Muchas gracias por leer, fue un placer para mi volver a escribir después de tanto tiempo, nuevamente les pido y les agradezco sus críticas, son muy bien recibidas.

Declaimer: Los personajes de esté fic no me pertenecen, sólo la historia es de mi autoría.


Capitulo IX

"Ten paciencia contigo, no hay necesidad de exigirte tanto... Te enseñaré a fluir con lo que está llegando a ti"

Desconocido.

Shaoran Pov

Era un salón de grandes proporciones, había perdido la cuenta del tiempo que pasó desde la última vez que toda la familia se había reunido, sus hermanas apartaron sus múltiples ocupaciones para visitarlos, quería decir que sus cuñados estaban presentes al igual que sus sobrinos, eso hacía que el ruido de las conversaciones fuese infernal

Y a él le palpitaban las sienes.

Tenía varios días sin poder conciliar el sueño y a eso se debía su malestar pero ¿Podrían culparlo? Cada vez que cerraba los ojos sólo podía ver un par de orbes esmeraldas…

Con lentitud desvió la atención del enorme filete de su plato que, ahora lucía desastroso al haberlo picado tan insistentemente con el tenedor mientras se sumergía en sus pensamientos, a su lado había un chiquillo que le mostraba una sonrisa desdentada, se trataba de su sobrino más pequeño.

-¿No quieres comerte eso?- Le preguntó señalando la papilla de brócoli, el crio lo miro con sus enormes ojos ámbar y siguió ofreciéndole un trozo de algo verde…

Lo tomó con duda y se lo acercó a los labios, era inofensivamente blando por suerte, sin duda brócoli.

-Mmm, delicioso- Dijo para la dicha del pequeño que no dudo en ofrecerle otro trozo con mirada esperanzada, tal vez pensando en deshacerse de toda su comida.

-Oh no, debes comerte tus vegetales- Le dijo mientras el pequeñito fruncía el ceño, no pudo evitar sonreír, su familia decía que era una réplica de él cuando tenía esa edad, aunque sabía que su sobrino era mucho más simpático… A Sakura le encantaría conocerlo, le gustaban mucho los niños.

Y sin proponérselo volvió a picar su filete sin probar bocado

¿Qué estaría haciendo?

Conociéndola tal vez mirando alguna película mientras cenaba ¿Cómo le habría ido en su examen? Por un momento miró su teléfono ¿Se vería muy patético de su parte si le preguntaba?

Suspiró

Si, sin duda era patético y debería hacerse a la idea de una santa vez, tal vez lo odiaría por haber jodido su amistad de esa manera, no se arrepentía de nada pero no podía evitar pensar que si se hubiese mantenido con la boca cerrada tal vez ella en ese momento le estaría escribiendo para coordinar todo lo de su viaje y él estaría entusiasmado planeando sus vacaciones… Habría querido llevarla a conocer la ciudad por supuesto y luego el mar, sabía lo mucho que le gustaba por eso sería una excelente opción llevarla a la isla…

-¿…Ying fa?- Escucho a su padre preguntar, sólo le prestó atención por la mención de su nombre.

-¿Qué con ella?- Preguntó de vuelta tratando de recordar el hilo de la conversación.

De pronto toda la atención estaba sobre él, sintió sus mejillas arder.

La primera en intervenir fue su abuela.

-¿Estas bien Xiao Lang? No has tocado tu cena-

Estaba a punto de responder que no tenía mucho apetito cuando Fanren lo interrumpió.

-Debe estar nervioso-

¿Nervioso?

-Seguro es eso- Dijo Hien Li con una pequeña sonrisa –Te decía que hay llamado para junta de accionistas, será el Jueves por la mañana. ¿Cuándo vendrá Ying Fa?-

Su pecho dolió pero se mantuvo impasible.

-No vendrá padre- Murmuró tomando un bocado de su filete ante la mirada penetrante de su abuela, lo ponía de los nervios y parecía tener una extraña fijación por el peso de las personas, le había dicho flacucho ni bien lo vio.

¡Flacucho!

No era un presumido pero pesaba casi noventa kilos, su entrenador estaba orgulloso de la masa muscular que había desarrollado ¿En dónde estaba flacucho?

La exclamación de sus hermanas fue épica, evitó el impulso de rodar los ojos, como siempre dramatizaban todo.

-¡Pero vinimos para conocerla!-

-¡¿Por qué no lo dijiste antes?!-

Bufó

-Y yo que pensaba que habían venido por mí- musitó mirando a Shie Fa y Fuutie, dos de sus hermanas.

Ambas se sonrojaron.

-¿Ella está bien? ¿Ocurrió algo?- Cuestionó su madre con semblante preocupado, otra vez esa incomodidad en el pecho.

-Todo está bien, sólo tuvo algunas complicaciones con sus estudios, nada de qué preocuparse.- Mintió lo mejor que pudo, tuvo que beber un poco de vino para disipar esa sensación molesta que le impedía respirar y se alojaba en su garganta.

Luego de eso el ruido en la mesa volvió, ya la atención de su familia no estaba sobre él pero su madre era un hueso rudo de roer.

Seguramente no dejaría pasar el tema. .

Esa noche, en la soledad de su habitación se perdió entre fotografías y videos, recordando los buenos momentos y atesorándolos más que nunca, incluso se detuvo a leer sus últimas conversaciones. No supo en que momento sus dedos decidieron plasmar en un mensaje lo que habría querido decirle…

Te extraño… ¿Cómo estuvo tu día?

Pensó por un momento en enviarlo pero se arrepintió a último momento y se obligó a borrarlo tras recibir un mensaje de su adorada prima.

Aún seguía enojado con ella pero no la ignoró, se pondría insoportable si lo hacía.

Mei:

¿Xiao estas despierto?

Rodó los ojos.

¿Qué quieres?

No tardó en recibir respuesta

Mei:

¡Deja de ser un gruñón y no uses ese tono conmigo! ¡Ya me disculpe un millón de veces!

Xiao:

Dormiré, buenas noches.

Mei:

¡Espera! Mamá necesita un favor.

Xiao:

¿Qué sucede?

Mei:

La alarma de seguridad del departamento se está activando sin razón aparente, las cámaras de seguridad muestran que todo está bien ¿Podrías ir mañana a reiniciarla?

Gruñó, claro… justamente cuando él estaba de visita. Joder

Xiao:

¿Quién tiene la llave?

Mei:

Te las haré llegar por la tarde ¿Estarás en la mansión?

Xiao:

Estaré fuera por la mañana pero en la tarde sí.

