Concierto anual de Kitauji

Tengo la sensación de que los días están pasando más rápido de lo que deberían. Y no lo digo debido a que estamos en invierno y hay menos horas de sol que en el resto del año, sino que cada vez falta menos para el concierto anual. Lo bueno es que todo va viento en popa: los ensayos fluyen con normalidad, la logística está al día con los posibles requerimientos y el ambiente en general es bastante entusiasta. Sin embargo, hay cierto aire nostálgico entre nosotros, ya que también se aproxima la graduación de los de tercero. Es verdad que no los vemos tan seguido desde que se retiraron, pero aún nos seguimos cruzando con ellos en los pasillos de la escuela, y sé que algunos de los de segundo se reúnen con los de tercero de vez en cuando en salidas amistosas. Saber que todo eso, de una u otra forma, llegará a su fin en unas cuantas semanas no es algo fácil de asimilar.

Pienso en ello mientras camino por los pasillos de la escuela, tomada de la mano de Kumiko, con rumbo al salón de economía del hogar, lugar donde hemos acordado realizar las reuniones de los altos mandos de la banda. Tsukamoto camina unos pasos detrás de nosotras, también sumido en el silencio que nos rodea, silencio que se ve perturbado al acercarnos al salón y oír un par de voces en su interior.

—¡¿Por qué siempre tienes que robarte mis ideas, Natsuki?!

—¡¿Acaso crees que eres la única persona en este mundo a la que se le puede ocurrir tocar una canción en un concurso de talentos?!

—¡Claro que no! Pero realmente me irrita que tú hayas escogido la misma canción que yo.

—Ay, vamos, es una buena canción y es fácil de tocar y cantar.

Kumiko suspira negando con la cabeza mientras abre la puerta del salón, interrumpiendo así la discusión que Yuuko y Natsuki estaban teniendo.

—Buenos días —saluda—. ¿No es muy temprano para que estén discutiendo?

—No estaríamos discutiendo si alguien no se hubiera copiado de la canción que voy a tocar en el concurso de talentos de la fiesta de despedida —responde Yuuko.

—¿Ah? —Natsuki toma a la expresidenta por los hombros, haciendo que sus miradas se crucen—. Ni siquiera sabía que ibas a tocar una canción. Pensé que recitarías un poema o tocarías un solo de trompeta.

En días pasados resolvimos hacer un concurso de talentos durante la fiesta de despedida de los de tercero. La participación es completamente voluntaria —lo que alivió tanto a los más tímidos de la banda como a los organizadores— y pueden participar tanto de forma individual como en equipo.

—No sé ni para qué discuten sobre quién le copió a quién cuando pueden perfectamente cantar a dúo —intervengo.

—¡Ni loca! —exclaman ellas dos a la vez.

Kumiko suelta una pequeña risa negando con la cabeza. En contraste, Tsukamoto se ve algo incómodo con la situación actual.

—Disculpen, pero ¿qué hacen aquí? —pregunta el chico.

—¿Acaso no podemos visitar a nuestros queridos sucesores y ver cómo les va? —pregunta Yuuko con fingida inocencia.

—¡No me refiero a eso! —Tsukamoto mueve de forma errática sus manos mientras intenta defenderse, haciendo que las demás soltemos la risa—. No se burlen.

—Bueno, ya en serio, vinimos a ultimar detalles de la fiesta de despedida.

Si bien sabemos que su partida es inevitable, escuchar eso nos pone algo tristes. Han sido casi dos años de convivencia en los que hemos formado lazos amistosos con ellas, incluso cuando Yuuko y yo nos llevamos mal al principio. Aun así, ponemos nuestra mejor cara mientras terminamos de organizar la fiesta con la que les diremos "hasta luego".


Si alguien dijera que es un desperdicio alquilar los camiones para mover los instrumentos a un lugar ubicado a poco menos de una hora de caminata desde nuestra escuela, le diría que no tiene idea de lo mucho que estos instrumentos pueden llegar a pesar, lo que alargaría bastante la duración del trayecto. Es el gran día del Concierto anual de Kitauji. Kumiko, Tsukamoto y yo nos encontramos en el auditorio dando las últimas indicaciones sobre temas logísticos, mientras que Midori hace lo propio en nuestra escuela.

—No puedo creer que tengamos la bola disco por tercer año consecutivo —comenta mi novia con una sonrisa—. Midori ha perpetuado algunas costumbres bastante peculiares.

