Hola a todos! Perdón por la espera, quiero agradecerles sus post.

Gemini no Amy: gracias por el cumplido, espero no defraudarte.

BishounenHanako: jajaja me dio risa eso de que hasta tu papa quisiera besarlo, jajaja no manches, oye con respecto a quien será el uke …ya lo veras! gracias por tus flores y aquí se resolverán esas interrogantes que planteas.

Isane-Beta: si, esa forma de incendiar a Leobardo despierta la pequeña piromaniaca que habita en mi jejeje :P, pues si, Milo anda algo desorientado… claro que tomaré en cuenta tu review saludos!

ADVERTENCIA: Este capitulo contiene Lemon y tendencias de vampirismo, léanlo conscientes de que puede llegar a ser bastante explícito, y si son menores de 18 no lo lean! O léanlo bajo su propio riesgo, en fin… Ya advertidos aquí va el capitulo, que lo disfruten

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MC TECNOLOGIES EN DESCENSO.

La importante compañía encabezaba por El gran empresario Henry Westron fracaso por una estafa de miles de dólares. Acusado de un gran fraude en el imperio tecnológico murió en su residencia Emilio Malkavian al parecer victima de un suicidio, la determinación tomada alarmo en gran medida a la cabeza de la empresa el Sr. Westron, quien dijo sentirse sumamente consternado por la impresión, un comunicado por escrito dio a conocer las intenciones de llevar a cabo un fraude por parte de Malkavian para hacer caer a la empresa, según fuentes fidedignas el empleado tenia un acuerdo con la competencia trabajando como espía para sacar información por medio de hackers, provocando una ventaja competitiva en el bando adversario.

El cuerpo fue encontrado en el garage de la casa familiar, la autopsia revelo un disparo en la cien, con lo que murió instantáneamente, la familia del ahora difunto teme por su futuro quedando en bancarrota, sobreviven su esposa Lauren y su primogénito de 12 años.

17 de septiembre de 2000

Milo quedo boquiabierto, ese recorte… explicaba muchas cosas…

… ese comportamiento con Camus, no era del todo inexplicable.

Todo este tiempo había tenido una razón para odiarlo, para "justificar" su repugnancia.

La reseña lo explicaba todo… el odio reprimido, los sucesos anteriores, tenia que reconocerlo, se trataba de un niño malcriado y mimado detrás de las faldas de sus padres, un ser despreciable succionador de dinero.

Leobardo no titubearía en provocar una desgracia si fuera necesario, de personas vengativas eso puede esperarse.

Miró la fotografía de nuevo… el parecido era inconfundible, los mismos ojos solitarios… el inexpresivo semblante… el lacio cabello.

.- cinco años atrás…

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6:56 p.m.… hoy no adelantarán nada… es obvio.

Todo parece indicar que no vendrá, no sabe si ser culpable o libre por lo que hizo…

Se siente estúpido y atontado, él nunca volverá a hablarle… al menos ya no más de la misma manera, estaba cansado de pensar en las consecuencias de sus actos, pero su mente obsesiva no podía evitarlo recreando una y otra vez aquel momento, ¿cómo no pensó antes de hacerlo? de haber escuchado a su conciencia no habría pasado esto, actuó deliberadamente… detestó haberlo hecho, eso significaba perder el control…

Dejo ver todo lo que albergaba en su interior con ese impulso, el deseo, la desesperación, su pasión contenida.

La condena auto impuesta era producto de la ansiedad que lo carcomía…

Acarició su piel con el pequeño filo, rasgándola, haciendo fluir líquido carmesí, escurriendo gotas sobre la alfombra… continúo, cerrando los ojos con fuerza, evitando con ello derramar lágrimas a toda costa… su respiración se aceleró, un repentino mareo le indicó que debía detenerse.

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Esa tarde acababa de terminar sus prácticas, ahora era diferente la situación por la que estaba pasando, la mayoría de los chicos del equipo le ignoraban, especialmente Vincent y Leobardo no le dirigían la palabra, estaba bastante cansado física y mentalmente por todo esto y decidió no darle más importancia.

Saliendo del campo de atletismo se dirigió a las duchas, todas las dudas y anhelos que tenia en la cabeza se disiparon por un momento al relajarse bajo el chorro de agua tibia.

