¡Hola!
Espero que hayan tenido una semana productiva y cargada de muchas cosas bonitas, hoy es sábado y como lo prometido es deuda venímos con otro capitulo, me siento muy agradecida con cada una de ustedes y sobre todo con el tiempo que se toman para leer mis locuras, espero que éste capitulo les guste mucho y ya sin ánimos de alargarme más de la cuenta...
Declaimer: Los personajes en éste fic no son de mi autoría, sólo la historia me pertenece.
"La peor guerra que existe es la del corazón contra la cabeza"
Antoine de Saint-Exupéry
Miércoles 6:12 minutos de la mañana, mis pasos eran ligeros y de alguna forma acompasados con la música que sonaba por mis auriculares, no era de esas chicas madrugadoras y obsesionadas por el fitness, en realidad antes de las 8 de la mañana no había poder humano que pudiese hacerme levantar de la cama y si bien me ejercitaba, normalmente era un par de veces a la semana y por las noches, de esa forma me aseguraba de caer como una roca nada más tocar mi cama.
Pero hoy fue un día distinto, ayer mi mente estuvo revuelta y no fui capaz de acallarla para conciliar el sueño sino hasta altas horas de la madrugada, aún así mi cerebro no parecía estar muy de acuerdo en apagarse y las pesadillas no tardaron en aparecer...
Dicen que en promedio los sueños duran hasta un máximo de nueve minutos pero podría jurar que fueron largas horas transitando entre el miedo y la angustia, al despertar estaba tan aturdida que no podía diferenciar entre el escenario de mi sueño y la realidad.
Mi cuerpo temblaba sin que pudiese detenerlo y aunque no había forma de que el aire se colara hasta allí, sentía mucho frío... El dolor estaba tan fresco que fue inevitable sucumbir a las lágrimas, por un momento me sentí nuevamente como esa niña de siete años que estaba vulnerable, sola, perdida y asustada… El silencio en la oscuridad sólo era roto por mi respiración errática y acelerada, así que enterré mi cabeza en la almohada y grité.
El sonido salió amortiguado y por suerte no salió de mi habitación, no era mi intención perturbar a nadie, estos eran mis sentimientos, solamente míos.
Con el pasar de los minutos el panorama fue aclarándose, miré el reloj en mi mesa de noche y me di cuenta de que tan sólo habían pasado un par de horas desde que cerré los ojos por primera vez para intentar descansar.
Entonces supe que tan sólo había sido un típico ataque de pánico... uno de tantos otros.
Era de esperarse, después de todo pase el fin de semana entero en Tomoeda y aunque amaba esa pequeña ciudad con todo mi corazón, los recuerdos abrieron viejas heridas que he intentado curar desde hace un rato… Como decía mi terapeuta, esto era un proceso
Difícil y doloroso, pero sólo un proceso.
Así que no cedería un ápice, ya no era esa niña pequeña, no era vulnerable ni indefensa, estaba asustada pero lucharía con uñas y dientes incluso contra mí misma.
No me importó la hora ni si ya el sol había salido, necesitaba liberar energía y el estar en casa solo haría que mi ansiedad creciera, no estaba dispuesta a molestar a Shaoran ni a volver a los fármacos, no señor, esa era una etapa ya superada.
Me vestí con lo primero que logré alcanzar y tras cerrar cuidadosamente la puerta exterior del edificio, empecé con mi carrera.
A pesar del frío otoñal podía sentir gruesas gotas de sudor resbalar por mi frente, mis cejas y hacerme cosquillas en las mejillas, eso era lo que necesitaba, correr y liberar todo el estrés, toda la energía contenida, poco a poco, con cada zancada me llené de alivio y mi optimismo regresó ¡Amaba correr! Incluso pertenecí al equipo de atletismo de la secundaria y debía admitir después de admirar toda la naturaleza a mi alrededor, que las mañanas tenían su encanto, me maravillaba el rocío que bañaba todo cuanto podía ver, el olor a café que se sentía en algunas casas, el color azul claro y naranja de un cielo que anuncia la pronta salida del astro rey.
Cuando estuve cerca de casa empecé a bajar el ritmo concentrándome únicamente en mi respiración, en llenar mis pulmones con aire limpio paz y serenidad mientras me sentaba en uno de los banquitos de la enorme plaza.
No estaba tan concurrida como la había visto otras veces pero si se podían ver algunas personas ejercitándose o paseando a sus perritos. Aproveche la paz que se sentía en el lugar para hacer algo de terapia, saque mi teléfono y abrí la app donde tenía mis notas, me fije en la última.
15 De Julio
Era la fecha de mi última crisis, habían transcurrido ocho meses desde entonces y la única coincidencia que podía encontrar era mis viajes a Tomoeda. Definitivamente ese sería un buen tema para mi próxima sesión con la terapeuta.
