Concierto de retiro
Es un día bastante agitado para la banda. La mayoría de los miembros tiene una emoción en sus rostros que no veía desde el día de la competencia de Kansai, actitud que entiendo y comparto. Pese a no estar en una competencia, tocar ante otras personas siempre es algo estimulante. También hay nerviosismo entre quienes seremos solistas en el concierto en el jardín botánico, especialmente en Kumiko y Yume. Si bien el discurso de ayer por parte de Kabe fue bastante alentador para ambas, tocar ante un grupo de desconocidos siempre se sentirá diferente a hacerlo frente a las personas con las que convivimos día a día.
—¿Dormiste bien? ¿Tuviste un buen desayuno? ¿Tomaste tus medicamentos? —le pregunta Kabe a Yume, quien asiente a cada una de esas cuestiones.
Y sí, la terapia de Yume incluye antidepresivos y otros fármacos para prevenir que tenga un nuevo ataque de pánico como los que ya ha sufrido en ocasiones anteriores.
—Yume se ve mucho más segura ahora que en otras ocasiones, ¿no crees, majestad? —comenta Kumiko a mi lado. Asiento en respuesta.
—Su piel conserva su color y mantiene el contacto visual con Kabe al hablar. Definitivamente ha hecho grandes avances en este tiempo.
—Si toca como lo hizo ayer en el escenario, ustedes dos se robarán el espectáculo y cualquier error que cometamos en las anteriores piezas quedará cubierto. ¡Sería perfecto!
—Excepto que el profesor Taki nos regañará cuando volvamos a Kitauji.
Kumiko hace un puchero en protesta a lo que acabo de decir, lo que me provoca una leve risa. Mientras conversamos, los chicos y las chicas con mayor fortaleza física de la banda terminan de acomodar los instrumentos en el camión. Yuuko supervisa que todo esté en orden y da el visto bueno para que abordemos los buses, listos para partir hacia el jardín botánico.
Esta es una de las vistas más hermosas que haya tenido la oportunidad de contemplar. Las diferentes especies de flores ofrecen un paisaje variopinto que es simplemente indescriptible. A decir verdad, no había tenido la oportunidad de visitar este lugar, pese a vivir a pocos minutos en auto. Vaya que no sabía de lo que me perdía. Es una pena que no podamos disfrutar del jardín botánico como visitantes normales, ya que tenemos que terminar de preparar todo para nuestra presentación.
Mientras acomodamos los instrumentos y atriles sobre la tarima que el personal del jardín botánico preparó para nosotros, noto con beneplácito cómo cada vez más personas se acercan al pequeño claro al sur del jardín donde nos ubicamos, incluyendo algunos rostros conocidos. La ventaja de que este evento se realice un domingo es que nuestros familiares y amigos fuera de la banda pueden venir a vernos sin que los estudios o trabajos sean un impedimento.
Una vez concluidas nuestras rutinas de calentamiento, afinación y prueba de sonido, el profesor Taki nos indica que tenemos quince minutos libres para relajarnos un poco. Kumiko y yo aprovechamos ese tiempo para contemplar más de cerca el gigantesco "Tapiz de flores y agua", una gran construcción llena de flores que forman una icónica figura con sus colores rodeada de una fuente de agua, que se halla justo al centro del jardín botánico.
—Ver esto en persona es impresionante —comenta Kumiko con asombro.
—Lo sé. Ahora veo por qué este es uno de los sitios icónicos de nuestra ciudad.
Kumiko asiente sin despegar la mirada del tapiz. Ambas caminamos rodeando las aguas, tomando varias fotografías con nuestros teléfonos, tanto del paisaje en sí como de nosotras. Luego, compartiendo sonrisas pícaras, nos dirigimos a una zona con bastantes árboles y una vez ahí, aprovechando que nadie nos ve, nos besamos de forma apasionada.
—¿Crees que, si toco mi solo para ti, lo haré sin fallos? —pregunta Kumiko al separarse de mí.
—No has tenido ningún fallo durante los ensayos, así que, mientras no toques una balada sofocante, estarás bien.
—Bien, entonces tocaré para ti, majestad.
Ambas sonreímos y volvemos a besarnos, esta vez de forma más fugaz, ya que oímos la voz de Yuuko llamándonos al ser la hora de volver a la tarima para el concierto.
—Buenas tardes tengan todos ustedes —saluda el profesor Taki a una bastante concurrida audiencia—. Somos la banda sinfónica de la preparatoria Kitauji. Esta tarde, gracias a la amable invitación de las directivas del Jardín Botánico de Uji, vamos a amenizar su visita con algo de música. Empezaremos nuestro recital con una adaptación de una tradicional canción escocesa. Esto se titula Hometown Sky In Swing.
