Capítulo 5: Deseos problemáticos

Shinku no solía ser tan impulsiva, se suponía que esa era justamente la actitud que odiaba de su prima Rin, por lo que cualquiera se habría sorprendido, evidentemente, al notar que ella había hecho tal estupidez de meterse en líos con sus más grandes alcahuetes: Elioth y Yasuo. El problema era que verdaderamente se había enojado con lo que su padre había hecho. Ella siempre había sido la hija perfecta y le había demostrado que le encantaba la ciencia tanto como a él, hacía todo lo posible para hacerlo sentir orgulloso, ¿y qué pasaba? Que él insistía en destruir todo, eliminarla a ella de la existencia viajando en el tiempo, y todo por ese deseo de "salvar a la humanidad".

Sí, al final había resultado ser que existía el multiverso y su padre no podría destruir su existencia, pero también había estado pensando en lo triste que era que su padre no la quisiera lo suficiente como para dejar de lado su idea egoísta de la máquina del tiempo por ella. Empezó a llorar como la llorona que sabía que era y se decidió a esconderse tras un árbol para que no la vieran.

—Ese mapachélago idiota —dijo en voz baja con los brazos hundidos entre las piernas. A lo lejos, empezó a oír a Yasuo llamarla, el mapachélago ni siquiera se había dignado a buscarla él mismo.

Ella no quería ver a su padre, aunque fuese una versión más joven de él, sólo quería alejarse de todo y llorar. ¿Por qué siempre había sido tan buena niña complaciendo a su padre en todo? Ni siquiera había intentado buscar su propio camino, sólo había luchado por demostrarle a su padre lo buena que era, pero, aun así, su padre sólo quería enfocarse en sus propias cosas.

Los sollozos de Shinku eran incontrolables, realmente no se sentía bien pensando en cuánto hacía constantemente para ser la niña perfecta, la hija perfecta.

A su hermano nunca le exigían nada, le permitían ser un león peleador y ni siquiera es que lo presionaban en su aprendizaje, sino que él simplemente estudiaba lo que quería y cuando quería. Mientras Shinku estaba en un mundo científico sin estar segura de que ese fuese su sueño realmente, sino sólo para demostrar que amaba a su padre y que quería ser como él. ¿Alguna vez se había puesto a pensar en lo que realmente quería? Siguió sollozando sin poder controlarse a sí misma.

—¿Estás bien? —preguntó una voz femenina apareciendo de repente junto a ella y sobresaltándola—. Ukyo me dijo que te escuchó por aquí llorando y me dijo que viniera yo a hablar contigo porque quizás no querrías hablar con él —explicó ella.

Shinku no se resistió más y brincó sobre su madre, necesitaba un abrazo de ella así ella no supiera que era su madre. Se apretó fuertemente de ella y siguió llorando de una forma más sonora. Definitivamente era una llorona incapaz de hacer nada bien, ni siquiera podía contenerse de llorar al ver a su mamá, aunque fuese más joven.

—M-m-ma-ma-mi-mi, pe-per-do-dón p-po-por mo-mo-mo-mo-les-ta-ta-tar-te-te —lloriqueó aun abrazándola, no le importaba en lo más mínimo que esa Kohaku supiera que era su mamá—. Y-yo d-di-di-di-je-e q-qu-que i-i-i-i-iba a-a-a-a e-e-e-vi-vi-tar d-d-de-cir q-q-q-qui-e-e-én e-e-e-es m-mi-mi ma-ma-ma-má.

—No te estoy entendiendo, Shinku, perdón. Vamos a casa de Ryusui y allá le diré a Francois que te dé algo de comer para que te alegres —le dijo con ternura Kohaku. Shinku asintió.

Después de eso, Kohaku cargó a la pequeña y se fueron rápidamente hasta la casa del capitán.

Tras llegar a la casa de Ryusui, Elioth sospechó que iban a fastidiarlo preguntándole muchas cosas, así fue como lo encerraron en un estudio Ryusui y Gen, mientras que a Rin se la llevó Francois para darle algo de comer.

—¿Y tú de quién eres hijo? —preguntó con interés Ryusui, aunque Elioth sospechaba que tanto él como su padre lo sabían.

—¿Qué cambiará con que lo diga? ~ —intentó evadir la pregunta, con una actitud divertida.

