Postludio de despedidas

Tras un exitoso concierto anual, la nostalgia en el ambiente dentro de la banda se intensifica mientras ultimamos detalles de la fiesta de despedida de los de tercero. Si bien ponemos nuestra mejor cara mientras decoramos y organizamos el salón de música, es inevitable sentirnos tristes al saber que esta será la última vez que ellos estarán aquí compartiendo con nosotros. Una parte de mí no quería que este día llegara, me hubiera gustado compartir algo más de tiempo con Yuuko, reponiendo lo que perdimos cuando nos llevábamos mal.

—¿Ya estamos listos? Ya están por llegar los de tercero.

La voz de Kumiko desde la puerta del salón me saca de mis pensamientos. Dando un rápido vistazo a mi alrededor, noto a un par de chicas apurándose en terminar un arreglo con flores de papel mientras que los demás nos ubicamos en nuestros sitios. Katou, que una vez más es la encargada de conducir el evento, toma un micrófono de juguete y se ubica junto al tablero del salón. Una vez que la silueta del distintivo listón que Yuuko suele usar aparece en la ventanilla de la puerta del aula, comienza a hablar.

—Queridos compañeros, estamos reunidos aquí no solo para despedir a los de tercero, sino también para festejar con ellos su graduación y su paso a la universidad, ¡así que recibamos con un fuerte aplauso a los graduandos!

La puerta del salón se abre mientras seguimos la indicación de Katou, y una a una van entrando las quince personas que en pocos días dirán adiós a nuestra escuela, ubicándose frente a nosotros.

—¿Algunas palabras, presidenta Yuuko? —pregunta Katou. La expresidenta asiente.

—Ante todo, muchas gracias por este homenaje. Me alegra mucho ver el cariño que nos tienen a pesar de que este año los resultados no fueron los esperados. Pero bueno, no estamos aquí para hablar del pasado. ¡A divertirnos!

—¡Ya lo oyeron! ¡Demos inicio a nuestro concurso de talentos!

Con esto, los miembros de la banda que se animaron a participar comienzan a hacer sus actos, desde trucos de magia, pasando por versiones de piezas clásicas y canciones populares, hasta sketches cómicos. Tal como había predicho, Natsuki y Yuuko cantan a dúo aquella canción por la que discutían hace unos días. Cuando su interpretación termina, la expresidenta hace una expresión desdeñosa dirigida hacia mí, a la que respondo con una sonrisa victoriosa. Pese a que el dueto entre las dos exmandatarias fue bastante bueno, sorprendiéndome el buen solo que Natsuki ejecutó, al final solo les alcanza para el segundo lugar, siendo superadas por un sketch a cargo del cuarteto dorado de clarinetes —llamadas así por haber conseguido el oro en las nacionales de ensambles—. Esto desató otra de las usuales discusiones entre ellas dos.

Tras esto, tenemos una merienda con postres y té mientras vemos algunas fotografías y videos del paso de los quince graduandos a lo largo de sus tres años de estancia en Kitauji. Me llama particularmente la atención ver a Natsuki usando el cabello corto en lo que parecen ser fotos de sus primeros días en nuestra escuela, dándole una apariencia más ruda e intimidante. Me pregunto qué fue lo que la hizo dejárselo crecer en estos años. También me llena de nostalgia ver a través de esas imágenes la evolución de nuestras relaciones con ellos. Mi favorita es una donde aparecemos Kabe, Yume, Kumiko y yo tras nuestra presentación en el jardín botánico. Ver de nuevo esa sonrisa en el rostro de la menor, sabiendo todo por lo que tuvo que pasar, es reconfortante.


Las últimas notas del himno de la escuela aún retumban en el ambiente mientras bajo la batuta. Siento algunas gotas de sudor deslizarse desde mi frente a lo largo de mis mejillas hasta caer. Para ser la primera vez que dirijo a la banda en un acto público, creo que no lo hice mal. Nuestra sincronía estuvo magnífica y sonamos bastante bien, pese a que durante los ensayos fui algo rígida con mi forma de dirigir. El aplauso de los estudiantes, profesores y directivos relaja mis nervios, todavía presentes tras la presión de tocar en la ceremonia de graduación.

