Hola a todos, mi nombre es Marilin y hace mucho rato no me pasaba a dejar alguna historia. Soy usuario de fanfictión desde hace unos cuantos años y tras una larga pausa decidí volver como lectora, no paso mucho antes de que mi mente me pidiera volver a las andanzas y volver a escribir así que ¡Aqui estoy!

Nunca había escrito algo con los personales de Sakura Card Captors, pero he de reconocer que desde muy chica he sido fan de las Clamp y me dije ¿Por que no? me inspiran mucho. Esta historia en particular esta en proceso creativo desde el 2014, de hecho fue la primera historia que subí en formato One Shot y siempre pensé en extenderla, mi intención no es crear una historia muy larga pero si que nos divirtamos un rato con estos personajes que no son de mi autoria, como ya dije solo la historia me pertenece.

Sin más que agregar les agradezco por su tiempo, nos leemos abajo.


Sinopsis: Sakura Kinomoto es una chica que tras vivir un pasado complicado no puede estar en presencia de un hombre, hasta que Meilin Li su mejor amiga la convence de compartir su departamento con Li Shaoran, un chico recién llegado de Hong Kong cuyo comportamiento le hace llegar a una conclusión: ¡Es Gay! Con el tiempo terminan convirtiéndose en las mejores amigas... o algo así.

MEJORES AMIGAS

"La amistad puede convertirse en amor. El amor en amistad. . . Nunca."

Alber camus

Las aves cantaban, el olor a café recién hecho seducía mis fosas nasales y el sol se colaba por mi ventana dándome de lleno en el rostro... Esto significaba que un nuevo día había llegado, Viernes para ser más precisa y un muy esperado viernes después de una semana de mierda.

A pesar de todos los estímulos externos e internos que experimentaba mi cuerpo, yo era incapaz de mover una sola pestaña... y es que sentía que tal sólo habían pasado un par de horas desde que pude rendirme a los brazos de morfeo.

¿Por qué no podía amanecer más lentamente?

Cuando el sol se convirtió en una real molestia tantee la cama hasta dar con una almohada que use como escudo, sonreí al notar que efectivamente cumplía con su propósito y tal vez podía extenderme un poco más en mis horas de sueño...hasta que la alarma de mi teléfono se activó.

Bien, eso había sido todo.

Suspiré haciendo un berrinche que de paso, me ayudó a espabilar.

Arrastre mi cansado y adolorido trasero como pude y milagrosamente a pesar de mi torpeza llegue sin golpes al baño, necesitaba una ducha fría para despejarme, las prendas empezaron a caer una a una y cuando estuve frente al espejo lo noté, mi reflejo era la consecuencia de una muy mala noche.

Cabello despeinado, ojeras y el rostro tan inflamado como si en vez de haber estado llorando por la noche me hubiese peleando con un enjambre de abejas furiosas

¿Pero que esperaba?

Hice una mueca al recordar la razón de mi actual estado, del porqué se me había pasado la noche entera y parte de la madrugada entre lágrimas.

Flash back

Universidad de Tokio - Área del comedor

1:23 p.m

-¿Sakura acaso me estas escuchando?- Pregunto una muy molesta Akiho, era una chica de mi edad con la que compartía la mayoría de mis clases. Su pregunta me parecía una necedad ¡Claro que la había escuchado! su voz aún resonaba en mi cabeza y yo sólo estaba demorando mi respuesta haciendo acopio de todo mi control para no decirle a mi amiga lo que realmente pensaba.

Hiro le había pedido salir ¿El mismo Hiro Takahashi del que yo le había hablado cientos de veces? ¿El mismo que me gustaba desde el primer semestre?

-¡Sakura!- Exclamó con reproché, eso me obligó a reaccionar.

-Sí, te he escuchado- respondí bebiendo de mi gaseosa sintiendo como el corazón me latía a mil por hora ¡sentía tanta rabia!

¿Por qué aquella situación no me extrañaba? ¿Por qué daba por vencida tan fácilmente?... La respuesta era simple, ya me había sucedido antes… Demasiadas veces como para exasperarme y sin embargo, muy pocas como para acostumbrarme.

