Interludio de retrocesos y avances

Si bien el campamento de entrenamiento ya es parte del pasado, la dureza en los ensayos ha permanecido invariable en estas semanas. La fecha de la competencia de Kansai se aproxima y lo último que queremos hacer es bajar la guardia y perder el paso a las nacionales. La buena noticia es que el dueto entre la flauta y el oboe cada vez está más refinado. Luego de aquel golpe de realidad en el campamento, Nozomi ha trabajado arduamente para equipararse a Yoroizuka, y vaya que lo está logrando. Si bien ya es un hecho que ella no estudiará música, espero que siga tocando cuando se gradúe de Kitauji. La mala noticia es que ahora el profesor Taki tiene afilado su oído para detectar las falencias en las otras secciones, y en los últimos días los trombones y los bombardinos han sido víctimas frecuentes de sus regaños.

—Bombardinos, están muy suaves. Piensen bien en por qué son tres. Trombones, sus intervalos de tiempo están a un nivel inaceptable. Ni siquiera estoy seguro de que escuchan antes de tocar. ¿Están prestando atención?

Y hoy no es la excepción a esa tendencia. No entiendo la razón por la que el segundo movimiento nos está dando problemas ahora, en especial a los trombones y bombardinos. El calor del verano y los nervios por la cercanía del gran día pueden ser factores a tener en cuenta, aunque esos son generales.

—Bombardinos, no crean que no iba a notar eso. Se supone que deben tocar aquí junto a los fagots. Por supuesto que he notado que sus digitaciones no están encajando. Entrar temprano y tocar de forma descuidada es malo. Toquemos de nuevo para ver si pueden entrar a tiempo.

Desde mi posición no puedo ver los rostros de las bombardinistas, pero sí noto que Natsuki está cabizbaja. Puede que ella esté atravesando por un bloqueo como el que Kumiko sufrió el año pasado, y que tanto ella como Kanade estén tratando de cubrirla, lo que ocasiona que las tres se descoordinen tanto entre ellas como con los demás instrumentos que están tocando en ese instante. Al interpretar una vez más esa parte, el profesor Taki parece satisfecho con las correcciones realizadas, al menos en lo que a los bombardinos se refiere, ya que, al finalizar el segundo movimiento, nos detiene y, mientras se seca el sudor con un pañuelo, exclama:

—¿No es ese el pasaje que les señalé ayer, trombones?

A mi lado, Tsukamoto se encoje como si fuera un niño siendo regañado por su madre, algo que se me hace gracioso considerando su prominente estatura. Opto por guardarme cualquier comentario burlón que pueda hacer, para no echar más leña al fuego.

—Sí, señor —responde Keina Iwata, líder de la sección de trombones. Si bien trata de ocultarlo, se nota molesta por los constantes reclamos del profesor.

—Puedo pensar en dos razones por las que no han mejorado algo que les pedí mejorar. La primera es la falta de esfuerzo del intérprete y la segunda es la falta de talento. En esta última situación, eso no se limita únicamente a una cuestión de talento puro; es posible que la música no sea adecuada para el instrumento. Puede haber situaciones en las que la interpretación no encaje con lo escrito en la partitura. Por ejemplo, las digitaciones en esos pasajes pueden ser casi imposibles o la nota requerida está en los límites más extremos del rango del instrumento. Sin embargo… —El profesor levanta sus partituras y señala el compás específico que les está causando problemas a los trombones—, este pasaje no es uno de esos. ¿Están conscientes de ello?

—¡Sí, señor! —Esta vez es Tsukamoto quien responde con voz potente. Veo que su expresión ha cambiado de miedo a frustración.

—Habiendo mejorado en interpretaciones previas, no pueden volver a como estaban antes sin una razón de peso, y eso es lo que ustedes han hecho. ¿Por qué estamos ensayando? ¿Acaso no pretendemos mejorar nuestras interpretaciones? De ser así, no puede haber retrasos ni retrocesos en nuestro desempeño. Si señalo algo, mejórenlo para la próxima vez, por favor. Es lo mínimo que les pido.

—¡Sí, señor!

No solo la sección de trombones da esa enérgica respuesta. También los bombardinos, miembros de otras secciones e incluso Yume se unen a ella.

—¿En serio? —pregunta el profesor, recorriendo la sala con su mirada—. Perder el tiempo no es algo que pueda llamarse un gran esfuerzo. No es que no puedan tener tiempo para ustedes mismos, pero deben saber cómo usar su tiempo correctamente. Les pido que piensen en la mejor manera en que cada uno de ustedes mejore.

