Tuba aprendiendo rápido

Tal como el año pasado, un montón de variopintas propuestas fueron sugeridas por los integrantes de la banda para el concierto anual, desde piezas clásicas hasta temas de jazz y adaptaciones de canciones famosas. Tras anotar cada una de las sugerencias recibidas, notamos que tenemos suficiente material para tres o cuatro conciertos sin repetir ninguna pieza. Si bien hubo alguna que otra sugerencia repetida, sigue siendo una decisión difícil ver cuáles entran y cuáles quedan fuera del concierto.

—¿Cómo hicieron el año pasado para determinar la lista de piezas? —pregunta Morimoto, llevándose las manos a la cabeza. A su lado, Inoue suelta una risilla, quizás considerando el gesto de su amiga algo exagerado.

—Bueno, Mizore y yo también tuvimos problemas a la hora de elegir las piezas —comenta Kumiko—, hasta que Asuka nos dijo que no creía que saliera nada bueno si solo pusiéramos temas que todos quisiesen tocar, y nos preguntó si teníamos alguna concesión que nunca quisiéramos hacer. Al día siguiente, Mizore llegó con la lista hecha.

—Es difícil de aplicar eso en un grupo como el nuestro —medita Inoue—. Somos diez personas, así que habrá alguna concesión que debamos hacer, aunque no queramos. Sin embargo… —Su mirada fija en el tablero acentúa la incertidumbre que su pausa genera. ¿Estará pensando en decir que una de las piezas ahí anotadas debe estar en la lista? ¿O que no deba estarlo?—. Tres de las cuatro músicas que se necesitan para tocar las cuatro piezas para un cuarteto peculiar están presentes aquí, así que esa obra parte con cierta ventaja.

Miradas cruzadas, unas meditativas, otras confusas. Quienes conocen la obra han de imaginar que Inoue se refiere a Midori, Kumiko y yo. Los que no, se estarán preguntando al respecto.

—Creo que podría funcionar como acto de apertura —expresa Tsukamoto—. De una u otra manera, siento que los ensambles podrían presentarse según su número de integrantes para que la presentación final tenga cierto impacto en la audiencia.

Varios de nosotros asentimos, mostrando estar de acuerdo con la idea del vicepresidente. Puedo notar algunos rostros dudosos, pero que no se animan a mostrar algún posible desacuerdo.

—Entonces, ¿quiénes están de acuerdo con que las Cuatro piezas para un cuarteto peculiar sean nuestro acto de apertura? —pregunta Kumiko. Siete de las diez personas presentes levantamos la mano. Mi novia sonríe mientras toma nota en una hoja de papel—. Bien, tenemos acto de apertura. Pasando al siguiente acto…

—Disculpe, señorita Kumiko. —Ririka, con una inusual timidez de su parte, levanta la mano—. ¿Quién será la persona encargada de presentar el evento?

—Esa es una buena pregunta.

Mientras mi novia adopta una actitud pensativa, algunos comentarios sueltos se oyen en el lugar, soltando nombres de posibles candidatos. Hace dos años la encargada de esa función fue Asuka, según cuenta Kumiko, mientras que el año pasado fueron Yuuko y Natsuki. De continuar esta tradición, Kumiko y Tsukamoto serían quienes hagan las presentaciones. Sin embargo, tengo a alguien en mente cuya personalidad es la más adecuada para ese rol en mi opinión.

—Creo que deberíamos encargarle esa responsabilidad a Katou —expreso—. Ella tiene mucho carisma y soltura para hablar en público, así que la considero la persona adecuada.

—Estoy de acuerdo con Kousaka —apoya la líder de la sección de clarinetes—. Ella hizo un buen trabajo en la fiesta de despedida de los de tercero el año pasado. Por cierto, deberíamos ir planeando lo que haremos para la graduación de Yoshikawa y los demás.

—Todo a su tiempo —interviene Kumiko—. En la próxima reunión hablaremos al respecto. Por ahora, ¿están de acuerdo en que Hazuki sea la presentadora del concierto anual?

Esta vez todos levantamos la mano. Me complace ver que los líderes de la banda tengan su confianza puesta en Katou para ser la encargada de presentarnos ante el público. Con esto definido, continuamos debatiendo acerca de los temas que conformarán el repertorio del concierto anual.


