Tocata agridulce

Espero que este día soleado sea un buen augurio para nosotros. Es el día de la competencia de Kansai, el momento de mostrar al mundo los resultados de estas tortuosas semanas de ensayos durante y después del campamento. Estoy nerviosa, lo admito, y no porque desconfíe de nuestras habilidades, sino porque hay otras escuelas cuyo nivel también es grandioso, así que la competencia por ser una de las tres representantes de la región en las nacionales va a ser reñida.

—Primero moveremos los instrumentos —instruye Yuuko—. Percusionistas, sigan al profesor Hashimoto como lo han venido haciendo. No pongan los estuches de sus instrumentos ni sus pertenencias en donde no les corresponda. Estamos portando el uniforme de Kitauji hoy, así que, si causan algún problema, no solo será una molestia para ustedes mismos, sino también para toda la escuela. Sigan las reglas y disfrutemos del día.

Tras un sí colectivo, los chicos de logística y la sección de percusión se disponen a descargar y entrar los instrumentos más grandes al lugar donde permaneceremos en espera de nuestro turno. Al igual que el año pasado, nos corresponde actuar en las presentaciones de la tarde, por lo que a nuestro alrededor hay bastante movimiento por parte de las bandas que actuaron en la mañana y sus acompañantes, quienes comentan los resultados que ya se han dado a conocer. Entre lo más destacado que llega a mis oídos está que Rikka obtuvo plata, de nuevo. No es algo que sorprenda, tomando en cuenta que su especialidad es la marcha y no siempre se puede destacar en todos los ámbitos.

—¿Cree que estaremos bien? —pregunta Yume a mi lado con su mirada puesta en la sección de bajos.

En su mayoría, aquellos rostros muestran el nerviosismo imperante entre nosotros. Tsukinaga se ve algo pálido. Kumiko conversa con Midori sobre algo que no alcanzo a escuchar, y es la contrabajista la gran excepción al manojo de nervios que somos los demás en la banda. Se le ve bastante sonriente y emocionada. Esa chica es un caso bastante especial.

—Estaremos bien —afirmo—. No es la primera vez que estamos aquí y estoy segura de que saldremos avantes.

—Esa es la confianza que necesitamos en la banda —interviene Yuuko, poniéndose en medio de Yume y de mí—. ¿Cómo te sientes, Kohinata?

—Nerviosa —admite la menor tras dar un suspiro—, aunque más segura de mí misma que en Kioto.

—Esas son grandes noticias —exclama Kabe, llegando junto a nosotras y poniendo uno de sus brazos alrededor de los hombros de Yume y el otro en los de la presidenta—. Estas semanas de terapia te han sentado muy bien.

Yume asiente con timidez. Mientras nosotras conversamos, más miembros del grupo logístico se acercan a sus compañeros de las diferentes secciones a desearnos suerte y éxito en nuestra presentación. Me causa curiosidad cierta interacción que veo entre las Suzuki. Satsuki le entrega a Mirei un par de horquillas para su cabello, que está algo más largo de lo habitual. Veo que son negras y de un diseño básico, y, aun así, Mirei se las coloca sin dudarlo.

—¡Te ves genial, Micchan! —exclama Satsuki.

Mirei le agradece en voz baja, ruborizándose. En cierta medida, es tierno ver a alguien tan alto como ella sonrojarse de esa forma. A principio del año, Mirei parecía odiar a Satsuki, envidiando la popularidad que tenía dentro de la sección, llevándola a aislarse. Por suerte, la intervención de mi novia cambió todo, haciéndole ver que los demás querían acercarse a ella, pero sus propias defensas lo impedían. Gracias a esto, Mirei comenzó a integrarse con los demás y su relación con Satsuki ha mejorado al punto en que no me sorprendería que ellas dos dieran el paso a ser una pareja, si es que se gustan entre ellas y no lo han dado ya.

—Creo que ya es hora. Suerte —desea Kabe alejándose de nosotras.

Yuuko revisa su teléfono, cerciorándose de que su amiga está en lo cierto.

—¡Kitauji, es hora de entrar! —ordena—. ¡Cuiden de no perderse…!

—¡Oh, ahí están! —Una voz familiar acercándose irrumpe en el ambiente, una que, al menos los mayores, llevábamos meses sin escuchar—. ¡Oigan, Kitauji!

