Jóvenes Magos y la Cámara Secreta

Capítulo 19 La primera disculpa de Leslie

Aquella mañana todo era finalmente normal.

—Buenos días perdedores.—soltó Damien al mismo tiempo que se sentaba en la mesa de Gryffindor, provocando miradas extrañas del resto de los niños en la mesa.

—¡¿Qué?!—gritó Harry indignado—¿Qué quieres tú aquí? Eres el enemigo.

O tal vez no tan normal.

—Quiero estar lo más lejos posible de los locos de la liga de la sangre pura.—explicó Damien sentándose sin importar que todos lo miraban raro.

—Hay muchas otras mesas y definitivamente puedes sentarte muy lejos de nosotros.—dijo Stan de brazos cruzados.

—Ya, pero quería molestar al gordo de Cartman.—explicó Damien con paciencia—¿Y qué iba a molestarlo más que sentándome al lado de sus archienemigos?

—Tiene un buen punto.—defendió Wendy queriendo fastidiar al gordo—Aunque me sorprende que estés en contra de la discriminación sanguínea.

—No me puedo meter en problemas, soy el hijo del ministro, además soy de Slpytherin no el malo de la película… Momento, ¿Ustedes creen que son los buenos o algo por el estilo?

—Es evidente, somos los protagonistas, somos moralmente superiores.—dijo Harry sin mayor duda.

—Interesante, racismo inverso.—dijo Damien decepcionado—No me sorprende que por eso nadie quiera estar cerca de santo Potter y sus extraños amigos.

—Cuida esa boquita Damien, algunos somos amigos del narrador.—presumió Stan falsamente—Pensé que éramos amigos.

Stan aun tenia ese sueño idílico donde el narrador se posicionaría a su favor, pero realmente el único bando que apoya el narrador es el del caos, hablando de caos, ¿No se preguntan qué fue de Butters?

Así es, ya ni siquiera vamos a fingir tener un correcto uso de transiciones entre escenas, como si alguna vez lo hubiéramos tenido, Butters estaba comiendo particularmente tranquilo en la mesa de los Gryffindor, era cinco de noviembre y aún estaba tratando de recuperarse por el mes y medio que estuvo enteramente dormido.

Para eso le apoyaban Leslie y… Nadie más, realmente era porque nadie quería estar cerca de la bromista, aunque ocasionalmente Robert se acercaba a preguntar cómo seguía, este era uno de esos días.

—Butters, ¿Qué tal has seguido?—preguntó Robert.

—Ayuuuuuda.—susurraba Butters, pero Leslie rápidamente le metió avena hirviendo en la boca para silenciarlo.

—Él está bien, es un buen gemelo a diferencia de otro sujeto.—dijo Leslie molesta viendo como Butters ensuciaba su túnica con vomito—No de nuevo.

—¿Sabes? Es triste que no hayas querido hablar después de todo lo que hemos pasado.—dijo Robert decepcionado—Podrías dejar de fingir ayudar a Butters si quieres y…

—¿Fingir? ¿Yo? Me ofendes Robert, yo soy una gemela bastante preocupada por mi pobre Butters.—dijo ella mientras terminaba de limpiarse el vómito de encima con una servilleta.

—Tu pobre Butters está intentando escapar por la puerta del Gran Comedor.—dijo Robert desinteresado.

—¡No otra vez!—gritó Leslie corriendo en esa dirección para atrapar al chico.

Pero Robert solo se agachó debajo de la mesa y le ofreció la mano a Butters quien salió oportunamente.

—¿Cómo la soportas? Llevo cinco días despierto y ya quiero volver a dormir…—dijo Butters suplicante.

—Mira, tengo un plan para que te deje de molestar.—dijo Robert con una sonrisa genuina.

—¿Por qué te interesaría eso?—retrocedió dos pasos Butters.

—Porque técnicamente fue mi culpa que no te despertáramos por un mes…—dijo ese pequeño e inofensivo detalle Robert—De cierta manera, sino lo compenso quedaré como ella.

—Eres un buen chico Robert, y una perra.—en aquel momento Butters no se decidía si estaba feliz o enojado.

—Lo sé cariño, lo sé.—dijo Robert al mismo tiempo que guiñaba un ojo.

El resto del día los chicos tuvieron sus clases con relativa normalidad, si con relativa se puede decir que básicamente los de la Liga de la Sangre Pura se la pasaban gritando cada que aparecían en sus clases cosas como "abajo los muggles" como una medida antisistema, o al menos es la palabra que un estudiante de sexto de Slpytherin le dijo al movimiento que repitieran constantemente para hacer legitimo el movimiento.

Sorpresivamente de los que menos se habían unido al movimiento eran los Wuafflepuff. Pero todos sabían que era cuestión de tiempo antes de que cayeran en sus garras. Noviembre pasaba con comatosa lentitud, los alumnos pasaban de clase en clase sin apenas nada interesante ocurriendo.

