Hola, como estan? Agradezco sus comentarios )

La Dama Arual: Gracias! Que bueno que te gusta el fic, en verdad me alegra, gracias!

Ice nydwen: Muchas gracias! Espero no defraudarte con el final )

Patin: que bueno que te guste, y sí Milo tiene el carácter para salir adelante, pero sabra

manejarlo? Esa es la cuestion por los lios de inmadurez que puede atravesar, te dejo la ultima entrega para que veas a que me refiero, es solo un adolescente, saludos ¡!

Mar Malfoy: al fin te traigo el final, gracias por tus palabras , en verdad atesoro sus comentarios, saludotes

Espero que les guste el final, perdonen mi tardanza y se que no es un final feliz pero recuerden siempre que la vida no es color de rosa, saludos, y besos.

LaDJ

Capítulo # 11

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Estaba Inquieta, preocupada, algo hacía que no conciliara el sueño por más que mantuviera los ojos cerrados y lograra encontrar una posición cómoda, simplemente aquel episodio impedía que Morfeo realizara su labor.

Volvió a abrir los ojos por enésima vez, miró aquel reloj digital que estaba sobre la mesa de noche, la serie de números azul luminosos marcaban las 2:18 am, se llevó una mano al rostro y suspiró completamente frustrada, dirigió su mirada al hombre que estaba a su lado, la respiración de él era acompasada, sus músculos estaban relajados, estaba profundamente dormido, envidió ese estado letárgico por unos breves instantes. Nada hacía con permanecer ahí, decidió levantarse con sumo cuidado para no perturbar el sueño de su esposo, tomó la bata de seda que estaba sobre un sillón cerca del closet y cubrió su cuerpo con ella, miró a su marido un segundo y salió de sus aposentos.

No sabía a donde dirigirse, pensó en bajar a la cocina por un vaso de leche tibia, pero tuvo una corazonada, fue a la habitación de su primogénito.

Poseía la llave dentro del bolsillo de su bata, la sacó e introdujo dicho objeto en el pequeño cerrojo, abrió paulatinamente la puerta blanca, percatándose que la luz permanecía encendida, abrió otro poco más, la cama aún tendida y su dueño no la ocupaba.

Al abrir completamente la puerta se horrorizó viendo que la ventana de la habitación estaba destrozada, su hijo escapó de la casa a un lugar desconocido, por primera vez sintió su instinto maternal apoderándose de su alma, lo primero que hizo fue llamar al celular para localizarlo.

Un repique, dos, tres... la máquina contestadora envió directamente al buzón de mensajes.

.- Milo, por favor llama a casa en cuanto escuches este mensaje…es..estoy preocupada hijo, por favor vuelve a casa.

Un mensaje no haría que Milo volviera, comenzó a recapacitar la discusión de hace horas, tanto ella como su esposo viajan constantemente, Milo esta siempre en casa en compañía de la mucama, su hermano en Francia estudiando, es lógico que se sienta solo cuando termina su rutina escolar.

Miró a su alrededor. Desastre, el desorden reinaba en esa habitación, las evidencias de la pelea aún estaban esparcidas intactas por el piso alfombrado, haciendo revivir ese instante en que Milo golpeaba al joven Essex sin piedad, cerró sus ojos con fuerza tratando de reprimir las imágenes invadiendo su mente, un nuevo suspiro abandonó su boca, resignándose, ya pasó lo acontecido, pero eso la perturba, mortifica y asusta, jamás había visto a su hijo así, no se explicaba el por qué de esa actitud, posiblemente su estado alcohólico lo llevó a ese extremo, aún asi, no estaba completamente convencida, tuvo que haber pasado algo más junto con el embarazo de su ex-novia y los problemas con mamá y papá, mientras ellos estaban ausentes...

Un repentino impulso le llevó a ordenar la habitación, recogió los estuches de CD´s que Milo solía escuchar, la mayoría de música popular y por ende que ella conocía, su expresión cambió a desconcierto al encontrar aquel extraño grupo musical, levantó del piso la caja, examinándola, pensó que se trataba de alguna banda de rock pesado con alegorías al satanismo, comenzó a preocuparse, su hijo no escuchaba esas cosas...

No podía asegurarlo, ya que nunca entablaba una conversación con él acerca de sus gustos, eso... la deprimía.

Colocó todos los CD´s en su lugar, su mirada se dirigió a un portarretrato, lo tomó observando la dulce imagen que estaba en su interior, un hermoso recuerdo del pasado distante, Milo apenas tenía 4 años y su hermano aún vivía con ellos, la familia reunida sonreía feliz, sin preocupaciones ni temores, solo estaban disfrutando de unas mágicas vacaciones en un parque de atracciones mundialmente famoso.

La nostalgia se apoderó de su corazón, las lágrimas recorrieron sus mejillas lentamente, una triste sonrisa se dibujó en sus labios, miles de recuerdos comenzaban aflorando en su mente, estrechó contra su pecho el objeto, colocó con mucho cuidado aquella imagen sobre la mesa de noche y continuó con su labor.

Divisó un bolso negro de hule, el cual estaba abierto y mostraba todo su contenido, lo tomó y una pila de cuadernos se desparramaron en el piso al levantar aquel morral, luego de un suspiro de reproche, colocó el bolso en el sillón, volvió a agacharse para recoger los cuadernos, uno en particular llamó su atención, una libreta abierta mostrando un párrafo solitario, al parecer se trataba de un corto poema que dedicaba a alguien, se dispuso a leerlo, pero su expresión se fue marchitando conforme sus ojos repasaban aquellas nefastas palabras.

