Vibráfono con problemas de ritmo
Conforme los días avanzan, la diversidad musical se afianza cada vez más en los salones. Queda poco para que cierre el plazo para inscribir los ensambles, y cada vez quedan menos chicos buscando pertenecer o conformar uno, mientras que los ya conformados han iniciado sus ensayos. Debo admitir que me produce una gran satisfacción ver a los chicos tan entusiasmados con el concurso.
Aprovechando que tengo un tiempo a solas antes de reunirme con mis compañeros de ensamble, me dirijo al salón asignado a la sección de trompetas con el fin de ensayar un poco a solas. Al aproximarme, el sonido de una trompeta se hace cada vez más presente en el ambiente. No identifico la pieza, incluso dudo que sea una pieza en específico, ya que se escucha como una improvisación con aires de jazz. Al entrar al salón, una cabellera rubia coronada por un listón amarillo que no esperaba ver me recibe.
—¡Kousaka! Sabía que serías la primera en llegar.
Una brillante sonrisa acompaña aquellas palabras que pronuncia la expresidenta.
—Perdón por la indiscreción, Yuuko, pero ¿qué haces aquí? —pregunto confundida.
—Sentí algo de nostalgia, así que vine a visitarlos, para recordar viejos tiempos. ¿Acaso no puedo visitar a mis queridos menores?
—Claro que puedes, aunque no es que estemos todos reunidos ahora que la competencia de ensambles es nuestra prioridad.
—Debí suponerlo. —Aunque la sonrisa en su rostro permanece, hay un cierto tono de tristeza en su voz. Supongo que Yuuko esperaba vernos a los seis trompetistas.
—Por cierto, Yuuko, ¿es verdad que Asuka fue quien les sugirió que nombraran a Tsukamoto como vicepresidente?
La expresidenta suelta un sonoro suspiro antes de responder.
—Más que sugerir, prácticamente lo ordenó. Estoy de acuerdo en que él ha hecho un buen trabajo apoyando a los varones de primero, pero no le tenía como un candidato fuerte para un rol de mando más allá de ser líder de sección. Aunque siendo honesta, no se me ocurría a nadie para ser vicepresidente, así que por eso no puse muchos reparos.
—¿Y qué hay de Midori? Tengo entendido que Kumiko la sugirió cuando le notificaste que sería la presidenta.
—La verdad, a Kawashima no la veo como figura de autoridad. No he convivido con ella tanto como ustedes, y esto lo digo basándome en lo que Natsuki me dijo de ella, pero siento que podría ser bastante permisiva y eso sería un problema, ¿no crees?
Sus palabras me dejan pensativa. Admito que la actitud de Midori, siempre alegre y positiva, puede que dé para pensar que ella podría ser permisiva, pero también he notado que tiene cierto poder de persuasión tras aquella sonrisa que siempre luce. Antes de que pueda decir algo más, Nozomi entra en el salón.
—Oh, aquí estás, Yuuko. Estamos sobre el tiempo para darle las buenas noticias a Kumiko.
—¿Buenas noticias? —pregunto.
—Ah, cierto, no te lo he dicho: Natsuki, Nozomi y yo logramos pasar a Ritsumeikan.
—Mis más sinceras felicitaciones. —Sonrío.
—Muchas gracias, Kousaka. Por cierto… —Yuuko voltea a mirar a la flautista—, ¿dónde está Natsuki?
—Ella olvidó entregar un documento, así que no puede reunirse con nosotras por ahora.
La expresidenta suelta un pesado suspiro ante las palabras de Nozomi.
—Esa idiota… Ah, pero cuando a mí se me olvida algo, ella es la primera en reclamarme.
—Perdón, pero ¿qué tiene que ver Kumiko con todo esto? —cuestiono.
—Como sabrás, ella es amiga de Natsuki y Nozomi, así que le alegrará saber que seguirán juntas en la universidad. Además, ya que nosotras terminamos con todo el proceso preuniversitario, decidimos participar en el concurso de ensambles, solo por diversión.
