¡Hola! Después de unas cuántas semanas donde incluso el Covid apareció por acá, por fin pude editar y terminar de escribir ¡Yey!
Primero que nada quisiera agradecerles la paciencia y sobre todo el que hayan estado tan al pendiente de la historia, sus comentarios fueron esenciales para animarme a escribir a pesar de que las musas muchas veces decidían escapar. Por ello les agradezco a tod s y cad una por su apoyo.
Elizabeth
cerezoesmeralda277
Sakiali12
Maria Espinoza
mierii
fabiolaosorio88
Sandra Matute
Spi
euberoma
Li
Kurumy
Azul Ceruleo
YreSu
Guest
Y a todos/as los que han leído mis locuras fielmente en modo fantasmita ;D. A tod s muchas gracias. Hoy es un día especial porque llegamos al final de ésta historia, me sucedió lo mismo que con el capítulo anterior, mi idea es hacer un capitulo corto y cuando me doy cuenta llevó un montón de páginas, por lo que, para no hacerlo tedioso lo divido en dos.
Espero les guste mucho, lo he leído veinte mil veces y editado cada vez que lo leo, aún así pueden irse algunos errorcillos, por ellos me disculpo, en algún momento los he anotado e iré corrigiendo luego.
Ya sin más preámbulo los dejo con este par de capítulo.
Un gran abrazo.
Capitulo VIII
"Si me ves por alguno de tus pensamientos, abrázame que te extraño"
Julio Cortázar
Las casas de nuestra calle pasaban a mi costado conforme iba avanzando, en mi intento por salir rápidamente de casa, olvidé por completo avisarle a Tomoyo sobre mi visita, por lo que estaba buscando un lugar lo bastante iluminado y seguro para detenerme, esta zona de Tokio no era particularmente peligrosa pero no tenía vidrios polarizados así que cualquiera podía ver fácilmente que era una chica sola, mejor ser precavida.
Tras varios kilómetros por fin pude detenerme frente a lo que parecía ser un club nocturno, estaba abierto a esas horas, me tranquilizó un poco que en la entrada hubiesen varios guardias apostados velando por la seguridad.
Tome mi celular y testeé rápidamente aguardando luego hasta que Tomoyo leyera mi mensaje, por suerte no demoró demasiado y tras un escueto "te esperamos" continúe mi camino esta vez con una preocupación menos en la cabeza.
Trataba de mantener mis emociones a raya pero a veces era inevitable soltar una lágrima o dos, sobre todo al pensar que mi mejor amigo me había utilizado como tapadera… Era la única conclusión que encajaba en todo este extraño juego, no me constaba lo que estaba ocurriendo en esa habitación y tampoco quise comprobarlo, la imagen de un desconcertado Shaoran todavía estaba grabada en mi cabeza pero las palabras y los sonidos eran bastante sugerentes ¿Qué otra cosa podía estar pasando?
Mi pecho dolía y me sentía utilizada, sabía que la única salida a todo este enredo era sincerarme con él y aclarar todo de una santa vez pero ahora mismo no me sentía capaz, sólo necesitaba un punto de vista diferente, alguna explicación objetiva porque todas las conclusiones que cavilaba sólo me causaban dolor, sabía de mi tendencia a exagerarlo todo y siempre pensar lo peor de los hombres, aunque este último fuese la persona en la que más confiaba.
Tras unos cuantos minutos conduciendo me restregué los ojos en un intento inútil por desaparecer el rastro de humedad, poco después pude divisar la entrada a la zona residencial donde vivía Tomoyo, tome mi celular y ubique la app que me dejaría entrar, la invitación de mi amiga ya aparecía en pantalla y tras aceptarla la puerta se abrió como por arte de magia, no pude evitar una exclamación de asombro, no era muy dada a la tecnología y por eso estas cosas no dejaban de impresionarme por muchas veces que las viera.
El caminito hasta el edificio lo recorrí muy lentamente, forcé la vista para lograr dar con la torre correcta pues a cada lado de la carretera había al menos unos diez edificios de gran tamaño, todos exactamente iguales, en mi defensa mi mejor amiga no tenía más de cinco meses de haberse mudado aquí con su novio y yo no la frecuentaba demasiado.
Tras quejarme por enésima vez sobre lo idéntico de cada fachada advertí la presencia de Meiling en una de las entradas, así que tras saludarla a lo lejos finalmente decidí estacionarme
Antes de bajarme revisé mi aspecto en el espejo, la oscuridad no me ayudaba demasiado pero al menos pude hacerme una coleta decente y sacudirme la enrojecida nariz.
Agradecí una vez más que mi pijama fuese una sudadera y un pantalón de algodón deportivo, cualquiera que me viese pensaría que estaba por ahí corriendo o haciendo algún deporte.
-¿Podemos hablar un momento?- Me preguntó, la miré sintiéndome confundida, su semblante no era el habitual.
-Sí, claro- balbucee
La seguí por un largo e iluminado corredor hasta dar con un gran jardín cubierto de césped, flores y árboles, continuamos nuestro camino y tras una puerta de vidrio podía apreciarse una enorme piscina techada, el suelo estaba cubierto por listones de madera oscura, la iluminación era tenue, casi romántica, pude fijarme en que habían un montón de tumbonas desplegadas, imité a mi amiga cuando se sentó sobre una.
Eran muy cómodas.
-Shaoran llamó hace un rato- Dijo con aire pensativo
Una punzada de inquietud se instaló en mi pecho.
-Ya veo- Respondí brevemente mientras sentía mis ojos humedecerse, respire un par de veces para disipar las lágrimas.
-Sakura ¿Recuerdas el día en el que lo recibimos en el aeropuerto?-
-Si, como olvidarlo- Murmuré rememorando mi monumental metida de pata.
-Cuando mi primo Shaoran llamó desde Hong Kong para decirme que vendría a Japón a terminar sus estudios me sentí muy feliz, así que me ofrecí a buscarle un buen lugar para quedarse, en ese momento no había pensado en ti… Simplemente quería ayudarlo a sentirse más cómodo porque sabía la situación que podría venir-
-Sí, algo de eso nos dijiste-
-Para ese momento tu y yo estábamos buscando una compañera porque yo me trasladaría pronto a Tomoeda para entrar a la misma escuela de leyes donde estudió mi padre, así que tras pensarlo muy detenidamente me pareció perfecto. Vivíamos en una buena zona, el costo del alquiler no era muy elevado y además quedaba cerca del campus. Estábamos necesitando una compañera y Shaoran necesitaba un lugar para vivir ¡Era perfecto! Sólo había un problema…-
-Yo- Murmuré amargamente
La escuché suspirar.
-El problema era que estábamos buscando una compañera y Shaoran es hombre. No creas que fue una decisión que tomé de un día para otro, ni que fue algo improvisado… En realidad lo pensé muchas veces, trate de poner en contexto sus personalidades y conforme más lo analizaba más perfecto me resultaba, de alguna manera supe que Shaoran y tú se llevarían muy bien, tú tienes cualidades que él necesitaba y viceversa-
Lo pensé por un momento, nuestras personalidades eran opuestas y de alguna forma él me ayudaba a ser más organizada y disciplinada mientras que yo… bueno, lo ayudé a relajarse un poco -Claro, tiene sentido- murmuré.
-Sí, te conozco desde los ocho años Sakura y aunque no lo creas me duele mucho cuando veo lo difícil que ha sido levantarte cuando el mundo se te vino encima, has superado muchas cosas y yo quería ayudarte a salir de ese círculo vicioso en el que estabas, así que te manipulé de la peor manera y aunque sé que tal vez después de esto no quieras verme nunca más, no me arrepiento de haberlo hecho- confesó con firmeza.
Sentí como se me iba la sangre del rostro…
-Mei, no me manipulaste… ¿Por qué crees que me alejaría de ti? Eres mi amiga yo no podría...-
-Por qué te hice creer que a mi primo no le gustaban las mujeres, aunque no mentí en nada de lo que dije ese día, sabía perfectamente que distorsionando la historia tu así lo pensarías y tal vez eso te haría sentir más segura sobre el hecho de vivir con un hombre que además era un completo extraño.-
Sentí que mi corazón dejaba de latir, ella no podía estarme diciendo eso.