Una vez definido el repertorio, el ambiente de ensayos algo intensos regresa a la banda. Un par de los ensambles del concurso lograron permanecer inalterados, mas los demás se reagruparon de acuerdo a las necesidades de las piezas del concierto anual. En el caso de nuestro cuarteto, Midori está bastante emocionada y le pone bastante empeño a los ensayos. Se nota bastante que ella quería tocar con sus amigas en un ensamble, así que me alegra que esté pudiendo cumplir ese sueño en la que quizás sea la última oportunidad que tengamos para ello. Después de todo, el próximo año quizás la futura regencia de la banda decida no hacer un concurso interno de ensambles, o no permitir que los entonces miembros retirados de la banda participemos. Por otra parte, Katou se encuentra bastante nerviosa por el protagonismo que tiene la tuba en esta obra. Esta vez no es solo el único soporte rítmico por momentos, sino que también hace melodías, algunas bastante rápidas, lo que representa el mayor reto en su corta carrera musical hasta ahora.

—¡Cielos, esto es más difícil de lo que pensé! —exclama dando un largo suspiro tras un nuevo intento fallido de hacer una rápida sucesión de notas ascendentes.

—¡Ánimo, Hazuki! ¡Lo hiciste mejor que la última vez! —alienta Midori.

—¿Tú crees? Siento que mis dedos no están respondiendo como deberían.

Katou fija su mirada en su mano, moviendo sus dedos en el aire. Tengo algunas dudas respecto a si su digitación es realmente el problema. Al escucharla, me da la impresión de que su articulación vocal también tiene fallos.

—Katou, ¿por qué dices que tus dedos no responden? —pregunto.

—Es la sensación que tengo. Verás, cuando practico solo la digitación, puedo hacerla perfectamente, pero cuando intento tocarla, pierdo el control.

—¿Has intentado practicar las articulaciones en una sola nota?

—Ah… No.

—Inténtalo.

Obediente, Katou lleva la boquilla a su boca y comienza a tocar. Tal como sospechaba, sus articulaciones se sienten forzadas, como si no pudiera seguir el tempo pese a intentarlo. Le indico que se detenga, notando tristeza y decepción en su mirada.

—Entonces no eran mis dedos después de todo.

Katou cierra los ojos con frustración, dejando escapar un par de lágrimas. Midori palmea su hombro con suavidad, intentando reconfortarla.

—No estás usando tu lengua para articular, ¿verdad, Katou?

Sus ojos se abren a su máxima expresión, clavando su sorprendida mirada en mí.

—No, no lo hago, pero ¿cómo lo sabes?

—Lo supuse al escucharte. Es un error muy común al intentar notas rápidas creer que se pueden articular igual que las lentas, cuando no es del todo cierto. Usar la lengua da una agilidad a tu interpretación que los labios no pueden dar —explico.

—¿En serio?

Asiento en respuesta, acercando mi trompeta a la boca y tocando una escala ascendente tan rápido como mis labios lo permiten.

—Eso es lo más rápido que puedo tocar sin usar mi lengua, y no se escucha del todo bien, ¿verdad?

—Es verdad. Es la primera vez que te escucho tocar así de… mal.

—Ahora… —Toco de nuevo la trompeta, la misma escala a la misma velocidad, pero esta vez usando mi lengua para articular las diferentes notas—. ¿Notaste la diferencia?

Katou asiente.

—Se escucha mucho más fluido y hermoso. ¿Pero cómo puedo practicar eso?

—Aunque no lo creas, la forma adecuada de hacerlo es vocalizando "tararara". El principio de movimiento de la lengua es muy similar para tocar instrumentos de viento metal y para hablar.

—Oh…

Katou vuelve a intentar tocar, esta vez aplicando lo que le dije, resultando en una mucho mejor interpretación de su parte. Si bien aún tiene algunos detalles qué mejorar, verla sonreír con alegría ante esa mejora es bastante satisfactoria.

—¡Lo hiciste, Hazuki! —exclama Midori con una gran sonrisa.

—¡Muchas gracias, Reina! ¡Sin tu ayuda no habría podido mejorar tan rápido!

—Vaya, estamos bastante alegres aquí —comenta Kumiko, entrando al salón donde nos estamos reuniendo para ensayar.

—¡Lo estamos! ¡Reina le ayudó a Hazuki a mejorar en la parte que le estaba costando tocar!

Al escuchar lo dicho por Midori, Kumiko me brinda una sonrisa llena de orgullo.

—Parece que estás mejorando en el trato a las demás personas, majestad. Serás una buena tambor mayor de seguir así.

Siento mis mejillas arder en reacción a las palabras de mi novia. De una u otra forma, estoy logrando lo que quería al inicio de este año: ser una persona más accesible para los demás.