Un nuevo sí colectivo es la respuesta. Si bien aún estamos en el periodo vacacional del verano, estamos entrando en una época en que nuestros horarios pueden empezar a cruzarse, bien sea con los cursos vacacionales que los de tercero deben tomar como parte de su preparación para la universidad, bien sea con la terapia que Yume empezó a recibir hace unos días, o bien sea con cosas más triviales, como el cumpleaños de Kumiko.


—¡Ah, qué día tan pesado! —exclama Kumiko mientras suspira sentándose en uno de los asientos del metro.

—Lo sé. El profesor Taki ha estado bastante estricto últimamente, en especial con ustedes y los trombones. ¿Está todo bien en la sección de bajos?

—Tan bien como las diferencias entre Motomu y Kanade lo permiten. —Kumiko se cubre la boca para dar un largo bostezo—. Natsuki tuvo un simulacro hace unos días, pero no obtuvo los resultados que quería, así que eso la ha tenido estresada y por eso su rendimiento con el bombardino ha bajado.

—Ya veo. —Mis suposiciones no estaban tan equivocadas. Miro al techo, pensando en lo rápido que pasa el tiempo—. La competencia de Kansai es en menos de dos semanas, y prácticamente es lo último que haremos antes de que finalicen las vacaciones de verano. Luego tendremos que empalmar bien nuestros estudios con los ensayos para el festival escolar y las nacionales, y entonces los de tercero se retirarán—. Me pregunto quiénes serán los nuevos regentes de la banda.

—También yo. Por más que lo pienso, no encuentro a nadie de nuestro año que tenga esas dotes de liderazgo que Asuka o Yuuko tienen. —Poniendo su cabeza sobre sus manos, Kumiko resopla—. Lo que sí es casi seguro es que el rol de manager vuelva a desaparecer.

—¿Estaremos bien con solo dos personas a cargo de todo?

Mi pregunta queda en el aire por varios segundos. Hace dos años hubo una renuncia masiva. El año pasado hubo un conflicto sobre un solo de trompeta que dividió opiniones, para que luego viniera la incertidumbre sobre la continuidad de la vicepresidenta en la banda. Este año, en contraste, solo se han presentado situaciones a nivel personal, como la salud emocional de Yume o el lio sentimental entre Nozomi y Yoroizuka, y la única "renuncia" que se presentó fue por cuestiones de salud. Desde mi perspectiva, la gestión de Yuuko como presidenta ha sido mejor que la de Haruka Ogasawara, aunque siento que buena parte del éxito de nuestra presidenta actual se debe a Kabe y todo lo que ha hecho como manager. Perder ese rol puede ser problemático el año que viene, en especial si vuelve a haber una gran cantidad de nuevos miembros en la banda.

—Quisiera saberlo —suspira Kumiko, a lo que me limito a asentir—. De momento, solo podemos esperar a ver qué deciden Yuuko y Natsuki respecto a sus sucesores.

El silencio nos envuelve mientras el metro avanza. Las preocupaciones sobre el próximo año hacen una pequeña pausa en mi mente al recordar que este domingo es el cumpleaños de Kumiko y aún no sé cómo celebrarlo con ella. No soy muy buena a la hora de dar regalos, así que me siento algo insegura al respecto.

—Majestad, ¿tienes planes para este domingo? —pregunta mi novia, sorprendiéndome. Parece que hubiera leído mi mente.

—No realmente. ¿Por qué?

—Verás, mis padres organizaron una pequeña cena familiar por mi cumpleaños y me gustaría que estés ahí.

Hay un leve rubor en sus mejillas que la hace ver adorable. Simplemente no puedo decirle que no, aunque quisiera.

—Seguro, ahí estaré —afirmo con una sonrisa.

Kumiko me sonríe y asiente. En cierta medida, su invitación me hace sentir más segura, aunque sigo sin saber qué regalarle.


No sé cómo, pero he logrado que mi nerviosismo no se viera reflejado en mi forma de tocar, tanto en los ensayos como en mis clases particulares, lo que es un alivio para mí. No quisiera ser, de nuevo, el centro de los regaños de ninguno de mis profesores. El año pasado hubo un momento en que mi mente y mi corazón estaban tan enredados que toda mi fuerza interpretativa se había ido. Habría sido frustrante que algo así se repitiera esta vez solo porque no sé qué regalarle a mi novia en su cumpleaños. Con eso en mente, tras finalizar mis clases particulares, me dirijo hacia la zona comercial de Uji. Quizás recorrer los diferentes locales me dé alguna idea.