"No, no, no" se repetía una y otra vez, pensaba que era una vil broma, o una horrible pesadilla de la que pronto despertaría.
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-¿estas... seguro?

.-carajo, no me voy a quebrar...

Lo trataba como un frágil cristal... lo disgustaba, quería rudeza, y desesperación.
Milo le beso en los labios, se concentraron en una batalla de lenguas, los brazos del pelirrojo atraían la espalda del Rubio, gemía de satisfacción al sentir cerca la anhelada piel del otro, el mayor se quitó la camiseta por encima de la cabeza, los ojos de Camus brillaron, le atrajo de la fina cadena que Milo portaba en su cuello.

.- debiste despertarme...

el moreno se coloco encima y le quito la bata, esa ropa de hospital que Camus portaba era repulsiva, el chico agradeció en su mirada que le despojara de eso...

Milo se desnudo aventando la ropa que restaba... su acompañante pudo admirarlo en todo su esplendor, deleitándose de manera visual ...
Se aproximó para que Camus pudiera tocarle, los dedos del pelirrojo recorrían placenteramente toda la tersura de su pecho, acariciaba y notaba sus reacciones, Milo se dejaba mimar.

.- Hum, casi lo olvidaba... –Milo estiró el brazo para sacar un objeto de una bolsa que había puesto sobre la cama-
.-es para ti

El pelirrojo tomo la caja, leyó en voz alta el texto impreso en la portada

.- Apocalyptica, gracias!

.-¿ te sientes mejor?

.- no me duele nada ahora...

.-Me alegra que estes bien, lo siento... debí venir antes...

.-te extrañe...

Camus besó a Milo, podrían ser más discretos, pues estaban en un hospital.

.- ¿crees... aguantar? ...no estás un poco dolorido para..."eso"?

.- más bien demasiado caliente...

Milo rió por esa pícara confesión, si su visita le alegraba un poco, cumpliría sus exigencias...

.-...pillo

Notó como los moretones adornaban su torso desnudo, una mirada de preocupación fue dirigida al pelirrojo, este rechazó ese gesto atrayéndolo de nuevo.

Se lo pedía de manera tan dulce y sumisa, Milo fue muy cuidadoso, la piel de Camus fue besada con suavidad... todo con gentileza, cuello, pecho, abdomen...

No le hizo esperar más, hundió la cara en su sexo, Camus jadeaba lo que hacía aumentar el ritmo en su amante, Milo tomó el miembro erguido y comenzó a introducirlo entre sus labios lamiendo delicadamente la punta...
no podía creerlo... nunca le había hecho eso...
que bien lo hacía... y por todos los ángeles... Camus no quería que se detuviera.

Un impertinente toquido se escuchó a través de la puerta.

.-¿Camus, ¿estás bien "pequitas"?

.- Si, mamá!

.-necesitas algo?
.-No, nada!

.-Iré por un café a la planta baja, ¿estarás bien?

.-Sí!

Milo se detuvo desencantado
.-...me sobreprotege.- se excusó el pelirrojo.

Reanudó su tarea interrumpida, brindando todas las sensaciones que Camus provocaba en él al complacerlo de aquella manera. El rostro de Camus lucía ruborizado, sus ojos se entrecerraban con la vista algo nublada por aquella marea de placer...

.- ... mm-milo...

De pronto se olvidaba de todo con aquellas caricias que lo curaban al instante... sus caderas imitaban el vaiven que Milo imponía, era demasiado abrumador, los dedos de Milo urgaban delicadamente en su interior evitando lastimarlo, pero el pelirrojo deseaba sentirlo intenso, le extraño demasiado, las inmensas ganas de estar con el resurgían de lo más recóndito...
Camus permanecia semisentado sobre la cama, bajo la mano hasta el duro miembro del otro chico...
El rubio se acomodó entre sus muslos, esa manera de provocar le incitaba a querer penetrarlo de una vez...

Colocó las palmas de sus manos sobre la cama a los costados de la cabeza del pelirrojo...
ladeaba el rostro aturdido por semejante estimulación, y quien lo hacía se excitaba con sólo observar el rostro de Milo... los cambios en sus gestos... su respiración volviéndose pesada...
Dejo de masturbarlo, ahora Milo besaba su cuello sintiendo como ambas erecciones chocaban debajo ardorosas... gimiendo con lujuria apresurada.

.-...sigue... por favor

La fase dolorosa eran cuidadosas embestidas que en todo momento Milo estuvo pendiente de la resistencia a aquel insaciable tormento acomodandóse caprichoso a la manera de su amante, esperó...paciente.

Una insufrible tortura que Camus optó por terminar, comenzó a mover su pelvis en un vaiven lento, sensual...
Milo besaba sus hombros, repetía lo increíble que era, lo feliz que era...

.-¿te gusta "Pequitas"?

.-shh ... cállate!
Camus soltó una carcajada ante el comentario, con el cojín donde mantenía apoyado el brazo dió un golpe juguetón al de ojos turquesas.

.- callame...

.- si con esto te callas...