Recorriendo de regreso esos recintos cogió su ropa y comenzó a vestirse, listo para salir de ahí, estaba a punto de ponerse la camisa cuando alguien vendo sus ojos…

Palpó las manos que le restringían la visión, eran las de una chica… ella dejo en libertad sus ojos y Milo se giró, encontrándose con su rostro.

.-Elisa…

La dueña de ese nombre sonrió con picardía, para después entrecerrar los ojos en una mirada seductora posando sus brazos alrededor del cuello de Milo.

.-sorpresa…

.- no puedes estar aquí… Elisa…

Con el mayor tacto posible Milo liberó el agarre, tomando su camisa para terminar de vestirse, después la guió hacia la salida abriéndole la puerta y dejando que ella pasara delante.

Cuando ambos estuvieron fuera entablaron una plática casual.

.- ¿que harás esta noche? – preguntó la chica resistiéndose a ser ignorada

.- ir a casa de Camus

.-…que aburrido, escuche que Leobardo le dió un escarmiento, gente como nosotros debemos protegernos de esas lacras, dime… ¿es cierto lo que dicen? ¿que tú le ayudaste?

La mirada del chico se tornó en indignación y tristeza

.- cometieron un gran error…

.- No es igual a nosotros Milo… no pertenece a la misma "especie" ¿entiendes? por lo tanto, no te angusties por insignificancias...

El chico la miro con rabia-

.- ¿como puedes decir eso? hablamos de una persona… RACISTA!

La chica se exaltó, esa palabra final le hizo sentirse ofendida, aunque había dicho la verdad…

Tú no lo entiendes, ellos tampoco… ¡¿Por qué somos todos clasificados por una etiqueta! ¡¿Por que no podemos pertenecer a una igualdad!

.- Milo… cálmate, me estas asustando… hablas igual que ese inadaptado

.- ¿te preocupa eso?

.- Sólo deja que se relacione con su gente, estas poniendo en riesgo tu reputación.

.- ¿y de qué me sirve Elisa? ¿para qué quiero todo esa "envidiable popularidad"? …si esta bastante dañada ya no me importa…

.-Si eso es lo que quieres, olvídate de lo nuestro… nunca andaría con un perdedor… y eso, tú lo sabes mejor que nadie.

La chica dijo esas frases como una venenosa amenaza.

Milo se alejó del patio escolar dejándole mientras fruncía el ceño cruzada de brazos.

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La casa de Camus lucía solitaria como casi siempre, Milo pensó que tal vez no estaba, giró la perilla con relativa facilidad y notó la cerradura sin asegurar. Finalmente comprendía todo, si en sus manos estaba el brindarle protección al pelirrojo, lo haría de alguna forma, usando sus influencias y manipulando a Leobardo.

Se adentró dudoso en la casa, tratando de enfocar en dónde podría estar, pero viendo que no había rastros de él, se dirigió a los aposentos para esperar su llegada…

Probablemente Camus pensó que no vendría debido a su tardanza, y, tal vez se había marchado a algún otro lugar, sin él la casa estaba vacía dado que su madre tampoco se hallaba ahí.

Entró en esa peculiar habitación que tanto le llamaba la atención… sobre el peinador divisó a Chewi en un contenedor transparente con arena, en las paredes notó una nueva decoración de imágenes, varios posters de bandas del género death metal que Milo desconocía, un suéter negro adornaba la cama donde ahora el chico tomaba asiento meditando en silencio, sacó de su bolsillo nuevamente aquel recorte, ¿sería ese hombre realmente culpable? no vino aquí a buscar respuestas… vino a brindar apoyo, y no quería de ninguna manera juzgar a Camus por las acciones de alguien muy cercano a su persona.

Pero en cierta manera necesitaba saber más al respecto, conocer más a fondo la historia de su vida, la historia de que había detrás de esos ojos solitarios que siempre lucían sin emoción ni compañía.

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Provenía del patio trasero, recogió algunas cosas que dejó olvidadas ahí hace un par de días, la carga no era muy pesada pero si abundante en cuanto al número de cosas.

Su equilibrio le permitía mantener sin movimiento los cachivaches pensando en que lugar los pondría. Cruzó cautelosamente por el pasillo que dividía su habitación del resto de las demás, se detuvo a mitad del recorrido, era como si percibiera una presencia de alguien ajeno a su familia, sacudió un poco su cabeza como negando tal pensamiento y dirigió pasos a su habitación, pero apenas atravesó el marco de la puerta quedó de una pieza y estático.