No voy a negar que hay cosas preciosas en los diferentes escaparates, pero siento que ninguna de ellas sea lo suficientemente especial como para que sea un regalo de mi parte para Kumiko. Quiero que ella sienta la misma alegría que sentí cuando me dio el collar con dije de trompeta que uso día a día desde entonces. Estoy pensando en darle algo con la misma idea, pero en ninguna de las joyerías que he visitado hasta ahora he encontrado algo que me satisfaga. De hecho, sería un milagro que encontrara un dije con forma de bombardino, al ser uno de los instrumentos menos conocidos.

De repente, mi mirada se fija en un dije bastante especial. No, no se produjo el milagro de que tenga forma de bombardino, pero el concepto que tiene encaja con nuestra relación. Se trata de una clave de fa y una de sol unidas de tal manera que forman un corazón. Según veo en el cartel que tiene al lado, está hecho en plata. Ya puedo imaginar a Kumiko usándolo y, en mi mente, le luce. De inmediato le digo a la persona que está atendiendo que me interesa adquirir el dije y que lo envolviera para regalo.

Sonrío satisfecha mientras abandono la zona comercial con la bolsa de mi compra en mis manos. Mientras camino con rumbo a la estación del metro, debato mentalmente si debería darle el dije a Kumiko cuando nos veamos en la mañana del domingo o esperar a llegar a su casa para la cena con su familia. Darle el regalo recién nos veamos le alegraría el día, pero siento que la estoy copiando. Mis pensamientos son interrumpidos de forma repentina cuando siendo que alguien choca contra mí. Por suerte, ni esa persona ni yo íbamos a prisa, así que no fue un golpe fuerte ni hay alguna caída.

—Disculpe, iba distraída y… ¿Señorita Kousaka?

—Yume… —Esta situación es inesperada. ¿Quién diría que, de todos los lugares, me toparía con ella aquí?—. ¿Estás bien?

—S-sí, no se preocupe. ¿Y usted? ¿No rompí ninguna de sus valiosas compras?

Niego con la cabeza restándole importancia al asunto.

—No compré nada que se rompa con facilidad, tranquila. ¿Cómo va tu terapia?

—Bien, mi terapeuta es muy amable. —Su tono de voz suena particularmente seguro, lo que me hace sonreír—. Estamos trabajando en la visión que tengo de mí misma. Poco a poco estoy dejando de decir que soy una basura, aunque aún me cuesta creerlo.

Mientras hablamos, ambas caminamos con rumbo a la estación. Mi sonrisa se mantiene al escuchar sus avances. Puede que para alguien más no parezca mucho, pero para alguien como ella, cada paso es muy significativo.

—Muy bien. Sigue así. Cada día que pasa estás más cerca de verte de la misma manera en que te vemos los demás.

Puede que me equivoque, pero me parece ver una pequeña sonrisa dibujarse en su rostro. Si no es mi imaginación, se trata de un gran avance. Continuamos caminando en silencio hasta llegar a la estación.

—Disculpe —habla con un tono nervioso, mirándome a los ojos—, ¿puedo… llamarla por su primer nombre? Usted y las señoritas Ka… digo, Tomoe y Oumae han sido quienes más me han apoyado y animado a no rendirme, así que quisiera sentirme más cercana a ustedes tres.

Mi sonrisa se amplía, no solo por la petición que Yume acaba de hacer, sino por otro avance que noto en ella: pese a lo nerviosa que está, no ha roto el contacto visual conmigo.

—Por supuesto.

—¡Muchas gracias, señorita Reina! —exclama haciendo una venia.

Palmeo suavemente su hombro cuando vuelve a incorporarse. Estos avances que ha mostrado hoy me llevan a pensar en que su voluntad por recuperarse es más fuerte de lo que pensé. Espero que nada ni nadie entorpezca ese largo proceso hasta estar mental y emocionalmente saludable.

Continuará…


Yami-anna: Es un placer ayudarte a hacer más llevadera tu vida. Kohinata empieza a mostrar mejorías. Ya veremos si se mantienen. Gracias por seguir aquí.

Gracias por leer.