Me apresure a tomar notas sobre éste episodio en particular siendo muy minuciosa y descriptiva con el sueño que había tenido, necesita exteriorizarlo… El principal problema de las personas que como yo, sufren de ansiedad, es que somos un contenedor de sentimientos, emociones y secretos, eso empeora la situación porque se crea un cúmulo de cosas que terminan por ser agobiantes, entonces dado que no soy partidaria de andar compartiendo mis intimidades con todo el mundo, ésta era la mejor herramienta, al principio tenía mis dudas pero cuando empiezas a ver resultados la disciplina se imponía al auto sabotaje…
Y yo estaba decidida a tener una vida normal, el pasado no volvería a acorralarme, no me haría su presa por más tiempo… No mientras pudiese seguir avanzando y con cada paso mi carga era mucho más ligera, todo ese peso iba quedando atrás… donde pertenecía.
Cuando terminé me sentí renovada, como si el episodio de esa noche fuese algo muy lejano, completamente ajeno a mí… La única secuela visible era el cansancio que quedaba después de esa lucha de emociones, pero no era hora de dormir así que opte por comer algo que pudiese darme la energía que necesitaba, estaba famélica.
Aproveche mi paseo mañanero y atraída por el olor a pan recién horneado y café entré a la cafetería que estaba frente a mí, en teoría no debería ingerir nada que fuese "estimulante" pero nada más pensaba en un rico postre y se me hacía agua la boca, se me antojaba un Muffin de arándanos, los de aquí eran deliciosos… Lo acompañaría con un té de tilo y aprovecharía de comprar también unos pastelitos de chocolate amargo para Shaoran, sabía que los amaba, me daba vergüenza admitir no tenía ni idea de a qué hora se levantaba mi amigo pero de seguro ahora estaría durmiendo y yo quería consentirlo un poquito, era lindo despertar con el desayuno listo y él lo preparaba siempre.
Haciendo algunos malabares me las arreglé para tomar los dos vasos y la bandejita de Muffins sin hacer un desastre, las bebidas estaba calientes pero por suerte no tanto como para quemarme.
Mientras caminaba hacía la puerta pensaba en cómo diablos iba a salir si tenía las manos totalmente ocupadas, por suerte un chico de tras de mi me ofreció su ayuda.
-Muchas gracias- Le dije un poco nerviosa mientras él sujetaba la puerta para que pudiese salir.
-No te preocupes, no es nada- comentó y allí pude verlo, me sacaba al menos un par de cabezas en altura, era delgado, su cabello ceniza le caía sobre frente, al igual que yo vestía ropa deportiva y por algún motivo me sonaba de algo… ¿Lo conocía?
Sacudí la cabeza, no era momento para distracciones, no quería arrojarme nada encima.
No le di importancia y tome el camino de la derecha fijándome en que era la vereda más concurrida, mejor así.
-Oye- Escuche que me llamaba una masculina voz y mi paz mental se fue a la mierda mientras el corazón se me trepaba hasta la garganta ¿Qué diantres…?
Lo ignoré apurando el paso preparada para salir corriendo.
-Espera…-
Bien, en definitiva correría.
-¡Tu monedero!- Fue lo último que escuche hasta que mis pies decidieran detenerse, desconfiada me giré y efectivamente, el muchacho agitaba el objeto rosa mientras daba largas zancadas para alcanzarme.
¡Trágame tierra!
-Yo… lo siento mucho- Me disculpe sonrojándome furiosamente mientras pensaba en poner las bebidas en el suelo para poder tomarlo.
El muchacho pareció notar mi estupor así que sonrió -Descuida, déjame ayudarte- me pidió tomando los vasos, por un momento pensé en negarme pero ya había sido muy descortés y el pobre sólo quería devolverme mi monedero, no era momento de actuar como la rarita que era.
Con cuidado lo tome y lo guarde bien adentro en el bolsillo de mi buzo, seguro se había caído de ahí cuando salí por la puerta de la cafetería, con la mano libre hice el ademan de tomar nuevamente las bebidas, debía darme prisa o se enfriarían.
-Discúlpame, pero me resultas muy familiar ¿Acaso vas a la universidad central? - Preguntó con voz amable y no pude evitar mirarlo pero esta vez con mayor atención… Y mi cara debió ser un poema a juzgar por su expresión.
Sin esos enormes anteojos se veía muy distinto.
-¿Tsu… Tsukishiro?-
El muchacho pareció divertido -Entonces no estaba tan equivocado ¿Eres amiga de Shaoran verdad?- Y sentí como mi cara se descomponía ¿Por qué lo llamaba así? Shaoran era muy necio con esas cosas, sólo las personas más cercanas a él usábamos su nombre de pila.
Oh, entonces...
-Eh… si- Casi me doy un manotazo en la frente. Vaya que estaba siendo muy elocuente.
Lo vi hacer una pequeña reverencia
-Es un placer conocerte, mi nombre es Yukito Tsukishiro y también estoy en la facultad de ingeniería, Shaoran me ha hablado mucho de ti, eres Kinomoto ¿no es verdad?-
-Eh… si- Carraspee para aclarar mis ideas – Mi nombre es Sakura Kinomoto, también es un placer conocerte Tsukishiro, muchas gracias por ayudarme- Murmuré tomando finalmente las bebidas, el chico no se veía mala persona pero por alguna razón no me gustaba, es decir, tenía un no sé qué…
Bueno… tratándose de mí, era lo normal.
-No es problema, fue un gusto conversar contigo-
Asentí ante mi imposibilidad de decir palabra y con esto partió en la dirección contraria, me quede como idiota mirándolo hasta que se perdió entre las personas que paseaban por la plaza del frente.