—¡Kaori! —Llena de una alegría inmensa, Yuuko se hecha a correr para encontrarse con aquella chica a la que tanto idolatra, que llega acompañada de la expresidenta. Me es inevitable sonreír al ver esta escena, y echando un vistazo a mi alrededor, las sonrisas son un factor común entre los de segundo y tercero—. ¡Te ves hermosa, pareces un ángel!

—¿Presidenta? —Yume, al igual que los demás de primero, se ven algo confundidos.

—La mujer vestida de blanco es Kaori Nakaseko, antigua líder de la sección y una talentosa trompetista —explico—, aunque no sé si siga tocando, ya que es estudiante de enfermería y las carreras relacionadas a la medicina no dejan mucho tiempo para hobbies. La otra mujer es Haruka Ogasawara, saxofonista y nuestra presidenta el año pasado.

Yume asiente aún dudosa. Noto que Natsuki se acerca a Yuuko para, al contrario de otras veces, devolverla a su "modo presidenta". De repente, otra figura femenina vestida de negro camina frente a mi campo visual, dirigiéndose hacia donde Kumiko se encuentra. Me causa curiosidad que su vestido sea del mismo modelo que el que usa Kaori, del color opuesto. Mi sonrisa se borra cuando veo que su forma de llamar la atención de mi novia es tocándole el cabello mientras la llama por su apellido. Kumiko gira sorprendida.

—Hola —saluda aquella mujer que, a pesar de que han pasado cinco meses desde la última vez que nos vimos, y de que la propia Kumiko me haya aclarado que sus sentimientos hacia ella son fraternos y no románticos, sigue despertando celos en mí.

—Asuka… —Kumiko se ve sorprendida, aunque una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro.

—Vine a apoyar a Kitauji, aunque sinceramente no quería aparecer, pero Kaori insistió tanto…

Estoy bastante cerca de ellas, así que puedo notar ciertos detalles en la vestimenta de Asuka, siendo el más llamativo para mí que usa un anillo dorado en su meñique izquierdo.

—¿Cómo es la vida universitaria? —Algo me dice que esa pregunta viene de la parte de Kumiko más preocupada por su futuro.

—¿Crees que este es el momento para preguntarme eso? Eso no es bueno. Hoy no se trata de mí. ¡Hoy es tu día! Si tienes tiempo para estar interesada en mi vida, deberías dedicarlo al menos a cien sesiones de entrenamiento mental. —Movimientos exagerados, típicos de Asuka, acompañan a sus palabras—. Creo que estar aquí afectará tu rendimiento, así que me marcho. —Ondeando su mano, la mayor inicia su marcha con rumbo a sus dos amigas.

—¿Ya te vas? —pregunta Kumiko con un tono algo triste.

—Vaya, Kumiko… —La mayor detiene su marcha y gira en dirección a mi novia moviendo sus manos entrelazadas de lado a lado—, ¿tan enamorada estás de mí?

Resoplo fastidiada y recorro los pocos pasos que me separan de ellas.

—Llevo cinco meses saliendo con Reina, así que no, ni un poco. No de ti.

La seguridad en las palabras de Kumiko, así como el hecho de que, al llegar a su lado, ella toma mi mano derecha con su izquierda entrelazando nuestros dedos, me hacen sonreír victoriosa.

—Era cuestión de tiempo —comenta Asuka, acercándose a nosotras mientras busca algo en su bolso—. Junto con mis más sinceras felicitaciones, te daré algo especial: un boleto mágico para ti, Kumiko. —El tal boleto mágico que Kumiko recibe es en realidad una postal de un campo de girasoles, muy hermosa he de admitir—. Si alguna vez estás en problemas, puedes usarla una vez para salvarte.

Giñando un ojo, Asuka retoma su camino alejándose de nosotras. Al llegar junto a sus amigas, grita "¡vamos, Kitauji!" mientras empuja a la expresidenta, forzándola a caminar. Kumiko suelta una discreta risa mientras guarda la postal en su bolso y comenzamos a caminar rumbo al auditorio.

—No puedo creer que te sigas poniendo celosa por ella, majestad —dice entre risas.

—¡No te burles, Kumiko!

—¿Kousaka celosa? —interviene Yuuko ubicándose junto a nosotras—. Cielos, me lo perdí.

—Eso te pasa por andar babeando por Kaori.