Con una sonrisa, Yuuko ondea su mano y sale del salón junto a Nozomi. Con ellas concursando las cosas serán más interesantes.
Oficialmente las inscripciones para nuestro concurso de ensambles han cerrado. Un total de catorce ensambles se anotaron para participar, algunos de ellos incluyendo alumnos de tercero. Kumiko, Tsukamoto y yo nos reuniremos luego para definir el orden en que tocaremos el día del evento, ya que primero nos estamos concentrando en el ensayo de nuestro ensamble, ensayo que no está fluyendo tan bien como esperaba.
—Durante la sección G, Kayama se está adelantando, mientras que Katou se retrasa y sus notas pierden claridad por momentos —reprendo—. Procuren poner atención a Kumiko y sincronizarse con ella.
—Entendido —afirman las dos chicas.
Kayama baja la mirada hacia el teclado del vibráfono, su posición impide que pueda ver en detalle su expresión, pero puedo notar cierto aire de frustración en ella. Su sincronización con Inoue es bastante buena, pero en esta parte, donde solo tocan el vibráfono, el bombardino y la tuba por un par de compases, se notan sus falencias rítmicas, en especial si tomamos en cuenta que pasamos de un tempo rápido a uno lento.
—Bien, una vez más desde el principio —indico.
Inoue marca en voz baja el momento en que ella y Kayama, al unísono, dan inicio a la pieza. De nuevo, todo fluye con gran solidez hasta ese momento en que la velocidad se ralentiza, cuando Katou y Kayama vuelven a perder la sincronía. Kumiko frunce el ceño al comenzar a tocar. Katou logra mantener una velocidad estable, pero la de Kayama fluctúa bastante. Solo cuando Inoue comienza a tocar, Kayama se estabiliza y el resto de la pieza transcurre sin inconvenientes, aunque Kumiko mantiene una expresión seria en su rostro.
—¿Tienes algo que decir, presidenta? —pregunto.
Mi novia toma una actitud pensativa, quizás tratando de expresarse con palabras amables. Pero antes de que pudiera decir algo, Katou lanza un lamento.
—Bueno, parece que los estoy retrasando, ¿verdad?
—Eso no es verdad, Hazuki —interviene Kayama.
—Sí lo es. ¿Saben? Cuando Kousaka me invitó a tocar con ustedes, pensé que las cosas estarían bien, pero no parece ser así. —Una leve sonrisa se dibuja en el rostro de la tubista—. Aun así, no voy a rendirme. Definitivamente quiero mejorar.
—Creo que estás escuchando demasiado, Hazuki —comenta Kumiko. Katou la mira con incredulidad.
—¿Demasiado?
—Sí. Estás escuchando hasta el final las notas de los demás antes de tomar aire y comenzar a tocar. Es debido a esto que te estás retrasando.
—¡¿Piensas en ello al momento de tocar?!
—No. Ya estoy en el punto en que me sale de forma natural. Es algo que se desarrolla cuando practicas lo básico con constancia. Tanto Gotou como Riko insistían en ello, ¿recuerdas?
—Tienes razón. —Una expresión nostálgica aparece en el rostro de Katou al recordar a los dos tubistas ya retirados—. ¡Bien, daré lo mejor de mí para alcanzarlos!
Imagino lo difícil que debe ser para ella su situación en este momento. Ella es la única tubista de segundo. La lógica indica que ella sería aquella superior en la que los nuevos miembros podrían confiar el próximo año, lo que ha de añadir una gran presión para ella al apenas llevar cerca de dos años tocando. Seguro que puede confiar en Mirei Suzuki para asuntos técnicos, pero desde afuera se sigue viendo "raro" que una mayor sea asesorada por una menor. Pese a todo, la actitud optimista de Katou ante estas situaciones es digna de admirar.