¿Siempre sería tan amable o lo era conmigo por ser amiga de Shaoran?
Eso había sido raro.
Entrar al apartamento había requerido de la ayuda de varios vecinos que a esa hora seguramente salían a sus respectivos trabajos, me sentí avergonzada porque jamás cruzaba más que un saludo cordial con alguno. Pero al final pude llegar con el café, el té y los muffins enteros.
El silencio del lugar sólo era interrumpido por el calentador de agua, lo que me hizo pensar que Shaoran seguramente estaría dándose una ducha, sonreí entusiasmada y acomode las cosas que había comprado en la mesa de la cocina, se veía todo tan lindo que hasta me anime a tomar una fotografía y la colgué de mi estado mientras entraba al otro baño para asearme también, estaba hecha un asco.
Unos cuantos minutos después me preparaba para lo que sería un día de universidad, mi primera clase era a las nueve por lo que tenía tiempo de sobra así que me daría el lujo de elegir mi vestimenta, generalmente pillaba cualquier cosa, todo combinaba porque tenía un guardarropa de colores neutros.
Lo que era un dolor de cabeza para Tomoyo a mi me facilitaba la vida.
Tomé unas braguitas cómodas de algodón y esta vez sin dibujitos, pasé mi mirada por el casi monocromático guardarropa decidiendo ser mas atrevida... un poco más osada. Vi un vestido rosa palo que me había regalado mi madre para navidad, sin mangas, ni estampado, me llegaba un poco más arriba de la rodilla, era ajustado hasta la cintura y después sueltito, adoraba sobre todo el cuello que tenía.
Unos toques en la puerta llamaron mi atención así que me apresure con el sujetador y me calce el vestido en un par de segundos.
No estaba tan mal, era muy cómodo aunque me sentí desnuda... Una secuela de usar jeans a diario.
-Adelante- Grité mientras me asomaba bajo la cama ¿En dónde habría dejado mis botas?
Tantee la oscuridad y me topé con varias cajas donde guardaba los adornos navideños, un par de medias, varios pares de converses, sandalias…
-Con que aquí estaba el control remoto...- pensé en voz alta
Lo escuche reírse bajito -¿Te caíste de la cama?-
-Ja-ja muy gracioso… Oye ¿Has visto mis botas?- Pregunté fijándome en los pares que tenía en el closet
Lo sentí recorrerme con la mirada -¿Pretendes salir sólo con ese vestidito?-
Puse los ojos en blanco y lo mire con mi cara de pocos amigos, no pude evitar fijarme en que lucía tan bien como siempre, llevaba un jean claro, tenis blancos, una camiseta del mismo color y un hermoso abrigo tejido, para mí sería beige claro… pero Tomoyo diría color crudo ¿o era nude?… bah algo así.
Suspiré ¿Por qué siempre lucía tan bien? Apuesto a que podría ponerse un saco de patatas y aun así ser la portada de alguna revista.
-¿Qué tiene de malo?- Me quejé empezando a molestarme ¿En dónde demonios las había dejado? ¿Por que era tan desorganizada? Joder
Lo escuché suspirar –De hecho nada, resalta tus... atributos y el color te luce pero estamos…- Dijo fijándose en su teléfono –A dieciséis grados y lloverá por la tarde así que vas a mojarte y congelarte ese lindo trasero-
Maldije en voz baja ¿Quién revisaba el pronostico del tiempo para vestirse? Como fuese, no tenía intenciones de pescar un resfriado en pleno periodo de exámenes ni de congelar mi lindo trasero por lo que di por finalizada mi búsqueda y tome un jean con una sudadera.
Fácil, práctico y cómodo.
-Tienes razón me cambiaré, cierra los ojos lobito- Le pedí mientras rescataba mis tenis de debajo de la cama.
-No seas necia, deja que te busque algo- Dijo incorporándose y caminando hasta mi closet.
Con delicadeza me hizo a un lado y no pude evitar suspirar, olía muy rico.
-Shaoran se nos hará tarde- Me quejé intentando mirar lo que buscaba.
Era tan alto que se veía incomodo encorvado y revolviendo mi ropa, descartaba prendas con rapidez. –Bien, ponte esto- murmuró lanzándome a la cabeza un par de calzas negras, iba a quejarme ¡Me había costado un montón peinarme! pero sabía que eso no lo sacaría de su trance fashonista o lo que fuese.
Aproveche que me daba la espalda para meterme en las calzas y noté la diferencia, así me sentía mucho más cómoda pero al mirarme en el espejo sentía que me faltaba algo, no sé... tal vez una bufanda.
Y en forma de respuesta mi abrigo gris me aterrizó en la cabeza.
-¡Me estas despeinando idiota!- Chillé indignada ante su mirada burlona.
-Creo que vi tus botas en la entrada, ayer las dejaste allí ¡De nada! -
Se mofó con suficiencia mientras salía de mi habitación, mis mejillas se inflaron como globos y miré la sudadera… Me hubiese cambiado de ropa sólo para fastidiarlo pero no podía negar que el conjunto lucía lindo.
Era un presumido pero… tenía con que serlo.