—¿Qué hay de nuevo varita partida?—preguntó Harry mientras caminaban por los pasillos.

—Toda normal cara partida, ya sabes, desde que retrasaron el partido contra los wuaffles los entrenamientos han estado bajando de intensidad, creo que la entrenadora se está confiando.

—Ojala Shelley hiciera lo mismo.—dijo Harry temblando al recordar como tuvieron que desactivar minas la semana pasada, una de sus compañeras aún seguía en la enfermería.

—Por cierto, Cho te devuelve tu pelota.—dijo entregándole la snitch controlable—Dice que está lista para competir contra ti.—dijo Kyle de manera presumida.

—Por favor, sabes que soy el protagonista, algo estúpido va a causar que yo gane.—dijo Harry Potter al mismo tiempo que en el cielo de la cúpula un holograma de un delfín con bigote militar comenzaba a dar un discurso de guerra a los humanos—Ojale algo interesante pasase varita partida, Noviembre es tan aburrido.

—Yo no sé si quisiera, la última vez que algo interesante pasó hubo un petrificado.—dijo Kyle mientras evadía una bala laser del arma de uno de los delfines, reflejando el golpe y desintegrando el holograma—Ahhh de nuevo delfines asesinos, que aburrido.

Mientras la invasión de los delfines nazis se desarrollaba por los jardines del colegio caminaban Butters y Leslie por la parte externa… Bueno más que caminar era Leslie llevando de una correa a Butters para evitar que el chico se escapase, el resto de los compañeros del colegio estaban concentrados en reunir pupitres para las barricadas, pudieron ver a Lucas corriendo con un barril y lo tiraba colina abajo contra el delfín de bigote gracioso, este delfín solo saltó y continuó andando colina arriba.

—¿Ves Butters? Siendo tu gemela tienes muchas ventajas al resto de mortales, como paseos por el parque dos veces por semana.—dijo ella respirando tranquilamente antes de tirar de la correa.

—Por favor, quiero ser libre…—pidió Butters mientras con sus uñas dejaba un rastro de tierra en el suelo.

—No lo dirás enserio, somos gemelos, tenemos que permanecer unidos.—dijo Leslie mientras que con su varita abría a la fuerza un pasaje secreto—Aquí nos ocultaremos de los campos de concentración de humanos, a menos que quieras ir a las cámaras de gas de los delfines.

—¡Sí quiero!—dijo Butters aterrado ante la idea de ser encerrado en el bunker solo con Leslie.

—¿Ves? No quieres.

Dicho esto, lo arrastró en contra de su voluntad y cerró la puerta mágica, provocando que la puerta fuera no visible para la gente en el exterior.

Ahí encerrado bajo tierra, junto a la chica que causaba sus pesadillas decidió que había llegado a su límite, Butters se metió la varita a la boca e intentó murmurar las palabras para un hechizo que acabase con su sufrimiento, hasta quedar atragantado con el palo atascado en la garganta. Intentó escupirlo por un momento, pero después se preguntó, ¿Valía realmente la pena?

Y continuó dejando que el aire escapase de sus pulmones.

—¡Butters vas a morir!—dijo Leslie tomando la varita del chico y sacándola por la fuerza, provocando que le generara un desgarro en la parte posterior de su garganta—Eso no se hace.

—Aghh…

Si antes parecía que iba a morir por tener atascada su varita, ahora podía morir ahogado con su propia sangre, había escupido una parte antes de ponerse boca arriba para evitar que Leslie le salvara la vida.

—¡Butters!—volvió a interrumpir su muerte esa desgraciada volteándolo y haciendo que vomitara su propia sangre.

—Solo déjame morir…—pedía el chico con gárgaras de sangre en su garganta.

—¿Por qué?—dijo Leslie sin entender—Si es por lo de que te remplace en tus labores el mes que estuviste dormido, no te preocupes, puedo darte el doble apenas te recuperes.

—Ahhh…—Butters arrastraba con sus pies directamente hacia la salida—¡Soy humano! ¡Abajo Hitler Delphhin!—lo último lo dijo escupiendo algo de sangre de la boca.

—Enserio… ¿No quieres estar conmigo?

Ahí, en medio de un refugio subterráneo, con toda la escuela sumida en un holocausto, que francamente tras los eventos del capítulo pasado se lo merecen; fue que Leslie pudo ver lo que sus demandas habían logrado.

—¡Ayuda!—exigía Butters golpeando la puerta con un debilitado brazo.

—Dios, no logro entender, ¿Por qué soy tan fastidiosa? Solo sigo los pasos de papá…—dijo antes de recordar que su padre era un hombre divorciado—Oh…

—Gah…—intentaba hablar Butters llevándose ambas manos a la garganta debido a que estaba bloqueada con sangre.