Gen lo miró entrecerrando los ojos como si quisiera leerle la mente y Elioth simplemente sonrió con tranquilidad y alzó sus manos con la intención de mostrar un gesto ameno y de estar abierto a la conversación.

—No cambiará nada, Elioth-chan~, tienes razón, pero… ¿por qué tus trucos y gestos se me hacen tan conocidos? ~ —lo interrogó esta vez su padre.

Elioth puso una mirada de nerviosismo completamente falsa y Gen lo miró con más intriga. Después sonrió.

—Oh… ¿será que es necesario empezar a plantear teorías? ~ —dijo Gen con sus trucos de mentalista más exagerados, llevándose la mano a la frente como si estuviera a punto de adivinar algo.

Elioth rio con ese comentario, ya que su actitud era idéntica a la de su padre cuando hacía algo que hacía sentir mal a su madre y quería alegrarla a través de una actuación divertida: aparentemente su padre no había cambiado por ser un adulto con hijos.

—Asagiri Elioth es mi nombre~ —se presentó finalmente el chico.

Ryusui chasqueó los dedos. Y Gen sonrió con interés.

—¡Jojo! ¡Lo sabía! —exclamó Ryusui.

—Era notorio, Ryusui-chan~, es un mentalista como yo. Pero igual quería confirmarlo, porque tengo una ligera sospecha de quién es su madre. Y parece que me fue mejor en ese universo. —Esto último lo dijo mirando de repente al techo, con un semblante más sombrío.

Inmediatamente el pelinegro se sintió enojado con esa mirada sombría, porque sabía exactamente que su padre en esa época estaba resentido con su madre. Elioth lo miró con enojo de inmediato.

—Ella nunca ha dejado de amarte y estoy seguro de que en este universo es igual —dijo con un tono más neutral Elioth—. No voy a decirte demasiado, pero… debes buscarla y enterarte por ti mismo por qué ella hizo lo que hizo. —Esta vez quien puso mirada sombría fue Elioth—. Ahora, si me disculpan, prefiero ir a comer junto con Rin-chan y ella suele comer muy rápido~ —mencionó cambiando su actitud a la misma actitud cantarina de antes y saliendo de la habitación.

Kohaku llegó con una Shinku más calmada cargada hasta la casa de Ryusui. Detrás de ella iban corriendo Ukyo y Yasuo, quienes apenas y podían seguirle el paso, por lo que se habían quedado atrás hacía algún tiempo. Sin embargo, ella quería llevar a la hija de Senku rápido para que Francois le diera algo de comer y que así ella pudiera calmarse. La bajó en la entrada de la casa de Ryusui y tocó la puerta, que fue abierta momentos después por Gen.

—Hola, Kohaku-chan~, Shinku-chan~. Llegan justo a tiempo, Francois-chan está terminando de servir la comida~ —expresó el mentalista cantarinamente al verlas.

—¡Ja! Eso es justo lo que necesito para que Shinku se sienta mejor —explicó Kohaku y nuevamente cargó a la niña hasta el comedor, donde ya estaba servida la comida.

—Bienvenidas, Kohaku-sama, Shinku-sama —saludó Francois haciendo una reverencia—. Siéntense, hay suficiente comida para todos.

Ambas se sentaron, una al lado de la otra. Shinku también quedó junto a su prima que estaba comiendo con avidez y como si disfrutara muchísimo la comida. Elioth estaba sentado frente a Rin y junto a él se sentó Gen. Ryusui estaba en la cabecera de la mesa y Francois terminaba de servir. Junto a Rin y frente a Gen se encontraba Chrome, además de que había un asiento vacío frente a Shinku, otro vacío frente a Kohaku y el asiento vacío del lado contrario a la cabecera donde estaba Ryusui.

Kohaku empezó a comer sin prestarle mucha atención al hecho de que Gen y Ryusui estuvieran hablando de alguna cosa que aparentemente interesaba a todos. Kohaku sólo quería comer las delicias de Francois, pero luego recordó que Shinku había intentado decirle algo.

—¿Qué me querías decir? —preguntó sin pensar demasiado y de inmediato la niña se sonrojó. Todos voltearon a verla de repente, y ella miró a los lados sonrojándose mucho más.

—¡Me da pena, mamá! ¡No me preguntes esas cosas frente a todos! —gritó completamente nerviosa.