Mei:

Ya veo ¿Sabes si Sakura irá?

Otra vez esa sensación de vacío…

Xiao:

No, ya me habría pedido ir por ella al aeropuerto… Y dadas las circunstancias es seguro que no quiere verme, no vendría.

Mei:

Está bien, te dejaré descansar ¡Gracias por el favor! Te avisaré por la tarde.

Xiao:

Que descanses.

Y tras bloquear la pantalla de su teléfono se dedicó a tratar de dormir pero sus pensamientos no se lo pusieron fácil.

En medio de la oscuridad un suspiro abandono sus labios.

-Tengo que olvidarte Sakura, pero no sé cómo-

Sakura Pov

Refunfuñé por décima vez esa madrugada, había tanto en mi mente y mi corazón que fue prácticamente imposible conciliar el sueño hasta las tantas de la mañana…

Tal vez por eso me había quedado rendida, sé que mi alarma sonó pero era muy probable que en mi sonambulismo matutino la hubiese desactivado con la única intención de dormir un poco más, no fue hasta cerca de las ocho que Tomoyo acudió en mi ayuda.

-Lo sabía, eres una dormilona- Dijo risueña. –Aún tienes media hora para arreglarte, hay un embotellamiento terrible en la ciudad pero si sales ahora…-

¿Ir o no ir? Esa era la cuestión.

No tenía duda de que mis sentimientos por Shaoran iban más allá que una simple atracción, el dolor que sentía, ese abatimiento que me impedía dormir ocho horas seguidas… No era tonta, sabía que era algo mucho más poderoso pero al mismo tiempo no me atrevía a llamarlo amor…

Por inercia me levante y miré la maleta que Tomoyo había preparado para mí, ir a Hong Kong implicaba luchar contra todo lo que había venido haciendo, mi intención no había sido clara al inicio, pero después de mucho pensarlo supe que detrás de toda esa actitud esquiva había sólo un propósito… alejarlo de mí.

Era contradictorio si me detenía a analizarlo… Quería a mi amigo, a mi cómplice cerca pero no al chico que se había enamorado ¿Por qué? Por su propio bien, porque quererme implicaba esforzarse más de lo que tuviese que hacer en una relación normal, porque era una lisiada sentimental… Yo no tenía filtros, yo hería para no resultar herida, yo me anticipaba a las situaciones negativas y las combatía aunque estuviese equivocándome… No tenía la intensión de herirlo pero lo había hecho al rechazarlo.

¿Estaba totalmente segura de querer buscarlo?

¿Estaba segura de querer intentar…algo con Shaoran?

¿Él querría darme una oportunidad?

Esa pregunta produjo un nudo en mi estómago, los nervios comenzaron a hacer estragos… ¿Cómo sería darme la oportunidad de ser feliz? ¿Cómo sería no tener miedo? ¿Cómo sería aprender a tener una relación con el chico que me gustaba?

¿Quería descubrirlo?

Estaba segura de que yo no valía el esfuerzo pero… Había un anhelo en mi interior que me conducía, que me hizo escribir a mi amiga en Tomoeda para pedirle un favor enorme.

Conocía a Shaoran… sabía que mi mejor amigo me recibiría con los brazos abiertos a pesar de todo lo que había pasado, pero el chico que tenía sentimientos por mí era un completo desconocido y no sabía cómo acercarme… No le había mentido, era una torpe de lo peor cuando lidiaba con emociones humanas…

La voz de Meiling me daba instrucciones del otro lado del teléfono, anoté las cosas que me parecieron cruciales, direcciones, frases en chino y algunas recomendaciones para moverme por la ciudad…

-¡Ve por él Sakurita!- Me animó mientras yo sentía como se me hacía un nudo en el estómago…

Salí de casa con una maleta cuyo contenido desconocía y un bolso de mano con algunas otras cosas importantes, conforme caminaba por el pasillo hasta el ascensor hice una lista mental con todo lo que tenía, pero seguía con la sensación de estar olvidando algo…

Al final le reste importancia, tenía todos mis documentos para viajar y dinero.

Era lo indispensable.

Milagrosamente llegué a tiempo gracias a un par de billetes extras que le entregue al taxista, el embotellamiento del que me habló Tommy era infernal, no supe cuántos atajos diferentes tomó el muchacho pero cuando divisé el aeropuerto casi me lanzo del vehículo, apenas si esperé a que me entregara mi equipaje y salí disparada, tenía veinte minutos para hacer el check in y abordar…

Miraba en todas las direcciones buscando la puerta de embarque, cuando la divisé apresuré el paso ¡Había llegado a tiempo!

Ignoré la mirada de reproche que me dieron los de seguridad, me hicieron dejar al menos cinco productos de higiene, maldije por lo bajo cuando los vi arrojarlos a un enorme contenedor con cientos de otros envases… ¡Nadie me advirtió sobre eso!

Continué con mi retahíla de maldiciones hasta que finalmente logre ubicar mi asiento en la cabina del avión, sentí como si me hubiesen quitado una tonelada de encima, el estrés recién adquirido se evaporó y empecé a concentrarme en las cosas que debía hacer nada más llegar.

Mei me dio instrucciones precisas de que me quedase en el departamento de su familia, al menos por el día de hoy, el plan era descansar y pensar bien lo que le diría a Shaoran, lo siguiente sería citarlo en algún lugar y… ¿Hablar?

Suspiré

Aprovecharía estas horas para poner en orden mis ideas… No tenía dudas de que quería intentarlo, Shaoran era diferente al resto, a él no podía evadirlo porque estaba clavado en lo más profundo de mi ser… En el pasado esos chicos simplemente me habían gustado y no dude en rechazarlos por considerarme un completo desastre y claro, porque les temía… Pero en esta oportunidad era diferente, por eso entendía que lo que sentía por mi mejor amigo distaba de ser sólo una atracción pasajera…

Y por eso… lucharía.

Cuando la azafata empezó a dar las instrucciones de seguridad decidí escribirles a mis amigas para avisarles que ya iba en camino, también averiguaría unas cuantas cosas sobre la ciudad. Rebusque en mis bolsillos pero no di con el jodido teléfono, seguro en las prisas lo había dejado en mi equipaje de mano, me disculpe con mi compañero de asiento y empecé a buscar… Un sudor frío me recorrió la espalda.

¿En dónde estaba?

Joder.

Esto tenía que ser una señal… primero el embotellamiento y ahora me daba cuenta que había dejado mi celular en quién sabe dónde… Ir a un país desconocido totalmente incomunicada no era una opción. Todo lo que necesitaba estaba allí ¿Qué carajos haría?