-Pe… pero él y sus actitudes… yo lo escuché hace un rato con Tsukishiro...-
-¿Qué fue lo que escuchaste exactamente?-
Enrojecí
-Pues que estaban metiéndose unas cosas y Shaoran decía que era un inexperto…-
Escuché una risita y luego un largo suspiró.
-Códigos, pequeño gatito curioso, de eso se trata la programación, de introducir códigos…-Comentó pensativa - Shaoran me dijo que eso estaban haciendo cuando escucharon un ruido en la sala, cuando fue a investigar tú estabas sobándote el pie y hecha una furia, también me dijo que lo acusaste de ser Gay-
No pude evitar cubrirme el rostro con las manos, me sentía la idiota más grande de este mundo…
Esto no podía estarme pasado
-En otras circunstancias no habría podido sonsacarle tanta información pero estaba tan desconcertado que me lo dijo todo sin chistar y yo le confesé que todo era mi culpa y aunque no entramos en detalles, se quedó más tranquilo y me pidió cuidarte-
-¿No estaba enojado?- Cuestioné con el alma en los pies.
-En principio sí, pero creo que se sintió más tranquilo cuando le dije que se trataba de un mal entendido, además … Siempre estuvo preocupado, más allá de todo, quería venir a buscarte pero no lo dejé, le prometí que estarías segura aquí-
-Soy una reverenda idiota-
Me quejé sin poder frenar esta vez las lágrimas.
-No, no lo eres… simplemente has vivido muchas cosas feas Sakura, cosas que muchos no podemos ni imaginar y es normal que trates de defenderte, que vivas a la defensiva. Por eso quise ayudarte, de alguna forma pensé que Shaoran podría derribar los muros que tenías a tu alrededor.
Sollocé -¿Y si las cosas hubiesen salido mal?-
-Tenía un plan b, te dije que lo pensé todo… Yo había rentado un departamento que estuvo desocupado por un par de meses, pero cuando vi el brillo en tus ojos al hablar de mi primo cancelé el contrato y no sabes la alegría que me dio hacerlo ¿Sabes por qué vine éste fin de semana?-
Negué
-Porque ayer Tomoyo me envió una hermosa fotografía ¿Te la muestro?-
Asentí.
Tras rebuscar en su teléfono me dejó verla y el corazón se me arrugó, sentí más lágrimas saladas recorrer mis mejillas. En la pantalla estábamos nosotros dos, no supe identificar el momento exacto pero había sido en el festival, estábamos hablando, se nos veía muy sonrientes y Shaoran me acariciaba la mejilla mientras que su otra mano estaba entrelazada con la mía… Sólo Tomoyo podía capturar un momento así.
-Es hermosa- Murmuré con voz quebrada.
-Lo mismo pensé, se los ve muy felices… Supe que era el momento de decirte la verdad y aunque me hubiese encantado hacerlo ayer, las cosas se complicaron un poco y no pudimos vernos, por eso te esperaba hoy Domingo-
-Ya veo-
-Sakura ¿Qué sientes por mi primo?-
La pregunta me tomó por sorpresa, lo pensé detenida mente.
-Shaoran me gusta mucho y creo… que algo más que eso.-
-Entonces no estuve tan equivocada…- dijo para sí misma - ¿Me odias?-
Mi cabeza estaba tan embotada que necesité pensarlo por un momento, no…No la odiaba, jamás podría hacerlo, yo también mentiría por un amigo sobre todo si era por ayudarlo.
-No Mei, sólo estoy enojada… ¡Me da tanta rabia conmigo misma!- me quejé cerrando las manos en puños - Creo que una parte de mí se aferró a esa estúpida mentira. Desde el principio por alguna razón yo también necesitaba darle una oportunidad a Shaoran, me hablabas tanto de él que sentía que ya lo conocía y el "saber" que no me vería como una mujer me ayudó a confiar en él… Soy una imbécil ¿Cómo pude no darme cuenta? ¿Todos lo sabían?-
Suspiró
-No, sólo se lo consulté a Tommy y me dijo que no estaba de acuerdo pero aun así seguí y debo decir que cuando conoció a Shaoran llegó a pensar también que era un poco… peculiar, tuve que aclararle todo por supuesto.-
Tomé el pañuelo que me tendió agradeciéndole con la mirada -Entonces no estoy tan loca-
La escuché reír
-No eres la única que tiene sus traumas-
-¿A qué te refieres?-
-Como ya sabes Shaoran es el único hijo varón de mis tíos, sus cuatro hermanas son mucho mayores que él por lo que desde muy pequeño tuvo que lidiar con hormonas, días del mes y dramas adolescentes- Rió –Por eso no debe extrañarte que sepa siempre que hacer o que decir en ciertos casos, recuerdo verlo con chocolates en los bolsillos cuando sus hermanas estaban histéricas, era la única forma de calmarlas, por eso desde los cinco años siempre inventaba excusas para que sus padres lo dejaran viajar a Japón-
-¿Tan pequeño?-
Asintió
-Sus hermanas lo volvían loco, pobre… Y aunque yo también era una chica, debo decir que para ese entonces y aún hoy, soy un poco masculina, ya sabes que me siento mejor rodeada de chicos… Cuando Shaoran venía de visita jugábamos futbol, practicábamos artes marciales incluso una vez construimos una casa del árbol- Dijo emocionada –Espera, hace unas semanas le envié una fotografía para molestarlo- Dijo rebuscando en su teléfono.
-En ese momento teníamos doce años y fuimos con papá al bosque que está detrás de la casa, él nos supervisaba y nos ayudaba a construirla… Ah mira ¡Aquí está!-
Me mostró su teléfono y se podían ver sus dedos sujetando una vieja fotografía, en ella había una chiquilla de largo cabello negro y coletas y a su lado… un tierno Shaoran con mejillas regordetas y su acostumbrado cabello desordenado, pude constatar lo que me había dicho sobre su acné, lo que llamó mi atención fue que se veía a Meiling tapándose la nariz y a un muy enfurruñado castaño.
-¿Por qué te cubrías la nariz?- Pregunté devolviéndole el teléfonos, su risa melodiosa me contagio un poquito.
Sus ojos se volvieron soñadores.
-Ese día estábamos por terminar la casa del árbol, aquí estaba empezando el Otoño así que habían hojas y madera seca por todos lados, necesitábamos terminar una de las paredes, así que fuimos a buscar un poco de leña. Nos separamos y para mi desgracia me encontré de frente con una mofeta… - Abrí mucho los ojos, Mei sufría de Zoofobia –Y me puse como loca, empecé a gritar y el jodido bicho intentó a seguirme, Shaoran trató de ayudarme distrayéndolo para que yo pudiese subir a la casa del árbol, así que fue rociado con… con lo que sea que hagan esas bestias- arrugó la nariz
-Cuando se sienten amenazados expiden una sustancia que les sale del trasero- Murmuré recordando un viejo documental de televisión.
-Pues eso ¡Qué asco!- Se quejó estremeciéndose –Shaoran olía a drenaje tapado y todo por defenderme- sonrió –Ese día cuando llegamos a casa mamá nos soltó una reprimenda de aquellas, pero contradictoriamente nos sacó una fotografía- Rio poniendo los ojos en blanco –Fue todo muy gracioso, excepto para el pobre Shaoran, paso más de tres días dándose baños con sumo de tomate-
No pude evitar reír.
-¿Te das cuenta?- Cuestionó mostrándome nuevamente la fotografía –Este chiquillo de doce años se enfrentó a una apestosa mofeta sólo por defender a su prima y para mi pesar debo decir que hubo muchas otras ocasiones en las que me defendió de brabucones y no sólo a mí, también a sus hermanas, aunque fueran mayores y lo volvieran loco con sus tonterías. Éste chiquillo de gran corazón fue el que te presenté aquel día y en manos de él puse a mi mejor amiga ¿ahora lo entiendes?-
Mis ojos se llenaron de lágrimas conformé el dolor se extendía por mi pecho.
-Y a ese chiquillo le hice una escena patética. Me atreví a dudar de él a pesar de todo lo que ha hecho por mí. – Dije con voz ahogada mientras mi amiga me abrazaba.