Tomo asiento mientras uno de los profesores llama al alumno que obtuvo las mejores calificaciones a lo largo de este año para que dé el discurso en nombre de todos los graduandos. En sus emotivas palabras agradece tanto al cuerpo docente como a sus compañeros por haber hecho parte de su vida en los tres años que hoy terminan, y manifiesta su deseo de que los lazos formados aquí perduren en el tiempo.

Finalizada la ceremonia, es el momento de las despedidas. Entre lágrimas y abrazos, los ya graduados dicen "adiós", tanto entre ellos como a los alumnos que permanecemos aquí. De pie junto a la entrada del edificio principal de la escuela, observo las diferentes interacciones entre mis compañeros. A lo lejos, Gotou arranca el segundo botón del saco de su uniforme y se lo entrega a Nagase, quien lo recibe y lo aprieta entre sus manos a la altura del pecho. Tengo entendido que él irá a estudiar para poder reparar instrumentos de viento metal a Tokio, mientras que ella se quedará estudiando en una universidad local, así que asumo que el gesto de entregarle ese botón, aparte del tradicional significado romántico que tiene, también es una promesa de que se reencontrarán en el futuro. De corazón espero que así sea. Ellos hacen una linda pareja.

Por otro lado, Yuuko abraza con gran fuerza a Kabe, quien corresponde a su acto con una sonrisa, aunque alcanzo a notar un par de lágrimas rodando por su rostro. Decido dirigirme hacia ellas para también despedirme. Al acercarme, noto una tercera figura femenina junto a ellas, inmóvil, como si temiera arruinar el momento con el más mínimo movimiento.

—Yuuko, deberías dejar que Yume también se despida de Kabe —comento al llegar junto a ellas.

En respuesta, la expresidenta aprieta aún más a su amiga, quien suelta una ligera risa.

—Vamos, Yuuko. Aún nos veremos un par de veces más antes de que te mudes —afirma la exmánager.

—¿Te mudas? —Abro mis ojos a su máxima expresión ante la información recibida.

—Sí, a una residencia cercana a la universidad —responde Yuuko, soltando a su amiga para girar a verme. Sus ojos rojizos delatan que ha estado llorando—. ¿No recuerdas que te dije que quería vivir por mi cuenta cuando me graduara?

—Es verdad, pero me sorprende que sea tan pronto.

—Así de impaciente es Yuuko —interviene Kabe con una sonrisa—. De hecho, me sorprende que aún no haya formalizado su relación con Natsuki.

—¡Ella no me gusta! ¡¿Cuántas veces tengo que repetirlo?!

—Hasta que te lo creas.

Mientras Kabe se encoge de hombros, Yuuko le da un suave golpe en el pecho. Yume ríe con discreción al observar la interacción entre ambas amigas, algo que nos saca sonrisas a nosotras tres.

—Las extrañaré, señoritas. No saben lo mucho que he podido mejorar gracias a su apoyo.

—Yo también te extrañaré, Yume —habla Kabe, abrazando a la menor—. Me alegra haber sido de ayuda en tu proceso para librarte de tus demonios. Kousaka, desde ahora es tu responsabilidad que Yume continúe mejorando y no retroceda.

—Lo sé —aseguro—, cuidaré bien de Yume.

—Más te vale. Seguiré en contacto con tu novia, así que ella me tendrá al tanto de todo.

Las cuatro reímos tras la advertencia de Kabe, quien, pese a ser tan solo dos años mayor que Yume, ha sido una mejor figura materna para ella de lo que su verdadera madre lo fue. Mantener la autoestima de Yume en niveles saludables será un reto, pero confío en que ella también pondrá de su parte para conseguirlo.

—Kousaka, ¿puedo abrazarte? —pregunta Yuuko, inusualmente tímida. Sonrío y abro mis brazos. Ella no tarda en envolverme en los suyos, acto que imito—. Tengo que agradecerte por haberme dado la oportunidad de ser tu amiga. No cualquier persona haría eso con alguien que fue tan odioso contigo en un principio.

—Fue difícil —admito—. Creí que me odiabas y tenía cierto recelo de tus acciones. Mi yo del pasado quizás no te hubiera dado esa oportunidad, pero las cosas se dieron para bien. Yo también agradezco que seamos amigas.

