiada de ser usted, señorita Kousaka —interviene Kanade—. Hay otras escuelas en la prefectura que también se han fortalecido. Además, está Ryuusei…

—¡Sabía que estarías interesada en ellos, Kanade! —interviene Kawashima, quien es bastante entusiasta en lo que a bandas sinfónicas se refiere.

—Ellos pueden ser la sorpresa este año, ¿verdad? Por supuesto que me causan curiosidad.

Nosotros fuimos la sorpresa el año pasado. Después de años sin siquiera superar la competencia de prefectura, llegar a un bronce en las nacionales fue algo inesperado para muchas personas.

—¿Ryuusei no era la secundaria a la que iba Motomu? —pregunta Kumiko.

—Sí. —Nuevamente una respuesta seca por parte de Tsukinaga. Veo en su rostro una especie de hastío por el tema—. Estaré en el autobús si me necesitas, Midori —anuncia mientras sube al vehículo. Kawashima ondea su mano y retoma la charla como si nada.

—Cuando Midori escuchó que el profesor Gen-chan había renunciado de Myoujou hace dos años, estaba muy impactada—relata la contrabajista—. Midori fue a ver su último concierto con ellos, aunque fue bastante difícil conseguir una entrada.

—¿Eh? ¿Entonces el asesor de Ryuusei era el de Myoujou? —pregunta mi novia, tan sorprendida que su voz se quiebra.

—Estrictamente hablando, él es un asesor especial allí —responde Kanade encogiéndose de hombros—. ¿Acaso no te habías dado cuenta?

Kumiko rasca su mejilla con algo de vergüenza.

—Incluso desde antes de dejar Myoujou, el profesor Gen-chan ha sido reconocido como un gran asesor y múltiple ganador de oro en las nacionales —complementa Kawashima—. Él no se limita a asesorar escuelas, también parece que ha asesorado varios círculos universitarios y bandas comunitarias. También es columnista en una revista. Su columna se titula La apasionada escuela de música para vientos de Gen-chan, y ahí habla con detalle de las diferentes reglas para cada sección. Incluso ha aparecido en televisión, donde es famoso por asesorar celebridades.

Ahora que lo pienso, recuerdo haber visto al profesor Taki leyendo esa columna en más de una ocasión. Parece que de forma indirecta también tenemos algo de influencia de aquel hombre del que Kawashima habla con tanto fervor.

—Si el profesor Gen-chan se cambió de Myoujou a Ryuusei hace dos años, ¿por qué recién en este se volvió su asesor? —reflexiona mi novia.

—Desconozco los detalles, pero creo que hubo alguna reorganización entre los profesores —responde Kanade—. Ser un asesor de club es un empleo difícil. Aunque no deberíamos pensar en ello cuando debemos superar esta etapa y prepararnos bien para Kansai. Después de todo, la trinidad dorada estará ahí.

La trinidad dorada, como les llamó Kanade, hace referencia a la ya mencionada Escuela Técnica Myoujou, la preparatoria Osaka Toushou y la preparatoria afiliada a la universidad Shuutou. Esas tres escuelas de la prefectura de Osaka tienen bandas sólidas y tradicionalmente son las representantes fijas de la región de Kansai en las nacionales. El año pasado nosotros rompimos esa tradición al avanzar de Kansai, lo que significó el primer oro simbólico en años para Shuutou. Ahora, con Genichirou Tsukinaga a cargo de Ryuusei, mucha gente espera que ellos logren hacer lo que hicimos nosotros el año anterior. Por supuesto, no vamos a facilitar que eso pase.

El viaje transcurre en relativa calma. Algunas conversaciones se oyen entre los diferentes miembros de la banda, algunos de ellos mostrándose bastante optimistas. Kohinata, sentada a mi lado, luce nerviosa jugueteando con su cabello trenzado.

—Lo haremos bien —comento. Kohinata dirige su mirada hacia mí—. Todo el esfuerzo que hemos dado en estos meses rendirá frutos hoy. Las nacionales nos esperan.