Un par de minutos después sentía el coro de los ángeles cantar para mí, el muffin estaba exquisito, tenía un centro de crema con frutos rojos… Oh-por-dios, era la gloria.
-Amo la comida basura- Murmuré con la boca llena, mi amigo me vio con diversión, tenía esa chispa de complicidad en sus ojos que lo hacía lucir mucho menos gruñón y serio… Sentí un calorcito en mi pecho, era como si estuviésemos haciendo una travesura, solía ser sumamente estricto con nuestra alimentación pero sé que se alegró mucho, amaba el chocolate en todas sus formas y ni toda la proteína del mundo lo haría perderse de sus muffins favoritos.
-¿A que debo este milagro?- Preguntó atacando su Mocachino.
Me encogí de hombros –No podía dormir y esta mañana me desperté a las cinco treinta, salí a correr y la cafetería se atravesó en mi camino-
Al contrario de lo que yo pretendía no se rio, su ceño se frunció, no era mi intención preocuparlo por algo tan trivial así que sonreí y decidí cambiar el tema.
-Por cierto, hace un rato vi a tu amigo- Comenté mientras le tendía un poco de crema con fresas-
-¿Amigo?- Cuestionó untándola en su muffin.
Y vi mi oportunidad… su reacción tal vez me aclararía mis dudas sobre su amistad con ese chico, si se ponía colorado o nervioso seguro le gustaba.
-Sí, ya sabes… Tsukishiro - comenté casualmente –No sabía que también estudiaba Ingeniería en sistemas- murmuré haciendo un scanner completo de sus expresiones.
Pareció sorprendido pero no mostró nada más que eso -¿Yukito? ¿Hace cuánto lo viste?- quiso saber.
Pff... Yukito y shaoran ¿Qué eran esas confianzas?
-mmm- Me fije en mi reloj –Hará una hora, estaba en la cafetería de la esquina… incluso me saludó y me dijo que le hablabas mucho de mí.- comente para picarlo, no pude evitar reír al ver como sus orejas se tornaban rojas.
¡Adoraba verlo sonrojado!
-Está exagerando.- comentó enfurruñado mientras devoraba otro pastelillo, sentí como quedé como idiota mirándolo, eran casi hipnóticos sus elegantes ademanes, ahora que la luz del balcón iluminaba toda la estancia, sus ojos adquirían un tono más dorado Whoa... todo en él parecía estar en armonía, el color de su piel, sus ojos, su cabello y la forma de vestirse… parecía modelo de revista y así era siempre ¿Cómo no mirarlo más de la cuenta?...
Basta Sakura
-Si tú lo dices- Carraspee para aclarar mis ideas…- Me siento en el deber de prepararte, seguro hoy te preguntará si tengo algún retraso mental-
Rodo los ojos
-¿Qué hiciste esta vez?-
-Pues para resumir fui muy poco elocuente, me puso nerviosa…-Confesé abochornada – Iba muy cargada con el desayuno así que me ayudó con la puerta de la cafetería y luego ¡Que se me cae el monedero! cuando el pobre intentó alcanzármelo me asuste porque pensé que me asaltaría o algo y corrí como una desquiciada y él trotaba detrás de mí ¿Puedes creerlo?- Relaté humillada -Pobre, quien sabe que debió pensar-
Su melodiosa risa me llenó de calidez, su mano me alborotó el cabello con ternura - Tal vez notó que eres distraída y un poco torpe pero retrasada… -
Confesó haciendo un ademán con la mano.
-Muchas gracias- Ironicé mientras me levantaba y tiraba la basura –Iré a lavarme los dientes ¿Vamos en mi auto? Necesito sacarlo o va a atrofiarse-
Su negativa me hizo frenar en seco
-¿Estas segura de que puedes conducir? Pensaba llevarte a la universidad e ir a buscar algunas cosas luego- Rodé los ojos.
-Estoy bien no te preocupes- Le aseguré – ¿Qué vas a buscar? Te puedo llevar yo- ofrecí mientras con mi mano intentaba acomodar su flequillo.
Lo escuche suspirar mientras me miraba de una forma que me llamó mucho la atención, era como si me estudiara… Tal vez dudando de si estaba diciéndole la verdad o tal vez…si él debía decirme algo.
¿Meditabundo era la palabra?
-Nos iremos por separado entonces, también hay par de cosas que debo hacer por la tarde.- murmuró yéndose a su habitación.
Me fui al baño pensando en eso último hasta que se asomó en la puerta para despedirse -Cuídate mucho por favor, nos vemos más tarde-
Asentí con la boca llena de espuma.
¿Por qué se había puesto tan raro?
-*-*- Un par de horas más tarde -*-*-
La cuarta clase del día era de mis favoritas, era dinámica, practica y el profesor era un hombre ya entrado en sus cincuentas con un curriculum envidiable, era el mercadólogo más destacado según la revista de economía local, había trabajado para distintas empresas y su nivel de éxito le permitía trabajar por cuenta propia y hacerse con una pequeña fortuna, sabía que era profesor por vocación y de alguna forma me recordaba a papá.
Con entusiasmo extraje la investigación que había estado haciendo ayer por la noche.
-Conforme vaya pasado la asistencia por favor siéntense con su compañero para iniciar con la actividad de hoy- Pidió el hombre mientras ajustaba el proyector.