Yuuko intensifica la fuerza de su abrazo. Siento que se aferra a mi uniforme como si su vida dependiera de ello. En respuesta, acaricio su espalda.

—Sigamos en contacto, ¿sí? Tienes mi número, así que puedes escribirme o llamarme si necesitas algún consejo.

—Claro, lo tendré presente.

Nuestro abrazo se rompe y Yuuko me brinda una gran sonrisa antes de dar media vuelta y comenzar a caminar junto a Kabe hacia la salida de la escuela. Tras dar unos pasos, se detiene y voltea de nuevo hacia mí.

—No seas muy estricta con los demás. Puede que venga alguien como Kohinata y no queremos que tu carácter sea un muro que le impida salir adelante. Cuida a Oumae y no seas un dolor de cabeza para ella.

—Gracias por tus consejos, Yuuko. —Una sonrisa se dibuja en mi rostro mientras hablo, a la vez que ella y Kabe retoman su marcha—. Y suerte con Natsuki. Algo me dice que ella corresponde tus sentimientos.

—¡Cállate!

Me permito soltar una risilla discreta mientras las veo alejarse. Desde el fondo de mi corazón les deseo lo mejor en el nuevo camino que emprenden a partir de ahora.

Y de esta forma concluye mi segundo año en Kitauji. A pesar de los altibajos, considero que fue un buen año, con valiosas lecciones aprendidas y una nueva perspectiva de la vida. Reencontrarme con Yume me hizo dar cuenta de que el talento no lo es todo y que no todas las personas tienen una buena relación consigo mismas, algo que debería ser lo habitual.

Un beso en mi mejilla me saca de mis pensamientos. A mi lado, Kumiko sonríe, aun teniendo rastros de haber llorado hace poco. Parece que su despedida con Natsuki también fue emotiva.

—¿En qué piensas, majestad? —pregunta.

—Hago un balance de cómo fue este año.

—¿Te arrepientes de algo?

Niego con la cabeza.

—Estoy segura de que di todo lo que pude dar. Quizás habría podido actuar antes en el caso de Yume, pero al final todo salió bien para ella, ¿verdad?

—Tienes razón. —Kumiko sonríe mientras mira hacia el cielo—. Este año tampoco me arrepiento de nada. A pesar de todo, dimos lo mejor de nosotros. Simplemente las otras escuelas fueron más fuertes. A partir de ahora, debemos fortalecernos y buscar reclutar buenos chicos de primero para lograr el oro en las nacionales.

—De acuerdo.

No sé qué nos depare el futuro, qué clase de nuevos miembros tendremos ni a qué nos enfrentaremos en el nuevo año escolar que está por iniciar. Muchas posibles opciones vienen a mi mente, haciendo que me sienta algo emocionada por todo lo que está por venir. Pero eso es una historia para otra ocasión.

Fin.


Bueno, tras poco más de un año, El desafío de Reina llega a su final. Fue realmente una gran aventura recorrer la mente de Reina a lo largo de cincuenta capítulos y ver su evolución al lado de Kumiko, así como darle algo más de transfondo tanto a nuestra trompetista favorita como al personaje de Yume Kohinata.

Esta historia toma como base principalmente las dos novelas de segundo año de la obra original, Hibike! Euphonium, escritas por Ayano Takeda, aunque también toma elementos tanto de Liz to Aoi Tori como de Chikai no Finale.

¿Planeo escribir también los hechos del tercer año? Sí, aunque estoy en espera de que salga la anunciada animación de esa etapa de la historia, principalmente para continuar la tradicción que viene desde El dilema de Reina de usar las piezas musicales y los atuendos mostrados ahí, así como los nombres de los personajes de fondo, así que habrá que esperar y ver qué nos depara KyoAni en ese aspecto. También está en mis planes escribir un spin-off centrado en la vida universitaria de Natsuki y Yuuko, algo que puede que publique en los próximos meses.

Sin más que decir, muchas gracias a todos y cada uno de ustedes por acompañarme en este viaje, por sus favs y follows en Fanfiction, sus votos en Wattpad, sus kudos en AO3 y sus comentarios, y espero volverlos a ver muy pronto.