Sonrío mirándola a los ojos. Puedo ver una chispa de determinación a través de sus lentes. Kohinata asiente y desvía la mirada hacia donde Natsuki y Yuuko están sentadas. Desde donde estamos es un poco difícil de notar, pero la vicepresidenta parece estar dormida apoyando su cabeza sobre el hombro de la presidenta.

—A pesar de lo mucho que discuten, ellas dos son bastante cercanas, ¿no cree? —comenta Kohinata, siendo una de las pocas veces en que ella inicia una conversación de forma casual.

—Algo me dice que discutir entre ellas es su pasatiempo favorito.

Una risilla escapa de sus labios, lo que me hace sonreír. Me gusta ver que ella tenga esos pequeños avances.


Una vez llegamos al Kyoto Concert Hall, la presidenta comienza a darnos instrucciones sobre lo que haremos a continuación: ayudar a bajar los instrumentos y llevarlos al lugar que los organizadores nos han preparado para afinar y dar un último ensayo. Mientras seguimos dichas instrucciones, a nuestros oídos llegan comentarios de los asistentes al evento, en su mayoría positivos sobre nosotros, dando por sentado que llegaremos a la etapa de Kansai, y sobre el atractivo físico del profesor Taki. Esta situación es la opuesta a la que vivimos el año pasado, cuando solo éramos una banda más que a duras penas podría aspirar a plata.

—¡Qué alegría verla, señorita Ogasawara! —exclaman de repente los mayores de la sección de saxofones.

En efecto, al girar hacia donde ellos se encuentran, veo que Haruka Ogasawara, nuestra presidenta el año anterior, está saludándolos. Junto a ella se encuentra Aoi Saito. También veo que Kumiko se acerca a paso veloz hacia ellas. No estoy tan cerca como para escuchar lo que conversan, pero puedo notar lo feliz que se ve mi novia al reencontrarse con aquellas dos chicas. Sonrío para mis adentros mientras retomo mi camino hacia el interior de la sala de conciertos.


Faltan pocos minutos para que salgamos al escenario. Nuestros instrumentos están afinados, pero puedo notar los nervios a flor de piel de quienes debutan aquí hoy. Desde el centro de la sala, el profesor Taki hace una seña pidiendo nuestra atención. Su expresión calmada contrasta con el ambiente.

—Por fin ha llegado este día. Esta es la segunda vez que estoy en esta sala como asesor de la banda sinfónica de Kitauji. Desde que elegí las piezas que tocaremos este año en las competencias, todos ustedes han trabajado duro hasta hoy. Su nivel de interpretación ha mejorado gradualmente desde que les entregué las partituras. Pero… —El profesor Taki hace una pausa, dirigiendo su mirada a cada uno de nosotros—, personalmente creo que todos ustedes pueden incrementar su nivel aún más. No olviden nada de lo aprendido hasta ahora, y continúen mejorando para la próxima presentación que tendremos.

—¡Sí, señor! —respondemos a coro.

Satisfecho con nuestra respuesta, el profesor dirige su mirada hacia Yuuko, quien permanece a su lado. Ella cierra sus ojos e inspira profundamente. Al abrirlos de nuevo mientras exhala, su mirada reluce llena de energía.

—¿No están mareados? ¿Se sienten bien? ¿Pudieron dormir anoche? —Algunas risas se dejan oír por la sala ante las preguntas de la presidenta—. Me alegra que todos estemos bien hoy. No hemos tenido lesiones ni enfermedades. Aunque no lo parezca, son cosas difíciles de superar. Después de todo, estas presentaciones hay que afrontarlas en nuestra mejor condición. Con todos ustedes aquí, sé que no hay nada que temer. Si tocamos como siempre lo hacemos, estoy segura de que avanzaremos a la siguiente etapa. ¡Disfrutemos de nuestros doce minutos en el escenario!

—¡Sí, señora!

Yuuko tiene una increíble capacidad de transmitir emoción con sus palabras. El manojo de nervios que se percibía hasta hace unos minutos parece haberse esfumado tras su discurso. Incluso Kohinata se ve relajada.