Todos quedaron paralizados ante ese comentario y justo cuando Ryusui estaba a punto de abrir la boca, tocaron la puerta y Francois fue a abrir. Kohaku todavía no podía salir de su ensimismamiento. Momentos después entraron Ukyo y Yasuo al lugar y fue como si eso rompiera el silencio del comedor.

—Parece un funeral. —Este fue el comentario de Ukyo para intentar romper el hielo.

—¡SHINKU ES HIJA DE KOHAKU! —gritó Chrome que acababa de entender lo que había dicho la hija de Senku. Lo que hizo que Kohaku también pudiera terminar de salir de su estupor, haciéndola sentir sus mejillas, su rostro y todo su cuerpo arder y sintió una vergüenza tremenda.

Ukyo sonrió y se sentó en la cabecera contraria a Ryusui, mientras Yasuo se sentaba frente a Kohaku. Muy eficientemente Francois les sirvió comida a ellos también, y seguidamente se sentó frente a Shinku.

—Sí, ya veo que a la pequeña Shinku-chan se le ablandó el corazón con su mamá~ —afirmó Elioth con un tono similar al del murciélago.

—¡Déjame en paz, mapachélago tonto! —le reclamó ella lanzándole una pieza de pollo al chico, pero con mucha velocidad Rin se movió y la atrapó antes de que le pegara en la cara y se la empezó a comer—. No tengo la culpa de que quería estar con mi mamá, tú también quisieras estar con la tuya, mapachélago tonto-tonto-tonto. —Dicho esto, se cruzó los brazos en el pecho y dejó de comer. A Kohaku eso le pareció muy dulce, pero aun sentía mucha vergüenza con lo que había dicho la niña.

—¿No vas a comerte eso, cierto? —le preguntó Rin, aun masticando el pollo que había atrapado en el aire.

—No quiero nada —contestó enojada Shinku, y acto seguido la pequeña Rin tomó la comida de su plato y se la echó en su propio plato.

—¿Estás segura de que eres mi hija? Pareces más hija de la gorila —se burló Chrome de la niña, haciendo que Kohaku lo mirara con odio y estuviera a punto de golpearlo.

—Estoy en pleno crecimiento —dijo Rin mientras se metía bocados gigantes de comida. Después tragó—. Además, a mí sí me gusta parecerme a mi tía.

Kohaku con ese comentario se llenó de ternura y se levantó para abrazar a Rin. Lo que hizo que Shinku empezara a llorar de nuevo, mientras todos miraban sorprendidos el cuadro tan extraño que estaban presenciando.

—¡A mí nadie me quiere! —lloriqueó Shinku y se fue corriendo.

—Iré a buscarla, con permiso~ —expresó Elioth levantándose de la mesa.

Y fue en ese momento que Kohaku se sintió terrible por lo que había hecho e intercambió miradas con su sobrina, quien negó con la cabeza.

—Déjala. Es normal que haga eso, es muy llorona. Elioth la calmará, es uno de los pocos que consigue calmar a Shinku cuando se pone a llorar. —Y dicho esto, Rin siguió comiendo con avidez, dejando a una muy confundida Kohaku pensando en que, al igual que le había pasado a Senku, ella tampoco sabía cómo actuar ante esa niña que había dicho ser su hija.

Senku daba vueltas por su laboratorio. Definitivamente quería hablar más con esos niños, pero parecía que, aunque les preguntara, la que tomaba las decisiones más importantes era Shinku, lo que implicaba que, si no conseguía llevarse bien con ella, no podría aprovechar sus conocimientos del futuro para hacer nada. Que problemático era el hecho de tener hijos, ¿en qué estaba pensando el Senku de ese universo cuando se dejó llevar por lo que sea que se hubiera dejado llevar para engendrar a esa pequeña malcriada? Si bien era cierto que Senku no podía evitar sentir atracción por la leona, también reconocía que nada sería más problemático que una relación.

Pero luego pensó también en lo mucho que le llamaban atención las piernas y los muslos de la leona, tan firmes y contorneados, y en lo mucho que le encantaría acariciar esas piernas y subir hasta sus muslos y apretarlos hasta sentir cómo sus músculos tan formados ejercían presión sobre sus débiles dedos. Estaba pensando como un pervertido desde que había caído en cuenta de que la leona sería la madre de sus hijos.