Mi mirada vagó hacia Chiharu y tras un asentimiento de su parte nos preparamos para sentarnos juntas, el salón se volvió un completo caos con el chirrido de las sillas.
-Y con esto queda demostrado que no saben escuchar instrucciones.- Escuché decir al profesor mientras sonreía levemente, todos lo miramos confundidos.
-He dicho que conforme vaya pasando la asistencia deberán sentarse con su compañero…-
Oh ¿Quería decir que él los asignaría?
-Akame y Yamamoto, Mihara y Shinomoto…-
Pfff... si, los asignaría.
Con un quejido el desorden volvió, me mantuve expectante esperando que me juntara con alguna de mis compañeras y que la chica hubiese hecho su parte de la investigación así avanzaríamos mas rápido.
Me reí cuando Chiharu me miró con la irá brillando en sus lindos ojos café, como si quisiera asesinar a su compañera, si esto hubiese ocurrido antes del incidente con…
- Takahashi y Kinomoto.-
Mierda.
La ley de Murphy dice que si algo puede salir mal, saldrá mal.
Mi primera reacción a parte de sonrojarme como una adolescente fue fijarme en Akiho y si las miradas mataran yo ya estaría tres metros bajo tierra, con florecillas y todo. Su actitud primero me intimido, pero una vocecita en mi cabeza me decía que yo no tenía la culpa de que me juntaran con Hiro, además, si venimos al caso el chico me gustaba y yo a él también, mucho antes de que ella apareciera... para efectos prácticos ¡ella era la tercera en discordia no yo!
Respiré varias veces para calmar mis nervios, no solo me seguía gustando con todo y lo imbécil que se había comportado, si no que a eso debía sumarle que desde el incidente en ese mismo salón no habíamos cruzado palabra ¡joder! me daba cuenta de que incluso mis compañeros nos veían expectantes, como si de un momento a otro Akiho fuese a levantarse para retarme a un duelo o algo parecido.
Mire a mesa de Chiharu con desconfianza…
Hiro me hizo un par de señas para llamar mi atención -¿Vienes o voy yo?- preguntó como si nada.
Bueno, tal vez la única dramática era yo.
-Como quieras- Murmuré sofocada, el profesor seguía dictando nombres.
Con la tranquilidad que lo caracterizaba tomó sus cosas y se acercó, por alguna razón yo lo miraba como si estuviese caminando en cámara lenta, vestía unos bonitos pantalones de algodón azul oscuro y un suéter tejido gris, su cabello era de un color castaño claro, similar al mío, lo llevaba tan desordenado como Shaoran y podía jurar que su bronceado era similar, sus rasgos bastante finos, lo que lo hacía muy atractivo, más pronto de lo que hubiese querido se sentó en la silla que había dejado libre Chiharu.
Suspiré
Nos mantuvimos en un incómodo silenció hasta que el profesor nos dio las instrucciones.
-Recuerden, es un manuscrito de al menos siete cartillas, debe ir acompañado de una presentación corta, son cuatro temas y cada equipo deberá elegir el que mejor le parezca ¿Bien?-
-¿El tiempo de entrega?- Preguntó Harito, una muchacha con la que también compartía contabilidad.
-Deben empezar ahora y el viernes serán las presentaciones, de todas formas iré pasando por sus asientos para entregar las pautas.-
-Bien Kinomoto ¿Qué tema quieres escoger?- Murmuró y las palabras de Akiho vinieron a mi mente… Ciertamente tenia voz de locutor, sentí mis mejillas encenderse por lo que mire las hojas que había impreso esa misma mañana.
-Pu… puede ser sobre la plaza.- Respondí tendiéndole lo que había investigado ayer.
Pareció conforme -Ya veo, los canales de distribución y las rutas comerciales… Es interesante y no tan complicado, bien- Estuvo de acuerdo.
-¿De verdad estás de acuerdo?- pregunté insegura, pensé que su actitud sería un poco más defensiva.
Se encogió de hombros -Yo también lo estuve pensando, descuida- comentó mientras el profesor nos preguntaba sobre nuestro tema y nos daba las pautas.
-Debe estar bromeando- Lo escuche quejarse
Me tendió una pequeña hoja -¿Qué sucede?- pregunté leyendo a toda velocidad.
Lo miré asustada -Hoee ¡Vale el quince por cierto!-
Su risa musical me distrajo, sentí que debía mirarlo y cuando lo hice descubrí que me veía sonriendo de una forma que me resultaba bastante familiar, parecía estudiarme…
-No te preocupes, esta vez haremos las cosas bien- Murmuró y capte el doble sentido en sus palabras.
Mis mejillas ardieron pero asentí para después comenzar a trabajar con la investigación que ambos habíamos hecho.
Esa tarde Hiro Takahashi comenzaba a demostrarme que había estado equivocada en mis conclusiones, tal vez mi terapeuta estuviese en lo cierto después de todo, al ver su actitud amistosa, respetuosa y cordial me resultaba imposible pensar que su reciente noviazgo con Akiho escondiera alguna mala intención y me sentí un poco mal, yo tampoco había hecho las cosas bien.
-¿Hablaras con él?- Preguntó Tomoyo mientras nos servía un poco de té.