—¡Cállate, Natsuki!

Siento mi rostro arder por la vergüenza que estoy pasando a causa de mis celos. Creo que mejor intento centrarme en las piezas que tocaremos en un rato.

—Kousaka —prosigue la presidenta—, si te sirve de algo, no creo que Asuka sea tan tonta como para dejar al maravilloso ángel que es Kaori por alguien como Oumae, sin ofender.

Tanto mi novia como yo miramos a Yuuko con indignación, mirada que cambia a una de asombro al entender el trasfondo de sus palabras.

—Espera, ¿Asuka y Kaori están saliendo? —pregunto. Yuuko asiente, mostrando una sonrisa algo triste.

—Desde hace unos meses. Kaori siempre estuvo enamorada de Asuka, quien solo pudo corresponder sus sentimientos cuando se independizó de su madre.

Jamás se me habría pasado por la cabeza que entre ellas dos pudiera haber algo romántico. Supongo que mis propios celos me cegaron de notar ciertas señales que pudieran haberlo indicado de antemano. O ellas siempre fueron mucho más discretas de lo que otras parejas dentro de la banda han sido.


El momento en que calentamos y afinamos los instrumentos transcurre con normalidad. El nerviosismo se siente en el aire. Nadie quiere cometer un error en esta etapa. La más mínima equivocación podría dejarnos por fuera de las nacionales. Puedo notar que Yume hace algunos ejercicios de respiración en busca de relajarse. Sus lentes están sobre el atril al lado de sus partituras, así que no puede ver que la observo. Espero que esa rutina no sea algo que perdure en el tiempo. El profesor Taki da un par de palmas para llamar nuestra atención.

—A comparación de la competencia de Kioto, todos aquí han mejorado mucho. Independientemente de los resultados, creo que todos ustedes serán los mejores intérpretes el día de hoy, ¡así que hagamos los mejores doce minutos del día!

—¡Sí, señor! —respondemos todos al unísono. Ver al profesor tan entusiasmado es muy estimulante.

—Bien, ahora unas palabras de nuestra presidenta.

—¡Sí señor! —Con su ya característica energía, Yuuko se pone de pie y camina ubicándose junto al profesor frente a todos nosotros—. Bien, atención…

—Ya la tenías —interviene Natsuki, haciendo que algunas risas se escuchen en la sala. Yuuko respira profundamente y prosigue.

—La banda sinfónica ha cambiado en los últimos dos años. Es completamente diferente a como era cuando estaba en primero. Hemos pasado por muchas situaciones y me alegra ver que las hemos superado. Cuando asumí la presidencia en invierno, temía que no pudiera llenar las expectativas, pero conté con el invaluable apoyo de todos y cada uno de ustedes, en especial, aunque odie admitirlo, de la vicepresidenta, así que gracias por todo, Natsuki.

—¿Por qué lo dices ahora? —reclama Natsuki, provocando una nueva ola de risas entre nosotros. Si bien desde donde estoy no puedo ver su rostro, si puedo notar que una de sus orejas se torna rojiza.

—Creo que todos ustedes —retoma Yuuko—, incluso quienes no lograron llegar al grupo competitivo, son los mejores miembros de la banda de Kitauji. No quiero que esto termine aquí, en Kansai. Quiero tocar más con ustedes, mejorar aún más y continuar actuando con cada uno de ustedes. Es por eso que vamos a dar todo lo que tenemos en estos próximos doce minutos. ¡Todos los ochenta y nueve de nosotros iremos a las nacionales!

—¡Sí, señora! —Incluso los profesores, contagiados por el entusiasmo de nuestra presidenta, se unen a nuestra enérgica respuesta al discurso de la presidenta. Ahora, más que nunca, estoy segura de que las nacionales nos esperan.


Una adaptación a banda sinfónica de la ópera Turandot, centrada en su famosa aria Nessun Dorma, es la música de fondo de nuestra espera por salir al escenario. Parece que este año es tendencia hacer este tipo de versiones condensadas de largas piezas orquestales. Viendo a mi alrededor, noto que Yume se ve tranquila, aunque mantiene sus ojos cerrados.

—¿Qué estás haciendo?

Ese reclamo de Kanade llega a mis oídos, haciendo que centre mi atención a la sección de bajos, ubicados a unos pasos de donde me encuentro. Estando tan cerca, puedo escuchar perfectamente lo que dicen, aun cuando hablan en voz baja. La bombardinista más joven hace un puchero mientras Natsuki sonríe con satisfacción.