Le tomó del cuello y lo beso en la boca, fascinado por aquel absurdo conflicto pues no había ningún perdedor.
Lucía cansado y feliz, con una tenue sonrisa que Milo borró con sus labios al momento de incorporarse.

Sus sombras se reproducen en la pared hambrientas de cariño... ambos vacios... llenándose el uno al otro.
No importa lo que pasé mañana...

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Eran casi las cuatro de la mañana, recorrió media ciudad debido a que sus padres le negaron el coche, al fin llega a su acomodado vecindario, varias cuadras antes de su casa escucha un claxon que parece advertir la presencia de un individuo renuente a ser ignorado.

Su boca pronunció aquel nombre con desgano, con rencor, estaba harto de tener que lidiar con quien supuestamente era su amigo.
.- Leobardo.

Le vió bajar del coche, el joven lucía con la facha de alguien que ha estado bebiendo, y Milo notó su andar tambaleante, el aroma a licor rondaba su cuerpo.

.-uf, que noche... "Hola Romeo"

Permaneció tajante a la presencia del otro sería mejor rechazarlo y partir a casa, bastantes explicaciones debía a sus padres, no alcanzaría toda la madrugada.

.-Hey! Por qué avanzas sin hablar? ...

Milo se detuvo en su andar, sus deseos por esquivar a Leobardo cambiaron en deseos de enfrentarlo por última vez.

.-¿qué es lo que quieres?

El chico dibujo una mueca de diversión en su rostro mientras pasaba un brazo por los hombros de Milo.

.-Vamonos a pistear, la noche es joven...

El chico reía como un idiota alcoholizado, Milo no imagino que minutos atrás había cometido varias infracciones que libró a base de "mordidas".
Su nariz lucía enrojecida, los ojos somnolientos de tanto beber.
.-Vete a casa Leobardo, antes de que atropelles a alguien.

.-ja! No soy tan idiota... estoy en perfecto estado..."las chicas lo notaron"... je... ya sabes... Leticia la del burdel... me la cogí como nunca, ni se resistió a mis encantos.

.-a mi me parece que traes gonorrea .- Milo se decidió a retirarse con aquel comentario de ataque, separó de sus hombros el brazo de Leobardo.

.- Milo... tengo curiosidad... cuando lo hacen ¿ imaginas que estas con una chica?... ¿sabe mamarla bien?...

El rubio paró en seco, sus pies se detuvieron ante aquellas palabras, le invadió una atmósfera pesada.

.- je, apuesto a que se porta como una perra cojelona...

.-Vete a la mierda! tú no sabes nada de nosotros ¿Por qué debo darte explicaciones de lo que hago o dejo de hacer?

.-tienes razon, si te gusta la vida pesada... ni siquiera tu papa va a salvarte enviandote lejos, si al menos escucharas estarías más atento a lo que vas a perder.
¿has pensado en el asco que vas a sufrir, sería mejor estar tres metros bajo tierra ... no lo crees así Milo?

¿desde cuando es sencillo cambiar de preferencia sexual, de antemano sabes lo mal que te veran tus padres, peor que un asesino, como un sucio criminal.

... sería mejor suicidarte

El rubio Miró el piso, esa frase insolente y por parte de un borracho de pronto no pareció tan errada... que manera tan baja de morir... la huida cobarde... no es ningún heróe ni guerrero arriesgándose a luchar, solo es... un adolescente.

Cuando estás encadenado a la desgracia es imposible mantenerte en pie.
Por alguna extraña razon su "amigo" seguía con esa idea de "salvarlo", liberarlo del error, cumplir su cometido.

.-Esto no es una película...

Tendrás suerte si tu padre no te repudia cuando le digas que es un Malkavian, no es tan sólo un fenómeno sino el hijo de Emilio Malkavian... la misma asquerosa sangre de estafador en sus venas... tú y él jamás van a ser felices... esa basura no tiene nada, pero tú... tienes mucho que perder.

.-Cállateeeee !

Un grito con todas sus fuerzas, tanto que algunos vecinos despertaron, estaba harto, harto de llorar y sufrir, estos días habia llorado tanto que penso: se acabarían todas sus reservas dejándole seco.

Leobardo soltó una carcajada, le fascinaba verlo así, destruido... desmoronándose frente a sus ojos... en su pequeña mente Milo no merecía compasión.

.- No me digas que "va a llorar la nena", eso lo aprendiste de Malkavian '?

Una súplica, "ya no aguanto más, ya no sigas, déjame solo, quiero estar solo..."

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Sus pies lo llevaban de vuelta a aquel amargo lugar, un hogar que estaba destruido desde hace tiempo y jamás volverá a surgir, ni a sentir aquella calidez familiar que tanto anhelaba.

¿Cómo es posible que una persona que tenga tantas comodidades y tantas cosas a su disposición pueda ser tan miserable, la verdadera miseria está en el alma y nadie aprecia las cosas cuando las obtiene tan fácilmente...
¿Qué sentido tiene ser popular? pasa algo indebido y la sociedad te señala con el dedo, ¿qué sentido tiene ser de la alta sociedad? la gente es hipócrita y sólo te aprecian por el tamaño de tu cuenta bancaria.

Los dones a veces son maldiciones, si es que se le puede llamar dones a esto.