Dudaba que pudiese comprar uno nada más llegar…

Entre en pánico.

Me devané los sesos tratando de recordar al menos la jodida dirección del departamento cuando recordé el papel que tenía en los bolsillos de mí vestido… ¡Bingo!

Anoté todo allí, lo bese ante la atenta mirada de mis compañeros de asiento… Enrojecí, parecía una completa lunática.

Ya un poco más tranquila me dije que encontraría la forma de comunicarme con las chicas, tal vez en algún cyber café pudiese conectarme por redes sociales y dejarles un mensaje ¿Habían tales lugares en Hong Kong? …como fuera, tenía lo más importante conmigo, igual hice repaso mental de todo lo que necesitaba.

No hubo mayor novedad más que un poco de turbulencia, cuando sentía que todo empezaba a moverse miraba atentamente a los demás pasajeros y evite entrar en pánico al verlos tan tranquilos, supongo que sería normal pero por las dudas no miré por la ventana.

Al aterrizar caminé por un largo pasillo y tras pasar la cabina de migraciones decidí ir por mi maleta, la reconocí al instante, ahora sólo restaba cambiar algo de dinero para pagar el taxi que me llevaría a destino…

Suspiré

Caminé por todo el aeropuerto arrastrando mi maleta, por suerte había traído un cómodo vestido blanco de flores con sandalias planas, un fino abrigo azul me cubría el frío que hacía dentro de las instalaciones, por ello no me desespere, pasee deteniéndome a mirar algunas cosas que llamaban mi atención hasta que di con un pequeño puesto que decía Money Change, mi ingles era fatal pero por suerte me defendía, salude respetuosamente a la persona que me atendió y diez minutos después ya estaba buscando un taxi.

Por suerte no necesité decir mucho, sólo bastó un saludo cordial y pronunciar la frase que me había dictado Meiling hace unas horas atrás, el muchacho pareció confundido al inicio pero tras repetir más o menos lo que le dije puso el auto en marcha, maldije una vez más mi mala suerte cuando recordé que había perdido mi teléfono, en otras circunstancias hubiese podido ubicarme con el GPS.

El camino fue bastante entretenido llovía a cantaros por lo que las calles parecían desiertas, aun así me distraje contemplándolo todo, era de las que disfrutaba más el trayecto que el destino, me concentré en admirar la enorme ciudad, era tan llamativa y distinta a cómo la imaginé, había incluso mucho más edificios que en Tokio, en su mayoría rascacielos, se me perdía la vista intentando dar con las puntas desde el auto en movimiento… Era impresionante.

El miedo y la ansiedad me tensaban el estómago, era una emoción conocida pero no desagradable, tenía millones de planes en la cabeza, mi estadía, como administraría el dinero…

Cuando el auto se detuvo mire a mí alrededor para notar que estábamos estacionados a la orilla de una ancha carretera, era algo intimidante ver tantos edificios de un lado y otro.

-Perdone ¿Es éste edificio?- Cuestioné en un desprolijo ingles mientras señalaba una enorme torre con vidrios oscuros.

Parecía un edificio de oficinas.

El hombre asintió y respondió algo que no comprendí pero señalaba repetidamente el papel en mis manos y asentía…

A buen entendedor, pocas palabras.

Baje a trompicones haciendo malabares para evitar mojarme, el hombre me ayudó con la maleta por lo que le agradecí e hice una reverencia para aventurarme luego al interior.

Una sensación de extrañeza me recorrió al ver que todo estaba mortalmente oscuro mientras en el lobby se veía una larga fila de personas de traje esperando un ascensor…

Camine confundida hacía la recepción y tras un breve e incómodo intercambio entendí lo que ya sospechaba, estaba en la torre principal de algún jodido banco.

Maldije por enésima vez en ese día y estrujándome los sesos le pregunté a la amable señorita por la dirección que tenía escrita en el papel, incluso me atreví a leerlo tal como Mei había pronunciado, le tomó varios segundos comprenderme pero cuando lo hizo señalo hacia la izquierda… Pude entender que estaba a unas cinco cuadras y además me informó que había una especie de apagón por la tormenta.

Me cago en la…

-Muchas gracias- Murmuré y salí, no tenía muchas opciones, no iba a arriesgarme a tomar otro taxi porque temía perderme… Estaba a sólo cinco cuadras, así que haciendo de tripas corazón me aventuré hacía el frío exterior… Trate de caminar siempre por los bordes de la calle donde los comercios con algún techo me cubrieran del agua helada y aunque mis pies ya eran un caso perdido gran parte del trayecto tuve suerte, solo unas cuantas gotas aterrizaron en mi cabello pero cuando estaba a un par de calles la tormenta arreció acompañada de una brisa helada, sin que pudiese evitarlo mis dientes empezaron a castañear y poco a poco fui quedando empapada.

¡Esto sólo podía pasarme a mí! ¿Vestido fino y sandalias? El jodido trapo era tan fino que seguramente a estas altura ya media ciudad me habría visto el trasero, pero claro… En Hong Kong hace un calor del infierno y en Octubre, Noviembre y diciembre no llueve… ¡Que te den Google!

Iba quejándome de mi mala suerte cuando finalmente identifique la altura de la calle, la chica de la recepción me indicó que era a Ap Lei Chau Bridge Road 225 y mi ánimo empezó a recomponerse al notar que a pesar de verse muy lujoso… si tenía toda la pinta de ser un edificio residencial.

Recé porque así fuera.

Trate de ignorar el hecho de que estaba empapada, esta vez había una tenue iluminación en el lobby, camine a la recepción y forcé mi mal inglés nuevamente, la señorita fue bastante gentil, una característica común en éste lugar por lo visto, la vi verificar un cuadernillo y darme una llave, por último me indico bastante apenada que debía tomar las escaleras pues estaban teniendo problemas con la electricidad.

No me molesté a pesar de tener que subir quince pisos, había llegado al lugar correcto y por primera vez desde que baje del avión me sentí segura, incluso mencionó que los Li habían dejado instrucciones de que me ayudase en lo que necesitara.

Suspiré tomando mi maleta y empecé a subir con entusiasmo, no estaba excesivamente pesada pero conforme pasaba pisos el aliento empezaba a faltarme y me cuestioné seriamente mi actitud física… Según yo estaba en buena forma.

¡Ja!

Esto no era normal, tenía que ser el jodido Karma, no había otra explicación… Hace tres días sin intención había hecho sufrir a mi mejor amigo y ahora Hong Kong me hace sufrir a mí.