—Bien, ahora, respecto a Tsubame, quiero comprobar algo. ¿Podrías tocar con el metrónomo a partir del compás cincuenta y nueve?
Kayama asiente y cumple a cabalidad la orden de Kumiko. A diferencia de cuando tocamos juntos, esta vez sigue a la perfección cada clic dado por el metrónomo, dejándonos asombrados a la mayoría de los presentes. Inoue sonríe al ver nuestras expresiones. Su control de dinámicas es bastante bueno, haciendo que el sonido del vibráfono sea bastante agradable. Ahora entiendo por qué Inoue la recomendó. Kumiko detiene el metrónomo, haciendo que la percusionista deje de tocar.
—¿No creen que lo que acaba de tocar fue asombroso? —pregunta Inoue. Todos asentimos en respuesta.
—Realmente lo fue. Eres muy buena, Tsubame.
Pese a sonar asombrada, Kumiko permanece pensativa. Supongo que, al igual que yo, se está preguntando por sus falencias de tempo al tocar con nosotros.
—Sin embargo, su mayor falencia es que prácticamente no tiene sentido del ritmo.
—¿Eh?
Esta declaración toma a más de uno por sorpresa. Inoue se cruza de brazos mientras continúa hablando.
—Esta es la primera banda a la que Tsubame se une, incorporándose a la sección de percusión deseando aprender a tocar la batería. Pero por alguna razón, le es imposible que su cuerpo se mueva con el ritmo.
—¿Entonces cómo pudo tocar tan bien hace un momento? —pregunto.
—Cuando el tempo es fijo, ella es muy buena. Es por eso que su sincronía conmigo es buena.
—Verán —complementa Kayama—, soy inútil ante cambios de ritmos o tratando de seguir melodías. Si tengo una referencia auditiva como el metrónomo o una batería, no hay problema.
—Hay algo que no me cuadra —medita Kumiko, volviendo a poner en marcha el metrónomo—. Tsubame, Hazuki, toquen desde el compás cincuenta y nueve, por favor.
Ambas chicas obedecen y comienzan a tocar. Esta vez su sincronización es bastante buena.
—No dejen de tocar —ordena mi novia, deteniendo el metrónomo.
Kayama se ve enfocada y esta vez no parece perder el ritmo, algo que hace que Katou toque de forma segura. Sin embargo, cuando Kumiko se les une, la dinámica de Kayama parece esfumarse, y su velocidad fluctúa un poco. Algo que noto es que la percusionista no despega su mirada del vibráfono en ningún momento. Si bien es normal mantener el enfoque en nuestro instrumento y en la partitura, es habitual en estos ensambles que haya algo de comunicación visual entre nosotros, para sincronizarnos mejor ante cambios rítmicos o silencios prolongados.
—¿Estás respirando, Tsubame? —pregunta Kumiko.
—¿Qué? —Una perpleja Kayama mira a mi novia confundida.
—Sé que con las percusiones no hace falta tomar aire como con los instrumentos de viento, pero realmente parecía que no estabas respirando en absoluto cuando tocabas.
—¿Estás bromeando? —cuestiona una estupefacta Inoue. Kumiko niega con la cabeza.
—No sé qué tenga que ver, pero siempre me ha gustado contener la respiración bajo el agua —admite Kayama.
—Creo que contener la respiración es un hábito que haces de forma inconsciente, Tsubame. Y dado que no necesitas tomar aire para tocar, tu respiración no va acorde a la nuestra y eso hace que el ritmo en tu cabeza sea algo más rápido que el nuestro. O puede que sea porque no nos estás mirando.
No estoy del todo segura de que la explicación de Kumiko tenga sentido, pero puede que dé resultado.
—¿Cuál de las dos crees que es la causa? —pregunta Inoue.
—Ambas son igual de probables. Aunque no creo que Tsubame siquiera piense en sincronizar su respiración en primer lugar.