-Shaoran es un chico muy noble y tiene un corazón que no le cabe en el pecho, es tan peculiar por las cosas que ha vivido, sé lo que pensabas de él y por eso te conté esta historia, después de eso empezó a coleccionar perfumes y lociones, creo que le quedó ese pequeño trauma…-
-Ahora lo entiendo, todo lo que vivimos nos moldea, para bien o para mal- Sollocé - También me explicó que lo molestaban por su acné-
-Sí y porque tenía unos cuantos kilos de más ¡Pero debiste verlo a los quince!- Comentó entusiasmada - Tenía babeando a media escuela, las hijas de los socios de sus padres estaban enloquecidas con él, no sólo se deshizo del acné, también intensificó sus entrenamientos, supongo que lo has visto ligero de ropa- Murmuró sugerente, le di un golpecito en el brazo.
-Eso me dice que si- Rio con picardía.
-Veo que ya arreglaron las cosas- Escuche a Tomoyo decir, me separé de Mei para verla mejor, llevaba en sus manos unos tarritos de helado y unas cuantas galletas.
-¿Puedo unirme?- Cuestionó sonriente, Mei y yo asentimos recibiendo lo que había traído.
-Hablamos de lo bueno que esta Xiao Lang- Le comentó Meiling, enrojecí hasta la punta de mis pies.
-En realidad- Mire feo a mi amiga –Hablábamos de su personalidad.
-Oh sí, me encanta que tenga tan buen gusto para la moda- Estuvo de acuerdo Tommy así que continuamos con la charla hasta bien entrada la madrugada.
A pesar de tener las cosas más claras y de la charla con mis amigas, mi cabeza seguía siendo un hervidero de ideas y pensamientos aturdidores, así que no pude pegar un ojo en toda la noche. Había tantas emociones contradictorias dentro de mí, que resultaba complicado sacar una conclusión de todo el embrollo.
Por un lado la rabia hacía mi misma, hacia mi tendencia a sobreprotegerme, hacía el hecho de tener tanto miedo de todo y de todos, por otro lado la vaga esperanza de que tal vez todo lo que estábamos viviendo… los besos, las caricias y ese coqueteo fuese real, después la sensación de que las cosas pudiesen salir mal por mi causa y por último la vergüenza… ¿Cuántas veces me había visto semi desnuda o en alguna situación comprometedora? ¿Qué pensaría entonces?
Ahora, desde esta perspectiva ¡tantas cosas tenían sentido! Esa manera intensa de mirarme, la incomodidad que a veces mostraba ante mi ligereza y su actitud esquiva… Joder, habíamos dormido juntos.
Bah, no sólo dormido, en realidad Shaoran y yo habíamos compartido tantas cosas y de tantas maneras que resultaba completamente absurdo saber que nada era como yo creía…
¿Y ahora qué?
Las horas transcurrieron implacables, mi mente no paraba un jodido segundo hasta que el cansancio acumulado fue demasiado y aún en sueños no dejaba de cuestionarme tantas cosas… No supe cuánto tiempo había pasado exactamente, pero cuanto abrí los ojos ya al menos el sol había salido, así que decidí salir a comprar el desayuno.
Me encaminé hacía el baño pensando que tal vez mis amigas tardarían mucho más en despertar, apenas eran las ocho pero teniendo en cuenta que habíamos estado hablando hasta casi las cinco…
Trate de hacer algo con el nido de pájaros al que llamaba cabello pero después de unos minutos me di por vencida, lo recogí en una coleta alta, me enjuague la boca con un poco de dentífrico y me lave el rostro con agua helada en un intento de que luciera menos inflamado, me daba un poco de vergüenza ir por ahí pareciendo un sapo, mis parpados estaban terriblemente inflados… Como si un montón me abejas me hubiesen picado ahí.
Pero era normal después de todo, no recordaba haber llorado tanto desde hace mucho tiempo.
La calle que atravesaba todo el completo residencial estaba desierta, había decidido ir andando hasta un Starbuks que según el GPS de mi celular estaría a unas ocho cuadras, lo suficiente para distraerme y tener un respiro pero sin el peligro de perderme. Estaba totalmente embotada y no era capaz de llegar a ninguna conclusión sobre mi vida en aquel punto.
Los arboles de la zona ya pintaban sus hojas de ese característico color naranja, no pude evitar sacar mi teléfono y hacer una fotografía de un hermoso pasillo de hojas secas, los arboles apostados en esa zona lo hacían ver como una especie de puente naranja… Una imagen muy típica de la estación, pero no por eso menos hermosa, con cada paso me enfocaba en sentir el aire en mis pulmones, detalle a las pocas personas que pasaban junto a mí, algunas haciendo ejercicio y otras paseando a sus perritos, me llamo la atención un pequeño parque a un par de cuadras de mi destino, no estaba concurrido… Al contrario, no había un alma y a pesar de ello me atraía como la luz a una polilla, se respiraba una paz tan inmensa que fue inevitable no terminar sentada en una de las bancas mirando todo y nada a la vez.
Perdí totalmente la noción del tiempo hasta que mi celular sonó, me topé con un mensaje de Mei, le respondí rápidamente que había ido por el desayuno, les había dejado una nota sobre la mesa de noche para no despertarlas, me encargó un pastel de queso y con ello continué mi camino.
Cuando compre lo necesario retorne mi camino a casa de Tomoyo, era bastante largo por lo que no me atreví a llevar ninguna bebida caliente, aparte de los pastelillos y pasteles sólo pedí un batido de fresa para recargar energías.
Tras saludar al guardia de entrada y que me permitiera ingresar nuevamente caminé con pereza mirando atentamente los autos que estaban aparcados, no exageraba al decir que todas las jodidas torres eran exactamente iguales, incluso los adornos que reposaban en los recibidores todos y digo todos eran idénticos.
Bufé
Cuando divisé el mío cruce la calle para ingresar al edificio pero en el porche, sentados sobre una banca de madera pude reconocer a Meiling y a mi mejor amigo conversando o más bien discutiendo… El corazón se me fue a la garganta…
No estaba lista para esto ¡No podía verlo a la cara!
Todavía estaba a una distancia prudente, podía volver mis pasos y… ¿Y qué?
Necesitaba mi auto para marcharme de ahí y si lo encendía llamaría la atención, otra opción era esconderme detrás de algún arbusto hasta que se fueran o que se yo…
Pero para mí desgracia mis pensamientos escapistas se vieron frustrados ante una mirada carmesí que me dejó pegada al suelo, Meiling me había visto y ahora extendía su brazo para saludarme y después de ella me topé con la mirada de Shaoran… No pude leer ninguna emoción en esa expresión de hielo.
Con un suspiro obligue a mis pies moverse, con cada paso mi corazón latía más a prisa, a pesar de llevar una bebida fría sentía mis manos sudar.
-¿Conseguiste mi pastel de queso?- Preguntó curiosa Mei cuando llegue hasta donde estaban, la conocía lo suficiente como para saber que era su manera de romper el hielo.
-Sí además traje unos cuantos ponqués para desayunar- comenté casualmente dejándole la bolsa a Mei, a pesar de nuestros intentos por aligerar el ambiente la tensión podía cortarse con un cuchillo.
-Me llevaré mi pastel y un par para Tomoyo, les dejaré estos para que puedan hablar tranquilamente- Murmuró y tras darme una mirada significativa se giró en sus talones y enfiló hasta entrar al edificio que estaba a nuestras espaldas.
Estuve tentada a seguirla…
-¿Tienes hambre?- Pregunté mientras me sentaba y tomaba un ponqué con chispas de chocolate, definitivamente no podía verle a la cara.
-No te preocupes- Dijo mostrándome un vaso enorme, supuse que sería alguno de sus batidos de proteínas.
Me encogí de hombros guardando el desayuno y dejé a un lado la bolsita, la verdad era que no tenía nada de apetito.
-¿Llegaste hace mucho?- Cuestioné bebiendo mi malteada sólo por hacer algo.
-En realidad hace casi una hora- Dijo simplemente, no percibí molestia en su tono, era más bien monótono… plano.
Suspiré
-Ya veo… ¿Ustedes…-
-¿Siempre lo pensaste?- Preguntó de pronto, me tensé y sin atreverme a mirarlo asentí, sabía a lo que se refería.