Los chicos que me gustaban terminaban saliendo siempre con mis compañeras

Mi terapeuta solía decir que esto sucedía porque estos chicos me percibían como una cerca electrificada, una persona a la que no es fácil acercarse, por ello al establecer relaciones con compañeras o amigas, de alguna manera ellos también podían llegar a mi.

Genial ¿No? Los seres humanos éramos absurdos a veces.

Akiho parecía exasperarse más con cada segundo.

-¿Y?... es decir ¿no te molesta verdad?- Preguntó mientras todas nuestras compañeras esperaban expectantes - Es que es un bombón y madre mía... esos ojos- Exclamó pataleando emocionada -Sakura no entiendo como has podido rechazarlo, yo casi me desmaye cuando me hablo su voz es tan... - Suspiró dando palmaditas - Pero, si hay algún problema yo me hago a un lado… de verdad- Se apresuró a aclarar mientras me miraba con una solemnidad un tanto falsa.

Y mi respuesta debía ser un claro SI. Me importaba y mucho.

Lo que decía era totalmente cierto, hace unos días se me había declarado pero ¡Diablos! El chico me dio un susto de muerte al acercarse a mí, la chica más tímida de toda la facultad, la que tiene un trauma de la infancia que no le permite socializar con hombres de ningún tipo y encima exclamar delante de todos nuestros compañeros.

– ¡Chicos, les presento a mi novia!-

¿En que diantres estaba pensando ese chico? ¿No pudo ser un poco más...sutil?

Por supuesto, me aterrorice... Mi cerebro se bloqueó y mi impulso primario fue deshacerme de su agarre de una forma poco delicada y luego huir de la escena pero claro, la desconsiderada de Akiho se aprovecharía de eso, se aferró a mi rechazo y ese era su argumento, tal vez para no sentirse culpable o para que nuestros compañeros no la tildaran de traidora… Aunque si era honesta conmigo misma ella no tenía forma de saber sobre mis traumas, nunca se lo había dicho a nadie, salvo a mis mejores amigos.

Y Hiro, tal vez estaba demasiado molesto para considerar que Akiho era bastante cercana a mí, era eso o pensar en una posible venganza pero ¡vamos! No se tomaría tantas molestias por su ego herido ¿o si?

Sabía que debí hablar con él, aclararle las cosas… pero algo dentro de mí me mantenía en mis trece, siendo honestas mis ilusiones se habían ido a la mierda desde el momento en el que le dije a Hiro que no podíamos tener nada en medio de ese salón para después salir corriendo.

Era todo demasiado complicado para explicar ¿Me sentía herida?

Si

¿Consideraba a Akiho una traidora?

Por supuesto y no dudaba que de ahora en más nuestra relación cambiaría drásticamente pero al mismo tiempo ¿Quién era yo para impedirles salir?

Absolutamente nadie.

Así que fui práctica y le recite a Akiho mi discurso, casi el mismo que le había dicho a Rinka en el cuarto grado de primaria, a Kaori en segundo de secundaria y a Lana en preparatoria… con la misma cara de póker.

Me salía de fábula.

-No me importa, puedes estar tranquila ¿por algo lo rechace ¿no?-

Fin flash back

Mis ojos se humedecieron una vez más al recordarlo. Durante años me formule la misma pregunta

¿Por qué no habré tenido una infancia normal? ¿Por que estaba tan jodida de la cabeza?

El agua helada cumplió con su cometido y me trajo a la realidad, también sirvió para desinflamar mi rostro. Después de serenarme y terminar con mi ducha salí del baño con el cuerpo tembloroso por las bajas temperaturas así que me di prisa y en la carrera para llegar a mi habitación rápidamente y cubrirme no me di cuenta que algo se interponía en mi camino, mi nariz se estampo contra un pecho duro como el acero y tras resbalarme por el impacto por poco mi toalla acaba en el suelo. Por suerte pude sujetarla a tiempo.

Me sentí indignada.

-Serás bestia…- Sentí mis mejillas encenderse al escucharlo reír.

-Fíjate por donde vas, pareces pollo mojado- Se burló mi mejor amigo.