El público aplaude mientras el profesor Taki da la vuelta para mirarnos e indicarnos cuándo empezar. La batería, la guitarra y la sección de bajos marcan el ritmo mientras que el clarinete solista hace la melodía principal del tema. Poco a poco, los demás instrumentos nos unimos, tocando juntos esa misma melodía. Un pequeño jugueteo entre las trompetas y los trombones sirven de antesala a los solos de flauta y saxofón. El público rompe el protocolo marcando el ritmo con las palmas y aplaudiendo tras cada intervención solista, señal de que están disfrutando la pieza. Tras una nueva melodía interpretada en conjunto, llegan los solos de tuba, trombón, corno francés, bombardino y trompeta. Cada músico regresa a su sitio con una sonrisa en su rostro. Un pequeño solo de batería nos regresa a la segunda melodía del tema, el cual es precedido por la principal. Los movimientos del profesor Taki son inusualmente enérgicos, lo que se ve reflejado en nuestro volumen al tocar. Incluso da un salto al momento en que terminamos de dar el último acorde del tema. Mientras el público aplaude, varios de nosotros nos chocamos los cinco con alegría.
—¿Algún fanático de las películas de Star Wars en el público? —pregunta el profesor Taki. Alcanzo a apreciar que algunas personas levantan la mano—. Bien, espero que les guste nuestra versión de su tema principal.
Tras una nueva sucesión de aplausos del público, el primer acorde de la pieza resuena en el lugar, respaldado por los platillos, seguido de aquel mítico intercambio entre los vientos metales que sirve de antesala a la melodía principal del tema. Los clarinetes y saxofones ejecutan aquella parte suave tras la melodía principal antes de volver a ella. Yume y yo hacemos al unísono una respuesta armónica que precede a una sucesión de estacatos que conduce a la parte más tensa de la pieza. Las flautas "revolotean" sobre la base armónica que ejecutan los demás instrumentos, para que luego los vientos de madera creen una espiral sonora que desemboca en que todos hagamos varias notas marcadas sobre golpes en el redoblante. Las trompetas y los trombones tocamos una melodía que conduce hacia un nuevo torbellino de los vientos de madera que lleva a la repetición de la melodía principal, esta vez a cargo de los cornos franceses y los bombardinos. Tras una repetición de las parte del tema a una velocidad algo mayor, los clarinetes y saxofones hacen una base armónica sobre la que los bombardinos interpretan una suave melodía, adornada por algunas respuestas por parte de las flautas. Un redoble de los timbales conduce a una modulación de tono en la que las trompetas nos adueñamos por unos instantes de la melodía principal. Una variación de la parte b nos regresa a la tonalidad original. Trompetas y trombones hacemos una melodía tensa y lenta que luego es replicada por los vientos de madera. Una última fanfarria de los vientos metales conduce al acorde final de la pieza. Por supuesto, los aplausos no se hacen esperar.
Nuestra interpretación de Liz resulta magnífica, al igual que en Kansai, con Yoroizuka y Nozomi dando todo de ellas. No sé si por su mente haya pasado la idea de que es la última vez que tocan esa pieza juntas, pero se siente el peso de la despedida aún más que en nuestras interpretaciones anteriores. Mientras el público aplaude, Yume y yo nos ponemos de pie, dejamos nuestras trompetas habituales sobre nuestras sillas y tomamos las pícolo para dirigirnos al frente, al lado del profesor Taki.
Al llegar al frente, noto con agrado que mi profesor de trompeta está junto a mis padres, y con ellos también está el padre de Yume. Una idea cruza mi mente, pero de ella tendré que hablar con Yume al respecto primero, ya que desconozco qué planea hacer en su futuro. A lo lejos, llama mi atención la presencia de una mujer con un vistoso sombrero y lentes oscuros. No alcanzo a distinguir sus facciones debido a la distancia, pero algo en ella me da mala espina. El sonido de una profunda respiración por parte de Yume hace que devuelva mi atención a ella, temiendo que estuviera hiperventilando. Por suerte, no es el caso. Exhala con lentitud, mostrando serenidad en su rostro. Luego, establece contacto visual conmigo y me da una sonrisa.
—Estoy lista —asegura. Asiento y le devuelvo la sonrisa.
—Para concluir con nuestro recital del día de hoy, les traemos un arreglo para banda sinfónica del Concierto para dos trompetas en do mayor, de Antonio Vivaldi —presenta el profesor Taki.