-De alguna manera me aferré a esa idea desde el inicio. Creo que lo necesitaba. No lo cuestioné y conforme pasaba el tiempo más me convencía a mí misma- Murmuré.
-Entonces… por eso decidiste confiar en mí- Reflexionó más para sí mismo – Al pensar en que no me resultabas atractiva por "mi orientación sexual" te fue más sencillo convivir conmigo-
Suspiré
-Sí, la convivencia fue muy rara al menos en principio… estaba acostumbrada a siempre tratar con mujeres, vivir con un chico al que además no conocía definitivamente no estaba en mis planes, pero después empecé a conocerte y… ya sabes el resto.-
-Ya veo- dijo dando otro sorbo a su bebida y se hizo un silencio bastante incomodo, en ese momento no pude evitar mirarlo, aunque su rostro se mantenía inexpresivo, como si estuviésemos hablando del clima, las sombras debajo de sus bonitos ojos me decían que tampoco había tenido una buena noche, el remordimiento llegó al ser consciente de que era la responsable de su malestar.
-¿Podrías perdonarme?- Dije esperando encontrarme con sus ámbares pero su mirada iba en otra dirección y podría jurar que hasta lucían más apagados y enrojecidos. –Nada justifica mi comportamiento lo sé, pero…-
-Descuida… Aunque debiste saber que yo nunca haría nada de "eso" estando tú presente, ni siquiera con una mujer. Sería algo… bajo por decir lo menos.-
Asentí, tenía toda la razón, jamás había llevado a una chica a casa… en realidad jamás lo había visto con una chica.
-Lo sé- murmuré avergonzada –No sé qué me pasó, ayer simplemente me cegué, no me detuve a analizar nada-
-No es un reclamo- Aclaró con voz conciliadora -En realidad… eso me hace cuestionar muchas cosas ¿Sabes?- Murmuró una sonrisa triste -Me da la sensación de que soy un completo desconocido para ti, no soy el Shaoran que creías conocer, por eso y muchas otras cosas…- Me miró a los ojos por primera vez desde que llegué –He estado viendo algunos departamentos en la cuidad, es muy probable que al regresar de Hong Kong ya tenga la posibilidad de mudarme- Confesó jugando con la pajilla del vaso que tenía en las manos, mi cuerpo se congeló… mierda sentía como si me hubiesen abierto un tajo en el pecho…
¿Por qué? ¿Por lo de ayer?...
No, dijo que tenía tiempo buscando un departamento ¿Por qué quería irse?
-¿Por qué?- Cuestioné sujetándome a los últimos cimientos de entereza que me quedaban, tal vez si entendía la causa podía darle alguna solución y que olvidara esa idea…
¡No quería que se fuera!
-¿Por qué?- Repitió pensativo para luego suspirar – Es que necesito mi propio espacio Sakura, ya estoy por graduarme y empezará una nueva etapa. Además- Me miró con algo que no supe identificar –Lo último que quisiera sería que te sintieras incomoda en tu propio hogar, conmigo allí…-
-Entiendo lo del espacio pero todavía quedan algunos meses para la graduación, entre tanto prometo darte todo el que necesites… Y por lo demás… Yo jamás podría sentirme incómoda contigo, eres mi mejor amigo, de las personas en quien más confió… Sólo necesito adaptarme a las cosas nuevas.- Terminé mirándolo con todo el deseo de que cambiara de opinión.
–Quédate conmigo- Insistí
Sentí su mano tomar la mía y miles de sacudidas me atravesaron, inevitablemente me tensé y lo miré confundida cuando me soltó repentinamente para alborotarse el cabello.
-No puedo Cerezo, ya es una decisión tomada. No debes preocuparte por conseguir una compañera, yo mismo la buscaré y entre tanto seguiré cubriendo mi parte…-
-Es lo de menos- Exclamé sintiendo mis ojos inundarse, me mordí los labios para tomar fuerza de algún lado y no llorar. Al fin estaba ocurriendo, esto era lo que más había temido… Siempre traté de no incomodarlo, de no involucrarlo tanto en mis problemas, justamente para evitar esto… justamente para que no se fuera.
-¿Tan complicado es vivir conmigo?- Cuestioné reteniendo las lágrimas ¿Por qué lo necesitaba conmigo? ¿Por qué sentía que con él se iría una parte de mi misma? No es como si jamás volvería a verlo ¡Viviríamos en la misma jodida ciudad! ¿Por qué me dolía tanto?
-…-
Su silencio fue la respuesta que necesitaba, claro que era complicado vivir conmigo, había hecho las cosas mal y tal vez lo de ayer era lo último que soportaría, no podía ser egoísta, no podía culparlo… Aunque doliera debía darme por vencida, debía dejarlo ir.
-Ya veo- Respondí ante su mutismo, intente sonreír aunque el mundo se me estaba viniendo encima, no lo miré directamente porque ya no podía luchar contra mis lágrimas, sería bochornoso que me viese en este estado, no quería su lástima ni la de nadie, afrontaría este dolor como tantos otros, finalmente todo había sido mi culpa.
-En ese caso no hay nada que pueda hacer ¿verdad?- Dejé los pastelitos sobre el banquito donde estábamos sentados y me incorporé – Lo de la renta no es necesario y no debes preocuparte por mi compañera, creo que también necesito mi espacio… al menos por un tiempo- Confesé tratando de que mi voz no se quebrara –Nos vemos después- Me despedí y caminé sin mirar atrás, no iba a hacer un drama por esto, avancé rápido mientras las lágrimas salían con toda libertad y me empañaban la vista, mi pecho dolía como si miles de agujas estuviesen atravesándolo, no podía respirar sin sentir dolor… Era jodidamente frustrante
¡¿Por qué me dolía tanto?!
-¡Espera!- Sentí su mano apresar mi muñeca, trate de soltarme con toda la rabia que sentía pero fue inútil, él era mucho más fuerte que yo y con insultante facilidad me giró para que lo encarara, aun así no levante el rostro, me seque las lágrimas con la manga de mi sudadera, siempre fingiendo indiferencia, siempre ocultado mis sentimientos. –Sakura por favor… ¡mírame!- Exclamó con desesperación - Yo no quise decir eso, en realidad no eres tú…
-¿No eres tu soy yo?- Escupí con ironía dejando que mi cabello ocultara mi rostro –No hace falta que lo expliques, yo lo entiendo ¿Vale? Ahora si me disculpas…-
Sus dedos me tomaron del mentón y aunque puse resistencia y desvié la mirada al final lo consiguió y me ahogue en ese mar ámbar, caí una vez más en ese hechizo tan potente e inexplicable.
Había tanta indecisión e inquietud en su mirada, era como si algo estuviese atormentándolo y necesitara dejarlo salir…
-No, no lo entiendes- murmuró acunando mis mejillas, mis piernas estaban temblando mientras yo seguía luchando contra mis emociones… contra el dolor y las lágrimas. – ¿Qué es lo que no entiendo Shaoran?- Cuestioné con tristeza - ¿Qué te cansaste? ¿Qué ya no quieres vivir conmigo por estar tan rota? Lo entiendo, no voy a ser egoísta ¡No te estoy culpando!- Insistí sintiendo como mi voz se quebraba ante la fuerza del nudo que la apresaba, las lágrimas bajaron por mis mejillas y no podía hacer nada por ocultarme ¡maldición! Sus manos me lo impedían…
-Lo que no entiendes es que jamás me cansaría de ti, no es complicado vivir contigo por cómo eres Sakura, ya te lo he dicho… eres la mujer más maravillosa que conozco.- Respondió secando mis lágrimas con sus dedos… ¿Por qué era tan tierno? Me estremecí, podía jurar que moriría allí mismo ¿Cómo podía hacerme sentir tantas cosas? Las horas en vela, las emociones reprimidas ese calor que me trasmitía, todo era una jodida locura…. Estaba a punto de colapsar.
-Es complicado estar contigo porque me gustas- confesó juntando su frente con la mía, me congelé en mi sitio, en realidad sentí como mi corazón se saltó varios latidos ¿Había escuchado bien?
Su aliento chocaba con el mío, necesité cerrar los ojos por un momento… esto no era real, esto no estaba pasando.