—El año pasado fui una inútil aquí —comenta la vicepresidenta—. Todo lo que pude hacer fue observar a los demás. Pero este año estoy aquí, y estoy muy feliz de estarlo. Sé que soy la peor de las tres. Estoy muy lejos de ser tan buena como Asuka lo era el año pasado. Mi forma de tocar no es tan buena ni soy tan lista como ella era. Honestamente, muchas veces había pensado que desearía poder ser tan buena como ella, pero eso ha cambiado. Es ridículo que pudiera hacer lo que ella hizo en primer lugar, y es por eso que… —Un ligero sollozo interrumpe sus palabras—. Es por eso que ustedes dos están aquí para mí.

Kumiko, dejando su bombardino en el suelo, envuelve a Natsuki en sus brazos.

—Soy una persona afortunada. No creo que alguien tan inútil como yo pueda ser soportada por sus menores de nuevo. Si esta es mi última competencia, honestamente no me arrepiento de nada. Pero me gustaría poder tocar más junto a ustedes. Quiero que nosotras tres toquemos como parte de Kitauji en el mismo escenario una y otra vez. Es por eso que debemos ir a las nacionales.

Natsuki cierra su puño y lo pone en frente de Kumiko y Kanade, quienes lo chocan con sus puños en señal de que están comprometidas por lograr nuestra meta. Una de las cornistas llega en busca de la vicepresidenta y se la lleva consigo.

—¿Te puedo preguntar algo? —cuestiona Kanade mientras Kumiko recoge su bombardino.

—¿Qué cosa?

—¿Siempre te ha interesado tocar el bombardino? ¿Todos los días, tocando con toda seriedad?

—No —responde mi novia sin dudarlo—. Comencé cuando estaba en primaria, pero ensayaba con flojera. Solo empecé a tomarlo en serio el año pasado.

—¿Y eso por qué?

—En mi último año de secundaria obtuvimos un oro simbólico. No lloré esa vez, ya que pensaba que solo con ser oro era suficiente. Pero en ese momento, una chica a mi lado estaba llorando. Incluso dijo que podría morir de la frustración. Por las ironías de la vida… —Kumiko fija su mirada hacia donde me encuentro y sonríe al percatarse de que la observo—, esa chica ahora es mi novia y nuestra trompetista estrella.

Kanade gira a mirarme con asombro. Los aplausos del público comienzan a escucharse en el recinto, indicando que la otra escuela ya terminó su presentación. Por indicación de Yuuko comenzamos a avanzar hacia el escenario. Llegó el momento de la verdad.

—A continuación, en el número quince del programa, la banda sinfónica de la preparatoria Kitauji interpretará March Sky Blue Dream y Liz And The Blue Bird bajo la dirección del profesor Noboru Taki.


No podría sentirme más satisfecha de nuestra actuación de hoy. Tanto Sky como Liz sonaron con gran ímpetu, sacando lo mejor de cada uno de nosotros, y el dueto entre la flauta y el oboe fue majestuoso. Nozomi realmente logró tocar al nivel adecuado para no ser opacada por el desbordante talento de Yoroizuka. Si seguimos mejorando como lo hemos hecho hasta ahora, el oro en las nacionales es nuestro. Pero claro, lo primero es confirmar que realmente logramos avanzar. Estoy segura de ello, pero escuchar tras bambalinas el nivel de las otras escuelas, y el gran nivel que también han mostrado, me hace sentir inquieta. Sentados en las gradas, los estudiantes de las escuelas que tocamos en la tarde, así como las que obtuvieron oro en la mañana, aguardamos con cierto grado de impaciencia que los resultados sean revelados.

—A continuación, anunciaremos los resultados de la competencia. Los representantes de cada escuela, por favor ubíquense en el área designada.

De esta forma se da inicio a los minutos más tensos para nosotros. Natsuki y Yuuko se encuentran sobre el escenario, junto a los demás representantes de sus respectivas bandas, listas para recibir el trofeo que nos darán por participar el día de hoy, ya sea dorado, plateado o bronceado. Una a una, cada escuela es llamada en el orden en que tocamos, informándole el premio que se le otorgó.