Milo estaba… en su habitación! Cómo demonios entró? dejaron la puerta abierta? Eso ya no importaba, ya estaba dentro.

El Rubio miró que el pelirrojo sostenía entre sus brazos varios artefactos creando una montaña que ocultaba parcialmente el rostro, cual si representara un transporte de carga.

Camus perdió el control de sus extremidades superiores.

Todo lo que llevaba entre sus brazos se derrumbaba de ellos moviéndose en cámara lenta y colisionando contra el piso… cuadernos, colores, pinceles, y muchas hojas de papel con bocetos de un chico en particular…

Milo se acercó hacia el desastre que provocó el desequilibrio de Camus, la distracción de descubrir a cierto chico en su habitación le había hecho desbalancear las manos.

El Rubio miró todas las hojas esparcidas con… su imagen… él sonriendo, él de perfil, él leyendo, él en el jardín de la escuela, en otra unas imagen ficticia de él sobre una nube, en donde parecía ser tan ligero que flotaba en contra de la gravedad.

Camus reaccionó con un sobresalto,¿Por dónde podría empezar, todo su secreto estaba al descubierto, ¿cómo le explicaría esa obsesión por dibujarle?

Se inclinó sobre sus rodillas y comenzó a recoger los trazos de su inspiración, Milo observaba "desde arriba" aún de pie, de inmediato reaccionó no permaneciendo mucho así, colocándose a la altura del pelirrojo. El pelirrojo evadió su mirada y continuaba recogiendo los papeles… notando que Milo se acercaba a su nivel, sus ojos rechazaban un contacto visual cercano con su compañero, sus mejillas lucían teñidas de vergüenza ensimismándose en esa labor.

Milo perdió un poco la paciencia y le tomó de las manos para detenerlo en su afán. Camus respondió con un respingo encontrándose de golpe con las turquesas que poseía por ojos… mirando con temor a que le hechizara… porque finalmente caería.

Mantenerle quieto y poder conseguir su mirada fue más fácil de lo que creyó, Milo apartó suavemente el cabello de sus ojos, que le impedían observarle en todo su esplendor.

Camus contuvo la respiración, ese contacto… ese suave roce le hizo perder la razón…

Milo notaba como se aceleraba y como sus mejillas se coloreaban, si se hubiera acercado aún más podría escuchar como golpeteaba contra las paredes de su pecho el inquieto corazón…

.-eres bueno Malkavian…

Camus no podía más, explotaría en ese instante, ahí mismo, con esos ojos mirándolo, con esa boca elogiándolo, con esas manos que ahora tomaban las suyas firmemente y ese rostro acercándose peligrosamente… Milo iba a…

Fue un poco narcisista decirlo refiriéndose a que se trata de su propia imagen, es bueno, tiene lo suyo, tiene talento. El aroma de su compañero es agradable, una mezcla de anís y maderas atrae a la nariz de Milo, su piel blanca contrasta con el tono canela de la mano que acaricia su mejilla… quiere experimentar esa sensación, se inclina poco a poco percibiendo la expectación en Camus… él cierra los ojos… Milo los mantiene abiertos…

La proximidad y la calidez del moreno le contagian, siente su respiración cerca del rostro… abre los ojos, encontrándose muy cerca con dos pupilas que lo miran a una distancia casi inexistente. Esos ojos brillan despidiendo un resplandor hechizante en cada parpadeo… casi puede perderse en ellos y caer en su abismo azul…

Respira con dificultad y vuelve a cerrar los ojos, Milo nota la tensión en él sin poder ocultar lo que pretende hacer.

.-No los cierres…

El chico obedece y abre los párpados de nuevo, lentamente…

Milo llega hasta el vacío de esos ojos consumiéndolos… roba un beso a los labios que se encuentran mas abajo… curva una sonrisa… arranca suspiros de la garganta de su acompañante, ambos sucumben…y cierran los ojos.

No se compara al primer beso compartido, este está cargado de electricidad. El pelirrojo juega con los cabellos rubios enroscándolos entre sus dedos, Milo hace lo mismo, pero explorando el cuerpo… sitúa sus manos en la espalda acariciándola por encima de la ropa…

Por un momento las caricias ceden, sus bocas necesitan aire, Milo se detiene, Camus también lo hace, separándose con renuencia, maldiciendo mentalmente el oxígeno que le hace falta.