—También se ha hecho tradición que incluyamos Bugler's Holiday en el programa —añade Tsukamoto— aunque me sorprende que esta vez no estés involucrada en esa pieza, Kousaka.

Bugler's Holiday es una pieza compuesta por Leroy Anderson que interpretamos el año pasado en el concierto anual en un ensamble conformado por Katou, Kumiko, Tsukamoto y yo junto a la trombonista Maki Akamatsu y las trompetistas Sana Kasano (siendo su última vez como trompetista en Kitauji antes de graduarse) y Akiko Yoshisawa. Este año está a cargo del ensamble Mirei, Kanade y compañía, quienes integraron a Yume para completar siete integrantes.

—Admito que sí quería volver a tocarla, pero la idea de tocar las Cuatro piezas para un cuarteto peculiar fue mía, así que debo hacerme responsable. Además… —Acercándome a mi novia, tomo su mano. Nuestros dedos se entrelazan con la naturalidad que casi un año de relación regala—, me siento mucho más cómoda tocando junto a Kumiko.

La mirada que Tsukamoto nos da es algo rara. No es algo que nos haga sentir incómodas, no siento odio de su parte, pero si un poco de tristeza. Supongo que aún no termina de superar que Kumiko me haya elegido y no a él.

—¿Estás bien, Shuuichi? —pregunta mi novia.

—Sí, no te preocupes. Démoslo todo en el concierto hoy.

Si bien el chico nos brinda una sonrisa, siento algo de pena por él. Esta situación no ha de ser fácil, aun habiendo pasado un par de años desde que él y Kumiko terminaron. A decir verdad, no quisiera estar en sus zapatos en este momento.


A falta de unos minutos para el inicio del concierto, puedo notar que el auditorio está prácticamente lleno. Me emociona ver bastantes rostros jóvenes en el público, no solo porque pueden ser nuevos miembros cuando inicie el nuevo ciclo escolar, sino también porque ver su entusiasmo con la música académica indica que aún tenemos nuevas generaciones de músicos que mantengan vivo el legado de la, a mi juicio, música más hermosa del mundo. Un par de palmadas al aire por parte del profesor Taki me sacan de mis pensamientos.

—Bien, aquí estamos de nuevo —habla con su habitual voz calmada—. La audiencia está lista para escucharlos una vez más, esperando con ansias el momento en que suban al escenario. Es el momento de mostrarles que son aún mejores que la última vez que los vieron. ¿Están listos?

—¡Sí! —respondemos todos a una sola voz.

—¿Algunas palabras, presidenta?

Dando un suspiro, Kumiko camina y se ubica junto al profesor. Aún le cuesta hablar en público, pero realmente se está esforzando por acostumbrarse.

—Bien, esta vez estamos tocando por la razón que, a mi parecer, es la que más pesa a la hora de ser un músico: mostrar nuestra pasión por lo que hacemos. Hoy no estamos compitiendo, pero debemos ganarnos el corazón de aquellos que han venido aquí hoy a escucharnos. Y estoy segura de que nuestra música logrará llegar hasta ellos y, a través de ella, nuestros sentimientos los tocarán. ¡Vamos, Kitauji!

—¡Sí!

Nuestro grito eufórico deja satisfecha a mi novia. El grupo se divide en los diferentes ensambles mientras que Hazuki sube al escenario para dar inicio al evento.

—Muy buenas tardes tengan todos ustedes —inicia—. Sean bienvenidos a una nueva edición del Concierto anual de Kitauji, evento en el que los integrantes de nuestra banda sinfónica los deleitarán con diversas piezas seleccionadas por nosotros mismos con gran dedicación. Iniciamos el programa para el día de hoy con una composición de Namie Horikawa, titulada Cuatro piezas para un cuarteto peculiar.