—Número 12, representando a la prefectura de Osaka, la preparatoria Osaka Toushou: oro.

El júbilo por ese oro no se hace esperar entre los estudiantes de dicha escuela, aun cuando es otro más en su colección al ser parte de la trinidad dorada de Kansai.

—Número 13, representando a la prefectura de Wakayama, la preparatoria Kaechi: bronce.

En contraste, el silencio de quienes no logran el oro se hace presente. Un silencio bastante incómodo, a decir verdad.

—Número 14, representando a la prefectura de Hyogo, la preparatoria Hikarigawa: plata.

Emito un jadeo expectante mientras aprieto mis manos. Seguimos nosotros.

—Número 15, representando a la prefectura de Kioto, la preparatoria Kitauji: oro.

Respirando aliviada, me permito recostarme contra el hombro de Kumiko, que está sentada a mi lado. Ella me envuelve en sus brazos, suspirando con el mismo alivio. Aún seguimos en el camino a las nacionales. Los organizadores del evento continúan anunciando los premios de las diferentes escuelas, algo a lo que no le presto atención, hasta que…

—Número 22, representando a la prefectura de Kioto, la academia Ryuusei: oro.

Escuchar ese nombre me hace tensar. A decir verdad, con todo lo que hemos pasado en estas semanas, olvidé que ellos también estaban en competencia. Ahora que la nueva escuela del profesor Tsukinaga también es opcionada a avanzar a las nacionales, nuestras posibilidades disminuyen. Pero tengo que seguir pensando positivo. Aún con Ryuusei y la trinidad dorada entre las opcionadas, nuestra presentación de hoy tiene el suficiente nivel para avanzar a las nacionales.

—A continuación, anunciaremos a las tres escuelas que tocarán en octubre representando a la región de Kansai en la Competencia de Bandas de todo Japón, realizada en Nagoya.

Llegó el momento de la verdad. Solo tres de todas las bandas que obtuvimos oro el día de hoy avanzarán. Como es tradición, las tres bandas serán llamadas en el orden en que tocaron. Vuelvo a poner mi atención en el escenario, en espera de que seamos una de las llamadas.

—La primera representante es… la número 3, la Escuela Técnica Myoujou.

Hasta el momento no hay sorpresas. Myoujou continúa con su racha ininterrumpida de avances a las nacionales. Parte de la audiencia aplaude, a lo que los representantes de dicha escuela agradecen haciendo una venia.

—La segunda representante es… la número 8, la preparatoria afiliada a la universidad Shuutou.

Los chicos de Shuutou se emocionan bastante con ese anuncio. Después de un oro simbólico el año pasado —gracias a nosotros—, ellos regresan triunfales a las nacionales, así que su alegría es comprensible.

—Queda un solo cupo —murmuro. Siento que Kumiko asiente nerviosa. Contengo la respiración en espera de la última llamada.

—Y la tercera representante es… —Es ahora o nunca—, la número 22, la academia Ryuusei.

Maldita sea. Mis ojos se llenan de lágrimas mientras la ira me embarga. Comentarios positivos acerca del avance de Ryuusei, comparándolos con nosotros el año pasado, así como de disgusto por el primer oro simbólico de Toushou en años llegan a mis oídos, pero no pueden importarme menos. Quiero gritar, pero siento que mi garganta está cerrada. Al igual que hace dos años, el llanto es la única forma que halla mi cuerpo para desahogarse. Kumiko me abraza con fuerza sin decir nada. Esta vez no pregunta si realmente creí que llegaríamos a las nacionales. Ella misma lo creía este año. Todos nuestros esfuerzos, toda nuestra entrega, toda nuestra energía estaban puestos en ganar el oro en las nacionales, así que para nosotros es un enorme golpe regresar a casa con un patético oro simbólico en Kansai.

—Estoy tan frustrada… —digo entre sollozos.

—También yo, majestad —murmura Kumiko—. Podría morir de la frustración.

Continuará…


Ups, creo que esta no es la mejor manera de iniciar el 2022. En mi defensa, fue algo circunstancial que publicara este capítulo el día de hoy. Pero bueno, así es la vida, no siempre se obtiene lo que se quiere. Mis mejores deseos para todos ustedes en este nuevo año que inicia.

Yami-anna: Sé que las chicas merecen más, pero no siempre es posible darlo. La vida es injusta.

Gracias por leer.