-Cierra la boca Li, yo no tengo mi propio baño- Solté ofendida mientras sus musicales risas llenaban el espacio, por un momento note su mirada vagar rápidamente por mi cuerpo, tal vez en otras circunstancias me habría sentido expuesta, era un chico que me sacaba mas de una cabeza en altura, no era exageradamente musculoso pero se ejercitaba a diario, por lo que era consciente de su fuerza... Podría someterme con facilidad...

Pero era mi amiga Xiao, le tenía más confianza que a cualquiera.

-Te preparare algo para desayunar Cerezo- murmuró alborotándome el cabello mojado y se alejó dando un par de zancadas. Me apuré al ver la hora y tras quince minutos en los que me enfunde en lo primero que pille a mano, ya estaba devorando los huevos revueltos que había preparado, gracias al cielo sabia cocinar y amaba levantarse temprano, todos los días agradecía al dios del universo por ponerlo en mi camino.

Como era costumbre terminamos de arreglarnos y salimos del departamento, Shaoran conduciría esta vez.

-¿Confirmaron lo de este fin a Tomoeda?- Pregunte mientras subíamos a su auto.

-Si, ya sabes cómo es Mei, quiere vernos a todos allí, ayer estaba hablando con ella precisamente, lo sabrías si no hubieses llegado de tan mal humor a encerrarte todo el día en tu habitación- Lanzó mirándome de reojo, inevitablemente me sonroje, no quería tocar ese tema con nadie, es decir, siempre me pasaba lo mismo y lo último que quería era agobiar con mis problemas.

Además, todos mis sentimientos estaban a flor de piel.

No estaba de ánimos para escucharlo.

-Me sentía mal, es todo - Susurré sin mirarle, a él no podía mentirle, lo mismo me pasaba con Tomoyo y Meiling, en ese sentido era muy afortunada, nunca había tenido novio o un mejor amigo hombre, pero dios me recompensaba con tres mejores amigas, porque sí, Shaoran Li era incluso más femenino que yo. No de esas personas que demostraban abiertamente sus preferencias sexuales, al contrario, él era excesivamente reservado, tanto que nadie jamás lo sospecharía. Incluso yo caí en su encanto natural cuando nos conocimos, si no fuese porque Meiling me lo insinuó desde el inicio, posiblemente Shaoran estaría en mi larga lista de "Amores imposibles para Sakura por ser una rarita" y lo de vivir juntos hubiese resultado imposible.

Aun reíamos al recordar cómo nos habíamos conocido y la metida de pata que me había costado muchas bromas por parte mis amigos.

Flash Back

Aeropuerto Internacional de Haneda - Tokyo Japón.

9:00 a.m

Mis nerviosismo estaba empezando a aflorar mientras Meiling me tachaba de exagerada.

-Es mi primo Sakura ¡por Kamisama! - Exclamó haciendo aspavientos -Es entendible que te incomode un extraño pero ¿Shaoran? ¡Te he hablado de él millones de veces!-

Resople clamando a dios por paciencia antes de responder

-¿Cuál es la diferencia? Es un desconocido, yo intento llevarme bien con los chicos pero ¿Sabes lo difícil que es? No puedo confiar en ellos y no es algo que yo elija ¿bien? una pequeñita parte de mi aún les tiene miedo… ¡no lo controlo!- exclame exasperada.

Eso pareció sosegarla un poco... Yo no era de las que perdía los nervios fácilmente.

-Lo sé, pero Tomoyo y yo solo queremos ayudarte recuérdalo siempre, y con Shaoran estarás segura, lo prometo él… él no es cualquier chico si sabes a lo que me refiero, es… educado, serio y te darás cuenta de que será como una de nosotras para ti, una amiga más.- Comentó con ojos suplicantes

Bufé ¿Y aquello que significaba?

¿Acaso estaba insinuándome que su primo era… ? era ¿Gay?

No pude evitar imaginármelo, había visto a decenas de chicos en la universidad...

-¿Y sus padres lo saben?- Pregunte extrañada, nunca me había mencionado nada de eso antes y eso que en realidad si, nos hablaba tanto de su primo de Hong Kong y de sus cuadrados e impertinentes parientes que sentía hasta cierta familiaridad aún sin haberlos visto nunca.