"Supongo que es inevitable querer dejarse llevar por las hormonas con esa leona tan salvaje. Lo más probable es que eso hubiera condicionado el comportamiento del otro Senku" —pensó, intentando buscarle respuesta al suceso—. "Pero ahí están las consecuencias de ese comportamiento hormonal: una niña malcriada e impulsiva que arriesgó su integridad por un drama".

¿Qué tan difícil podía ser pensar racionalmente y dejar que los expertos probaran la máquina del tiempo? ¿En qué le afectaría a ella si igual no existiría en caso de que fuese posible cambiar los eventos futuros? Senku no entendía cómo estaba pasando eso, pero realmente era un fastidio tener un hijo.

Salió de su laboratorio y decidió que lo mejor era que fuese a tomar aire por un momento, porque realmente estaba inquieto ante todo lo que estaba sucediendo. El asunto más problemático que podría haber pasado. De todos los escenarios posibles, el que había llegado implicaba una de las circunstancias más problemáticas que pudieran haber acontecido.

Caminó en dirección a la casa de Ryuusi ya que quizás podría intentar hablar con Shinku. Pero en el camino escuchó unas voces que había empezado a conocer recientemente.

—Sé que estás enojada conmigo, pero ya he estado incómodo demasiado tiempo en ese árbol por ti~ —decía la voz cantarina de Elioth—. Ya te pedí disculpas, Shinku-chan, ¿o necesitas que insista más? ~

—¡Yo no quería esto! ¡Mapachélago tonto! —reclamó Shinku llorando—. Nadie me quiere, me siento completamente sola e inútil en el mundo —chilló con mayor intensidad.

—Yo te quiero~.

Ok, ya eso era suficiente para Senku, ya que sabía perfectamente que jamás, ni en diez billones de años, su versión futura permitiría que el hijo del mentalista le hablara tan cariñosamente a su hija.

Senku carraspeó, mientras se acercaba a donde estaban ellos hablando junto a un árbol. Shinku estaba llorando en el piso, con la cabeza enterrada en las piernas. Mientras, Elioth estaba intentando abrazarla, pero pareció como si hubiera visto un fantasma cuando vio a Senku acercarse.

—Lamento la interrupción… —se excusó el científico, aunque en realidad no lamentaba absolutamente nada, ni un milímetro—, pero quisiera hablar un momento con Shinku —mencionó mirando con incomodidad a la copia de bajo presupuesto del mentalista. Esperaba que su hija no tuviera tan malos gustos para fijarse en ese niño ojeroso.

—No me interesa —respondió simplemente la pequeña, sin moverse de su posición.

Senku se llevó su meñique al oído y empezó a rascárselo con indiferencia.

—Prometo que no tendrás que trabajar en los próximos dos días, pero necesito hablar contigo…

Shinku alzó la mirada con interés y acto seguido se levantó para seguir a Senku hacia el laboratorio.

Y así termina el Cap 5 de esta historia loquísima.

Perdón por haber pasado tanto tiempo sin actualizar este fanfic, es que realmente estuve atareada y pues saben que tengo muchos pendientes (entre otras cosas, estaba esperando que mi amiga me hiciera los dibujos de Yasuo y Rin, jeje… pero ya será para dentro de dos capítulos que puedan ver a Yasuo y Rin en dibujitos). También estoy esperando que mi amiga me haga el dibujo del Día 6 de la SenHaku Week a ver si consigo terminarla (que prometí terminarla y lo saben), así como prometí terminar la TsukaMina Week y de esa ya tengo el dibujito y me falta sólo escribir el fanfic correspondiente. Entonces bueno, prometo ponerme al día en estos días, pero también quería traerles algo que sé que están esperando.

En fin… como saben, los personajes de Dr. Stone no son míos, pertenecen a Inagaki y Boichi. Mis personajes, que ustedes ya conocen, son Elise y los niños de la segunda generación, los cuales espero que les estén gustando, porque no sé qué tal será la aceptación de mi preciosa Shinku.

Ya sin nada más que agregar, les doy las gracias por leerme, los amo muchísimo y les doy las gracias infinitas por continuar leyendo mis historias locotas. Los amo y me llenan de ánimos para continuar escribiendo, por lo que espero que puedan dejarme comentarios.