Las imágenes de Camus herido invadieron su mente, era lamentable, le hervía la sangre el sólo pensarlo, haber golpeado a Leobardo no era suficiente, ese chico se merecía lo peor del mundo, sus manos se cerraron con fuerza reviviendo el momento de su pelea con aquel infeliz, la satisfacción de darle una cucharada de su propia medicina a ese sujeto era imposible de evitar, simplemente lo gozó, así como él disfrutó golpear al pelirrojo y aún así, no fue suficiente.

Una ráfaga de viento frío sacudió su rebelde cabello.

Podía ver su casa a una cuadra de distancia, las luces del recibidor estaban encendidas, significa que sus padres se enteraron de su escape nocturno, sonrió con resignación, ¿para qué angustiarse? nada importaba, un regaño más, y un castigo más, lo que viniera no importa.

Enfrentaría a sus padres, una vez más, esta noche.

Introdujó sus llaves en el cerrojo, abrió lentamente con la vista en alto, bastante nervioso atravesó el umbral.

.- ¿dónde estabas Milo?

La voz del padre resonó peligrosamente lo suficientemente alto para hacerse notar, Milo dirige una fugaz mirada a su progenitor que sin duda estaba enfurecido, el chico se quedó ahí, estático, no huiría de su padre, tampoco comenzaría otra discusión, simplemente estaba cansado...

Aquel hombre se abalanzó sobre su hijo sin recibir respuesta alguna, lo tomó de los hombros y comenzó a zarandearlo, el simplemente miraba a su padre directo a los ojos.

.-Te hice una pregunta…¿Dónde estabas metido?

.- ¿ te importa saber en dónde estoy y qué hago papá?

Ambos se amenazaban con las pupilas, ninguno cedía, sería una lucha por la dominación de su oponente, ambos no tenían intenciones de dar su brazo a torcer.

.- Te he impuesto un castigo ¿ fuiste capaz de desobedecer? ¿en qué demonios estás pensando?

.- ¿En qué demonios estoy pensando? ¿ con esa basura de imponerme un castigo cuando jamás están aquí? ¿No crees que es ilógico que me castiguen cuando pude haber hecho lo que me da la gana mientras ustedes no estaban?

.-¡Tu madre estuvo al borde de un colapso nervioso cuando no te encontró en tu habitación!

El progenitor apretó aún más el agarre, Milo hizo un gesto de dolor, luego su padre cedió y se llevo los dedos a la base de la nariz.

La madre de Milo se asomó al escuchar los gritos de su esposo y de Milo, tranquilizándose al ver a su hijo sano y salvo, bajó las escaleras y abrazó fuertemente al rubio, palabras lastimeras de gratitud eran ahogadas en el hombro del chico, Milo permanecía inmutable ante esto, la apartó de sí, ella abrió sus enrojecidos e inflamados ojos al sentir rechazo, nuevamente las lágrimas se apoderaron de sus orbes.

.-Milo…

No contestó, no quería verlos, reanudó su andar a su habitación.

.-¡Milo no huyas de nosotros!

No les prestó atención, simplemente continuaba subiendo las escaleras paulatinamente, su padre completamente dominado por la ira, volvió a abalanzarse sobre Milo, lo tomó por el cuello de la chaqueta, con un impulso lo arrojó escaleras abajo, el daño fue menor ya que no había subido mucho, pero la caída le torció el tobillo, la mujer se mantenía al margen, no quería intervenir.

Su padre bajaba las escaleras amenazadoramente, Milo lo observaba de reojo, con la mirada baja, se dio cuenta que él introducía su mano en uno de los bolsillos de su bata, y reveló un pedazo de papel arrugado, al parecer arrancado de alguna libreta o algo así, no entendía, ¿qué quiere decir su padre con eso?

.- No sólo tienes un bajo rendimiento en la escuela, sino que embarazaste a una joven, le destrozaste la cara y heriste el hombro del hijo de una de las personas más destacadas de la ciudad.

El hombre exprime el pequeño papel a la vez que otro ataque de ira se introducía en su torrente sanguíneo.

.-¡Y ahora esto!

Su padre lanzó el papel asestándole la magullada cara al rubio, Milo toma el papel y lo abre, quedó de piedra ante la sorpresa, su más profundo secreto, aquella confesión en su cuaderno con aires de tristeza, soledad y amargura...

Comenzó a temblar, el sudor frío se asomaba por los poros perlando su morena piel, bajó la mirada conteniendo sus lágrimas, sabía, sus padres lo rechazarían, era inevitable...

.- ¡Explícanos eso!

.-Papá…yo…

Aquel hombre lo tomó de la chaqueta levantándolo del piso, comenzó a zarandearlo con violencia, como si eso fuera a quitarle sus gustos.

.-Dime que es mentira Milo, ¡DIMELO!

No dijo nada, tan solo desvió sus ojos azules hacia su madre decepcionada, sabía que ella no movería un dedo ni diría una sola palabra, solo observaría los acontecimientos, el silencio del chico preocupó aún más al hombre, y confirmaba sus sospechas.

Era cierto...

Milo se sentía indefenso, el hecho de que ambos conocieran la verdad lo hacía sentir desnudo.

.- ¿Has ocultado esto desde hace mucho tiempo?

.-No lo sabía…

.-No lo sabías.-Cortó su padre, renegó con la cabeza sin dejar de mirarlo con ira.- ¿Quién es, Milo?

.-No lo conoces

.-¿Es de la escuela?

El chico rubio tan solo asintió lentamente.
.-Dime quién es Milo

Milo volvió a negar, no podía decirlo... esa información se la llevaría a la tumba.