Una práctica mas avanzada hubiera sido mejor, fue un beso demasiado suave…

En esa cuestión los varones son un poco más agresivos, esta vez Camus volvió a besarle… tratando de guiarle… ambas bocas se tocaron despacio para terminar fundiéndose en un beso sediento aumentando su ferocidad.

Milo tomo el cabello rojizo con sus manos estudiando la textura sedosa, sus labios se movían contra los del pelirrojo abriéndose un poco, dándole paso a que se aventurara en ellos… Camus bebía de su intoxicante saliva, penetrando aquella cavidad con su lengua, profanando todos los rincones…

Milo sentía un cosquilleo agradable en su estómago, nunca llegó a pensar que besarlo fuera tan excitante, Camus casi le había metido la lengua hasta las amígdalas… cuando el chico acabó una sonrisa seductora se formó en sus labios, provocando un leve sonroje en la cara de su compañero. Quien ahora le había besado le miró a los ojos con un destello en sus pupilas, respiraba agitadamente y sus labios estaban un poco hinchados… se deshizo de todos sus miedos abrazándose a Milo, restregándose de una manera felina, rozando su rostro con cada centímetro de la cara hermosa del Rubio… bastante idiotizado por la sensualidad de su compañero de clases.

No supieron exactamente como pasó, pero habían llegado hasta la cama… Milo comenzó a desvestirlo, la blanca piel del pelirrojo se asomaba como un resplandor al despojarlo de aquella oscura camiseta, sus ojos perdidos no dejaban escapar detalle ante las sensaciones que provocaban las manos del rubio en su cuerpo… eran tan masculinas, pero a la vez suaves en sus caricias…

Milo bajó los anchos pantalones que el chico acostumbraba a usar… la prenda se deslizaba tenazmente por las piernas sin que las botas fueran un impedimento para ello… hizó lo mismo con los calzoncillos saliendo de igual manera…

Camus se abrazó más a Milo al quedar totalmente desnudo

extrajó un objeto cuidadosamente de su bota derecha…

Milo se preguntaba que intenciones tendría al tomar ese pequeño sable…

Camus se acercó a él, con el ademán de cortar el cuello creando una herida

Milo se sorprendió, al principio, dudaba un poco…el brillo de aquel siniestro metal le daba escalofríos…

El pelirrojo aproximaba su mano empuñando el objeto con parsimonia, .-"te dolerá un poco…" le susurró haciendo un pequeño corte de escasos centímetros en el cuello… Milo experimentó un ardor cosquilleante, la situación le pareció extrema…aún así se aventuró…

Camus hundió los labios en el cuello de Milo succionando la sangre, mordió un poco hincando sus colmillos en la pequeña herida, le excitaba mucho… le hacía desearlo más… el también quería entregarle algo… sin pensarlo, torció la navaja en su muñeca y la ofreció a su acompañante…

Entendió la propuesta, dudaba un poco de tomar el antebrazo de Camus, colocó sus labios en la herida y comenzó a succionar la sangre que brotaba…

.-más rápido… -clamó el pelirrojo

Milo aumentó la presión hasta hincar un poco los dientes… bebió de ese líquido metálico que inundaba su lengua con sabores sublimes, la sangre escurría de las comisuras de sus labios, mientras Camus gemía de dolor y de placer a la par…

Se apartó comprobando que no hizo ningún daño grave… aún quedaban restos de carmín en sus labios, con un beso felino Camus atrapó la boca de éste bebiendo sin dar tregua a que escurriera una sola gota del convidado plasma… Cuando el beso finalizó, ambas bocas se desprendieron por un hilo de saliva y sangre.

Milo desgarró su camisa de un tirón estirando la parte inferior, arrancando un pedazo largo de tela para atarlo a la muñeca herida...

El pelirrojo le miró a los ojos sorprendido…

Posicionó el cuerpo detrás del de Camus, retiró la larga cabellera rojiza con una mano, dejando libre la espalda, sus ojos brillaron al notar un tatuaje oculto debajo del cabello, analizó con curiosidad el diseño tribal de unas alas negras cubriendo los omóplatos… tocó esa piel pigmentada por tonos oscuros e instaló sus labios en aquella zona, saboreándola con sus besos, descubriendo con fascinación que también existía arte en ese cuerpo.