Meiling me observó como si me hubiese crecido una segunda cabeza.-¿Saber qué? - Y de pronto pareció entender - ¡Oh sí! Aunque mi familia paterna es muy tradicional. - Aclaró - No te preocupes, sólo será mientras termina su carrera, no te pediría éste favor si el departamento no fuese perfecto para él, además aún me siento muy mal por haberte dejado pagándolo sola.-

Sonreí divertida, la muy tramposa sabía cómo engatusarme, estaba urgida por una compañera de piso, mis ahorros no resistirían seguir pagando el alquiler sola por mucho tiempo más.

-Bien, supongo que es un buen arreglo.- Cedí pensando en todos los beneficios.

Con alegría me abrazó mientras daba saltitos -¡Sí! Tienes un corazón de oro ¿Lo sabias?-

Reí -Eso o soy muy manipulable- ironicé pero fingió no escucharme.

De pronto sus ojos empezaron a brillar .

-Oh y hablando del rey de roma- dijo mi enérgica amiga mientras señalaba en dirección a la salida del vuelo proveniente de Hong Kong. Me voltee y allí estaba el ser más perfecto que hubiese podido crear la madre naturaleza.

Sentí mi estomago dar un vuelco conforme mi corazón aumentaba sus latidos, inconscientemente me lleve las manos al pecho en un intento fallido por contenerlo.

Era hasta absurdo pensarlo pero... Parecía irradiar luz, su andar era elegante y relajado, su cabello de un color bastante peculiar como el del chocolate y desordenadamente perfecto, su tez era bronceada a diferencia de Mei… Y sus ojos, en la distancia se veían de un color tan hermoso, parecido al del ámbar, su nariz recta y perfecta, sus labios llenos y parecían tan suaves, su cuerpo se veía definido y trabajado a través de la camiseta blanca que traía, claro, Mei nos había dicho que gustaba de hacer deportes y practicaba artes marciales.

¿De dónde había salido semejante adonis?

Era un Li por supuesto, porque solo ellos podían tener esos genes.

Lo vi saludar en nuestra dirección con un leve movimiento de mano mientras alzaba una ceja y Meiling volaba y lo arrastraba hacia donde estábamos.

Mis encrespados nervios no hicieron más que aumentar. ¿Cómo iba a poder convivir con ese chico?

Vi al castaño hacer malabares para no soltar a su prima y al mismo tiempo cargar su equipaje, de no haber estado en shock, probablemente me habría reído. -Sakura, él es mi adorado primo: Li Xiao Lang- me señalo conforme el muchacho hacía una leve reverencia -Xiao ella es una de mis mejores amigas Sakura, te he hablado de ella millones de veces- Comentó conforme yo correspondía a la cortesía del chico.

Por algún motivo mis ojos no podían dejar de observarlo, había cierto encanto en aquel desconocido que me tenía atrapada, no era guapo, ese adjetivo se quedaba corto... Era hermoso de una forma hasta mágica... de seguro arrancaría más de un suspiro al llegar a la universidad, lástima que era Gay… No porque yo tuviese algo en contra. Más bien era una verdadera lástima por sus futuras admiradoras.

Rompería muchos corazones.

-Mucho gusto Sakura, Meiling ciertamente me ha hablado mucho de ti, es un placer conocerte al fin - Dijo con una voz sedosa y un acento bastante marcado, su sonrisa era tan cálida que me hizo suspirar, sin duda era un chico…

-Hermoso… ¡Hoe! ¡Perdón! digo, eh… yo soy Sakura, encantada- Exclamé sintiendo como la sangre me invadía la cabeza, hice varias reverencias completamente abochornada.

¿Por que le había dicho que era hermoso?… ¿En dónde demonios estaban los alienígenas y sus abducciones cuando se los necesitaba? En cualquier momento me sangraría la nariz. Nerviosa y asustada a partes iguales se me ocurrió ver la expresión de mi amiga y creí confundirla con una expresión muy típica de Tomoyo, otra amiga cercana, sus ojos brillaban y la muy traidora parecía encantada con mi metida de pata.

¿Es en serio mi misma? ¿Hermoso?...

Fin flash back

Desde ese día nos fuimos conociendo y claro, poco a poco mis dudas fueron despejándose. Shaoran Li era un chico muy serio y sus hábitos muy extraños para ser un hombre común.