Al ver a su hijo negarse a revelarlo volvió a enfurecerse, miró a Milo con repulsión, no podía imaginarlo teniendo relaciones sexuales con otro varón, era vergonzoso.

La madre continuaba inmóvil, sin previo aviso el hombre asestó un sonoro puñetazo al rostro de Milo, su madre dió un respingo con el corazón acelerado.

Le dio otro, y otro más...
su padre estaba cegado por la furia, lo golpeaba sin remordimiento, la señora simplemente se volvió y cubrió su rostro con las manos, tratando de huir...era demasiado para ella.

.-¡Esta noche nos has revelado más de lo que has hecho toda la vida!¡Maldito seas! ¡Yo ya no te conozco! ¡Eres un extraño para mí! Me das asco, tú no eres hijo mío.

Su padre acaba cansado y completamente sudado, se detiene, Milo no tiene fuerzas para levantarse, su madre se da la vuelta lentamente, tiembla de miedo, nunca ha visto a su esposo en ese estado, luego mira a su hijo, su instinto maternal vuelve a despertar poco a poco, no soporta verlo, ella ha cometido muchos errores al igual que su esposo, así que interviene.

.-¡Ya basta por favor!

.-¡Acaso tu estás de acuerdo con él?

.-¡No lo estoy! Pero golpearlo hasta el cansancio no es la solución

.-¿Estás diciendo que apoye a Milo? ¿Qué apruebe su homosexualidad? ¿ tienes idea de lo que estás diciendo?

suspiró derrotada, es una situación difícil y delicada, ¿cómo aceptarlo?... No sabe que decisión tomar, queria una familia normal, pero, ya no hay vuelta atrás.

.- Por favor, no empeores la situación, debemos hablar esto con calma

La Señora miró a su esposo anhelante, esperando que tuviera algo de cordura pero el simplemente negó.

.-¿Con calma? ¿tu crees que esta situación debemos tomarla con calma?

.-¡Desde luego que sí!

.-¿Sabes? No vale la pena seguir discutiendo esto.- Vuelve su mirada a Milo

.- En cuanto a ti…mañana mismo te enviaré a esa escuela militar, estarás internado y completamente alejado de esta casa, tendremos contacto solo para enviarte dinero, no quiero saber más de ti.

.-Papá….-Fue lo único que logró articular.

.-¡No me llames así! ¡Reniego completamente de ti!

.-¡Ya basta por favor! ¡Es tu hijo!

.-¡Mi hijo está en Europa estudiando arte! desconozco a esta aberración.
Ojalá estuvieras muerto, ahorrarías vergüenza por ambos lados, prefiero mil veces eso...

Dicho esto el padre se retiró a la habitación principal seguido de su esposa, Milo quedo profundamente herido, los golpes eran dolores insignificantes comparados con las venenosas palabras que su padre escupió.

Su corazón estaba desgarrado al igual que su alma, lloró con dolor e impotencia, se sentía solo, el rechazo era algo sumamente fuerte y devastador.
Después de escuchar el portazo que provenía de la habitación de sus padres trató de levantarse.

Su mano izquierda cubría su abofeteado rostro mientras su mano libre tanteaba el pasamano de las escaleras buscando apoyo, subía aquellos escalones muy lentamente, el dolor le hacía delirar.

Aquel abominable ultimátum de su padre resonaba por todos los rincones de su cabeza, ese veneno recorría su alma, no importaba ser rechazado por los amigos, por su ex-novia o por cualquier chica del mundo, pero le dolía enormemente ser rechazado por sus padres.

Creyó que no les importaba, que tenía una voluntad inquebrantable, mucho valor y autosuficiencia, pero estaba equivocado, dependía de ellos, de su cariño, de su atención, su inmadurez volvió a darle una mala jugada y lo devolvió a la realidad, él era dependiente, y lo sabía.
Aun que superficiales, siguen siendo sus padres, sigue siendo su carne y sangre.

La discusión se escuchaba claramente detrás de la puerta de aquella habitación, oía a su padre decir una y otra vez esas ponzoñosas palabras:"Prefiero que muera, no quiero saber más nunca de él", su madre al parecer le defendía, pero el carácter fuerte de papá encontraba algún argumento convincente, su madre cedía.

Continuó con su tambaleante andar directo a la habitación, no se detuvo a mirar la puerta de la alcoba de sus padres, la depresión lo dominaba... lo carcomía por dentro...

Su cuarto seguía igual, salvo algunos objetos que fueron acomodados en su sitio original, bajó la opaca mirada, uno de sus cuadernos tenia una hoja faltante, sin duda era la triste confesión que fue arrancada de las entrañas y volvió a sus padres en su contra.

Se dejó caer al piso, con su espalda recargada al pie de la cama, sus orbes azules se dirigían al arma que usó contra Leobardo, la sangre ya no estaba tan fresca, su brazo fue alargado hacia aquel objeto, lo tomó observándolo por largo rato, los padres continuaban discutiendo, alzaban aún más la voz.

Impulsado por inercia, acarició la palma de su mano con el trozo de botella, comenzó a brotar sangre alegremente por la herida.

Miserable dolor, aquella sensación haciéndonos recordar que aún vivimos, que estamos condenados a sufrir física y emocionalmente, el dolor físico sana más rápido que el que perturba el corazón sin llegar a recuperarse.