Camus giró quedando de frente, colocó sus manos en los bordes de la camisa ligeramente abierta de su compañero de clases, destapó el hombro derecho mientras Milo se perdía en su rostro notando que estaba adornado por diminutas pecas, que, lejos de parecer anti estéticas aumentaban la belleza trigueña del pelirrojo…

Terminó su labor aventando la camisa de Milo en cualquier lugar de la habitación…

Cada vez que lo miraba sus impulsos contenidos se despertaban más… se preguntaba si Milo pondría frenos en llegar a las últimas consecuencias.

Al parecer estaba dispuesto, comenzó a desabrochar el cinturón del Rubio, que pusó algunas trabas en salir con facilidad…

.-…Te ayudo?

Camus levantó la vista de su objetivo y se sonrojó asintiendo levemente, Milo retiró por si mismo el accesorio que restringía acceso a sus pantalones, tomó la mano de Camus llevándola hacia el botón que pretendía retirar del ojal, ayudándole sin desplegar ambas extremidades hasta que juntas bajaron el cierre…él se dejo guiar, no le era del todo desconocido, pero con Milo era diferente…

Su mirada mostraba duda ante lo que estaba a punto de hacer, con cierta timidez poso sus manos en el borde de la prenda que desabrochó con la ayuda de su compañero de clases, tirando de los pantalones hacia abajo… y llevándose también los calzoncillos en tal proceso…

Finalmente lo tenía desnudo… él le miraba… sin jamás haber imaginado experimentar una situación así, todo era tan nuevo… Camus admiró ese cuerpo moreno y atlético… el solo verlo le hacía caer en la más impúdica lujuria… tocarlo ni se diga.

Acercó su mano derecha comprobando la tersa textura que poseía esa piel bronceada… colocó su rostro en la curva del cuello del Rubio comenzando a besarlo mientras sus dedos se deleitaban brindando leves caricias en los costados…

Fue bajando sus labios de latitud hasta situarlos en la parte del pecho… dichas acciones ya estaban provocando respuestas en Milo, quien respiraba con dificultad… experimentando una sensación punzante y agradable entre sus piernas. Camus lamió un pezón y después el otro provocando con esto que la espalda de su compañero se arqueara…respondía dejando salir jadeos leves, le estaba gustando…

El pelirrojo continúo su recorrido por la dulce y tostada piel, su lengua bailaba dejando rastros degustando a su paso el escultural torso… llego a los abdominales y ahí se entretuvo por un buen rato, haciendo que Milo deseara que atravesara esa invisible barrera de diez centímetros que separaba a dicha lengua de su objetivo… paulatinamente y sin prisa descendió hasta la entrepierna de su acompañante que estaba más que dispuesto a recibir aquella boca…

Jugueteaba la lengua en el pene de Milo cual si fuera un chupetín de caramelo… El Rubio recibía oleadas de placer que le mareaban los pensamientos, en ese instante todo su cuerpo se dedicaba solo a sentir, cuando estuvo al límite del orgasmo acarició la cabeza de Camus para que este se separara, no quería llegar ahí todavía, ahora sabía que necesitaba besarlo, y tomando la nuca del pelirrojo le atrajo con desesperación para rozar sus labios con los propios… mantenía los labios entreabiertos suplicando un líquido vital y necesario que Camus ofrecía dadivoso…ese beso tomó un nuevo giro, viendo que finalmente estaba a su disposición, Camus llevó la mano de Milo hacia su boca…

Capturó entre sus labios el dedo índice y medio, succionándolos y alternándolos… después bajo la extremidad hasta situarla frente a ese íntimo hueco entre sus piernas…

Milo pareció entender lo que debía hacer… invadió la zona aprovechando el resbaladizo fluido que bañaba los dedos, introdujo una falange y observó la reacción de quien recibía esa invasión, Camus contrajo su rostro, alentándole a seguir al dar un lametazo en su oreja…

Su acompañante acomodó un dedo más adentrándolo con cuidado, después comenzó a moverlos despacio, trazando pequeños círculos cuyos diámetros crecían a medida que incrementaban su número.

Ya no pudo más… manejado por un incontenible impulso Camus acerco sus labios a la oreja de Milo pidiéndole lo que tanto ansiaba.