Mientras el público aplaude, Kumiko, Midori y yo subimos al escenario, ubicándonos junto a Hazuki, quien toma asiento y acomoda su tuba en el regazo. Mi novia, la contrabajista y yo permanecemos de pie con nuestros instrumentos listos para iniciar. Una vez se hace el silencio en el lugar, Kumiko toma aire y toca las primeras notas de la pieza número uno: Bombardino conciliador. Katou, Midori y yo la acompañamos con algunas notas largas armonizadas. El contrabajo empieza a tocar en pizzicato mientras que la tuba hace un suave arpegio como base a la melodía que toca el bombardino. Con suavidad, hago algunas respuestas melódicas a lo que Kumiko toca, que conducen a una pequeña intervención melódica por parte de Midori, intervención que imito como antesala a una sucesión de ágiles notas del bombardino sobre el ritmo y la armonía que marcan los otros tres instrumentos. Luego, la melodía inicial del bombardino se repite, en medio de contramelodías de la trompeta y el contrabajo mientras la tuba marca el ritmo, intercalando este esquema con uno en el que el bombardino monopoliza la melodía mientras los demás instrumentos hacemos acordes. Tras esto, mi novia y yo comenzamos a tocar a dúo por unos compases, alternando entre armonías y partes en canon. Con una última repetición de la melodía inicial, la pieza termina y el aplauso no se hace esperar.

Una sucesión de estacatos de diferente duración por parte de Katou da inicio a la pieza número dos, Tuba enérgica. Kumiko se le une armonizando la misma sucesión en su segunda repetición, mientras que en la tercera y la cuarta soy yo quien toca junto a la tuba mientras Midori toca algunas notas en pizzicato y Kumiko hace respuestas armónicas, para que en la quinta y la sexta los tres instrumentos bajos toquen armonizados mientras la trompeta hace las respuestas. Tras esto, siguen las escalas ascendentes que le habían causado problemas a Katou durante los ensayos, pero ahora fluyen sin inconvenientes, desembocando en una nueva repetición del patrón inicial, de nuevo con los bajos en armonía mientras yo hago respuestas armónicas. Le sigue una parte con una dinámica más lenta, en la que las cuatro tocamos en armonía. La tuba devuelve la agilidad al tema, iniciando una serie de compases en los que esta, el bombardino y la trompeta alternan la melodía sobre la base que marca el contrabajo. La pieza concluye con una nueva sucesión de estacatos, esta vez con las cuatro tocando en armonía.

Tras el aplauso del público, una ágil melodía por parte de Midori da inicio a la tercera pieza, Contrabajo soñador. Tras unos compases, Kumiko y yo comenzamos a tocar unos suaves estacatos que acompañan a la melodía del contrabajo. Luego, el bombardino toca algunas melodías rápidas acompañadas de pequeñas notas sueltas por parte de las otras tres, lo que desemboca en una parte en la que la tuba y el bombardino tocan juntas la base sobre la que la trompeta y el contrabajo nos alternamos la melodía. Seguido de esto llega el "guiño" a la danza de la luna creciente, precediendo unos pequeños solos de trompeta, tuba, bombardino y el propio contrabajo. Una nueva repetición de la melodía inicial, esta vez con intervenciones melódicas de los demás instrumentos, da inicio a la segunda parte de la pieza, llevando a un intercambio melódico entre las cuatro. Una serie de estacatos conduce a una tercera repetición de la melodía inicial, esta vez interpretada por la tuba, asistida por el bombardino en las notas altas, seguida por una nueva intervención melódica de los cuatro instrumentos que termina con una breve melodía por parte de la tuba y un breve acorde por parte de las cuatro que concluye la pieza.

Aquella melodía tan familiar para mí da inicio a la cuarta y última pieza de la obra, Trompeta solitaria. Una suave base armónica acompaña el solo de trompeta que comprende la primera parte de la pieza. El bombardino empieza a tocar una melodía a la que la trompeta hace respuestas armónicas, precediendo a una ágil melodía de la trompeta sobre una sucesión de estacatos. Un pequeño solo de bombardino conduce a un dueto entre este y la trompeta que desemboca en la repetición de la melodía inicial de la pieza, acompañada por contramelodías del bombardino y el contrabajo. Finalmente, los cuatro instrumentos cierran la pieza tocando varios acordes largos, como indicando que la trompeta solitaria aprendió a convivir en grupo, algo similar a mi propia integración en el grupo de amigas de Kumiko. Mientras el público aplaude, las cuatro hacemos una venia y unas sonrisas adornan nuestros rostros. Katou se dirige al frente del escenario para presentar al siguiente ensamble mientras que Midori, Kumiko y yo nos ubicamos entre el público, satisfechas de, por fin, haber tocado las cuatro juntas ante un público que nos recibió tan bien.

Continuará…


Bueno, tras un año de su publicación, es algo triste anunciar que el próximo capítulo es el final de El desafío de Reina, y vaya que extrañaré escribir a estas chicas. Supongo que algo de la nostalgia por la venidera graduación de las de tercero se me pegó… En fin, gracias por leer.