-¿Desde cuándo?- Pregunté voz trémula haciéndome hacía atrás, inevitablemente me soltó y pude ver en su rostro el dolor, era como si no quisiera decirlo, pero lo había dicho… justo ahora cuando sentía tanto miedo, tanta vergüenza, tanta confusión…
El recuerdo de Hiro y todos los chicos que me habían dicho esas palabras se arremolinaron en mi mente.
-Desde siempre- murmuró con semblante culpable –Desde que Mei me hablaba de ti llamaste mi atención, me intrigaba saber quién eras y cuando te vi en ese aeropuerto… simplemente me gustaste, me pareciste la mujer más hermosa que había visto- dijo mientras intentaba acercarse, yo retrocedí por inercia pero eso no lo detuvo, su mano se entrelazó con la mía y nuevamente todas esas sensaciones me atravesaron…
-Después, al conocerte… te abriste conmigo, y al saber de toda tu lucha… te admiré, te tome cariño, te convertiste en mi mejor amiga y aún más que eso. No me preguntes como o cuando porque en realidad no lo sé pero…- Sentí su cálido tacto sobre mi mejilla, sus ojos volvieron a conectar con los míos –Me enamoré de ti Sakura- Confesó y sentí como el suelo desaparecía bajo mis pies, el hormigueo me recorrió desde la punta de los dedos de mis manos hasta la punta de mis pies… Contuve la respiración y fui incapaz de mover un solo músculo.
¿Amor? ¿Él estaba enamorado?
Eso… era demasiado.
-¿Ahora entiendes que el problema soy yo? – Cuestionó con tristeza –Es complicado vivir contigo porque ya no puedo verte como a una amiga Cerezo… Yo te veo como una mujer.- Aseveró acercándose, su aliento chocando con el mío… Yo seguía sin poder moverme, sin pestañear… Estaba congelada. –Eres la persona más especial para mí, la mujer a la que quiero besar cada vez que veo ¡y te veo a diario Sakura! Ya no tengo fuerzas para pelear contra lo que siento, ya no puedo fingir que no me pasa nada y ya no quiero hacerlo.- dijo al fin poniendo distancia, estaba hiperventilando por un momento pensé que me besaría… -Sé que sólo me veías como tu amigo… No. - Se corrigió con ironía –Me veías como tu amiga, y después de esto nuestra amistad se irá a la mierda y lo siento, de verdad ¡lo siento mucho! pero necesitaba que lo entendieras-
Mi mente estaba completamente en blanco, había colapsado y lo único que quedaba era recoger todos los trozos, mis nervios por otra parte estaban en alerta, todo mi cuerpo hormigueaba, estaba hiperventilando y no exageraba al decir que sentí que me desmayaría en cualquier momento, esto era demasiado…
¡Hablar de amor era demasiado!
Me llevé las manos a la cara para secar todo el rastro que aún quedaba de mis lágrimas, nunca dejaron de caer ¿Qué tenía que responder a todo eso? ¡Era una locura! Descomunal para digerirlo en tan poco tiempo, pero… Tampoco quería herirlo, Shaoran era… era la persona que me gustaba, era mi mejor amigo… Y no quería perderlo aun cuando también sabía que no podríamos reconstruir nuestra amistad, no ahora.
Si quería resultados diferentes debía actuar diferente.
¿Pero que podía hacer? Todo era tan confuso, demasiado para digerir.
No iba a lastimarlo, no iba a correr esta vez.
Era una mujer que había cometido muchos errores en el pasado, había dañado a otros en el afán de protegerme y aun cuando estaba tan confundida y a punto de un ataque de pánico yo debía ser fuerte, no podía desmoronarme frente a él, no podía mostrarle cuanto me afectaban sus palabras… No por orgullo, más bien por no hacerle daño.
No supe de donde salió el impulso pero aún con esa sensación de querer salir corriendo me acerque y lo abracé, luche contra mí misma y esa necesidad de huir, de alejarme de todo y evadir todos los sentimientos tan contradictorios que me hacían un lio la cabeza y el corazón.
Mis brazos se aferraron a su cuello y lo sentí corresponderme con fuerza, sus brazos se aferraron a mi cintura e ignore lo mejor que pude la avalancha de sentimientos y emociones que me recorrían.
Estaba colapsando y si no me controlaba saldría corriendo y lo dejaría allí, tal y cómo había dejado a tantos otros chicos…
Los desafortunados que habían tenido la desdicha de quererme.
Lo abracé por él y por ellos, por compensar de alguna forma la actitud que había tenido hasta ahora, ante el deseo de empezar a cambiar.
-Lo siento- Murmuré con voz contenida – Ahora yo…yo no puedo… - Negué mientras me separaba de él, sus ojos estaban enrojecidos… vidriosos.
No Xiao… ¿Por qué tenías que enamorarte?
-Tomaste una buena decisión.- Murmuré intentando sonar serena mientras apretaba sus manos entre las mías para luego retroceder, sus manos me aferraron con fuerza y eso me partió el corazón porque yo… debía irme, debía alejarme de él, debía pensar. –Lo mejor es… poner un poco de distancia- Murmuré mientras más lágrimas corrían por mis mejillas, asintió.
-Sólo necesitamos tiempo- Murmuró aún sin soltarme
-Sí, sólo es tiempo… yo eh… gracias por todo- comenté haciendo de tripas corazón… Me partía el alma verlo tan triste pero es que… estaba luchando, no podía darle esperanzas ¡Ni yo misma sabía lo que sentía!
-¿Por qué te despides?- Preguntó mientras veía como una solitaria lágrima de deslizaba por su mejillas, la secó con rapidez.
Mierda, no quería herirlo… no a él.
La mano que permanecía entrelazada con la mía me jaló con fuerza e inevitablemente me vi volviendo a sus brazos, lo apreté con ímpetu, como si de alguna manera con ese simple gesto pudiese hacerle sentir lo especial que era para mí, como si quisiera borrar el dolor que le estaba causando… Yo no quería esto… pero necesitaba pensar, necesitaba poner en orden mis sentimientos y este no era ni el lugar ni el momento.
-Sé que es lo correcto pero… no quiero Sakura, no quiero alejarme de ti- Confesó hundiendo su rostro en mi cuello, me mordí con fuerza los labios para no dejar escapar un sollozo, me lo tragué como pude.
-No es una despedida lobito- Le aseguré tratando de convencerme más a mí misma que a él. –Sólo te agradezco por este tiempo, sobre todo por tu paciencia- Murmuré
-Te amo tanto Cerezo, por favor…- Confesó mientras yo seguía luchando contra mis sentimientos.
- Yo… debo irme Shaoran- Susurré a punto de desarmarme allí mismo, maldición ¡No podía con tanto!
Lo sentí asentir con la cabeza y retirarse apenas lo suficiente para apoyar su frente con la mía –Lo siento- Se disculpó mientras que una lágrima perdida aterrizaba en mis labios, no supe que catalizó ese impulso pero besé sus mejillas, bese el rastro salado de sus lágrimas y maté el jodido impulso de terminar en sus labios… eso sólo lo empeoraría todo.
¿Qué me estaba pasando?
Me separé con una mueca que pretendía ser sonrisa –Nos vemos lobito- y ante su estupor reanudé mi carrera hacía la seguridad del edificio donde vivía Tomoyo, necesitaba tiempo… Tiempo y pensar en mis sentimientos, en si era lo suficientemente valiente para dar el paso, él se había enamorado de mí, me ofrecía su corazón y no sabía si yo sería capaz de cuidarlo, lo último que quería era herirlo y aunque ya lo había hecho hace unos minutos, tal vez eso era mejor a un daño permanente, yo estaba rota y temía romperlo también.
Tenía tanto miedo.
Caminé con la mirada nublada hasta encontrar el enorme jardín que anoche había llamado tanto mi atención, me senté sobre la banca más alejada y sólo entonces me permití llorar, sacar todo el dolor y la frustración que llevaba dentro.
El tiempo se escurrió sigiloso y despiadado, me senté para apoyar el mentón sobre las rodillas y me abracé a mí misma, tratando de serenarme pero era sólo recordar su mirada… su dolor, para que el jodido mundo se me viniera encima nuevamente.