—Tienes razón, es como si ahogara a todos los que están cerca de mi.—dijo ella llevándose una mano a la cabeza—Voy… A tener que… Dis…Dis…

—¡Mátenme!—rogaba Butters retorciéndose en el suelo.

—¡Sí! Eso, disculpar….—intentó terminar la palabra pero su boca se distorsionó en una mueca que desfiguró su rostro—Eso, bueno, creo que debo empezar con la persona que le hice más daño por sobre todos los demás.

Fue entonces que Butters volteó a verla con una ceja muy levantada, ¿Acaso ella estaba diciendo que iba a disculparse por todo lo que le hizo pasar las últimas semanas?

—¡Robert!—gritó Leslie abriendo la puerta del bunker—Debí haberlo hecho antes, fuiste de mucha ayuda Butters, nos vemos.

Dicho esto, cerró la puerta, llevándose las dos varitas y apagando la luz del bunker, dejando a Butters en completa oscuridad apenas pudiendo respirar por la sangre que estaba comenzando a calmarse.

—¿Leghlii?

Seguramente no iba a tardar en volver…

Mientras tanto, en el Gran Comedor la guerra contra los delfines nazis tenía a todos los maestros peleando al mismo tiempo contra los delfines invasores. Las barricadas se formaron con fragmentos de las cuatro mesas principales, bloqueando todas las entradas y con muchos alumnos apuntando sus varitas a las ventanas. Los delfines utilizaban el poder de sus colas para romper la madera, mientras que unos elfos domésticos daban a unos cuantos alumnos, entre ellos Shelley unos dulces verdosos que los hicieron sentir mal.

Fue cuestión de tiempo antes de que los estudiantes se transformaran en Ogros de varios metros de altura que se unieron a la batalla coordinados por dos chicas de cabello blanco que tenían cabeza de caballito de mar.

Pero eso no era importante para Leslie, quien entró en una de las bandejas enviada directamente desde las cocinas por los elfos domésticos, si su hermano logró sobrevivir a los campos de concentración debía estar ahí.

—¡Desmaiu! ¡Patrificus! ¡Relaio!—gritaba la directora a todos los delfines que atravesaban las barricadas—Pensé que habíamos hecho las pases con los delfines nazis…

—Se sintieron ofendidos por el apoyo de Hogwarts a la Liga de los Sangre Pura.—comentó el profesor Flitwick.

—Aparentemente ellos esperaban que apoyáramos antes las ideas de Hitler Delfín que la del puritanismo mágico.—corroboró el profesor Filtwick elevando un montón de tenedores y lanzando como ametralladoras a un grupo de delfines en la parte norte.

—Dios, pero Hitler Delfín es muy incompetente, intentó invadir a los osos polares en el ártico.—se quejó la directora del colegio.

—Ihhck ihhhh ikkkk!—gritaron algunos delfines desde el suelo, ofendidos por aquel vergonzoso recuerdo.

Leslie ignoró la clara discusión ideológica para centrarse como en medio de la habitación se encontraba un grupo de chicos sentados en un circulo casi completo, todos ellos haciendo pases para hacer una de las operaciones más peligrosas del mundo y vital para derrotar a los delfines nazis.

—¡UNO!—gritó Stan presumiendo al mismo tiempo que lanzaba una carta con un número cuatro verde.

—Chiii ikkk diik kiiih nihh!—amenazaba Hitler Delfín mientras Cartman, cegado por el poder le hizo caso y puso una carta de reversa.

El Delfín vio clara su oportunidad de venganza contra los humanos, arrojando un +4 al mazo, sabía que el chico al lado suyo iba a seguirle el juego.

—Craig no lo hagas, si gana va a mandar a todos a los campos de concentración.—pidió Kenny.

—Hazlo, hazlo, hazlo.—pedían Cartman y sorpresivamente Stan.

Craig por un lado entendía perfectamente los horrores del holocausto, puesto que un pariente suyo era judío, pero por el otro lado, no le gustaba tomar cartas del maso, eso de alguna manera le hacía quedar detrás de los demás. Así que, decidió hacer lo más lógico, no darle la victoria ni a uno, ni a otro.

—¡Más dos!—dijo mostrando la carta y dando su postura de neutralidad.

Uno de los espectadores de aquel duelo de titanes era Robert, quien parecía estar hablando con un chico de primer año, Leslie para proteger la heterosexualidad de su hermano saltó hasta ponerse en medio de ambos.

—Hola Robert.—entró a la ecuación con la tercer rueda de una motocicleta.

—¿Es tu hermana?—preguntó el chico de primer año.

—No, Miguel, ella era mi hermana, hace mucho tiempo.—dijo Robert volteando hacia la partida de UNO viendo como Kyle bloqueaba de turno a Harry.