Y si, adrede o no, lo merecía…

-Sólo… un… par… de… pisos- Jadee mientras me sentaba en un escalón rezando porque a nadie se le ocurriese andar por ahí, con la pinta que tenía seguro pensarían que era una indigente y me habría colado allí en busca de refugio.

Cuando pude ver el número 15 en dorado y rojo casi lloré de la emoción, no pude evitar fantasear con un baño caliente y tal vez algo de té, le pedí a todos los seres divinos que el calentador de agua fuese a gas, con eso me conformaba… Sé que tenía un par de bolsitas de valeriana en mi equipaje de mano, las había echado allí por si me sentía muy ansiosa por… por lo que iba a hacer.

Y ya después pensaría en comprar algo de comer, con suerte la luz volvería pronto y si no tampoco importaba, el nudo que tenía en el estómago no me dejaría probar bocado.

Con ese pensamiento camine por el largo corredor, el departamento era el 15-G, cuando lo ubiqué extraje la llave dándome cuenta de que tenía un aspecto raro, demasiado moderno para mi gusto… Miré la cerradura con desconfianza y aparte de una especie de pantalla que ahora estaba apagada supuse que por la falla eléctrica, había una ranura ancha.

Me agache e introduje la llave, pero no giraba ¿Sería la correcta? El corazón empezó a martillarme más rápido ante la idea de tener que bajar quince pisos para cambiar la jodida llavecita. Intente un par de veces más hasta que decidí darle la vuelta y probar, estaba tan empecinada en entrar que me apoye para empujar con fuerza y continué insistiendo hasta que se abrió… Y no porque yo lo hubiese hecho.

-Hoee-

Grité cuando sentí mi cuerpo perder el equilibrio e irse hacia adelante, de no ser porque choque con algo me habría ido de bruces al piso.

-¿Que demo…?- Escuche una exclamación, me fijé en que no había sido "algo" lo que me sostuvo… fue "alguien"

Sentí mis mejillas arder

-Lo sien…-

Pero mi disculpa se quedó a la mitad, frente a mi sosteniéndome estaban Shaoran Li.

Y sus dedos alrededor de mis brazos quemaron…

Ay Madre.

-¡¿Sakura?!- Exclamo con los ojos muy abiertos

-Ho… Hola- Murmuré sintiendo las mejillas arder.

Sólo entonces, estando ahí… tan cerca comprendí lo mucho que lo había extrañado, mi cuerpo se revolucionó en segundos ardiendo de ansias por abrazarlo, habían sido sólo dos días de no verlo, de dormir en su habitación abrazada a su almohada, rodeada de su dulce aroma y al mismo tiempo de sentirme miserable… y lo consideraba como si hubiesen sido meses.

No voy a negar que inicialmente mi mirada conecto con sus ojos pero instintivamente me concedí unos segundos para apreciarlo por completo.

Hermoso

Llevaba una camiseta blanca de cuello v que le sentaba de maravilla porque se ajustaba a su torso, además el color parecía resaltar sus ojos, conforme mi miraba fue bajando distinguí un pantalón verde militar holgado con muchos bolsillos, de esos que llegan hasta la pantorrilla y tenis blancos…

No pude evitar darle la razón a Mei… Shaoran estaba muy bueno y además era la caballerosidad hecha persona.

Sentí mi estómago contraerse ¿Cómo lograba dejarme en ese estado de embobamiento?

¡No era justo que fuese tan guapo!

Carraspee para aclarar mis ideas

Su cara era un perfecto poema, pude jurar que hasta había palidecido un poco, seguro por la impresión, me soltó y dio un paso atrás frunciendo el ceño en su nivel tres…

Si… estaba mosqueado.

Pestañeó confundido y retomó una especie de llamada murmurando rápidamente algo ininteligible, me quedé como idiota mirándolo, pocas veces lo había escuchado hablar en chino – Estuve a punto de reportarte con la policía ¿Qué haces aquí?- Gruñó

Me acobarde por supuesto, en el plan no estaba involucrar a la ley.

Sin darme cuenta empecé a balbucear

-Yo… es que…-

Me aclaré nuevamente la garganta ¡Qué vergüenza! No podía verlo y hablar al mismo tiempo, me estruje los sesos tratando de recordar lo que había estado ensayando en el avión…

Nada

-Lo siento- Masculle mientras trataba de hilar una frase coherente.-Eh… se supone que vendría ¿no?-

Bufó

-Si bueno… yo pensé que no querrías venir después de…- Carraspeó incómodo –Después de lo que te dije-

Lo miré atentamente, lucía desconcertado y avergonzado a partes iguales, era como si no creyera que yo estuviese allí, pude darme cuenta de cómo en un gesto inconsciente su mirada bajo desde mi cabeza hasta mis pies y de regreso, sus ojos centellearon mientras que un potente rubor aparecía en sus mejillas, justo después giró un poco el rostro y se alborotó el cabello… Era un gesto que hacía cuando estaba nervioso…

Un calorcito me recorrió el pecho, era despistada ¡Vaya que lo era! y también estaba nerviosa, pero sus gestos… ¡lo había notado! le gustaba lo que estaba viendo, era plenamente consciente de cómo me inspeccionaba… ese hecho me dio la confianza necesaria para acercarme así que avance unos cuantos pasos, aun sintiendo que el suelo desaparecía bajo mis pues, esto era tan irreal…

-Me conoces muy bien- Murmuré mientras tomaba aire para recobrar el aliento, su perfume me llegaba de una forma exquisita y aturdidora –No iba a venir, tienes razón- Confesé avergonzada.

Asintió para sí mismo y me miró, con esa intensidad que me hacía temblar hasta las pestañas, estaba a un metro de distancia pero me sentía abrazada por su presencia, era mucho más alto que yo, ese hermoso bronceado, sus hombros anchos, él en toda su gloría imponía…Whoa ¿Cómo había podido pensar que…?

Destilaba hombría por cada poro de su piel y eso… eso me hacía sentir muchas cosas… demasiadas como para analizarlas en éste momento.

-¿Qué te hizo cambiar de opinión?- Cuestionó serio.

El estómago me dio un vuelco y una corriente de aire me hizo tiritar un poco, había olvidado que estaba empapada.

-Eh… no es que te esté evadiendo y de verdad tengo una buena explicación para esto pero… ¿Me dejarías entrar?- Rogué

De nuevo pareció sorprendido y soltó una maldición mientras su rostro se ruborizaba ligeramente, de no estar tan nerviosa me habría burlado ¡Y la despistada era yo!