Cuando al fin decidí entrar me percaté de que mis amigas me habían estado llamando insistentemente, por suerte o desgracia tenía el celular en silencio y dentro de mi bolsillo, no me enteré… Por ello cuando toque el timbre del departamento dos vendavales me recibieron y lloré otra vez, agradecí que Eriol estuviese en Inglaterra, necesitaba quedarme con mis dos mejores amigas.
No sé en qué momento me quede dormida en el sofá de la sala, pero la noche pasó y ya era hora de iniciar mi día, de ir a la universidad y hacer las cosas que se suponía debía hacer.
El mundo no esperaría por mí.
-Hice Tamagoyaki para desayunar- Anunció Tomoyo mientras Mei y yo nos acercábamos a la cocina.
-Eso huele delicioso ¿Necesitas ayuda?- Preguntó Mei mirando más de cerca la deliciosa tortilla de huevo. El olor a café recién hecho despertó mi apetito, anoche apenas si comí algo, eso estaba pasándome factura.
-Sakurita por favor lleva el café a la mesa, Mei en esa bandeja hay un poco de pan...-
Caminé hasta donde estaba la cafetera y vacié el contenido en tres tazas, las coloque con cuidado en una bandeja, tomé un tarrito con azúcar, otro con crema y algunas cucharas, lo llevé todo con más cuidado del acostumbrado… Esa mañana estaba bastante aturdida y torpe.
-Te sienta muy bien ese conjunto- Alabó la amatista, me sonroje porque era su ropa y ella era un poco más bajita que yo, pensé que se me vería corto.
-Muchas gracias, te lo devolveré mañana sin falta-
-No te preocupes, es tuyo. Te queda mejor a ti que a mí-
-Chicas debo irme- Urgió Mei, la miramos sin entender, apenas si había tocado su desayuno.
-Al menos termina de desayunar- Comenté observando como tomaba su bolso.
-No me da el tiempo, lo llevaré para el camino, seguro él no ha comido nada- esto último lo dijo para sí misma.
-¿El?- Cuestionó Tomoyo ayudándola a envolver algunos panes y los trozos de tortilla, la vi suspirar.
-Debo ir por Xiao Lang, irá conmigo a Tomoeda-
La sola mención de su nombre hizo estragos en mi interior, sentí como si me hubiesen sacado el aire de un puñetazo y mi corazón iniciaba su carrera.
-¿Pe… pero no saldría mañana a Hong Kong?- Cuestioné con un hilito de voz, mis amigas me miraron con tristeza.
-Papá necesita enviar algunas cosas a la tía Leran así que le dará un aventón a Xiao mañana hasta el aeropuerto-
-Ya veo…- murmuré alicaída, quería saber si había pasado la noche en el departamento o si había dormido bien, como estaría su ánimo… pero no formulé ninguna, no porque no me importara, simplemente no me atreví, no después de lo que le hice ayer.
-Debo irme, muchas gracias por todo Tommy- dijo abrazando a Tomoyo y luego caminó en mi dirección -¿Sigues sin cambiar de opinión?- Cuestionó la ojirubi, asentí sin atreverme a mirarla.
-No tengo nada que hacer allí Mei, ambos… nos daremos nuestro espacio, si voy hasta Hong Kong sólo enredaré más las cosas, además… es muy probable que decida abandonarme en alguna carretera desierta por haber sido tan idiota-. Bromee para disipar las lágrimas que se me amontonaron en los ojos.
-Pues yo en tu lugar iría y le plantaría un buen beso en pleno aeropuerto, sabes perfectamente que jamás te dejaría plantada… Deberías pensarlo- Murmuró dándome un abrazo –Quiero que sean felices juntos-
Shaoran Pov
Sabía lo que vendría, ese escenario había sido construido en su mente tantas veces y aun así nada lo preparó para verla llorar… Para verla rechazarlo.
Caminaba por inercia a través de los pasillos del edificio, su mente era un caos y la culpabilidad le hacía sentir un pesado nudo en el estómago, introdujo la llave en la cerradura y se quedó allí… La mirada paseaba por objetos comunes, en el día a día incluso se hacían hasta cotidianos, los muebles, la alfombra… Muchos de ellos contaban una historia, una que había llegado a su fin.
Con pesadez caminó hasta la pequeña repisa de la sala, siempre había estado cargada de un montón de cosas, desde recuerdos de alguna fiesta hasta libros, todo desordenado pero en armonía, no pudo evitar tomar el portarretratos que había sido su último regalo de cumpleaños. Allí podía verse a los mejores amigos en un día de acampada…
La fotografía se había tomado el año pasado, cuando ambos estaban descubriendo su amistad, se veía a una muchacha castaña de hermosos ojos verdes ataviada con una gruesa chaqueta, abrazaba a un chico de cabello chocolate y ojos ámbar, ambos sonrientes, ambos felices con una montaña nevada de fondo y la naturaleza a su alrededor… No pudo evitar preguntarse ¿En qué momento fue que empezó todo a derrumbarse?
Tomó la fotografía y algunas otras cosas para luego, con los brazos llenos encaminarse a su habitación, a regañadientes dejo todo lo que había recogido sobre su cama y tras pensarlo un poco tomó varias láminas de cartón, las había guardado bajo de la cama desde que llegó allí, tenía una manía de reciclar casi cualquier cosa.
Poco a poco, la que hasta ese día había sido su habitación fue quedando vacía conforme las cajas iban ocupando el suelo, no iba a llevarse demasiado pues las pocas cosas que había adquirido para uso compartido se las dejaría a ella, sólo tomó lo que consideraba indispensable y sus efectos personales.
No se permitió pensar más de la cuenta, lo único que falto por empacar fue su colcha, se dijo que al volver de Hong Kong pasaría a retirar todo y allí terminaría de guardar lo poco que quedó pendiente, aprovecho de hacer sus maletas, una de ellas sería la que se llevaría a su viaje, no requería demasiado, tenía aún un montón de ropa en Hong Kong.
Por más que trato de verlo de manera objetiva y de repetirse hasta el cansancio que aquello ya estaba planeado, que tendría que irse tarde o temprano, el nudo en su garganta se formó… Tuvo que luchar contra la nostalgia y la culpa para no derrumbarse tal y como lo había hecho horas tras frente a ella.
Cuando estuvo dentro de su auto lo pensó ¿A dónde iría?
Necesitaba estar solo, pensar y tal vez tomar algunas decisiones, no era momento para pedir consejos, ni para escuchar reclamos porque ya con su retahíla mental tenía más que suficiente, al menos para dos vidas más, con un suspiro supo que sus amigos estaban descartados, las calles pasaban y el tiempo corría, condujo sin dirección, simplemente como una especie de terapia para vaciar su mente, dejó que la carretera lo guiara hasta que una enorme infraestructura se travesó en su camino, ya era de noche y las luces de neón encandilaban, el ambiente era bastante animado para ser un Domingo pero eso no le importó, bajó su equipaje de mano y se encaminó hasta el lujoso hotel.
El Lobby no estaba repleto de personas pero tampoco era lo típico para la hora y el día, la recepcionista después de dejarle claro lo colaboradora que podía ser y entregarle disimuladamente una tarjeta con un número de celular que seguramente ignoraría, le explicó que su estadía en la suite Vip contaba con ciertos beneficios, dentro de ellos acceso completo al casino, alberca y bufete… entre otras cosas que sencillamente no quiso escuchar, después de agradecerle escuetamente se encaminó hasta la que sería su habitación al menos hasta el día siguiente en la mañana, tenía planeado ir con su prima hasta Tomoeda a buscar un par de cosas que debía llevar con "suma urgencia" a su madre en Hong Kong.
¡Que dios lo asistiera!
Tendría que hacerse con toda la paciencia y paz mental que pudiese conseguir porque Meiling no lo dejaría un solo segundo tranquilo.
Cuando estuvo en la seguridad de su habitación dejó su equipaje de mano a un lado y se recostó en la enorme y mullida cama, era un lugar bonito, impersonal y enorme, en otro momento tal vez hubiese ido directo a la ducha a darse un buen baño con alguna esencia que lo dejase nockeado…
Pero no ese día.
Ahora sólo podía pensar en un par de ojos verdes.
A pesar de la culpa no se arrepentía de lo que había hecho, las cosas finalmente estaban tan claras como el agua, de alguna manera se había quitado un peso enorme de los hombros pero… también la había perdido como amiga.