Después de finalizada nuestra jornada habíamos ido hasta su casa para compartir una tarde chicas, yo quise mantener todo el tema sobre mi vida amorosa lejos de las discusiones pero mi amiga Chiharu no me dio tregua.
-Si- Respondí tomando una galletita, casi me atraganto ante el grito colectivo.
Naoko se llevó las manos a las mejillas con los ojos brillantes –Que historia tan romántica, ese chico Takahashi es todo un conquistador-
-¡Quiero ver la cara de Akiho!- chillo emocionada Chiharu.
¿De que me había perdido? Acaso estaban pensando…
-Eh pero no pienso tener nada con Hiro- les aclaré, me miraron confundidas –Es un chico muy gentil y todo resultó ser un malentendido… quiero disculparme por haber huido, no fue la reacción correcta pero eso es todo-
Tomoyo asintió -En eso coincido contigo, ya te había dicho que probablemente estaba muy nervioso y por eso te confesó sus sentimientos de esa manera, fue muy valiente-
-Ese día estaba muy inquieto, tal vez Tomoyo tenga razón…- comentó Chiharu –En todo caso debes considerar la idea de darle una oportunidad, es muy guapo y si te gusta…-
Suspiré
-No podría hacerle eso a Akiho- Confesé –Además no puedo estar con Hiro… me pone muy nerviosa y…-
-Vamos Sakurita, estos últimos días se ha portado como un idiota pero él siempre ha sido como un príncipe contigo, si hoy retomó esa actitud es porque el malentendido quedó atrás y le sigues gustando- Insistió Naoko
Sonreí, no podría estar nunca con Hiro por varias razones pero la principal en esa habitación sólo Tomoyo la conocía.
-No creo que deban apresurar las cosas- comentó la amatista bebiendo un poco de su té, tenía esa expresión de saber algo que todas ignorábamos –Puedes aclarar con él todo lo que pasó e intentar ser su amiga, si su destino es estar juntos el tiempo ya lo dirá.-
Le sonreí con complicidad, sus palabras dieron por zanjado el tema y continuamos con nuestra tarde de chicas, amaba estos momentos porque aparte de hacer catarsis de nuestro día a día, nos arreglábamos las uñas y en mi caso las cejas y el cabello.
Tan entretenidas estábamos que no nos dimos cuenta de que ya había anochecido, lleve a las chicas a sus respectivas residencias y le avisé a Shaoran que ya iba camino a casa, me extraño que el mensaje no le hubiese llegado pero supuse que se habría quedado sin batería.
-Ya llegué.-
Camine mirando mis uñas, el forcejeo con la puerta casi me había arruinado una.
-¿Xiao?- Le llamé fijándome en que todo estaba en silencio.
No le di mayor importancia y me dispuse a ver la despensa... era mi turno de hacer la cena.
Busque algo fácil y rápido en internet, no era un as en la cocina pero me defendía bastante bien, mire varias ideas hasta que me decidí por una pasta con berenjenas en salsa Napolitana, leí los ingredientes y tras comprobar que tenía todo me puse manos a la obra, Shaoran llegaría en cualquier momento con mucho apetito.
Un par de horas después miraba la televisión mientras terminaba el enorme plato de pasta, era bastante tarde para una cena tan pesada pero con el cansancio que tenía por haberme trasnochado seguro caería como roca, ya vería mañana si mi estómago amanecía descompuesto, de momento moría de hambre.
Cuando terminé de ordenar el desastre de la cocina me fije que eran las nueve treinta, mi celular mostraba el mensaje que le había enviado a mi amigo sin leer… ¿Le habría sucedido algo?
Sin pensarlo demasiado le marque un par de veces pero efectivamente tenía el teléfono apagado.
Joder…
No era de los que llegaba tarde a casa.
Resignada fui a darme un baño, no iba a hacer un drama mental. Seguramente se habría quedado por ahí haciendo cualquier cosa, se le había descargado el teléfono y no tenía donde recargar batería. A mí me había pasado cientos de veces…
Pero siempre pedía un cargador o un mensaje prestado y le avisaba en donde estaba para no preocuparlo.
Será ingrato.
Por alguna razón en vez de ir a dormir después de mi baño decidí ver la película que discutimos en casa de Tomoyo, era una comedia romántica que Naoko nos recomendó, la busque en la aplicación del tv y cogiendo una manta y mi almohada me acomodé en el pequeño sofá, dejé el teléfono cerca para poder cogerlo si el ingrato de Shaoran se dignaba a reportarse y debía salir corriendo a algún hospital o auxiliarlo en la carretera…
Basta Sakura... no le sucedió nada malo.
Shaoran Pov
Una de sus manos en el volante, la otra sintiendo la fría brisa nocturna. En ocasiones como aquella, cuando sentía el invierno acercarse era cuando más extrañaba su natal Hong Kong…
Como detestaba el frío.
Miró atentamente hacia el frente bajando la velocidad, la calle estaba un poco oscura en esa zona.
-Es ahí- Señalo el chico a su lado, así que se detuvo justo en la puerta de un gran edificio gris.