-Cla… claro entra- musitó apresuradamente mientras me ayudaba con la maleta. –Espera por favor, iré por una toalla para que te seques-

Miré todo a mí alrededor, el sitio era enorme y la decoración en tonos blancos y beige me recordó a la casa de Mei en Tomoeda, era sencillo pero todo en el lugar gritaba lujo.

Shaoran no tardó demasiado por suerte, me ofreció una toalla y con semblante nervioso me mostro en donde estaba el baño y como accionar los diferentes botones para no quemarme con el agua caliente, agradecí mentalmente que todo funcionara a gas, otra cosa fue cuando entramos a la habitación principal, tuvo que correr las cortinas para que entrara algo de iluminación, no era tan tarde pero las nubes grises cubrían el cielo, estaba realmente oscuro.

-No deberías tardar en el baño, no conozco demasiado pero creo que la bomba que impulsa el agua en el edificio es eléctrica. Yo… eh no hay demasiadas cosas porque hace mucho nadie viene por aquí, pero iré a la… a la farmacia y eh… comprare algunas cosas, no vayas a resfriarte-

Sonreí al oírlo tartamudear… Eso no era algo común en él, tal vez yo lo ponía nervioso o aún estaba en shock por mi aparición repentina.

Mi mirada se desvió hasta sus labios y me pregunte ¿Qué sucedía si yo…?

La piel se me erizó y me regañe mentalmente por la ocurrencia, no haría absolutamente nada de eso… Aunque lo anhelara.

-No es como si quiera enfermarme- Bromee para cortar con toda la tensión y lógicamente no funcionó –No es necesario ir a comprar nada, no te preocupes, tengo lo que necesito… Además, no sería justo hacerte bajar y subir quince pisos-

Y tras decir eso me encerré en el baño, el corazón iba a salirse de mi pecho, era difícil… sumamente complicado saber que nos gustábamos y estábamos solos en ese departamento...

¿Meiling lo sabía todo?

¿Lo habría planeado así?

La idea inicial era que me quedase aquí para dejar mis cosas y luego iría hasta algún lugar para encontrar allí a Shaoran, entonces ¿Qué diantres hacía aquí?

Suspiré cuando quedé casi en la más absoluta oscuridad, sólo una pequeña rendija en la puerta dejaba entrar la suficiente luz como para poder ver la llave que accionaba la ducha.

El agua caliente me relajó los agarrotados músculos, sabía que mañana me dolerían las piernas y los brazos tras haber hecho esfuerzos pero de momento me enfocaría en lo importante, aspiré el delicado aroma de mi jabón favorito, era una mezcla entre fresas y pimienta rosa...

Exquisito.

Cuando tomé la toalla para secarme me di cuenta de un detallito… Había dejado toda la ropa en la habitación principal, así que como era mi costumbre, tendría que desfilar por todo el departamento con la toalla.

Miré nuevamente el vestido mojado y no lo pensé, masculle un par de maldiciones al sentirlo mojado y sobretodo frío sobre mi cuerpo, pero era eso o salir en paños menores con un chico totalmente heterosexual, deseable, guapo y que además me gustaba.

No, mi exhibicionismo era cosa del pasado.

Me estremecí de sólo pensarlo… ahora entendía esas miradas.

Me ruboricé al recordarlo, que calor…

El camino hacia la habitación lo hice rápido, por suerte no me lo tope en ninguna parte, con rapidez me deshice del empapado vestido y abrí mi maleta en busca de algo abrigado…

-¿Por qué hay tantos camisones y… vestidos?- Murmuré sacando la ropa perfectamente doblada con una sola mano -¿Y mi ropa interior?- Cuestioné al borde de un ataque.

¿La habría olvidado?

-¿Esto es un traje de baño?- Pregunté mirando la minúscula prenda ¡A eso le faltaba mucha tela! ¿En dónde está mi ropa interior?

Joder ¿en que pensé cuando acepte que Tomoyo hiciera mi maleta?

Un sudor frío me recorrió la espalda.

-Ropa de encaje ¿Es en serio? esto me dará comezón… ¿De dónde sacó estos sujetadores?-

Enrojecí hasta la punta de cabello ¿En que estaba pensando Tomoyo cuando guardo tanta lencería?

Refunfuñe al mirar más a detalle las minúsculas prendas escogiendo la que cubría más piel, decidí que me desharía de todas al llegar a Tokio, prefería usar las de algodón por comodidad.

El sujetador fue otro cantar, de alguna forma me añadía un volumen mayor en el busto y eso no me desagradó, subí un par de tallas gracias al relleno y la forma, incluso me hacía un bonito escote…

¿Y para que quería yo tener un bonito escote justo ahora?

Sentí como una colonia entera de mariposas revoloteaban por mi estómago… Algunas llegaban hasta mi bajo vientre ante la idea de que quería lucir bonita para él…

-Bueno, peor es nada- Me dije a mi misma disipando esos pensamientos que en nada estaban ayudando a mis nervios.

Sólo tenía vestidos, eso si… de todos los estilos pero vestidos al fin y camisones para dormir, muchos camisones.

Suspiré

Tome un vestido naranja, se amarraba en el cuello y luego en la cadera caía vaporoso, me hacía una bonita forma y el color me encantaba, recordaba vagamente haberlo visto en mi closet.

Al parecer mi amiga se había empeñado en empacar sólo las cosas que me había regalado y yo jamás usaba… ¿Venganza?

Sin duda.

Los nervios me hacían pasita el estómago, había llegado el momento de enfrentar a Shaoran y yo no estaba lista, incluso me vestí más lento de lo normal para hacer tiempo y poder ensayar lo que le diría… y sabía que ese esfuerzo sería en vano porque en cuanto sus orbes ámbar me viesen, mi cerebro colapsaría, a veces era intimidante pensar en el control que ejercía sobre mi… Joder.

Con una última respiración profunda salí de la habitación, los ventanales estaban en su mayoría abiertos así que fue inevitable acercarme para admirar la maravillosa vista, dado que estábamos en un piso 15 alcanzaba a ver un montón de edificios más bajos, varias carreteras y a la distancia lo que parecía ser el mar.

No pude evitar dar un respingo cuando la puerta de entrada se abrió, Shaoran entraba con un par de bolsas, me sentí culpable.

-¿Te mojaste?- Cuestioné mordiéndome los labios para no soltarle una reprimenda, le había dicho que no era necesario y ahora le había llovido encima ¡Seguro enfermaría!