Recordaba las palabras de su padre, ya no lo ama, y quizás nunca lo amó, su madre era una hipócrita que sólo quería aparentar felicidad inventando una cruel fantasía.

I speak in verses, prophecies, and curses

I hate my life

No miracle is coming

Tanto dinero, tanto poder y tanta desdicha, el mundo esta lleno de escoria y le teme con toda su alma, la sociedad es una mierda, la vida simplemente no puede soportarla con este rechazo...

Observa el cuello de la botella rota, mirando y analizando cuidadosamente, millones de pensamientos sacudieron su cabeza, algunos dolorosos, otros dichosos, recuerdos que marcaron a fuego su corazón y jamás olvidará.

Hate you

It's just a hole

Hate you

Nothing's wrong with you

Hate you

Must maintain control

Cerró los ojos y la imagen de Camus apareció, rememoró las incontables veces que lo molestó con palabras estúpidas engatusado por Leobardo cada vez que pisoteaba su persona o arruinaba sus pertenencias, aquella vez que comenzó a realizar el proyecto de literatura conoció más a fondo a ese chico que borró sus prejuicios... con él descubrió su identidad, recordó el primer beso...cuando confesó que le gustaba, y la primera vez que tuvieron sexo en la casa de Camus, sonrió tristemente, lágrimas asomaron por sus ojos... y observó nuevamente aquel objeto...

Hate you

Everyone's asking questions

No place is safe

I'll forfeit resurrection

To escape this pain

La desición estaba tomada...

No titubeó... acabaría con el dolor y las penas que causo a sus allegados...

Abrió una profunda herida en su cuello... con desesperante lentitud, la piel se abría paso a aquel fragmento, esta locura será un gran escándalo, pero pronto lo olvidarán...

Abundante sangre bañaba su cuello lacerado, ese cálido carmesí abandonaba su cuerpo que era seducido por la muerte de manera sublime, su vida desvaneciéndose lentamente...

I hate my life

I speak in verses, prophecies and curses

This storm of thorns is growing

Hate me

There's no end in sight

Dejó caer su mano casi sin vida, sus lágrimas seguían la trayectoría arropando el maltratado rostro... sus ojos tornándose opacos se suspendieron en la nada, su corazón cedió lento, era tremenda la pérdida sanguinea, se manchaba de ese color, y su respiración fluía cada vez mas débil.

Hate me

Chaos claws my jaw

Hate me

And incites a mental riot

Hate me

I'm in the mouth of madness

With a tongue of poetry

I ate the spine of Atlas

Now the world is crushing me

I hate my life

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Despertó de repente, su respiración volvió poco a poco a la normalidad, la luz de la pequeña lámpara sobre la cabecera de la cama permaneció encendida, sentía su cabeza pesada por la cantidad de medicamentos que le administraron.

Estaba nervioso, no tuvo un sueño placentero, se talló el rostro con ambas manos para librarse del embotamiento cerebral.

Tocó la textura lisa que sobresalía debajo de su almohada, y encontró un pedazo de papel... lo tomó y desdobló.

Sus ojos se abrieron más de la cuenta ante aquella señal, reconoció la letra que estaba plasmada en el papel, tuvo la sensación de que algo había sucedido.

Suspiró al leer una corta frase escrita en inglés.

.- Stay Dark...

Athel le había conseguido una selección de música obsequiándole un reproductor portátil para evitar el aburrimiento, vació su mente de aquella pesadilla que tuvo hace un instante, oprimió el boton de play mientras el aparato ejecutaba la voz de un desquiciado Tom Yorke.

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La mujer gritó de horror al llegar a su destino encontrando ese cuadro sangriento, comenzó a llorar desconsolada, el hombre a su lado no reaccionó, quedo en shock al ver tendido en el piso a su hijo muerto cubierto en sangre y lágrimas, una herida considerable ocupando su garganta infringida por él mismo, poseída por la ira la mujer comenzó a golpear en el pecho a su marido, lo hizo con todas sus fuerzas hasta caer rendida acusándolo... se unió al joven cadáver abrazándolo arrepentida.

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Con lágrimas contenidas en sus ojos que no parpadeaban un instante, se acercó al ferétro, observando la expresión de quien había sido su hijo, una tristeza enorme apoderose de él, una resignación inevitable, súbitamente una mano gentil palpó su hombro encontrándose con una melancólica mirada, era Matías quien había llegado directamente de Francia, ambos se abrazaron fundiéndose en el mismo sentimiento, era demasiada carga para no ser dividida...

El hijo mayor de los Valiant retornaba para encontrarse con la tragedia de ver a su único hermano tendido en una caja.
¿Cómo era posible?
No se explicaba las razones que pudo haber tenido, a sus ojos siempre había sido feliz, hasta hoy supo que no era así, nadie se suicidaría siendo dichoso, sería bizarro llevar a cabo semejante acción.

El chico se aparto un momento del padre, enfrentando su rostro que lucía con ojeras por no haber dormido.

.- ¿Dónde esta mamá?
La pregunta del chico quedo en el aire al divisar a su madre en el umbral de la funeraria, ataviada con un velo de encaje negro que disimulaba su pálido aspecto.