—Se podría decir que he aprendido de ti, Kumiko.

Mi novia acaricia mi mejilla con ternura. Luego, saca su bombardino del estuche, disponiéndose para ensayar.

—Bien, entonces procedamos con nuestro ensayo y veamos qué tanto ha mejorado Hazuki.

—¡Sí! —exclaman Midori y Katou a la vez con entusiasmo.


Con los ensayos terminados un día más, Kumiko y yo decidimos tener un tiempo para nosotras, sin más intención que disfrutar la compañía mutua y relajarnos un poco. Sentadas una frente a la otra en una cafetería, ambas disfrutamos de un par de postres mientras conversamos sobre la banda, nuestras familias u otros temas.

—¿Sabes? Hay momentos en que me cuesta creer que tú y yo llevemos casi un año de noviazgo —comenta tras llevarse un bocado de su postre a la boca.

—¿Por qué?

—Eres hermosa e inteligente. Podrías estar con cualquier persona que quieras, y eso me dio la sensación de que eres inalcanzable en cuestiones amorosas, en especial cuando me dijiste que te gustaba el profesor Taki. —El tono triste de su voz me hace sentir mal. Tomo su mano buscando hacerla sentir mejor—. Pese a que dije que te apoyaba, siempre supe que él no te correspondería. Sin embargo, mi mente insistía en que no me hiciera ilusiones contigo, que nunca me verías como algo más que una amiga, que alguien tan… tú nunca se fijaría en otra chica.

—¿Nunca te imaginaste que yo fuera bisexual?

Kumiko niega con la cabeza.

—Estabas tan obsesionada con él que nunca se me pasó por la cabeza siquiera que te gustara otra persona. Además, en esa época me estaba terminando de descubrir a mí misma y aún no tenía idea de que a alguien le pudieran gustar tanto chicos como chicas. Mi corazón sí notaba tus señales, pero, como dije, mi mente insistía en no ilusionarse.

—Menos mal que tu hermana logró convencerte de revelarme tus sentimientos hacia mí. En buena medida estamos aquí, juntas, gracias a ella.

—Tienes razón. —Una leve risa escapa de sus labios antes de volver a adoptar una actitud seria—. Aunque déjame confesarte algo: ese día estaba mentalmente preparada para alejarme de ti.

—¿En serio?

—Sí. Mi mente creó un montón de escenarios negativos en los que, más allá de rechazarme, terminabas odiándome por gustarme las chicas, por enamorarme de ti a pesar de saber de tu atracción hacia el profesor. Iba a decirte que me gustabas y que me dolía pensar que eso fuera el punto final de nuestra amistad, pero lo justo era que lo supieras. —De nuevo una sonrisa se dibuja su rostro—. Todo eso se esfumó en cuanto te escuché lamentarte por no atreverte a besarme y por ocultar que estabas celosa de Asuka.

Ambas reímos ante aquellos recuerdos que en su momento fueron un dolor de cabeza, pero ahora son solo anécdotas que contar.

—¿Sabes? Cada vez que pienso en lo mucho que tardé en darme una oportunidad contigo, me convenzo más de que mi subconsciente se aferró a mi antiguo amor platónico por el profesor Taki como pretexto para evadir un posible rechazo de tu parte.

—Esa es una extraña forma de ver la situación, majestad.

—Lo sé, amada mía, pero es la única explicación que hallo cuando pienso en ello. Prefiero siempre pensar en el futuro, pero a veces recuerdo lo que pasó entre nosotras y no puedo dejar de preguntarme qué habría pasado si me hubiera atrevido a besarte antes de la segunda audición del solo de trompeta.

—Quizás estaríamos más cerca de nuestro segundo aniversario de lo que estamos ahora. Ya me gustabas en ese entonces y me decepcioné un poco cuando te alejaste sin siquiera rozar mis labios. Pero bueno, eso ya no importa. Estamos juntas, así que disfrutemos el amor que sentimos la una por la otra en el presente.

Esa sonrisa con la que Kumiko dice aquellas palabras es una que quisiera tatuarme en el interior de mis párpados, para verla al cerrar los ojos. Momentos como este son los que más atesoro en mi corazón, y los que quisiera que nunca terminaran. Realmente deseo poder compartir más y más momentos especiales con ella, así que debo esforzarme para seguir a su lado, aunque nuestros cuerpos se separen por la búsqueda de nuestros sueños.

Continuará…