—Entonces hagamos lo que siempre hacemos. ¿Están listos? —Yuuko levanta su puño derecho, lista para nuestro "grito de batalla"—. ¡Vamos, Kitauji!

—¡Sí!

Todos, incluso el profesor Taki, levantamos nuestros puños imitando a la presidenta. Sonrío viendo la emoción conjunta. Si esta energía continúa presente entre nosotros, estoy segura de que nos llevaremos el oro en las nacionales este año.


El escenario permanece con las luces bajas mientras nuestro equipo logístico termina de acomodar los atriles y los instrumentos de percusión. El auditorio está en un silencio expectante. Una vez que todo está listo, nos dan la señal para que entremos en el escenario.

—A continuación, la banda sinfónica de Kitauji interpretará March Sky Blue Dream como pieza obligatoria, y Liz and the blue bird como pieza libre, bajo la dirección del profesor Noboru Taki.

Ubicados en nuestros sitios mientras el público nos aplaude, hacemos una venia antes de tomar asiento. Dirijo mi mirada hacia Kohinata y noto que ella se ha quitado sus lentes, dejándolos sobre su atril. Supongo que lo hará para evitar sentirse observada por los asistentes. Regreso mi mirada al profesor Taki, quien, con sus manos en el aire, espera hasta notar que estamos listos y nos indica que comencemos.

Un golpe de platillos y una sucesión de notas ascendentes dan inicio a Sky. Mientras los bajos y la percusión marcan el ritmo, los clarinetes hacen la melodía. Los cornos franceses hacen una base armónica previa a la entrada de las flautas y los saxofones en apoyo a la melodía. Luego, los bajos hacen una melodía mientras las trompetas reforzamos a las percusiones con el ritmo, lo que desemboca en una parte suave con un nuevo protagonismo de las flautas antes de repetir la melodía principal, nuevamente con los clarinetes tocándola, mientras las flautas y las percusiones melódicas juguetean con pequeñas respuestas melódicas. Los saxofones pasan a tomar la base armónica que antes hacían los cornos franceses, mientras las flautas se unen a los clarinetes con la melodía. Una vez más suceden las notas ascendentes del inicio, en una fanfarria que lleva a que las flautas, el oboe, los clarinetes, los saxofones altos, las trompetas y las percusiones melódicas hagan la melodía con el respaldo armónico de los saxofones tenores, trombones, cornos franceses y bombardinos sobre la base rítmica que contrabajos, fagotes, tubas y percusiones nos dan. Un pequeño solo de trompeta de mi parte conduce al último acorde de Sky.

Tras recuperar el aliento, los clarinetes hacen un prolongado trino reforzado desde las percusiones con un triángulo, dando inicio al primer movimiento de Liz mientras las flautas y los cornos franceses juguetean con una pequeña frase que se repetirá durante casi toda la pieza. Unas largas notas por parte de los vientos metales conducen al paisaje sonoro en el que, sobre un ostinato de las trompetas, las maderas representan aves volando de un lado al otro. La melodía principal del movimiento es ejecutada por los instrumentos agudos, presentando el alegre mundo en el que Liz trabaja en la panadería, para luego compartir el pan que su jefe le regala con los animales del bosque.

El segundo movimiento inicia con largas notas de los contrabajos junto a un instrumento consistente en un par de cilindros de madera, uno de un mayor diámetro que el otro, conectados por una gran cinta de tela que, al ser movida gracias a la rotación de los cilindros accionada por una manivela, imita el sonido del viento. Los trombones tocan una escalofriante frase, seguida de un redoble de los timbales en representación de un trueno. Las flautas representan el miedo de nuestra protagonista mientras los metales y las percusiones interpretan a los rayos y truenos. Los timbales ejecutan un patrón rítmico sobre el que los instrumentos graves ejecutan melodías largas y pesadas mientras los agudos responden de forma "nerviosa".