.-Entra… en mí

Más que una petición parecía un ruego, una súplica…

Milo retiró su estancia de la estrecha intimidad, siendo invadida de nuevo, esta vez por su pene, no midió sus movimientos y entro de una sola embestida, Camus lanzó un alarido víctima de un inmenso dolor…

Volteó a mirarle preocupado buscando una disculpa en sus ojos… pero a través de esas ventanas solo veía un enigma indescifrable. Cuando estuvo a punto de decir algo escucho su jadeante voz…

.-Ah... el dolor se siente… bien

"…masoquista" pensó el Rubio… sufrimiento equivale a placer, podía constatarlo por la creciente erección que comprobaba su teoría y no pudo evitar una sonrisa traviesa ante ello.

Milo no sabía que pensar… era tanto lo que le provocaba este muchacho, y ciertamente, no era asco ni repugnancia… era más bien… atracción.

Si, atracción por el chico extraño, que, muchas veces representara el objeto de sus burlas.

¿Qué demonios ocurrió para sentir este goce al tocarlo?... aunque aún se mantenía inmóvil… no podía ocultar la excitación que le causaba tener su miembro dentro, experimentando un poco de claustrofobia, impaciente porque el que estuviera encima se dedicara a efectuar el movimiento de inicio…

Camus jadeó un poco, colocándose en una postura propicia para continuar… un cosquilleo le recorría todo el cuerpo, la manera en que Milo le estudiaba desde su posición, ahí debajo… le parecía terriblemente abrumadora…

Un dolor placentero se enterraba en su interior como una estaca rígida y pulsante, balbuceos quejumbrosos escapaban de sus labios, poco a poco fue acostumbrándose a la sensación, permaneció un poco más así, inmóvil, sin dejar de apreciar a Milo ni por un segundo…

Comenzó a moverse lento, cadencioso y suave… Milo acomodó sus manos en las caderas de éste, deleitándose con el rostro que se mordía el labio inferior… con sólo esa visión su miembro experimentó una mayor excitación a pesar de los movimientos sútiles…

Milo se preguntaba si podría empezar a moverse ya, quería embestirlo…

Camus estiró el brazo sobre la cama tomando el olvidado control remoto del equipo de sonido…coloco sus piernas en una postura más cómoda, pegándose a las caderas de Milo mientras una tenue melodía comenzó a subir de volumen paulatinamente...

I watched you change
Into a fly
I looked away
You were on fire
I watched a change in you
It's like you never had wings
Now you feel so alive
I've watched you change

Sería obvio pensar que le gustaba hacerlo con música, sobre todo con ese pesado ritmo que iba acelerándose al igual que su cuerpo…

Milo siguió el compás… ese ritmo subía cada vez más, cada nota acelerada, cada sonido acústico volviéndose amplio… La estruendosa mezcla de guitarras eléctricas que venía a continuación, escuchada tantas veces por el pelirrojo… ya no sería escuchada de igual forma de ahora en adelante.

Solamente lograba distinguir las líricas más representativas dentro de su delirio… varias pistas musicales le siguieron, pero la que provocó mayor placer fue aquella...

I took you home
Set you on the glass
I pulled off your wings
Then I laughed
I watched a change in you
It's like you never had wings
Now you feel so alive
I've watched you change

Camus ejecutaba movimientos de sube y baja mientras las arremetidas de Milo se volvían más salvajes y bruscas… el Rubio tomó la blanca pierna para subirla a su hombro y conseguir un ángulo mejor… Camus respondía corporalmente a las embestidas que le daba, contestando con gemidos que se volvían cada vez mas frecuentes. Los cuerpos calientes sincronizaban perfecto, sumergidos sin represión en un mar de deseo…

It's like you never had wings...
Ahh-ah-aaah


Milo tuvo una idea, salió de Camus y le volteó de espaldas…
comenzó a besar su cuello, deslizo las manos por su pecho complaciéndolo en caricias… arropando con ambos brazos el tórax, sus dedos experimentaban curiosos los músculos ligeramente marcados, retiró la cabellera y mordisqueo la espalda, dejando marcas que enrojecían la piel, ese tatuaje era sumamente afrodisíaco.