El muchacho caminó a su encuentro, tomando de las manos a la afligida mujer que solo atinó a lanzarse en los brazos de aquel llorando su dolor.
No sabía que decirle, el cambio radical que había sufrido su hermano, las notas que evidenciaban su estilo de vida, el parentesco que ya les era desconocido mucho antes de que se dieran cuenta.

El cuerpo de Milo frío y rígido como su situación lo permitía, fue enmarcado por los ojos de Camus, estos se llenaron de lágrimas al instante, no iba a desmoronarse frente a todas aquellas personas... había llegado con muchas dificultades hasta aquí para comprobar que no era ningún engaño.
Su madre lo acompañaba, eran los que vestían mas modesto entre todo aquel tumulto de gente.
La madre respingó al escuchar una varonil voz que la reconocía, dió media vuelta para encarar al susodicho, diose cuenta de que éste no había cambiado casi nada en sus facciones.

.-¿...qué haces tú aquí Leonor? – interrogó

Ella le miró impasible, ignorando la testarudez, respondió simplemente tal cual su corazón dictaba.

.-Ese chico fue lo más querido para mi hijo.

Aquel hombre se atragantó con esas palabras, la vida privada del joven difunto estaba plagada de chismes que giraron alrededor en días pasados, nunca imaginó que esa mujer tuviera algo que ver con ello, y concretamente su hijo.

.-calla, ¿qué pretendes?... ¿armar un escándalo? sal de aquí ahora mismo, llevate a tu hijo no quiero saber nada de ustedes.

No era mas nadie que el Sr. Essex, padre de Leobardo, principal perjudicado en la bancarrota de MC sistemas, la empresa que vetó por siempre a Emilio Malkavian y su desgraciada descendencia.

.- Tiene derecho a estar aquí

.- sabes que no es así, después de lo de tu esposo ¿ahora arruinaras a mi socio?

.- Emilio nunca tuvo necesidad de cometer ese fraude, el y yo... teníamos un plan para una vida mejor, uno de tus clientes le ofreció más dinero en otra compañía a cambio de que robara los archivos confidenciales para ellos, cometió un error, y no por eso Camus debe cargar con ello.

.-Patrañas!

.-Mi hijo y yo no tenemos por qué soportar este trato, fue demasiado duro verlo muerto, ese chico cometió una tontería, nadie tiene derecho a jugar con la mente de los más débiles... incluso sus padres... personas como tú.

.-Todos sabemos que eres alcohólica, es gracioso ver quien habla de educación e hijos, no mereces ser considerada.

.-Tienes razón ninguno de nosotros se destaca por ser un buen padre, yo quedé devastada por la muerte de Emilio y tú solo piensas en poder y su inversión. ¿Que más da si nos vamos al infierno...? dime, ¿llevar con nosotros a nuestros hijos te parece justo...?

Pero eso no son más que palabras... te deseo suerte con Leobardo.

El chico pelirrojo se aproximó a la caja de ébano, sus labios hicieron un esfuerzo sobre humano, al poco tiempo soltó un alarido ahogado, los brazos apoyados en muletas se posaron ahora sobre el borde de aquella elegante madera, grabada con ornamentos y leyendas en latín, Milo lucía apacible y tranquilo, lo que nunca en vida, sus ojos permanecían cerrados y quietos privando de una mirada intensa que Camus conocía muy bien, esa piel de tonos bronceados estaba arreglada por las manos del personal encargado de maquillarlo, su cabello aún brillaba como la última vez visto. Un elegante traje de estilo europeo cubría hasta el cuello las evidencias del suicidio con una corbata de seda atada, con el escudo de armas de la Familia Valiant bordado en la fina tela.

Acarició la dorada melena, intentanto reprimir su dolor.

.-Asi que... es cierto.

Apretó los labios, no quería llorar pero las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos hambrientos...

.-Milo...

Se inclinó con dificultad hacia el cadáver, parecía un ser etéreo... le miró de cerca y sus labios rozaron los inertes labios del muerto... una lágrima resbalo de su rostro posándose en la mejilla del difunto, con uno de sus dedos la secó lentamente.

.- ...¿Por qué tuviste que hacerlo?

Quería estallar, necesitaba hacerlo, salió de ahí, con ayuda de las muletas que portaba se alejó...
Todos los presentes cuchicheaban y miraban en suspenso al joven pues para ellos su conducta era reprobable.

Leonor se mantuvo al margen respetando la privacidad de su hijo, viéndolo llegar a la puerta de salida, y más de un curioso siguiéndole con la mirada.
El pelirrojo se detuvo al sentir una mano aprisionando su brazo.

.-¿Quién eres?- preguntó el joven que le miraba fijamente a los ojos, obligando a Camus a responder.

.-Me llamo Camus Malkavian

La atención recaía sobre los dos, el chico soltó el brazo de Camus y este salió del lugar, aquel no podía creer lo que acababa de escuchar... un Malkavian, y Milo y él... ¿ eran ciertos los rumores sobre su hermano...? no parpadeó, quedó en shock hasta que su novia Rebeca, proveniente del mismo viaje, llamó su atención.

.-Vuelvo en un momento

.-Matt, a dónde...?

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Le encontró sobre un columpio, meciéndose en aquel parque público y desolado.
Sus pies rozaban el suelo y las muletas yacían tiradas en el piso.
Camus levantó la vista, sintió una presencia que le distrajo.

.-La última vez que lo vi tendría unos quince años, la verdad no nos veíamos mucho aunque yo estuviera por aquí.