Y eso era lo que lo estaba matando.
La conocía, sabía que ahora tal vez estuviese hecha un lio, que probablemente como él, no podría conciliar el sueño esa noche y que se empeñaría en evadirlo hasta que el hecho de no verse se convirtiera en algo normal, no la culpaba, después de todo había vivido y confiado en alguien que no existía.
Él no era Gay.
El chico que había sido su confidente, su cómplice y mejor amiga… no existía.
Sólo estaba él, Shaoran, el imbécil que la amaba, aquel que se moría por tenerla en sus brazos la mayor parte del tiempo, el que podía pasar horas simplemente escuchando sus ocurrencias, el que había pasado noches en vela ante el nerviosismo de sentirla tan cerca, durmiendo con él sobre su pecho.
¿En qué momento todo cambio tanto? ¿Por qué jamás se dio cuenta de lo que en realidad pensaba Sakura?
En lugar de eso prefirió creer que tal vez habría una posibilidad, que tal vez a ella él no le fuese indiferente… Que cuando temblaba era por su tacto y que había querido besarlo porque él le gustaba y si no, porque al menos le daba curiosidad…
¿Qué había sido eso?
¿Lo imaginó todo?
Su forma de estremecerse, los sonrojos, la manera de responder a sus besos, esa mirada tan intensa… ¿Todo había sido producto de una imaginación retorcida y desesperada?
¿Y ahora qué?
¿Olvidarla?
Como si fuese tan fácil.
En el momento en que había probado su calidez, que había tocado el cielo por unas cuantas horas, comprobó que ella estaba tan metida en lo más profundo de su ser que tan sólo pensar en dejarla de lado era… Imposible y doloroso a partes iguales, su pecho pesaba, no podía respirar sin que el nudo en su garganta amenazara con destrozarlo, era potente, pesado y ya no podía seguir haciéndose el fuerte… ¿Para qué?
Estaba solo después de todo.
No había nadie que le recordara lo débil que había sido ante la mujer que amaba y que los sentimientos sólo eran una calle sin salida en la que, irremediablemente se llegaba al sufrimiento. No había nadie que le recordara que el que se enamora pierde y que había dejado su corazón a kilómetros de distancia en manos de alguien que simplemente no lo quería…
No, no había nadie que se lo dijera.
Entonces permitió que el nudo se desatara y silenciosas lágrimas barrieran con todo su orgullo, con toda la dignidad que le quedaba, finalmente en aquella cama de hotel, con la mirada perdida en el blanco techo… Ni si siquiera él mismo podía verse para reprocharse lo patético que estaba siendo.
Pero también se dijo que sería la última, finalmente había una primera vez y una última para todo y esa había sido la primera y única vez que se enamoraría, no estaba dispuesto a pasar por semejante dolor nuevamente.
¿Eso lo hacía un cobarde? Tal vez.
Aún podía escuchar su melodiosa voz preguntarlo en el cumpleaños de Meiling, a tan sólo unos pocos centímetros de distancia, mientras él fingía que quería dormir, cuando la verdad era que moría por probar sus labios, por robarle suspiros de todas las formas posibles…
-¿Es verdad que estuviste enamorado de una chica?-
Y se sintió inseguro, asustado… En esos eternos segundos se cuestionó que pasaría si se lo dijera ¿Lo vería diferente? ¿Dormiría a su lado? ¿Confiaría en él?
Cuan dolorosa había sido su propia respuesta, su sentido de la lógica le gritó que se callara y ante su consciencia herida optó por una media verdad.
-Si Sakura, una vez me enamoré de una chica y es todo lo que diré al respecto ¿Puedes dormirte ya?-
Cuando en realidad había querido decirle que esa chica siempre fue ella…
Tuvo la razón, esa noche no pudo dormir pero paradójicamente empezó el día con una idea en mente y aunque la tristeza era pesada y su pecho dolía, al menos la culpa desapareció dejando a cambio la satisfacción de quien lo entrega todo más allá de las consecuencias.
Ya el tiempo se encargaría de hacer su trabajo si su destino era olvidarla.
Sakura Pov
Había sido un día complicado, partiendo del hecho de que no había pegado un jodido ojo en toda la noche, mi mente ya no estaba tan revuelta, le di el mérito al jodido examen final que me había tenido ocupada durante las primeras cuatro horas de la mañana y claro, la charla con mis amigas.
Aun así, no sabía qué hacer.
Entonces arrastre mis pasos hasta el ascensor del edificio donde vivo e hice nota mental de todos los temas que debía estudiar para el día siguiente, estaba evadiéndolo, lo sabía y también era consciente de que eso me pasaría factura en algún momento, pero también creía que era mejor eso a seguir llorando, a continuar sintiéndome tan miserable, confundida, frustrada y triste.
Con un suspiró y la oscuridad rodeándome entré al departamento, caminé distraídamente hasta la cocina, moría de sed… Bebí directamente del grifo por perezosa, me quedé unos segundos pensando en lo que Shaoran diría al respecto.
"¿Sabes por cuantas tuberías oxidadas pasó el agua que estas bebiendo?"
Si, era un maniático de lo peor, compró un filtro carísimo apenas llegó y siempre me reprendía por lo mismo…
Sacudí la cabeza dejando de lado esos pensamientos, en las últimas horas no hacía más que recordarlo, todo lo que hacía, veía o decía… En todo estaba él.
Y dolía, dolía mucho.
Con pesadez caminé hasta mi habitación, por algún motivo las cosas lucían distintas pero decidí no darle mayor importancia, necesitaba un baño con urgencia y relajarme, tal vez ver alguna película después de repasar los temas que tenía para estudiar.
Las horas pasaban y yo me sumergía en las curvas de la oferta y la demanda, fórmulas que debía recordar y resultados que debía analizar según fuese el caso, no era complicado dado que la lógica permitía deducir el comportamiento de los oferentes y consumidores, el cuerpo me pesaba, tal vez serían las horas de insomnio cobrándome la factura…
No fui totalmente consciente del momento en el que me levante por un poco de leche caliente y alguna galleta, tampoco del instante en el que me detuve frente al televisor al notar algo extraño o más bien, que algo faltaba.
¿En dónde estaba el Xbox?
¿Y las revistas de tecnología?
-¿El portarretratos?- Murmuré al mirar directamente sobre la repisa, allí donde normalmente habría una fotografía de… de nosotros en una excursión.
Tampoco estaban las fotografías de sus hermanas, ni la de su graduación del instituto…
Un vacío se apodero de mi estómago y una leve capa de sudor me recorrió la espalda, el corazón comenzó a latir de prisa al pensar en lo inevitable…
- He estado viendo algunos departamentos en la cuidad, es muy probable que al regresar de Hong Kong ya tenga la posibilidad de mudarme-
Y contra toda orden del cerebro, mis piernas se movieron por si solas, apenas si pude abrir la puerta de su habitación por el poco espacio, todo estaba lleno de cajas y esa imagen fue suficiente para hacerme sentir vacía… Sobre su cómoda no había nada, su armario estaba desierto… Lo único que seguía igual era su cama.
Shaoran se había ido y todo había sido por mí, por mi culpa.
Por no haberme dado cuenta de lo obvio, por mi indecisión…
¡Por mí jodida culpa!
Las lágrimas hicieron su aparición nublándome la vista ¿Todavía tenía más por llorar? La opresión en el pecho era intensa y el nudo en mi garganta era insostenible, no me detuve a pensar en si estaba siendo demasiado dramática, simplemente me hice un ovillo bajo las mantas y aspiré una vez más su aroma siendo consciente de que con el paso de los días desaparecería…
Mire mi teléfono aún con manos temblorosas y sin pensarlo abrí la ventana del Chat que compartíamos, repase cada palabra, tal vez con la intención de encontrar esa tranquilidad que había perdido hacía tan sólo unas horas, con el deseo de decirle…
¿Decirle que?
¿Me respondería acaso?
-Te extraño- Escribí para luego borrarlo al saber que eso sólo arruinaría más las cosas, no podía ser tan egoísta. Si no estaba dispuesta a corresponderle, lo más sensato sería dejarlo ir.