-No te preocupes, sólo fueron unas gotas… Además, si vas a quedarte aquí vas a necesitar provisiones, por suerte hay varias tiendas cerca-

Sentí como si alguien me diese un puñetazo en el estómago, antes me había pedido que fuese a su casa… A conocer a su familia y ahora…

¿Iba a dejarme sola?

Carraspee conforme el nudo se apoderaba de mi garganta y pensé que él sólo estaba imponiendo la distancia que habíamos acordado… Era lo más sensato dadas las circunstancias, no es como si pudiésemos volver a ser los de antes, como si fuésemos dormir juntos como los mejores amigos después de lo que…

-Iré a preparar algo para cenar-

Camino con las compras mientras yo continuaba con mi debate interno, había venido hasta aquí por él… Para luchar por una oportunidad, no era consciente de lo mucho que lo necesitaba hasta que lo tuve en frente, estas ganas de besarlo y abrazarlo sólo me empujaban a intentarlo… A no darme por vencida.

Caminé con decisión hacía la cocina donde algunas velas le daban un toque cálido y ayudaban a iluminar todo el ambiente, habían bolsas por toda la mesada, sin decir una palabra y como era costumbre en nosotros empecé a organizar alguna cosas, como por hacer algo, mientras se formaba un ambiente bastante incómodo.

-¿Necesitas ayuda?- cuestioné mientras lo veía pelar algunas verduras, no obtuve respuesta más que un gesto vago para señalar un cuchillo y algunos vegetales sobre un plato.

No discutí y me dispuse a hacer una ensalada en completo silencio… Debo decir que estaba acostumbrada a los silencios entre nosotros, después de todo, cuando vives con alguien no es común estar hablando las veinticuatro horas, pero este jodido mutismo estaba volviéndome loca, el ambiente era tan tenso que podía cortarse con el cuchillo que tenía en la mano ¿Las cosas siempre serían así? ¿O es que estaba molesto por mi repentina llegada?...

Me sentí como una intrusa, como alguien indeseado… Era obvio que él no quería que yo estuviese allí y eso me hacía sentir pésimo, una pequeña parte de mi estaba considerando la idea de buscar algún hotel o…

-No has respondido a mi pregunta- Lo escuche murmurar sin darse la espalda, el corazón se me fue a la garganta ¿Qué iba a decirle?

Vine a decirte que me gustas y que quiero ser tu novia o lo que sea…

¿Por qué la vida tenía que ser tan complicada?

-¿Te molesta?- Pregunté insultándome mentalmente, de por si la situación estaba tensa y rara ya, y yo venía y respondía a su pregunta con otra pregunta

¿Para qué? ¡Ya sabía la respuesta!

Lo escuche suspirar

- En realidad sólo me sorprendiste, pero no me molesta-

No, no la sabía.

-Ya veo- Respondí escuetamente – Supongo que no puedo seguir dándole largas-

-¿Vas a responderme?- Insistió

Me seque las manos con el repasador con la única intensión de girarme y tomar sus manos para luego verlo a los ojos pero… No podía, mis piernas de gelatina empezaron a temblar y el cerebro se me volvía papilla.

-¿Recuerdas lo que me dijiste el día de la feria?- Pregunté nuevamente mirando la vela que tenía en frente, desprendía un rico olor a vainilla, Shaoran estaba de espaldas por lo que no supe si se había enojado por evadirlo nuevamente.

Bufó

-Ese día hicimos…- Carraspeó -… y dijimos muchas cosas Kinomoto, no entiendo a dónde quieres llegar- Gruño siguiendo con lo que estaba haciendo, mi mirada continuaba fija en la hermosa llama, en sus colores…

-Cuando íbamos de vuelta a casa hablamos sobre…- Respiré profundo –Sobre cómo sería yo de novia-

Y el silencio se extendió por unos segundos, los suficientes para notar como el ruido de sus manos cesaba, tal vez pensaba en lo que me dijo ese día

-¿Sigues pensando que sería una buena novia Shaoran?- Pregunté sintiendo como mis manos se empuñaban, estaba por empezar a hiperventilar, mi estómago se apretaba más y más con cada palabra y con cada silencio, me lleve una mano al pecho para intentar de alguna forma que mi corazón dejara de latir desbocado…

Un golpe seco me hizo dar un respingo mientras veía como arrojaba lo que había picado a una gran olla, lo que llamó mi atención fue su actitud, sus movimientos rápidos y bruscos.

-No vayas por ahí Sakura- Exclamó con una expresión fría que me hizo estremecer, sus ojos no mostraban nada pero sus movimientos lo traicionaban, estaba enojado y tenso, cuando me miró sentí como el nudo que tenía en el estómago subía hasta mi garganta – Dime a que estás jugando- Ordenó

-Yo no…-

Sonrió con ironía y por un segundo sus ojos destellaron con dolor para luego transformarse en témpanos de hielo dorados.

-¿No estás jugando?- Me interrumpió –No veo porque debas estar… preguntándome estas cosas ¿Es tan difícil responderme que te trajo hasta aquí? Porque tú y yo sabemos que no ibas a venir… ¿A qué diablos estás jugando Sakura? ¿No fue suficiente lo que hablamos ya?-

Esto era muy frustrante, trate de llevar la conversación por un camino seguro y todo se estaba enredando…

-¿Jugaría contigo?- Pregunté indignada -Dices que no te conozco, pero el que parece no conocerme eres tu- Respondí sin dejarme amilanar – Estoy intentando decirte la razón de que viniera a buscarte como una grandísima idiota ¿Puedes escuchar?-

Sus ojos centellaron pero no dijo más, la pequeña discusión nos había acercado bastante y la adrenalina en mi cuerpo era tanta que sólo me impulsaba a seguir.

-Lo sigo pensando Shaoran, a pesar de lo que me dijiste yo…- suspire –Sé que soy … siempre me adelanto y termino dañando a los demás antes de que ellos puedan dañarme a mí-

Su rostro permanecía inexpresivo pero por alguna razón evitaba verme, su rostro mirando hacia un punto a mi derecha… Una mano trémula acunó su mejilla y lo sentí tensarse, era como un pequeño asustado y se me encogió el corazón…

-Estaba muy confundida- Murmuré intentando que lo entendiera -… yo no sabía que tu… que tu…me...me querías Xiao- Me atreví a mirar esos ámbares, el hielo estaba dando paso a un calor abrazador que me hizo estremecer de pies a cabeza, el calorcito que había sentido antes empezó esta vez desde mi vientre extendiéndose por todas partes, me perdí en él… No supe en que momento mi otra mano se alzó y aprovechando la poca distancia acuné sus mejillas sintiendo su suavidad –Perdóname por favor, sé que te hice daño pero… ¡Joder Xiao! No fue mi intención, soy idiota y torpe te lo he dicho pero… por favor no pienses que estoy jugando contigo… Jamás lo haría- Tomé su mano y la puse sobre mi pecho, el corazón me iba a explotar en cualquier momento –Me gustas… esto que siento no es un juego lobito y aunque seguramente me estés odiando por lo que pasó… Nada lo va a cambiar ¡Me gustas mucho!-

-Maldición… No me hagas esto- Susurró cerrando los ojos -No soy tan fuerte- se quejó bajito, como si hablara consigo mismo.