¿tenías algo que ver con mi hermano, Milo?

Camus abrió los ojos al máximo cuando fue sorprendido por esa imponente voz, giró la cabeza, era el mismo chico que lo cuestionó en la funeraria.

.-Nosotros eramos... más que... amigos.

.-Supuse eso cuando te vi ahí dentro.

No me malinterpretes, no debe ser algo cómodo, lo entiendo, pero... debo saber cual fue la causa que impulso a Milo.

.-Una locura... siempre se mostraba feliz a pesar de lo que estuviera pasando, no sé que lo impulso a...

No pudo continuar, las lágrimas se apoderaron de sus emociones, Matias entendió... preguntaba demasiado, tomó asiento en un columpio desocupado.

.-No me agradan los entierros, la gente siempre está tan pendiente de ti cuando te encuentras triste, ¿...Camus, verdad? ...sé que no soy el indicado para esto pero... si necesitas hablar, estaré en la ciudad.

El chico le dió una tarjeta con sus datos, número telefónico y correo electrónico, el pelirrojo observó el rectángulo plastificado de papel y permaneció en silencio.

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Los años pasaron para que se dejara de ocultar la verdad, meses y meses para lograr superar la desgracia, mucho tiempo para dominar no revivir esa tragedia cada día.

Hoy un joven arriba al cementerio, el lugar callado mas que intimidarle le parece habitual, hace buen tiempo que no se para por ahí, la tela de la ropa negra actua fresca y ligera con el repentino cambio de clima al que estuvo sometido después de llegar de otro continente.

Avanzó algunos pasos, decidido a entrar a pesar de su ausencia por tanto tiempo, una pelota chocó con su tobillo, un niño que jugaba en el jardín externo contiguo a ese lugar, salió en busca de aquel juguete redondo.

Camus tomó la esfera de plástico agachándose a la altura del pequeño.

El niño sonrió abiertamente al serle ofrecida la pelota, había algo en su sonrisa que a Camus le pareció familiar, cuando el pequeño se alejó, conservo esa extraña sensación.

Atravesó el umbral del recinto, fue a la lápida que buscaba, llegando cauteloso al notar que la tumba estaba siendo visitada por una mujer... ella volteó al sentir la presencia de Camus.

La joven caminó hacía el pelirrojo con el gesto apagado situándose frente al chico.

.-Así que... ¿viniste desde Francia para estar aquí?

El pelirrojo cambió el semblante tornándose ahora en sorpresivo.
.-¿Quién eres?

Permaneció callado sin saber que decir, había pasado por muchas cosas, dificílmente recordaba algún rostro en específico desde que partió de esa ciudad para seguir sus metas.

.-Soy Elisa

En el rostro de la chica se dibujó un gesto apacible, lucía un poco mayor y con el cabello más corto, Camus la reconoció.

Que extraño encontrarse con alguien del pasado, especialmente cuando los recuerdos no son memorables, existía un lazo común en medio de ambos individuos víctimas de viejos rencores.

Conocedora de ese carácter serio la chica rompió el hielo.

.- Aún no lo creo...

tomo aire, a ella le causaba dificultad lo que pretendía decir.

.-¿Sabes?... lo quería mucho, no lo supe hasta que lo perdí.

El pelirrojo escuchó atento la confesión. Esas palabras parecían más un monólogo suplantando una conversación, la tensión entre ambos fue disminuyendo.
Observó que la joven abría su bolso de mano.

.- Mami! ¿Ya nos vamos?

Interrumpió a los presentes una voz aguda e infantil, su dueño de cinco años abrazo inquieto la pierna de la joven arrastrándola.
Camus miró al pequeño, el mismo chiquillo que perdió la pelota hace unos minutos, el niño le sonrió travieso gritando un estruendoso "hola!".

La chica lo separó advirtiendo que esperara y fuera a jugar
Cuando quedo libre volvió su atención hacia el pelirrojo, sacó un cuadernillo, entregando a Camus ese objeto extraído de su bolso.

.-Milo escribía sobre ti

.-¿ es su diario?

La chica asintió contestando la redundante pregunta.
El pelirrojo lo aceptó.

.-Mi hijo no tiene edad suficiente para saber quien reposa en esta tumba.

Ahora lo comprendía todo, Elisa no fue capaz de abortar, no podía creerlo.
Tuvó la oportunidad de conocer a ese ser no deseado, inocente y mistico como sólo la pureza de la infancia transmite.

La joven se alejó después de la implícita revelación, el pelirrojo la observó alejarse en silencio, tratando de digerir lo recién descubierto.

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Abrió el diario al verse solo, las primeras páginas lucían arrancadas, como si el autor lo hubiera hecho a propósito borrando el pasado, hojeó al azar encontrando un deprimente escrito.

No valgo nada
no merezco felicidad
no perdonan mis fallas, me odio a mi mismo... ¿qué importa seguir adelante cuando todo lo que vale esta destruido?...
No cabe duda... liberarse de esta opresión en el pecho es dificil... no respiro, el suplicio es... interminable, es eterno.

Cerró el diario, una lágrima atravesó fugaz su mejilla, bajo la cabeza apretando los puños.
Se arrodilló frente a la tumba sollozando.

.-... que tonto...
Sus lágrimas brotaron con furia... no tenía caso que lo dijera, hablaba con nadie... le respondería la soledad. FIN