—No lo sé —medito—. Entre nosotros los que tocamos instrumentos de viento y los cantantes es más común pensar en sincronizar respiraciones que entre quienes tocan instrumentos de cuerdas, teclados o percusiones.
—Estoy de acuerdo con Kousaka —concede Kayama—. La idea de sincronizar mi respiración con alguien más se me hace extraña.
—Aun así, creo que es una buena idea fijarse en las respiraciones de los demás —interviene Inoue—. Por ejemplo, la parte G de Follow Me inicia con la tuba y el vibráfono tocando a la vez. Si te fijas en la respiración de Hazuki, podrás sincronizarte mejor con ella.
—Y yo que solo tocaba por ensayo y error para ver qué funcionaba. En el cambio entre las parte hay un cambio de tempo, así que no sabía cómo afrontarlo y solo me concentré en escuchar.
—No, no, no, no, no, no. Esto no es un videojuego ni nada por el estilo. —La forma en que Inoue movió su mano derecha mientras repetía todos esos noes nos sacó unas risas—. ¡Bien, trabajemos en la sincronización de Tsubame con los demás!
Un sí colectivo es nuestra respuesta a la propuesta de esta chica, cuyo carisma y talento la llevaron a convertirse en la líder de la sección de percusiones.
—Oumae, eres increíble —comenta Kayama, haciendo una venia ante mi novia—. Fuiste capaz de notar algo en mí que nunca había descubierto.
—No, no es asombroso. Solo lo noté por casualidad. Eso es todo.
Un leve rubor adorna las mejillas de Kumiko mientras intenta minimizar lo mucho que ese don que tiene ayuda a los demás. Kayama niega con la cabeza.
—Las cosas que para ti son sencillas pueden ser difíciles para los demás. No soy buena fijándome en los demás, pero tú sí que puedes hacerlo. Así que, aunque pienses que es natural, creo que es increíble que puedas notar detalles en otras personas y transmitírselo de forma adecuada. —Dándose cuenta de que ha atraído la atención de los demás, Kayama se pone algo nerviosa—. Ah, solo estoy repitiendo lo que Junna me dijo.
—No recuerdo haber dicho eso. —Inoue cubre su rostro con las manos en un intento por ocultar lo roja que se puso su cara. Kayama la encara con una seriedad inusual en ella.
—Yo sí lo recuerdo. Me uní a la banda el año pasado porque quería tocar la batería, pero apenas tenía espacio para actuar. De entrada, no tengo sentido rítmico y mis reflejos no son los mejores, así que tocar y marchar en el Sunfest me era imposible. Estaba pensando en renunciar cuando me diste un mazo y me dijiste que tengo talento para las percusiones melódicas.
—¡Ah! ¡Eso es realmente vergonzoso para mí!
—No hay nada de qué avergonzarse. En aquel momento no se me daba bien tocar el redoblante o los timbales, por lo que pensaba en lo que podía hacer como percusionista. Entonces tú me dijiste: "eres demasiado dura contigo misma, Tsubame. No deberías juzgarte por lo que puedes hacer o lo que no. Hay cosas que te parecen difíciles y que a los demás les parecen fáciles, pero también hay cosas que a ti se te facilitan y que los demás sorprendentemente no pueden hacer".
Kumiko, enternecida por la conversación entre las dos percusionistas, suelta una pequeña risa.
—¿Ves? Kumiko se está riendo de mí —se queja Inoue, señalando a mi novia.
—No he dicho nada de lo que ella se pueda reír —protesta Kayama haciendo un puchero.
—Solo pensaba en que las dos son muy buenas personas —se defiende Kumiko con una cálida sonrisa. Las dos percusionistas también rieron en respuesta.
Continuará…
Debido a situaciones laborales de mi parte, El desafío de Reina se toma un descanso de dos semanas. El siguiente capítulo será publicado el 23 de abril del 2022.
Gracias por leer