Para empezar era más ordenado incluso que mi madre ¡Y eso ya era mucho decir! Tenía una costumbre casi maniática por la ropa y el buen gusto, usaba muchos cosméticos para el cuidado personal, cocinaba exquisito, tenía una caligrafía hermosa, era sumamente tímido y como si esas actitudes no fuesen lo suficientemente raras para un veinteañero, él jamás tonteaba con chicas ¡Jamás! por el contrario, salía huyendo cada vez que alguna decidía declararle su amor, darle algún detalle o simplemente se acercaba…

Y no eran pocas, cabe aclarar.

En mi opinión y sin lugar a dudas el primo de Meiling jugaba para mi equipo y no sabía si era por eso, pero era el único hombre con el que me sentía bien y podía ser yo misma sin la imperiosa necesidad de salir huyendo, de hecho compartíamos muchas cosas y no me molestaba en lo absoluto, era de las personas que siempre sabían que decir… fue inevitable tener sentimientos amistosos hacía él, cada vez que me quebraba allí estaba Shaoran con un consejo, una de sus sonrisas y nuestras bromas, era imposible no reírse con él.

Poco a poco le tome la confianza necesaria para contarle mi secreto más guardado...

El motivo por el cual me aterraba estar cerca de figuras masculinas.

Siendo una inocente niña de seis años fui abusada por un hombre en el que confié por ser parte de la familia.

A veces pienso que fui afortunada porque los abusos no llegaron a consumarse... A esa edad y a pesar de todo el miedo que sentía tuve la valentía de hablar con mis padres a tiempo y ese miserable se convirtió tan solo en un mal recuerdo.

Y aunque jamás volví a verlo a él ni al resto de mis familiares, las huellas de ese oscuro pasado aún estaban marcadas en mí tan profundamente que en mi adolescencia llegue a odiar a los hombres, un odio que escondía un inconmensurable pavor.

Con los años y terapia ese sentimiento fue cambiando hasta convertirse en incomodad o desconfianza

El día que decidí confesarle todo a mi mejor amigo llovía a cantaros y sumida en un profundo sueño desperté de un horrible recuerdo con el corazón en la garganta... No lo pensé y corrí hasta su habitación, sus brazos me arrullaron y lograron tranquilizarme... sus palabras movieron algo en mi interior.

Algo que me lleno de fuerza:

"Un pasado doloroso trae consigo un aprendizaje muy valioso, debes encontrarlo Sakura y desechar lo que no te sirve, no vale que arrastres contigo miedos que no debes cargar, no fue tu culpa y fuiste una niña muy valiente… Eres una mujer muy valiente, te ganas a pulso el cariño de las personas que te queremos. Siempre estaré aquí cuando lo necesites, no estas sola"

Ya ha pasado un año desde ese momento y nuestra amistad no hace más que reforzarse. Tomoyo y Meiling también son una parte indispensable de mi vida, son como las hermanas que nunca tuve, pero a veces siento que mi conexión con Shaoran va más allá, es algo difícil de explicar.

A veces me parece una locura el pensar que durante nuestro primer mes de convivencia estuve evadiéndolo y escondiéndome en mi habitación...

-¿En qué tanto piensas?- pregunto mientras se estacionaba. Me encogí de hombros y su característico ceño fruncido salió, le frustraban mis respuestas evasivas así que sonreí para molestarlo y después de despedirme subí hasta los casilleros a buscar mis libros de cálculo.

-¡Oh por favor Sakurita! Si tan solo Carolina herrera viera eso que traes te encarcelaría por ofender de esa manera la moda y el buen gusto- Chillo una muy conocida voz a mis espaldas… Puse los ojos en blanco ¿Quién más podría hacer esa clase de comentarios?

-Hola Daidouji, estoy muy bien gracias por preguntar- Dije incorporándome para dejar de mostrar la ropa interior que se asomaba por mis jeans cuando me agachaba.