I look at the cross
Then I look away
Give you the gun
Blow me away

Siguió avanzando sus manos por la nívea piel hasta encontrar el ombligo y provocar ligeros temblores…

Camus estaba tan excitado que deseaba tocar su rígido miembro, Milo impidió tal acción… apresó las manos del pelirrojo atrapándolas de las muñecas, para después compartirle esas caricias con sus propias manos…


I watched a change in you
It's like you never had wings
Now you feel so alive
I've watched you change
And you feel alive
You feel alive
I've watched you change

Camus repetía el nombre de Milo con una respiración anhelosa… estaba en el paraíso.

Milo se colocó al nivel de su entrada, esta vez admirando el espectáculo de su desnuda espalda… embistió con precaución y empezó a moverse sin desesperación, lentamente… pronto, aceleró sin piedad dejando escapar gemidos que Camus recibía melodiosos en sus orejas…

Siguió su curso en ese efusivo vaivén hasta culminar derramándose en el interior de su recién amante…

Su mano, aún manteniéndose en el miembro de Camus, subía y bajaba oprimía alrededor y no le liberaba… la estimulación seguía el compás de aquella música que subía sus acordes simultáneamente…… sentía ascender y descender las caricias de Milo, un líquido resbaladizo escurría entre sus muslos, aguantaría demasiado poco, tarde o temprano terminaría estallando…

It's like you never had wings...
Ahh-ah-aaah
You change
...I'm over...

Si esto es violar las reglas, destruir un código de honor o una infidelidad hacia alguien… ya nada importa, sólo desatar ese ardor, ese placer, ese estrepitoso orgasmo que no puede postergarse un segundo más.

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En su universo mental el sexo con otro chico es una experiencia alejada de lo ordinario, no hay géneros divididos por una línea, solo existen personas.

Había transcurrido la noche, la madrugada, y el día los sorprendía siendo la mañana siguiente…

Abrió los ojos despertando con la luz proveniente de la ventana, descubriendo que unos brazos le abrazaban por la espalda, sucedió… no fue una fantasía.

Camus trató de moverse lo menos posible para no despertarle, quería seguir así, en esa posición… Volteó su cuello, alzándolo un poco para mirar la hora en el reloj sobre la mesita cercana a su cama.

El reloj marcaba las 8:45, demasiado tarde para asistir a su primera clase del día de hoy, sus esfuerzos por evitar despertar a Milo resultaron inútiles… de repente, sintió como éste besaba su espalda abrazándose un poco más a su cuerpo.

Se entregó a esos besos que causaban como efecto secundario graciosos sonidos en su piel, giró su cuerpo para encontrarse con la mirada somnolienta de quien había pasado la noche con él…

.-… Hola

Un saludo informal y Milo se acercó a el, para darle los buenos días en un beso mañanero. Separándose poco después para recibir un último roce y mirar a Camus, quien lucía ahora con los párpados cerrados y los labios ligeramente ensalivados.

El pelirrojo abrió los ojos despertando de su momentánea ceguera, incorporándose y sentándose sobre la cama.

.- deben estar preocupados…tus papás, no llegaste ayer….

Milo sonrió con cierto sarcasmo para contestar a ese comentario…

.-no creo que me extrañen…

.- ¿que quieres decir? –preguntó Camus visiblemente intrigado

.-mis padres son unos idiotas…

Milo suspiró al tiempo que hacía esa confesión, Camus entendió, concordaba en gran parte con esa forma de pensar, y se lo hizo saber.

.-mis padres también…

El Rubio tomó la mano del pelirrojo y acarició su muñeca

.- ¿Por qué lo haces?

Camus comprende que se refiere a ese castigo de auto mutilación que utiliza cada que se deprime… miró directo a los ojos del otro, hipnotizado por la profundidad de esas turquesas…

.-no lo sé… a veces… siento que me libera…

Milo capturó la muñeca que seguía vendada por su desgarrada camisa, la llevó a los labios y la besó.

.- no lo vuelvas a hacer…promételo

Tendría que considerarlo si él se lo pedía… Camus asintió

.-Lo prometo

Se abrazaron, rodaron en la cama, quedando encima el cuerpo del pelirrojo… recibió un nuevo beso por parte de Milo, quien estaba arriba comenzó a besar el cuello, el pecho y el abdomen del Rubio, cuando repentinamente le detuvo el chirrido de la puerta comenzándose a abrir.

.-Athel! -Gritó cubriéndose con la sábana

Milo cayó de la cama del susto, para poco después, saludar confianzudamente al recién llegado

.-"Hola Athel"

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