Sería una gran mentira si dijera que no actué como una verdadera idiota, durante horas miré las fotografías en sus redes, sus publicaciones… hasta que el sueño me venció.
-¿Un café?-
La miré sin entender hasta que vi el vaso de plástico en sus manos, le sonreí agradecida, Tomoyo me conocía demasiado bien, agradeciéndole me empiné ese manjar de dioses.
Gemí
-Mocaccino-
Su risita me hizo mirarla nuevamente.
-No te burles… tengo 72 horas sin dormir decentemente- Gruñí
-Ya veo, por eso estás tan irascible- Observó mientras retomaba nuestra marcha -¿A qué hora es tu prueba?- Cuestionó
-Dentro de diez minutos- Murmuré consultando mi celular.
-Perfecto, te acompaño. No vayas a caerte de cabeza por las escaleras con lo distraída que estas…-
Resoplé pero no me atreví a contradecirla, ciertamente estaba en mi nube particular.
Tres horas y un dolor de cabeza después pude salir de ese jodido salón ¡diez preguntas de desarrollo en tres horas!
Perdí la cuenta de la cantidad de hojas que había tenido que escribir, esperaba que el profesor no se molestara por mi letra de hormiguita, había tenido que reducirla considerablemente porque me había quedado sin hojas.
Pero al menos había contestado todo, así que ya podía considerarme una mujer libre de responsabilidades, por lo menos por un mes más, hasta que iniciara el nuevo semestre.
Le envié un mensaje a Chiharu para preguntarle por su examen de estadística, a ésta hora ya debería haber salido, iba tan distraída que no me di cuenta por donde iba hasta que choque con alguien.
-Hoee- Exclamé sobándome la frente, por suerte no iba tan rápido o de otra forma habría dado con el trasero al suelo.
-Lo siento ¿Estas bien?- Preguntó el muchacho con el que accidentalmente había chocado, me tensé por un momento y puse distancia de inmediato.
-No te preocupes, yo tuve la cul…-
Oh ¡¿Tsukishiro?!
-¡Pero si eres tú!- Dijo rascándose la nuca entre divertido y apenado, asentí sin saber que más hacer –Lo siento, estaba distraído-
Negué con fervor ¡Qué vergüenza!
-Por favor perdóname, yo tuve la culpa-
-Está bien, dejémoslo en un empate- Rio divertido, lo miré confundida y eso pareció llamar su atención.
-¿Sucede algo?- Preguntó
-¿No estás enojado conmigo?- Cuestioné algo cohibida, su expresión se acentuó
-¿Por qué habría de estarlo?-
Suspiré, éste chico sí que era un mundo aparte…
-Por lo que ocurrió el domingo- confesé mirando mis pies - Lo siento mucho yo…-
-No tienes por qué ¿Tu amiga estaba de visita no es así?-
Lo miré sin entender ¿Shaoran no le había contado nada?
-No… en realidad no me refiero a eso-
-Entiendo- Murmuró más serio -¿A qué hora es tu próxima clase?- Preguntó sonriendo otra vez, negué.
-Acabo de cerrar el semestre-
-¡Genial! Yo tampoco tengo mucho que hacer, ya es medio día y muero de hambre ¿Quieres almorzar conmigo?-
El corazón empezó a latirme como loco ¡¿Almorzar con él?!
Nosotros dos ¿Solos?
¡De ninguna manera!
-Eh… si claro- Murmuré contra toda mi lógica pero no iba a culparme, le debía una disculpa y además una buena explicación… eso era más fuerte que cualquier cosa.
-Perfecto, conozco un lugar donde hacen una pasta deliciosa…-
El restaurante era bastante rustico pero acogedor, de esos lugares que parece más bien una casa de familia. El concepto llamó mucho mi atención y el sabor de la pasta con camarones que me estaba comiendo era sin duda maravilloso ¡la mejor pasta que me había comido hasta ahora!
-Entonces ¿estabas celosa?- Preguntó pícaro, tuve que meterme un montón de pasta para hacer tiempo, sentía mi rostro arder.
-Esto esta exquisito- Comenté con mi boca hecha agua, era la proporción perfecta de salsa y queso, además estaba gratinado…
-Siempre pido ese platillo por eso, es delicioso pero hoy quise variar un poco.- Aseveró -¿Entonces pensaste que él y yo estábamos saliendo?-
Suspiré
-Sí, parecerá tonto y hasta imposible pero… Siempre creí que a él le gustaban los chicos. Tal vez por eso al verlos juntos yo… malinterpreté todo-
-Ya veo… Por eso no te agradaba ¿O me equivoco?-
Me sentí mareada ¿Se había dado cuenta?
-No… en realidad no es nada contra ti, es sólo que yo… Si, supongo que estaba celosa- Acepté nuevamente como un farolito.
Su risa me hizo mirarlo nuevamente
-Eso quiere decir que lo quieres- concluyó, asentí quedito. – ¿Le confesaste tus sentimientos?-
-No, en realidad… me dijo que yo le gustaba pero no pude, es decir, yo no…Bah es complicado-
-¿Por qué? Creo que ustedes son de los afortunados.-
-¿Afortunados? ¿A qué te refieres?-
Pareció pensarlo por un momento.
-Si hay algo que me ha mostrado el tener preferencias distintas es que… Es muy poco probable que la persona que te gusta corresponda a tus sentimientos- Dijo finalmente –He tenido pocas experiencias pero una de ellas fue desastrosa, esa persona no sentía lo mismo que yo… En mi opinión es casi un milagro que ambos se sientan igual-
-No lo había pensado de esa forma- Le confesé
-¿Qué es lo que te hace verlo complicado?
Lo miré por un momento sospesando la posibilidad de responderle, lo conocía desde hace poco pero por alguna razón me inspiraba confianza… No le contaría mi vida pero me serviría tener otra perspectiva, además… El conocía a Shaoran, tal vez supiera cosas que yo no…
-Es que soy un desastre en ese ámbito, quererme… implica pasar por muchas cosas que… - Suspiré cubriéndome el rostro con las manos. –Tengo tanto miedo de arrastrarlo en mis locuras-
-Él te conoce y tal vez esas "locuras" le gustan de ti ¿Tú quieres darle una oportunidad?-
-No podría… algo me dice que saldría lastimado-
-No te adelantes, eso es algo que no sabrás en éste momento- Dijo terminando tu espagueti - El miedo es una emoción maravillosa porque puede salvar tu vida… Sin embargo, también es de cuidado porque si permites que te domine puede impedirte vivirla, no debes temer Sakura…-
-Pero ¿Y si le hago daño?-
-¿Quieres dañarlo?- Preguntó con el semblante serio.
Negué
-No, claro que no-
-Entonces simplemente no le hagas daño- Dijo encogiéndose de hombros –Esta es una oportunidad muy valiosa, no la desaprovechen… A veces es mejor arriesgarse y sufrir, a permanecer el resto de la vida preguntándose ¿Qué hubiese pasado? Créeme te lo digo por experiencia.
Asentí no muy convencida, pareció notarlo por lo que sonrió.
-Por ejemplo: A veces me pregunto si hubiese cambiado algo de lo que ocurrió con Kaito- dijo pensativo –Pero la verdad es que nadie me quitará los momentos maravillosos, esa felicidad la viví al máximo y lo malo… Lo malo simplemente me enseñó a ser más observador-
Lo miré asombrada, sí que lo había juzgado mal. Ahora entendía porque Shaoran depositaba su confianza en Yukito Tsukishiro… Era un chico muy maduro para su edad y con una forma de pensar admirable…
Sin duda me gustaría conocerlo un poco más.
-Tienes razón- Murmuré pensativa –Muchas gracias Tsukishiro, por escucharme y por tus palabras-
-Dime Yukito por favor y descuida, me caes muy bien y hace mucho quería hablar contigo-
-Siento haber sido tan cabezota- Me disculpe nuevamente, sólo sonrió mientras nos traían el postre.
-¿Cómo te sientes por el viaje de mañana?- Preguntó sonriente.
Lo miré confundida ¿el viaje de mañana?
Había decidido no ir pero… ¿Era lo correcto?
Ahora me cuestionaba tantas cosas..
Y así termina ésta primera parte, Muchas gracias por leer, ahora seguimos con el siguiente :D