Atraje su rostro hacía mí y poniéndome de puntillas junté mi frente con la suya, necesitaba tanto sentirlo cerca.

-No necesitas serlo lobito… no conmigo.-

-Sí, tengo que… Si me dejo llevar por lo que siento te asustaré- confesó mirándome con miedo…

Suspiré

-No me asustas- susurré quemándome en ese mar ámbar.

Lo sentí empujarme lentamente, con movimientos casi felinos, sus manos se apoyaron en la repisa que tenía detrás, arrinconándome… su cercanía era inquietante y tan seductora a la vez…

Ahí estaba el lobo de ojos ámbar, asechándome y yo no deseaba correr… nuestras respiraciones se entremezclaban mientras manteníamos una batalla silenciosa, sus ojos eran fuego y el calor iba en aumento, lo sentí nacer en mi bajo vientre y recorrer cada célula de mi cuerpo…

Por suerte estaba apoyada de algo porque si no estoy segura de que me caería, las rodillas a duras penas me sostenían, tenía el corazón en la garganta aun así… Sólo había una cosa en mi mente, sus labios estaban entreabiertos y tan cerca…

Muero por besarte Shaoran

No supe que lo había dicho en voz alta hasta que una de sus manos se aferró a mi cintura y sentí como se rendía…

-Joder Sakura- Gimió

Cerré los ojos ante la rudeza de su movimiento, en segundos una mano sostuvo mi cabeza, su cuerpo estaba milimétricamente pegado al mío, podía sentirlo entero… tan fuerte, su cuerpo era duro y sus labios… Esos gloriosos labios tocando los míos en una caricia embriagante, mis manos sujetaron en puños su franela y lo atraje más a mí.

Como si eso fuese posible.

No fue un beso suave, ambos estábamos hambrientos por ese contacto, era como si necesitáramos calmar una necesitad aún más grande que nosotros mismos, su lengua entró en mí como en vendaval y le respondí con ansias, con ganas… haciéndole sentir cuanto lo había extrañado.

Sólo entonces lo supe, esa necesidad casi irracional de tenerlo junto a mí, mis ganas de ver esos ámbares y perderme en ellos eternamente, mi ansia por besarlo, por probar sus labios, el dolor tan agudo y lacerante que me sacudió ante el simple pensamiento de perderlo y el miedo de hacerle daño.

Yo lo amaba, lo amaba tanto que dolía.

Nos acariciamos con fuerza, como queriéndonos fusionar…

Gemí cuando el aire me faltó.

Y de pronto, como si el universo hubiese estado esperando por ese momento me di cuenta de que todo estaba iluminado, la luz había vuelto…

Ahora podía ver cosas que antes no, literal y metafóricamente.

Su frente se apoyó de la mía y su aliento me acarició otra vez, suspiré embelesada, necesitaba recuperar el aliento.

-Dime por favor que no… que no estás jugando conmigo, por favor dime que no es un sueño- Me pidió acariciando con deliberada lentitud mi cintura, no pude evitar estremecerme, sentía la piel caliente allí donde me estaba tocando.

Me perdí otra vez en esos ámbares preciosos y el miedo fue desapareciendo lentamente para dejar paso a una sensación de satisfacción y calor en el estómago, mi corazón estaba frenético y sentía que en cualquier momento colapsaría…

Lleve mis manos temblorosas a sus mejillas y lo acaricie, cerró los ojos y me maraville con su belleza…

-Nunca jugaría con algo así ¿Qué debo hacer para que me creas? Por favor perdóname, no debí decir lo que di…-

Y me interrumpió nuevamente, sus labios se unieron a los míos esta vez con mayor suavidad, fueron varios besos castos que correspondí encantada, cada uno más dulce que el anterior… Las mariposas revoloteaban en mi estómago y no pude evitar sonreír cuando se hicieron más rápidos y fugaces.

-¿Me crees?- Murmuré correspondiendo un par de besos más.

Se alejó lo suficiente para que nuestros ojos se encontraran nuevamente y me maraville al ver ese brillo en ellos, me juré a mí misma que haría hasta lo imposible por verlo así todos los días… amaba esa sonrisa.

¡Lo amaba!

-Apenas- Susurró con esa sonrisita ladeada. – ¿Meiling lo sabía? ¿Todo lo de la alarma fue mentira? ¿Por qué…? ¿Por qué no me dijiste que vendrías? cuestionó aún incrédulo, justo cuando estaba por responderle mi inoportuno estomago nos sorprendió.

Ambos reímos mientras me ponía como un farolito, había roto todo el jodido romanticismo… Qué vergüenza.

-Sigamos preparando la cena ¿Qué te parece si respondo a esas preguntas mientras comemos?-

Asintió y continuamos con lo que habíamos estado haciendo…

La cena y los besos.

Para mi total dicha la comida quedó muy bien y tras romper un poco la incomodidad inicial acabamos charlando casi como siempre, aún había cosas que aclarar y su semblante me decía que necesitaba algunas respuestas.

-¿Por qué no me lo dijiste el domingo?- Preguntó tomando un poco de Dim Sum, lo pensé mientras escogía las palabras correctas.

-Además del hecho obvio de que soy un desastre para estas cosas- Ironicé –Estaba muy confundida. Descubrí que mi mejor amigo, mi confidente, el que pensaba que era Gay resultó ser heterosexual y además… yo… yo le gustaba ¡estaba en Shock!- Confesé avergonzada –De hecho aún lo estoy ¿Sabes?-

-Ya veo- dijo mirándome con aprehensión - ¿Tu estas segura…? ¿Quieres esto?- Cuestionó señalándonos –No quiero que te sientas obligada o…

No lo dejé continuar, contra todo pronóstico me vi a mi misma sentándome en sus piernas para robarle un casto beso ¿En dónde había quedado la vergüenza inicial? No lo sabía pero al ver esa mirada triste, no pude resistirme.

Necesitaba hacerle entender que estaba segura, que me gustaba y esa fue la forma.