—No soy su hermana, soy su gemela.—dijo Leslie al pequeño Miguel—¿Quieres un chocolate?

Dicho esto saco una barra de chocolate envuelta en plástico que comenzó a agitar frente al rostro del chico.

—¿Chocolate?—dijo Miguel sin entender.

—¡Ve por él!—lo arrojó Leslie al otro lado de la sala.

—¿Crees que caeré en ese truco tan básico?—preguntó Miguel cruzándose de brazos—Porque estarías en lo correcto.

Y salió corriendo por la barra de chocolate esquivando los láseres de los delfines apenas por centímetros.

—Leslie, estoy intentando tener una cita con alguien apuesto, ¿Qué necesitas?—dijo molesto sin dirigirle la mirada.

—Yo… Tal vez…—comenzó a hablar—Verás lo que pasó hace un año… Yo estaba molesta y no pensaba claro…

Robert entonces cambió su expresión desinteresada a una donde fijaba ambos ojos a su hermana, escaneándola de pies a cabeza, solo para asegurarse que no fuera un superbogart o algo por el estilo.

—Quiero decir… Lo sien…Yo lo…—intentó hablar Leslie, pero su rostro comenzaba a desfigurarse para evadir decir las palabras.

Robert volteó a verla con una ceja bastante levantada, ¿Aquello era lo que estaba imaginando?

—Verás estoy intentando hacer eso cuando sientes que hiciste algo que no es totalmente correcto y tienes que admitir que está de alguna manera mal, pero tampoco es algo lo suficientemente incorrecto como para decir que…

Fue detenida porque Robert le dio un abrazo y dijo:

—Acepto tus disculpas tonta.—dijo provocando que Leslie se quedara estupefacta por la calidez del abrazo, llevaba un año entero lejos de su gemelo.

—Yo te extraño y…—intentó seguir hablando ella—Lo siento.

Todos voltearon a ver aquella escena, incluso la directora casi sufre un paro cardiaco, fue en ese momento de incertidumbre que Hitler Delfín volteó cuando Cartman sacó de su mano un más cuatro, ganando el juego de cartas.

—¡Yo gane! ¡Ñe ñe ñe!—decía haciendo un baile de la victoria—Y los nazis, los vencí.

Pero todos estaban demasiado concentrados en aquellas últimas palabras de Leslie, era como si la realidad estuviese a punto de colapsar debido a que algo que no debió existir estaba ocurriendo, pero ese chiste lo hemos usado tantas veces que volver a utilizarlo sería repetir contenido.

—Ihhh ihhh ihhhkk hhiii kk.—dijo Delfín Hitler tirando las cartas a un lado ya sin importarle el juego.

El resto de los delfines levantaron sus aletas en señal de respeto mientras decían "Ihll" y salían formados en tropas de vuelta al mar, dejando todas sus vestimentas nazis detrás, volviéndose una sociedad de delfines libres.

—¿Acaso el abrazo entre Leslie y Robert provocó que los delfines nazi se volvieran buenos?—preguntó incrédulo Kenny.

—Sí.—dijo rápidamente Harry antes de voltear con Kyle—Como dije, aburrido.

Todos fueron a sus dormitorios aquella noche después de ayudar a reconstruir el Gran Comedor y después de hacer un conteo de muertes en los campos de concentración de magos, murieron menos de diez estudiantes, completamente decepcionante.

Todo parecía que iba a volver a la normalidad hasta que a mitad de la noche el bunker donde se encontraba un recluido Butters fue abierto de par en par. Aquel que abrió la puerta era Robert con una camilla de enfermería flotante tras suya. Las luces en el castillo estaban apagadas y en los corales cerca del colegio comenzaban a salir creaturas salidas de las pesadillas más dantescas del mar.

—Veo que todo salió a pedir de boca.—dijo Robert sonriendo al mismo tiempo que le daba una patada en una pierna a Butters causando que este diera otra patada como reflejo—Y sigues vivo amigo.

Entonces trajo la camilla sintiendo el débil pulso de Butters y comenzó a guiarlo de vuelta al colegio mientras sonreía a la luna. Por supuesto que tenían que esperar a que una situación de vida y muerte afectara a Leslie para que ella saliera de su burbuja. Butters incluso intentó suicidarse de varias maneras justo como se lo había indicado, para que así su hermana viera de manera directa el daño que provocaba. Y no podía faltar la cereza sobre pastel, ese don nadie llamado Miguel solo para demostrar que él tenía una vida sin ella.

Sonreía mientras la luz de la luna cubría su cuerpo mas no su rostro, la extrañaba definitivamente, pero sabía que nada iba a cambiar siempre que ella no viera el daño que hacía.

Robert se contentó con dejar a Butters en la enfermería y volver de camino a su dormitorio, después de todo, tenía que descansar las lecciones de duelo estaban a punto de comenzar.

Continuara…