La vi fruncir el seño indignada

-Primero la enojada debo ser yo por que no contestaste mis llamadas ayer y segundo recuérdame ir a comprarte ropa interior decente… No puedo creer que fabriquen prendas de Hello Kitty para adultos... ¡Por dios Sakurita tienes veinte años! Debes usar algo más…-

Bufé

-¿Pequeño de encaje y que me dé comezón allí abajo? No gracias, no me apetece ir rascando mis partes por ahí. Además, las fabrican de algodón al cien por ciento- Me defendí – Y con respecto a ayer la gente tiene derecho a enfermarse y querer un minuto de paz- Sus resoplidos me acompañaron hasta que entramos al comedor, había pasado toda la mañana de aquí para allá entre clases y la búsqueda incesante del material que necesitaba para mi glorioso examen del lunes, al entrar en el comedor una vista no muy agradable me recibió.

Sentados en la mesa mas al centro de todo el gran espacio estaba la pareja estrella.

Vaya rapidez ¿Ya habían llegado a la fase de los besos? ¡Si apenas ayer empezaron a salir!

Algunas personas no perdían el tiempo.

Tomoyo ahogó apenas un gritito de sorpresa -¿Desde cuándo Hiro y Akiho son tan…?-

-¿Cercanos?- Inquirí retomando mi camino hacía las bandejas -Ella hablo conmigo ayer y le dije que no me importaba- susurré mientras los ojos empezaron a picarme, recogí mi almuerzo ignorando las maldiciones de Tomoyo, ya era imposible ocultarlo, conociéndola ya hasta sabría la causa de mi malestar de ayer… suspire esto era patetico, siempre lo era.

Pero no podía hacer más que tragarme mi despecho y caminar erguida, si había algo más bizarro que la situación en sí misma, sería el hecho de que ese par me viese desmoralizada y no, Sakura Kinomoto tenía su orgullo ¡Y uno bien grande!

La actitud de mis compañeras de clases no fue mejor que la de Tomoyo.

-¿Sakura que diantres haces aquí? Deberías estar allá separando a ese par de lapas, sabía que era una arpía con pechos falsos ¿Es que la silicona se le subió al cerebro? Si quieres vamos y…-

No pude evitar reír, si alguien competía en mala leche con Meiling esa era Chiharu, ambas podían hacer llorar a un camionero, vaya carácter.

Intente mostrarme desinteresada a pesar de todo- No es necesario, es sólo un chico… enserio no me importa- Dije un poco más tranquila, era muy entretenido escuchar las teorías conspirativas de mis compañeras, al parecer las cosas no le salieron tan bien a Akiho.

-Sabes que te amamos Saku pero a veces puedes ser tan… buena ¡Me exasperas!- Se quejó Chiharu pero vamos, no iba a armar un Show al mejor estilo de Means Girls por un chico, tenía, mi dignidad... Además no sería algo lógico.

¿Qué iba a decirle? ¿Ni para ti, ni para mí? Por favor.

Me tensé al notar que Eriol, Takashi y Naoko venían en nuestra dirección, pero me regañe al instante porque no tenía sentido sentirme incomoda, Eriol Hiraguisawa era un chico bastante centrado y sabia dar muy buenos consejos aunque claro, nuestro trato no pasaba de un saludo cortés y Takashi era otra historia, tan bromista y despreocupado siempre, de esas personas que sólo ven lo bueno de la vida y le sacan humor a lo malo, por otra parte a Naoko la había conocido por ellos dos, una chica sensata, divertida y muy inteligente, todos estudiaban arquitectura y eran el trío imparable, los mejores promedios de su carrera.

-Hola a todas- Nos saludó Naoko mientras los chicos hacían lo propio y ocupaban sus puestos, Eriol me sonrió amablemente y Takashi me alboroto el cabello como ya se le había hecho costumbre.

Desvíe la mirada al notar tanto amor en la mesa, Chiharu y Takashi llevaban saliendo por algunos meses mientras que Tomoyo y Eriol desde hace un par de años… No lograba entender del todo esa relación, parecía mágica en ocasiones, del tipo de pareja que se entendía sin palabras, solo les bastaba con una mirada ¿Pero por qué me sorprendía? Así eran ellos, se parecían en demasiados aspectos, era una relación muy linda a decir verdad.

-Oh, pero si es el pequeño lobo - Anunció Eriol y cuando lo escuche reaccioné como era costumbre, mi corazón se aceleró y empecé a buscarlo con la mirada, escuche risas pero las ignore, allí estaba… Hablando con Tsukishiro.