Sobre los arpegios de un arpa, el oboe y la flauta conversan en el inicio del tercer movimiento. A medida que avanza la pieza, el oboe toma cada vez más protagonismo, pero algo no me termina de convencer con la interpretación de Yoroizuka. Mentiría si dijera que lo está haciendo mal, pero siento que ella no está mostrando todo su potencial y eso me preocupa. Saco esos pensamientos de mi mente y vuelvo a enfocarme en la pieza, justo a tiempo para la gran intervención de los vientos metales en este movimiento, representando a las aves que buscan a su amiga azul. Una breve conversación entre la flauta y el oboe representa el momento en el que la pajarita accede a volar lejos de su amada Liz, cuyo pensamiento es que eso es lo mejor para ambas, aunque duela.

Una suave melodía inicia el cuarto movimiento, mostrando el agridulce resultado de la separación de Liz y el ave. Ambas aceptaron el destino de estar separadas en pos de la libertad de la pajarita, guardando en sus corazones los alegres recuerdos del tiempo en que estuvieron juntas. Una sucesión de notas por parte de los vientos de madera conduce a una nueva representación sonora del paisaje del primer movimiento, despidiéndonos del mundo en el que esta historia se ambienta. Una ovación inicia cuando el eco del último acorde de Liz aún resuena en el auditorio.


Una vez concluidas las presentaciones de las cuarenta bandas competidoras, la tensión se adueña del ambiente mientras esperamos que anuncien los resultados. Al igual que el año pasado, el anuncio se hará a través de un cartel en el que se ven los nombres de las escuelas junto al resultado obtenido. Solo tres de las galardonadas con oro avanzarán a Kansai. Estoy preocupada por lo que sentí al escuchar el solo de oboe. Yoroizuka parecía contenerse y no dejaba que sus verdaderas habilidades salieran a flote. Eso en una competencia puede significar una derrota.

—Estoy muy nerviosa —murmura Kanade, quien se halla junto a Kumiko y a mí.

Mi novia toma mi mano, entrelazando nuestros dedos. Le sonrío, aunque ella no pueda verlo al tener sus ojos fijos al frente. Tres personas se aproximan a las barandas del balcón que hay sobre el escenario, cargando el cartel con los resultados. La mano de Kumiko aprieta la mía con fuerza. Imito su gesto sin despegar la mirada del balcón. El cartel es desenrollado y gritos de los alumnos de las diferentes escuelas se dejan oír por todo el auditorio. Mi mirada barre rápidamente el cartel buscando el nombre de nuestra escuela.

"37: Preparatoria Kitauji: Oro y representa a Kioto".

Suspiro con alivio. Nuestro camino a ganar el oro en las nacionales continúa. Kumiko suelta mi mano para abrazarme con fuerza, abrazo que correspondo con alegría.

—¡Lo hicimos, Kumiko! —exclama Kanade, viéndonos con una gran sonrisa.

—Lo sé —responde mi novia en un suspiro—. Estoy realmente aliviada.

—¡Estoy tan feliz! —asegura Natsuki detrás de nosotras—. No creí que lo haríamos, aunque siempre imaginaba que pasaríamos.

—Yo estaba completamente segura de que pasaríamos a Kansai —interviene Yuuko con orgullo.

—Dices eso, pero hace un rato parecías gelatina de lo mucho que temblabas.

—¡No mientas, Natsuki! Como presidenta, siempre he creído en todos.

Esas dos no tienen remedio.

Ya más relajada, me tomo mi tiempo en observar en detalle el cartel, buscando a las otras dos escuelas que pasaron junto a nosotros a Kansai. Un nombre llama particularmente mi atención, trayendo a mi mente las palabras de mi padre acerca de la posibilidad de que ellos fuesen nuestros rivales en Kansai, posibilidad que ahora es un hecho.

—No podemos permitirnos ser negligentes de ahora en adelante —comento en voz baja.

—¿Por qué? —pregunta Kumiko.

—Rikka y Ryuusei también pasaron a Kansai.

Nuestras miradas se dirigen hacia donde están los chicos de Ryuusei. Su alegría es inmensa al ser la primera vez que logran avanzar en las competencias después de años de obtener solo bronces en Kioto. Verlos a ellos es como vernos a nosotros mismos el año pasado, cuando estábamos en su situación. Ryuusei definitivamente es un rival que no debe ser menospreciado.

Continuará…