Sus labios me correspondieron y me sentí vibrar cuando profundizo la caricia, me estremecí cuando sus manos se posaron en mi cintura.

El calor volvió a sofocarme, mis mejillas ardían.

Me separé en búsqueda de aire.

-Me gustas- Murmuré y volví a darle un casto beso –No sé a dónde nos llevará esto pero… no quiero perder más tiempo, quiero experimentar tantas cosas contigo…-

Tome su mano y la puse en mi pecho nuevamente, en un intento porque sintiera como latía mi corazón.

-Esto es lo que siento por ti ¿Es suficiente?- Pregunté mirándolo, tratando de poner en mi mirada todos los sentimientos que me abordaban en ese instante-

Sus mejillas se colorearon y tomó mi mano para ponerla sobre su pecho, pude sentir su corazón latir desbocado.

-Para mí lo es ¿Y para ti?-

Me derretí… ¿Cómo podía ser tan dulce?

Asentí quedito para luego adueñarme de sus labios una vez más, su lengua traviesa acaricio la mía y nos perdimos el uno en el otro, mi cerebro se hizo papilla, deje de pensar, sólo sentía ese calorcito nacer de mis entrañas, esa necesidad de tocarlo, de besarlo…

Nos separamos a regañadientes

¿Por qué necesitaba el aire?

-Recuérdame enseñarte a respirar mientras hacemos esto- murmuró contra mis labios, me estremecí y mi imaginación corrió suelta…

¡Qué calor!

-Entonces ¿Es lo que quieres?- preguntó mirándome con intensidad, asentí.

-Lo quiero todo contigo lobito- Confesé –Te quiero- Murmuré abrasándolo

-Te amo Cerezo- Correspondió a mi abrazo – Todo lo que dije el día de la feria es cierto, es lo que más deseo en el mundo y prometo empezar desde ahora mismo- Me miró con un hermoso brillo en los ojos –Prometo que éstas serán las mejores vacaciones ¿Quieres quedarte aquí o prefieres ir a casa de mis padres?

Sonreí embelesada, no pude evitar juntar mis labios con los suyos ¡era tan adictivo! Y ahora que tenía autorización para hacerlo… No perdería un solo segundo más.

-¿No crees que es muy tarde? ¿No quieres quedarte aquí conmigo?- Pregunté enterrando mi cabeza en su cuello.

Rio bajito

-¿Es eso una propuesta indecente Kinomoto?-

Bufé colorada.

-¡No digas esas cosas! Hay varias habitaciones.- Me quejé

Bufó

-¿Te había dicho que eres una aguafiestas?-

Reí divertida

Si, lo había escuchado antes.

*-*-* A la mañana siguiente*-*-*

Sentí como el sol se colaba por la diminuta rendija para darme de lleno en los ojos, me quejé llevándome la colcha a la cabeza para segundos después, cuando mi cerebro se desperezó, empezar a notar lo que me rodeaba, mi cabeza reposaba en una superficie dura que subía y bajaba rítmicamente, luego sentí mis brazos rodear esa misma superficie, me tensé al sentir mis piernas… De alguna manera el camisón que llevaba se las había arreglado para quedar enredado en mi cintura dejando todo lo que debía cubrir, totalmente expuesto, además sentía una de las piernas de Shaoran entre las mías, mientras una de sus manos se posaba sobre mi espalda, la otra estaba sobre mi muslo.

Comprometedor… Muy comprometedor.

Pero no iba a escandalizarme, era común amanecer de esa forma cuando dormíamos juntos, aunque… a partir de ahora era diferente, algo había cambiado.

Sonreí sintiendo mis mejillas arder.

Retiré la colcha de mi cabeza para que mis ojos se adaptaran a la luz y tratando de moverme lo más suavemente posible, arregle mi ropa para no sentirme desnuda en sus brazos…

Me estremecí por el pensamiento.

Cuando estuve cómoda, con cuidado acaricie su mejilla, sus ojos permanecían cerrados permitiéndome admirar sus largas pestañas, su gesto era pacífico y no me atreví a despertarlo, descubrí que verlo dormir era relajante y un hermoso momento.

Definitivamente podría acostumbrarme a esto...

Ayer había iniciado una nueva etapa en nuestras vidas, no éramos oficialmente "novios" pero lo que estaba empezando era sencillamente perfecto, no fue necesario ponerle un nombre porque simplemente lo queríamos todo… Nuestra complicidad, nuestra amistad pero ahora le añadíamos un extra… Me ruboricé al recordar sus besos sobre esa misma superficie donde ambos reposábamos todavía, no hicimos nada de "eso" ,iríamos paso a paso, lentamente porque a pesar de haber avanzado mucho, aún tenía cicatrices en mi interior, que como fantasma, esperaban el menor descuido para salir a la superficie.

Pero sabía que había tomado la mejor decisión, era momento de abrirme al mundo, de confiar en las personas y dejar el miedo a un lado. No era fácil pero algo en mi interior me decía que ese había sido el primer paso, el inicio de un camino lleno de aprendizajes valiosos para ambos, algo me decía que todo estaría bien y por primera vez en mi vida decidí darle una oportunidad al amor, porque sí, lo amaba… Ahora lo sabía.

Y lo demás…

Lo demás vendría con el tiempo.

FIN


Ahora si The end, espero les haya gustado y aunque suene pesada ¡Millones de Gracias!

Cuando empecé a escribir esta historia mi única intención era continuar con algo que quise hacer hace muchos años, por diversas ocupaciones dejé a un lado algo que me apasiona mucho y decidí retomarlo ahora, es casi terapéutico, pero luego pensé ¿Por qué no dar un mensaje también? y así continuó, espero que a todos/as les llegue, el miedo es una emoción más y como dijo Yukito, aunque es tan maravillosa que puede salvarnos... También si nos aferramos, nos impide vivir, por eso, en estos tiempos donde hay tanta incertidumbre y el miedo esta a la orden del día... vivamos, con consciencia, con cuidado ¡pero vivamos! y sobre el pasado ¿Qué decir? Es necesario e inevitable, bueno, malo... Nos enseña y nos hace quienes somos ahora, veamos lo positivo, tomemos el aprendizaje y sigamos al siguiente nivel.

Sé que me falta muchísimo para estar a la par de muchas de mis escritoras favoritas, pero gracias a sus criticas poco a poco voy avanzando... Muchas gracias por acompañarme en éste viaje, nos leemos pronto en alguna otra historia, vengo pensando en muchas :D

¡Feliz semana y les mando un gran abrazo!

Marilin.