¿Almorzaría con él otra vez? ¿Por qué siempre estaban juntos?

No era una mal pensada, pero dado las inclinaciones de mi querido amigo, no me extrañaría nada que esos dos se entendieran… ¿Acaso le gustaba?

Suspiré, eso era algo que a mí no debía importarme, así que dejé de mirarlos y me centré en el artículo de la revista que me tendía Tomoyo, lo último que quería era incomodarlos aunque secretamente mi mirada se desviaba de tanto en tanto en su dirección.

Después de un día algo complicado en la universidad y de haber armado a la carrera un bolso con todo lo necesario para apañármelas por unos cuantos días lejos del que era mi hogar, me encontraba camino a mi amada Tomoeda el pueblito en el que nací y viví hasta salir de la preparatoria. Era un viaje grupal por lo que Tomoyo y Eriol iban en la motocicleta de éste, mientras que Chiharu, Takashi y Naoko iban en un jeep, eso me dejaba con mi entrañable amigo y su auto.

El silencio era muy cómodo, algo que agradecía, aún nos quedaba hora y media de camino para llegar, allí nos estaría esperando Mei para celebrar su cumpleaños.

Estaba muy ansiosa, cuando decidí ir a la universidad de Tokio procuraba viajar cada fin de semana a visitar a mis padres, sin embargo y conforme fue complicándose mi vida académica, esos paseos fueron cada vez menos frecuentes. Mis padres se preocuparon mucho, pero en contra de lo que ellos se imaginaban yo no me sentía sola, tenía a Tomoyo y Mei, mis inseparables amigas del instituto, no estudiábamos la misma carrera por supuesto, Tomoyo se preparaba para ser diseñadora y Meiling decidió irse a la Universidad de ciencias jurídicas para alistarse como abogada, mientras que yo me dedicaba a la economía, irónico si pienso en que las matemáticas y yo hemos sido enemigos desde siempre pero ¿Qué puedo decir? La vida a veces nos lleva por senderos insospechados.

- ¿Qué paso con Hiro Takahashi?. – preguntó Shaoran bajando el volumen y sacándome de mi burbuja, lo mire sin entender y espere unos segundos tratando de captar lo que me había dicho…

¿A que venía esa pregunta?

Seguro había presenciado el show en el comedor. ¡Vaya! y yo que pensé que estaba muy ocupado hablando con su nuevo "amigo" Tsukishiro

-Pues lo de siempre- respondí lo más indiferente que pude, aunque no muy convincentemente para mi pesar –El hombre 72 horas después de decirme que yo le gustaba, decidió salir con Akiho–

Bufó

-Siempre te dije que era un imbécil ¿Ayer estabas triste por eso verdad?- pregunto frunciendo el ceño, lo mire por un instante y asentí

–No te preocupes Xiao, fue una tontería- su suspiro fue lo siguiente que oí, sabía que después de eso seguiría otro sermón y más maldiciones hacía el susodicho por lo que cambie la emisora emo a una más movidita y me dedique a ver por la ventana, pareció captar la indirecta y se mantuvo en silencio.

Sonreí, eso marcaba la diferencia con Shaoran, de alguna forma me entendía más que nadie y sobre todo respetaba mi espacio.

Y yo debería hacer lo mismo con él, respetar lo que fuese que tuviera con Tsukishiro y darle su espacio pero las dudas me carcomían la cabeza desde hace días, estábamos solos y el ambiente estaba relajado, tanto que comenzaba a aburrirme. Además debía admitir que me sentía un poquitín frustrada, se suponía que era mi mejor amigo ¡debía contarme estas cosas!

¿Qué puedo decir? Nací maldita con una curiosidad insaciable.

-Oye Shaoran-

-¿mmm?-

-¿Tsukishiro y tú son muy amigos?- Pregunté mirando con exagerada atención las puntas de mi cabello. Por algún motivo me ponía algo tensa su respuesta.

-Algo así ¿Por qué?- Cuestionó mirándome reticente, me encogí de hombros. –Oh por nada, es que últimamente los he visto muy juntos y pues ya sabes...-

-Nos caemos bien, es todo- comentó evidentemente tenso.