Al igual que ayer, Yume toca con seguridad y firmeza, lo que me permite dar todo de mí sabiendo que ella responde sin opacarse. Alternando entre nosotras y con el resto de la banda las melodías del primer movimiento del concierto, me permito apreciar la excelente coordinación que hay entre todos nosotros. Adaptarse a tocar partes que originalmente son para instrumentos de cuerda no es fácil, ya que hay que tener un buen control de la respiración para que la continuidad propia de las cuerdas no se vea afectada por la falta de aire. Tal como esperaba, el público rompe el protocolo una vez más, aplaudiendo cuando el primer movimiento finaliza. La expresión de Yume se tensa un poco. Si no me equivoco, sus ojos apuntan hacia la mujer del sombrero vistoso, que no se ve muy feliz que digamos.
—Ignórala —susurro—. Todos los demás están alabando nuestra actuación, tú actuación.
Yume asiente. La banda comienza a tocar el segundo movimiento, un corto pasaje lento sin ninguna intervención solista. Con apenas tiempo para respirar, el tercer movimiento inicia, regresando el dueto en canon de las dos trompetas. Me alivia notar que la seguridad de Yume sigue intacta al tocar. En este movimiento no hay tantas notas tan ágiles como en el primero, pero sigue representando un reto interpretativo, en especial porque una de las trompetas tiene un solo algo exigente. Ajusto mi respiración para no fallar esa parte, logrando interpretar todas las notas sin falla. Yume y yo intercambiamos sonrisas mientras la banda tiene un pequeño momento protagónico antes de las últimas notas del dueto en canon con el que la pieza concluye. Una vez más, el aplauso del público no se hace esperar, exceptuando a la mujer del sombrero vistoso, que se da la vuelta y abandona el lugar.
—Al menos le demostré de lo que soy capaz a pesar del daño que me hizo —murmura Yume mientras ambas hacemos una venia.
—Esa mujer era tu madre, ¿verdad?
—Así es, señorita Reina. Admito que una parte de mí estaba a punto de renunciar cuando la vio, pero no puedo decepcionarme a mí misma luego de todo lo que he avanzado, ni a ti, ni a la señorita Kabe, que tanto me han apoyado.
Sonrío y palmeo su espalda, mostrando así lo orgullosa que estoy de ella y sus avances.
Una vez de regreso en Kitauji, y habiendo dejado todos los instrumentos y accesorios en su lugar tras nuestro exitoso concierto en el jardín botánico, Yuuko nos ordena reunirnos en el salón de música. Noto que está algo nerviosa, caminando de lado a lado del salón en silencio.
—Creo que ya los chicos te vieron desfilar lo suficiente, Yuuko —comenta Natsuki con tono burlón, desatando algunas risas entre nosotros.
—¡Cállate! —ordena la presidenta. Luego, tomando aire, mira fijamente a cada uno de nosotros—. Tenía algo preparado para decirles, pero creo que lo olvidé por las emociones del día de hoy.
—Por eso te dije anoche que lo escribieras.
—Nadie te lo preguntó, Natsuki. —Una vez más, el intercambio de palabras entre ellas dos provoca que se escuchen varias carcajadas en el salón—. A decir verdad, hubiera preferido retirarme en noviembre y con un oro en las nacionales como premio, pero alguien allá arriba no lo quiso así. Sin embargo, no me arrepiento de hacer las cosas que hice como presidenta. Si bien siento que en algunos aspectos pude dar aún más, estoy realmente orgullosa de ustedes. Somos una banda fuerte y estoy segura de que seguiremos fortaleciéndonos de aquí en adelante. Y hablo en primera persona porque, pese a que desde este momento los de tercero nos retiramos de la banda, seguimos a su disposición para ayudarlos con cualquier duda o problema que tengan, incluso después de que nos graduemos.
Una lágrima se desliza por la mejilla de Yuuko, quien se la seca con la manga de su uniforme, recomponiendo su rostro y mostrando una gran sonrisa.
—No olviden que la meta para el próximo año es ganar el oro en las nacionales. Confío en ustedes y sé que podrán hacerlo. En los próximos días estaremos nombrando a nuestros sucesores al mando de la banda, y les adelanto que habrá algunos cambios. Así que solo queda agradecerles a todos por soportarnos a Natsuki y a mí. De verdad, muchas gracias.
Todos nosotros aplaudimos ante aquellas palabras de nuestra ahora expresidenta. Algunos sollozos se escuchan aquí y allá por la despedida que Yuuko, en nombre de las quince personas de tercero que se retiran de la banda el día de hoy, nos ha dado.
Continuará…