Reconocía la zona en la que estaban, de hecho el departamento que alquilaba con Sakura estaría a unas cuantas calles de allí. - Pensé que vivías del otro lado de la ciudad, estamos bastante cerca-
El muchacho a su lado se quitó el cinturón de seguridad – De hecho sí, vivía del otro lado... pero me mudé hace un par de meses, antes vivía con mi pareja- Dijo con simpleza y luego sonrió, la cara de Shaoran era todo un poema.
-Lo siento- murmuró este último apenado.
-No te preocupes, me extraña que no hayas escuchado los rumores…- dijo poniendo los ojos en blanco -Como sea, gracias por traerme, por favor avísame al llegar a tu casa- Se despidió con una cordial sonrisa.
-Descuida, vivo a unas calles, nos vemos mañana-
Shaoran aguardo atentamente mientras el chico caminaba hacia la entrada del lugar donde vivía y tras asegurarse de que entró sano y salvo salió rumbo a casa, miró su muerto teléfono sobre el tablero del auto e hizo nota mental de comprar un cargador nuevo.
Sentía una extraña emoción en el estómago, una especie de nerviosismo ansioso...pero positivo, de esa alegría que experimenta alguien que está por sumergirse en un mundo completamente nuevo y desconocido. Llevaba mucho tiempo dándole vueltas al asunto y por donde se lo viera parecía ser una buena idea, incluso le había pedido opinión a Sakura y desde el inicio le había brindado su apoyo incondicional, incluso le ayudó en varias ocasiones pero a era hora de tomar decisiones y poner en marcha sus planes finalmente.
Estaba en un punto de su vida donde al fin sentía que las cosas empezaban a tomar forma, debía ser muy discreto y estudiar muy bien la situación pero algo le decía que Yukito Tsukishiro era la persona indicada.
Si las cosas salían bien en un futuro tendría que pensar cómo podría planteárselo a su familia, necesitaba una buena estrategia, su clan debía entender que él tenía otra forma de hacer las cosas, se trataba de confiar en sí mismo para que su familia en pleno pudiese confiar también y darle el apoyo que necesitaba.
Después de unos minutos aparcó en el estacionamiento del edificio memorizando con exactitud la ubicación de la casa de Yukito, tal vez por eso se había cruzado con Sakura por la mañana…
-Sakura-
Suspiró
Se fijó en la hora
Eran casi la once, vaya que habían perdido la noción del tiempo. Conociéndola seguro estaría histérica pensando cualquier calamidad, se sintió mal… Debió avisarle al salir de la facultad, pero no había planeado nada de lo que pasó, pensaba que sus compañeros sólo se quedarían hasta el final del partido y resulta que todo se había extendido, no era muy dado a las fiestas ni los escándalos pero no pudo negarse cuando lo invitaron a la pizzería, si había algo que amaba en el mundo era el fútbol y aquella tarde verían nada menos que la final del campeonato.
Con voz desafinada cantaba el himno de su equipo favorito, mientras avanzaba por el pasillo, la sensación en su estómago no había bajado su potencia y sólo quería que el día siguiente llegase rápido para poder empezar con todo… En algún momento debía comentarlo con su mejor amiga, algunas cosas cambiarían y quería saber que tan cómoda estaría ella con todo eso...
-Estoy en casa- anunció mientras iba hasta la cocina por un vaso de agua, la cerveza le daba mucha sed, cuando fue a dejar el vaso en su lugar se fijó en que la cocina estaba impecable y había un gran plato de pasta servido, levantó la tapa que lo cubría y un olor exquisito le abrió nuevamente el apetito, lucía muy bien, sin duda su amiga se había esmerado en prepararlo, seguramente había estado esperándolo y lamentó no haber podido disfrutarlo con ella, sus momentos favoritos del día eran siempre el desayuno y la cena, eran los únicos instantes en los que podía compartir con Sakura, amaba hablar con ella de todo y nada mientras degustaban algo rico.
Con un suspiro metió el plato en el microondas, se daría un baño y luego se sentaría a cenar.
Caminaba pensando que seguramente ya ella estaría en su habitación preparándose para dormir cuando la vio en el sofá de la sala.
No pudo evitar sonreír.
Estaba profundamente dormida con el control remoto en el pecho y su celular en la mano, la imagen lo enterneció.
Sin duda alguna lo había estado esperando y se sintió aún peor al recordar las ojeras que había tenido desde la semana pasada, no era tonto… Había notado que algo le ocurría, a pesar de que le preguntaba constantemente si estaba bien Sakura se había encerrado en sí misma de nuevo, él sabía que no valía presionarla así que le daba su espacio pero estaba preocupado, no podía evitar sentirse impotente al ver como ella luchaba contra su pasado sin que pudiese hacer mayor cosa.
Esa mañana mencionó que no había podido dormir muy bien, intentó quitarle peso al asunto pero él sabía que no había sido tan simple como ella quería hacerle ver, de seguro tuvo otra de sus crisis y él no estuvo a su lado para calmar su angustia.
Eso lo llenaba de impotencia... Si por él fuera estirpia velando su sueño noche tras noche, la abrazaría cuando lo necesitara y la haría sentir protegida...