-mmm, ya- me mordí la lengua para no seguir preguntando.

-¿Porque no me contaste lo de ayer?-

Suspiré, Pues ni yo le di espacio ni el me lo dio a mí.

-Porque no tiene importancia- Le aseguré sonriendo o eso intenté –El chico es guapo y sí, me gusta… Pero lo que me frustra es pensar que estaré destinada a estar sola por toda la eternidad cuidando a mis siete gatos- finalicé poniendo los ojos en blanco.

Lo oí suspirar

-Sabes que solo es un estado temporal, un día amanecerá y vas a poder hablarle a cualquier hombre mirándole a la cara y sin sentirte cohibida, solo date tiempo…- Murmuró mientras entraba a la zona residencial, no pude evitar tomar su mano por encima de la palanca de cambios, obtuve una bonita sonrisa en respuesta - Ya sabes que siempre voy a estar para ti, eres una de las personas más importantes en mi vida y no te imaginas cuanto te quiero Kinomoto- Susurró sin apartar la vista de la carretera, le sonreí mientras tragaba el nudo que tenía en mi garganta ¡por eso no me gustaban sus sermones! … siempre me hacían llorar, pero se lo agradecía, era tan sensible y comprensivo.

De esas personas que saben que decir en el momento justo.

-Yo también te quiero lobito- Dije alejándome y molestándolo con el mote que tanto detestaba, debíamos deshacernos del ambiente cursi, empezaba a ponerme de los nervios.

Pronto la mansión Li apareció en el panorama, había autos aparcados por doquier, una decoración hermosa y vibrante, la música resonaba por los altavoces… Me atrevería a decir que media facultad estaría ahí dentro.

Oh si, mucha mucha gente. Esperaba que entre ellos no estuviese Hiro.

Shaoran no parecía feliz.

-Maldición me dijo que sería una celebración sencilla.- Se quejó

-¿Crees que haya invitado a tus hermanas?- Le pregunté mientras buscaba el regalo que había guardado en la guantera.

-No lo sé pero por mi salud mental espero que no.-

No pude evitar reír, algo me decía que sería una celebración muy interesante.


Pues así terminamos el primer capitulo, sean buenos por favor ¡Hace mucho que no escribo!

Pero lo más importante, estoy muy receptiva a criticas, tomatazos y consejos pues es la única forma de aprender. Estoy organizándome para actualizar los Sábados por la tarde así que muy pronto se viene el segundo capitulo, éste fue muy descriptivo lo sé, pero ya que nos pusimos en contexto, ya todo empieza a avanzar.

Debo confesar que este fic es muy especial porque a pesar de que es ficción, tiene aspectos de una historia real. Así que espero les guste mucho y me acompañen hasta el capitulo final.

De momento, les dejo un adelanto de lo que leeremos en el próximo capitulo:

Sakura POV

Eso me llevó a lo que había ocurrido antes y no me refería a mi pequeño y vergonzoso desliz, no. En realidad pensaba en la confesión.

¿Shaoran había estado enamorado de una chica?

Las posibilidades eran infinitas, era una pregunta que dejaba espacio a muchas conclusiones, una más probable que la otra. Tal vez en la vida de todo hombre homosexual siempre habría una mujer... ¿Sería una imprudente si se lo preguntara?

No supe cuánto tiempo divagué hasta que escuche una puerta ser abierta, estuve a punto de dar un brinco al pensar que alguien se había colado a la habitación pero seguí el consejo de mi terapeuta y no cedí a la ansiedad ni al miedo, aguardé con el corazón en la garganta hasta que olí la loción masculina.

Uff, solo había sido la puerta del baño.

Con un suspiró me regocije en la exquisita fragancia mientras escuchaba sus pasos descalzos por toda la estancia, abría y cerraba gavetas, supongo que buscando algo, hasta que lo sentí caminar de vuelta al baño, sólo entonces me permití abrir un ojo para espiarlo un poquito, enrojecí hasta los dedos de mis pies al notar que sólo llevaba una toalla

Era un exhibicionista y yo una mirona

¡Ajá! ¿Qué pasará con estos dos?

Desde ya les mando un abrazo enorme desde Argentina, gracias por leer.