No supo en qué momento se había sentado en la mesita de centro, sólo podía mirarla dormir, respirar acompasadamente con su semblante tan sereno y pacífico. Se fijó en sus rasgos, su largo cabello estaba un poco desordenado entre los cojines del sofá, era de un hermoso castaño claro, sabía que se sentía muy suave al tacto, lo había acariciado tantas veces… Sus ojos se movían levemente aun cerrados, seguramente sumergidos en algún sueño, amaba esas largas pestañas, tenía una nariz pequeña y unos labios perfectamente llenos, tan rojos que le recordaban a una fresa madura…
Suspiró cambiando el rumbo de sus pensamientos, sabia mejor que nadie que no era bueno ir por ahí…
Se fijó con preocupación que su cuerpo estaba doblado en una postura que de seguro sería incomoda, el sofá era muy pequeño incluso para que ella pudiese acostarse, pero ahí estaba…Sería una pena despertarla, pero imaginó que al día siguiente no podría ni mover el cuello…
Sonrió, podía escucharla insultándolo por ser tan insensible y no despertarla.
Un impulso salido de lo más profundo de su ser le invitaba a acariciar su cabello, pero tan rápido como su mano se levantó la retiro… No sería inteligente de su parte hacerlo, la conocía y sabía que al sentir su caricia se despertaría alarmada, sólo una vez había cometido ese error y aunque ella no se lo reprochó, el pánico en sus ojos le hizo comprender que no había sido una buena idea.
La aterrorizaban unas simples caricias…
-Cuanto te han herido mi princesa...- Susurró mirándola con dolor…
Con delicadeza movió su hombro para despertarla suavemente y cuando vio como esos ojos tan parecidos a las esmeraldas se abrían no pudo más que sonreírle reprimiendo todo lo que había estado pensando antes.
-Déjame llevarte a tu habitación- Le dijo retirando la cobija que la cubría, la muchacha frunció el ceño confundida.
-Yo puedo hacerlo- Se quejó mientras rascaba sus ojos -¿Qué hora es?-
-Pasadas las once, yo… acabo de llegar- Confesó apenado acercándose a ella para tomarla en sus brazos, por unos segundos se perdió en sus pensamientos y se rio al escuchar el gritito ahogado que soltó
-Nos vamos a caer- murmuró mientras sentía como sus brazos le rodeaban el cuello y escondía la cabeza en el hueco de su cuello…
Suspiró
-Me ejercito a diario y tú no pesas nada enana -
-La escucho bufar -Serás tonto… ¿En dónde estabas? - musito haciendo un mohín, parecía una niña enojada.
Sin poder dejar de sonreír la deposito suavemente sobre la mullida cama -Con algunos compañeros de clase y luego lleve a Yukito a su casa, siento no haberte avisado pero perdimos la noción del tiempo y… -
Sakura frunció el ceño y con un movimiento de sus manos lo hizo callar. –Descuida, no necesito detalles…- Gruñó arrugando la nariz.
Su semblante cambió drásticamente, su expresión se endureció y eso en ella no era común…
-¿Estas bien?- Quiso saber estudiando sus reacciones, ella desvió su mirada hacia algún punto de la pared de enfrente y sonrió con desgana.
-Sí, sólo tengo sueño- Murmuro finalmente poniendo su atención en él… No necesito más que mirar sus ojos para saber que mentía, pero no iba a presionar, si no quería decirle nadie la haría cambiar de parecer… Aunque eso no evito su molestia, le frustraba hasta lo indecible que se escondiera en sí misma.
- Bien, te dejaré dormir – Dijo arreglando la colcha y emprendiendo el paso hacía la salida pero una cálida mano tomando la suya lo detuvo.
Se giró y fue inevitable perderse en ese mar verde...
-Xiao…-
-¿mmm?-
La vio dudar pero finalmente lo miró con determinación -Tu… ¿Sabes que puedes confiar en mí verdad?- preguntó mordiéndose el labio.
Shaoran puso los ojos en blanco ¿Por qué se ponía tan misteriosa? ¿Por qué no le decía lo que la molestaba?
-Sakura ¿Qué sucede?- Cuestionó una vez más mientras se sentaba a su lado, la muchacha se mordió el labio nuevamente y él no pudo evitar tensarse, la sintió jugar con sus manos… sin duda alguna quería decirle algo.
Pero la vio sonreír mientras negaba con la cabeza.
-Déjalo, sólo son tonterías mías… ¿Puedes quererme un ratito?- Le pidió haciendo un tierno puchero.
Puedes quererme un ratito
La muy manipuladora sabía cómo desviar su atención pero no se quejó ¿Hace cuánto no escuchaba eso? Era una frase tan de ellos, con ella solían pedir mimos, una forma fácil y poco cursi como diría Sakura.
Y luchando consigo mismo no pudo más que recostarse con ella mientras acariciaba suavemente su cabello, tal y como había querido hacer desde hace un rato, no cruzaron más palabras y cuando la sintió quedarse profundamente dormida salió de aquella habitación…
Cada vez era más difícil.
Esta historia se esta poniendo rara jajajaja, espero que les haya gustado este capitulo y de nuevo un millón de gracias por tomarse un momentito y acompañarme en esta aventura, les deseo un excelente fin de semana.
Les mando muchos besos y abrazos a todas, hasta el próximo sábado dios mediante.
Marilin.
